El amor del Zar

By AngieRosas058

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Secretos. Traiciones. Odio. Venganza. Poder. Una guerra. Rencores y viejos amores del pasado. Una Reina. Un Z... More

Prólogo
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Epílogo
Agradecimientos
Escena extra: "Un muerto entre las sombras."

Capítulo 15

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By AngieRosas058

Xander

Miro fijamente las pantallas donde muestran la destrucción masiva de la mansión Marchetti, aquella que alguna vez fue casa de Valentina.

Aunque las cámaras que estaban adentro se destruyeron, siempre tengo asegurado todos los ángulos, fue de gran utilidad haber hackeado el sistema de tránsito de Calabria, me permitía observar que es lo que pasaba por fuera de los muros de la mansión Marchetti.

Ahora

Todo lo que mi ex esposa había construido, se había ido.

—Entonces, las cosas finalmente se aclararon— digo

—Sí— responde, mirando fijamente las pantallas— era hora, de poner las cartas en la mesa—

—¿Te arrepientes?—

—Nunca— me mira— jamás me arrepentiré, de escoger el bando correcto—

Una sonrisa sale de mis labios, asiento mientras coloco mis manos en su cintura suavemente, ella seguía encima mío juntos no dejamos de ver las pantallas mientras el humo y el fuego se levantan poco a poco hacia el cielo.

—Fue una buena idea tu programa, bruja. Lo reconozco—

Me mira por encima del hombro, sonriendo ligeramente.

—Aprendí del mejor—

Definitivamente, el haberle enseñado a Valentina acerca de la tecnología y el hackeo de sistemas, fue la mejor decisión que tomé en lo que respectaba a mi esposa. Recuerdo que mi padre tenía un viejo proverbio que pasaba por generaciones.

La esposa de un Zar, jamás será un trofeo. Ella es tu compañera. Tu igual. Un Zar no puede gobernar sin su compañera ideal.

Valentina, lo es y siempre lo será. Estemos juntos o no, si algún día llego a morirme no dudaría en dejar el poder a mi ex esposa, para que gobierne todo el imperio ruso de mi padre y mío.

Compañera del Zar, sólo hay una.

Y era ella.

—Entonces, hemos declarado la guerra— informo, asiente— ¿Cuál es nuestro siguiente paso?—

—Esperar un tiempo— bufo— te dije que este plan requería tiempo—

—Lo sé— digo.

—Tenemos que esperar a que Bruno, se recupere— asiento— después de eso, veremos sobre la marcha—

—¿Cómo supieron que Bruno era nuestro topo?—

—Darío no dudó en dar a su hermano en bandeja de plata con su madre— gruñe de mala manera— lo siguieron el día de nuestra última reunión—

—Que mierda de tipo—

—No lo maté sencillamente por que necesito hacerlo sufrir un tiempo—

Nos quedamos en silencio, mientras nos perdemos en nuestros pensamientos, me río al recordarlo y me inclino ligeramente hacia su oído.

—La Reina del Alboroto de la Bratva— se ríe— y yo pensando que al principio, sería una burla—

Levanto su camisa para ver su costado izquierdo, donde se encuentra el tatuaje que demuestra que la bruja, pertenece a la Bratva. La rosa negra siempre ha sido nuestro símbolo personal dentro de la organización, no solamente jurabas lealtad.

Era un símbolo de inmortalidad absoluta dentro de nosotros.

Sonrío, recordando ese día. El día en que me hizo que la llevara a tatuarse la rosa negra.

Niego con el ceño fruncido a sus palabras, mi esposa hace un puchero que se me hace demasiado encantador para negarme a cumplirle los caprichos.

—Anda, cucciolo—

—No— niego— ¿Para que quieres tatuarte?—

—Por que sí— sonríe— me veré más sexy—

—Solnischko, ya eres sexy así— la beso brevemente— muy sexy— acaricio suavemente la piel de sus caderas— y tu piel, es perfecta así—

—Lo sé, sé que soy la mujer más hermosa y sexy que has visto en tu vida— me río ante su ego— pero, realmente. Quiero hacerme uno, me gustan los tuyos en tus brazos, quiero tener uno para combinar contigo—

—Eres una cursi— bufo con burla.

