Las miradas fugaces

By LiaMallo3

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Tres mejores amigas empiezan su aventura universitaria en Madrid, donde conocerán a un grupo de chicos que lo... More

Antes de empezar...
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16

Capítulo 17

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By LiaMallo3

Al volver del baño Leo ya había colgado el teléfono y yo me sentía terriblemente enfadada. Algo que él probablemente notase en mi expresión.

-Ey. ¿Estás bien?- preguntó parando de pintar momentáneamente para mirarme.

-Sí. Perfectamente.- contesté de forma cortante.

Me miró con expresión dubitativa.

-¿Seguro? Sabes que si quieres hablar de algo...

-De verdad. Estoy bien.- le corté.- Solo estoy cansada. Quiero terminar lo antes posible y volver con el resto.

-De acuerdo...- contestó él. Me pareció leer cierta tristeza en sus ojos.

Seguimos pintando lo poco que nos quedaba en silencio, sin apenas mirarnos. Mientras tanto intenté reorganizar mis pensamientos, algo que me pareció especialmente complicado teniéndole en la misma habitación.

¿Por qué estaba enfadada? No tenía ningún tipo de información sobre Olivia. Podría ser cualquiera. Incluso una amiga de toda la vida. Era yo quien estaba quedando abiertamente con otra persona. ¿Por qué me molestaba tanto?

En el fondo sabía que lo que sentía eran celos y profundas inseguridades. Y el hecho de no tener certezas era lo que más me desconcertaba. Si yo le gustaba ¿por qué no lo dejaba claro? ¿Por qué no lo dejas claro tú? Suspiré. Mi voz interna comenzaba a resultarme irritante.

Al terminar volvimos al salón, donde ya estaban el resto.

-¿Habéis terminado?- pregunté con sorpresa.

-Eso parece.- respondió Lucas orgulloso.- ¿Has visto lo bien que nos ha quedado el salón?

Miré a mi alrededor. Realmente habían hecho un gran trabajo. Reparé en dos palmas de manos impresas en mitad de una de las paredes.

-¿Y esas manos?- comenté divertida.

-Es nuestra firma.- contestó Marcos.- Tenemos que dejar nuestra huella en este salón después del duro trabajo.

Me eché a reír.

-Me parece muy bien.

-A mí no tanto...- comentó Rea.- No sé si la asimetría me inquietará en algún momento...

-¿Por qué no dejamos nuestras manos todos?- rió Ali.

Y así lo hicimos, dejando ocho huellas colocadas de la forma más caótica sobre la pared del salón.

-¿Tenéis hambre? Podríamos pedir algo para comer. Pagamos nosotras.

-Yo siempre tengo hambre.- dijo Lucas sentándose sobre el sofá.

Decidimos pedir unas pizzas y después estuvimos charlando, comentando las anécdotas de la mañana. Poco a poco mi enfado se fue disipando y comencé a sentirme ligeramente culpable por haber sido tan arisca con Leo. Me prometí no volver a ser tan cortante hasta no tener más información de todo lo que estaba sucediendo. Pero, ¿cómo iba a obtenerla si ni siquiera era capaz de mantenerle la mirada durante más de diez segundos?

Le encontré mirándome mientras pensaba y le sonreí con sinceridad en señal de paz. Pareció entender y me devolvió la sonrisa, cambiando toda su expresión e incluso su postura.

-Alexis, ¿por qué tienes dos marcas de manos en el culo?- preguntó Lucas riendo.

El chico miró a Ali con una sonrisa divertida.

-La culpa es de la pintora experta.- contestó.

-¡Por cierto!- exclamó Vic.- Es Halloween pronto. Queremos hacer una fiesta de disfraces en casa. ¡Venid! Podéis traer a quien queráis.

-¡Me encantan las fiestas de disfraces!- chilló Rea emocionada.- Llevo pensando mi disfraz durante meses.

-¿Y de qué te vas a disfrazar, a ver?- preguntó Vic, pasando su brazo por los hombros de nuestra amiga.

-¡Ah! Sorpresa.- dijo con aire enigmático.

