Un juego de dos

By piikkaapiikaa

211K 22.4K 44.6K

Louis es obligado por sus padres a ir a un internado, donde convivirá con gente como él que es capaz de contr... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Epílogo
Importante

Final

4.4K 423 1.4K
By piikkaapiikaa

Louis lo miró perplejo. Tragó saliva por décima vez en aquel momento, y se humedeció los labios cuando notó una fuerte sequedad en ellos.

No sabía qué decir.

—Ha…Harry. —tartamudeó—. ¿Tú me escuchas cuando te digo que somos muy jóvenes?

—¿Tú me escuchas a mí cuando te digo que me da igual el tiempo? no sé donde estaré mañana, si vivo o bajo tierra. Y por eso mismo, si tengo que morir, quiero hacerlo sabiendo que morí feliz siendo tu esposo.

—Harry, joder. —suspiró.

Lágrimas silenciosas comenzaron a descender con rapidez por sus mejillas. Estaba confuso. No sabía qué hacer, si dejarse arrastrar al precipicio de la locura en el que Harry lo esperaba ansioso, o si juntar las pocas fuerzas que tenía y permanecer en el lugar donde reina la realidad sin dejar espacio a la ficción.

Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, decidió obedecer a su corazón. Después de todo, un amor como el suyo era difícil de encontrar, pero demasiado fácil de perder. Y eso era algo que sabían los dos.

Lo miró a los ojos, sintiendo su corazón latir con fuerza mientras sus manos agarraban las suyas como si de ello dependiera su vida. Harry lo animó con la mirada, en sumo silencio esperando una contestación que se hizo de esperar.

Y entonces, el castaño, asintió con timidez.

—Está bien.

—¿Sí? ¿sí quieres? ¿aquí y ahora? —quiso asegurarse. No se creía que aquello estuviera sucediendo.

—Aquí y ahora, bebé. —lo miró ilusionado.

El rizado fue incapaz de contener su emoción. Lo alzó por los aires haciendo que rodeara su cintura con sus piernas, y comenzó a dar vueltas con él en brazos, ambos riéndose como dos niños pequeños que acaban de hacer la mayor trastada de sus vidas.

—Te vas a casar conmigo. —lo repitió en voz alta. Quizás así lograría creer que aquello sucedía de verdad, y no era producto de su imaginación.

—Y tú conmigo.

—Y yo contigo. —repitió asintiendo.

Se acercaron al altar con nerviosismo, ambos conscientes de la locura que estaban a punto de cometer. Pero ninguno de los dos tenía en mente echar un paso atrás.

Se colocaron en sus respectivas posiciones, los dos observando al sacerdote, quien no dudó en sonreír observando tal escena.

—Nunca me había pasado esto.

—¿El qué, padre?

—Una boda improvisada sin anillos, sin invitados, y sin nada preparado. Como quien decide pararse a comprarse un helado. —habló con gracia.

Harry se encogió de hombros observando a su bichito.

—Supongo que nosotros somos así. —sonrió.

El sacerdote procedió a hacer una eucaristía adaptada a la situación, evitando el sermón reglamentario y algunas cosas que realmente, no les interesaba a ninguno de los tres.

Pasó prácticamente a la parte final al no haber nadie más presenciando la escena, y los miró cerrando el libro que había mantenido abierto desde el principio.

—Harry Edward Styles, ¿quieres recibir a Louis Tomlinson, como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

Los orbes verdes de Harry chocaron de
inmediato contra los azules de Louis, quien agarraba sus manos con fuerza debido a su nerviosismo. Asintió convencido.

—Sí quiero.

El sacerdote lo miró disimulando una sonrisa. Deslizó su mirada hacia el otro joven que ante él tragaba saliva nervioso, y procedió con su parte.

—Louis William Tomlinson, ¿quieres recibir a Harry Styles, como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarlo y respetarlo
todos los días de tu vida?

—Sí, quiero.

