El amor del Zar

Od AngieRosas058

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Secretos. Traiciones. Odio. Venganza. Poder. Una guerra. Rencores y viejos amores del pasado. Una Reina. Un Z... Více

Prólogo
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Epílogo
Agradecimientos
Escena extra: "Un muerto entre las sombras."

Capítulo 41

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Od AngieRosas058

Xander.

Salgo de mi estudio luego de atender una llamada importante de un cliente que necesita un nuevo sistema de ciberseguridad por parte de mi empresa, eran cerca de las siete de la tarde y el frío ya comenzaba a hacerse presente, ni siquiera tenía una hora desde que había vuelto a casa cuando recibí la llamada.

Suspiro con cierto cansancio mientras entro a mi habitación a darme un ducha rápida antes de bajar a cenar, me quito la corbata y el saco para dejarlos en el cesto de la ropa sucia junto a los pantalones de vestir, calcetines, camisa y ropa interior.

Gruño con satisfacción cuando el agua caliente me golpea en la espalda, relajando mis músculos, mi mente hace una lista de los pendientes que tengo para esta noche luego de llevar a Yesika a cenar, para que conozca Moscú.

Y ver si es verdad lo que dijo el solnischko, sobre los adornos navideños en la Plaza Roja.

No demoro más de quince minutos en la ducha cuando la cierro y me coloco una toalla alrededor de mi cintura, seco mi cabello para pasarme el vestidor y tomo algo casual pero al mismo tiempo elegante para salir a cenar, miro la hora en uno de los relojes más cercanos que tengo, frunzo el ceño ligeramente.

Ya debieron haber llegado.

Valentina me había dicho que junto a Yesika, ambas irían a ver a Félix. Un viejo amigo de mi ex esposa que es diseñador de moda, tiene su propia marca y admito, que el hombre; aunque me coma con la mirada cada vez que acompañaba al solnischko por su guardarropa nuevo, tiene buenos diseños para la ropa masculina.

La mayoría de mis trajes son de ahí, así que, el tipo es bastante bueno para detectar los gustos y estilo de sus clientes.

A lo poco que me dijo la bruja, es que después de cinco años finalmente quería renovar su guardarropa, según ella algunos pantalones ya no le quedan y lo tomó como una señal, para hacer un cambio.

Valentina sí que sabe sacarle provecho a la ropa.

No es de las mujeres que van cada temporada a cambiar el guardarropa, aunque cuando estábamos casados, se lo cambiaba cada tanto tiempo por que me nacía hacerlo y era lindo ver sus expresiones de sorpresa y felicidad al ver tanta ropa junta con los zapatos, siempre buscaba sacarle el mayor provecho a su ropa.

Que Yesika la acompañe, me agrada por que sería bueno que ambas se vayan integrando y Valentina, no tiene más amigos que no sea yo o los demás de nuestro círculo desde la muerte de sus padres, se hizo bastante solitaria con las personas con la única que interactuaba era con Remy, siempre.

Remy aparte de ser su sombra, se convirtió en su padre y amigo hasta que se integró con la familia Novikov, donde le dimos una estabilidad un poco más segura de un concepto de familia y amigos de nuevo.

No tiene ni siquiera conocidos, mucho menos mujeres con las cuales compartir algo tan banal como lo es un último desfile de modas.

Prácticamente, somos los únicos amigos que tiene y estoy seguro, que tanta testosterona junta a veces puede ser desgastante, que se integre con la chica de dieciocho años me parece buena idea, sin importar que haya una diferencia de varios años.

Aunque no lo parece.

Sin darle más vueltas al asunto, termino de vestirme con unos jeans negros junto a uno jersey blanco, tomo un abrigo de color gris que tengo cerca acompañado de unos botines negros también.

Salgo de mi habitación para darme un poco de prisa y miro la hora en mi reloj, mis cejas se fruncen más al saber que Valentina, ni Yesika han llegado, ¿tanto se habrá alargado la cita con Félix?

De ser así, la bruja me hubiera avisado.

La conozco, sobre todo porque sabía del plan que tenía con la chica esta noche.

Justo cuando llego al final de las escaleras, veo una cabellera roja familiar, Yesika aparece en el recibidor con una cálida sonrisa y no dudo en acercarme para besar su mejilla brevemente sonriendo de igual manera, como es habitual, se sonroja ante mi contacto, realmente no debe estar acostumbrada a que la toquen.

—Hola, por un momento creí que me dejarías plantado— digo en broma.

Yesika se ríe entre dientes y niega, mirándome con sus grandes ojos castaños, es grato que ya no baje la mirada cuando la observo detalladamente, se sonroja sí, pero ya no esquiva mi mirada.

—Lo siento, es que la cita con...—

—Félix—

Asiente.

