Ciudad Polis. Campamento Wonkru
Mas tarde, luego de una sesión de besos entre Luna y Raven, la pelirroja se dispuso a ir en busca de la pieza faltante que su novia requería para llevar a cabo su plan. Raven por su lado comenzó a realizar sus labores en el campamento, debía revisar la torre de transmisión y ver qué era lo que la hacía fallar constantemente; necesitaba hacer la reparación pronto o no podría utilizar el radio para sus propios fines.
Subió a la azotea del pequeño edificio hacia la torre de transmisión, una vez allí arriba se acercó al barandal y contempló la plaza del campamento, observó cómo las personas hacían fila para recibir su desayuno con ansias para luego sentarse a disfrutarlos; tenían un estricto sistema que todos, incluso los líderes, debían seguir para mantener el orden y que cada miembro del campamento lograra sobrevivir. Recordó la primera vez que ella y sus amigos fueron llevados a Polis en una excursión de la universidad, la ciudad era reconocida por sus centros de investigación y laboratorios de tecnología además de contar con una de las científicas más importantes del siglo veintiuno; ella había estado muy emocionada por asistir a la conferencia que daría uno de los centros de investigación más conocidos del mundo, Infinity Labs.
Raven nunca imaginó ver aquella ciudad moderna hecha un caos, grandes edificios importantes y muchas viviendas estaban en ruinas debido a los ataques zombis y a la intervención del ejercito; cuando llegó con sus amigos otra vez a Polis creyó que no podrían limpiar la ciudad de las hordas zombi pero gracias al esfuerzo que todos hicieron una parte de la ciudad estaba limpia de esas pestes. No consiguieron un terreno tan extenso debido a que la ciudad era demasiado grande para limpiarla en pocos meses pero era lo suficientemente grande para que cada miembro estuviese cómodo en sus viviendas, los edificios que aún seguían en pie servían de hogar para muchos así como también de enfermería, comunicaciones y lo que más resaltaba de la ciudad y del campamento, la torre de la comandante.
Una gran fortificación con más de cien pisos que se erguía orgullosa hacia el cielo ubicada a un extremo de las delimitaciones del campamento. Allí se resguardaban las armas y el alimento que disponían; era, además, el resguardo de los líderes de Wonkru y sus allegados. Desde lo alto de la torre se podía observar toda la ciudad de Polis, era una gran vista que en ocasiones ella disfrutaba de contemplar junto a Luna.
La castaña se dirigió al pie de la torre para revisar el panel y ver cuál era el problema de la falla, maldijo a los cielos al ver el desastre que eran los cables de conexión pensando en que arreglar la torre no sería tan fácil como había creído en un principio.
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Si algo sabia Luna era que conseguir esa pieza faltante no sería fácil y menos si lo hacía sola, necesitaría ayuda si quería cruzar los muros que separaban al campamento del resto de la ciudad. Ahora se dirigía hacia la torre del comandante, sabía que Octavia estaría allí en el primer piso inspeccionando el entrenamiento de los repartidores de muerte. Tras cruzar la entrada buscó con la mirada a su amiga, la encontró sentada en el fondo de la habitación y enseguida se encaminó hacia ella.
—No sabía que la reina roja tomaba descansos.- dijo Luna a la chica, ésta levantó la mirada sonriendole a la pelirroja.
—Hasta los leones más feroces necesitan un descansar de vez en cuando.- contestó con sorna. —¿Ocurre algo?
—Necesito que me resguardes al otro lado del muro.- pidió Luna esperando una respuesta positiva aunque estaba casi segura que Octavia se negaría.
—Ni loca.- allí estaba, pensó Luna. —Sabes que Lexa me dejó a cargo y debo cuidar el campamento mientras ella no esté, me pateará el trasero si se entera que dejé mi puesto ¿Para que quieres ir al otro lado? las expediciones se cancelaron por todo el asunto ese con Azgueda.- repuso la pelinegra con clara irritación.