—Tú tampoco te quedas atrás, Xander— sonríe— entonces, ¿me llevas?—

Finalmente, suspiro y asiento en resignación.

—Bien, te llevaré—

Me río cuando se abalanza sobre mí y sus piernas se enrollan alrededor de mis caderas, logro mantenerme en mi equilibrio mientras sus manos toman mi rostro, para comenzar a besarme en diferentes partes.

—¡Gracias, gracias! ¡Te amo!—

—También te amo, solnischko—

Niego divertido ante ese recuerdo, vaya sorpresa que me llevé al verla salir y mostrarme el tatuaje que se había hecho.

Cierro la revista en el momento en que veo a mi esposa salir del cubículo donde se encontraba con mi tatuador, me da un asentimiento antes de mirar de nuevo a mi solnischko.

—¿Y bien?— inquiero— ¿Qué tal te ha ido?—

Una sonrisa se asoma en sus labios, aquella que me gusta mirar cada mañana.

—Fantástico, dolió un poco— asiento— pero todo bien—

—Ajá— digo con interés— ahora, quiero saber que es—

Veo como rueda los ojos.

—Tendrás que esperar—

—No— refuto— bruja, te traje hasta aquí en contra de mi voluntad. Así que necesito saber si valió la pena, tu manipulación hacia mí—

—¿Te manipulo?— arquea una ceja.

—Todos los días, siempre te sales con la tuya—

Se ríe un momento antes de levantar ligeramente su camisa de lado izquierdo, donde se ha hecho el diseño.

Mis cejas se arquean en evidente sorpresa y la respiración se me entrecorta ligeramente al ver la rosa negra que adorna en sus costillas pero, no era cualquier rosa negra.

Era un símbolo.

El símbolo de la Bratva.

—Esto...—

—Lo sé, es una locura—

—Demasiado, solnischko— bajo la tela de su camisa, para mirarla a los ojos— ¿Estás segura de esto, Valentina? Por qué...—

—Sé que no hay vuelta atrás— me interrumpe— pero ahora sé, lo que es sentirse en casa, Xan— sonríe ligeramente— y me dado cuenta, que definitivamente estoy mejor aquí que en Italia—

—Solnischko...—

—No voy a cambiar de opinión, Xander— afirma— aparte, tu padre. Me ofreció un trato al que no pude negarme, al final es poder por poder—

—Bueno...—

Antes de que me diga algo, la tomo en brazos y la alzo ligeramente del suelo. La beso profundamente un momento antes de unir mi frente a la suya para sonreír.

—Bienvenida a la Bratva, solnischko. Haremos todo Rusia arder. Juntos—

El saber que Valentina, nos había jurado lealtad de una manera que nadie entiende fue algo que no podré olvidar fácilmente así como ella nos dio su lealtad, nosotros también lo hicimos.

No importa nuestros orígenes. No importan las distancias. No importaban nuestras disputas.

Daríamos la vida el uno por el otro.

Un par de años después de nuestro divorcio, llegó el segundo tatuaje que ella misma se había ganado a pulso. Tomo su mano para mirar la cruz que tiene en el costado de la muñeca, un segundo símbolo que imponía respeto.

Un símbolo que marcaba su autoridad dentro de la Bratva y que sus órdenes, deberían cumplirse les gustara o no, quien osaba a desafiar a la Reina del Alboroto.

Nunca salía vivo.

Frunzo el ceño cuando siento algo caliente en mi pierna, miro hacia abajo y mis cejas se arquean al ver que se trata de una gota de sangre. Muevo mi mirada hacia arriba hasta encontrar a la fuente de la sangre.

—¿Estás herida?—

Valentina parece salir de su trance para mirarme, sus ojos se fijan en el mismo punto que los míos.