—Félix, sí— responde— tardó más de lo esperado y había algo de tráfico, lamento la tardanza—

—Tengo entendido que Félix, se sabe de memoria las medidas y paletas de colores de la bruja—

—Sí...— se sonroja mientras muerde su labio inferior— pero, Valentina me dijo que podrían tomarme medidas para un nuevo guardarropa...— escucho con atención— y–yo... acepté—

Mis cejas se arquean con sorpresa ante sus palabras bajas y tímidas.

—¿Valentina te ofreció un guardarropa nuevo?—

Asiente, entonces sus ojos brillan con cierto temor.

—¿Hice mal en aceptar? Tal vez...—

—No, no— me apresuro a responder, sonrío— eso es bueno, Yesika. En serio, simplemente me toma por sorpresa que hayan congeniado muy bien en poco tiempo—

—E–ella, es amable conmigo...— asiento, feliz de escuchar eso— tenías razón, es una buena persona—

—Lo es— digo con seguridad, miro el reloj— la reservación es las ocho treinta, si gustas cambiarte...—

—Lo haré— sonríe— lamento la tardanza, en serio—

—No hay problema— afirmo seguro— anda a cambiarte mientras que yo hablo con Valentina, un par de asuntos—

Las cejas pelirrojas se fruncen ligeramente ante la mención de Valentina, arqueo una ceja antes de que ella se aclare un poco.

—No vino conmigo, me mandó con algunos de los guardias—

Mis cejas se fruncen.

—¿Como? ¿Valentina no se regresó contigo?— niega— ¿Sabes dónde está?—

—Solo me dijo...— rasca el costado de su cabeza— que iría a donde están sus padres, de los dos—

Escucho con atención sus palabras y mis cejas se fruncen más.

¿A dónde están nuestros padres...?

No tardo en unir los puntos de a lo que se refiere, tomo con prisa mi teléfono para ver la fecha y maldigo entre dientes al saber que día es hoy, demonios. Lo tenía presente, pero Valentina actuó como si nada hubiera pasado en el día, y yo con tanto trabajo, lo olvidé.

Maldita sea.

—¿Notaste algo raro en ella, Yesika?—

—Solo que parecía un poco decaída, como si no fuera un buen día en realidad cuando intentaba aparentar lo contrario—

Asiento a sus palabras, que solo me confirman el mismo patrón que tiene cada vez que se acerca esta fecha en específico, mi padre solía hacerse cargo de ella por que parecía comprenderla muy bien con sus emociones, pero sin él.

Valentina debe sentirse perdida.

No dudo en cambiar mis planes, miro a Yesika con seguridad y algo de arrepentimiento, por cancelar nuestros planes, pero esto es más importante.

—Yes, ¿te molestaría si cancelamos la noche de hoy?— sus cejas se arquean con sorpresa— tengo un asunto que tiene que ver con Valentina, ¿de acuerdo?— asiente.

—¿Ella está bien?—

—Eso espero— respondo— prometo compensarlo otro día, ¿está bien?—

—Sí, sí claro— sonríe amable— no tengo problema, lo entiendo—

Sonrío más de la cuenta y me acerco rápidamente para besar su mejilla.

—Gracias, Yesika. Te lo recompensaré, lo prometo—

—No tienes que hacerlo, comprendo lo que significa Valentina para ti—

Sin agregar nada más ella sube las escaleras mientras que yo me apresuro a tomar lo último que necesito y me voy hacia al garaje con los cientos de autos que hay, tomo las primeras llaves que encuentro que son las de un BMW y me monto en él, cuando me coloco el cinturón de seguridad, marco el número de Remy.

Zar

—Dime que está ahí—

Lo está— responde sabiendo a lo que me refiero— lleva casi toda la tarde aquí, después de la cita con Félix. Ron

—¿Cuántas botellas?—

Va por la tercera

—Maldita sea— siseo— bien, voy para allá. No dejes que salga de ahí, sabemos como es Valentina estando ebria y con sus emociones en este día en específico—

Y todavía falta el otro, Zar

Mi pecho se contrae en una emoción bastante dolorosa al saber que a se refiere, trago saliva con fuerza y respiro profundamente mientras salgo de la propiedad de mi casa, antes de dar un respuesta coherente.

—Lo sé, Remy— se queda en silencio— lo sé, muy bien. Estaré ahí lo más pronto posible—

De acuerdo, Zar

Termino la llamada mientras piso el acelerador en dirección al pequeño solnischko, me concentro en la carretera mientras que los últimos rayos de sol se ocultan para darle paso a la oscuridad de la noche, suspiro.

Estoy en camino, dragotsennyy.

No voy a dejarte sola.

No de nuevo.

