Pov: Mikumo Akatani.
Iba caminando tranquilamente por la calle luego de que Yuu y Yo hayamos separado nuestros caminos para dirigirnos a casa.
Estaba feliz, el lugar era hermoso y tenía un buen ambiente, tranquilo y callado, de buena talla para mí, además,
‹ ¡Goucchan estará orgulloso! › exclamé en mis adentros con alegría al ver a ahora nuestro temporal hogar en frente de mí.
Antes de posar mí mano en la manija de la puerta, pensé en que quizás el estaría durmiendo.
« puedo.. sorprenderlo! »
[Normal]
Abre la puerta con sigilo, verificando que nadie esté en la sala. Con silencio y una sonrisa traviesa se dirige a su cuarto, pero no encuentra a nadie allí.
« ¿No está? »
La ducha no estaba haciendo ruido, parecía haber un silencio.
Al bajar la guardia, oyó un estruendo y unas voces lejanas.
« ¡El sótano! »
Volvió a sonreír, dirigiéndose a ese lugar, dónde nunca pudo entrar debido a que.. bueno, nunca se acordaba de hacerlo.
Al ver la puerta solamente arrimada al marco, la empujó con lentitud.
Estaba tan emocionado y feliz.
Su sonrisa al instante se borró al apreciar aquel grotesco escenario.
Su pareja estaba de espaldas a el, con un cuchillo en mano, ensangrentado.
Abajo de el.. había un cuerpo, un cuerpo que estaba en medio de un gran charcho de este líquido rojo oscuro.
Ese cuerpo...
Kirishima ?
─ ¿G-goucchan..?
El corazón del rubio se detuvo por un breve momento, esperando que ese Yamikumo solo sea producto de su imaginación o deliraciones. Después de todo no había forma de que haya entrado.. a menos de que ..
Lo dejé abierto
Se apoyó en sus rodillas mientras se levantaba y al mismo tiempo se daba vuelta, todo en de forma lenta para no asustar a su pareja.
En su rostro, la sangre salpicada del pelirrojo.
─ Mikumo.. n-no es lo que c-crees.. . ─ sonrió de forma nerviosa y errática, soltando el cuchillo en sus manos para posarlas al frente de el, sin mostrarle malas intenciones.
Las esmeraldas del pecoso comenzaron a cristalizarse, no cabía del asombro y espanto de lo que estaba viendo.
‹ Gogo.. un cuchillo, Kirishima, sangre. ›
La respiración del más bajo comenzó a hacerse pesada, se le estaba agotando el aire de sus pulmones.
Los temblores de sus manos viajaron a todo su cuerpo, no podía reaccionar, ni siquiera pensar. Su estómago se removió al dirigir sus verdes al cuerpo muerto de quién alguna vez consideró su amigo.
─ t-tu... ─ con los ojos abiertos como platos, miró directamente al ceniza, quien le daba una sonrisa nerviosa en un fallido intento por calmarlo.
─ y-yami.. m-mirame cariño.. ─ dió un paso adelante, en seguida Mikumo retrocedió dos. ─ tu no crees que hice esto.. ¿Cierto?
Un hipido se le escapó, asustandose a si mismo.
─ l-lo.. m-m-mataste.. . ─ parpadeó fuerte, retrocediendo cada vez más.
─ cielo.. amorcito.. ─ intento sonreirle con más calma, extendiendo sus brazos a los lados. ─ ven.. déjame calmarte..
Mikumo vió más detalladamente sus manos, estaban repletas de sangre, sangre que no le pertenecía.
Volvió a mirarlo.
Solo tenía una cosa en mente.
SAL DE AHÍ
─ NO, NO TE VAYAS . ─ exclamó Gogo corriendo detrás del pelinegro, quien no dudo en seguir apresurando sus pasos.
Con lágrimas en los ojos y un pánico terrible en su interior, corría, corría a más no poder buscando salir de aquel lugar que llamaba hogar.
Cuando una silla se interpuso en su camino, la apartó, poniéndola en el camino del rubio, haciendo que este se tropiece y caiga .
─ MALDICIÓN .
