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Padres pt. 2
Después de un viaje de 4 horas y media en auto hasta Daegu, al fin había llegado a casa de los padres de Taehyung, después de haber sacado a su novio de casa de sus padres ellos regresaron a su natal Daegu y jamás volvieron a tener contacto con Taehyung,con ayuda de Yoongi... Jungkook logro llegar a esta esa pequeña y humilde casa dedos pisos, con nervios bajo del auto esperando encontrar a su pequeño ahí, era poco probable teniendo en cuentas los problemas que tuvieron con aquella pareja, pero después de todo, son los padres de Taehyung.
Toco el timbre y espero con paciencia a que abrieran la puerta, escucho pasos acelerados del otro lado antes de que la puerta fuera abierta por aquella mujer tan conocida para él, una mujer de rostro alegre, de no tan baja estatura y delgada, mejillas no tan rellenitas y cabello castaño hasta los hombres, solo que ahora con un par más de arrugas que él no recordaba.
–Buenas tardes Señora Kim– hizo una corta venia volviendo a ver directamente a los ojos de aquella sorprendida mujer.
–Dios mío Jungkook, ¿dónde está mi hijo? ¿Viene contigo?– pregunto mientras buscaba con un poco de desesperación detrás de él.
–No– suspiro sabiendo así que Taehyung no estaba en esa casa– Yo venía a ver si de casualidad Taehyung estaba aquí– mordió su labio inferior bastante decepcionado.
–Pasa Jungkook- se hizo a un lado dejando entrar al pelinegro y después fueron a los sillones– No hemos sabido de mi hijo desde aquella horrible vez, después de que regresáramos a Daegu mi esposo y yo empezamos a extrañar demasiado la alegre presencia de nuestro hijo, y la tuya, que también estabas en casa muy seguido, intentamos llamarlo en varias ocasiones pero jamás respondía y tú tampoco lo hacías, nosotros no sabíamos en donde estaban viviendo, así que fue imposible para nosotros saber de ustedes, no había pasado ni seis meses cuando nos arrepentimos profundamente de dejar a nuestro pequeño- su voz se quebró y comenzó a llorar –No hemos sabido de ustedes, lo único que quería era saber de mi hijo– hablo después de un par de minutos estando un poco más tranquila –Pero dime ¿cómo está mi Taetae? ¿por qué pensaste que estaría aquí?– pregunto con tono preocupado.
–Debo contarle algo señora Kim– comenzó el pelinegro.
–Amore mío ya llegue– una voz grave le puso nervioso y al girar su cabeza se encontró con el señor Kim justo como lo recordaba, con voz grave, hombros anchos, más alto que el, con brazos con menos musculoso que la última vez que lo vio, pero ahora con algunas canas y arrugas nuevas para él.
–Jungkook- Dijo sorprendido mientras que una sonrisa surcaba sus labios –Si estas aquí eso quiere decir que mi Taetae también vino, ¿dónde está el?- pregunto mientras examinaba la sala con la mirada – ¿Subió a la habitación o está en el baño?– pregunto mientras caminaba hasta su esposa que le esperaba de pie junto al sillón y al llegar la saludo con un casto beso en los labios.
–Cariño Tae no viene con kookie, de hecho él estaba por decirme algo, siéntate para que nos cuente – dijo mientras acariciaba el brazo de su esposo en un intento de calmar su notable ansiedad, un gesto que Taehyung también hacia en él.
–Me da gusto ver que ambos se encuentran bien, señor Kim ha pasado tiempo y también han pasado varias cosas desde la última vez que nos vimos– comenzó el pelinegro mientras sus nervios aumentaban considerablemente
–También me da gusto ver que estas bien Jungkook, pero anda dime dónde está mi pequeño porque estoy empezando a asustarme– dijo la madre de Taehyung mientras tomaba la mano de su esposo.
–Bueno...- después de casi una hora relatándoles lo que había sido su vida y la de Taehyung en todo el tiempo que no supieron de ellos Jungkook al fin llego a la parte importante – Yo cada vez tenía más trabajo y llegaba tarde a casa –suspiro– Taehyung empezó a ser distante conmigo, hubo un día en el que lo vi muy feliz pero no me dijo el por qué y yo no tenía cabeza para adivinar que le ocurría, un día Taehyung pensó que sería buena idea ir a verme a mi estudio en la agencia, pero ese mismo día, una chica que estaba entrenando, con la esperanza de debutar fue a verme a mi oficina, yo sabía que ella tenía otras intenciones y aun así la deje entrar, soy un imbécil y pensé que no pasaría nada, esa chica se acercó y empezó a besarme, yo tenía mucho tiempo sin tener sexo con su hijo– vio la expresión de ambos adultos cambiar, la señora Kim lo veía con desilusión y decepción, mientras que el señor Kim lo veía con desprecio y odio– Justo cuando estábamos empezando a tener sexo su hijo abrió la puerta del estudio, yo les juro que en el instante que ella se sentó sobre mi yo iba a apartarla porque pensé en Taehyung, pero fue tarde y...–
Jungkook sintió como era jalado de su camisa impidiendo que siguiera hablando, lo levantaron del sofá y lo próximo que sintió fue el fuerte golpe contra su mandíbula que lo mando al suelo.