Camino con paso cauteloso por los pasillos del mausoleo de mi familia en busca del solnischko, sabiendo de memoria hacia que sala ir. Sé que estoy en el camino correcto cuando escucho como algo de cristal se cae y se rompe, acelero mi paso hasta que llego a la sala que busco miro el letrero en la parte de arriba de la puerta.

Familia Marchetti.

Abro la puerta silenciosamente para no asustar al pequeño solnischko que se encuentra en el piso con su espalda recargada en la banca que hay frente a las placas en la pared de enfrente, no tardo mucho en ver las botellas vacías de ron esparcidas por el lugar y una de ellas está rota.

Una punzada de dolor me atraviesa el pecho cuando escucho un pequeño sollozo ahogado en la sala que hace eco, suspiro por lo bajo antes de caminar con paso lento hasta llegar hasta donde se encuentra y me siento en el piso a su lado, observo las placas que son iguales a las que están en todo el mausoleo.

El dorado resalta del mármol negro cristalino y pulido con los nombres de las personas en ella junto a una frase que encabeza las placas.

"Larga vida a la dinastía calabrese"

Elizabeth Marchetti.

Dama de Fuego de la 'Ndrangheta.

1971–2005

Valentino Marchetti.

Rey de Hielo de la 'Ndrangheta.

1968–2005

Poco después de saber la verdad detrás de la muerte de los padres de Valentina y algunas semanas después de nuestro matrimonio furtivo, mandé a construir esta sección en el mausoleo de mi familia para la suya, por que el pequeño solnischko se convirtió en mi familia también, quería darle un lugar seguro en Rusia donde pudiera llorarle a sus padres.

Sé cuánto le ha dolido salir adelante desde que ellos murieron frente a sus ojos con apenas doce años.

Me mantengo en silencio mientras tomo una de las botella de ron que tiene una bolsa, la despato para darle un trago profundo también saboreo la bebida un par de segundos antes que el pequeño ardor del alcohol baje de mi garganta.

Valentina no hace movimiento alguno pero por el rabillo del ojo noto como varias lágrimas se deslizan por sus mejillas y sus ojos negros se encuentran hinchados, su labio inferior tiembla en busca de contener los sollozos.

No sé cuánto tiempo pasamos en silencio, doy un par de trago ocasionales al ron para no ponerme ebrio dado que voy a conducir. Entonces, el pequeño solnischko rompe el silencio.

—Arde...— articula con voz ahogada, está algo ebria— arde como la primera vez que los vi morir frente a mis ojos. Me quema de tal manera que no sé como mierdas sigo en este jodido mundo, no sé cómo he salido adelante sin ellos en mi vida...—

Trago el nudo doloroso que se forma en mi garganta antes de darle otro trago a la botella, Valentina se termina que tiene en sus manos para quitarme la mía y darle un trago de golpe hasta casi dejarla por debajo de la mitad, simplemente me dedico a escucharla para desahogue todo aquello que no ha podido decir sus padres.

—Dieciséis años...— habla— dieciséis años desde que se han ido y yo los sigo extrañando dolorosamente como el primer día...—

Estiro mi brazo para envolver uno de sus hombros y acercarla más a mi costado, eso es lo que necesita Valentina para que comience a llorar con dolor crudo, su cara se oculta en mi cuello y hago un esfuerzo para no venirme abajo con ella.

—No era justo, Xander— solloza— no era justo que yo los perdiera. ¡No lo era!— grita— ellos eran mi vida entera, lo eran todo para mí y me los quitaron cruelmente...—

—Lo sé, solnischko— beso el topo de su cabeza— lo sé, milyy—

—Cada día que pasa, cada día que deseo que regresen conmigo para decirme si estoy haciendo mi vida bien...— no deja de llorar— los quiero de vuelta conmigo. Quiero volver a ser esa niña de diez años que solamente se preocupaba por no tener amigos, pero que era feliz teniendo a sus padres—

No puedo evitar que una lágrima se desliza por mi mejilla la cual me apresuro a limpiar, al oír el verdadero dolor crudo que carga mi pequeño solnischko, siempre supe que sus padres había sido lo que más atesorado, perderlos fue el principio de los hechos que la cambiaron a ser la mujer que es ahora.

—¿Por qué me dejaron?— solloza, trago duro— yo no quería que me dejaran tan pronto, tenía mucho que contarles y vivir con ellos. ¡No debieron haberme dejado!—

—Milyy, hay cosas que a veces se salen de nuestras manos...—

—Pero...— solloza— ¿Por qué siento que con su muerte me han dejado sola a la deriva? Los quería y los necesito conmigo. Eran mi familia, eran mi todo. Eran mi razón principal para vivir y luego...—

Sus palabras se cortan por sus sollozos hasta el punto en que siento que no respiro por el nudo que tengo en la garganta, tomo el cuerpo de Valentina para colocarla en mi regazo y oculta en su rostro en mi pecho, sus manos se cierran en puños en mi abrigo, sus gritos de dolor y agonía hacen eco en la sala, paso mis manos por su espalda.