-Igual puedo invitar a mi nueva mejor amiga de la uni.- propuse sonriente.

-¡Sí! Yo quiero conocer a la famosa Sandra.- comentó Lucas.

-Yo también quiero que conozcáis a una amiga.- añadió Ali.

-¿Solo a una? Si hablas de veinte personas distintas a diario.- dijo Alexis riendo.

La siguiente semana comenzó realmente mal. Le había mostrado mis bocetos para el proyecto de pintura a la profesora, alguien a quien estaba comenzando a admirar profundamente. Su reacción me había dejado devastada.

"Tienes mucho potencial, Gala. Pero esto no está a la altura."

Aquellas palabras se habían estado repitiendo en mi cabeza una y otra vez a lo largo de todo el día. ¿Eran los bocetos o yo quien no estaba a la altura?

Sandra me había dicho que los suyos habían recibido varios cumplidos, lo que hacía que me sintiese aún más insegura. Me alegraba honestamente por ella, pero no podía evitar compararme. Yo había pasado horas para tener una idea que sintiera que mereciese un poco la pena, y ni siquiera eso había sido suficiente.

Al llegar a casa comí con las chicas y les comenté mi situación. Me animaron mucho, recordándome todos mis logros con la pintura. Me sentí bien brevemente, pero aquello era solo un parche. Sabía que nada sería suficiente hasta que hiciese algo adecuado. Porque en el fondo sabía que lo que había hecho no lo era.

Mientras estaba tumbada en la cama buscando desesperadamente algún tipo de inspiración, mi teléfono sonó. Era mi padre.

-Hola, Rata. ¿Cómo va todo?

Escuchar su apelativo cariñoso y su voz fueron suficiente como para que me echara a llorar desconsoladamente.

-¿Gala? ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?- preguntó consternado.

-Creo que esto no es para mí.- sollocé entre lágrimas.

-¿El qué? ¿A qué te refieres?

-A la carrera. No sé si es para mí. Todo el mundo tiene proyectos increíbles y yo he presentado algo que "no está a la altura".- respondí alterada.

-Gala, calmate. Respira.

Hice como me dijo, respirando profundamente, sintiéndome algo más calmada casi instantáneamente.

-A ver, ¿qué es lo que te preocupa?- volvió a preguntar.

-No sé, Papá... No puedo parar de compararme con el resto. No he tenido ni una sola buena idea desde que llegué. Todo el mundo parece tener todo tan claro, sus ideas, sus vidas. Muchos hasta tienen un estilo muy personal y propio. Siento que solo hago garabatos.

-Gala, nunca he conocido a nadie con tanta pasión por la pintura como tú.

-Lo dices porque eres mi padre.- sonreí levemente.

-Soy tu padre pero veo las cosas. Se te iluminan los ojos cuando pintas y yo he visto lo mucho que has crecido como artista. Acabas de llegar, estás en una nueva ciudad, en una nueva casa. Ten paciencia, date tiempo.

-Me siento tan perdida, Papá...- suspiré con voz temblorosa.

-A veces hay que perderse para encontrarse, Gala. A veces hay que tocar el fondo para volver a subir a la superficie. Es desagradable, pero ayuda a coger impulso para volver arriba. Confía en ti, confía en tu talento. Yo confío.

Aquellas palabras fueron suficientes para darme fuerzas. Quería hacer algo de lo que me sintiese orgullosa. Necesitaba demostrarme que podía hacerlo. Tomé la decisión de recluirme conscientemente durante aquella semana. Al terminar las clases volvería a casa para trabajar duro. Lo sentía necesario, ya que desde aquel momento teníamos que dedicarnos al proyecto final, y yo tenía que empezar desde el principio. No tenía demasiado tiempo y estaba agobiada, pero me sentía con ganas.

Y así hice. Dejé de contestar mensajes y dediqué todo mi tiempo a lo que más me apasionaba en el mundo. ¿Sería suficiente?

***

-¿Qué tal ha ido la mañana?- preguntó Vic mientras se dejaba caer en el asiento de la cafetería que estaba junto a Rea.

