Camila no era ella misma, la latina lo notaba. Ya había pasado casi una semana desde que fueron al parque de diversiones y dos desde que se había comenzado a comportar de esa forma. Más de lo habitual, claro. Se le veía enojada, frustrada y...triste. Verónica podía verlo, la chispa en sus ojos estaba o parecía opacada, la latina no lo quería decir, pero incluso pensaba que Camila intentaba escapar. Huir de su infelicidad saliendo con Austin, ella sabía que su mejor amiga no sentía nada por el moreno ¿Por qué se hizo su novia entonces? No tenía sentido, pero los besos entre ellos dos iban en aumento y parecían una forma de distracción para Camila.
Quería abordar el tema, pero no estaba segura de nada. Camila llevaba casi un año comportándose raro, pero durante estás dos semanas parecía casi al borde del colapso, y Verónica no quería verla así. Pero lo que temía era preguntarle ya que no quería volver a pelear, llevaban tiempo sin hacerlo, y además la latina se sentiría como una completa hipócrita. Cómo podía decirle a su mejor amiga que estaba muy extraña cuando ella también lo estaba, aunque no podía ser lo mismo.
A Verónica le atormentaba una única cosa con nombre y apellido: Lucy Vives. Incluso sus padres quedaron en segundo plano, su mamá nunca estaba en casa y su papá no llamaba, no le afectaba mucho a estás alturas. Era como no saber que tenía padres, los señores Cabello parecían más su familia que la suya propia. Mientras que Camila debía tener varias cosas en la cabeza, puede que estuviera preocupada por su futuro, o algún problema familiar. Puede también que le gustará algún chico, tal vez, e intentaba olvidarlo succionándole la boca a Austin todo el día.
En todo caso se sentía ofendida, si a su amiga le gustaba algún chico ¿Por qué no se lo había dicho? Ellas siempre se contaban todo, Verónica le había contado a Camila sobre que esa semana reprobó el examen de Biología. Se contaban todo, bueno, todo menos el tema de Lucy. Del resto Camila sabía hasta su tipo de sangre ¿ Por qué no le contaría sobre el chico que le gusta? Pero la oportunidad apareció sola un día, fue un accidente, y Verónica no lo planteó. Ni siquiera iba a preguntarle sobre su depresión, solo esperaba a que su mejor amiga se abriera a ella.
-¡Te juro que te lo devuelvo!-la latina le imploró juntando sus dos manos como un ruego.
Estaban subiendo las escaleras al cuarto de Camila, estaban en casa de los Cabello ya que la invitaron a pasar la tarde allí.
Camila pareció pensarlo, pero Verónica sabía que si lo iba a hacer por su pequeña sonrisa traviesa. Era muy agradable verle una sonrisa auténtica, últimamente no lo hacía mucho.
-Puede ser...-quería hacer sufrir a su amiga, pero al ver los ojos miel casi saliendo rió un poco -. Vale, yo te presto los apuntes de Biología.
-¡Gracias, Mila!-se lanzó a abrazarla causando risas en las dos porque casi caían por las escaleras.
-De nada ¡Ten más cuidado, casi terminamos como barriles por tu culpa! -giró el pomo abriendo la puerta y lanzando su cartera en la cama.
-Bien ¿Ahora dónde escondes ese lindo cuaderno? - le dió un guiño sentándose en la cama, Camila estaba con una toalla en el brazo.
-Mmm creo que, en mi escritorio, debe estar por allí-se encogió de hombros mientras entraba al cuarto de baño que había en la habitación.
-¡Eres la peor anfitriona del mundo, te estás bañando mientras hay visita! -la regañó la latina al escuchar el ruido de la ducha.
Escuchó una risa sarcástica de Camila sobre el ruido del agua.
-¡No me importa, Iglesias, si yo quiero bañarme, lo hago! -después otros ruidos al otro lado de la puerta.
-Al menos pudiste haberme dado tu misma el cuaderno, idiota-dijo para sí misma soltando una risa.
Fue hasta el escritorio de trabajo, su laptop estaba sobre la mesa, unos cuantos lápices y varios libros. Camila leía mucho, era un dato que poca gente sabía sobre ella. Abrió uno de los cajones de la izquierda y allí había varias libretas, de diferentes colores y algunos de estampados. No sabía cuál era de Biología ya que Camila nunca los identificaba.
-¡¿Cuál es?! -hizo que su voz sonase hasta el baño.
-¡Es uno azul! -Camila respondió antes de seguir tarareando.
Cantando en la ducha, que profesional, Camila. Se rió internamente de su chiste. ¿Por qué Camila tenía tantos libros? Buscó entre ellos, su amiga era idiota, había varios de color azul. Se fijó en una libreta de color azul rey, intentando pegarle a la suerte lo abrió para ver si era el indicado. En cierta forma de le hacía familiar. Lo abrió en cualquier página, lo raro fue que vió una fecha, está parecía ser de octubre de este año. ¿Que podría ser? ¿Una tarea de Biología en octubre?