—¿Por qué la vida me ha castigado de esta manera siendo una niña? Yo no lo merecía...— habla de nuevo— siempre fue una buena niña con ellos, siempre sacaba buenas calificaciones, ¿y como me pagó la vida? Me los quitó, me quitó a mis padres—

—No fue justo, milyy—

—No...—

Valentina comienza a temblar incontrolablemente lo único que puedo hacer es abrazarla contra mi cuerpo mientras que sus gritos se hacen un poco más bajos hasta convertirse en pequeños sollozos, no me muevo de mi lugar por nada del mundo.

—La vida es una injusticia con las personas que no le hacemos un mal al mundo...— sigue hablando, su voz se escucha un poco arrastrada y rasposa— ¿Yo que hice? Simplemente nací en un hogar con unos padres amorosos que me querían a pesar de la mierda que teníamos de mundo...—

Su mano busca a tientas la botella de ron que ha dejado a un lado, intento impedirle que la agarre pero me golpea varias veces en el pecho hasta que termino cediendo, le da un nuevo trago antes de que se la quite de golpe.

—Esto no te está haciendo bien, solnischko— murmuro.

—Simplemente...— se ríe secamente, limpia sus mejillas para mirarme— los quería conmigo, Xander. Solo eso...—

—Lo sé, preciosa...—

—Y luego los odio...—

Masculla con enojo y rencor ahora, puedo comprender esos sentimientos porque son los mismos que yo tuve cuando murió mi madre. Emociones que sentías como si te hubieran arrancado una parte de tu esencia, de tu alma.

Hasta dejarlo en cenizas.

—Los odio para haberme dejado, por no haber cumplido su promesa— jadea— por haberme dejado a manos de Fabrizio, que lo único que hizo fue joderme—

No puedo evitar tensarme un poco ante el nombre de su tío, Valentina no suele nombrar a su tío por motivos que hasta ahora sigo desconociendo, siempre ha remarcado que lo asesinó por una traición suya pero nunca he sabido a profundidad cuáles fueron los hechos.

—¿No pensaron un segundo que sería de mí cuando se fueran?— sigue hablando— ¿No pensaron en cómo su muerte me afectaría de tal manera que ya ni puedo pensar en ellos, sin que me duela o quiten el aire?—

Sin poder evitarlo, tomo su rostro con mis manos suavemente y con mis pulgares limpio las lágrimas de las esquinas de sus ojos, Valentina suspira entrecortadamente antes de inclinarse ante mi toque, su mirada cristalizada me atraviesa en el alma al ver todo el dolor que tiene guardado.

—A veces pienso que ellos se hubieran decepcionado de la hija que tienen—

Mierda.

Eso me caló profundamente.

Nunca en mi vida en los casi ocho años que tengo conociendo a Valentina, la había visto así de vulnerable y pequeña en mis brazos, siempre se había mostrado como una mujer tan fuerte por las mierdas que había pasado y nadie sabía, pero viéndola ahora, así de frágil.

Parece una pequeña niña que carga con el dolor y rencor por la muerte de sus padres.

¿Me dejarían meterla en una cajita de cristal?

—Solnischko, no pienses eso...—

—Él me lo dijo y no le hice caso...— solloza— me dijo que sería una decepción y que tendría el mismo destino que mis padres...—

—¿Quien, cariño?— pregunto suavemente— ¿Quién te dijo esa mentira, Valentina?— no responde— ¿Fue Fabrizio?— se tensa, tengo mi respuesta— sabes que es mentira, ¿cierto?—

Al final decide no responderme y simplemente se encoge en hombros de manera despreocupada, como si no tuviera importancia de eso pero sus ojos negros no me mienten, el dolor crudo y un cierto temor, se pinta en ellos de una manera que me golpea en el pecho nuevamente de forma dura.

—Una parte de mi dice que es mentira pero la otra, me hace dudar...— murmura por lo bajo— ¿Que pasa si realmente soy la decepción de mis padres?—

—No lo eres— respondo seguro— solnischko, tus padres serían las personas más orgullosas de su hija, al ver lo que ha logrado por sí sola desde su ausencia...—

Su mirada brilla en un pequeño rayo de ilusión, más lágrimas se deslizan por sus mejillas. Me duele verla así de frágil y vulnerable.

