Puedo verlo usando esta posición cuando está extremadamente cachondo y frustrado. Su cordura y autocontrol se tiran por la ventana una vez que regresa a casa y te ve con ropa cómoda, abalanzándose sobre ti con avidez.
Casi te arrastra a la habitación, empujándote contra el colchón, tirando tu ropa y la de él a toda prisa. "¡Jun! ¿Qué te pasa?”, le preguntas sin aliento y comienza a besar tu cuerpo como un hombre hambriento, sus manos palpando cada parte de la carne de tu piel, desde tus senos hasta tus muslos y tu trasero.
“Lo siento, cariño, pero si no te follo ahora, me tiraré por la maldita ventana”, gime y rápidamente te da la vuelta, levantando tu trasero en el aire. Siseas cuando desliza dos de sus dedos por tus pliegues, acumulando algo de tu humedad en ellos.
“Mmm, Jun…”, gimes, empujando tu trasero contra su erección. “Lo sé, cariño, pero necesito prepararte”, gime con impaciencia. Él sabe que los está torturando a ambos de esa manera, pero tampoco quiere lastimarlos. Frota tu clítoris a una velocidad moderada y tu raja de arriba abajo, haciendo círculos con las yemas de sus dedos alrededor de tu agujero. Estás apretando alrededor de nada y reprimes un gemido, pero fallas en mantenerlo tan pronto como sientes que la polla de Jun toca tu coño.
"¡Ugh, solo fóllame ya!", te quejas y él golpea su polla dentro de tu agujero, una mano en tu cadera y la otra apoyada en tu espalda. Sus caderas se golpean con avidez contra tu trasero regordete, su aliento abanicando sobre tu hombro.
"Oh, joder, bebé, tu coño se siente tan b-bien", tartamudea Jun, ya perdido en la sensación de tus cálidas y húmedas paredes apretando su eje. "No duraré mucho", gime, cerniéndose sobre ti.
Solo puedes gemir en respuesta, con la cabeza apoyada en el colchón mientras dejas que Jun se salga con la suya, no es que te estés quejando. Al contrario, te encantó. Nunca esperabas que tu novio pudiera ponerse tan desesperado y tan codicioso en la cama, pero eso no significa que lo odies.
Estás empuñando las sábanas y las manos de Jun encuentran las tuyas, sosteniéndolas con fuerza mientras empuja su polla aún más rápido dentro de ti, los gemidos con hipo escapan de sus labios, resonando en el dormitorio.
"¿Estás cerca, Junnie?", le preguntas sin aliento, "Oh, Dios, sí, carajo, estoy tan cerca, por favor ¡necesito correrme!", Jun se queja, las caderas se mueven erráticamente hacia ti . "Está bien, bebé, déjalo ir", maúllas y él se retira en el último minuto, su semen salpicando tu espalda baja y la hinchazón de tu culo, su polla temblando incontrolablemente.
Pasan unos segundos y Jun se derrumba a tu lado, su pecho sube y baja lentamente, tu respiración aún entrecortada por tu intensa sesión. Vuelve la cabeza hacia ti, con una sonrisa cansada en el rostro, tu mano extendida para quitarle un mechón de la frente.
"¿Ducha?", "Sí, por favor".