-Bueno. Las clases mal, pero he estado hablando con gente que parece bastante guay. ¿Qué tal la tuya?- preguntó mientras se mordía las uñas, mirando de reojo sus redes sociales.

-Bien. Bueno, mal.- rió Vic.- Pero no quiero pensar demasiado en ello. Tengo mucho que hacer.

-¿Estudiamos hoy? Me vendría bien centrarme un par de horas. Llevo retrasando proyectos desde la semana pasada.

-Me parece genial.- sonrió el chico, mirando dulcemente a Rea.

-¿Y tus amigos? ¿No vienen a comer hoy?- preguntó ella, volviendo a mirar su teléfono.

-Sabían que venías tú y no han querido.- le chinchó.

Rea rió con suavidad y le dio un golpe cariñoso en el hombro.

-Eres idiota. ¿Sabes qué...?- no terminó la frase. Su cara se puso de un color muy rojo.

-¿Qué?

-Me ha escrito.- dijo ella sin despegar la vista de la pantalla.

-¿Quién?- preguntó Vic desconcertado.

-Javi. Me ha escrito Javi.- respondió dejando caer dramáticamente el móvil sobre la mesa.

-¿Y qué te ha dicho?

-Que se acuerda mucho de mí. Quiere saber qué tal estoy.

-Eso es bueno, ¿no?- preguntó el desconcertado por el tono de Rea.

-Es que no sé qué contestarle.

-Pues la verdad.- contestó él.

-"Hola, Javi, estoy genial. Me dedico a mirar tus redes a diario y también las de todas las personas que salen en tus fotos. Me he hecho super amiga de tu hermano, está bien tener buena relación con mi futuro cuñado. Un saludo".

Vic soltó una carcajada.

-No seas boba. Dile que estás contenta, que has hecho coleguitas, que las clases no van mal.

-Ya... Eso suena mejor.- contestó mientras rápidamente tecleaba una respuesta.- ¿Pareceré desesperada si le contesto ya?

-No.- negó él con la cabeza.

-Vale.- suspiró ella pulsando enviar.- Madre mía, necesito una tila.

-Rea, te ha escrito él. Quiere saber cómo estás. Eso es bueno.

-Supongo que sí. ¡Joder ha respondido ya! ¡Qué pesado, no me deja tiempo ni para reponerme!

Vic volvió a reír.

-¿Qué ha dicho?- preguntó con curiosidad.

-Viene en noviembre. ¡Viene en noviembre!- gritó Rea poniéndose en pie.- Dice que su hermano le habla mucho de nosotras, y que le encantaría verme. ¡Que le encantaría verme!

Vic volvió a sonreír al verla tan contenta.

-Bueno, genial, ¿no?

-Sí. Esto ya va en marcha. ¿Te imaginas que Lucas y yo somos de pronto familia?- se sentó de nuevo y abrazó a Víctor.

-Bueno, poco a poco.- contestó el chico con dulzura mientras le devolvía el abrazo.- Vamos a por algo de comer, anda.

***

Ali caminaba hacia casa de Alexis con determinación. Habían quedado para ver una película, a solas, ya que Marcos no estaba en casa. Sabía que era probable que pasaran cosas con él y estaba muy ilusionada, pero también muy nerviosa.

No había dejado de pensar en él en toda la semana. Había comenzado a contestar más a los mensajes que él le mandaba y se descubría a sí misma sonriendo en los momentos más absurdos.

Estaba descubriendo la parte más humana de Alexis y le encantaba. Sorprendentemente para ella eso había hecho que su deseo hacia él solo aumentase. Aquello era inesperado porque de ninguna manera habría pensado que su química con él pudiese crecer. También habían hablado de cómo entendían su sexualidad. Alexis se sonrojaba, algo que a ella le enternecía profundamente, no estaba acostumbrada a ver su lado más tierno. Pero las conversaciones que habían tenido habían sido tranquilas, ambos sintiéndose cómodos para responder a las preguntas con total libertad.

Al llegar a la puerta inspiró profundamente, tratando de calmar sus nervios y llamó al telefonillo.

