Janice Denbrough
Estaba recostada mirando el techo moviendo mis labios cantando Billie Jean mientras mis dedos golpeaban mi abdomen al ritmo de la canción.
—¿A dónde f-fuiste? —Salté en mi lugar por el susto de oír hablar a Bill, no lo había escuchado entrar.
—Por ahí. A conocer Derry —respondí sin mirarlo pero si sentí como se acercó a mí.
—¿D-de donde sa-sacaste esto? —cuestionó tomando la bolsa con lo que Richie me había comprado así que me senté en la cama quitándosela.
—Yo lo compré —respondí de inmediato—. Antes de que te pongas loco y me lo rompas.
—Más te v-vale estar diciendo la verdad —Me señaló con su dedo así que aparté su mano con brusquedad—. No me sigas p-p-provocando.
—No me das miedo —aseguré entre dientes—. Yo veré que hago o dejo de hacer.
Me miró con rabia y después salió de mi habitación azotando la puerta así que puse los ojos en blanco sacando las cosas de la bolsa para dejarla sobre el escritorio perfectamente acomodadas.
Miré la bombilla de mi habitación cuando comenzó a parpadear lo que me confundió, ¿Sería una falla de energía?
Me cubrí los oídos al oír como si estuvieran rayando el vidrio de mi ventana, era un ruido que me estaba taladrando los oídos además de que la luz cada vez parpadeaba más.
Respiré pesadamente cuando la luz se apagó pero aún había algo iluminando mi habitación, era la luz que fácilmente podía proporcionar una vela.
Observé la ventana cuando una luz roja iluminó el lugar y me pegué a la puerta cuando vi un globo rojo desde afuera con la frase "I love Derry".
Intenté abrir la puerta con desespero pero parecía como si el picaporte del otro lado se hubiera esfumado porque no lograba abrir. Golpee la puerta cuando el globo comenzó a atravesar la ventana haciendo un ruido horrible que lo único que hizo fue desesperarme más.
—¡Bill! —lo llamé porque este era un buen momento para que se metiera en mi vida—. ¡Bill!
Me agaché al oír el globo explotar dejándome con los oídos zumbando y la respiración acelerada.
Cuando levanté la mirada me pegué lo más que pude a la puerta sintiendo las cicatrices de mi brazo picar cuando el payaso apareció frente a mi con una cínica sonrisa.
—¿Qué quieres? —pregunté enterrando mis uñas en la palma de mi mano, estaba aterrada—. Lárgate de aquí pedazo de mierda.
—¿Así tratas a tus amigos? —preguntó girando la cabeza dejándola hacia atrás lo que me heló la sangre.
—¿Amigos tú y yo? ¿Qué tan grande es tu soledad como para considerarme tu amiga? —cuestioné—. Ahora ni siquiera tengo amigos.
—¿No? —cuestionó sacudiendo la cabeza mientras reía y asentí, me dolía aceptar que eso fuera verdad—. ¿Qué hay de Richie?
Lo miré con rabia, qué ni se le ocurriera tocarle un cabello a Richie Tozier porque entonces sí me iba a conocer de verdad. Soltó una risa al ver que no dije nada, pero mi expresión debió gritarle qué no tenía miedo.
—No te atrevas a tocarlo —hablé con la voz más grave de lo normal, eso me pasaba cuando me enojaba demasiado—. A mí tortúrame si quieres, pero a él no le vas a hacer nada.
—No juego con la comida —aseguró y ladee la cabeza, dudaba mucho que eso fuera verdad.
—Llevas jugando conmigo todo el verano, no me mataste cuando estuve más vulnerable, ¿Crees que lo vas a poder hacer ahora? —cuestioné—. Si tu comida soy yo, ¿Por qué no me haz matado?
Dio una vuelta hacia atrás como si se estuviera contorcionando y yo me levanté para hacerle frente.
—Nos vemos en el velorio de tu amado —habló para después comenzar a reír al momento en que las luces comenzaron a parpadear de nuevo.