El grito del rubio lo alarmó, tratando de acelerar más a sus piernas.
No sabía a dónde ir, realmente no pensó bien antes de entrar al bosque cercano a la casa del ojirojo.
Corría sin parar, sin importar si quizás aquel chico lo dejó de seguir, sin importar que sus pulmones estaban cansados, sin importar su vista nublada por las lágrimas.
─ ¡AH!
Apretó sus dientes cuando su cuerpo impactó contra el pastizal del suelo, rápidamente viendo hacia atrás.
Nadie, solo árboles.
No había ningún ruido, no había nada.
Suspiró varias veces mientras se escondía atrás de una roca, posando su mano en su propio pecho para aliviarse.
Al calmarse un poco, se deslizó por la piedra, hasta quedar en el suelo, abrazando sus piernas con miedo.
No podía creer nada.
Debe ser una pesadilla.
Mordió su brazo con rudeza, retirando sus dientes ni bien el dolor llegó a sus sentidos.
No lo es.. no es un sueño.
Tembló en el piso, lloraba y sollozaba descontroladamente después de lo visto.
Ese no era Gogo.
¿Cierto?
Ese no era su dulce y lindo Gogo.. no era lo que él amaba..
─ G-gogo.. G-gogo..
Se jaló sus cabellos con desesperación, maldecía que su único calmante fuera aquel hombre que siempre estuvo con el.
Tengo miedo.
Quería sentir sus abrazos, quería sus besos, quería sus palabras de aliento, quería.. quería al Gogo que siempre amó.
─ G-goucchan... ¿Dónde estás..?
Oh, mí dulce chico ¿Realmente fuiste tú?
Ven y abrázame, dime qué todo eso no fue real.
Dime que todo está bien.
─ d-dilo..
─ Todo está bien.
Se paró de repente, pegando su espalda contra la roca, buscando retroceder más.
Sintió las fuertes manos del rubio sostener sus brazos, a lo que él comenzó a removerse de todas las maneras posibles para sacarlo de encima.
─ SOLTAME
Gogo hizo una mueca, tomando sus muñecas para alzarlos por arriba de su cabeza.
─ Yamikumo.
Su cuerpo entero volvió a temblar, de nuevo las lágrimas resbalaron por sus pecosas mejillas, iba a morir.
Bakugo se apoyó en el y lo abrazó. El solo quedó allí, sin dejar de llorar.
Colocó sus manos en el hombro del más alto, escondiéndose en su pecho, buscando sentir aquella sensación cálida que le daba el contrario.
Está frío, no es Gogo.
La palma del rubio acarició sus rizos con lentitud, apegandose al más bajo.
Estuvieron en silencio unos minutos, minutos en los cuales solo habían caricias y suspiros.
Yamikumo dejó de temblar
Sintió al pecoso alejarse de el, cruzaron miradas.
─ ..¿ Por qué..?
─ porque te amo..
Al soltar aquellas palabras, se sintió como si un peso más fuese añadido a sus hombros.
Mikumo suspiró, sintiendo de nuevo a sus ojos aguarse.
Entonces todo fue su culpa.
─ fui yo.. fui yo.. ─ sollozaba el pobre menor en los brazos de aquel asesino.─ fue mí culpa..
Gogo se alarmó, tomándolo por las mejillas. ─ no, Y-Yami no llores.. yo los maté, es mí culpa.. es solo mía..
─ perdóname Mikumo.. simplemente no me podía controlar, pensaba que te alejarían de mí y yo..
Dirigió lentamente sus rubíes hacía su estómago.
Un cuchillo.. enterrado en mí.
─ ¿Y-Yami..? ─ su mirada subió hasta el del contrario.
Una triste, brillosa y decepcionada mirada.
─ l-lo siento.. Gogo.. ─ sollozó el pecoso. ─ l-los mataste.. no hacía falta.. llegar a tanto.. ─ formuló con dificultad. ─ no puedo perdonarte..
Akatani jaló el cuchillo, sacándolo del estómago del más alto, sacándole un quejido.