—Ah, eso...— responde— Darío, me disparó. Es solo un roce—

—¿Ese idiota te disparó?— inquiero con molestia— me dan ganas...—

—Ya tiene dos balas en su cuerpo, sumado a que se acaba de recuperar de mi apuñalada. Estará más débil de costumbre—

—Aún así, no me gusta verte herida, bruja—

—Es solo un roce— masculla— y tu, eres un dramático—

Ruedo los ojos ante su terquedad, Valentina bien podría desangrarse y aún así, actuaría tan fresca como una lechuga. Suspiro antes de levantarme de golpe, bajándola de mis piernas.

—¡Oye! ¡Eso dolió, gusano!—

Me río al oír su queja y al ver como cae de golpe al piso con su trasero, camino hacia uno de los pequeños armarios que tengo cerca para sacar el botiquín de primeros auxilios y curar su brazo herido.

Cuando regreso, ya se encuentra en sus pies mientras coloca su mano en su trasero.

—Eres un idiota—

Arqueo una ceja, divertido.

—¿Quieres te sobe el trasero, solnischko?—

—Buen intento, pervertido— me golpea en el brazo— puedo hacerlo yo solita, gracias—

—Lastima, soy bueno sobando...— ladeo mi cabeza— tu te lo pierdes—

Señalo mi silla

—Siéntate, voy a curarte esa herida—

—Yo puedo...—

—No lo harás— la interrumpo— te conozco muy bien, bruja. Estoy seguro que no lo harás y dejarás que pasen los días hasta que tengas una infección como la vez pasada, y yo tenga que llevarte a urgencias por que casi te me mueres—

—Eso no...— abre y cierra la boca en busca de una respuesta coherente— solo fue una vez—

—¿Quieres que te recuerde cuántos días estuviste en el hospital con la infección?— niega— entonces, toma asiento y cierra la boca, bruja—

—Qué mandón—

Rueda los ojos mientras se quita la chaqueta y se sienta en la silla, bufando. Saco las cosas necesarias para comenzar a curar la herida, Valentina no deja de quejarse como niña pequeña de cinco años a la que le han quitado un dulce.

—Te recuerdo que soy tu jefe, Marchetti—

—Menudo jefe que me vino a tocar— gruñe— ¿Es tarde para renunciar?—

—Solamente tienes que decirme que de color quieres el ataúd para tu salida triunfal—

—Negro, así como mi alma y corazón—

—Bien—

Aunque bromeamos sobre esto, hay una verdad detrás de esto.

Se sabe que para salir de la mafia, nunca lo harás vivito y coleando, al contrario, te espera un bonito ataúd que será enterrado tres metros bajo tierra a menos que seas un miembro importante de una familia rica y con poder, para al menos tener algo normal en tu vida.

La Bratva, no funciona así.

No importa si eres amigo. Un rey o un emperador. Incluso siendo el mismo Zar de la Bratva, todos saldremos de la misma forma.

Muertos

Nunca habrá excepciones, ni siquiera conmigo.

Si quieres libertad y normalidad lejos de la Bratva, la tendrás.

Pero no en la Tierra.

Termino de curar el brazo de la bruja y algunos de sus golpes para seguir trabajando un par de horas más, miramos todas la cámaras tanto de Rusia e Italia en señal de cualquier movimiento sospechoso que nos alerte acerca de una respuesta a la guerra.

—¿Revisaste la carpeta que te dí?—

Salgo de mis pensamientos, cuando escucho la voz de la bruja. Suspiro negando.

—Lo siento, no lo he hecho— respondo— he estado ocupado poniéndome al día en las empresas, que no he tenido descanso—

—¿Aún la tienes?—

Abro uno de los cajones del inmenso escritorio para sacar la carpeta que me dio el día en que llegó a Rusia, la hojeo rápidamente.

—¿Hay posibilidad de que puedas rastrear la dirección IP de ese número?—

Asiento, acercándome al teclado para comenzar a hacer mi trabajo. Mis dedos se mueven con rapidez ingresando el número del teléfono registrado, unos segundos después tengo resultados.

—Es de prepago— digo.

—No hay forma de rastrearlo—

—Yo no diría eso...— murmuro pensado una nueva forma de rastrearlo— si la llamada fue hecha de un teléfono de prepago, debieron hacerla desde algún lugar con buena cobertura—

—Lo que nos daría una rango aproximado de la zona en la que fue hecha—

—Exacto— respondo— solo dame...— sonrío— bingo—

Ambos observamos como un punto rojo se muestra en una zona, Valentina y yo fruncimos el ceño al ver donde se marca la señal de la llamada.