Intenté volver a abrir la puerta pero esta vez mis cicatrices ardieron demasiado causando me un dolor punzante así que quité la venda viendo que las cicatrices estaban palpitando y comenzaban a sangrar lo que me hizo hacer una mueca de dolor y asco.
Sostuve mi brazo cuando la sangre comenzó a salir de montones manchando el suelo de mi habitación y mi ropa. Miré la puerta y la empuje con fuerza logrando abrirla para bajar y llamar a emergencias.
Me detuve apoyando la mano en la pared al sentirme demasiado mareada, las piernas me hormigueaban demasiado y sentía que en cualquier momento me desmayaría.
Volví a retomar el paso para llegar al primer piso y llamar a emergencias porque me estaba desangrando, la ropa la tenía llena de sangre.
Apenas y pude poner un pie en la escalera porque perdí fuerza en las piernas y caí escaleras abajo golpeando mi cabeza contra el suelo. Observé el teléfono cuando comenzó a sonar con los ojos cristalizados, estaba adolorida y muy mareada.
Me arrastre hasta este para tumbarlo de la mesa y responder con la respiración acelerada.
—¿Quién habla? —pregunté observando mi brazo que ya había parado de sangrar pero seguía débil.
—Preciosa, ¿Estás bien? —Levanté las cejas al oír a Richie por la línea—. El payaso me amenazó, dijo que te iba a matar si no iba a la casa Neibolt.
Tragué saliva con lagrimas bajando de mis ojos. Si le decía que estaba a nada de caer inconsciente se iba a entregar a ese monstruo y yo no lo iba a permitir.
—Estoy bien Tozier —aseguré comenzando a cabecear—. No me va a hacer nada, puedes estar tranquilo.
—Tu voz se oye débil, Janice dime la verdad —pidió y apreté los labios conteniendo un sollozo.
—Estoy cansada es todo, estoy bien —mentí—. Mañana nos vemos, duerme.
—Hasta mañana preciosa —se despidió y abrí los ojos asustada al ver al payaso frente a mi mientras reía y negué con la cabeza, Richie aún no había colgado—. Janice está ahí.
—No, no lo está —aseguré con la voz cortada.
—Mentirosa, ¿Qué no tienen confianza? —habló el payaso y lo miré con rabia, quería quitarme a Richie—. Vas a flotar Tn, me daré un festín con tu carne.
—Voy para allá preciosa —negué con la cabeza al oír a Richie y después colgó el teléfono mientras el payaso sacaba sus colmillos listo para devorarme.
Tomé aire y tragué saliva para después soltar un grito que me desgarró la garganta, ni siquiera se cuánto tiempo duré gritando, lo cierto es que me callé al oír pasos bajando la escalera.
Sonreí mirando al payaso antes de caer inconsciente, no le dejaría fácil matarme.
『 °*• ❀ •*°』
Desperté sintiendo el olor a alcohol bajo mi nariz así que tosí mientras abría lentamente los ojos, estaba recostada en el sofá.
—¿Qué te pasó? —preguntó Bill sentado junto a mi cuando me vio despierta—. Pareces Carrie de la sa-sangre que tienes encima.
—Eso me intentó matar —respondí tomando aire—. ¿Cuánto pasó?
—Quince minutos —respondió—. Limpié el p-pasillo de arriba, es-estaba lleno de sangre —informó y asentí observando mi brazo—. El g-grito, ¿Te hizo algo más?
—Grité para alertarte —respondí tomando aire y me senté sintiendo mis sienes palpitar—. Gracias por bajar.
—Que no nos estemos llevando b-bien no q-quiere decir que te de-deje morir —respondió y asentí lentamente—. D-Deberías ducharte.
—Lo haré —hablé levantándome del sofá—. Hasta mañana.
—Hasta mañana —se despidió y subí las escaleras para entrar a mi habitación y sacar mi pijama para después ducharme.
