Tn Denbrough
—Ok, ¿entonces le contaron a Eddie de mí y quiso conocerme y así terminaron por volver a la casa para tratar de convencerme? —pregunté algo divertida mientras caminábamos por el agua cerca de los baldíos.
—Exacto preciosa —confirmó Richie—. Aunque hubiera preferido quedarme con la mamá de Eddie.
—Tienes una fuerte obsesión con hacer chistes sobre su mamá, ¿no? —cuestioné sonriendo un poco.
—¿Prefieres que lo haga contigo? —cuestionó.
—¿No se la vas a pasar? —preguntó Eddie y después se alejó de una planta con rapidez—. ¿Qué planta es esa?
—Eso es hiedra venenosa, eso es hiedra venenosa y eso también —respondió Stan haciéndome reír, estaba segura de que no lo era.
—¿Dónde? ¿Dónde está la hiedra venenosa? —preguntó Eddie con angustia mientras Bill me entregaba una linterna.
—¡En ningún lado! ¡No todas las malditas plantas son hiedra venenosa! —interrumpió Richie haciéndome reír.
Entré en la cloaca junto con Bill y comencé a observar al rededor con la linterna mientras me cubría la nariz con la manga del suéter.
—Oye —llamé la atención de Bill y él me miró—. Más temprano entré sin querer a ti habitación porque se me cayó algo bajo la puerta y encontré un cartel, a lo que quiero llegar es que, ¿estamos aquí para encontrar a Georgie?
—Lo intuijiste rápido —habló—. Mis padres c-creen que murió porque ya p-p-pasó un año peor yo c-creo qué sigue vivo, solo n-no hemos buscado lo suficiente.
—Sean como sean las cosas, tienes mi apoyo —lo miré—. Tienes oportunidad de encontrarlo y no haberlo perdido, y pues yo solo tengo que buscar la forma de seguir adelante.
—No tuve oportunidad p-para decirlo, p-pero enserio l-lo siento por lo q-que pasó —Tragué saliva y asentí.
—Gracias —Sonreí un poco para no mostrarme tan afectada.
—Estoy empezando a sentir comezón y estoy seguro de que no es buena señal —Giré la cabeza viendo a Eddie y a Stan en la entrada mientras Richie ya había entrado.
—¿Compartes el baño con tu madre? —preguntó Richie observando el suelo mientras caminaba.
—A veces, sí —respondió y yo abrí los ojos por eso.
—Tal vez tienes ladillas —habló Richie con desinterés mientras yo seguía observando al rededor.
Caminamos un poco más y yo presioné más el suéter contra mi nariz cuando el olor empeoró, agradecí qué lo único que hubiera comido fue un manzana.
—¿Chicos no vienen? —Les preguntó Richie y me di vuelta notando qué Stan y Eddie seguían en el mismo lugar.
—No, son aguas grises —se negó Eddie y me pasó por la cabeza que tal vez era muy sensible con el tema de los germenes y este ambiente no era el mejor si era verdad.
—¿Qué son aguas grises? —cuestionó Richie divertido.
—Son mierda y orina, puedo decirles que están metido en millones de litros de orina de Derry —Tragué saliva asqueada por eso, posiblemente no vuelva a utilizar estos tenis jamás.
Richie tomó una varilla del suelo lo que me dio asco si era honesta, ahora entendía a Eddie, una cosa así puede matarte si esta infectada.
Hice una mueva cuando se la acercó a la nariz para olfatearla, eso era verdaderamente asqueroso.
—No huele a caca para mi señor —hizo una voz graciosa y en otro momento me habría reído ero ahora estaba demasiado asqueada como para eso.
—Enserio, yo lo puedo oler desde aquí —aseguró Eddie y después me miró.
—Tal vez es tu propio aliento el que estás oliendo —Se burló y yo volteé los ojos.
Había dos opciones, o se estaba haciendo el idiota y en realidad sentía el olor hediondo de la cloaca o no tenía buen olfato.
—Date cuenta que no siquiera a ella le están dando risa tus chistesitos —Eddie me señaló y Richie se giró a verme.
—¿Esto huele mal preciosa? —Me acercó la varilla y yo me alejé.
—Quita esa porquería de mi alrededor —pedí y él soltó una risa—. Lo digo enserio, no es gracioso.
—Hay lo tienes —habló Eddie señalando me con una mano—. No es gracioso.
—No puede ser tan malo, ¿o sí preciosa? —me acercó más la varilla y yo abrí los ojos molesta.
—Te juro que soy capaz de metértela por el...
—Oigan —Nos llamó Bill y yo me giré hacia él que estaba sosteniendo un zapato al cual le escurría agua.
—Rayos, no digas que es de...
—No G-G-Georgie usaba botas para lluvia —interrumpió y Richie se le acercó después de soltar la varilla.
—¿Entonces de quién es? —pregunté confundida.
