Un juego de dos

By piikkaapiikaa

212K 22.4K 44.6K

Louis es obligado por sus padres a ir a un internado, donde convivirá con gente como él que es capaz de contr... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Final
Epílogo
Importante

Capítulo XII

7.3K 812 1.2K
By piikkaapiikaa

Casi una semana después, todo continuaba prácticamente igual en el internado Bedford.

Las clases seguían su curso con normalidad, los alumnos se preparaban para la fiesta que daría lugar en un par de días, y el ambiente estaba más tranquilo de lo común.

Harry y Louis... digamos que ellos también seguían igual. Continuaban inmersos en un mar de provocaciones y vaciles, dónde inconscientemente trataban de ponerle nombre a lo que fuera que estaban comenzando a sentir.

Algo tan puro y tan mágico como es el primer amor en el caso de Louis, pero tan traumático y cruel en el caso de Harry, quien constantemente recibía la inesperada visita de todas las inseguridades que Blake marcó con fuego en su corazón, quizás para siempre.

Aquel profesor no volvió a dejarse ver después de aquella conversación que mantuvo con Harry, pero él sabía que no tardaría en hacerlo, pues se había comprometido en acabar con su felicidad.

Después de todo, Blake para su padre siempre fue la víctima de lo que pasó, y Harry siempre llevó el nombre de su verdugo. Porque sí, él era su padre. El antiguo profesor, Peter Stone.

Harry sabía que no podía decirle nada a su madre, pues si llegaba a sus oídos que había abierto la boca, no tendrían nada más que hacer. Y por su misma suerte, tampoco podía decirle nada a su madre sobre la relación con Blake, pues ella jamás fue enterada de esa relación y, por ende, no sabía absolutamente nada de lo que pasó.

Para ella, Peter tan solo era uno más de los profesores del lugar, dedicado a su trabajo con veinte años de experiencia.

Harry estaba entre la espada y la pared, y lo peor, era que cualquier paso que pudiera dar para salir de ahí, se convertía en un paso en falso que lo acabaría condenando a caer preso en manos de su profesor.

La mañana pasó tranquila, pese a lo muy aburridas que se hicieron todas las clases de aquel martes. Louis caminó hacia su habitación, dispuesto a coger ropa de recambio para ir a ducharse, pero alguien le tapó los ojos haciendo que se sobresaltara.

Se separó de golpe tratando de evitar entrar en pánico debido a aquel contacto físico, y se giró para ver quien había detrás de él.

—¿Qué dem...? —calló al verlo—. Ah, eres tú.

—Joder, que poca emoción. —Niall se indignó—. Ya podrías aunque fuera disimular un poco de entusiasmo.

—¡Oh! ¡eres tú, mejor amigo! ¡qué ilusión, creo que me voy a desmayar! —habló con sarcasmo.

—Imbécil. —rodó los ojos.

Louis comenzó a reír golpeando su hombro, haciéndolo reír también, y Niall lo siguió hasta su habitación dónde se toparon con Harry.

—No me habías avisado de que el líder de pacotilla estaría aquí. —trató de no reír.

—Horan cierra la boca si no quieres que te meta un palo por el culo. —amenazó, tumbado sobre su cama mientras miraba su teléfono.

—Esconde los dientes fiera, que estamos en son de paz. —se tiró sobre el sillón.

—Joder, ¿os vais a quedar? —se quejó.

—¿Algún problema? —Louis lo miró.

—Bastantes.

—Pues te jodes.

Harry suspiró mirándolo, sabiendo a la perfección que lo único que quería era provocarlo, y decidió entrar en su juego.

Como siempre.

—Luego no te quejes cuando me traiga a tíos para follármelos aquí. —disimuló una sonrisa.

—¿Quejarme yo? mientras me dejéis dormir, como si lo matas a embestidas. —no lo miró.

—Creo que voy a ligarme a Bruce, ¿sabes quién es? —provocó, mirándolo con picardía.

—No, ni idea. —frunció el ceño.

—Pues tendré que presentártelo, tiene un culo que no veas. Le tengo ganas desde que entré en este sitio de mierda. —mordió su labio.

—Pues pobre de él si tiene que aguantarte todo el día comiéndole el culo para intentar follar con él. —intervino Niall, cortándole todo el rollo.