Ambos miraron al sacerdote esperando a que concluyera la ceremonia, pero para su sorpresa, el hombre se fue medio corriendo del lugar.

Observaron confusos como desapareció entre la parte trasera de la iglesia, y Harry frunció el ceño cuando lo vio volver con algo en sus manos.

—¿Qué demon...? —no pudo acabar, pues Louis le propinó un fuerte codazo que lo hizo quejarse—. Hey, eso ha dolido.

—No digas esa palabra aquí, estás en una maldita iglesia, joder.

—¿Maldita? —lo miró con picardía. Louis se tapó la boca de inmediato.

—Ni esto hacemos bien. —echó a reír.

El sacerdote regresó a su lugar posicionándose a su lado, y extendió su mano hacia ellos dejándoles ver dos sencillos pero hermosos anillos de plata.

—¿Y esto?

—¿Qué es una boda sin anillos? —sonrió el sacerdote.

Ni siquiera se molestaron en decirle que no hacía falta. Antes de que el sacerdote pudiera arrepentirse, ambos habían cogido su anillo sin más dilación.

El hombre volvió a abrir el libro por una página en específico, y lo giró hacia ellos para que pudieran leer lo que debían decir a continuación.

Harry agarró el anillo con firmeza, nervioso por lo que estaban haciendo. Lo colocó despacio en su dedo anular, sonriendo mientras piel con piel se rozaban nuevamente en aquella unión sin remedio que ambos estaban forjando.

—Louis Tomlinson, recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti.

—Yo te recibo como esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.

El castaño suspiró. Se mordió el labio inferior tratando de no reír por puro nerviosismo, y Harry lo observó mientras esta vez, era su bichito quien le colocaba el anillo a él.

—No te muerdas el labio así porque te juro que te empotro en el maldito confesionario. —advirtió.

Louis se puso rojo por completo, y el sacerdote trató de no reír.

—Harry joder, no es el momento para decir esas putas cosas. —se quejó.

—¿Y para hacerlo?

—¡No!

—¿Podemos continuar? —pidió el sacerdote, quien a juzgar su expresión, se notó que no tenía ni idea de donde meterse en aquella inesperada conversación.

—Sí, perdón. Ya sabe, el típico calentón que te da de repente. —trató de arreglarlo.

—¡Harry! —volvió a quejarse.

—Joder, ¿te falta oxígeno? estás rojísimo. ¿Quieres que te baje la calentura en un momento? de verdad, tengo localizado el confesionario.

—Acabemos ya con esto, por favor. —suplicó el sacerdote.

Louis inspiró con profundidad tratando de mantener su compostura, y leyó en el libro las palabras que debía decir a continuación.

—Harry Styles, recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti.

—Yo te recibo como esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.

—El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ente la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

—Sí, todo eso. —se cansó Harry—. ¿Pero puedo besarlo ya?

—Mientras solo se quede en un beso... —hizo una mueca.

—Oh, padre. No le prometo nada. —sonrió con picardía.

—Harry me cago en tus muertos.

—Por favor, estamos en una iglesia. —se quejó el sacerdote.

—Lo he dicho en forma espiritual. —se defendió.

Harry lo agarró de su chaqueta abierta acercándolo a él de un fuerte tirón, y el castaño sonrió cuando chocó contra su pecho sin llegar a hacerse daño. El mayor acunó su rostro entre sus manos mientras acariciaba sus mejillas con delicadeza, y unió sus labios en el beso que tanto se había hecho de rogar a lo largo de esa ceremonia.

El sacerdote aplaudió con ironía, riendo inconscientemente ante lo sucedido anteriormente.

—Menos mal que Dios es comprensivo y entiende que esto es normal a vuestra edad.

—¿Normal? si yo te contara lo que es normal en nuestras vidas, dejaría de creer pronto en Dios. —puso una mueca—. Es decir, con su debido respeto.

—El paraíso aguardará a vuestro amor si decidís continuar el camino del señor.