—De Betty Ripson —respondió Richie sosteniendo el zapato y abrí los ojos, ¿había más gente desaparecida? —. ¿Betty qué sentirá, al correr por los túneles con un solo zapato?
Saltó en una pierna y todos lo miramos con seriedad, de verdad le gustaba hacer chistes en momentos inoportunos.
—¿Y si sigue aquí? —preguntó Stan luego de un largo rato en silencio.
—Si yo fuera Betty Ripson me gustaría que me buscarán, Georgie igual —habló Bill.
—¿Y si no quiero buscarlos? —cuestionó Eddie y lo miré con los ojos abiertos—. No te ofendas pero... no quiero desaparecer.
—Tiene razón —concordó Stan con Eddie.
—¿También tú? —cuestionó Bill desilusionado y yo lo miré.
—Es verano, deberíamos divertirnos. Esto no es divertido, es terrorífico y asqueroso —se excusó Stan.
Salté en mi lugar al escuchar un ruido en el agua y me acerqué a Stan y a Eddie rápidamente viendo a un niño en medio del agua parecía herido.
—Oh rayos, ¿Qué fue lo que te paso? —preguntó Richie luego de salir aun sosteniendo el zapato.
Nos acercamos a él para ayudarlo y note que estaba herido en el abdomen, tenía una cortada en forma de H.
—¿Qué pasó? —le pregunté cuando se sentó.
—Fue Bowers —respondió y yo miré a los demás confundida, ¿quién es Bowers?
Ellos se miraron asustados y luego hacia todos lados varias veces estando alterados.
—D-debemos irnos —habló Bill y ayudo al niño a levantarse—. Yo te llevo.
Abrí la boca por ros pero el estaba herido y lo necesitaba más así que no discutí.
—¿Te llevo preciosa? —preguntó Richie acomodándose los lentes y sonriendo de lado.
—Sí, está bien, gracias —me senté atrás de él en la bicicleta abrazándolo por la cintura.
—¿Quién es Bowers? —le pregunté a Richie porque Eddie se estaba quejando con los demás.
—Un idiota al qué le gusta molestarnos —respondió y asentí.
—Pero no sólo los molesta, ¿verdad? Digo, estamos ayudando a un niño que tiene una cortada —cuestioné y asintió.
—Es humillativo, o te golpea o te hace sentir mal con comentarios y en el caso de las niñas, les crea una reputación mala —informó.
—Bueno saberlo para no interactuar con alguien así —Él soltó una risa.
—Preciosa, al idiota no le importa si le hablas o no, fácilmente podría crearte una reputación de zorra si ve que te juntas solo con hombres y todos le creerían porque le tienen miedo —Abrí los ojos—. Ya se lo hizo a alguien.
—Oh Dios —me quejé y recosté mi cabeza en su espalda.
—Está bien ayudar al nuevo, ¿pero que hay de nuestra salud? Ya saben que hay una epidemia de sida en este momento. Un amigo de mi mamá en Nueva York se contagió de sida por una cortada, ¡Una cortada! Y te pueden amputar las piernas y los brazos, pero como te amputas la... ¿Cómo te amputas la cintura? —Dramatizó Eddie mientras Bill ayudaba al chico a sentarse en una cajas en medio de un callejón.
—Iremos a comprar c-cosas, Richie t-tú quédate aquí —pidió Bill.
—¿Puedo quedarme? —Bill asintió para después salir del callejón junto con Eddie y Stan.
—Que bueno que te conocí antes de que te mueras —cortó el silencio Richie y lo miré mal por eso.
—Que pésimo chiste Richie —Miré al chico—. ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Ben, Ben Hamscom —se presentó y yo sonreí levemente.
—Nombre de virgen —Le di un codazo a Richie haciendo que se quejara por eso.
—Ignóralo —pedí—. Yo soy Tn Denbrough y el Richie Tozier.
—Oh bien que te gustan mis chistes —aseguró y lo miré.
—Los de ahorita no —informé.
—¿Y no te gustaría otra cosa? —preguntó moviendo las cejas coqueto.
—Que no incomodaras a Ben con tus chistes, por favor —pedí y sonreí irónica.
A los pocos segundos llegaron los demás corriendo con las cosas en la mano y yo fruncí el entrecejo al ver que no pidieron una bolsa.
—¿Fueron incapaces de pedir una bolsa? —cuestioné mirándolos.
—A mí me gusta utilizar otra clase de bolsas si saben de que hablo —Richie soltó un risa y lo miré entornando los ojos—. ¿Ya practicando tus expresiones para cuando lo hagamos?
—Sigue soñando Tozier —Me giré hacia los demás viendo como Eddie alistaba las cosas luego de darle una bocanada a su inhalador.
—¿Sabes cómo me exita qué me llames por mi apellido? —me susurró al oído haciendo los vellos de mi nuca erizarse—. De verdad me pone como no te lo imaginas.