Al entrar en mi habitación observé el suelo, tenía algunos rastro de sangre pero no todo el charco, Bill lo había limpiado todo.
—Dime que estás bien Janice —Subí la mirada al oír a Richie y lo vi entrando por la ventana apresurado para acercarse a mí—. Mira como estás, estás llena de sangre.
—Estoy bien, esta vez es verdad —aseguré abrazándolo al verlo bien—. No quería alarmarte, por eso mentí.
—Casi te mata —habló colocando una mano en mi cabeza—. Estas llena de sangre, pareces sobreviviente de Leather Face.
Solté una risa por eso, primero Carrie y ahora Leather Face, ¿Quién seguía? ¿Michael Myers?
—Pero estoy viva, estoy bien —aseguré separándome del abrazo—. Nos quería asustar para matarnos, a mí también me vino a amenazar con que te haría algo.
—Hijo de puta —maldijo tomándome de la mano—. Quítate eso, no soporto verte ensangrentada.
—Me iba a duchar —hablé desabrochando mi overol que comenzaba a incomodarme porque la camiseta la tenía pegada al cuerpo—. ¿Te das la vuelta?
Asintió y lo hizo así que me la quité luego de sacar mi pijama dándome cuenta que la camiseta estaba casi roja en su totalidad, la dejé caer al suelo pero me seguí sintiendo incómoda, así que suspire para soltarme el sostén y volver a ponerme los tirantes del overol abrazándome sobre el pecho.
—Enseguida vuelvo —hablé para salir de la habitación y entrar en el baño llenando la bañera con agua tibia para sumergirse en esta.
Me duche quitando todo rastro de sangre de mi cuerpo, en especial de mis manos y brazos qué estaban totalmente rojos de la sangre.
Al volver a mi habitación ya con la pijama puesta entré y cerré la puerta con llave a mis espaldas y me acosté junto a Richie.
—Me dejaste preocupado —aseguró dándose la vuelta para abrazarme con fuerza—. No vuelvas a hacer eso, no te vuelvas a arriesgar de esa forma Jan.
—No quería que te arriesgaras —respondí subiendo una mano a su mejilla y junté nuestras frentes—. Por favor quédate conmigo, no quiero que te vayas.
—Tranquila preciosa, aquí me quedo —aseguró y dejo un beso en la punta de mi nariz—. Acostemonos bien.
Levantamos las cobijas y nos acostamos bajo estas abrazados. Cerré los ojos dejando la cabeza contra su pecho sintiendo una de sus manos acariciame el cabello hasta que caí dormida.
『 °*• ❀ •*°』
Al despertar sentí la cabeza de Richie sobre la mía así que sonreí apretando mi abrazo al rededor de su cintura.
Me quedé así algunos minutos, solo disfrutando de su compañía hasta que sentí una de sus manos bajar de mi cintura así que subí la mirada viéndolo frotarse un ojo con la mano con pereza.
Cuando despertó por completo estiró su mano para tomar sus lentes y se los puso para después mirarme.
—¿Pudiste dormir? —asentí y él me paso una mano por el cabello—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien, dormí bien —aseguré y bostecé cerrando los ojos. Sentí como dejó un corto beso en mis labios.
Me levanté acomodándome el cabello y le sonreí haciendo que me jalara de una mano y me dejara caer sobre él y que me besara con intensidad.
Dejé una de mis manos sobre su pecho y la otra la subí hacia su nuca para pegarlo más a mí. Si pudiera me despertaría así todos los días para iniciar de buenas.
—Me voy a duchar —hablé separandome del beso.
—¿Y si nos duchamos juntos? —propuso Richie haciéndome reír y negué con la cabeza—. Pero si ya te vi mojada en la cantera.
—Tenía ropa puesta —le recordé con obviedad y él levantó las cejas.
—¿Y yo cuando dije sin ropa? La que pensó otra cosa fuiste tú Janice —aseguró sonriendo y abrí los ojos con fingida sorpresa.