—Se lo agradecemos, padre. —intervino Louis—. Pero nosotros ya estamos bien en nuestro propio paraíso.

—Nuestro paraíso en el infierno. —añadió el rizado.

—Anda, marchaos de aquí antes de que me arrepienta de haber casado a dos locuelos como vosotros. —sonrió con dulzura.

—Joder, padre. —lo miró Harry—. Me ha caído tan bien que hasta me haría cristiano por usted.

—¿Sí?

—Bueno, quizás tanto no. —comenzó a reír—. Pero se lo agradecemos, de verdad.

—No hay de qué.

Salieron de ahí agarrados de la mano, felices por la locura que acababan de cometer. A fin de cuentas, el contraer matrimonio no es algo que se haga de la noche a la mañana, y mucho menos se decide en una boda en la que te has colado y la novia ha salido huyendo al echarse atrás.

Las calles de Madagascar lucían bañadas en una muy fina capa de nieve al haber nevado aquella misma mañana. El frío ya era algo recurrente en aquella época del año, y ya podían verse algunas luces de Navidad como decoración en algunos escaparates de ropa.

Los niños salían a jugar con la poca nieve que había en el lugar, y los adultos caminaban con rapidez haciendo las últimas compras para el día de nochebuena y año nuevo.

Todos, excepto ellos.

Dos jóvenes agarrados de la mano, paseando con tranquilidad por las hermosas y transitadas calles de la ciudad.

—¿Te apetece un chocolate caliente?

—Hm, sí. —sonrió el castaño—. Muero de frío.

—Imagínate yo. Por tu cabezonería te he tenido que dejar mi chaqueta, y ahora estoy a punto de convertirme en un hielo andante.

—No seas mentiroso, sé que puedes regular tu temperatura corporal a tu antojo gracias a tu elemento. —lo miró con ironía. El rizado se quejó audiblemente.

—Pensaba que no lo sabías.

—Me subestimas, y ahí es donde fallas. —le guiñó un ojo.

Entraron en un pequeño bar que encontraron por pura casualidad, y Louis se sentó en una mesa de rincón mientras Harry se acercaba a la barra para pedir dos chocolates calientes.

Un teléfono comenzó a sonar. El castaño agarró el suyo con la intuición de que sería el que estaba sonando, pero frunció el ceño en cuanto vio que la pantalla estaba apagada.

Era el de Harry.

Lo cogió al ver el nombre de Liam en la pantalla, y descolgó colocándoselo en el oído.

—Harry estáis en peligro, los Stone han descubierto vuestro paradero. Os tenéis que largar de allí, ¡ya!

—¿Cómo?

Liam se quedó en silencio. Harry le pidió que no le contara nada a él para no preocuparlo, y al escuchar su voz, supo de inmediato que acababa de meter la pata.

—¿Louis?

—¿Qué acabas de decir?

—Oh, nada, ya sabes. Estaba practicando para si algún día debo decirlo de verdad. Me ha quedado convincente, ¿verdad? —mintió.

—No me tomes por imbécil, Liam. —bufó.

—Díselo a Harry, ¿sí?

—Está bien, pero no nos marcharemos de aquí. Si quieren venir, que vengan, y acabaremos de una vez por todas lo que nunca debió empezar.

—Louis, no te metas en líos.

—Ya estoy metido hasta el fondo, y lo sabes.

—¿Con quién hablas? —interrumpió Harry, dejando dos tazas de chocolate caliente sobre la mesa.

—Con Liam, dice que los Stone saben dónde estamos.

Harry frunció el ceño arrebatándole el teléfono de las manos.

—¿Eres imbécil? te dije que si tenías algo que decir, que me lo dijeras a mí.

—Te he llamado a ti, ¿qué culpa tengo yo de que él cogiera el teléfono?

—Que te den por culo, Payne.

—Tú siempre tan simpático. —colgó.

Harry se sentó frente a él. Agarró su taza de chocolate caliente con sus dos manos, y le dio un pequeño sorbo con toda la tranquilidad del mundo. Louis lo miró perplejo.