—Dijiste que el día que hicieron la llamada, fue el dia del funeral de mi padre— asiente, señalo la zona— ¿Reconoces esta zona?—

—Sí— sus cejas se arquean— es una de las zonas más exclusiva de Ekaterimburgo—

—Horas después del funeral, cuando todos se habían ido y solamente nos quedamos en el mausoleo— señalo la hora— ¿Sabes quien vive en Ekaterimburgo?—

—Gusev— decimos al unísono.

—Lo sabía— sisea entre dientes— perro traidor, sabía que tarde o temprano ese hijo de puta iba a traicionarnos—

Comienzo a mover mis dedos sobre las teclas para comenzar a infiltrarme en el sistema de Mijaíl Gusev para revisar cada uno de sus movimientos y cuentas bancarias a mi lado, Valentina comienza a hacer lo mismo.

—Tengo algo— me informa— mira esto—

Varios correos aparecen en mis pantallas y comienzo a leerlos mientras más leo, más son las ganas de querer torturar a ese hijo de puta por habernos traicionado.

—Los correos son entre Darío y Gusev, mientras el traidor ese nos vendía—

—¿Cómo lo sabes?—

Señala la dirección de correo.

—Aunque no lo parezca, llegué a conocer a Darío de diferentes maneras— asiento— las iniciales M. D. son el nombre del idiota y el apellido de soltera de Carina. El 2702 es la fecha en que la que comencé a salir con Darío, fue en febrero veintisiete—

—¿Qué más hay en los correos?—

—Todo lo que sospechábamos— me mira— de las pocas veces en las que los Greco, lograron jodernos con mercancía de droga, era porque Gusev les decía el lugar y la ruta por la que traficábamos—

—Pero como siempre cambiamos de ruta en cada entrega, era difícil saber por cual pasarían— asiente— ese cabrón, desde hace meses que nos vende a los Greco—

—Eso no es todo— me muestra otro correo— el fue quien le avisó a Darío, acerca de mi llegada a Calabria el mismo día en que conoció a Dimitri—

—Entonces, quiere decir que ese imbécil...—

—Jamás fue sorpresa que estuviera ahí para recibirme— gruñe con molestia— solo quería comprobar que Dimitri, pisara suelo italiano para hacer sus mierdas—

—Que hijo de puta— espeto.

—Totalmente— escucho como sus uñas comienzan a golpear el escritorio— tenemos que deshacernos de Gusev, antes de que siga pasando información—

—Estoy de acuerdo—

—Lo planearemos después, por el momento tenemos que reforzar la seguridad de todo. Habla con nuestro infiltrado que está bajo nuestra nómina en Ekaterimburgo, que vigile cada movimiento de Gusev—

—Bien— responde— ¿Algo más?—

—Es todo— digo— por el momento, lo mejor no es hacer nada. Hasta que Bruno, se recupere para que pueda hablar con él—

Valentina arquea una ceja en mi dirección ante la mención de nuestro topo.

—¿Qué vas a hacer?—

—Ofrecerle un trato— respondo— no tiene a nadie, estoy seguro que los Greco; ya debieron ponerle precio a sus cabezas juntas. Está solo, no puede vagar por ahí a menos...—

—Xander, es pronto—

—Simplemente estoy pensando...—

—No—

Frunzo mi cejas

—¿Por qué no?—

—Porque el chico apenas se está recuperando de la paliza y traición de su familia, pedazo de estúpido. Pedirle que se una a nosotros, sería un suicidio—

—Le estamos dando protección—

—Que se la estemos dando, no significa que confíe en nosotros— gruñe con mal humor— yo le dí mi palabra que iba a cuidarlo, no que iba unirse a nuestra maldita secta—

Ruedo los ojos ante sus palabras, la miro de la peor forma pero por mucho que quiera refutar. En cierta parte tiene razón, el chico apenas se está recuperando de la traición de su propia familia, necesita calmar el caos de su cabeza y pensar las cosas con frialdad para saber lo que quiere hacer.

