La novia de mi hermano 1 [Dis...

By Luisebm7

650K 49.4K 56.6K

¿Rechazarías la compañía de la soledad cuando no puedes confiar en nadie más? La vida me mostró a temprana ed... More

Notas
La huella del pasado
¡Concurso!
1 - La sonrisa de mi cuñada
2 - Guerra de incordios
3 - Desconcertada
4 - Más que cuñadas
5 - Fisgoneando en su intimidad
6 - La amistad más corta de la historia
7 - Me gustas
8 - Presa de la lujuria
9 - Ella es un encanto
10 - La fiesta I
11 - La fiesta II
12 - La fiesta III
13 - La fiesta IV
14 - ¿Todo fue un sueño?
15 - Domingo de cine... y algo más I
16 - Domingo de cine... y algo más II
17 - Domingo de cine... y algo más III
18 - El renacer del rencor I
19 - El renacer del rencor II
20 - Desde la distancia, estaré a tu lado
21 - Sáname con un beso
22 - La perdición reside en sus labios
23 - La dulce venganza
24 - Una ruptura, una oportunidad
25 - Paseo en patines
26 - Hoy soñarás conmigo
27 - ¿Qué tramas?
28 - ¿Se reconciliarán?
29 - Cita de amigas I
30 - Cita de amigas II
31 - Cita de amigas III
32 - ¿Te conquisté?
33 - Esta noche serás mía
34 - Esta noche seré tuya
35 - Se acabó el cuento de hadas... ¿o no?
36 - Estrategia
37 - Encerrona
38 - La aliada kawaii
39 - El fin de su soltería
40 - Ana es cruel
41 - El Real Decreto de la distancia
42 - Cena con los suegros
43 - Cena con los suegros II
44 - La prueba de la distancia
45 - La prueba de la distancia II
46 - Masaje con final... ¿feliz?
47 - La tortura de la distancia
48 - Doble estaca en el corazón
49 - Las consecuencias de las decisiones
50 - Alguien pagará los platos rotos
51 - Ani desatada
52 - La abolición de la distancia
53 - Confiesa y seré tuya...
55 - Una Flor llena de espinas
56 - Ani ha sido corrompida
57 - Game over, Mario
58 - Siguiente en la lista
59 - Lista actualizada
60 - ¡Ani es una facilona!
61 - El diario de Ani
62 - Enferma de amor
63 - Revitalizada
64 - El pacto
65 - Confesión carnal
Agradecimientos

54 - Una nueva amenaza

7.6K 639 569
By Luisebm7

NOTAS

¡Buenas, familia!

¿Vieron las noticias? Se reportaron muchos desvanecimientos por deshidratación después del capítulo de ayer... ¡Ja, ja, ja! Espero que lo disfrutaran y que sigan con ganas de más. ¡Avancemos! 

¡Feliz domingo! ¡Un abrazote!

-----------------------------------------------

Una nueva amenaza

La merienda durante la tarde de estudio no me supo igual después de haber probado a Ani en el sofá. A pesar del disgusto y la decepción, no podía sacar de mi cabeza la imagen de su carita excitada, ni el tacto de su cálida piel grabado en mi boca ni el recuerdo de sus melódicos gemidos. La realidad había noqueado a mi imaginación.

El silencio reinó en la mesa. Resultaba tan incómodo que sonidos insignificantes como el de voltear una página, el de tragar, el de respirar o el de escribir se habían magnificado. A ello se sumaban los suspiros de agobio de Ani. En más de una ocasión la sorprendí contemplándome, a lo que ella reaccionaba regresando la mirada al cuaderno. No necesité leerle el pensamiento para saber que ella también estaba atrapada en nuestra escena del sofá.

Pensé que a lo mejor sacaría el tema para aclarar lo que habíamos hecho una vez que las hormonas se le hubieran calmado, pero no abrió la boca ni para consultarme dudas. Tal vez se sintiera avergonzada y arrepentida porque, siendo realista, le había practicado sexo oral en el sofá de nuestra casa, donde nos sentamos casi todos los días con mi hermano, como una familia, y, aunque fuera con la ropa puesta, no cambiaba nada.

