Tn Denbrough
Cuando desperté me senté de forma perezosa sobre la cama y me estiré para eliminar la tensión, seguro había dormido mal.
Pasé mis dedos por mi cabello organizándolo y eliminando los nudos qué tenía en este, también acomodé mi fleco para que no pareciera que me había pegado una bola de pelo.
Me levanté para salir de mi habitación e ir a la cocina a beber un poco de agua porque tenía la garganta seca. Miré la habitación de Bill al porlo hablando con Beverly.
Al bajar a la cocina bebí un vaso de agua como si hubiera estado recorriendo un desierto porque enserio estaba sedienta.
Al dejar el vaso en su lugar salí en dirección a la sala luego de tocar una tecla del piano que había, no toqué más porque seguramente lo desafinaría al no saber tocar, así que simplemente me senté en el sofá mirando por la ventana con aburrimiento.
—Hasta que te d-d-despiertas —Giré la cabeza para ver a Bill en la entrada de la sala, atrás de él llego Beverly.
—No veo la malo si quiero dormir —respondí encogiendome de hombros.
—Me gusta tu corte —alagó Beverly y subí y baje las cejas burlona mirando a Bill.
—¿Ves? Ella no le ve lo malo —respondí golpeando mis manos en mis piernas—. Voy a mi habitación.
Me levanté pasando en medio de ambos y subí las escaleras hacia mi habitación cerrando la puerta a mis espaldas.
Me acerqué a mi mesita y la abrí sacando la bitácora de dibujos que me había dado mi tía, también saqué la caja de lápices y el borrador. Intentaría dibujar algo aunque llevaba meses sin hacerlo.
No pensé en el qué hacer, solo me deje llevar por las líneas y formas que hacía sobre la hoja esperando a ver el resultado, si lo pensaba mucho terminaría bloqueandome, así que prefería improvisar.
Repetí líneas, borre trazos y también corregí formas una y otra vez. Además hice sombras y difuminé el dibujo quedando con los dedos manchados hasta que termine de dibujar apreciando el bosque que en la hoja se veía con sombras.
—Al menos no quedo mal —Soplé la hoja quitando los rastros del grafito para no arruinar el dibujo y después observe mis manos con los dedos grises debido al lápiz.
Me levanté dejando la bitácora en la cama para ir a lavarme las manos y quitarme el grafito de los dedos para después volver a mi habitación y dedicarme a analizar hasta el más mínimo detalle del dibujo.
Había líneas inexactas, torcidas y dibujadas con mucha fuerza lo que dejaba en claro que tenía el pulso alterado cuando las hice, además de que el difuminado no estaba tan bien ejecutado porque había partes claras donde debían ser oscuras y viceversa.
Parpadee varias veces al oír la puerta ser tocada y me levanté para ir a abrir viendo a mi tía con mi almuerzo en las manos sonriendome.
—Gracias tía —Sonreí tomando el plato y el vaso evitando que mis manos temblara para no hacer un desastre—. Me hubieras llamado para comer, no me había molestado en lo absoluto.
—No creo que quieras oír al papá de Bill quejándose de su trabajo —Negué inmediatamente con la cabeza—. ¿Ves?
—Gracias —repetí sonriendo—. Cuando termine bajo el plato.
—De acuerdo —Asintió para después bajar las escaleras y yo entré completamente en la habitación cerrando la puerta con un pie para sentarme en la cama evitando derramar la comida.
Comí lentamente y bebía algo del jugo de vez en cuando, me gustaba lo que cocinaba mi tía.
Al terminar salí de mi habitación par ir a la cocina y lavar mi plato y mi vaso, también de paso me lavé las manos. Salí secándome las manos y antes de subir la escaleras oí el teléfono sonar así que me acerqué para contestar ya que estaba cerca.
—¿Quién habla? —pregunté dirigiendo mi mirada a las escaleras, todo estaba muy callado, no oía la irritante voz de Bill lo que me dijo que o él y Beverly habían salido o estaba completamente sola en la casa.
—¿Acaso alguien más te llama? —Sonreí al oír la voz de Richie por la línea, claro, ¿Quién además de él llamaba?
—Eres muy arriesgado al llamarme —aseguré sonriendo—. ¿Sabes los problemas en lo que me podría meter solo porque Bill me descubriera hablando contigo?
—Yo te tengo una solución muy fácil a eso preciosa —aseguró y asenri lentamente sonriendo.
—¿Y se puede saber qué es? —cuestioné esperando una de sus increíbles y divertidas respuestas.
—Patada en los huevos y sal corriendo —Solté una risa por eso, si Bill no había bajado a saber con quién hablaba aún era porque no estaba, así que podía reírme cuanto quisiera.