—Bien— gruño— dejaré el tema por la paz. Pero lo digo en serio, Valentina. Sería una buen elemento para la Bratva—

—Como sea—

Después de nuestra conversación, nos quedamos en silencio de nuevo. Trabajando nuevamente en los correos de Gusev, mientras mi mente idea un plan para atraparlo y hacerle pagar su traición, sonrío al pensar en las miles de torturas que se me ocurren.

—Sádico— escucho que dice la bruja— estoy segura que estás los miles de escenarios de tortura—

—¿Cómo lo sabes, brujita?— agrego en burla.

—Porque pienso lo mismo— me mira— necesito derramar sangre de hijos de puta, para tener mi ración del día—

—Y luego el sádico soy yo— suelto irónico.

—Lo eres— afirma— a diferencia de ti, soy más refinada a la hora de torturar, cavernicola—

—¡Ja!— exclamo— lo dice la mujer que le arrancó un pezón a un hombre, solo con sus uñas—

—Y recién salidas de la manicura— me guiña el ojo— ¿Ves? Sofisticación—

—Bruja—

—Cavernícola—

Volvemos a nuestro trabajo, suspiro con cierto cansancio y tallo mis ojos ligeramente para quitarme el ardor ligeramente.

Bien

Esta guerra por el poder y la venganza, promete ser larga.

Muy larga.

Doy dos toques a la puerta de uno de los cuartos de invitados, espero pacientemente a que la persona al otro lado de la madera, me abra.

Aunque no debería tocar, es mi maldita casa.

Pero respeto la privacidad de las personas, menos de la bruja; esa es mi favorita de molestar.

—Adelante—

Entro a la habitación encontrándome con Bruno Greco de pie colocándose una camisa, admiro ligeramente al chico, a pesar de que su cuerpo esté hecho mierda todavía se levanta como si no hubiera pasado nada.

—Lamento si interrumpo—

—Para nada, al final de cuentas, es tu casa. No mía— responde, asiento— ¿Puedo ayudar en algo?—

—Solamente quería asegurarme que estabas bien— digo con sinceridad— no tuve tiempo de decírtelo anoche, pero agradezco lo que hiciste por Valentina, en especial el mantenerte fiel a ella—

Bruno simplemente se encoge en hombros.

—No es nada. Un trato es un trato— veo como la curva de sus labios se levanta— ¿Mamá pollito siempre es así?—

Arqueo una ceja ante el nombre.

—¿Quien?—

—Valentina—

—Ah— digo, me río— si, siempre se ha preocupado por los demás demasiado, hasta que se le olvida que también debe preocuparse por sí misma—

—Tiene una bazuca en su auto—

—Como todos nosotros— sus cejas se arquean.

—Ustedes son raros—

—Corrección, somos innovadores— afirmo— pero creo, que ya lo sabes—

—Lo he visto de primera mano, gracias por salvarme el pellejo y darme protección—

—La bruja te dió su palabra y yo te doy la mía, Bruno— lo miro— estás a salvo con nosotros—

—Gracias...—

Veo que se sienta en la cama y suspira. su mirada se pierde un momento en la nada mirando fijamente una de las paredes.

—Duele, ¿no es cierto?— meto las manos en mis bolsillos— la traición de tu madre y hermano—

—¿Eres adivino?— me río— es ridículo—

—No, no lo es— respondo— es normal, al final no dejan de ser familia—

—Ya no lo eran— masculla— desde hace tiempo, que no lo eran—

—Pero antes sí y eso es lo que te duele, ¿no?— de mala gana asiente— eso es bueno, no te digo que el dolor se irá rápidamente pero, será llevadero hasta que finalmente...—

—Ya no sienta nada— asiento— lo capto—

—¿Lo ves? Ya comienzas a pensar como ruso— se ríe.