Yo tampoco me libré del acoso de la conciencia. Nada justificaba la traición a mi hermano, ni a la memoria de Aiko. Yo no era ni soy así. Yo nunca haría esas cosas con una chica que no fuera mi novia. Pero las hago con Ani. Mi consuelo reside en que, si ella quiere jugar y me busca, significa que mi hermano no la llena, solo que se resiste a aceptarlo. Yo seré la mala por interponerme en la relación, pero evitaré que se hagan daño forzando un amor del que seguramente solo quedan cenizas. La verdad duele, por eso no me atrevo a planteárselo cara a cara. Es mejor que se den cuenta de ello por sus acciones.

Comprendí que Ani estuviera sufriendo un diluvio de emociones como yo. Por eso yo también preferí no tocar el asunto. Teníamos suficiente con la tensión generada entre nosotras. Si para mí era difícil concentrarme mientras estudiaba, aunque fingiera que lo hacía, me podía imaginar lo frustrante que debía ser para ella. Mi ventaja era que tenía el temario masticado y apenas necesitaba repasar.

Aunque la nebulosa emocional gobernaba mi mente, mis hormonas no se relajaron como las de Ani hasta que me desahogué en la ducha. Esa experiencia en el sofá había sido extremadamente intensa para mí. Sé que ella intentó consolarse a su manera porque sentí el inicio de cierta actividad fogosa con mi hermano al otro lado de la pared, pero la calma repentina me indicó que no consumaron el acto. ¿Ani no podía dejar de pensar en mí?

Me acosté con una sonrisa de satisfacción dibujada en mi boca, aunque tardé en conciliar el sueño.

***

El examen de Filosofía está a punto de empezar. El profesor Ricardo entrega las hojas con las preguntas, colocándolas bocabajo en cada mesa. Realiza una pausa al llegar a la nuestra, donde ensancha su sonrisa de aura perversa.

—Manzana, que me he enterado de lo de ayer. Fuiste una damisela en apuros.

—¿No se enteró? No necesito príncipes que me rescaten —remarca Ani, mezclando orgullo y sequedad. Disimulo la risa que me nace por su actitud.

—Una mujer de armas tomar. Como debe ser, manzana.

—Ella es de despertar bellas durmientes —intervengo con cierta malicia, y me gano su estupefacta mirada. Ani sabe muy bien a qué me refiero. Hablo nuestro lenguaje, el lenguaje de las amantes en secreto. Me encanta someterla a tensión y ser consciente de que habito en su mente.

—¡Uy! ¡Ya veo! ¡Conque la manzana tiene el papel dominante y el novio, el pasivo! —Ricardo no entiende nuestro idioma, por lo que lo interpreta a su manera.

—Creía que esto era un examen, no un debate de mi vida personal —protesta Ani, arrugando las cejas.

—No te alteres, manzana, que te pondrás roja y apetecible. —Así estuvo ayer para mí, pero me inquieta que Ricardo la mire con ojos depravados.

El profesor sigue repartiendo exámenes hasta rondar el puesto de Mario. El bufón de la corte tuvo agallas para venir al instituto con la cara como una piña. Parece que toda una colmena de avispas se cebó con él. Intuyo que está aquí en contra de su voluntad. Supongo que los padres lo presionaron para que asistiera a clase porque estamos en época de exámenes. Hoy no ha molestado, no ha abierto el pico ni para quejarse del dolor que lo obliga a exhibir esa expresión de estreñido.

—Bromas aparte, recordad que sois compañeros —continúa Ricardo, adoptando un tono serio durante su lección moral—. No recurráis a la violencia cuando disponéis de algo llamado raciocinio. Sois jóvenes y el instinto os traiciona, pero haced un esfuerzo y tirad de las riendas del caballo. Solo tenéis que mirad a Mario para ver el resultado de las malas acciones. —Tiene razón, pero exponer a Mario en el patíbulo no lo humilla como se merece. La ejecución debe ser llevada a cabo. Nadie habla sobre lo que le hizo a Ani. Nadie lo castiga con la dureza apropiada. Él ni siquiera le ha pedido perdón a Ani. Estoy segura de que no ha recapacitado, pero sus días en el instituto están contados.

Ricardo indica que empecemos el examen. Antes de escribir mi nombre, leo las preguntas de un vistazo para hacerme una idea de lo que me espera. En general, es sencillo, tanto que quiero dar rienda suelta al bolígrafo y contestar todo del tirón.

