Rivales (Vercy)

By TobyToOk

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Verónica Iglesias tiene que comenzar la secundaria, junto a su mejor amiga Camila Cabello, después del divorc... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22 (1/2)
Capítulo 22 (2/2)
Capítulo Extra

Capítulo 14

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By TobyToOk

Verónica estaba, en cierta forma, extraña. O tal vez desconcertada, los sueños con Lucy no mejoraban ni un poco, mejor dicho, cada vez parecían empeorar. El de ayer fue...intenso, no fue algo vulgar, muy lejos de eso. Fue intenso de otra forma, estaba logrando que Verónica conociera una parte de ella misma que no quería descubrir.

Lucy y ella estaban en el parque de los árboles, normal; las dos recostadas sobre las flores viendo el cielo, eso era un poco extraño; con sus manos entrelazadas, allí fue cuando las cosas se fueron de cabeza; la latina después se le quedó viendo mientras se acercaba, a sus labios. ¿Entienden? ¿Quería besarla? Verónica Iglesias quería besar a la rarita de Lucy Vives.

No tenía sentido, ese sueño estaba fuera de lugar, y lo peor fue que al despertar ni siquiera se habían besado. Tipo: ¡¿Para qué mierda tienes un sueño extraño si ni siquiera terminas besándola?! Todo mal haces, Iglesias, hasta en sus sueños. Después estuvo media hora mirando al techo aún más desconcertada por la decepción que sintió al no besar a la castaña en sus sueños. Cada vez estaba peor, era muy obvio.

Quería hablar al respecto el tema con Camila, pero tenía miedo a que pensará que era una...anormal. Digo, Verónica no era homofóbica ni nada parecido, pero nunca se había planteado la opción de estar interesada en una chica...románticamente. No, no, nada de "románticamente". El amor no existe, puede que solo tenga ¿Atracción física? Fuera lo que fuera el caso es que lo estaba sintiendo por una mujer, atracción, porque amor no era. Nunca en la vida. Y no sabía que pensaba su mejor amiga al respecto, puede que quedara asqueada. ¿Ella era gay o bisexual? Esperaba que la segunda, así podría fingir que solo le gustaban los hombres, pero no estaba muy segura. Cómo se pondría su madre si se enteraba de esto.

Igual a ella no le importaría mucho. Y su padre estaba ocupado pretendiendo que no tenía una hija como para importarle. Mejor salgo a dar un paseo y me aclaro. Se dijo a sí misma. Como siempre decidió que arreglarse no era una opción, quería ir a un lugar para estar sola y pensar así que no tendría que lucir bonita. Una sudadera y unos vaqueros ajustados, aquello era todo su guardarropa con su cámara colgando del cuello. Se peinó el cabello primero con el cepillo y después con los dedos, para darle un aspecto más atractivo. Trucos de belleza.

-¡Mamá, voy a salir! -gritó y apenas si escuchó un gruñido de respuesta -. ¡Lo tomaré como un sí!

Al estar afuera al viento frío era agradable, aún era temprano y si llegaba a un lugar alto podría tomar fotos del atardecer. Verónica creía estar enloqueciendo, pero cada día era un atardecer diferente, repleto de nuevos colores y formas en las nubes queriendo ser descubiertas. Era casi mágico.

-A la carga-dijo mirando a su alrededor, nadie estaba en la calle.

Como otras veces, Veronica comenzó a trepar por unas enredaderas para subir a su techo. Estaba a medio camino, a la altura de la ventana de su habitación, utilizando el alféizar como apoyo. ¿Qué estaría haciendo Lucy? Esa fue la duda que la atacó, sintió una necesidad de voltear a ver hacia la casa de la castaña. Allí, con la ventana abierta observando fijamente a la latina, estaba Lucy Vives que se sonrojó al ser descubierta. Fue un poco más sorpresivo para Verónica, ella sintió su corazón saltar hasta su garganta y perdió el equilibrio. Se intentó agarrar a una de las enredaderas, pero su pie resbaló, ella comenzó a caer.