─ l-lo entiendo.. ─ soltó al chico, apoyando su peso en este, sintiendo como sus fuerzas se le iban a paso lento. ─ m-me lo merezco..
Sueño
Trató de apoyarse en sus rodillas, armando una mueca de molestia por el dolor. El pelinegro al verlo lo ayudó, recostandolo en su pecho de nuevo .
─ no te muevas.. ─ oyó la voz frágil de su novio hablarle , cosa que lo calmaba aún más.
─ déjame.. besarte una última vez. ─ lo miró con la mirada algo ida, intentando poner su rostro a la altura del más bajo.
Mikumo lo ayudó a acomodarse en la posición correcta, quedando con el frente a frente.
Sus miradas estaban conectadas, sin ánimos de separarse. Yamikumo le acarició con suavidad y dolor sus mejillas.
Unió sus labios con los del más alto, siendo correspondido al instante.
El viento era el único ruido que los acompañaba, más el sonido de los pájaros que se encontraban por allí.
Todo estaba tan.. calmado.
Su beso duró apenas unos segundos, segundos que rogaban que fueran eternos.
El pecoso lo miró directamente, con calma en sus ojos, una suave sonrisa la cual transmitía entre decepción y amor.
Una sensación familiar inundó sus sentidos.
─ gracias por permitirme otra vida a tu lado, Katsuki, Gogo.. pero en otra será.
Los ojos del ceniza se abrieron como platos, lo miró con confusión.
─ ¿Q-qué..? ¿Cómo tu..?
─ ¿ Cómo se de Katsuki ? ─ le quitó la pregunta de la boca, a lo cual Gogó asintió. ─ Izuku me lo dijo. La voz dentro de mí cabeza.
─ a-asi que.. tu también.. ─ sonrió un poco, quería saber más de aquella voz de la cabeza de su amado, sin embargo su vista de iba oscureciendo.. Tanto sueño.
─ si.. ─ al notar como al ojirubi se le cerraban los ojos y su respiración sé alentizaba, Mikumo besó su frente.
─ la próxima vez nos encontraremos.. mí amado.. prometo que no dejaré que vuelvas a cometer el mismo error..
Te amo.
Lo último que sus ojos presenciaron, fue a aquel bello pecoso, derramando lágrimas de tristeza que resbalaban por sus mejillas.
Lo último que sus oídos escucharon, fue su voz calmada y rota diciendo aquello una vez más.
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La castaña suspiró por desima vez al día mientras se miraba desde todos los ángulos en el espejo.
Se mordía los labios y sonreía con alegría, aquel vestido blanco le quedaba realmente hermoso.
─ me siento muy linda. ─ le dijo a su acompañante, girando sobre sí.
─ eres linda, Yuu. ─ le respondió la chica de cabellos verdes de aires deprimidos.
─ gracias Tsuyu, tu igual. ─ la abrazó con cariño. ─ también gracias por poder acompañarme antes de ir, realmente estaría muy nerviosa de no ser por ti.
─ no es nada ¿Te parece esperar unos minutos más antes de marchar? ─ le pregunta ella, posando su índice en sus labios.
Niega, separándose de la fémina .─ quiero ir ya, porque quiero visitar un lugar antes de irnos ¿Podemos ir?
La ojinegra asiente, sacando las llaves de su auto para que su amiga la dirija a su primer paradero antes de la Iglesia.
─ gracias por traerme hasta aquí, Tsu ¿Quieres esperarme acá no más? ─ le cuestionó la castaña una vez salió del auto.
─ claro, solo hazme el favor de no ensuciar ese vestido, realmente salió caro. ─ le advirtió la de cabellos verdes. ─ estaré esperando.
Yuu asiente, ingresando tras aquellas rejas que no daban buena impresión.
Caminó por la pequeña vereda que le daba la vista a aquellas piedras, unas y otras con diferentes diseños.
A lo lejos divisó las que ella conoce, sonrió y se dirigió a ellas.
─ ¡Chicos! ─ se arrodilló al lado de las lápidas . ─ no saben, estoy tan nerviosa ¡Mí primera y única boda! Será hermoso, yo estoy hermosa ¿Cierto? ─ preguntó, como si tendría una respuesta, pero ella sabía que no la tendría.