—Si nos duchamos obviamente sería sin ropa, ¿Quién en su sano juicio se da una ducha con ropa? —cuestioné—. Espérame aquí y cuando vuelva nos vamos al Arcade.
—¿Y yo no me puedo duchar? —cuestionó haciéndome reír.
—Si quieres ve a tu casa y nos encontramos allá —propuse para que después asintiera levantándose y juntando sus labios con los míos unos cuantos segundos—. Nos vemos más tarde Tozier.
—Nos vemos preciosa —se despidió para después salir por mi ventana haciéndome sonreír.
Luego de haberme duchado me vestí con una falda/short negra, una blusa manga corta del mismo color y una chaqueta delgada blanca con líneas negras en las mangas. Luego me puse unos calcetines blancos hasta abajo de las rodilla y tenis Converse negros. Dejé mi cabello suelto luego de cepillarlo y acomodar mi fleco.
Cerré el cierre de mi chaqueta hasta lo más alto ocultando mi cuello porque mi blusa tenía el cuello abierto y demasiado bajo para después salir de mi habitación y bajar a la cocina tomando un paquete de galletas y luego irme en dirección al Arcade.
『 °*• ❀ •*°』
Al llegar al Arcade vi la bicicleta de Richie afuera así que sonreí para después entrar viéndolo jugar Street Fighter con concentración.
—¿Practicando para vencerme? —pregunté llegando a su lado. No se giró a verme pero si sonrió.
—Claro, burlate Janice —habló entornando los ojos haciéndome reír—. Hoy te voy a ganar.
—Ya veremos —habló él mientras guardaba mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y observaba como jugaba.
La verdad jugaba bien pero me gustaba molestarlo diciendo que yo era mejor por esa partida hace meses en la que yo le había ganado.
Él sonrió victorioso y después me miró con superioridad para dos segundos después parpadear varias veces mirándome de arriba a abajo.
—Hoy te ves más buena de lo normal —aseguró haciéndome reír nerviosamente—. ¿A qué hora va a ser tu apertura de piernas?
—Richie —regañé sonrojada haciéndolo reír y que colocara una mano en mi cadera pegándome a él.
—Pero si esa falda me esta gritando qué te la arranque —aseguró apretando su mano en mi cadera haciéndome saltar en mi lugar—. Con solo imaginarte con las piernas abiertas me excito.
—Ve a una iglesia a purificarte —respondí haciéndolo reír.
—¿Y qué hay debajo de esa chaqueta preciosa? ¿O te viniste sin nada para facilitarme el desnudarte? —cuestionó tomando el cierre para bajarlo—. Un poco de escote, ¿No?
—Por eso me cerré la chaqueta —respondí volviendolo a subir haciéndolo reír por eso—. Porque te conozco.
—Pero ni siquiera se te ve el cuello —se quejó haciéndome reír.
—A mí me gusta así —respondí—. Pero quiero jugar, no vine a escucharte decir que me quieres coger.
—Eso te lo digo a diario —Soltó una risa y rodé los ojos cruzandome de brazos—. Verte así me da ganas de arrodillarme y decir que soy sumiso.
—Richie, quiero jugar —me quejé y él asintió sacando una ficha y la ingreso en el juego para después yo posicionarse a su lado abriendo y cerrando las manos.
Cuando comenzamos a jugar Richie no perdió el tiempo para atacar a mi personaje, quería mostrarme que era el mejor porque era muy orgulloso.
Le dejé ganar las primeras dos rondas y para la tercera no le tuve piedad y evité todos los ataques para yo ganar, hice lo mismo en la cuarta lo que nos dejó en empate.
—El desempate y ya —hablo Richie sacudiendo las manos para después abrirlas y cerrarlas—. Y te voy a ganar.
—Ya veremos —hablé sonriendo y después ingresamos la última ficha para comenzar a jugar.
Estábamos reñidos, mis ojos pasaban de la pantalla a mis manos y luego a las de Richie, estaba muy concentrado lo que me hacia reír porque se esforzaba mucho en ganar y yo lo hacía más tranquila.