-¡Verónica! -debía ser la voz de una angustiada Lucy.

La latina lo primero que pensó fue en su cámara, la sostuvo fuertemente contra su pecho. Por suerte aterrizó en los arbustos al lado de su casa, sintió cómo las ramas le pinchaban la espalda, pero al menos nada grave. Estaba apretando los párpados y sentía un molesto dolor en los brazos, las ramas le estaban causando dolor.

-¡Ouch! -se quejó, pero escuchó una puerta abrirse y cerrarse.

-¿Verónica, estás bien? -fue lo primero que preguntó Lucy al llegar junto a ella.

Estaba en unos shorts y una franela holgada con el nombre de una banda, en su cabeza estaba otra vez el mismo gorrito mostaza.

-Creo...-intentó rodar hacia un lado, pero se estaba lastimando -. ¡Ouch, ouch!

-Ven, te ayudo-Lucy ofreció tímidamente su mano, pero parecía decidida en ayudarla.

Verónica accedió a su ayuda solo porque estaba lastimándose, Lucy le hizo levantarse mientras ellas dos seguían tomadas de la mano.

-¿Estás bien? -al alzarla Verónica había quedado parada muy cerca de Lucy, su mano hormigueaba.

Verónica la soltó como si estuviera ardiendo, alejándose un poco mientras fruncía el ceño.

-Lo estaría, si no fuera por tí-la acusó.

La castaña entrelazó sus manos tras su espalda, mirando el suelo, pero al escuchar a Vero levanto el rostro y juntó las cejas.

-¿Si no fuera por mi?¡Tú te caiste! -la señaló, después arrugó la nariz.

Verónica observó su rostro, no tenía maquillaje y parecía recién salida de la ducha, su cabello estaba húmedo.

-¡Claro que sí!¿Quién era la que me estaba espiando por la ventana? -se cruzó de brazos y sonrió triunfante al ver las mejillas de la castaña rojas.

-¡Cla-ro que no! Y en todo caso ¿Por qué tú volteaste? -apretó un poco los puños, dando un paso más lejos de la latina.

-¿Entonces admites que si me estabas espiando? - sonrió burlona mirándola fijamente.

Lucy enrojeció aún más.

-¡Que no! Olvídalo, me voy a mi casa-bufó y se dió la vuelta caminando a su casa.

La latina quería seguirla, eso hizo, continuó su camino tras la castaña y se detuvieron las dos en el porche de la casa.

-¿Por qué me estás siguiendo? -Lucy la encaró pero nuevamente se apartó un poco al ver que volvía a quedar tan cerca de Verónica.

La latina alzó una ceja. ¿En verdad la intimido? Mejor así.  Pero en lo más pequeño de su ser no quería que la castaña le tuviera miedo. Verónica se encogió de hombros, aún sonriendo con superioridad.

-Estoy aburrida, tu eres una gran distracción para fastidiarte-se acercó un paso, la castaña se tensó.

-¿No te basta con hacerlo en la escuela? -sus ojos café estaban entrecerrados.

-Nah, es mejor las veinticuatro horas-al ver que la castaña seguía en posición defensiva levantó su cámara, enfocando el rostro confundido de Lucy -. ¡Mira a la cámara, Vives!

La fotografió mientras disparaba un pequeño flash, Lucy parpadeó várias veces aún confundida por lo anterior. Verónica sonrió al ver su rostro mientras chasqueaba la lengua.

-Qué lástima, seguro saliste horrenda-pretendió estar revisando la cámara -. Me sorprende que tú rostro no le haya roto el lente ¡Es de muy buena calidad!

Lucy frunció el ceño mientras se acercaba y me daba un pequeño empujón a la latina, las dos abrieron los ojos y de inmediato Lucy retrocedió con la mirada en el suelo. Las dos sabían que Lucy había acabado de romper una regla: golpear a su agresora.

-Yo...yo...-intentaba disculparse pensado que la latina la iba a matar.