Las palabras me fluyen de tal manera que me absorben, sumiéndome en una burbuja de plena concentración. Al cabo de unos minutos, un resoplido de Ani capta mi atención. De refilón, observo que su examen está en blanco. Cuando empuña el bolígrafo, solo repasa su nombre y, vencida, lo gira en círculos, como una brújula que no encuentra el norte. Así se debe sentir ella cada vez que se restriega la cara y apoya la barbilla en la mano. Su mirada naufraga en medio del océano.

He sido una idiota por no asegurarme de que Ani estuviera preparada para el examen. Me siento hasta culpable de que padezca un bloqueo y de que su carita esté poseída por la frustración. Debí ser consciente de que ella no estudió lo suficiente por lo que hicimos en el sofá. No quiero que suspenda. No quiero verla afligida.

Bajo la privacidad de la mesa, toco su pierna. Cuando percibo de soslayo que ella me mira, le extiendo la hoja con todas las preguntas que he respondido hasta el momento. Ani parece dudar porque no reacciona, así que sutilmente asiento con la cabeza para que acepte mi ayuda. Sonrío aliviada en cuanto comienza a copiar mi examen.

Puede que esta no sea la forma más limpia de demostrar que Ani es una chica brillante, pero está justificada y ella merece una oportunidad. Siempre velaré por su bien.

***

Para cuando el examen concluyó, yo ya lo había entregado hacía unos cuantos minutos. Ani prefirió ser una de las últimas para que no se notara la similitud de nuestras respuestas. Espero que no fuera tan boba como para copiarlas textualmente. Debí hablarle sobre la curiosa técnica de Rodri para copiar que escuché en el baño con Anaïs.

Ambas salimos al recreo. Ani me pidió que permaneciera con ella y Claudia en el patio. Más bien, me prohibió que me alejara de ella por temor a las represalias de Sandra. No tuvo que insistir demasiado con su adorable excusa para tenerme cerca.

—¡Eh, chicas! ¿Cómo estáis? —Aura se une a nosotras, plantándose a mi lado con su exagerada simpatía. Si esto fuera un amistoso duelo de Pokémon, ella sería mi elección para neutralizar a Claudia.

—Hola, Aura —la saludo.

—Bien —contesta Ani, simple y superficial.

—Estábamos bien, quería decir —comenta Claudia, incapaz de tolerar la presencia de dos frikis en su entorno.

—¿Os importa si me quedo con vosotras? —Me pregunto si Aura está huyendo de Sandra, apostando por la compañía más segura, o si me prefiere antes que a sus viejos amigos.

—Con dos condiciones —impone Claudia—. Una, no seas pesada con tus temas frikis. Preferiría hablar de política antes que pasarme el recreo escuchándote. —Deberías rectificar, Claudia. Lo que no quieres es que ella te robe el protagonismo de tus monólogos. Será divertido presenciar la batalla de escupitajos de estas dos alpacas parlanchinas—. Dos, que seamos pescado no implica que lances cordel. —Pero bien que te gustaron mis manos y que dijiste que me llevarías al jacuzzi si fuera un chico, Claudia. Pagaría por ver tu reacción homofóbica si Aura se te echara encima como hizo conmigo.

—¿Dónde tengo que firmar, presidenta? —bromea Aura con una actitud desafiante. Inevitablemente, río porque las imagino convertidas en alpacas, lanzándose los primeros escupitajos.

—¿Y por qué no te quedas con tus colegas de siempre? —Huelo las intenciones de Ani para avergonzar a Aura.

—Porque me apetece estar con Lau, pero como está retenida... Perdón, bajo custodia... —Aura se atreve a irritar a Ani. Ella es confianzuda de por sí, pero pensé que estaría más reservada con Ani después de lo que pasó con Sandra.

—No sé qué insinúas, pero ella está aquí por propia voluntad. —Ani, ¿me encadenarías al sofá si pudieras "para protegerme de Sandra"? Debería verbalizar algo similar.

—No pasa nada. Podemos estar juntas las cuatro —digo con serenidad. Lo justo es que la balanza esté equilibrada.