—Cállate Tozier —Solté una risa.
—Bien qué te gusta provocarme ¿no? —Una de sus manos apreto6mi cintura haciéndome sobresaltar y después le di un manotazo—. ¿No te gustó?
—Lo que más me gustaría es que dejaras de hablarme al oído —pedí.
—¿Por qué? ¿Hice qué te mojaras? —cuestionó divertido para después soplar en mi oreja y alejarse de mí—. Chupale la herida.
—¿Quieres callarte? Necesito concentrarme —le pidió Eddie mientra limpiaba la sangre de la herida.
—¿Necesitas concentrarte? —cuestionó Richie incrédulo.
—Sí, ¿Puedes hacerme un favor? —preguntó.
—Por Dios, ¿qué necesitas? —preguntó.
—¿Puedes traerme mis bifocales? —preguntó y yo lo miré sorprendida porque no me imagine que usara lentes.
—¿En dónde están? —preguntó Stan al pendiente de cada cosa que hacía Eddie.
—En mi otra cangurera —Levanté las cejas al oír eso, la verdad me parecía algo excesivo.
—¿Por qué tienes dos cangureras? —cuestionó Stan extrañado.
En un momento la herida de Ben vomwnzo6a sangrar y Stan entró en pánico al ver la sangre.
—¡Dios mío está sangrando! ¡Dios mío está sangrando! —exclamó con impresión y lo miré divertida.
—¡Tienes que relajarte Stanley! —le pidió Eddie mientras detenía el sangrado.
Busqué a Bill con la mirada dándome cuenta que estaba en la entrada del callejón viendo un lugar en específico lo que me dejó confundida, pero volví a concentrarme en Ben.
—¿Estás bien? Seguro te duele —preguntó una chica pelirroja llegando junto a Bill.
La miré de arriba a abajo y después tragué saliva, era linda a decir verdad. Ojos azules, buen cuerpo y una sonrisa bonita.
—Sí estoy bien, solo me caí —respondió Ben mirándola pareciendo embobado lo que me hizo creer que gustaba de ella.
—Sí, encima de Henry Bowers —corrigió Richie y lo miré incrédula por su indiscreción.
—Ca-cállate Richie —habló Bill molestó mirándolo fijamente.
—¿Por qué? Es la verdad —cuestionó confundido y yo tomé aire.
—¿Seguro trajeron lo indicado para el niño nuevo? —La chica le guiñó un ojo a Ben.
—Escucha, nosotros lo vamos a atender y g-gracias Beverly —habló Bill celosó y abrí los ojos.
—Seguro —ella le sonrió.
—Estamos pensando en ir a la cantera mañana, por si quieres venir —la invitó Bill.
—Bueno lo pensaré, nos vemos chicos, mejórate Ben —habló ella y después me miró—. Oh, hola. Soy Beverly Marsh.
—Tn Denbrough —me presenté y ella asintió.
—Bueno, nos vemos —se despidió para después irse del callejón.
—Lo que daría por ver el cuerpo tuyo sin ropa en esa cantera —me susurró Richie y sentí mis mejillas arder por eso.
—No me dejas ni una —Él sonrió tranquilo y yo reí levemente.
—No debiste mencionar a Bowers frente ella —le reclamó Stan.
—Sí, ya oíste lo que hizo —completó Eddie y lo miré confundida.
—¿Qué hizo? —preguntó Ben confundido y yo asentí ante su pregunta porque también quería saber.
—Más bien a quién se lo hizo, oí que la lista es más larga que mi pene —respondió Richie y se llevó una mano a la entrepierna haciéndome abrir los ojos.
—Son sólo r-rumores —corrigió Bill y entonces pensé en que tal vez fue la reputación qué le dio ese tal Bowers.
—Bueno en fin, Bill tuvo que ver con ella en tercero, hasta se besaron en la obra escolar, la crítica dice que no finges esa pasión —abrí los ojos por eso. Ahora siento que me voy a morir sola en una casa con muchos gatos—. Ahora mis buenos amigos, este compañero necesita de nuestra ayuda ¡Anda doctor K, curalo!
—Sé lo que hago y no me gusta que hagas tu interpretación —discutió Eddie haciéndome reír, eran un dúo muy cómico.
—Chupale la herida —insistió de nuevo Richie haciéndome reír por lo que me volteó a ver.
—¿Intentamos un beso para una obra escolar preciosa? —me susurró.
—¿No lo dices más alto porque está Bill? —Asintió y yo sonreí divertida—. ¿Tan desesperado estás por besarme? Nos conocimos hoy.
—Y después del beso decirte que abras las piernas aun más —Abrí los ojos—. Piénsalo preciosa, este galán es único.
—Ya te dije que no soy fácil —le recordé.
—Más razones para que me exites —aseguró haciéndome negar con la cabeza.