—Cualquiera diría que dos dementes te están persiguiendo con la intención de acabar con tu vida. —ironizó. El castaño se encogió de hombros.

—¿Y qué hago? ¿me pongo a llorar? miedo deberían tener ellos, no yo.

Louis recibió un mensaje evitando su contestación, y sonrió leyendo su contenido.

—Es Gemma.

—¿Qué quiere?

—Dice que los Stone están en nuestra casa.

—¿Cómo lo sabe?

—Liam y Zayn les han seguido la pista desde que vinieron aquí. Y Niall ha venido esta mañana cuando se ha enterado de que posiblemente atacarían pronto.

—¿Y yo por qué me estoy enterando ahora?

—Estamos en las mismas, yo lo sé porque me lo acaba de decir por mensaje.

—Acábate eso. —dijo con seriedad, refiriéndose a su chocolate.

—¿Por qué tanta prisa? acabamos de llegar.

—Tenemos invitados en casa, Louis. No debemos hacerlos esperar. —sonrió con malicia.

Se acabaron el chocolate de un solo trago, llegando incluso a quemarse la lengua cuando Louis subestimó la temperatura del mismo. Salieron del lugar tras pagar lo que habían consumido, y Louis llamó a Niall mientras caminaban hacia su casa.

—Dime. —contestó con rapidez.

—¿Dónde estáis? estamos yendo hacia nuestra casa.

—Estamos aquí, con vuestros increíbles invitados. Los he encerrado en una jaula eléctrica para que no se les ocurra probar salir de ahí. —exclamó orgulloso, observando con superioridad lo que él mismo había ocasionado.

—¿Los habéis cogido?

—Sí, Gemma y yo. Zayn y Liam hacían guardia para que no escaparan por ninguna puerta.

—Bien, ya vamos.

Y así fue. Al llegar pudieron observar una especie de jaula construida con electricidad, hecha a partir de barrotes eléctricos que con tan solo verlos, ya se intuía que tocarlos sería un gran error. En su interior, un Blake derrotado y un Peter aún con mucha guerra por dar.

Y Harry, a espaldas de Louis, con muchas ganas de dársela.

—¿Qué es esa mala educación de entrar en casas ajenas, amigos? —vaciló Louis.

—Yo no te eduqué así, campeón. —intervino Harry, mirando a Blake.

—Vete a la mierda, Styles.

—Te noto resentido. —sonrió Louis.

—¿Vas de gallito ahora? solamente eres la putita de este imbécil. —rodó los ojos.

—Cómo te jode darte cuenta de que dejarme ir fue el mayor error de tu vida, y la salvación de la mía.

Louis se acercó a él. Agarró su mano con firmeza al notar su tensión, y besó su hombro con delicadeza tratando de darle seguridad. Harry agachó la cabeza para besar sus labios, y comenzó a reír cuando escuchó a Peter quejarse en segundo plano.

Liam, Zayn, Gemma y Niall, observaban la escena sin decir nada. Sabían que Harry y Louis habían esperado durante mucho tiempo para ese momento, y no intervendrían a no ser que fuera necesario.

—¿Por qué habéis vuelto? —el ojiverde los miró.

—Pienso terminar lo que empecé.

—No veo que vayas por buen camino, entonces. —le guiñó un ojo

—¿Pero a ti que mierda te pasa? —bufó Louis, perdiendo la paciencia—. ¿Qué tan poca vida tienes que tener para dedicarte a perseguir a un chaval que podría ser tu hijo?

—Cierra tu maldita boca, mocoso.

—Quiero saber qué sabes. —habló Harry—. Me importa una mierda lo que pienses sobre la relación que tuve con tu hijo, yo sé que detrás de todo esto hay mucho más. Y quiero saberlo.

—Pregúntaselo a tu papi, campeón. —bufó resentido. El rizado se encogió de hombros.

—No puedo.