—Ya, pero esto no será como Los tres mosqueteros. ¿Sabes cuál es la estructura geométrica más sólida, Aura? —¿Atiendes en clase, Claudia? ¡Qué sorpresa!

—Eh... No... —Aura nos mira a todas en busca de respaldo.

—El triángulo, y los triángulos se caracterizan por tener tres puntas. Cuatro son multitud, querida. —Y luego llamas frikis a los demás, Claudia.

—Esto está peor que El ataque de los titanes. Quizás debería irme por donde mismo vine... —Mi peón ha ascendido a alfil. No permitiré que se sacrifique.

—No hace falta —intervengo, sosteniendo una sonrisa provocadora—. Claudia está bromeando. Para un día que funcionan sus neuronas... —Me deleito con su gesto de disgustada.

—¡Ja, ja, ja! ¡Eres tan kawaii! —Miss Calamar me rodea con sus tentáculos. Sabiendo que le gusto, me siento como una presa atrapada por su depredadora.

—Gracias, Laura... —Se ofendió la princesa. ¿Creías que actuaría como tu amiga todo el tiempo, Claudia? ¿Creías que te apoyaría? Mi aliada contra ti es Aura.

—Claudia, no lo ha dicho con malas intenciones. —Ani pretende evitar que nos enemistemos.

—Me da igual. No me molesta. —Claro, Claudia. Por eso cruzas los brazos y desvías la mirada hacia la nada. ¿Te incordio un poco más para que se te caiga la máscara de falsa?

—Lo siento, solo ponía a prueba mi aprendizaje sobre tus bromas para que nos entendamos mejor —alego con tono inocentón, pero Claudia se limita a torcer la boca.

—Tú le das significado a esas frases hechas como la de "pagar con la misma moneda" o "recibir de tu propia medicina". —Aura me ayuda a darle otro jaque mate.

—Oye, deja de meter el dedo en la llaga, que tú le aportas todo el sentido a esa frase —le recrimina Ani, fulminándola con la mirada.

—Vale, lo siento, preciosa —se disculpa Aura y da rienda suelta a su verborrea vomitiva—. No pretendía que se generara este mal ambiente. De hecho, vine también para darte las gracias por lo de ayer. Me salvaste el cuello de ese escorpión. ¡Eres súper kawaii! Hablamos de ti, eres como nuestra heroína, una especie de Black Canary de Tierra Dos que era villana, pero no. —Ani es mi Supergirl—. Te daría un beso y un abrazo, pero eres escorpio y temo que se te escape un aguijonazo. Soy alérgica al veneno, ¿sabes? Pero eso, que eres la heroína de mi grupo. Eres nuestro ídolo. ¿Cómo fue? ¡Oh, sí! "No me intimidas, Sandra". ¡Y esta otra! "Ponme a prueba y verás". ¡Increíble! —dramatiza con elocuencia.

—Lo que tú digas. Pero haces bien en no tocarme ni un pelo. ¿Y cómo sabes mi signo zodiacal? ¿Sabes la fecha de mi cumpleaños? —contempla Ani, asombrada.

—Por supuesto. ¿Cómo no iba a conocer el cumpleaños de mi antigua torturadora? Sé cosas de ti para hacer vudú, ya sabes, un poco de magia negra para repeler el mal. —Desde luego, me resulta intrigante que Aura averigüe detalles de Ani. Podría llevar años planificando una digna venganza por lo que Ani le hizo. Así funciona el karma. Irónicamente, yo no permitiría que Ani sufriera—. Parece que ha funcionado porque ahora defiendes mi... causa. —Pero la teatralidad de Aura sugiere que no le guarda tanto rencor como para recurrir a la venganza. Parece que Ani compensó el daño al salvarla de Sandra.

—Fumas demasiados porros al día. Ten cuidado o te quedarás más lerda de lo que estás —replica Ani burlesca.

—Ahí está el aguijonazo. ¡Qué difícil eres! Tienes una coraza impresionante, aunque supongo que tienes un punto débil como todos, como el mismísimo Aquiles —expresa Aura, tomándome de la mano en el instante que pronuncia esas palabras y ataca a Ani con la mirada—. Ayúdame a repeler el veneno, Lau. —¿Sospecha algo? ¿Habrá notado los celos de Ani cada vez que se me acerca?

—Voy al baño... —Ani, que luce harta, nos deja a solas.

—Las heroínas son así de complicadas —comenta Aura.

—Igual que las payasas que se creen chistosas —escupe Claudia, rompiendo su voto de silencio, y nos encara—. Sois tal para cual. ¿Por qué no os morreáis y os vais al baño o a alguna clase a meteros mano? Así os despegáis de vuestras frikadas y maduráis un poco. —Lección de miss Madura al borde de la pudrición. No me sorprende que ese sea el pobre concepto que tiene de la madurez.

—¡Qué idea tan kawaii! Pero ¿sabes qué? Alguien me dijo que la estructura geométrica más sólida es el triángulo. Contigo completaríamos el trío perfecto. ¿Te vienes para que formemos la pirámide de la pasión? —La respuesta de Aura me hace reír.

—¡Qué puto asco! —Claudia exagera su mueca de repugnancia.

—Dos frikis y una supuesta alérgica al pescado. Formaríamos un triángulo isósceles, ¿no? Tú serías la base. Puedes ser la pasiva...

—¡Anda, cállate! —la interrumpe Claudia, intensificando su asqueada expresión—. Me revuelves el estómago con tus idioteces. —Hasta cierto punto, me divierte el teatrillo de miss Homofóbica. Desde luego, Aura es un buen neutralizante para ella.

***

La semana escolar concluye por fin y, con ella, los exámenes. Por primera vez, me siento libre como el resto de los alumnos, pero no por mí, sino por Ani. Es cierto que vivimos la experiencia más intensa que habíamos vivido hasta el momento durante las tardes de estudio, pero precisamente por tanto estudio sentía que no éramos nosotras mismas.

Yo, en particular, no tuve problemas para afrontar los exámenes. Ani, en cambio, lucía apagada. Su sonrisa resplandeció en el examen de Educación Física, donde sobresalió con diferencia, pero más cuando sonó el último timbre del viernes. Recuperó el brillo como si le hubieran devuelto el alma.

Yo habría estado dispuesta a pasear con ella para celebrarlo, y porque me intriga saber cómo se comportaría conmigo en un día normal, sin agobios del instituto, tras lo acontecido en el sofá. Sin embargo, nuestro paseo es el del camino que nos conduce al polideportivo del instituto el viernes por la tarde. Hoy comienza nuestro castigo, la condena aplicada por la profesora Bernarda. Ani ejercerá de entrenadora de voleibol y yo seré la recogepelotas de turno. En realidad, no me pesa. Será una actividad más que comparta con Ani. Podré contemplarla en acción.

—¿Crees que las chicas del equipo de voleibol me respetarán? —me consulta Ani durante nuestro recorrido por la acera.

—Si te impones como sueles hacer, seguro que sí —afirmo, y le muestro una sonrisa animada.

—Tampoco quiero ser ruda. Tengo entendido que no son alumnas de nuestro insti y no me gustaría que se extendiera mi mala fama —dice con un tono de humor.

—¿Qué mala fama? ¿La de que eres una pervertida que dibuja a su cuñada desnuda? —bromeo con el fin de excavar en la vivencia que ha permanecido como un recuerdo dormido.

—¡Oye! —protesta, enrojeciéndose en el acto, y me pellizca la cintura. Seguro que recuerda cuánto la hice cantar—. Ni se te ocurra pregonarlo, mucho menos a la profe, ¿eh?

—¡Ja, ja, ja! Entonces no me amenaces porque soy capaz de hacerlo. Da igual, lo haré solo por ver la cara de Bernarda.

—¡Te mato! —Ani se me echa encima con la intención de manosearme tras las cosquillas. Ya no habla de distancias absurdas. Creo que ahora desea todo lo contrario como yo.

♫This world can hurt you. It cuts you deep and leaves a scar. Things fall apart, but nothing breaks like a heart...♫

Llaman a Ani. Una llamada inoportuna que nos priva de nuestro jugueteo.

—Hola, Angie. —¡¿Angie?! ¿Por qué la llama miss Buscona? ¿Por qué Ani emplea ese tono tan amable y cercano? ¿Tanto se han mensajeado? ¿Ya se habían llamado y yo no lo supe?

Miro al suelo para concentrarme y agudizar el sentido del oído. Quiero oír cómo esa arpía la manipula.

—Hola, Ana. —El silencio de la solitaria calle y el volumen elevado del teléfono facilitan que perciba esa odiosa voz—. Perdón por el atrevimiento de llamarte, pero me apetecía escuchar de tu boca cómo estás y cómo te han ido los exámenes. —"Perdón por el atrevimiento de llamarte". Estoy segura de que no será tu único atrevimiento, miss Engatusadora. No has tardado en endulzarle la oreja con tu falsa cordialidad. A ti no te importan sus notas como a mí.

—No pasa nada. Me alegra que me llames y que te intereses. Estoy bien. Voy a una actividad extraescolar ahora. Y los exámenes fueron bien en general. Es posible que suspenda alguno, pero lo recuperaré. ¿Y tú cómo estás? —¿Por qué le das tanta información, Ani? Es una desconocida.

—No te quise agobiar con más mensajes y me reservé para esta llamada. Seguro que apruebas todo, me pareciste una chica muy lista. —¡Es una chica lista! Y no porque te lo parezca—. Tú tranquila, no encontrarás a nadie peor que yo con los estudios. —¿Hay que celebrarte la medalla de fracasada que te cuelgas con orgullo? Así no animas a Ani a ser mejor. No eres una buena influencia para ella—. Y bueno, aquí estoy en mi descanso, todo bien. ¿Te apetece quedar mañana? —Directa al grano, víbora. Eso es lo que de verdad te interesa, arrastrarla a tu terreno.

—¿Mañana? Mmm... —¿Por qué lo piensas, Ani? Recházala. Ahora tienes la oportunidad de salir conmigo. Incluso preferiría que paseáramos con Claudia y mi hermano como cuando fuimos al parque acuático—. Sí, vale. —¡¿Qué?! ¿Por qué, Ani? Y aceptas en mis narices, como si disfrutaras restregándomelo.

Una incómoda angustia oprime mi pecho.

—¡Genial! —¡Cómo me lastima que cante victoria! No te puedes salir con la tuya, Angie—. ¿A media mañana frente a la heladería o eres una dormilona? —Detesto su tonito confianzudo.

—¡Ja, ja! No, no lo soy, solo a veces, o casi siempre —bromea Ani como toda una ingenua, la presa ideal para una espabilada como Angie que le reiría hasta los chistes sin gracia solo para seducirla—. Pero no te preocupes, va bien.

—Perfecto. Tráete bikini por si nos entran ganas de darnos un chapuzón, ¿vale? —Lo quieres todo fácil, ¿no, Angie? Puedes valerte de mil excusas en la playa para aprovecharte de mi Ani.

—Vale, lo llevaré. —Cada respuesta sumisa de Ani equivale a un puñal clavado en mi corazón.

—Entonces nos vemos mañana, Ana. Un beso, guapa. —Un beso es lo que estás deseando robarle, maldita Angie. Solo alguien tan inocente como Ani se tragaría tu fastidiosa zalamería.

—¡Hasta mañana! Cuídate.

Aunque Ani cuelga, su derroche de simpatía con esa desconocida ya me desgarró por dentro.

—Era Angie, la heladera...

—Sí, lo supuse desde el principio —la interrumpo para que se ahorre la hiriente explicación—. Nos queda un buen tramo hasta el polideportivo. Apresúrate, se nos hace tarde. —Amplío las zancadas y la dejo atrás.

—¡Pero no vayas tan rápido! ¡Vamos bien de tiempo! —Eres tan ciega que ni cuenta te das del daño que me haces.

A pesar de que su estupidez me hiere, temo por ella. Estoy convencida de que Angie no es trigo limpio.

Continue Reading

You'll Also Like

1.3K 93 7
El día que Kara elige contarle a Lena sobre su casi compromiso con la Princesa de Saturno es el día en que Imra Ardeen se acerca a la tierra con una...
71.5K 12.4K 33
¿Y si es muy tarde para empezar de cero? Cuando Gia Davies se muda a Nueva York, está huyendo. Se ha dado cuenta de que su carrera no le gusta, su re...
400K 23.8K 59
Siempre fui una persona muy solitaria, era felíz tan solo con pasar días enteros en mi habitación leyendo libros que me transportaban a historias alu...
328K 40.2K 61
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...