-Tu ¿Te atreviste a empujarme? -Verónica apretaba los dientes, nunca nadie le había hecho algo así.

Lucy se encogió negando con la cabeza desesperadamente.

-No, perdón, yo no quise...-pero Verónica se acercó a ella.

Sonreía como un gato maligno, Lucy aprendería a las malas. Pero sus impulsos también la controlaban. Sostuvo las dos muñecas de Lucy en un rápido movimiento, antes de que incluso la castaña lo notara, y las presionó a los dos lados de la cabeza contra la puerta de la casa. Lucy abrió los labios para decir algo, pero perdió las palabras al ver los ojos miel encendidos.

-Nunca en tu vida ¿Me escuchaste, Lucía? Nunca más vuelvas a desafiarme-sus rostros estaban cerca pero el de Verónica amenazantemente, aún sentía ganas de besar a Lucy para cumplir su absurdo sueño -. ¿He sido clara?

Lucy no intentaba soltarse,ni tenía la fuerza para hacerlo, pero asintió rápidamente un poco nerviosa por la cercanía del rostro de Verónica con el suyo. Sus cuerpos estaban casi rozándose, Verónica quería cerrar el espacio, pero se obligó a concentrar su fuerza en las manos que aprisionaban las muñecas de Lucy.

-No te escuché-solo para molestar a la castaña colocó su oreja cerca de la boca de Lucy para que le respondiera -. ¿Qué dijiste?

Fue una mala idea, Verónica no pensó muy bien ese plan, ya que al sentir la respiración de Lucy en su oreja, la piel se le erizó. Idiota.

-Sí...-apenas respondió en un pequeño susurro.

-¿A qué cosa? -le siguió insistiendo por qué la latina era masoquista, le gustaba el aliento de la castaña tan cerca de su rostro.

-Ya no volveré a desafiarte, ahora...suéltame-Lucy esquivaba los ojos de Verónica, esto a ella le fastidiaba.

Notó lo nerviosa que estaba Lucy y sus mejillas rojas, por un momento se permitió fantasear pensando que le gustaba a la chica. Aunque era imposible, se odiaban y se supone que igual a Verónica no debía emocionarle si le gustaba a la castaña o no. Por esa razón no pudo evitar preguntar en voz alta, solo para fastidiar:

-¿Qué te sucede, Vives?¿Acaso te gusto? -sonrió volviendo a verla a los ojos aunque los café de Lucy la intentaran evitar.

Lucy se tensó aún más si es posible.

-No... ahora suéltame, por favor...-esa pequeña súplica atravesó los muros de Verónica.

Lucy lucía muy frágil mientras su cuerpo temblaba, por un momento la latina se sintió culpable, pero lo disfrazó con una actitud hipócrita. Tal vez ahora Lucy estaba aún más asustada de ella. Igual, no le importaba...

-Ya, entra a tu cuarto a llorar, Vives-se alejó de ella casi de una zancada dejando espacio personal, la miraba con una sonrisa.

Sintió una extraña punzada en el pecho al ver la reacción de Lucy, la castaña apenas tuvo a la latina lejos cruzó los brazos sobre su pecho también abrazando sus brazos. Como si acabara de estar incómoda, aunque el rubor en sus mejillas seguía allí. Ninguna de las dos dijo nada, Verónica sonreía falsamente mientras Lucy la observaba con recelo. Al final la latina decidió que era mejor irse, le incomodaba todo lo que le hacía sentir esa chica.

-Eres muy aburrida, tal vez para la próxima-se encogió de hombros antes de levantar la cámara y tomar otra foto de la pose tan vulnerable que mostraba Lucy -. ¡Vaya, tu rostro sigue sin romperla! Debería ser un récord.

No se despidió ni nada, ellas no eran amigas así que no vió el por qué hacerlo. Solo se dió la vuelta caminando hacia su casa, con las manos en sus bolsillos e intentando pensar por qué había hecho todo ese numerito frente a la casa de Lucy Vives.

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