En un momento me tomó ventaja así que utilicé una táctica "ilegal" y favorable para mí. Le di un ligero golpe con mi cadera y después pase mi pie desde su canilla hasta su rodilla haciéndolo sonrojar y que apretara las manos unos dos segundos para seguir jugando, no se iba a dejar vencer tan fácil.
Lo miré sonriendo por eso, estaba respirando profundamente para no mirarme y seguir concentrado.
Seguí jugando como antes, de forma normal mientras el uno intentaba vencer al otro. Noté como sacudida la cabeza sin apartar la vista de la pantalla, me quería ganar a toda costa y yo comenzaba a cansarme las manos.
Seguí jugando con solo una mano cuando la otra se me acalambró lo que lo hizo más difícil a decir verdad pero aún así no lo dejé ganar.
Lo miré notando sus dientes mordiendo su labio inferior con fuerza y me bajé el cierre porque había comenzado a hacer calor. Al momento terminé ganándole lo que me dejó sorprendida, estaba tan concentrado que pude jurar que me iba a ganar.
—¿Qué pasó? —le pregunté mirándolo y noté donde había caído su vista—. Perdiste por mirarme el pecho.
—Yo no te dije que bajaras el cierre —defendió alzando las manos—. Fue trampa
—Me dio calor —defendí—. Y ni siquiera están bien formados.
—Eso no quita lo buena que estás —aseguró colocando una mano en mi cuello—. Hasta con limones estás preciosa.
—No sé si sentirme ofendida o halagada —aseguré haciéndolo reír—. Pero... Te gané.
—Porque me desconcentré —aseguró y solté una risa volviendo a subir el cierre de mi chaqueta—. Otra ronda.
—Te quedaste sin fichas —le recordé y el maldijo por eso—. Más tarde te consuelo.
—¿A sí? —preguntó mirándome de forma pícara—. ¿Y como lo piensas hacer?
—No pienses en perverciones Tozier —respondí y él rió—. Yo veré el cómo.
—R-Richie —abrí los ojos asustada al oír a Bill y me separé un poco de Richie.
—¿Qué quieres? —le preguntó dándose vuelta.
—¿Qué ha-haces aquí? —me preguntó y apreté los labios.
—Vine a jugar y nos encontramos —mentí—. ¿Qué haces aquí?
—Eso chicos —Nos miró a los dos—. Eso tiene a B-Beverly.
Abrí los ojos e intercambié miradas con Richie claramente preocupados por eso.
Los tres salimos casi corriendo del Arcade porque si el payaso tenía a Beverly ella estaba corriendo un peligro mortal y no la podíamos dejar morir.
—Debemos hablar con los demás —aseguró Richie mirando a Bill—. ¿Crees que nosotros tres vamos a poder con esa cosa?
—Busquen a B-Ben y a Eddie, yo b-busco a St-Stan y a Mike. Nos v-vemos en la b-biblioteca —habló para después irse corriendo dejándonos solos a Richie y a mí.
Ambos intercambiamos miradas confundidos y era lógico, durante dos meses no pude ni hablar de Richie porque Bill se ponía loco y ahora nos dejaba solos después de encontrarnos en el Arcade.
—Vamos por Eddie —habló Richie simplemente tomando su bicicleta y me subí detrás de él abrazándolo por la cintura.
—Su mamá nos odia desde que se rompió el brazo —le recordé luego de que comenzará a pedalear—. Deberíamos llamarlo.
Él asintió para después los dos comenzar a buscar una cabina telefónica por las calles de Derry hasta que dimos con una cerca de un puente qué tenía cosas talladas.
—¿Qué es ese lugar? —le pregunté a Richie mientras entrábamos en la cabina de fotos.
—El puente del beso —respondió mientras ingresaba un par de centavos para poder llamar—. Según el lugar más romántico de Derry, las parejas suelen tallar sus nombres en el.
