CREO FIRMEMENTE EN EL AMOR.
Me aferro a ese pensamiento en mis días más difíciles.
Porque ¿Qué es la vida sin amor? La desgracia absoluta.
Cuando me levante en esa cama de hospital, conectada a cables, con el brazo enyesado y con mis pies doliéndome como jamás me había dolido nada en mi vida, me hizo replantearme a que estaba dispuesta a soportar por amor.
Hace unos días el imaginarme en esta situación hubiese sido algo imposible ya que creía firmemente que Edward me cuidaría hasta el fin de mis días, pero la verdad fue como un balde de agua fría, no había nadie que pudiese protegerme de lo que yo estaba afrontando al estar con un ser como él. El amor era un fuerte solido a la hora de plantearme, pero ¿eso era suficiente para soportar estas situaciones? ¿Estaría yo obligada a vivir tormentos como este todo el tiempo?
No vi a nadie más que el techo de mi habitación una vez que abrí los ojos, solo me que ahí, pensando en que estaba viva, que había logrado sobrevivir. Los últimos recuerdos que tenía era la voz de Edward suplicándome una y otra vez resistir hasta poder ponerme a salvo.
Gire mi cabeza hacia la izquierda y contemple ambas siluetas sentadas en los sillones individuales. Mi padre estaba despierto y tenía un libro en sus manos, no se había dado cuenta de que me había despertado y a su lado se encontraba mi novio, con los ojos cerrados y el rostro tan tranquilo que si no supiese la verdad juraría que se encontraba en un sueño profundo.
No pronincie ninguna palabra y no porque no quisiera si no porque ¡me dolía! Sentía ese molestar en mi garganta que sabía que si intentaba decir algo probablemente no saldría nada.
Papa enfoco sus ojos azules en mí y rápidamente cerro el libro poniéndose de pie. Lo tuve a centímetros en cuestión de segundos, sus ojos estaban rojos e hinchados y parecía no haber podido dormir en días por sus ojeras.
-Oh Blake, espérame cariño, voy a buscar al doctor- pronuncio antes de dejar en mi cabeza un beso y desaparecer en otros segundos.
Solo sentí unas manos acariciando mi cabello y el aroma de Edward colarse por mi cuerpo una vez la puerta estuvo cerrada.
Hundió su cabeza en mi cuello y planto un beso en el antes de posar su frente con la mía.
Ahogue un sollozo.
-Fue horrible- murmure con la voz rota y áspera.
Edward pasó sus dedos por mis mejillas, secándome las lágrimas.
Sus ojos se conectaron con los míos, lo había extrañado demasiado, tanto que el solo pensar en alejarme de nuevo de él se volvió cada vez más difícil.
Sus cejas estaban fruncidas y parecía realmente preocupado por mis heridas. Fue como un borrón para mí al verlo desaparecer un instante y volver con un vaso con agua para que lo tome.
Al terminar el vaso de agua, el cual fue como una cura para mi garganta, los recuerdos de lo que sucedió fueron volviendo uno a uno y de repente me exalte.
-¿Dónde está Stefan, Edward? ¿Está bien?-.
El asintió tomando el vaso de agua de mis manos y ponerlo en su lugar.
-Logro retener a James lo más que pudo pero él no es del tipo ganador de peleas, de cualquier modo él está bien-.
-Y... ¿James?-.
-Muerto-.
Con el enojo y resentimiento con el que Edward dijo esa palabra me hizo entender que no estaba contento con toda esta situación.
-¿Cómo sabían que él estaba en el hotel?-.
-Fuimos en donde nos había indicado y no encontramos nada, más que una carta que decía; "La tengo, no se preocupen, grabara todo para ustedes"-.
Edward se quedó quieto y en silencio de repente.
La puerta se abrió y por el entro un hombre con una bata, una enfermera, mi padre y el señor Cullen. La mujer rápidamente se acercó a mí y tomo mi muñeca, el doctor comenzó a leer la pantalla alada de mí que mostraba mis latidos.
-Hola Blake, soy el doctor Austin, quiero que mires la luz que te voy a apuntar a los ojos-.
Al terminar con eso y algunas cosas más que me hizo la enfermera, el doctor aseguro que estaba bien y pidió hablar con mi padre en privado, los mire extrañada pero por la expresión de Edward y el señor Cullen me di cuenta que ellos si entendieron de qué hablarían esos dos.
El señor Cullen nos dio una mirada antes de cerrar la puerta detrás de él, rápidamente mire a Edward buscando respuestas.
-El corte que te hizo James en la muñeca...
¿Muñeca? Yo recordaba antebrazo, supongo que la adrenalina del momento.