—Puto rubio de bote, ¡sal de aquí, joder!

—Me iré, ¿y sabes a dónde? —se levantó.

—Me la suda. —lo miró mal.

—¿Ah sí? pues a tu hermana no. —sonrió.

—¡Horan por tus putos muertos! —se sentó en la cama de golpe.

—¡Adiós! —se fue riendo.

—Cómo lo pille le quitaré lo rubio de una puta hostia. —frunció el ceño.

—Típico perro que ladra mucho y no muerde nunca. —murmuró entre dientes.

—¿Perdón? —se giró para mirarlo.

—Hm. —sonrió con malicia—. No, no te perdono.

—Pero yo no...

—Oh por dios, cállate. —lo interrumpió—. Hablas mucho, ya me cansas.

Harry alzó las cejas sorprendido, pues no había entendido absolutamente nada de aquella minúscula conversación.

—¿Me estás vacilando? —se cruzó de brazos.

—¿Tanto te cuesta pillarlo? te recordaba más lúcido. —agarró su caja de tabaco.

—Hey. —se colocó frente a la puerta—. ¿Dónde te crees que vas?

—Donde no tenga que seguir viéndote la cara fea que tienes. —trató de no reír.

—¿Cara fea? ponte gafas y hazte un favor, mamón.

—Si sin gafas eres feo, con gafas no quiero ni imaginármelo. —estalló a carcajadas.

—Bicho malo. —rió también.

Harry quería jugar con él, hacerle cosquillas, tocarlo y sentirlo de una forma diferente. Pero sabía que no podía, y todo culpa del hombre que le jodió la vida con a penas ocho años.

Lo observó detenidamente mientras reía, fijándose en todas y cada una de las facciones de su rostro al emitir esa hermosa melodía, y sonrió inevitablemente perdiéndose en ella cuál capitán perdiéndose en el más grande de los océanos.

—No dejes de reírte nunca. —murmuró sin pensar.

Louis lo miró abriendo los ojos de par en par, y Harry maldijo en silencio en cuanto se dio cuenta de que lo dijo más alto de lo que pretendía, pues no estaba en sus planes que lo acabara escuchando.

—¿Qué?

—Que eres imbécil.

—Los cojones, tú te has puesto romanticón. —le guiñó un ojo.

—Ya te gustaría, Tomlinson. —tragó saliva.

—Con que te gusta mi risa, ¿eh? —alzó una ceja, mirándolo con diversión.

Harry se separó de la puerta con rapidez dándole una total vía libre, y se subió a su cama nuevamente.

—¿No te ibas? bueno, pues adiós.

—¿Pero qué ven mis ojos? —apoyó su espalda en la puerta, cruzándose de brazos—. ¿El chico malo intimidado?

—¿Intimidado yo? de verdad, ves al puto oculista.

—Mejor ves tú al cardiólogo.

—¿Al cardiólogo? ¿para qué?

—Para tu problema de corazón.

Harry lo miró tan sorprendido como asustado, y clavó su codo en el colchón, alzando levemente su torso para observarlo mejor.

—¿Qué mierda le pasa a mi corazón?

—Tiene Louisitis, el pobrecito está perdidamente de mí y como eres asintomático no te das cuenta. —trató de no reír.

Harry dudó durante unos segundos, meditando muy bien sus palabras, hasta que cayó en cuenta de lo que estaba diciendo y lo miró con sarcasmo entrecerrando los ojos.

—De verdad, tú eres imbécil.

—Habló el loco enamorado. —canturreó.

—Yo no me enamoro, Tomlinson. En mi mundo el amor no existe. —sonrió con la voz rota.

—Puede ser, Styles. Pero el mundo da muchas vueltas, nunca lo olvides. —se marchó.

Harry frunció el ceño pensativo.

¿A qué había venido eso?

Fuera lo que fuera, tenía claro que no iba a quedarse con la duda. Agarró su caja de tabaco junto a su chaqueta, y salió de la habitación persiguiendo a Louis en cuanto vio hacia donde se marchó.

—¡Oye, bicho malo, ven aquí! —alzó la voz llamándolo.