—¿Tú crees?—

—Estoy más que seguro, preciosa— sonrío un poco— mírate, dime. ¿Quién no estaría orgulloso de la mujer que eres ahora? Tienes una mafia y una región de Italia bajo todo tu poder. Eres la Reina del Alboroto de la Bratva, una de las mafias más peligrosas, eres mi mano derecha y la persona a la que confiaría mi vida entera—

—Cierto...— sonrío— ¿Y tú?—

—¿Yo qué?—

—¿Estás orgulloso de mí?—

Una sonrisa más grande se forma en mis labios y suelto su rostro, para atraerla más a mi cuerpo y abrazarla contra mi pecho, Valentina se acomoda en una mejor posición sobre mi regazo mientras tenso ligeramente mi mandíbula al sentir su trasero encima de mi polla y mi pulso se dispara a cierta área.

No pienses en eso, Xander. No pienses en eso.

Respiro profundamente un par de veces para calmarme, antes de responder su pregunta.

—Siempre voy a estar orgulloso de la mujer que eres, Valentina Marchetti— asiente— soy un condenado afortunado, por ver la mujer que eres y te has convertido—

Nos quedamos en silencio de nuevo y la respiración de Valentina junto a sus sollozos se calman poco a poco hasta que solamente siento como pequeñas lágrimas salen de sus ojos para caer en el jersey, pero no le tomo importancia, no dejo de pasar mis manos por su espalda suavemente, murmurando cosas tranquilizantes en su oído.

Pasa un buen tiempo y estoy seguro que es más de la medianoche porque pequeños rayos de la luz de la luna, entran por una de las ventanas del mausoleo, suspiro suavemente pensando que lo mejor es irnos para que descanse.

Tendrá una resaca descomunal.

—Solnischko, creo que...—

Miro hacia abajo y sonrío un poco al ver que se ha quedado dormida, su respiración es pausada y lenta lo que me hace saber que está más que dormida, con mi dedo índice limpio los rastros de sus lágrimas, beso su mejilla suavemente.

—Será mejor que descanses, milyy—

Cambio la posición de su cuerpo, cuelgo uno de sus brazos alrededor de mi cuello para colocar uno de los míos debajo de sus rodillas y otro detrás de su espalda antes de tomar un impulso, colocándome en mis pies de manera firme y segura para que no se caiga.

Afortunadamente sigo lúcido.

Valentina se remueve un momento antes de levantar su segundo brazo, colgándose a mi cuello y pegándose a mi cuerpo, sonrío con ternura al ver como sus cejas se fruncen un poco pero no se despierta, comienzo a caminar para irnos a casa.

Cuando salgo del mausoleo no me sorprendo al ver a Remy y Yerik haciendo guardia, en el momento en que ven a Valentina en mis brazos no tardan en acercarse, la pego un poco más a mi pecho y niego suavemente.

—Está ebria— afirmo.

—De acuerdo, Zar— responde a Remy, veo el brillo de preocupación en su mirada— ¿Que tan mal estuvo?—

Suspiro profundamente, viendo como el ceño de Valentina no deja de fruncirse y empieza a murmurar varias cosas sin sentido que no lo alcanzo a comprender, miro de nuevo a Remy.

—Lloró y grito con dolor crudo...— asiente— pero, estará bien, o eso creo. Logré que dejara de beber su cuarta botella de ron y luego se durmió—

—¿Dijo algo?—

Varias cosas a las que casi no encuentro sentido.

Niego, sé que si le pregunto a Remy, no me dirá nada, su lealtad está con el solnischko y sus secretos, cosa que comprendo.

—Nada que no supiera ya...— respondo— será mejor que nos vayamos—

—Seguro Zar—

Yerik abre la puerta del copiloto de mi auto y deposito con cuidado el cuerpo de Valentina en el asiento de cuero, sonrío un poco más cuando sus brazos se niegan a soltarme y me acercan más a ella, aprovecho para ponerle el cinturón de seguridad.

—Solnischko...— murmuro— necesitas soltarme, ocupamos volver a casa—

—No quiero—

Refuta como niña pequeña, incluso hace un puchero que me parece de lo más adorable, río al saber que está más ebria y con sueño de lo que pensé, intento soltar sus brazos de mi cuello pero se niega a hacerlo.

—Estoy seguro que no quieres dormir entre los muertos, ¿verdad, preciosa?—

—Su un maldito zombie me se atreve a tocarte tan siquiera, lo mato—

—Milyy, ya están muertos—

—Los remato entonces— refuta sin abrir los ojos— pero nadie te toca...—

—Lo sé, cariño— sonrío— soy tuyo, ¿lo recuerdas?—

—Siempre—

—De acuerdo...— intento con otra táctica— preciosa, necesito que me sueltes por que me hace falta el aire—

—Yo puedo ser tu oxígeno— sonríe, no dejo puedo evitar reírme ante su estado— la respiración boca a boca, se me da muy bien—

—No pongo dudas en ello, cariño...— asiente feliz, sus ojos negros me miran un momento— pero si no quieres que la araña que tengo en el cuello del abrigo, se te suba...—

Eso es todo lo que necesito para que finalmente sus brazos me suelten, río sabiendo que a Valentina nunca le han gustado las arañas, grandes o pequeñas les tiene cierto pavor. Observo cómo se acomoda en el asiento hasta que cae de nuevo en el sueño, suspiro por lo bajo antes de cerrar la puerta y montarme en el lado del conductor, la veo de nuevo de reojo.