—¿De verdad? —pregunté haciéndome la ilusión de tener mi nombre y el de Richie escritos en ese puente, aunque seguro sería damasiado cursi para él.
—Ya está marcando —informó y me giré en su dirección acercándome un poco viendo como dejo el teléfono en medio de ambos.
—Casa de los Kaspbrak, ¿Quién habla? —preguntó Eddie del otro lado de la línea.
—Yo esperaba a que contestara tu mamá para decirle que nos viéramos en un motel a las siete —habló Richie y oí la queja de Eddie.
—Eres un idiota, ¿Llamaste para eso? —cuestionó molesto haciéndome reír—. ¿Con quién estás?
—Estaba por desvirgar a la prima de Bill pero me entró la culpa de que estaría engañando a tu mamá —respondió Richie y negué con la cabeza.
—No la metas en tus asquerosidades, ¿Sabes cuantos germenes se pueden contagiar al hacer eso? —preguntó.
—Eddie, no estábamos haciendo nada —aseguré hablando por primera vez—. Sabes como es Richie.
—Lo suficientemente ardiente para que me abras las piernas —Le di un golpe en la nuca porque era un momento serio.
—Te necesitamos, todos te necesitamos Eddie —hablé ignorando la queja de Richie por el golpe—. El payaso se llevó a Beverly, debemos salvarla todos porque tres personas no bastan.
Se quedó algunos segundos en silencio lo que me hizo creer que diría que no por lo que me sentí ansiosa.
—De acuerdo, ¿Dónde? —Sonreí cuando accedió, entonces solo quedaba Ben.
—En la biblioteca —respondí.
—De acuerdo, los veo allá —aseguró para después colgar así que miré a Richie entornando los ojos.
—Si fuera de noche podríamos tener sexo aquí —habló sonriendo y rodé los ojos por eso—. Piénsalo, solo te quito lo de abajo y listo.
—No, es un lugar público y nos pueden arrestar —respondí saliendo de la cabina.
—¿Por qué siempre encuentras un pero? —cuestionó saliendo atrás de mí.
—Porque siempre los hay —respondí y tomé aire—. Vamos a buscar a Ben, seguro está en la biblioteca.
—Claro, evita el tema —habló tomando su bicicleta—. Si no lo quieres hacer solo dilo.
—Tenemos trece —le recordé abrazándolo de la cintura para que comenzará a pedalear.
—¿Y? Es un buen momento para comenzar nuestra vida sexual —aseguró y negué con la cabeza.
—No, controla las hormonas Richard, o sino ayudate de tu mano —respondí.
—Que me digas Richard me calienta —aseguró dejando caer la cabeza hacia atrás—. Prometeme que cuando lo hagamos me dirás así.
—Seguro —hablé con sarcasmo.
Al llegar a la biblioteca Richie me pidió esperar afuera por si los demás llegaban en lo que él iba a hablar con Ben así que eso hice.
A los dos minutos salieron y solo segundos después llegaron los demás mientras Richie y Ben levantaban las bicicletas.
—Wow —Miré a Stan confundida cuando habló.
—Tienes fleco —habló Eddie y asentí.
—Imagina como se le pone cuando se masturba pensando en mí, seguro le queda mojado —Bill le lanzó una mirada asesina a Richie por eso—. ¿Vas a decir que no Jan?
—Sí —aseguré abriendo los ojos—. Hoy estas muy intenso.
—Imagina como voy a estar en la noche con la mamá de Eddie —habló señalando atrás de él con la cabeza para que me subiera a la bicicleta.
—¡Cállate idiota! —ordenó Eddie mientras todos comenzaban a pedalear—. Pensar en eso te va a podrir el cerebro, ¿Sabes que te pueden internar en un manicomio por los pensamientos que tienes?
—¿Hablar de sexo es malo? —cuestionó Richie.
—Pareces ninfomano —aseguró Stan haciéndome reír por eso, Richie era muy virgen.
—Y tú un reprimido sexualmente —se defendió—. ¡Y más ahora que te cortaron el pene!