—¿Por qué? ¿Papaíto no te habla? —trató de vacilar.

—Lo maté.

Louis pudo sentir como el hombre tragó con dureza ante la fría e inexpresiva contestación de Harry ante la gravedad de sus palabras.

—Suelta lo que tengas que decir, Peter. Solo no me hagas obligarte, ¿sí? no tengo ganas de romperme los nudillos hoy. —se sentó en el sillón.

Peter lo miró frunciendo el ceño. Varias gotas de sudor resbalaban por su frente como manifestación de la calor que empezaba a sentir, y Blake tan solo se resignó a mirar al suelo.

Se notaba que él no quería estar ahí, pero aquello tampoco lo hacía inocente.

Y mucho menos, sabiendo las intenciones que tenía con Louis y lo que habría hecho con él si hubiera tenido oportunidad.

Enfermo de mente, y podrido de corazón.

—Tu padre fue el causante de que todo mi imperio se fuera a la quiebra cuando estaba en su mejor momento. Por su culpa lo perdí todo, y tuve que ver como todo aquello por lo que había luchado desde mi adolescencia, se me arrebataba de las manos sin yo poder hacer nada. —habló con rencor.

—Explícate. —su frialdad no lo rebajó.

—Fundé una empresa con tu padre. Cincuenta cincuenta, todo a medias. Él puso, yo puse, y así hasta que conseguimos estar en la cima a los pocos meses de empezar. Teníamos poder, dinero, riquezas para vivir cómodamente durante muchos años. Pero él lo jodió todo. Se metió en las drogas, en el alcohol, en acusaciones de violación a menores y violencia doméstica. El rumor se corrió, su mala fama repercutió en la empresa, y un día decidió robar todo el fondo del imperio por el que tanto habíamos luchado. Me metí en juicios, en demandas, cargué yo con todas las culpas de dicho robo y tuve que pagar todos los pagos cuando la empresa se declaró en bancarrota. Todo por su culpa, culpa de ese maldito Styles.

Peter lo miró buscando alguna expresión de arrepentimiento en su rostro, pero lo que encontró fue todo lo contrario.

Harry comenzó a reírse.

—¿De qué mierda te ríes, maldito bastardo?

—Mira, te voy a ser muy sincero. Los problemas que tuvieras tú con mi padre, me comen la polla hasta el fondo. Me la sudan, me dan absolutamente igual, exactamente como tú. Así que déjate de cuentos, de historias y de mierdas, y dime qué mierda tiene eso que ver con que ahora pagues conmigo el que mi padre fuera un completo hijo de puta.

—Eres un Styles, eres como él.

Y aquello, sin embargo, logró encender a Harry.

Niall desactivó la parte de la barrera que encarcelaba a Peter cuando vio como Harry se acercó con rapidez hacia él, y lo agarró del cuello con fuerza estampándolo con brutalidad contra la pared.

Sus nudillos se pusieron blancos, las venas de sus brazos resaltándose más que nunca, sus ojos inyectados en sangre, su mandíbula tensada y sus manos agarrando con fuerza el cuello del hombre que en silencio suplicaba piedad por su vida.

—Escúchame, hijo de puta. —habló con frialdad, muy cerca de su rostro—. Yo puedo ser muchas cosas, pero jamás he sido ni seré como mi padre. Nunca, ni un maldito segundo de mi mísera vida. Así que si te atreves a volver a decir semejante mierda, te juro que te cortaré las pelotas y te las pondré de corbata, ¿estamos? —esperó una respuesta, pero él no podía hablar. A penas retenía oxígeno, y su rostro estaba de un tono rojizo intenso—. Parpadea si me has entendido.

Parpadeó varias veces, y Harry lo soltó haciéndolo caer al suelo.

Se giró hacia Blake, quien observaba la escena en sumo silencio, y se acercó a él.

—¿No vas a insultarme por casi matar a tu padre? ¿ni siquiera ruegas por su vida?

—¿Crees que acaso me importa si vive o muere? tranquilo, no le tengo tanto aprecio.