—Es extraño—

—¿Por qué soy el Zar y amo supremo de la Bratva que se comporta como un crío de cinco años contigo?— asiente— la bruja dice, que me dejaron caer de pequeño y mi padre no negó ese hecho, así que...— sonrío— aquí estoy—

—Mis más sinceras disculpas por tu padre— dice— nunca lo conocí, pero parecía buen sujeto—

—Ese viejo maldito, era un cabrón de primera. Me fastidiaba la vida a diario—

Nos giramos para ver a Valentina recargada en la puerta, arquea una ceja en mi dirección, levanto las manos en señal de paz.

—Solo vine a ver como se encontraba, con tanto trabajo anoche, no pude agradecerle por mantener tu culo a salvo—

La bruja rueda los ojos, claramente sabiendo la verdad de mis intenciones ocultas detrás de mi llegada a la habitación del chico, suspira con molestia evidente que probablemente me costará un huevo.

O los dos juntos.

Es más probable la segunda.

Mira a Bruno, quien se mantiene a raya de nuestra riña antes de soltar sin más miramientos.

—Xander, quiere que te unas a nuestra secta—

Ruedo los ojos a la vez que bufo con exasperación.

Sin anestesia, bruja. Bien hecho.

Los ojos de Bruno, se abren con evidente sorpresa mientras cambia su mirada entre la bruja y yo, busca en mis ojos la respuesta. Asiento.

—¿De verdad?—

—Pensábamos darte para curar tu cuerpo y mente que están hechos mierda— lo señalo— no tienes que darme una respuesta...—

—Acepto—

—¿Qué?— decimos Valentina y yo al unísono.

—Acepto— repite su respuesta— no tengo nada más que hacer, me parece una buena idea comenzar a trabajar en algo bueno— se encoge en hombros— ustedes, son la mejor oferta—

—Somos una secta— afirma Valentina— una de las peores. Creeme que los rituales satánicos, es cosa de todos los días—

Suspiro con resignación ante sus palabras, pellizco el puente de mi nariz. Estoy a nada de perder la poca paciencia con la que desperté el día de hoy, como para aguantar los comentarios mordaces de la bruja.

—Deja de decirle secta— gruño, miro al chico— no le creas a la bruja.Tampoco, hacemos rituales satánicos que requieran algún sacrificio—

—Es lo que somos, aguantate—

Niego, Bruno se ríe ante nuestra riña.

—Me convencieron con los rituales satánicos—

Todos nos reímos de buena gana ante su comentario, en ese momento mi teléfono suena en mi bolsillo de mi saco, lo tomo para responder sin siquiera mirar al remitente.

—Novikov— digo

En el momento que escucho las siguientes palabras, me quedo ligeramente sorprendido.

—Tienes que estar jodiendome...—gruño, entonces mis cejas se arquean en sorpresa— ¿Que? ¿Ahora? Maldita sea— pellizco el puente de mi nariz— bien, bien. Iré personalmente, llevaré a la bruja conmigo—

Entonces, endurezco mi tono al oír las palabras de la persona al otro lado de la línea.

—Me vale un carajo si lo quieres o no, estás en mi terreno, mis putas órdenes se respetan. Si digo que ella viene conmigo, es por que lo hace—

No le doy la oportunidad a la otra persona de responder, por que termino con la llamada. Valentina, es la primera en indagar.

—Dime que no es quien creo que es...—

Asiento

—Sorpresa, sorpresa— digo irónico— llegarán en unas cinco horas, iremos al aeropuerto a recogerlos—

—¿Iremos?— exclama— ni lo sueñes, me quedo aquí antes de verle la cara al imbécil ese—

—Ya se enteraron— digo.

—¡Ah! ¡Felicidades! ¿Qué quieres que les haga? ¿Les hago una maldita bienvenida?—

—Valentina...— suspiro— no dejan de ser...—

—No me importa, Xander— responde, mientras se despega de la puerta para irse— no me pidas que sea compasiva con ellos, cuando no lo hicieron con nosotros—

Suspiro con cierta resignación, comienza a caminar en dirección al pasillo cuando su figura desaparece, escucho gritar desde las escaleras.

—¡Ah y no lo olvidemos! ¡No tuvieron la puta decencia de presentarse al funeral de su propio padre!—

Bajo los hombros ligeramente ante el recelo y rencor de su tono, Bruno se remueve ligeramente en su lugar, carraspea para romper la tensión.