—¡¿Qué?! —cuestioné divertida.
—Sabes que no fue así, ¡Fuiste a mi Bar Mitzvah! —respondió Stan.
—No sé que pasó después de eso, te pudieron cortar el pene de cinco centímetros qué tienes, seguro ahora es microscopico —Soltó una carcajada.
—¿Te puedes callar? —preguntó Mike cansado de oír a Richie.
—Tenían que ser todos vírgenes, gracias a Dios ya desvirgué a Janice —aseguró ganándose una mala mirada de mi parte.
—¿Q-quién es Janice? —cuestionó Bill y apreté los labios.
—¿Cómo quién? La caliente de tu prima, hasta el nombre te dan ganas de gemir —respondió.
—¿Te llamas Janice? —cuestionó Ben confundido y asentí.
—Sí, Janice Tn... Pero el Tn me da malos recuerdos —informé.
—Ese era su nombre de cuando era virgen...
—¡¿Te puedes callar?! —gritó Eddie harto de Richie—. Estás hablando de su nombre de forma sexual.
—Y es incómodo —habló Ben.
—Y asqueroso —completó Mike haciendo bufar a Richie—. ¿Cómo te aguanta?
—Porque me ama —respondió girando la cabeza para verme—. Me adora.
—C-cállate —exigió Bill—. Es m-mi prima.
—Y a tu prima le voy a abrir las...
—¡Cállate! —le gritaron todos a la vez haciéndome reír por eso.
『 °*• ❀ •*°』
Al llegar a la casa sentí un escalofrío recorrerme la espalda al recordar lo que pasó la última vez. Todos bajaron de la bicicletas y yo miré a Bill qué se descolgó la maleta.
—Chicos, alístense —pidió Bill arrodillandose en el suelo sacando una varilla para armarla. El único que se podía decir estaba verdaderamente armado era Mike porque tenía una pistola de clavos.
Miré confundida a Eddie cuando se quitó su cangurera y la arrojó algo lejos, sus razones tendría. Observé el yeso de su brazo dándome cuenta que tenía escrito LOS(V)ER, obviamente la s se la había escrito él.
Salté en mi lugar al oír un vidrio romperse por lo que di la vuelta viendo a Richie con la boquilla de una botella en la mano ya que el resto estaba roto.
Él nos miró sin decir nada y solo arrojó lo que quedaba de la botella al suelo haciéndome reír.
—Hay que entrar —habló Bill para después acercarse a la puerta y abrirla para él entrar primero.
Tragué saliva para después acercarme a la puerta con los nervios de punta y entrar detrás de Richie, se sentía un enorme tensión en el aire.
Cuando los demás entraron me di cuenta de que faltaba Stan así que me di la vuelta viéndolo parado afuera.
—Stan debemos ir todos —habló Bill. Stan estaba aterrado—. Si no vamos todos el payaso nos matara uno por uno, pero si vamos t-todos... venceremos.
Al parecer eso convenció a Stan para que entrara así que lo hizo para luego todos seguir a Bill hacia donde había visto el pozo. Cruzamos la cocina y sentí la mano de Richie tomar la mía, estábamos asustados a decir verdad.
Al llegar a donde se encontraba el pozo sentí una arcada, el lugar era asqueroso y olía hediondo.
—Eddie ¿Tienes una moneda? —preguntó Richie acercándose al pozo junto a mí para ver qué tan profundo era.
—No pediría un deseo en esa porquería —aseguró Eddie y asentí dándole la razón.
—Beverly —la llamó Ben acercándose al pozo pero lo único que se oyó fue el eco de su voz.
—¿Cómo bajamos? —preguntó Stan mirando al rededor, seguro la caída sería tan larga que nos moríamos antes de llegar al final.
—Hay una soga —informó Bill y con Mike la colgaron de un gancho, estaba segura que necesitaría demasiada voluntad para bajar por ese pozo—. Voy a ir yo —habló Bill y se acercó a la soga tomándola con fuerza comenzando a bajar con una linterna en la boca.
