Vidas cruzadas: El ciclo. #2...

נכתב על ידי AbbyCon2B

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Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza... עוד

NOTA DE LA AUTORA Y MÁS.
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AGRADECIMIENTOS.
Un trailer que tenía guardado.
Cuarto libro de Vidas Cruzadas: El ciclo (Disponible)

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נכתב על ידי AbbyCon2B

26 de octubre 1873.
Des Moines, Iowa.

El tren le dejó a las afuera de Des Moines en una de las paradas rurales cerca de las granjas. Venía con su traje y corbata, un sombrero similar al de su padre, pero más elegante y su revolver colgando de la cinturilla que traía en las caderas.

Dejó la estación hacia el camino de tierra que llevaba a Des Moines y cruzó por detrás de un carro que acababa de pasar y hacia otro que avanzaba lentamente.

—Buenas, señor. ¿Le molesta si viajo con usted?

—Por supuesto que no, suba en la parte de atrás.

Le agradeció levantando su sombrero y tomó asiento en la parte trasera del carro mientras este aun avanzaba lentamente. Iban a llegar en la próxima hora y media, pues nadie iba apurado a menos que fuera una emergencia. Estuvo mirando el paisaje y repasando lo que planeaba hacer una vez alcanzara la ciudad. Realmente no se sentía capaz de matar a tres hombres que tan solo habían robado algo de comida. Él mismo había robado comida e incluso el caballo de su padre cuando se encontraba en situación de pobreza. No era un crimen con el cual valiera cobrar una vida, mucho menos tres.

El carro continuó su rumbo una vez dentro de Des Moines y Darrin se bajó cuando encontró la ruta que Sawyer le había anotado en el papel. Le agradeció al hombre, viéndolo alejarse hacia su destino y cruzó la amplia calle de tierra para seguir rumbo a los campos que se encontraban junto a Des Moines.

Caminó por algunos minutos bajo el tenue sol de otoño con sus manos en los bolsillos para protegerse del frío que empezaba a aumentar notoriamente con la proximidad de las nevadas. Cuando alcanzó la plantación que Sawyer había anotado en su hoja; Blackburrow Ranch, cambió su rumbo para ir por el camino hacia los campos y empezó a buscar por los alrededores, preguntando por los tres hombres que Sawyer le había encargado matar.

No iba a hacerlo en público, con tantos testigos y tampoco iba a hacerlo cuando se volvieran a casa frente a sus familias. Así que su mejor plan, era conseguir que le siguieran lejos de la plantación bajo amenaza. Eran trabajadores de aproximadamente su edad, sin mucha experiencia con armas o sin necesidad de cargar una, así que no iba a ser muy difícil.

—Se encuentran al final del terreno, señor. Estaban removiendo la tierra la última vez que los vi.

Le agradeció al hombre por señalarle el caminó y continuó sin detenerse, esquivando a los trabajadores hasta dar con tres figuras que se perdían un poco en la distancia con el cielo y el sol y seguían removiendo la tierra como el hombre le había comentado.

—¿Steven, Wilcox y Alvin?

Los tres hombres se enderezaron para mirarle y uno de ellos, Wilcox, quien era unos años mayor que Darrin, se atrevió a responderle con otra pregunta.

—¿Quién pregunta?

Darrin no respondió y tan solo esperó en silencio.

Steven era el más joven de todo, tenía veintidós años y era delgado, hasta el punto en el que parecía no haber comido en semanas y si comía, claramente no era suficiente para mantenerlo en un peso saludable con su altura.

Wilcox era el mayor, tenía veintiocho, era casi tan delgado como Steven y también estaba sucio y descuidado. Su rostro tenía tierra y sudor mezclándose y su ropa, aunque su mujer la lavaba a diario, tenía un tono amarillo.

Finalmente estaba Alvin, quien tenía veinticinco años y no llevaba mejor aspecto que sus amigos. Los tres parecían claramente hambrientos y cansados, llevaban todo el día trabajando bajo el sol para terminar con las plantaciones antes de que llegara el cruel invierno y no ganaban demasiado por lo que hacían. Como mucho unos cuatro dólares a la semana.

—¿Va a matarnos ¿no es así? —preguntó Alvin, perdiendo todo el color en su rostro sin previo aviso—. Por favor, no lo haga...Se lo suplico, tengo tres niños en casa, por favor...

Darrin apretó los dientes, conteniendo su desesperación que se convertía lentamente en angustia y les dio la espalda por unos segundos maldiciendo.

—Por favor, señor, somos buenos hombres —insistió Alvin—. Jamás hemos lastimado a nadie y no faltamos nunca al trabajo.

—Pagaremos por lo que tomamos de la construcción, solo denos tiempo.

Les señaló el camino que los sacaba de la plantación para que avanzaran delante de él y cuando Steven y Alvin empezaron a caminar, obedeciendo sus órdenes, notó que uno de ellos empezaba a llorar en silencio. Temblando por el terror que recorría su cuerpo.

—Por favor, señor, se lo suplico...No haga esto, no debe hacerlo...

—Tengo niños a los que cuidar, mi mujer está embarazado...Por favor, llévese mi dinero si quiere.

Intentó ignorarlos a ambos mientras los seguía hacia la salida de la plantación y sus ojos se fueron hacia Wilcox.

—¿Usted no planea decir nada?

—No voy a rogar por mi vida, señor, pero espero duerma tranquilo en las noches sabiendo que dejó solas a tres mujeres embarazadas y a varios niños sin padre.

Se rio, eran las palabras que mas rápido podían hacerlo recapacitar de lo que debía hacer. No podía matarlos. No solo eran tres hombres trabajadores que estaban atravesando una etapa demasiado difícil, sino que también tenían familias que los necesitaban. Sus esposas e hijos morirían sin ellos para cuidarlos, sin el alimento que traían, aunque no fuera mucho y definitivamente no podía dejar a esas mujeres sin compañía cuando también estaban embarazadas.

—No los mataré —confesó finalmente y Steven se fue de rodillas hacia el suelo, agarrándose a Alvin cuando este le ayudó a ponerse de pie—. Pero deben saber que Sawyer enviará a alguien más que no será como yo.

—No sabemos como detener a ese hombre. Solo tomamos unos pedazos de pan de los que servían en la cocina, tomamos uno cada uno para nuestras mujeres, pero nos ha estado atormentando como si fuéramos asesinos.

—Es un hombre difícil de tratar, Alvin, pero hoy es su día de suerte, porque yo no soy tan difícil. ¿Viven lejos de aquí?

Los tres negaron y Alvin sacudió a Wilcox como esperando que reaccionara y entendiera que no los matarían ese día.

—Déjenme comprarles algo de comer y luego iremos a sus casas para que puedan empacar y recoger a sus familias para ir a la estación de tren.

—¿Para qué?

—Necesitan un lugar seguro dónde vivir y un nuevo comienzo...Creo que mi familia puede darles eso —. Se adelantó para que lo siguieran hacia un bar en la ciudad—. Hay un pueblo cerca de Caledonia, en Minnesota, mis padres lo fundaron, se llama White Oak, es relativamente pequeño y la gente muy amable, allí podrán conseguir una casa y trabajo. Estarán mejor y estarán a salvo, Sawyer no puede atacar la propiedad.

Alvin y Steven rápidamente se emocionaron con la idea, pero Wilcox permaneció distante y desconfiado.

—¿Cómo sabemos que no nos miente y planea llevarnos a la casa para matarnos ante nuestra familia?

—Jamás haría algo como eso, aunque comprendo la desconfianza. He vivido en las calles, señor, sé perfectamente lo que es robar comida para mantenerse vivo y comparto el sentimiento de angustia y soledad, incluso robé el caballo de mi padre antes de que me adoptara. Jamás mataría a un hombre trabajador, mucho menos uno desarmado —dijo y señaló hacia sus cinturones sin armas.