–Eres un infeliz, ¿¡cómo pudiste hacerle eso a mi hijo!?– grito el señor Kim dispuesto a seguir golpeando al chico.
–Por favor déjeme terminar– dijo en un susurro mientras se levantaba y veía directamente a los ojos de aquel hombre –Cuando termine de contarles todo si usted aun quiere molerme a golpes le juro que no intentare defenderme– limpio la sangre que salía de la comisura de sus labios y continuo – Taehyung me perdonó pero empezamos a tener incontables discusiones, hace casi un mes que me abandonó, él se fue de casa, dejo una nota sobre la cama– su voz se rompió mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas –En la nota me decía que me amaba pero que no podía seguir conmigo por lo que hice– sirvió su nariz y vio directo a los ojos de la madre de Taehyung –También decía que esta– mordió su labio inferior –él está embarazado y ahora está solo, yo no sé dónde está o si está bien– termino y lo último que vio fueron lágrimas en la cara de la señora Kim para después regresar al piso.
Golpe tras golpe fueron a parar a su rostro, sentía el peso del señor Kim sobre su estómago y los golpes caer sin parar y tal como lo dijo, no hizo el mínimo esfuerzo por defenderse, él se merecía esa golpiza, hasta que todo se vio negro y dejo de sentir, mientras escuchaba muy a lo lejos la voz de la mujer gritando a su esposo que parará.
Una hora más tarde el pelinegro abrió los ojos dándose cuenta que se encontraba sobre el sillón de la sala tapado con una cobija tejida bastante ligera y con un horrible dolor en el rostro y las costillas, se sentó con mucho cuidado y mucha dificultad en el sillón y llevo su mano derecha hasta su cabeza apretando un poco en su frente.
–Esa ha sido la peor golpiza que me han dado– susurro.
–Hasta ahora– dijo el señor Kim mientras dejaba una taza de té frente al pelinegro sobre la mesa de centro junto a un par de pastillas – ¿Sabes Jungkook? Cuando mi hijo nació yo me prometí que no permitiría que nadie le lastimara, no tenía planeado dejar que rompieran su corazón, en el momento que vi esos hermosos ojos por primera vez supe que ese bebé era lo más preciado que iba a tener en la vida y conforme fue creciendo me di cuenta de que él era el niño más lindo y bondadoso que ha pasado la tierra y pensé que si había podido iluminar tanto mi vida, quizás podría iluminar a alguien más y ayudar a logras sus objetivos, y lo hizo, te impulso mucho Jungkook, cuando nadie creyó en ti mi hijo fue el único que estuvo a tu lado, pero también paso lo que me temía, rompiste su alma en pedazos– dijo mirando severamente al chico frente a él y suspiro.
–Señor Kim y-yo– trato de decir pero fue interrumpido.
–Pero lamentablemente no fuiste el primero que lo rompió, ese fui yo, el día que se fue de casa y dije todas aquellas horribles cosas pude ver atreves de sus ojos como su alma y su corazón se hacían pedazos, pero tú fuiste capaz de unir las piezas y sacarlo adelante, y si pudiste hacerlo una vez confió en que podrás de nuevo, así que búscalo y enmienda tus errores y si mi hijo te acepta de vuelta entonces bienvenido, has un esfuerzo más Jungkook–dijo mientras se levantaba del sofá individual en el que estaba –Toma esas pastillas y duerme otro poco muchacho- comenzó a caminar con dirección a
la cocina.
– S-señor Kim– hablo antes de perderlo de vista –Gracias, muchas gracias.
–No es nada, pero si mi hijo derrama una lágrima más por tu culpa entonces si te daré la peor golpiza que te darán en toda tu miserable vida– y sin más se alejó hasta perderse en la puerta de la cocina.
Bien, Jungkook sabía lo que debía de hacer y ahora con la bendición de los señores Kim haría hasta lo imposible por recuperar a su familia, pero antes tomaría esas pastillas y dormiría un par de horas más, porque sentida que estaba muriendo.