—Claro, porque realmente no te hace falta, ¿no? es decir, si muriera, no te sería difícil encontrar a otro que te consiguiera a los desgraciados que caen en tus manos sin saber cuáles son las consecuencias de hacer eso.

—¿Qué mierda dices, Styles? —lo retó con la mirada, pero Harry fue mayor.

—Sabes exactamente lo que estoy diciendo, ¿o me vas a negar que tu padre te conseguía víctimas a las que convertías en tus esclavos sexuales?

—Cierra tu maldita boca. —amenazó.

—Después de todo, si nuestros padres eran tan amigos, debía ser por algo. Y tú saliste exactamente igual que él.

—Yo no tuve la culpa de que mi madre no fuera como la tuya y no me quisiera en su vida.

—¡No es excusa, Stone! ¡tú decidías si ser como ellos o ser diferente, solo tú! y elegiste ser lo que eres ahora, un maldito enfermo que se ha convertido en un peligro para todos.

Se alejó de los barrotes observando como Peter aún se retorcía de dolor en el suelo buscando oxígeno puro, y miró a Louis.

—Todo tuyo, bichito.

El castaño sonrió. Se acercó a los barrotes dispuesto a hablar con él, pero retrocedió al darse cuenta. Sus ojos se oscurecieron ante la dilatación de sus pupilas al tenerlo delante, sus orbes recorrieron su cuerpo de arriba a abajo, y sacó su lengua mientras comenzaba a jadear al observar su figura imaginándosela sin ninguna prenda de ropa puesta.

—Estás malditamente enfermo.

—Si no tuviera estos barrotes delante... —volvió a relamerse.

—Pena es lo que me das.

Sin pensárselo dos veces, lanzó dos pinchos de hielo que se clavaron con fuerza en su parte íntima. Comenzó a gritar, estremeciéndose en el suelo mientras un gran charco de sangre comenzaba a crearse bajo su cuerpo.

—¡Hijo de puta! —gritó, retorciéndose de dolor—. ¡T…te voy a…!

No pudo acabar, pues un nuevo pincho se clavó de nuevo en su cuerpo, esta vez en su pierna derecha. Y así sucesivamente, una y otra vez, hasta que su última gota de sangre cayó al suelo anunciando su muerte.

Peter gritó desde el suelo en cuanto se dio cuenta.

—¡Lo has matado! —gritó—. ¡Has matado a mi pequeño!

—Tranquilo, joder, qué dramático. —Harry rodó los ojos—. ¿Quieres que te lleve con él?

Peter corrió hacia el rizado con la intención de golpearlo hasta el cansancio, pero una bola de fuego puso punto y final a aquella historia, desintegrando su cuerpo en cuestión de segundos.

Hizo lo mismo con el cuerpo de Blake, haciendo que dos manchas de ceniza resaltaran en el salón, y Gemma realizó una corriente de aire por la que pudo sacar de aquella casa cualquier rastro de aquellas dos personas.

Un silencio incómodo se creó en la habitación, pues ninguno supo qué decir. Gemma abrazó a Niall, Zayn se acurrucó contra Liam, y Louis agarró con fuerza la mano de Harry, observando el lugar donde hacía unos segundos, permanecía inerte el cuerpo de Blake.

Harry se percató de aquello, y abrazó con fuerza al rizado. Sus brazos rodearon su cuello mientras que los del menor se aferraron a su cintura, y dejó un suave beso en su frente mientras procuraba aferrarse a su cuerpo todo lo que pudo.

—Ya está, bichito. Ya podemos ser felices, ya ha acabado todo. Ahora sí que sí.

—Te amo, maldito imbécil. —suspiró—. Te amo con mi vida. —susurró contra su pecho, escondiéndose en él.

—Puto romanticón. —sonrió—. Te amo más, bichito. —besó su sien.

