Siempre Contigo #3

By LuzMejia26

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Elena y Alexander amaron, lloraron y aprendieron. Ahora tendrán que decidir que es lo que quieren para sus vi... More

Siempre Contigo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30

Capítulo 12

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By LuzMejia26

POV ELENA HELLS

Volví a correr la cortina para poder visualizar la calle.

-Es la quinta vez que te veo en la ventana- comentó mi padre mientras le cambiaba el pañal a Rafael.

-Estoy nerviosa, sé que va a venir y sé que tengo que hablar de una vez con él- respondí regresando a su lado.

Mi hijo sonrió al verme.

-Mamita- logró decir entre risas.

Sonreí mirándolo.

Una vez mi padre terminó de ponerle el pantalón, lo tomé entre mis brazos. Su sonrisa se ensanchó, pero rápidamente fue remplazada con un puchero y sus ojitos se llenaron de lágrimas.

-Te doy un poco de lechita y bajamos a comer verduras- avisé.

Me senté en el sofá que teníamos en nuestra habitación y acerqué mi pecho a su boquita. No tardó en comenzar a tomar leche.

-Iré a doblar la ropa que salió, te espero abajo- dijo mi padre saliendo de la habitación.

Me quedé unos pocos minutos ahí con él. Ya no tomaba mucha leche, incluso el doctor me había dicho que si yo quería en unas semanas podíamos cortar la leche y hacer mas completa su alimentación. Y yo había aceptado, pues creía que ya podíamos comenzar a avanzar. Sin contar que ya no se llenaba solo con mi alimento, pues ahora comía como si no hubiera comido en todo el día.

Debido a la poca atención que Rafael les daba a mis pechos, ya no daba tanta leche como al inicio.

Cuando acabamos, bajamos para poder seguir comiendo.

Al llegar al ultimo escalón, noté que mi padre estaba en la ventana de la cocina. Miraba hacia afuera sin notar mi presencia.

-¿Todo bien?- pregunté mientras dejaba a mi hijo en su sillita.

-No- respondió -Una camioneta se acaba de estacionar enfrente-

Mi corazón comenzó a latir rápidamente.

Ya no tenia que ser una cobarde. La platica con mi padre me había hecho pensar muchas cosas, y tenia razón. Alexander merecía tener la oportunidad.

-¿Podrías darle de comer al niño?- pregunté ansiosa.

Él se acercó a nosotros y tomó mi rostro entre sus manos.

-Claro que sí, y recuerda que todo estará bien-

Solté el aire retenido en mis pulmones. Y un beso fue puesto en mi frente.

-Gracias- susurré.

El timbre sonó por toda la casa. Él había llegado.

Con las piernas temblorosas, el corazón en la garganta y la mente llena de ideas, me acerqué para abrir la puerta.

Cuando llegué, giré para ver a mi padre. Había tomado al niño y ahora estaban en la cocina.

Yo le había dicho a mi padre que no quería presentarle a Rafa hasta que estuvieran las cosas claras, y que estuviera segura de dejarlo entrar a nuestras vidas. Debido a que desde la puerta se veía el comedor, ellos habían ido a la cocina donde no pudiera verlo, aún.

Tomé la perilla entre mis dedos y me armé de valor para girarla.

Alexander se encontraba de pie ahí. Un pantalón negro, camisa y suéter gris. Un peinado tan impecable como su porte. Sus manos en sus bolsillos y su espalda recta. Un rostro difícil de descifrar y un aura de superioridad.

Como siempre.

-Buenas tardes, Elena- saludó.

-Buenas tardes-

Cerré la puerta a mis espaldas, pues noté como su mirada viajó hacia dentro, intentado ver algo.

-Creo que ya es momento de hablar-

Asentí con la cabeza.

-¿Quieres caminar un poco?- pregunté intentando relajar el ambiente. Si nos quedábamos aquí parados, me haría pipi encima. Necesitaba moverme.

-Si, guíame- dijo con una pequeña sonrisa. La primera sonrisa que veía.

Por alguna razón, ese gesto me calmó un poco.

Comencé a caminar sin sentido, no sabia a donde ir, pero no quería estar quieta.

Pasaron dos minutos, donde solo caminamos en silencio. Finalmente llegamos a una pequeña cafetería.

-¿Quieres que pasemos?- preguntó amablemente.

-Claro-

Entramos y nos sentamos en la mesa mas alejada posible.

Una chica de cabello corto y cintura pequeña, se acercó a nosotros. Su libreta y mandil indicaban que era la mesera.

-¿Qué desean ordenar?- preguntó moviendo las pestañas en dirección a Alexander.

Él solo dio una pequeña sonrisa.

-Una rebanada de pastel y jugo de naranja, por favor- pedí seria.

-Yo quiero lo mismo que la señorita- dijo el hombre sentado frente a mí.

Ella anotó ambas órdenes.

-En un momento te lo traigo- mencionó dirigiéndose a él. Bufé molesta.

Se comportaba como si yo no existiera.

Y no eran celos, solo me enojaba que su servicio no fuera bueno sólo por ver a un hombre encantador.

Se fue después de admirar a Alexander unos segundos más.

Otro silencio incomodo se hizo entre los dos. Finalmente, él relajó su postura y decidió hablar.

-¿Cómo has estado?-

-Bien- contesté -Haciendo una vida nueva, ¿y tú?-

-Igual, saliendo adelante, justo como lo prometimos-

Noté como deseaba decir algo, pero no era capaz.

-Ya dilo- animé.

-¿Decir qué?-

-Pregunta por nuestro hijo-

Nuestro hijo.

Durante casi dos años, me había acostumbrado a decir "mi hijo", y ahora decir "nuestro" era muy raro.

Alexander suspiró.