—Eh, no es que quiera...—

—Tranquilo, resulta que tendremos invitados inesperados— digo— pero hay un detalle— señalo toda la habitación— digamos que no nos tienen mucho cariño y la bruja, tampoco se los tiene—

—¿Ellos...?—

—Sí— afirmo a su pregunta no formulada— será mejor que te deje descansar, cuando te recuperes, podremos hablar acerca de tus nuevas funciones dentro de la organización, ¿está bien?—

—Claro, toma el tiempo que necesites—

—Nos vemos en la comida, Bruno—

Estoy a punto de irme, cuando me detiene.

—Xander—

—¿Sí?— lo miro.

—Gracias, por todo lo que estás haciendo por mí. Sé que puede generarte problemas—

—No es ningún problema, Bruno— aseguro— eres uno de nosotros, ahora—

Miro el cielo despejado detrás de mis lentes de sol mientras me recuesto en la camioneta con mis manos en los bolsillos, escucho el bufido de la bruja a mi lado. Ambos esperábamos a las personas que llegarían hoy en el aeropuerto privado de mi familia.

—Sigo sin entender, por que mierda me trajiste—

—Somos figuras de autoridad, debemos darles una buena imagen a nuestros invitados—

—Invitados no deseados— gruñe— lo juro, Xander. Si ese imbécil me toca los cojones, una bala irá para su cabeza—

—Tranquila, todo estará bien—

—No lo creo—

En ese momento observamos como un jet privado comienza a aterrizar en la pista, esperamos alrededor de otra media hora hasta que la escotilla se abre para bajar las escaleras, siento como Valentina se tensa a mi lado y yo también lo hago al ver las dos figuras que descienden del aparato para caminar en nuestra dirección.

—Carajo, vienen para acá— masculla la bruja.

—No me digas— respondo irónico— anda, vamos acercarnos un poco—

—Ya que, no es como si tuviera opción—

Ambos caminamos un par de pasos hasta que nos detenemos unos dos metros de las personas que se encuentran una a lado de la otra, los cuatro nos miramos fijamente unos a los otros, hasta que sonrío ligeramente al ver los dos rostros familiares e iguales con ese par azul característico.

—Xander— dicen al unísono.

Miro al primero, asiento en su dirección mientras su semblante se mantiene serio e indescifrable.

—Aslan—

Después al segundo quien me regala una pequeña sonrisa antes de darme un abrazo fraternal.

—Atlas—

—Que bonito, la familia se reúne de nuevo— el sarcasmo tiñe el tono de Val.

Aslan entrecierra sus ojos en su dirección antes de soltar con veneno.

—Perra—

Valentina sonríe mordazmente antes de bajar sus lentes de sol y guiñar un ojo en su dirección.

—Pero no de tu perrera, imbécil. Soy una perra a la que nunca tendrás el privilegio de tocar—

Atlas, se ríe.

—Sí, definitivamente es bueno estar en familia—

Asiento de nuevo, mirando de nuevo a las personas que físicamente son iguales pero su personalidades son completamente opuestas.

Aslan y Atlas Novikov.

Mis hermanos.











¡Feliz jueves a todas!

Estoy segura que no se esperaban este capitulo jajaja

Mucho menos que Xander tuviera más familia que Valentina y el mismo ;)

Y nada más y nada menos...

Sus hermanos.

Aslan y Atlas Novikov.

¿Quienes serán ellos? ¿Amigo, enemigo o salvadores?

¿Alguien más perdió los calzones ante su llegada?

Por que yo sí y miren que soy yo, quien escribe esta historia JAJAJA

A veces soy una cosa bárbara, en serio. JAJAJA

En fin...

Este el comienzo de muchas piezas del rompecabezas que comenzaremos a ver y que poco a poco, se irá armando.

No prometo no dejarlas sin estabilidad emocional, por que sería mentirles JAJAJA

Así que...

Manténganse alertas.

Guerra avisada no mata a soldado. ;)

Sin más que decir...

¡Nos vemos el martes! 

Atte. Su escritora 💜✨




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