Les pagó algo de comer en el bar, pero los tres se agarraron la comida para ponerla en los tarros donde sus esposas les empacaban el almuerzo para sus días de trabajo y no tocaron bocado.

Los siguió de regreso por el camino y ellos señalaron la ruta hacia sus casas. Estaban alejadas de la plantación a una hora y media caminando y las tres casas se encontraban construidas una al lado de la otra, con tablones que parecían haber hecho manualmente y una estructura que no se sostendría durante un temporal. Eran casas pequeñas, con un solo dormitorio y sin porche, jardín o paredes pintadas.

—¡Papá! —. Dos varones llegaron corriendo hacia los brazos de Wilcox y este los alzó a ambos, dejando que se abrazaran a él y los llevó hacia una de las casas—. Mamá dijo que vendrías de noche, pero se equivocó.

—He tenido que regresar antes.

—¿Malcom? ¿Qué haces aquí tan temprano? Por favor dime que no te han echado.

Darrin mantuvo cierta distancia mientras los hombres se reunían con sus familias.

La esposa de Malcom era una mujer no muy alta pero sumamente delgada. Traía una ropa muy sencilla, con la falda del vestido que terminaba en sus tobillos y una camisa algo sucia que se encontraba cubriendo el corsé debajo. Tenía un bonnet de tela en la cabeza y su vientre estaba un poco abultado por su embarazo. Era la que menos tiempo llevaba embarazada, tan solo cuatro meses. Las otras dos mujeres, con complexiones algo similares, aunque rasgos distintos, tenían seis y siete meses de embarazo.

—Un hombre nos ha sacado del trabajo, nos ayudará.

—¿Ayudarnos? —. La esposa de Malcom miró hacia Darrin con cierta desconfianza y tiró de sus hijas e hijos para que no se le acercaran—. ¿Cómo podría ese hombre ayudarnos? ¿Qué interés tendría en hacerlo?

—Al parecer...Aun existe gente con empatía.

—Mi nombre es Darrin Morgan, señora —se presentó finalmente, acercándose para estrechar su mano y se quitó el sombrero—. Soy hijo de Olivia Morgan, probablemente haya escuchado alguna vez de ella.

—¿Quién no ha escuchado de esa asombrosa mujer? Es un ejemplo a seguir ¿Qué se le ofrece, señor Morgan?

—Esperaba poder acompañarlos a la estación de tren —. Miró hacia las otras dos parejas que se acercaron y volvió a explicarse—. Mis padres fundaron un pueblo en Minnesota, White Oak, no sé si lo conocen. Mi hermana y amigos viven en ese pueblo y ellos pueden ayudarles a empezar de cero. Pueden darles una casa y hay una mina cercana donde hay oro y la paga es muy buena, sé que es un trabajo duro, pero mejorará considerablemente todas sus vidas y las de sus hijos. Incluso hay una escuela cerca, que creo empezara a funcionar cuando mi tío regrese a Minnesota.

—Pero ¿Cómo llegaremos tan lejos? No tenemos dinero o transporte —señaló la esposa de Steven.

—Les daré el dinero.

—¿Y cuál es su precio? —demandó saber la mujer de Malcom, manteniendo sus guardias—. No dormiremos con usted.

—No pensaba insultarlas con un pedido como ese, señora. Sé que sonara difícil de creer, pero no deben pagarme.

—¿Así que planea ayudarnos solo por qué sí? —inquirió la esposa de Alvin y se rio—. Tiene razón, señor, estoy teniendo ciertas dificultades creyéndome eso.

—Es lo que mi madre me ha enseñado; aquellos que tienen poco, pueden compartir con los que no tienen nada, aquellos que tienen algo más que poco, pueden compartir con los que tienen nada y poco y aquellos que tienen mucho, pueden compartir con todo el mundo —citó de memoria lo que su madre muchas veces le había dicho cuando era niño—. Tan solo quiero ayudar, si salimos en la próxima hora, aun podrán alcanzar el tren de las seis.