—Raven necesita una pieza para arreglar la torre de transmisión.- contestó Luna dudando de si decirle la verdad, bueno técnicamente ella no estaba mintiendo...no del todo.
—¿Si sabes que eres mala para mentir?- se burló Octavia.
—No miento, Raven ocupa una pieza y solo la puedo encontrar en algún laboratorio de Polis.- contestó la pelirroja.
—Raven y sus cachibaches- dijo la pelinegra rodando los ojos, conocía muy bien a Raven y sabía lo mucho que le gustaba jugar con la tecnología. —¿Para qué lo necesita? No, espera, no me lo digas. No quiero tener que ver con esto, no seré responsable de desatar la ira de la comandante.- contestó cruzándose de brazos. —Luna, estamos en un momento crítico. Lexa y Clarke están de camino a Azgeda para negociar la paz pero ¿Y si es una trampa y atacan Polis mientras ellas no están? necesito estar aquí y necesito a todos disponles para luchar si la ocasión se presenta.
—Solo dame cuatro hombres.- propuso la pelirroja. —Raven necesita arreglar la torre ya han habido tres cortes esta semana no podemos quedar incomunicados. Regresaremos lo más rápido que podamos.
A duras penas Octavia accedió a la petición de Luna, después de todo reparar la torre era igual de importante. La pelirroja llamó a cuatro de los repartidores de muerte, nombrados así debido a que se encargaban especialmente de las expediciones y ejecución de zombis, ella también era parte del grupo incluso fue uno de los primeros miembros; salió de la torre con los cuatro hombres equipados con sus armas dispuestos a cruzar el muro para adentrarse más a fondo en Polis.
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En algún lugar entre el bosque de Polis y el paradero de Azgeda.
Un grupo de quince hombres descansaba bajo la sombra de los arboles, todos ellos armados hasta la medula puesto que eran repartidores de muerte entrenados para el combate en armas y cuerpo a cuerpo; estaban a la espera de que su comandante les diera orden de avanzar, se dirigían hacia el punto de encuentro con Azgeda para iniciar un tratado de paz luego de que en ambos clanes presentaron bajas por los constantes enfrentamientos entre ellos.
Dentro de la tienda que habían levantado para discutir las estrategias se encontraba los tres al mando de la misión. Mientras Clarke hablaba a través del radio con Bellamy, Kane y Lexa hablaban sobre los términos de la paz.
—¿Todavía crees que esto sea una buena idea?- preguntó Kane al comandante. —Estamos a media hora del punto de encuentro, aún hay tiempo para negarnos.
—Creí que negociar la paz era tu especialidad, Kane.- contestó el comandante tranquilamente. —No, necesitamos esto no podemos seguir perdiendo más gente por culpa de estos enfrentamientos.
—Pero los términos que exigen son..- dijo éste pero la castaña lo interrumpió
—Roan tendrá que reevaluar los términos, no estoy dispuesta a que regresen a Polis; no volveré a poner en riesgo a mi gente, tendrá que aceptarlo si no quiere seguir teniendo más perdidas.- habló con autoridad.
—Bien, solo espero que sea razonable y no nos esté llevando a una trampa.- dijo el hombre.
—Tendría que ser estúpido si lo hace, sabe que lo superamos en numero.- habló Clarke acercándose a ellos tras haber terminado de hablar por el radio. —Bellamy dice que ya están en sus posiciones y que todo parece estar tranquilo, Roan y Ontari están acompañados por diez hombres.
Una vez estuvieron de acuerdo sobre lo que iban a decir ante Roan, los tres salieron de la tienda. La castaña se dirigió al frente para hablarle a los repartidores de muerte y comunicarles el plan para que estuvieran listos ante cualquier cosa.