"31 de octubre de 2014"
Hoy fue la fiesta de Halloween, se supone que iba a ser perfecta, pero obviamente la suerte no está de mi lado. La noche iba de maravilla, estábamos en casa de Hailee bailando cuando apareció Jauregui con sus amiguitas. ¿Quien las había invitado? Pues claro, si la tonta pelirroja llamada Nora era amiga de Hailee, por esa razón lograron entrar a la fiesta.
Verónica parpadeó un poco, mierda, ahora ya recordaba el por qué la libreta azul se le hacía tan familiar. Era el diario personal de Camila. Verónica sabía que estaba mal, pero sus ojos la traicionaron, ella quería seguir leyendo para saber cómo acababa. Ella también recordaba esa noche, con claridad, fue casi a principios de año y Lucy estaba disfrazada como un hada. Aún recordaba lo mucho que le impactó la imagen de la castaña, estaba hermosa. Para, sigue leyendo antes de que Camila salga. Se advirtió.
"Estoy cada día peor ¿Sabes lo que pensé al ver al fenómeno? Que estaba increíblemente guapa ¿Entienden? Guapa. Con su disfraz de vampiresa y casi me deja sin aliento con sus ojos esmeralda. ¿Ven? Por esos pensamientos es que pienso que soy idiota ¡Cómo odio a Lauren! Perfecto, ellas llegaron y yo intenté fingir que Jauregui no estaba allí, traté de conversar con Vero para distraerme. Lo juro. Pero al voltear veo a su amiguita pelirroja colgada de su cuello, creo que se tomaban una foto no sé, pero allí se encendió un caos. Otra vez ese sentimiento de acidez, de querer golpear a la chica, pero no era a Lauren, si no a la pelirroja.
No sé en qué momento, pero estaba frente a ellas, me burlé de su maquillaje y las dos comenzamos a pelear. Ni siquiera recuerdo cuando fue que chocamos con una calabaza, dentro había una vela, y está se cayó muy cerca de las cortinas. Esa noche fue horrorosa con todo el humo y casi comenzamos un incendio. No me castigaron, no fue mi culpa, fue un "accidente". Pero claro que alguien si tuvo culpa y es de la fenómeno de Jauregui. Debería estar durmiendo, me siento un poco mareada por toda la bebida y el humo de esta noche.
Se despide, Camila Cabello."
La latina estaba sentada en el suelo alfombrado del cuarto de Camila, con los ojos abiertos como platos, al igual que su boca. ¿Que acaba de leer? Dios mío, no debió de haberlo hecho. Ya no podía borrar las palabras de Camila de su mente. ¿Que quiso decir con todo eso? Aunque ella tenía una clara idea, era imposible, Camila no era así. Ella siempre había parecido tan confiada y con la cabeza sobre sus casillas, ella no podía pensar eso de Jauregui. Quería comprobar, seguro sólo fue una... opinión descriptiva de Lauren, nada más. Fue a otra página, sabía que ya tenía que guardar el diario y fingir que nunca lo había visto pero quería asegurarse de que todo el lío sentimental de Camila no tuviera dueño...o ahora dueña. Intentó ubicarse en un día más reciente, ya sabía que buscar, dos semanas antes de que comenzara con su depresión. Lo encontró, era la fecha exacta y había un escrito.
"20 de abril de 2014"
Cómo odio a la pelirroja. También a Lauren Jauregui, con mi vida ¿Qué quiso decir con que besaría a Ally antes que enamorarse de mi? Quiero decir ¿Acaso me han visto? Yo le gusto a todo el mundo, nadie nunca me había dicho esas palabras y si lo han hecho los mando a comer mierda como lo hice con la fenómeno hoy. Pero...las palabras de Lauren, yo...a mi sí me dolieron, muchísimo. Corrí con todas mis fuerzas, tenía miedo de que me viera e incluso que me escuchara llorar. Fue asqueroso, después la cabeza me dolía horrores y se me arruinó el maquillaje. Ella me odia, eso nunca va a cambiar y yo también la odio, es lo correcto. Estás cosas extrañas que siento por ella deben acabar, no me puede seguir pasando esto con ella, tal vez debería intentar conectar más con Austin. Intentar sentir lo mismo que siento al verla mientras lo beso, no enamorarme, pero sí que me haga olvidar a Lauren. Estoy asustada, no entiendo nada, no me entiendo. He pensado en decirle a Vero, ella es mi mejor amiga y me siento un asco por no decirle la verdad ¿Pero qué sucede si piensa que hay algo mal conmigo? ¿Y si me deja de hablar? Yo no podría soportarlo, no puedo con todo esto yo sola. Tengo quince años, solo soy una chica. Tal vez debería fingir que nada sucede, mi mamá me está llamando para comer. Desearía no estar pasando por esto."
El escrito sigue, pero Verónica ya no podía leer más, mucha información para una tarde. Joder, Camila y ella debían ser gemelas o algo ya que las dos estaban pasando por la misma situación y pensaron en la misma idea para olvidar a las chicas.
Jesucristo ¿Por qué había leído eso? Camila la mataría.