El silencio quedó en el aire, mientras todos parecían evaluar lo que les ofrecía y finalmente, Steven le enseñó a su esposa la comida que se había guardado en un tarro.

—Incluso nos ha comprado algo de comer en el bar, te lo traje para ti y los niños.

—Oh, Kemp... —. Ella sonrió y tomó el tarro con comida para servírselo a sus hijos.

—¿En serio planea ayudarnos sin ningún precio? —. Darrin asintió y finalmente Wilcox bajó sus guardias—. Vamos a empacar, rápido, niños.

Los ayudó a cargar el único carro que tenían y compartían con sus pertenencias más importantes. En su mayoría las cosas de los niños. La familia subió, apretada entre sus cosas y Darrin se sentó para tomar las riendas con Wilcox a su lado y partió rumbo a la estación de tren.

Fue un poco rápido para asegurarse de que no lo perderían y cuando llegaron, ofreció su mano a las mujeres mientras los hombres cargaban el equipaje y bajó a los niños, llevándose a uno de los pequeños de dos años en brazo.

—Adelántense, yo pagaré los boletos.

Dejó al niño para que fuera con sus padres y se detuvo en la cabina para hacer la compra.

Cuando salió a la plataforma para reunirse con todos, les entregó los boletos y a los hombres, también les dio mil dólares. Tanto dinero en sus manos, los dejó pálidos y sudorosos.

—Cuando lleguen a Minnesota, cómprense un carro con dos caballos y vayan hasta White Oak, allí pregunten por Jian Morgan, ella dirige el lugar y podrá ayudarles a conseguir una casa. Luego visiten la mina y hablen con Terrell Arendse, él puede darles trabajo ¿sí? Digan que yo les he enviado.

—Usted es otra clase de hombre, señor, muchísimas gracias —. Steven estrechó su mano y la agitó efusivamente—. Dios le cuide, señor. A usted y toda su familia.

—Gracias, señor, muchas gracias.

—Es un placer y consíganse un arma, no pueden cuidar de sus familias si no van armados ¿de acuerdo?

Los tres asintieron y Darrin se sobresaltó cuando las mujeres lo abrazaron al borde de las lágrimas y plantaron unos cálidos besos en sus mejillas.

—Dios le bendiga, señor.

—No hay palabras en este mundo con las que pueda expresar mi gratitud. Muchas gracias.

Les ayudó a subir el tren, y antes de que este arrancara, cargó a uno de los niños para ponerlo en los brazos del padre y los vio por la ventana, como iban juntos por el pasillo hacia un asiento. Los saludó cuando el tren comenzó a alejarse y sonrió cuando asomaron por la ventana para que los viera.

—¡Vaya a vernos algún día, señor!

—¡Muchas gracias!

Se acercó hacia el borde de la plataforma y continuó despidiéndolos.

—¡Pídanle a mi hermana que me escriba cuando lleguen!

La mujer de Malcom asintió, confirmando que le había oído y finalmente los vio volver a meterse dentro del tren y se giró para abandonar la estación y regresarse a casa con el último tren que partiría al otro lado de Des Moines.

Había hecho algo bueno, pero ahora sabía que no había forma de que pudiera casarse con Maisy y sorprendentemente, la idea de aun no tener que casarse con ella, le tranquilizaba, pero sabiendo que estaba embarazada le angustiaba. 

Se fue de regreso a su casa y lo habló con sus padres, no le sorprendió que ellos se mostraran aliviados sabiendo que no había lastimado a ningún hombre inocente y, de hecho, Olivia lo abrazó y le recordó que apoyaba su decisión y estaba orgullosa de él.