—¿Tan enamorado estás que no puedes estar sin verme ni cinco minutos? —habló con sorna, girándose sin frenar sus pasos.

—De verdad, la próxima vez que me llames egocéntrico a mí te lavo la boca con jabón.

—¿Qué querías? —se sacó un cigarro al salir al patio.

—Explícame eso que has dicho antes de irte.

—¿El qué?

—Oh vamos, sabes muy bien a qué me refiero.

—Hm, la verdad es que no. —expulsó el humo.

—Esto es una pérdida de tiempo. —se dio media vuelta, dispuesto a marcharse.

—¿Vas a la habitación?

—¿Y a ti que te importa? —habló mientras caminaba.

—Trae las llaves. —lo ignoró.

—¿Las llaves?

Esta vez sí se paró para girarse y mirarlo, y Louis asintió dándole una última calada a su cigarrillo antes de tirarlo al suelo para apagarlo de un pisotón.

—¿Para qué mierda quieres mis llaves?

—Para irnos a pasar la tarde por ahí.

Harry bajó la cabeza tratando de disimular una sonrisa, pero la imagen de su profesor apareció en su mente devolviéndole a la realidad de golpe.

No quería ponerlo en peligro.

—Los cojones, cómo nos pillen verás tú que gracia.

—¿Desde cuándo te ha importado a ti eso?

—Desde siempre. —mintió.

Louis frunció el ceño acercándose a él, y sonrió deslizando las manos por el cuello de su camiseta hasta rodear su nuca con sus brazos.

Harry tragó saliva queriendo apartarse, pero relamió sus labios cuando vio que no pudo. Su cuerpo no respondía, pues en realidad no quería hacerlo.

—Mientes.

—No.

—Dime por qué no quieres venir.

—Porque nos meteremos en un lío.

—Vamos Styles, no me seas mamón.

—Mamón eres tú, precioso. —sonrió, acercándose peligrosamente a su oído—. Que por cierto, aún te estoy esperando. —susurró con diversión.

—Y lo que te queda. —estalló a carcajadas.

—De verdad, no puedo contigo. —resopló apartándose.

—Vamos, quiero irme de aquí. —hizo un puchero, agarrando su mano—. Solo un ratito.

Harry miró con asombro sus manos entrelazadas, sorprendiéndose de lo que había hecho, pero decidió disimular y no decir nada. Al fin y al cabo, de hacerlo corría el riesgo de que se arrepintiera, y era lo último que quería en ese mismo momento.

Suspiró. Su mente batallaba consigo misma barajando las opciones que tenían, junto a las consecuencias que vendrían después.

Y entonces, tuvo una idea.

—Está bien, pero antes de eso tienes que hacerme un favor.

—¿Cuál?

—Ven.

Lo llevó hacia donde estaban situadas las dos cámaras que daban al patio trasero del internado, y se posicionaron ante ambas sin Louis entender qué hacían allí.

—¿Qué pasa con las cámaras?

—Congélalas.

—¿Qué?

—Sí, venga. Congélalas hasta que no se pueda ver nada a través de ellas, así nadie sabrá que nos hemos ido.

—Pero si las congelo no servirá de nada, la imagen se distingue a través del hielo. —suspiró—. ¿Y si las quemas tú?

—No, son a prueba de calor, adaptadas a los elementos de este internado.

—Seguro que hay uno con el que no contaban. —sacó su teléfono.

—¿Qué? —no lo entendió.

—Cállate y espera.

Harry observó confuso como habló por el teléfono con alguien más, pero lo entendió todo cuando lo vio acercarse hacia ellos.

—No puede ser, ¿has llamado al puto rubio de bote?

—Vuelve a faltarme el respeto y te va a ayudar tu puta madre. —amenazó el rubio.

—¿Vas a amenazarme tú a mí? —comenzó a reír—. Por favor, no me hagas reír.

—De verdad, Lou, fóllatelo ya a ver si se le bajan un poco los humos que tiene.

—Cierra el pico, Horan. —lo fulminó con la mirada.

—Pues mira, ahí tiene razón. —sonrió orgulloso.

—Madre mía, cárgate ya las putas cámaras porque no voy a aguantar esto mucho más. —bufó.

Niall sonrió colocándose delante de ellos, entre las dos cámaras de seguridad, y giró su rostro hacia ellos colocándose en la debida posición.