—Vamos a casa, solnischko—

Que se vienen días pesados para nosotros.

—Eres el hombre más sexy que he visto en mi vida, ¿sabes?—

Sonrío ante las palabras arrastradas de Valentina y niego divertido mientras subo las escaleras hacia su habitación, durante todo el camino estuvo dormida hasta que pusimos un pie dentro de casa, volvió entre la conciencia y el sueño, diciendo bobadas que se me hacen de lo más tierno.

—Algo así me has dicho— respondo.

—Esos tatuajes son mi perdición...—

—Ajá, ¿qué más?—

—Y me siento culpable—

Frunzo mis cejas al escuchar sus palabras, mientras abro la puerta de su habitación para depositarla en su cama y nuevamente, sus brazos se niegan a soltar mi cuello, río entre dientes antes de quitarlos de mi, se acomoda en el colchón y yo aprovecho para quitarle los zapatos, chaqueta y los pantalones, dejándola solamente en la camiseta que usa y sus calcetines.

Sigue murmurando un par de cosas que a duras penas puedo captar.

—Lo lamento...— suspira.

Frunzo las cejas.

—¿Por qué?— inquiero suavemente— ¿Valentina?—

—Por...— suspira con sueño— mentirte, no es mi intención pero...— se da la vuelta— no quiero que le hagan daño—

¿Que no le hagan daño? ¿A quién?

Estoy a punto de preguntar a que se refiere, pero me doy cuenta que esta vez ya la he perdido, está más que dormida en su cama y no dudo en arroparla con las sábanas para irme de su habitación con ciertas dudas, antes de cruzar la puerta la observo de nuevo y sin poder evitarlo, me acerco hasta su cuerpo y beso su frente suavemente.

—Descansa, solnischko— murmuro— que vas a necesitarlo—

Finalmente salgo de su habitación y nuevamente, la espinita de la duda me cala en el costado ante sus últimas palabras que se taladran en mi mente.

No quiero que le hagan daño.

¿De quién hablaba?

¿Qué me estás ocultando Valentina Marchetti?

Sea lo que sea que hayas hecho, bruja de Tasmania.

Voy a averiguarlo.

A la mañana siguiente bajo las escaleras hacia el comedor para desayunar e irme con Yesika hacia el centro de la ciudad para que conozca Moscú, propuesta que le hice después de que se levantara.

Cuando entro al lugar veo que todos están aquí y sonrío al notar como una cabeza se encuentra en la madera, como si estuviera deseando no estar aquí con todos presentes y estoy seguro, que lo único que quiere es dormir, pero su estómago le exige comida antes de perderse en el mundo de la resaca.

—Buenos días— digo por lo bajo.

—Buenos días— me responden todos, menos Valentina.

Supongo que ahora se ha quedado dormida en la mesa del comedor, genial.

Atlas sonríe con maldad y yo niego ante la estupidez que va a hacer, incluso Bruno intenta persuadirlo pero es caso perdido, no habrá nada que lo detenga. Tomo asiento en mi lugar habitual y niego con cierta diversión al ver como un poco de baba sale de su boca, sí que debe tener una resaca descomunal.

Observo como mi hermano se inclina hasta ella y aparta un poco de su cabello, quedando cerca de su oído antes de abrir la boca y decir por lo alto.

—¡Buenos días, Valentina Marchetti!—

— ¡Ah! ¿¡Qué carajos!?—

Aprieto mis labios para no echarme a reír como todos los demás al ver como Valentina se incorpora de golpe para hacer una mueca de dolor y llevarse una mano a su cabeza, las ojeras debajo de sus ojos me dice que probablemente, no tuvo una buena noche.

—Joder, como duele— masajea sus sienes— demonios...—

Entonces su mirada se fija en Atlas que sonríe felizmente ante su travesura, ruedo los ojos y veo como Yesika se ríe por lo bajo, negando divertida ante el show de cada mañana.

—¿Estuvo buena la fiesta, tomatito?—

—Vete a la mierda, Salvatore— gruñe Val, hace una mueca de dolor— dio, la cabeza me está matando...—

—Ay, pobrecita— dice Atlas en burla, mi ex esposa no responde cierra sus ojos de nuevo— ¡Valentina no te duermas que...!—

Una carcajada sale de mi garganta finalmente al ver como Valentina, estrella su puño contra el rostro de Atlas con tanta fuerza que lo tira al piso para que se calle, los demás se parten de la risa al igual que yo mientras que el pequeño solnischko sonríe feliz de su plan.