Cuando Alexis le abrió la puerta ambos se fundieron en un abrazo, tenían el corazón latiendo desbocadamente.

-Me alegro de verte, Alicia.- chinchó Alexis para disipar los nervios.

-Yo también a ti, Alexander.- le respondió.

-¿Alexander?- preguntó él riendo.

-Si tu me vas a llamar Alicia, yo pienso llamarte así.

-Llámame como te dé la gana, Ali.- contestó sonriente.

Después de discutir sobre qué película verían, se sentaron en el sofá, cada una en un extremo.

Llevaban quince minutos de película, mirándose de reojo de vez en cuando, arrepintiéndose de haberse sentado tan lejos.

Ali comenzó a sentir un deseo irrefrenable de tocarle, de acercarse a él, de sentir el calor de su piel.

Alexis, por otro lado, se sentía exactamente igual. Era la primera vez que estaban a solas en un contexto así, y solo pensarlo aceleraba su respiración.

Quince minutos más pasaron y Alexis extendió su mano, manteniendo la mirada fija en la pantalla, para rozar levemente el antebrazo de Ali. La respiración de ella se entrecortó. Alexis siguió bajando hasta entrelazar sus dedos, acariciando y apretando suavemente su mano. Estuvieron así varios minutos. La química era tan palpable que solo acariciarse de aquella manera les hacía hiperventilar ligeramente.

El chico estaba tan inmerso en el tacto que dejó escapar un suave gemido. Eso fue suficiente como para detonar que ella se lanzara hacia él para besarlo.

El beso fue apasionado, casi agresivo. Habían pasado mucho tiempo construyendo las ganas. Poco a poco sus cuerpos se fueron acercando, hasta que Ali se sentó sobre el regazo de Alexis, ambos gimiendo con suavidad.

-¿Cómo quieres hacer esto?- susurró ella mientras besaba su cuello despacio.

-Como nos apetezca, Ali. Sin presiones. Quiero descubrir tu cuerpo y que tú descubras el mío.

Ella sonrió. Haber hablado las cosas abiertamente les hacía tener mucha confianza y tranquilidad dentro de la excitación que ambos sentían. Y así, besándose en la oscuridad del pasillo, tropezando cada dos pasos, llegaron a la habitación de Alexis. La noche acababa de empezar.

A la mañana siguiente Ali se despertó sola en un cuarto que no reconocía. Tardó varios segundos en procesar lo que había sucedido la noche anterior y una sonrisa invadió su rostro. Pensó en cada caricia, en cada beso, en cada gemido y le entró un escalofrío. Se moría de ganas de volver a repetir lo que había pasado la noche anterior. Recordó que Alexis tenía clase a primera hora y entendió que ya se habría marchado. Miró a su alrededor para encontrar una nota encima de la mesilla. "Me encantó pasar la noche contigo y me ha encantado despertarme contigo al lado. Siento no haberme quedado más tiempo, hoy tenía una entrega importante. Si quieres desayunar he comprado bollos de chocolate (¿eran los que más te gustaban o recuerdo mal?). Gracias, estoy deseando volver a verte". 

Ali sonrió de nuevo, de manera mucho más amplia que antes. Después de bostezar y de estirarse, se puso una de las camisetas de Alexis y salió por la puerta para ir a la cocina, donde encontró a Marcos que al escucharla entrar la miró como si acabase de ver la escena más terrorífica. 

-¿Has pasado la noche aquí?- preguntó intentando disimular el temblor en su voz. 

-Sí...- respondió ella, sintiéndose incómoda.

-Mierda...

__________ 

¡Hola a todxs! 
Perdonad que haya tardado TANTÍSIMO en escribir este capítulo. La vida se pone complicada y a veces puede ser difícil encontrar la inspiración y el tiempo. 

En fin, ¡espero que os haya gustado este capítulo! Ojalá Gala encuentre la idea perfecta. ¿Qué pensáis que pasará cuando Javi llegue a Madrid? ¿Alguna teoría sobre la reacción de Marcos? 

¡Me encanta leeros! 

-Lía

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