Capítulo 27

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POV. ELENA HELLS

-¿Así que hoy vas a cenar con su familia?- preguntó Ryan.

Acerqué los trocitos de verdura a la boca de mi hijo.

-Si, y estoy muy nerviosa- respondí.

Una risa se escuchó.

-Has sido mas valiente en tres semanas que yo en dos años- dijo -Tu ya enfrentaste al padre de tu hijo y además vas a reencontrarte con su familia y novia, y yo no puedo hablar con mis padres-

-Es diferente situación, aunque tengo las mismas ganas de huir que tú-

-No seas una cobarde como yo, además él merecer el amor de una familia-

-Pero ya lo tiene- aclaré -Mi vida estaba bien antes de él-

Rafael tomó el vasito de jugo que estaba en la mesita y lo acercó a su boca.

-Pero sabes que no es lo mismo, y tú mas que nadie sabe lo que es no tener contacto con tu familia directa- contestó compresivo.

-No sé si eres mi mejor amigo o mi peor enemigo-

-Soy ambos, y aparte, tu jefe- sentía su sonrisa del otro lado de la línea.

Rodeé los ojos.

Estaba a punto de hacer un comentario pasivo agresivo cuando tocaron la puerta.

-Tengo que dejarte, Alexander ya debió de haber llegado-

Me acerqué a la puerta, dejando a mi bebé comiendo un trozo de plátano.

-Que te vaya bien con el causante de tus tragedias- dijo en todo de burla.

-Cállate- y colgué la llamada.

Abrí la puerta y no estaba preparada para semejante imagen. Un Alexander sonriente con un suéter marrón y unos jeans. Su cabello estaba un poco mas largo de lo que acostumbraba hace algunos años, pues unos mechones caían sobre su rostro. Su colonia seguía siendo la misma que me embriagaba en unos segundos.

-Buenos días- saludó.

-Buenos días- regresé el saludo.

-Te he traído el almuerzo- levantó una bolsa de comida.

-Gracias, adelante-

Me hice a un lado para que entrará a la habitación del hotel.

Al ver a Rafael, corrió hacia él. Se colocó a su altura y comenzó a besarlo mientras le decía mimos. Siempre que veía esa imagen, mi corazón se derretía.

-Hola hermoso- dijo sentándose junto a él en el piso.

-Oa- saludó Rafa.

Comencé a sacar la comida de la bolsa, la cual había quedado olvidada en cuanto Alexander centró su atención en el niño de ojos azules. La comida gourmet hizo que mi estomago hiciera ruido. Tenía tanta hambre y tantas ganas de volver a probar esta delicia.

Había dos porciones, entonces lo miré confundida.

-¿Quieres que te sirva el almuerzo?- pregunté.

Esto era muy raro, porque si alguien tenía sus horarios de comida muy bien establecidos, era él. Esta ya no era su hora de almuerzo, a menos de que algo se le hubiera atravesado.

-No, yo ya almorcé en casa, es para Claudia- respondió mientras le daba mas verdura a nuestro hijo.

Sonreí.

Ella claramente amaría esta comida, y por muy mal que le cayera Alexander se iba a comer esto.

Me acerqué con mi plato de comida a la mesita pequeña donde estaban, y me senté del otro lado de Rafael, dejándolo entre los dos.

Siempre Contigo #3Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt