Capítulo 20

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Antes de comenzar, quiero pedir una enorme disculpa por no subir capitulo en un buen tiempo, pero tuve una mudanza y regresé a a la escuela, entonces fue un poco complicado. 

Por favor, si ya olvidaron en lo que nos quedamos, te recomiendo que leas capítulos anteriores para que puedas entender este. 

¡Gracias por todo!


Claudia ya había llegado a casa cuando entré yo con Rafael dormido en mis brazos. Mi padre se encargó de arroparlo y dejarlo en mi cama, mientras yo esperaba a que Claudia saliera de bañarse para hablar con ella.

Estaba sentada en la sala pensado en lo que le diría a mi amiga.

Mi padre entró a la sala y me miró preocupado.

-¿Todo bien?- preguntó.

-Si, solo quiero hablar con ella sobre lo que dijo Alexander-

Le había contado a mi padre lo que Aaron quería, y mi padre no estaba muy convencido de la idea, pero tenía que respetar lo que Claudia quisiera.

-Todo va a estar bien, solo sé sincera y apóyala- dijo sonriéndome -Me iré a dormir, nos vemos mañana-

Besó mi frente y se retiró de ahí.

Pasaron un par de minutos y Claudia bajó con el cabello húmedo y en pijama. Una sonrisa estaba en su rostro, pero al ver mi semblante, su gesto alegre despareció.

-Creo que no tienes buenas noticias- comentó sentándose a mi lado.

-Depende de cómo las tomes- respondí nerviosa.

-Dímelo, puedo soportarlo-

Le extendí la taza de té que tomábamos todas las noches.

-Hoy en la cena, Alexander habló de Aarón – comencé a hablar -Dijo que él quiere verte para pedir perdón y cerrar los ciclos. Al parecer, Aarón solo quiere soltarte y avanzar-

Se quedó en silencio, mientras miraba a la nada.

-No quiero presionarte a nada- continué -Pero creo que es necesario para los dos, así ambos cierran bien esa puerta y continuar con su vida-

-Necesito pensarlo, es algo grande volver a verlo- contestó perdida.

-Tomate el tiempo que necesites, y sea lo que sea que decidas, voy a apoyarte hasta el final- dije mientras me ponía de pie y le deba un beso en la mejilla acompañado de un abrazo sincero.

Subí a mi habitación, pues estaba muriendo de sueño.

Cerré la puerta lentamente y caminé de puntitas a mi cama.

Vi a Rafael con los ojos cerrados, sus largas pestañas adornaban su adorable rostro, sus regordetas mejillas estaban rojas y su pecho subía y bajaba lentamente.

Sonreí ante la imagen.

Coloqué el pijama sobre mi cuerpo y entré a la cama. Mis ojos comenzaron a pesar y caí dormida en cuestión de minutos.

Hoy había sido un buen día, y esperaba más de estos.




Unas manos en mi cara hicieron que abriera los ojos. Sus manitas sostenían mis mejillas y tenía una sonrisa llena de ternura.

-Hola Mamá- dijo Rafa sonriente.

-Hola amor- saludé mientras repartía besos por todo su rostro.

Rafael se despertaba super temprano, pues a las 7 ya tenía toda la energía arriba y los ojos bien abiertos, y su deber era despertarme a mí.

Siempre Contigo #3Où les histoires vivent. Découvrez maintenant