Mi hermano vuelve a regresar a la mesa y se lleva una mano a la nariz para controlar el sangrado que le ha provocado el puñetazo, Valentina suspira feliz relajándose en su silla mientras que Atlas, la fulmina con la mirada.

Está a punto de decir algo, pero Valentina lo frena.

—Di algo más, Novikov, y está vez te romperé el pene, ¿de acuerdo?—

—Eso me dolió, Val—

—Para que aprendas a cerrar la boca, hermano— dice Aslan— debes recordar que Marchetti con resaca, no es una buena combinación—

—Eso le pasa por idiota— bufa Bruno— ¿No lo dejaron caer de pequeño?—

—Sí— respondemos Aslan y yo al unísono— fue culpa de papá—

—Claro, como no— Valentina rueda los ojos, se queja— dio, hasta por respirar duele en mi cabeza—

Simplemente podemos reírnos y poco después nos comienzan a servir el desayuno, a Valentina le sirven como cinco tazas de café junto a un jugo y algunas aspirinas para la resaca, lo más probable es que no vaya a la constructora, la conozco suficiente que necesita un par de días para asimilar lo que viene.

Lo que nos viene a ambos.

—¿Por que bebió tanto Valentina anoche?—

Salgo un momento de mis pensamientos cuando Yesika, me hace esa pregunta, meto las manos en los bolsillos de mi pantalón mientras seguimos caminando por las calles de Moscú.

Luego del desayuno me tomé un tiempo de la agenda para mostrarle a Yesika, un poco de la ciudad antes de enseñarle el lado oscuro de la Bratva, así que se comienza por lo básico.

Suspiro un poco, rascando el costado de mi cabeza.

—Es complicado, Yesika— respondo— y a mi, no me corresponde decirlo—

—Lo entiendo— sonríe un poco— parece ser de las personas que casi no se embriagan—

—No lo es— afirmo— siempre y cuando sus emociones estén en la misma sintonía que su cabeza, si no, se convierte en un pequeño desastre con él alcohol—

Y ayer definitivamente, no fue un buen día.

Retomamos nuestro camino en dirección a la Plaza Roja luego de hacer una parada hacia un café, el frío está presente pero no es tanto como en las noches, Yerik y los demás guardias nos siguen de cerca.

Como suele suceder, me enfrasco en una conversación con Yesika acerca de diferentes cosas y nos reímos de algunas tonterías que decimos.

—Sigo diciendo que las películas viejas, son mejores— afirma, asiento.

—¿Cual es tu favorita?—

—Mujer bonita, sin duda— sonríe— ¿La tuya?—

—Creo que sería...— pienso un par de segundos— el sexto sentido—

—Ese final, es otra cosa—

—Sin duda— respondo— cuando la vi por primera vez, juro que pensé que se trataba de una broma—

—¡Yo también!— exclama, río— la vi como cinco veces seguidas para asegurarme que ese, realmente era el final...—

Estamos a punto de cruzar la calle cuando un transeúnte con varias bolsas, pasa por el lado de Yesika empujándola con fuerza haciendo que pierda el equilibrio, lanzo un par de improperios hacia el sujeto mientras tomo el brazo de la chica para que se coloque en sus pies, entonces rostros quedan más cerca lo usual.

Observo como las mejillas de Yesika se ponen de un rojo a juego de su cabello y mi mente me regresa al momento en que ella me besó por sorpresa, ni siquiera pude reaccionar para hacer algún movimiento, pero ahora que la tengo más cerca, podría ser oportunidad de algo.

Ante el peso de mi mirada la chica no deja de sonrojarse pero no baja la mirada, me mira un par de segundos antes de que asiente en mi dirección, entonces lo tomo como una clara señal.

Con su permiso no pierdo más el tiempo y estampo mi boca en la suya al igual que la vez que me besó, sus labios son suaves que me siguen el ritmo tímidamente como si no supiera que hacer, pero me encargo de hacérselo saber.

Sus brazos se enredan alrededor de mi cuello para llegar un poco más a mi altura y las mías se van a su cintura suavemente, Yesika gime en sorpresa cuando separo sus labios con mi lengua, jugando con ella lentamente, sus uñas se clavan en mi cuello pero lo ignoro, disfrutando un momento del beso.

Cuando la pelirroja toma más confianza en sí misma, sus labios se mueven a un ritmo más rápido con los míos y mi agarre en su cintura se afirma hasta que se separa de mí por la falta de aire, sus mejillas se ponen un poco más rojas y ojos castaños me miran fijamente, sonríe un poco antes de echarse a reír y yo también.

—Nada mal para ser el primer beso...— murmura.