-Mierda-murmuró cerrando la libreta y dejándola sobre sus piernas estiradas en el suelo, su espalda estaba apoyada en el escritorio.
La latina estaba en sus pensamientos, mirando su regazo, a Camila le pasaban cosas con Jauregui. Por eso sus cambios de humor y sus bajones de ánimo, estaba mal. Al igual que Lucy la tenía a ella, vaya. Verónica no logró prestar atención a su entorno hasta que escuchó el grito ahogado de su mejor amiga.
-Verónica...tu...tu-Camila parecía pálida, su cabello estaba húmedo y ella traía una falda y un jersey.
Le estaba haciendo una pregunta con los ojos, indirectamente para saber si había leído la libreta sobre sus piernas, Veronica aún en shock asintió suavemente. El rostro de Camila se tornó de Miles de tonalidades rosas, soltó un sollozo cubriendo sus labios con una mano, antes de darse la vuelta y encerrarse nuevamente en el baño. Allí fue cuando Verónica salió del trance, se levantó rápidamente para ir al baño, pero la puerta estaba cerrada con pestillo.
-Mila, ábreme-le pidió mientras escuchaba unos pequeños sollozos al otro lado.
-¡Lo leíste! ¿Por qué hiciste eso? -era como una acusación y ya la latina se sentía culpable.
-Perdona, pensaba que era tu cauderno de Biología y al ver que era tu diario...no quise, lo juro-suplicó y sintió alivio al escuchar el pestillo de la puerta ser quitado.
Con cuidado entró al baño, aún había vapor por el agua caliente y Camila estaba sentada en las baldosas azules. Rodeaba las rodillas con sus brazos, presionándolas contra su pecho, mientras escondía la cabeza. Verónica no quería verla así, su mejor amiga pensaba que iba a dejar de hablarle o pensar mal de ella y eso nunca en la vida. La latina se fue deslizando lentamente al lado de Camila, se sentó apoyando su espalda en la pared.
-Perdón...-dijo la castaña en un pequeño sollozo.
Verónica negó con la cabeza mientras colocaba una mano en la cabeza de Camila, acariciando su cabello.
-Perdoname tu a mí, no tenía que leerlo-Verónica se sentía avergonzada por haberlo hecho.
Camila levantó ligeramente la cabeza, para verla, sus mejillas estaban hinchadas y sus ojos irritados. Verónica no le veía llorar de esa forma desde que murió su perrito, Poppy.
-Ya...¿Ya lo sabes? -parecía temerosa de la respuesta
Verónica se mordió la lengua, tenía que decirle la verdad.
-Sí te refieres a lo de Jauregui, entonces si-las dos se quedaron en silencio, observando fijamente el suelo del baño -. Si te sentías de esa forma ¿Por qué nunca me contaste?
Camila dejó resbalar unas cuantas lágrimas y la latina no pudo soportarlo, rodeó sus hombros con un brazo e hizo a la castaña apoyar su mejilla en su pecho. Las lágrimas mojaban la blusa de Verónica, pero a ella poco el importaba.
-Tenía miedo, Vero. Mucho miedo a que pensaras... que algo iba mal en mí-hablaban en susurros, como si fuera un gran secreto y en parte lo era.
-Nunca en la vida pensaría eso de tí, Camila Cabello-la abrazó un poco más, su mejor amiga era como su hermana, ella nunca haría eso.
-Pero, ya leíste todo ¿Crees que es normal sentir cosas por... Lauren? -preguntó con un hilo de voz.
Verónica respiró profundo, ya no podía seguir ocultándolo.
-No creo, pero somos adolescentes, podemos estar confundidas no es un error-cerró los ojos.
Camila se apartó un poco del abrazo para verla, sus ojos chocolate estaban manchados con lágrimas ya casi secas.
-¿Podemos?
Verónica asintió mientras bajaba la mirada a sus manos.
-A mi...a mí también me pasan cosas-la vió a los ojos antes de soltar el aire con el nombre -. Con Lucy.
Camila abrió los ojos, parecía un poco sorprendida pero no tanto, como esperaba.
-¿Lucy Vives? -preguntó y la latina asintió ahora ella con las mejillas rojas -. Oh, ya veo.
Las dos se quedaron mirando al suelo lo que parecieron horas, pero en realidad debían ser minutos.
-¿En qué nos hemos metido? -al rato se escuchó la voz de la latina.
Camila se encogió de hombros, después se mordió el labio mirando a Verónica.
-¿Tu crees que estemos...
Verónica negó rápidamente, apartando cualquier posibilidad romántica.
-Imposible. Puede que estemos confundidas, es normal a esta edad, tal vez para el próximo año se nos pase-aseguró mientras las dos intercambiaban miradas.
-Eso espero-Camila no parecía muy convencida.
Verónica se obligó a estarlo, ellas no podían estar enamoradas de esas dos. No porque fueran chicas, sino porque las odiaban desde primer año y además eran unas raritas de primera. Y sobre todas las cosas yo no me enamoró, esto es solo una etapa. Intentó decirse a sí misma. Aunque tanto ella como Camila tenían miedo, a que fuera algo más fuerte que una confusión.
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