—¿Crees que pueda ir a verte en unos... Veinte minutos? —Sonreí en grande l oírlo decir eso—. Si no te da miedo ser descubierta, claro.
—¿Hablas en serio? —pregunté ilusionada con poderlo ver sin tener que esperar a la noche.
—Mis padres no están, Verónica tampoco y yo estoy demasiado aburrido —respondió poniendo la voz más aguda en lo último haciéndome reír.
—Claro que puedes venir, además creo que Bill no está —informé llevándome el pulgar a la boca son borrar mi sonrisa.
—Está bien. Nos vemos en veinte minutos en la puerta de tu casa preciosa —habló para después colgar el teléfono dejándome con la palabra en la boca, solo pude pedir que no se fuera a encontrar con Bill camino aquí.
Subí a mi habitación sacudiendo la cabeza, ¿Por qué me preocupaba? Las posibilidades eran bajas.
Antes de entrar en la mía pegué el oído a la habitación de Bill confirmando mis sospechas, no estaba en casa así que aplaudí varias veces y salté en círculos, no tenía a un guardaespaldas al pendiente de mis movimientos, estaba yo sola en la casa durante veinte minutos.
Entré en mi habitación y reí emocionada, después de dos meses tenía el lugar solo para mí y podía hacer lo que quisiera porque nadie iba a vigilarme. Me sorprendió la euforia qué tenía en ese momento, la forma en que me alegré por un cosa tan simple.
Pase minutos en mi habitación pretendiendo ser cantante profesional cantando a todo pulmón las canciones de Queen porque nadie podía decirme loca, estaba sola.
—¿Y sigue Don't stop me now o Bohemian Rapsody? —Abrí los ojos con la cara caliente de vergüenza, maldita sea—. Porque me gustó esa interpretación de You're my Best friend.
—¿Por qué nunca tocas? —pregunté dejándome caer boca abajo en la cama con las mejillas ardiendo de vergüenza al haber sido escuchada por Richie en una gira mundial en mi habitación.
—Te veías muy apasionada cantando —respondió sentándose a mi lado—. Y casi lloro cuando cantaste Love of my Life.
—Cállate —pedí avergonzada y lo escuché reír acostando se a mi lado y abrazarme por la cintura.
—Se nota que la casa está sola, porque dudo que hagas conciertos cuando hay gente —aseguró y me quejé, se estaba burlando—. Aunque cantas bien, no mejor que yo, pero bien.
—Engreído —aseguré sin mirarlo y lo escuché reír por eso—. La próxima toca.
—¿Para qué tocar una ventana si te puedo ticsr a ti? —Lo miré con los ojos abiertos y el abrió la boca—. Te hiciste fleco.
Asentí y él me tomó de la cintura haciéndole dar la vuelta quedando boca arriba para el sentarse sobre mis piernas pasando una mano por el corto cabello que cubría mi frente.
—Te ves muy bonita —aseguró haciéndome sonreír—. Y el corte también te queda muy bien.
—Gracias —hablé sonriendo—. Pero te recuerdo que no debes entrar a mi habitación en especial si estoy haciendo el ridículo.
—Ese ridículo me encantó —aseguró juntando nuestras frentes—. Pero me quede esperando Don't stop me now.
—¿Te gusta Queen? —Asintió y sonreí emocionada—. ¿Hace cuánto?
—Desde los doce —respondió juntando su frente con la mía—. ¿A ti?
—Desde los diez —respondí—. Los vi en un canal de música y pues... Hice que me compraran un álbum.
—¿Tienes un álbum de Queen? —Asentí con orgullo—. ¿Cuál?
—The Works —respondí con orgullo y el se sentó a mi lado, estaba segura de que me iba a pedir verlo.
—¿Dónde está? Lo quiero ver —pidió y junto sus manos en modo de súplica haciéndome reír—. Por favor preciosa, muéstrame ese álbum.
Solté una risa levantándome y abriendo uno de los cajones de mi armario moviendo mi ropa para llegar al fondo donde había un estuche negro que protegía al álbum, lo cuidaba más que a mi vida.
Lo puse sobre la cama y abrí el cierre mostrándole el primer álbum que escuché de Queen. Abrió los ojos y ni siquiera fue capaz de tocarlo.
—Quiero ver el vinilo —pidió y asentí sacando el álbum con cuidado y lo abrí mostrándole el vinilo, los postres los tenis doblados ya que no sabía donde ponerlos aun.
—Si yo lo tuviera dormiría abrazándolo —aseguró haciéndome soltar una risa mientras lo volvía a guardar con cuidado de que no se me cayera—. Yo solo tengo los cassetes de música.