—Mejor si os apartáis, no sé como va a acabar esto.

Ambos hicieron caso de inmediato, sabiendo que si el rayo salía de Niall más valía prevenir que curar. Se separaron de él unos metros, distancia suficiente para encontrarse a salvo, y Niall hizo que dos grandes rayos salieran de sus manos iluminándolo todo por unas milésimas de segundo.

Las cámaras de seguridad se derritieron, comenzando a sacar humo, y Louis sonrió acercándose.

—Gracias, Niall. —una sonrisa iluminó su rostro—. ¿También traes las llaves?

—Sí, ten. —se las dio—. ¿Algo más? me explotáis laboralmente y encima ni me pagáis. ¿Esto es denunciable?

—Pírate antes de que te arranque los cuatro pelos teñidos que tienes. —amenazó Harry, mirándolo mal.

—Ya tuvo que hablar el amargado.

Harry hizo el amago de ir hacia él para golpearlo, pero Niall salió corriendo mientras reía, provocándolo en mitad de gritos donde lo dejaba bastante mal.

Harry bufó.

—De verdad, no sé cómo lo aguantas. —comenzó a caminar.

—Peor es aguantarte a ti.

—¿Tú también? —lo miró mal.

—Yo siempre. —le sacó la lengua.

Louis salió con rapidez del edificio de un solo salto seguido por Harry, quién desconfiado, miró hacia atrás.

Por primera vez en mucho tiempo, podía decir que tenía miedo. Miedo de que, por su culpa, le hicieran daño a su bichito.

Pero ya no había vuelta atrás. Habían fundido las cámaras y ya estaban fuera. Volver sería una completa estupidez que no iba a hacer por nada del mundo, pues realmente quería irse con él.

—Hey. —Louis agarró su mano, y Harry lo miró. Era la segunda vez—. Vámonos, no tenemos todo el día.

—Sí, vamos.

Subieron al coche con rapidez, con el único objetivo de salir de ahí lo más rápido posible, y antes de darse cuenta ya se encontraban en mitad de la carretera conduciendo hacia alguna parte que ninguno de los dos sabía aún.

—¿Dónde quieres ir? —preguntó Harry. Su mirada fija en la carretera, sus manos en el volante y en el cambio de marchas.

—Me da igual, donde quieras menos una playa.

—Tú y la playa. —sonrió—. Te enseñaré un lugar al que me gustaba ir de pequeño.

—¿En serio? —lo miró sorprendido.

—Sí, ¿qué tiene? —se giró unas milésimas de segundo hacia él dejándole ver la sonrisa de su rostro, y Louis bajó la mirada tratando de no sonrojarse.

—Nada.

El coche frenó antes de lo esperado, y Louis miró a su alrededor. Era un prado, un prado verde repleto de árboles con un hermoso lago custodiando el lugar. A su lado una cabaña de madera, pequeña pero acogedora, se atrevería a decir que incluso parecía de película.

—Joder. —salió del coche, su mirada analizando el lugar—. Esto es precioso.

—Ven. —sonrió Harry, adentrándose en el prado.

Louis lo siguió de cerca a paso tranquilo, metiéndose las manos en los bolsillos cuando comenzó a sentir el frío en ellas.

—Aquí venía yo cuando era pequeño y quería aislarme un poco del mundo. —se sinceró Harry, sentándose bajo la copa de un árbol. Los hierbajos verdes hundiéndose bajo ellos, y sus ojos brillando más que nunca.

—¿Quién más sabe de este lugar?

—Nadie. Solo yo, y ahora tú. —sacó un cigarro.

Le ofreció uno a Louis, quien lo agarró encantado, y disimuló una sonrisa cuando colocó el mechero entre ambos para que lo encendieran a la vez, acercando el cigarro con la boca hacia la pequeña llamarada de fuego.

—Esto es precioso.

—Sí. —sonrió—. Esa cabaña parece pequeña, pero en verdad se podría vivir perfectamente en ella. Tiene una habitación, una cocina, un baño con ducha e incluso un balcón.

—¿Tiene dueño?

—Está abandonada. —se encogió de hombros—. Pero suelo venir a limpiarla para que se mantenga viva y bonita.