Al día siguiente, fue de regreso a casa de Sawyer, sabiendo que no le esperaba ninguna conversación que fuera a ser sencilla. Su padre le acompañó más bien por su seguridad que por apoyo, Jonathan sabía que un hombre podía ser bastante irracional cuando se trataba de las mujeres en su vida y especialmente el futuro de una hija, así que era mejor que Darrin no estuviera solo en presencia de Sawyer.

Cuando llegaron, Sawyer se encontraba dejando su casa para irse a una reunión de negocios, su mujer e hija lo despedían en el porche y un carro esperaba por él para acercarlo a la estación de tren. Sawyer vio que ellos llegaban, bufó, bajó las escaleras del porche y se propuso a escaparles subiendo a su carro.

—¿Tan rápido te asustamos, Sawyer?

—Cómo si pudieras, Morgan, lo único que me asusta de ti a esta distancia es tu horrenda cara.

—¿Eso que escucho en tu voz son celos?

Sawyer bufó por segunda vez cuando Jonathan le detuvo de cerrar la puerta del carro y lo miró con los brazos cruzados.

—¿Qué quieres?

—Mi hijo quiere hablar contigo, lo menos que podrías hacer es mostrar un poco de educación, aunque entre tu y yo, todos sabemos fuiste educado por salvajes.

Volvió a bajar del carro, refunfuñando respecto a todas las complicaciones que Jonathan había traído a su vida y como deseaba haberlo matado cuando había tenido la oportunidad y finalmente se quedó de pie frente a Darrin con los brazos cruzados y lo apremió a que se apurara.

—¿Mataste a los hombres que te dije?

—No, señor, pero...

—Entonces no te casaras con mi hija, problema resuelto.

—Señor, con todo respeto, no creo que su pedido haya sido justo, esos hombres no representan ninguna amenaza para nadie, no había motivos para hacerles daño.

—¿Eso dirás cuando debas matar a un hombre para proteger a mi hija?

—No, si tuviera que proteger a Maisy, haría lo que fuera, sin pensar en nadie salvo su seguridad, pero este no es el caso, señor, esos hombres no representaban ninguna amenaza para Maisy y mucho menos para usted —. Miró hacia Maisy quien se encontraba detrás de él, alejada con su madre en el porche de la casa y suspiró—. Sé que no tengo mucho, señor, pero todo lo que tengo, le prometo que será para ella, para darle la vida que sé merece y me esforzaré en poder darle mucho más.

—No eres suficiente y jamás lo serás. No eres nadie, Darrin, más que un cobarde como ya has dejado muy en claro al no hacer lo que te he dicho.

—No soy un asesino, señor y debería agradecer que no lo sea. ¿O acaso quiere que su hija acabe casada con un prisionero? Hay cientos de esos en la ciudad.

Sawyer sostuvo su mirada, riéndose y negó.

—Muy gracioso, muchacho, ahora vete y deja de hacerme perder el tiempo.

Sawyer volvió a subir al carro sin que Jonathan lo detuviera y Darrin miró hacia su padre y le suplicó por algo de ayuda que Jonathan no supo como darle. Le indicó que era momento de irse señalando hacia su propio carro y Darrin miró hacia Maisy consciente de que le había fallado y murmuró una disculpa.

Ella bajó los escalones del porche mientras Darrin y Jonathan le daban la espalda para volver a su carro y su padre empezaba a ponerse en marcha y aunque su madre intentó detenerla, la ignoró y llamó por su padre.

—Estoy embarazada, padre...

Sawyer detuvo al chofer antes de que se pusiera en marcha y miró por la ventanilla del carro. Jonathan también se detuvo para mirar hacia ella, no porque la noticia le sorprendiera, sino porque no esperaba que fuera a confesárselo a Sawyer sabiendo que pondría a Darrin en peligro.

Cuando Sawyer bajó bruscamente del carro, prácticamente golpeando la puerta con su mano abierta para ir hacia su hija, Darrin se atravesó en el camino, ocultándola detrás de su espalda, aunque ella intentó apartarlo y la protegió.