—Yo también los tengo, solo que no tengo dónde escucharlos —informé guardando el estuche en mi cajón volviendo a cubrirlo con mi ropa.
—¿Por qué? —preguntó acostandose en mi cama.
—Mi reproductor de música se daño, en el accidente —aclaré acostándome a su lado—. No he podido salir a buscar uno.
Asintió lentamente para después tomarme de una mejilla y acercarse hasta juntar nuestros labios. Sonreí sin separarme del beso siguiéndole el leve movimiento y subiendo una mano a su hombro.
Nos separamos unos momentos y después yo junté nuestros labios moviendolos un poco más y pegándolo a mi jalando su camisa para después separarnos sonriendo.
—¿Sabes la paz que siento al saber que no está Bill? —pregunté sonriendo mientras balanceaba mis piernas de atrás a adelante.
—El ambiente se siente bien —Asentí sonriendo y él tomo aire—. ¿Cuándo iras al Arcade otra vez?
Intercambiamos miradas. Lo pensé algunos momentos, llevaba tiempo sin ir y no quería perder mi racha en Street Fighter frente a Richie.
—Intentaré ir mañana —respondí, ese "intentaré" es porque no estaba segura de ir, pero de que iba a salir, iba a salir—. ¿Vas a intentar vencerme otra vez en Street Figther?
—No lo voy a intentar. Te voy a vencer —aseguró sonriendo y solté una risa burlona.
—Eso dijiste la primera vez que jugamos y no lo lograste —me burlé. Aunque casi hubiéramos quedado en empate lo vencí y era lo importante.
—Fue porque me distraje —defendió y reí. Sabía que fue por eso porque sino habría sido empate.
—Pero aun así gané, aceptalo Tozier —pedí sentándome en la cama—. Y aunque no te hubieras distraído habría sido un empate.
—Mentirosa —Enarqué una ceja porque era la verdad—. Bueno sí, pero no es justo.
—Mañana te doy la revancha si quieres —respondí y él asintió de inmediato haciéndome reír.
Me miró entornando los ojos y después se abalanzó sobre mi abrazándome se la cintura recostando su cabeza en mi hombro.
—¿Tus padres están mucho tiempo fuera de casa? —pregunté con curiosidad cambiando el tema mientras comenzaba a acariciar su cabello.
—Sí. Su trabajo los amarra y para ellos eso es demasiado importante, son muy estrictos y les gusta el lujo —explicó y apreté los labios, solo con asomarte por la cerca del jardín podías darte una idea de eso.
—Me di cuenta de eso ayer. Tienen mucho dinero ¿Verdad? —pregunté porque algunas cosas que logré detallar se veían muy costosas.
—Más del que me gustaría. Ellos detestan que este con personas ''inferiores''. Si no tienen la misma cantidad de dinero que nosotros no están a mi altura —Tragué saliva, técnicamente yo era clase media.
—¿Entonces según ellos no estoy a tu altura? —Me miró y me paso un mechón de cabello atrás de la oreja.
—Físicamente no —respondió evadiendo la pregunta lo que me dio una idea de la respuesta.
—No soy tan enana —respondí y él se encogió de hombros tomando mi mano libre con la suya ora entrelazar nuestros dedos besando mi dorso haciéndome sonrojar.
—Lo sé —respondió suspirando. Él y yo sabíamos la respuesta a la pregunta que hice pero no la quisimos decir—. A ellos no les agrada ninguno de los perdedores y no creo que les fascine la idea de que tú me gustas.
Nos quedamos en silencio algunos minutos solo disfrutando de l compañía del otro ya que no teníamos a nadie que nos interrumpiera, eramos solo él y yo en mi habitación.
Apreté los labios, tenía otra pregunta rondando me la mente. ¿Qué éramos él y yo con exactitud?
—Richie, ¿Qué somos tú y yo? —pregunté confundida haciendo qué me mirara y se acostara a mi lado dejando su hombro junto al mío tomando mi mano.
—La verdad no sé, osea nos gustamos, nos hemos besado un par de veces pero somos amigos —Asentí ante su resumen—. Somos como amigos y creo que novios.
—Entonces somos... ¿Amigovios? ¿Eso existe? ¿Amigovios? —pregunté frunciendo el ceño, sonaba algo estúpido pero era lo que se adaptaba a nuestra relación.
—Desde ahora existe —me dio la razón y solté una risa para mirarlo—. Seremos amigovios hasta que definitivamente seamos novios en todos los aspectos, ¿Te parece?
—Me parece —aseguré dándome vuelta contemplando su perfil haciéndolo sonreír mientras se giraba a verme dejando nuestras narices rozar—. Desde ahora somos amigovios.
—De acuerdo —Dejó un corto beso en mis labios haciéndome sonreír—. Amigovios.