Le conté a Marcus lo que me estaba pasando estos últimos días.
Estuvo muy preocupado todo el día, aunque le haya dicho que no le dé mucha importancia.
Aunque sea yo la que está mucho más preocupada.
Estoy en la habitación y quiero darme una ducha, el día ha estado muy soleado y los olores en mi cuerpo están saliendo a la luz. Y para nada me gusta eso.
Los chicos no están en la habitación, decidieron bajar al restaurante del hotel para comer algo.
Por eso aprovecharé este momento único para mí.
Busco rápidamente mi bolso de aseo y ropa limpia de mi maleta.
Entro al baño rápidamente y preparo la tina. Frente al espejo empiezo a quitarme la camiseta y mis pantalones. Dejándome en pantis y con mis pechos completamente vendados.
Últimamente, los siento muy hinchados y me duelen un poco. Dani dice que es por la mayor cantidad de tiempo que estoy vendada. Y puede que tenga razón.
La tina ya está lista y como es de costumbre busco en mi celular una playlist para escuchar mientras me baño a alto volumen.
Disfruto lo bien que se siente estar aquí, tarareo la canción que está sonando. Paso la esponja por mi cuerpo.
—¡Jordan, el profesor dice que bajemos!
Me hundo en la tina lo más rápido que puedo. Marcus había entrado al baño.
Creí haber puesto seguro a la maldita puerta. ¿Cómo pude dejar pasar ese pequeño detalle?
—Eh, lo siento. —Marcus sale del baño.
Mierda. ¿Me habrá visto?
Salgo de la tina y me visto rápidamente.
Es imposible que haya visto algo. ¿No? Estaba cubierta de espuma todo mi cuerpo.
Salgo del baño y Marcus no estaba en la habitación.
Agradezco que haya sido así, me moriría de la vergüenza.
(***)
Hoy cumplimos el cuarto día desde que estamos aquí y lo he disfrutado bastante al lado de los chicos.
En los últimos días, hemos investigado mucho, ya tenemos lo suficiente para poder presentar nuestro trabajo la próxima semana.
E investigar sobre la vida de Shakespeare de esta manera ha sido muchísimo más interesante que ir a Google y leer información, copiar y pegar. Me ha gustado mucho esta experiencia.
—Mañana es el último día. —dice Joshua desde el baño.
—No me quiero ir. —chillo. —Adoro este lugar.
Estamos en la habitación. Joshua se está duchando, yo estoy en mi cama viendo algo en la televisión.
Aún no se me olvida lo que pasó el primer día. Ni Marcus ni yo hemos hablado del tema y supongo que en los chicos es lo normal, al igual que en las chicas.
Dani me ha visto desnuda casi toda mi vida y lo que siempre me dice es que tenemos lo mismo, pero con los chicos y mi situación es muy diferente.
—Seguro que tendremos la oportunidad de volver. —Joshua sale del baño con la toalla cubriendo solo la parte de abajo.
Volteo rápidamente hacia otro lado, pero él va a su cama justo donde estoy mirando.
¡No te quites la toalla, por favor!
Sentía como todos los colores empezaban a subir a mi rostro.
La mayoría de chicos tienen un buen aspecto físico y Joshua no se queda para nada atrás.
—Si quieres le decimos a mi madre para viajar juntos algún día. —Se quita la toalla.
¡Dios no!
¡Tengo que salir de aquí!
Me levanto de la cama y me dispongo a salir de la habitación.
—¿A dónde vas? —siento su mano tocando mi hombro.
¡Dios! ¡Ayúdame! ¡Sigue desnudo!
Como si me hubieran escuchado, Marcus entra en la habitación.
—¿Qué haces desnudo? —mira a Joshua y luego me mira a mí.
—Salía de la ducha.
Pidiendo ayuda con la mirada sin hacerlo notar.
—Jordan, el maestro te está llamando.
—¡Sí! ¡Voy de inmediato!
Salgo de la habitación corriendo.
No podía creer lo que había pasado. Vi a un hombre desnudo hoy.
¡Joder nunca estaba en mis planes!
Caminaba tan aprisa que no miraba hacia delante.
—¡Hey, pequeño! Ve con más cuidado.
No reconozco la voz así que levanto mi rostro.
Es Bruno.
—Disculpa. —digo para alejarme de él.
—¡Espera! ¿A dónde vas? —Lo miro nuevamente y está tomando mi brazo.
Hago un ademán para que me suelte y así lo hace.
Esta es la segunda vez que lo veo frente a frente. Los últimos días lo he visto de lejos junto a su grupo de estudio.
—Debo irme. —digo sin dar respuesta a su pregunta.
Tomo el ascensor más cercano. Antes de cerrarse las puertas se despide con una sonrisa.
Aún son las tres de la tarde y necesito pensar en otra cosa que no sea lo que acaba de pasar en la habitación.
(***)
He caminado un par de horas. Y en todo el camino he tenido la sensación que alguien me sigue.
Miro a mi alrededor, todo estaba muy desolado y tranquilo. Había árboles por todos lados, creo que me he adentrado al bosque sin darme cuenta.
Carajo. Tengo que volver.
Regreso por el lugar de donde me vine.
—¡Hola!
Retrocedo al verlo.
—¿Otra vez tú? —Era él quien me estaba siguiendo. —¿Por qué has estado siguiéndome?
—Supuse que te haría bien mi compañía. — Se acerca a mí, pero yo me alejó más. Él no debería estar aquí.
—No deberías estar aquí.
—Tú tampoco. —hace una pausa y se acerca cada vez más. —¿Sabes? He leído que este sitio es muy peligroso.
Lo miro confundida. —En esta parte le han desaparecido muchas personas.
Este tipo me da miedo. Nunca debí venir sola.
—Y la mayoría de desapariciones son de niñas indefensas.
Si hubiera sabido eso menos hubiera venido aquí.
—Debo irme, los chicos han de estar preguntándose por mí. —Me impide el paso.
—Tengo una curiosidad. —Me mira de pies a cabeza.
No hago ningún movimiento. Da vueltas a mi alrededor sin dejar de mirarme.
¿Qué es lo que le pasa? ¿Está loco? ¿Acaso le gustan los chicos?
—¿Si recuerdas lo que te dije?
—¿El qué? —respondo seria, tratando de no mostrar temor ante él.
—Que te he estado observando. —paso su mano por mi rostro. —Y mucho.
—Debo irme. —Lo ignoro y camino.
—Dime. ¿Tú crees que Marcus sepa lo que yo?
No entiendo a lo que se refiere.
—¿De qué hablas? —volteo y él se acerca a mí.
—Si yo te he estado observando. ¿Tú crees que Marcus no lo haría?
—No sé de lo que me estás hablando.
—Sé que eres una chica.
¡No! ¡Es imposible!
✨
Capítulo 22 concluido.
El secreto de Jordan, ya no es un secreto para esta persona.
¿Qué es lo que va a suceder?
¡Entérate en el siguiente capítulo!