Así comenzaron a bajar todos hasta que al final solo quedamos Mike y yo porque quería aplazar lo más posible el tener que bajar.
—Si quieres ve tú —hablé jugando con mis dedos y ambos nos miramos.
—¿Estas segura? —Asentí por si pregunta—. De acuerdo.
Mike comenzó a bajar una vez le dijeron que podía hacerlo así que me quede sola tomando aire preparándome para bajar en solo segundos.
—¡Puedes bajar! —gritó Bill desde abajo así que tomé aire acercándome a la cuerda para bajar, me daba miedo resbalarme y caer al vacío.
Cuando una de mis manos tomó la soga sentí una mano tomarme del brazo haciéndome gritar para segundos después ser arrojada contra el suelo bruscamente.
—¡Janice! —escuché a Richie gritar desde abajo preocupado.
Me enderecé adolorida y abrí los ojos con la respiración acelerada al ver a Bowers frente a mí con la cara llena de sangre y expresión psicópata, solo eso faltaba.
—¡Maldita sea la soga! —Escuché a Bill y noté la soga fuera del pozo lo que me hizo apretar los labios.
—¿Tanto te dolió el golpe que me atacas por la espalda? —cuestioné poniéndome de pie dispuesta a defenderme.
—No sabes lo que disfrutaré sacarte la lengua —aseguró para después acercarse a mi corriendo.
Lo esquivé estando dispuesta a bajar esa soga lo más rápido posible pero su mano tomó mi cuello arrojandome al suelo con fuerza haciéndome quejar. Abrí la boca al sentir su pie en mi cuello comenzando a hacer presión.
Moví mis manos por el suelo buscando algo para poder defenderme tocando el suelo porque sentía que en cualquier momento me iba a romper la tráquea y si un payaso psicópata come niños no me mató no lo haría este imbécil.
Tomé una roca y le golpee la cadera con fuerza un par de veces oyendo como si algo se rompiera lo que lo hizo caer al suelo quejándose por eso.
Me senté tocándome el cuello mientras tosía y después me levanté para acercarme al pozo estando algo aturdida por lo ocurrido hace algunos momentos.
Solté otro grito cuando su mano me tomó del cabello y me intento empujar al pozo, logré poner resistencia apoyando mis manos en el borde y le di una patada en la rodilla qué lo hizo quejar.
—Maldita niña —habló para después jalarme del cabello haciéndome dar vuelta y que me tomara del cuello parra asfixiarme.
—¡Maldición suéltala! —gritó Stan mientras yo intentaba hacer qué me soltara con todas mis fuerzas, hijo de perra.
Intente tomar aire cuando su agarré se apretó más haciéndome echar la cabeza hacia atrás, si no me asfixiaba me iba a empujar por el pozo.
—¡Debemos subir! —aseguró Richie mientras yo aferraba mis manos al borde del pozo.
—No hay soga —respondió Bill y apreté los labios con fuerza.
Le di una patada en la entrepierna haciendo que me soltara y comenzará a insultarme por eso. Me agaché tomando una roca con firmeza y cuando se volvió a avalanzar sobre mí lo esquivé golpeando su cabeza con la roca haciendo que cayera por el pozo.
Tomé aire aliviada y después volví a dejar caer la soga por el pozo para comenzar a bajar apretando mis manos para no resbalarme hasta que estuve frente a una especie de túnel donde los demás me esperaban.
Bill y Richie me ayudaron a entrar y el segundo nombrado me abrazo con fuerza cuando estuve sentada en el túnel con la respiración pesada.
—¿Estas bien? —preguntó Bill mientras Richie me mantenía abrazada con fuerza.
—Con un poco de dolor en el cuello —respondí para después pasarle una mano por el cabello a Richie.
—Chicos, ¿Dónde está Stan? —preguntó Eddie y lo miré con los ojos abiertos, maldita sea.