Acarició la lápida de su mejor amigo con melancolía.
─ realmente te extraño.. yo.. guardé un lugar para ustedes dos.. no era muy amiga de Bakugo pero sería una falta de respeto no guardar un lugar para el al lado tuyo, Mikumo. ─ soltó con un suspiro. ─ me haces mucha falta..
Quién pensaria que se podía morir de amor.
Cerró sus ojos, recordando el por qué.
Le hacía falta su alma gemela, su luz.
Él se había ido, llevando consigo la felicidad de aquel pelinegro.
Se desanimó, cada día andaba peor, que el anterior.
Todos a su alrededor eran felices, con una gran historia de amor para demostrar. Lo entristeció.
Un día.. . Tan solo se cansó y fue borrado por cuenta propia de este mundo.
En su mejilla, resbaló una lágrima.
Que horrible fue recordar aquella triste noticia..
─ ¡Señorita!
Saltó en su lugar, levantando su vista.
Dos niños..
Parecen muy conocidos..
─ h-hola ¿Qué sucede? ─ saludó, limpiandose las mejillas.
─ ¿Qué le sucede a usted? ¡Está llorando! ─ exclamó uno de ellos.
─ quizás son por las personitas de abajo, Jack! ─ dijo un rubiecito.
─ n-no es nada pequeños.. ¿Y sus padres? ─ se levantó, palmeando su gran vestido para limpiarlo.
─ uhh, están por ah-
─ JACK, KASUO, VUELVAN AQUÍ
Los niños se espantaron al escuchar el tremendo grito de aquella mujer, no hace falta decir que Yuu también se asustó.
─ justo ahí.. ─ mencionó el más bajito, jugando con sus dedos.
─ seh.. bueno, señorita, espero que deje de llorar ¡Nosotros nos vamos! ─ soltó con una gran sonrisa aquel pelinegro.
─ adiós!
Vió como ambos niños iban agarrados de la mano, mientras corrían a dónde había sonado la voz.
Ellos..
Los miró con atención.
Esos rasgos..
Un pequeño con cabellos alborotados, de color negro y ojos esmeralda.
Otro más bajo, de cabellos rubios, puntiagudos caídos, ojos verdes.
¿Chicos?
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HOLAAAA YA VIVÍ :D
BUEEEnooo, si, me tardé una banda para el último cap, pero hey, ya está completo ᐖ
Espero lo hayan disfrutado una banda, a mí me encantó escribirlo, y ahora que está terminado puedo corregirlo desde el principio y de paso responder a la duda que todos tenían.
¿Quién o qué era Katsuki ?
Fácil (xd) una antigua alma en pena de los tiempos antigüos, creo que serían medievales, de dónde viene el Fantasy Katsuki.
El e Izuku tenían una relación a escondidas, ya que en esos tiempos un matrimonio homosexual no podía producir herederos, y como la regla era no tener más de un hijo eso estaba prohibido.
(Katsuki era hijo heredero del trono)
Ellos se amaban tanto. Los padres de Katsuki comenzaron a sospechar del porqué el rechazaba a todas las princesas.
Un día los encontraron a los dos y bueno, pasó lo feo y mataron a Izuku en frente de el, quemandolo vivo.
Obviamente no iban a matar a Katsuki por ser el próximo rey, pero como este no podía vivir sin Izuku, se suicidó en frente de todos el día de su coronación.
Antes de morir exclamó "si Deku no puede estar a mí lado, entonces nadie lo hará. Me reuniré con el en todas nuestras futuras vidas y no me rendiré hasta que en una de estemos juntos por fin". Pum, suicidio.
Iba a ser mejor que lo escribiera, pero ya estaba ansioso porque termine, y quizás lo escriba cuando sea.. alguna festividad o el aniversario de la cuenta xd.
En fin, gracias por todo el apoyo que me dieron a mí y a mí historia, lo amo tanto, gracias!!!
Nos veremos en otras historias, suerte 😸❤️