-Sucede que ese corte se lo hacen las personas para suicidarse Blake, entonces tu padre... bueno, fue la única excusa que se me ocurrió, no podría haber explicado ese corte de otra manera-.
Mire rápidamente el brazo que no estaba enyesado y efectivamente tenía una venda a lo largo de mi muñeca, me exalte.
-¡¿Le dijiste a mi padre que me quise suicidar?!-.
No estaba indignada, estaba indignadísima.
-¿Cómo crees que se sintió al enterarse que su única hija se quiso suicidar? Edward ¿Cómo se te ocurrió?-.
Mis ojos se enfocaron en la puerta que hace segundos el doctor y mi papá habían cruzado.
-¿Ellos no estarán hablando de eso verdad?-.
Edward pasó su mano por su cabello.
-Están hablando sobre la posibilidad de que una vez que te recuperes vayas a un psicólogo por un tiempo-.
Intente llevar mi mano a mi rostro pero me arrepentí al segundo al sentir un electricidad de dolor recorrerme el brazo.
-¿Qué sucedió con la cámara?-.
Edward miro hacia la esquina del cuarto y el rencor cruzo por sus expresiones.
-¿No la viste verdad?-.
-No pude evitarlo, quería saber que te hizo ese... además también supimos lo de Alice gracias a eso-.
Mis mejillas se pusieron rojas al sentir vergüenza por eso, no quería pensar en las expresiones de mis cuñados y suegros al ver cómo me torturaban.
Sí, no era bonito.
-¿Cuánto tiempo estuve dormida?-.
-Una semana-.
Vaya... literalmente había dormido todo lo que no dormí en la vida.
-Bueno, cinco días, considerando que te levantaste una vez-.
Intente recordar eso pero no pude.
-¿Me desperté?-.
Edward alzo las cejas y acomodo mi sabana hasta cubrirme por completo exceptuando mi cabeza.
-No eras capaz de recordar nada, y solo preguntabas todo, me llegaste a coquetear por unos minutos, fue tierno de ver-.
Fruncí mis cejas y sentí mis mejillas enroqueser.
-No te imaginas lo frustrado que me sentía, pensé que no ibas a recordar nunca más, hasta que me echaste para dormir una siesta y cuando volví estabas inconsciente de nuevo-.
Si, muy Blake.
-Muy Blake- me respondió Edward.
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Luego de una gran lista de medicamentos administrados por mi doctor, al fin me habían dado el alta.
Me subieron a una silla de ruedas a pesar de que mis heridas en la planta de mis pies ya estaban sanadas. Al subir al auto con mi papa no podía de dejar de pensar en que decirle, como actuar, tenía miedo de que el me regañara por pensar que me quería suicidar o algo por el estilo.
No sabía cómo hablarle, explicarle que no había sido esa la situación, pero si desmentía ese echo tendría que contarle lo que realmente paso y eso estaba totalmente fuera de mis manos.
Papá no me hablo en todo el camino a casa, parecía hasta incluso enojado con Edward cuando nos despedimos de el en el estacionamiento.
Aunque claro, el en realidad me estaría esperando en mi cuarto.
Mire de reojo a mi padre una vez que estacionamos en frente de mi casa y de haber apagado el auto, no abrí la puerta y el tampoco dio inicio de querer salir.
De repente tomo una gran bocanada de aire y mirando hacia la ventanilla del auto me pregunto;
-¿Hice algo mal?-.
Mi corazón se comprimió, me dolió incluso el ponerme en sus zapatos ¿Qué le puedo decir a mi padre?
-No, no papá, nunca hiciste nada malo, eres el mejor padre del mundo-.
Exhalo, tal vez le había sacado un peso de encima, pero ahí no paro la charla.
-Entonces porque Blake ¿Por qué hiciste algo asi? Sé que siempre te costó relacionarte con los demás, desde pequeña, pero yo también soy asi, lo heredaste de mi asi que pensé... pensé que no había nada malo contigo- sus ojos se empañaron- ¿me he equivocado, me has estado pidiendo ayuda y yo no me he dado cuenta?-.
Negué con la cabeza automáticamente.
Por dios, no.
Lleve mi brazo bueno a su hombro intentando calmarlo.
-No papá, enserio, yo... no sé qué estaba pensando, perdí la cabeza por un instante, soy feliz, completamente feliz, toda mi vida lo he sido papá, de verdad, estoy agradecida y quiero vivir toda mi vida-.
Papá me interrumpió, mirándome directamente a los ojos, sus cejas estaban fruncidas luciendo enojo.
-¿Entonces porque te hiciste esto?-.