Porque sí, porque así eran ellos, y no iban a cambiar. Dos jóvenes que se odiaron, se odiaron como nadie más en el mundo, sin ellos imaginar que acabarían enamorándose hasta del color de sus ojos.

Un Louis que se enamoró de los latidos rotos de Harry, y un Harry que se enamoró de la melancolía de Louis. Un Harry que juró no volver a enamorarse jamás, y un Louis que destrozó por completo sus esquemas. Un Louis que jamás habría imaginado volver a dejarse tocar, y un Harry que consiguió acariciar su alma mucho antes de rozar su piel.

Eso es lo que eran, lo que siempre habían sido. Dos enemigos mortales que descubrieron que sus mejores batallas, eran las que tenían lugar entre las sábanas de su cama.

Y aquella era su historia. Una historia que quizás no fue la mejor de todas, pero que a fin de cuentas, era suya. Jodidamente suya.

¡Y fin! :D

Quería aprovechar ahora que he terminado esta historia para agradecer todo el apoyo que he recibido desde que la empecé. Cuando acabé “la maldición de la luna llena” empecé esta con miedo, pensando que quizás no tendría apoyo o no atraería la atención de casi nadie. Pero ha sido todo lo contrario, y os doy las gracias, de corazón. Por cada voto, por cada mensaje, por cada segundo que habéis invertido en comentar. Porque aunque no os lo diga, amo sentarme en el sofá por la noche cuando llego de clase, y leerme todos y cada uno de vuestros comentarios con tranquilidad. Me atrevería a decir que es mi momento favorito del día ;)

Sois increíbles, de verdad. La forma en que me habéis hecho sentir capítulo tras capítulo que realmente todo esto tiene un sentido y un por qué, y la forma en que sin saberlo o sin daros cuenta, me habéis animado continuamente a seguir aquí y subir capítulo tras capítulo, sin echarme atrás o quedarme en el camino. Todo esto es gracias a todas las personitas bonitas que me leen, independientemente de si votan/comentan o no <3 así que una vez más, mil gracias, de corazón. Esta historia es vuestra, y espero que la hayáis disfrutado tanto como lo he hecho yo escribiéndola.

Por otra parte, quería comentaros una cosa. Esta historia la empecé a escribir cuando inicié clases, y eso me ha quitado mucho tiempo tanto para estudiar, como para escribir, a partes iguales. Por eso mismo, os quería preguntar; ¿queréis que vaya subiendo capítulos de la próxima historia a medida que los vaya escribiendo, o la escribo en borradores y la subo una vez esté completa? sé que muchos de vosotros/as/es preferís ir leyéndola a medida que actualizo, y otros/as/es preferís leerla completa. Y justo por eso, ¿qué preferís que haga?

Además, en la próxima, prefiero no presionarme para escribir. En esta ha habido veces que he subido capítulos obligada por mí misma porque os prometí que no os dejaría más de dos días sin actualización, y no quería fallaros o incumplir mi promesa. Y mucho menos después de todo lo que habéis hecho tanto por mí como por esta historia. Pero en la próxima no creo que sea capaz de actualizar tan seguido. Quizás habrá épocas que sí, pero no aseguro que no haya días en los que no tenga tiempo para hacerlo :(

Y bueno, ya no me enrollo más. Mañana subiré el epílogo de esta historia, así que nos volveremos a ver allí.

Gracias por hacer esto posible.
Os amo, bichitos <3

Continue Reading

You'll Also Like

120K 10.4K 31
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
318K 43K 20
Harry escribe cartas anónimas para Louis y las deja en su casillero, a Louis le encanta fingir que no le emociona encontrar las cartas cada día. -no...
159K 13K 21
"The Sunday Fic" Louis es un adolescente que ilusamente cree en el amor de cuentos de hadas, usa prendas llenas de agujeros y demasiado grandes para...
2.8M 211K 52
La vida de un famoso puede ser genial: fiestas, amigos, sexo, drogas y alcohol. Sin embargo, un error del pasado puede cambiar ése panorama. Pocas pe...