—Estén atentos, Azgeda ya es conocida por jugar sucio. -comunicó ella con su habitual seriedad. —Bellamy y los demás están en posición a la espera de nuestra llegada, ellos nos cubrirán desde las sombras. Al menor indicio de desacuerdo, a mi señal abren fuego.
—¡Entendido comandante!
Ninguno tenía nada que objetar a su comandante, le debían sus vidas y las de sus familias a ella y estaban dispuestos a servirle porque si de algo estaban seguros todos ellos era que su comandante haría hasta lo imposible por asegurar la seguridad de Wonkru.
Cuando llegaron al punto de encuentro todos aguardaron a que el tratado de paz iniciara, expectantes ante lo que pudiera pasar ninguno bajó las armas hasta que ambos líderes de grupo lo indicaron. Lexa observó a los hermanos con detenimiento; hizo una mueca de fastidio al ver la sonrisa hipócrita de Ontari preguntándose si a este punto la chica ya era completamente una desquiciada.
—¿Cómo sigue tu brazo, Clarki?- preguntó Ontari con cierta burla.
—Mucho mejor de lo que está tu horrendo rostro.- contestó la aludida tranquilamente, la morena en cambio frunció el entrecejo y quiso arremeter por el insulto pero su hermano la tomó del brazo para evitar que cometiera una estupidez.
—¡Basta!- demandó Roan a la chica para luego dirigir su mirada a la comandante. —¿Qué has pensado sobre los términos?
—No los acepto.- contestó Lexa con firmeza, llevó sus manos hacia atrás en su habitual pose de comandancia y se acercó un poco más al hombre alto. —No puedo dejar que regresen a Polis luego de lo que hicieron.
—Por Dios que rencorosa eres. -se quejó la pelinegra pero Lexa solo la ignoró
—¿Entonces a qué has venido?- preguntó Roan con impaciencia —¿Qué esperas que hagamos si no podemos volver al campamento?
—Sobrevivir.- contestó la comandante —Sé muy bien que te has hecho de más gente durante este tiempo así que tienes la suficiente ayuda si los zombis les atacan.
—¿Y el territorio?- preguntó él
—Kane se encargará de eso.- anunció la ojisverde indicándole a Kane que se acercara, este hizo caso y comenzó a enumerarle los nuevos términos.
Lexa regresó junto a su grupo dejando a Kane para que se encargara de la elocuencia ya que el hombre era un experto en eso, ella era más de patear traseros. Clarke notó la tensión de la ojisverde y por más que se moría en tomarla de la mano para reconfortarla se abstuvo de hacerlo porque sabía que esa muestra de afecto podría ser peligroso; Lexa era conocida por su carácter fuerte y corazón de hielo, una muestra de su cariño hacia ella podía dejar en evidencia que la comandante sí tenía una debilidad y cualquier enemigo con semejante información podía ser peligroso.
Cuando Kane hubo terminado de hablar con Roan regresó junto a Lexa a la espera de una decisión por parte del líder de Azgeda. Todos estaban en silencio ante la espera de una respuesta, la comandante no se dio cuenta que desde hace mucho que había empezado a contener la respiración, esperaba que Roan fuese sensato y aceptara sus términos, no quería empezar otra lucha absurda donde estaba segura dejaría muchas muertes.
—Está bien, acepto los términos.- habló por fin, Roan caminó hasta donde estaba la comandante dispuesto a cerrar el trato.
Ambos se vieron fijamente a los ojos mientras estrechaban sus manos en un fuerte apretón; Tanto Kane como Clarke dejaron salir un suspiro ante la respuesta del hombre, Lexa, aún estrechando la mano de Roan, asintió en señal de que esa había sido la mejor decisión aunque en sus adentros solo podía pensar que dicha alianza sería un gran camino por delante.
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Bueno chicos ahí tienen un poquito de The 100😊 espero les haya gustado 💛
El siguiente capítulo habrá un salto de tiempo pero no muy largo. Nos leemos el domingo 👌