Edward le había dicho a mi padre que había subido un árbol, lo suficientemente alto como me gustaba trepar cuando era niña y que en un descuido yo había echo una locura, ya saben, me había echo eso y mientras intentaban subir a buscarme yo quede inconsciente, cayéndome desde una gran altura haciéndome todo el daño que ahora mismo presentaba.
Una excusa muy sosa, muy extraña, muy incrédula, pero con afirmaciones mías y de un par más de testigos fue suficiente para para con las preguntas del doctor y mi padre.
Seguí mirando a mi papá a los ojos, debatiéndome que decirle.
Mi papa confiaba en mí, pero no era idiota.
Baje mi cabeza como un cachorro.
-Lo siento, no puedo...- susurre.
Mi papa respiro profundo.
-Mañana vendrá un psiquiatra a una sesión contigo- me aviso, con una voz fría que no había escuchado hace años.
Abrió la puerta del auto y dio un portazo, haciendo que me sobresalte en mi asiento.
Él estaba decepcionado y no tenía ni idea de cómo solucionar esto.
Luego de caminar hacia dentro de mi casa, subir las escaleras y entrar a mi cuarto solo suspire al ver a mi novio sentado en la silla enfrente de mi cama con una sonrisa apenada.
Entrecerré mis ojos, se veía tan lindo para ser tan problemático.
Lentamente camine hacia mi cama en silencio y suspire una vez que me metí debajo de mis sabanas.
Hogar, dulce hogar.
-No fue tan malo como pensábamos que sería-.
-Para mí que no me haya castigado ni regañado significa que esto es serio-.
Edward me miro desde el otro punto de la habitación y sus cejas se fruncieron.
-Estas... ¿frustrada?-.
Asentí apenada.
-Yo no... no te he preguntada casi nada de lo que realmente necesito saber, acerca de cómo funciona tu mundo, ni siquiera sé si hay más como tú en este pueblo, no sé cómo se alimentan, se nada y menos... estoy frustrada conmigo misma por ser tan leal a mí misma aun cuando el saber, en momentos como este, es necesario-.
Edward asintió, sopesando mis palabras.
-Si tu no me hubiese llamado esa noche en la carretera, ni siquiera sabría que James, victoria y Laurente eran vampiros, siquiera sabía que si tenían los ojos como sangre ellos... bebían sangre humana-.
Edward frunció el ceño.
-Blake, yo nunca me he negado a compartir todo eso contigo, solo que tú nunca preguntaste y yo no sé por dónde empezar.
-Empecemos ahora. Cuéntame todo, cuéntame desde el primer momento en el que abriste los ojos y fuiste totalmente diferente a lo que eras antes-.
Trague saliva, porque ya no podía contener mi ansiedad, no quería lucir desubicada, pero yo... necesito saber lo necesario, lo necesario para estar corriente de todo, para estar un paso más que cualquier dificultad que se me presentara.
Después de todo, Laurent y principalmente Victoria aún seguían por ahí fuera, encastraba estar aunque sea un paso más que ellos.
Edward jugueteo con sus dedos y me miro de reojo por unos cuantos segundos, hasta que se puso recto en la silla.
-Como ya sabes, mi verdadero nombre es Edward Anthony Masen, nací el veinte de junio de mil novecientos uno ne Chicago Illinois, mis padre se llamaban Edward y Elizabeth Masen...
Y la tarde paso asi, con Edward contándome toda su vida, desde que era humano hasta que fue convertido en vampiro, toco todos los temas habidos por haber, hasta sobre los vulturi, el calan más grande y poderoso de entre los vampiros, hasta de sus parientes en Alaska, los Denali.
No importa lo que yo pregutara y hasta a veces interrumpía, Edward parecía un poco sumido en la conversación, parecía que había liberado algo que hace mucho tiempo había estado ocultando.
Esa noche me dormí en sus brazos, deseando que ese momento durara para siempre, sentí una nueva conexión con Edward, sentí que por fin lo conocía como el me conocía a mí.
El me había visto y yo lo había visto a él.
Y nos aceptamos uno al otro, como queríamos aceptarnos toda la vida.
Pero a veces los finales felices no duran para siempre.
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Okey, lamento haber tardado tanto para actualizar, en mi defensa, quería perfeccionar lo suficiente este capítulo para sentirme totalmente satisfecha con el cierre de este primer acto.
Para serles totalmente sincera, no se enojen, tenía pensado hacer que Blake muriera.
Perooo, le tome mucho cariño asi que esa idea fue descartada totalmente... creo >:D
Como sea, espero que este capítulo les haya gustado.
A partir de aquí Blake va a tener desarrollo como personaje, de pasar a pensar como una adolescente a comenzar a madurar, asi que espero que la acompañen en el proceso.
Se despide
-M <3