—¡¿Te follaste a mi hija y tienes el descaro de pedirme su mano?!

Cuando Sawyer se acercó a Darrin, el cuerpo de Jonathan se interpuso en su camino, superándolo por media cabeza. Lo miró, empujándolo lejos de Darrin lentamente con su cuerpo y le puso las manos en los hombres para que retrocediera.

—Cuidado, Sawyer, no querrás romper tu propia tregua cuando estamos tan cerca de tu esposa —le recordó, caminando frente a él, asegurándose de que no alcanzaría a su hijo—. Mi hijo no se folló a nadie que no quisiera ser follado, en todo caso es tu hija la que tiene un problema.

Sawyer gritó por Maisy y cuando intentó alcanzarla, Darrin volvió a atravesarse, protegiéndola e Izzy llegó desde el porche para apretarla contra su pecho.

—Sawyer, por favor...Podemos hablar de esto adentro.

—¡¿Tu sabías?! ¡Maldición, Izzy!

—¡Mamá no sabía! —gritó su hija furiosa—. ¡Y no es de Darrin ¿de acuerdo? No sé quién es el padre...

Darrin se giró bruscamente hacia Maisy y por un segundo pensó que lo que decía era cierto, hasta que escuchó que decía a continuación.

—Él sabe que no es suyo, pero se ha ofrecido a hacerse cargo para protegerme, para proteger mi reputación ¡Y la tuya! ¡Y no has hecho más que humillarlo y tratarlo como si fuera inferior a ti!

Sawyer le cruzó el rostro con su mano cuando ella se acercó a él gritándole y la señaló con un dedo.

—¡No te atrevas a hablarme en ese tono, jovencita! ¿Qué acaso no te enseñé bien? ¡Entregándote a cualquier hombre como una puta!

Jonathan sujeto el hombro de Darrin para detenerlo de intervenir y lo apartó de Maisy para que no fuera un obstáculo en el camino de Sawyer. Era mejor que Darrin no se metiera en esa discusión y quizás lograría recibir el permiso de Sawyer cuando terminara.

—Está mintiendo para protegerme, padre, no puedo quedarme sin hacer nada, la golpeará.

—Algunas veces tenemos que hacer sacrificios para sobrevivir, hijo y ella está haciendo el suyo. Sabía lo que le esperaba cuando se enfrentó a su padre...Si intervienes, Sawyer te perderá el respeto que ella ha conseguido para ti con su mentira.

Detestó quedarse allí mientras él la arrastraba hacia la casa con Izzy siguiéndolo y los gritos se escuchaban desde afuera. No pasaron más de unos minutos cuando Sawyer volvió a asomar y se detuvo frente a Darrin, claramente furioso.

—Lamento que te vieras engañado por mi hija para proteger su honor, no obligaré a ningún hombre a aceptarla como esposa siendo que su comportamiento claramente se ha desviado.

—No he cambiado de opinión, señor, deseo casarme con ella.

—Bien —. Sawyer le ofreció una mano que Darrin estrechó y también otra a Jonathan—. Aunque me haga miserable siquiera pensarlo, dadas las circunstancias no tengo opción salvo aceptar, arreglaré los papeles para hacer parecer que se han casado antes de que ella quedara embarazada, de esa forma nadie hablará, aunque no celebraremos ninguna boda. Cuando vuelvas a Minnesota la enviaré a tu casa...

—Ella puede irse conmigo...

—No, no dejará su dormitorio por el próximo mes y tu ya te has tomado demasiadas molestias por esa...esa mujer.

Sawyer les dio la espalda sin darles tiempo de decir nada más y se marchó, dejando a Darrin con un sabor amargo en la boca.

—Sé que el hijo es mío, padre...Todo lo que dijo fue una mentira, ¿por qué debía mentir?

—Sawyer jamás te habría aceptado si supiera la verdad, te hizo un favor, ahora vamos. Le prometí a tu madre que tomaría el té con ella.

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