Louis lo miró con admiración, observando como él miraba orgulloso lo que llevaba manteniendo tanto tiempo sin ayuda de nadie.

Se levantó con el cigarro en su mano, expulsando el humo mientras observaba el árbol que había a sus espaldas, y se acercó a él bajo la atenta mirada de Harry.

—¿Quieres hacer una gilipollez de adolescentes?

—¿Como qué?

—Dame tu navaja.

Harry frunció el ceño.

—¿Cómo demonios sabes que tengo una navaja?

—La llevas en un pantalón ajustado donde por poco no te caben las piernas, ¿crees que eso no se marca? —comenzó a reír.

—Joder. —bufó—. Ten.

La agarró con una sonrisa burlona en sus labios, y le dio la espalda con la intención de no dejarle ver lo que quería hacer hasta haberlo acabado. Él se quejó.

—Oye, quiero verlo.

—No, primero quiero acabarlo.

—Vamos, no me seas imbécil. —se levantó.

—Cállate y siéntate ahí, puto pesado.

No se sentó, pero tampoco se acercó más. Decidió respetar su decisión.

—Listo. —sonrió Louis, tras unos largos minutos haciéndolo esperar con impaciencia. Harry se acercó a él, sin lograr creer lo que veían sus ojos.

—No puede ser, dime que no has hecho eso. —se tapó el rostro con sus manos, y una melodiosa risa comenzó a salir de entre sus labios, haciendo sonreír a Louis.

—Claro que sí. —se levantó, sacudiendo sus manos.

—Pero eso lo hacen los novios, y tú y yo no somos nada.

—Tú y tu manía de querer etiquetarlo todo.

Harry volvió a mirar el tronco del árbol dónde una H y una L permanecían talladas en él dentro de una llama de fuego, y se colocó el cigarro en la boca, acercándose muy peligrosamente a Louis.

La espalda del menor tocó el tronco en cuanto no pudo retroceder más, y Harry sonrió sabiendo que volvía a tenerlo acorralado una vez más. Justo como quería él.

Colocó ambas manos una a cada lado de su cabeza, y Louis sonrió provocándolo, desafiándolo con la mirada para dejarle claro que no le tenía ningún tipo de miedo.

—¿Me estás encarando? —sonrió. Ambos rostros a muy corta distancia, los dos cuerpos pegados casi fundiéndose en uno.

—¿Tanto se nota? qué cosas. —jugó.

—Eres un bicho muy malo. —su voz era ronca, profunda. Louis rodeó su cuello con sus brazos, jugueteando con los rizos de su nuca.

—¿Malo? —alzó las cejas con diversión—. No, digamos que... —su expresión pensativa llamó la atención de Harry, quien relamió sus labios observando su rostro—. Bueno, digamos que me gusta jugar. —murmuró.

—Tu problema es que estás jugando con fuego, y estás a nada de quemarte. —expulsó el humo que retenía en sus pulmones, haciendo que impactara directamente sobre su rostro.

—¿Y qué pasa si quiero quemarme?

—¿Qué? —su voz tembló.

Louis sonrió colocándose de puntillas, y se acercó despacio a su oído. Harry cerró los ojos tragando saliva.

—Vamos, Styles. —susurró en su oído, su nariz rozando su oreja en un gesto juguetón—. Hazme arder en tu fuego como solo tú sabes. —provocó, estremeciéndolo por completo—...

Continue Reading

You'll Also Like

69.4K 4.2K 25
(SINOPSIS - TRILOGIA DESEO #1) Katherine Ferrer se prepara para una entrevista de trabajo en MJJ Productions y durante el camino a la empresa conoce...
9.5K 871 25
Lord Harry Styles de Rutland, un admirador del teatro de Shakespeare y aficionado a la pintura, se ve envuelto en un creciente romance con su viejo a...
15.3K 1.5K 33
¿Qué pasaría si tu novio te descubre gimiendo el nombre de tu compañera de grupo? ¿Qué tan inocentes y vírgenes creen que son los idols? ¿Existe una...
190K 17.3K 24
A los 18 años Arianna es una prometedora bailarina de ballet clásico. En unas de sus giras en la Compañía de Ballet de Inglaterra, la secuestran en Q...