—¡Pelea conmigo, ___________! ¡Si ganó, te casaras conmigo! -Haciendo un escándalo ingreso al local apuntando con una sonrisa en su rostro al omega quien lo miraba sin entender el porque un desconocido lo estaba retando. Caminaba con paso firme y mirada decidida hasta quedar frente a la mesa en donde __________ comía tranquilamente hace unos momentos antes de que él llegará.
—¡Eso es taaan patético, tonto!
—¿Y que pasa si pierdes? ¿Acaso pensaste en eso?
—Si yo pierdo... Entonces... Me casare con él. -Avergonzado declaró.
—¡Es lo mismo, cabeza hueca!
—No, ¡No! La diferencia es que yo usaría el vestido si pierdo. -explicó con su mismo tono apenado.
—Tú eres ese tipo que me mando la carta la otra vez, ¿Verdad? -
Casi chillaba de la emoción al escuchar como el lindo y adorable omega le dirigió la palabra.
—Si, fui yo. Tartaglia, a tus servicios, encanto. O mejor dicho, futuro esposo. -Declaró tomando la mano del omega dándole un pequeño beso en los nudillos sonriendole.
—Woow. Deten la historia. -Apartó su mano del agarre del alfa quien lo miro confundido.
Paso una pierna por encima de la otra antes de ver detenidamente al alfa frente suyo. —Primero que nada. No te conozco y apareciste de la nada diciendo que somos destinados. No pienso salir contigo, así que con eso te tienes que dar la idea de que no me casare contigo creo que lo deje en claro ayer al dar mi respuesta.
—... Entonces, ¿Él problema es que no nos conocemos? -Pregunto confundido y a la vez entusiasmado al ver ese "interés" que mostró el omega hacia él.
—No. "Tartaglia" el problema es que aparte de que no nos conocemos. Ya te tengo tachado como un bicho raro, así que. No tienes posibilidades.
—Uy, eso tuvo que doler.
—Paimon, callate. -La viajera cubrió la boca de su amiga mirando la escena mientras que ambas estaban sentadas en una mesa aparte mirando como rompían el corazón de Tartaglia en primera fila.
—¡Dame otra oportunidad! -
Fue en lo único que pudo decir y pensar al escuchar que aquellas palabras. —Empecemos desde cero, ¿Si? Ahm... Me presentó, soy Tartaglia, el undécimo de los Fatui. ¿Podria acompañarte a cenar? O mejor aún, ¿Podria invitarte a cenar?
—Así no funciona...
—Tartaglia lo estas arruinando.
—Esto va a terminar mal. Aahh. Dejame a mi intentar arreglarlo, ¿Si? -
Se unió la viajera parandose frente a ellos dos mientras que intentaba hacer que su amienemigo tenga una oportunidad con su amor a primera vista.
Parecía que no tenía oportunidades, suerte que tenía un viejo truco bajo sus mangas. Después de todo, el perro baila por dinero, ¿Verdad?