-¿Cómo se llama?-

-Rafael- respondí.

Sus ojos brillaron. Sabia que ese nombre tenia un gran significado para él.

-Como mi abuelo- susurró conmovido.

Asentí alegremente.

-Tu abuelo es una gran persona, y quería saber que no estabas del todo fuera. Era mi manera de que él llevara un pedacito de ti-

-Eso es grandioso- dijo -Sé que es un gran niño, y mas si lo has criado tú-

Se asomó una sonrisa en mi rostro.

Antes de decir algo más, llegó la mesera con los platos.

Decir que aventó mi plato era poco, pues su prioridad era que Alexander estuviera encantado con su servicio.

-¿Algo más?- preguntó.

Quería responder, pero él se apresuró.

-No, puedes irte- contestó con aquel tono frio y estremecedor que hace temblar cada fibra de tu cuerpo.

Ella padeció. Parecía que acababa de escuchar al mismo diablo en persona.

Una parte de mí, brincaba de alegría.

La mujer huyó de ahí, y la comprendía. Alexander sin sentimientos, era de las peores cosas que te podían pasar en la vida.

Por arte de magia, ese semblante cambió y regresó a su actitud anterior: relajado y conmovido.

-Dime lo que sea de él- pidió.

Tomé un trago de mi jugo, y pensé un poco que decirle.

-Hace unos meses cumplió un año, su comida favorita es la sopa con tortilla, le gusta dormir abrazado a un oso de peluche y es muy paciente-

-Como tú-

Asentí.

-Pero es tu copia, no hay parte de él que no sea idéntica a ti- contesté.

Comenzamos a comer nuestra rebanada de pastel en silencio. No sabia como sentirme al respecto, algo me carcomía por dentro y me sentía culpable.

Terminamos de comer sin decir nada.

-¿Sabías que estabas embarazada cuándo te fuiste de casa?- preguntó haciéndome estremecer.

Su tono de voz tenia un tinte de recelo.

Sabia que Alexander no toleraba que le ocultaran la verdad, y menos si se trataba de un hijo.

-No- contesté -Lo supe dos semanas después-

-¿Por qué no me dijiste nada?-

Suspiré.

-Acababas de pedirme espacio, y si te decía que estaba embarazada, íbamos a volver a estar juntos solo porque había un niño de por medio. Y ni tú, ni yo estábamos bien-

-Pero también es mi hijo, me quitaste la oportunidad de estar en su vida, y eso fue muy egoísta- comentó molesto.

Sus palabras tenían razón, pero no iba a dejar que me gritara o me hiciera sentir mal.

-Te hice un favor, la empresa alcanzó un punto muy alto, y después comenzó a caer, era obvio que estabas demasiado ocupado en eso, ¿sabes lo que un hijo implica?- el monstro de la valentía se hizo presente -Implica dejar de lado las cosas para enfocarte a él, implica que tu prioridad ya no es una empresa o el dinero, implica estar para él todo el día y toda la noche, sin importar nada-

Soltó una risa sin gracia.

-¿Y crees que no soy capaz de eso?- cuestionó con una clara molestia.

-Te conozco, y sé que no piensas en nadie mas que no seas tú-

-No me conoces, ya no me conoces, y Rafael tampoco conoce a su padre, solo porque su mami fue una egoísta que no planeaba decirme nada-

Estaba furiosa.

¿Quién se creía para venirme a hablar así?

Me levanté de mi asiento y lo miré directamente a los ojos.

-Rafael no necesita un padre que siga viviendo en el pasado, ¿quieres estar en su vida?, entonces supera y organiza tu vida, porque no voy a dejar que estés con mi hijo mientras calmas tu culpa, y luego te largues cuando veas que ser padre es más que dar un biberón de leche-

No dejé que dijera otra palabra.

Salí de la cafería hecha una furia. Estaba pensando en pagar mi cuenta, pero ahora, que él pagara por ser un idiota.

Caminé de regreso a casa, pasos firmes y sin mirar atrás.

Mi soledad duró poco, pues alguien me tomó del brazo, haciéndome dar media vuelta y detenerme.

Conocía esos ojos arrepentidos, y tal vez fueron los que me hicieron calmarme un poco.

-Perdóname,  nos alteramos un poco y creo que tienes toda la razón- mencionó despacio.

-Lo dije en serio, Alexander-

-Lo sé- mencionó -Y es verdad que tengo que superar y organizarme, pero de verdad quiero conocerlo y ser parte de su vida-

Lo miré seriamente, intentaba buscar alguna señal de diversión o duda, pero no encontré nada.

-¿Seguro?- pregunté desconfiada.

-Créeme, aun no sé qué carajo hacer con mi vida o que deseo para el futuro, pero puedo asegurarte que de verdad quiero cuidar, proteger y amar a aquel bebé con mi vida entera, solo dame la oportunidad de demostrártelo-

Sus ojos brillaban.

De verdad anhelaba esto, y no veía ni una gota de miedo en sus palabras.

-Bien, pero va a ser bajo mis reglas- sentencié.

Una gran sonrisa deslumbró mis ojos.

-Estoy dispuesto a acatar las reglas que sean, con tal de conocerlo-

Hasta cierto punto, ya tenia la seguridad de que Alexander quería ser un buen padre, ahora necesitaba planear bien esto, para que no fuera un desastre para nadie... 





Nota de la autora: 

¡Hola gente bonita!

Me fui dos semanas para enfocarme en mis exámenes y familia, y me siento orgullosa de decir que me fue de maravilla. 

¿A ustedes como les ha ido y que han hecho?

Espero que este capitulo les guste y lo disfruten. Estamos muy cerca de que esta historia de amor vuelva a comenzar.

Les amo mucho :)

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