—Nada mal para que yo sea el primero— afirmo, se ríe— ¿Te sientes bien?—

—¿Yo?— se ríe con falta de aire— dios, eso...¡Wow! Es...—

—Creo que lo capto—

—¿Sí?— asiento— bueno...—

—¿Fingimos por un par de minutos que no ha pasado nada mientras volvemos a mi casa?—

—Eso suena muy bien—

Nos reímos por lo bajo y ambos retomamos nuestro camino hacia el auto, miro por encima de mi hombro, sonrío al ver la expresión estupefacta de Yerik mientras asiente en mi dirección, levanto mi dedo pulgar en señal de que todo está bien.

Durante el trayecto hacia el auto, paso mi lengua por mis labios un momento, saboreando el sabor a fresa del bálsamo labial de Yesika, una pequeña sonrisa tira de mis labios al recordar el movimiento de los suyos con los míos.

¿Ese beso?

Se sintió bien.

Bajo las escaleras con prisa en dirección hacia el garaje para irme a un lugar especial, eran las tres de la mañana y estaba más que despierto esperando que llegara el día que tanto nos dolía a Valentina y a mí, ese que nunca podríamos olvidar por que nos ha marcado horriblemente.

No puedo creer que el día haya llegado finalmente.

Cuando llego al garaje para tomar las llaves de uno de los autos, no me sorprendo al ver a Valentina con un ramo de rosas negras en sus manos, nos miramos un par de momentos antes de que me arroje un par de llaves.

—Tu conduces—

Asiento sin decir nada.

Ambos nos montamos en el auto en total silencio y comienzo a conducir al mismo lugar que fui hace un par de días a buscarla, trago saliva con fuerza y por el rabillo del ojo puedo notar como Valentina, mueve su pierna con la mirada perdida en la ventana del auto.

Coloco una mano en su muslo y le doy un pequeño apretón, nos miramos un par de segundos antes de que me concentre de nuevo en la carretera, sonrío un poco cuando su mano se coloca encima de la mía.

No tardo mucho tiempo en llegar al mismo lugar que hace una semana y bajo del auto, acomodando el abrigo para abrir la puerta de Valentina, extiendo mi mano la cual no duda en tomar con fuerza, traga saliva mientras sus ojos se cristalizan un momento, aprieto mi agarre en su mano.

—Cuando estés lista, milyy— digo suavemente.

Se toma un par de segundos antes de comenzar a caminar tirando mi mano, entramos con cierto paso tembloroso hacia el mausoleo de mi familia otra vez, pero tomamos un camino diferente a la sala de mis padre o la de los Marchetti, siento como el pecho se me oprime cada vez en busca de aire mientras nos acercamos cada vez más a la sección especial que mandamos a construir.

—Yo...— intento decir.

—¿Quieres tomarte un momento?—

Niego.

Seguimos caminando por el largo pasillo hasta que la mano de Valentina aprieta con tanta fuerza la mía y yo hago lo mismo, a ambos nos falta el aire y un nudo se me forma en la garganta mientras trato de contener las lágrimas al llegar a la sección que nos causa un dolor profundo.

—Se cumple otro año más, Xan— murmura por lo bajo, ahogadamente— y sigue doliendo como aquel día—

Paso mi brazo alrededor de sus hombros y asiento sin decir nada, ambos tomamos asiento en la banca que hay enfrente de la placa, pero a diferencia de las demás esta es de mármol blanco con letras negras.

Valentina deja las rosas en el florero que hay en un pedestal mientras que yo enciendo la vela que siempre solemos traer cada año, finalmente el solnischko no puede más con el dolor y echa a llorar, la atraigo a mí encerrandola en un fuerte abrazo, murmura un par de cosas que alcanzo a escuchar.

—Hoy tendría siete años, Xan. Debería ser su cumpleaños lleno de felicidad y regalos por parte de todos nosotros—

—Lo sé— digo ahogadamente también— debería estar creciendo felizmente con sus tíos, abuelos y amigos—

Finalmente, varias lágrimas salen de mis ojos al ver el nombre en la placa y el pecho se me estruja de manera dolorosa al igual que la primera vez hace siete años, ese dolor nunca se irá y no hay forma que nos olvidemos de ella.

Alisha Novikov Marchetti.

2015–2015

"Eres el pequeño ángel que gobierna nuestro corazón"

Nuestra hija.












¡Feliz lunes a todas ustedes!

Preparen su pañuelos por que vamos a llorar un ratito más en el siguiente capítulo...

Sobre aviso no hay engaño.

Quien haya llorado con Valentina, favor de poner un puntito...

Yo también lloré, no crea :,v

Hoy no hay mucha chachara de mi parte...

Sin más que decir...

¡Nos vemos el miércoles!

Atte. Su escritora 💜✨


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