El amor del Zar

By AngieRosas058

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Secretos. Traiciones. Odio. Venganza. Poder. Una guerra. Rencores y viejos amores del pasado. Una Reina. Un Z... More

Prólogo
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Epílogo
Agradecimientos
Escena extra: "Un muerto entre las sombras."

Capítulo 7

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By AngieRosas058

Xander

Hago una mueca cuando el calor abrasador me golpea en el rostro, gruño por lo bajo. Sigo sin entender como Valentina y mi padre, pueden vivir muy agusto en esta región de Italia, me quito el saco sintiendo como sofoco cada vez que respiro, desabrocho dos de los botones de la camisa.

Maldito calor

—Hace calor, ¿no?—

Sonrío al ver a mi padre, esperándome en la pista del aeropuerto privado con los hombres de seguridad míos y de la bruja. Abrazo a mi padre quien me recibe gustosamente.

—¿Cómo estás papá?—

Hace ademán con su mano, para quitarle importancia.

—Ah, eso no tiene relevancia—

—Papá...—

Solo sonríe. Miro su rostro, se ve más demacrado desde la última vez que lo vi y eso que fue hace un mes por videollamada para contarle las novedades con sus negocios.

—Te ves más bronceado, viejo— digo al ver su pálida piel con más color— ¿Disfrutaste de las playas nudistas?—

—Sin duda, la mejor experiencia de mi vida— me río— debí haber pensado en retirarme hace tiempo—

Le doy asentimiento a Horacio, el segundo al mando a cargo de la seguridad de mi ex esposa junto a Remy.

—Señor Xander, es bueno verlo—

—Gracias, Horacio— respondo— han pasado años, ¿y la bruja?—

Mi padre simplemente se encoje en hombros.

—Trabajo, hoy era día de obras y permisos—

Asiento, sabiendo de memoria su rutina. Desde que le disparó a las cámaras de seguridad, sin contar el programa que mandó para inhabilitar mi sistema, no he vuelto a mirar por las imágenes.

—No olvido, lo que hizo a mi sistema de vigilancia— bufo— ya me arrepiento de haberle enseñado acerca de la tecnología—

—Te lo mereces—

—¡Uso mi propio programa contra mí!— digo con indignación— me las cobraré, ahora que estoy aquí por un par de días—

—Bueno, si quieres toparte con pared es tu problema— responde, lo miro— digamos que el humor de la mocosa, no es el mejor en estos momentos—

—¿Por qué?— pregunto de inmediato—¿Tiene que ver con el imbécil ese?—

Mi padre suspira, mientras juntos comenzamos a caminar hasta la camioneta. Mis hombres mezclados con los de Val, se preparan para salir.

—En parte es eso— admite— pero, tomando en cuenta que el idiota no deja de mandarles arreglos florales todos los días—

Arqueo una ceja

—¿Realmente?— asiente—¿No se supone que lo había terminado?—

—Así es, lo hizo— sonríe— de hecho, llegó muy contenta ese día. Dijo que se había deshecho de la basura sin cerebro—

—Eso es bueno— admito— insistente el tipo, ¿eh?—

—Ni tienes ni idea— responde— por qué las flores no paran de llegar y Valentina, se enoja porque incluso mandándole la cabeza del repartidor al sujeto, no entiende—

—Debe estar apresurado para recuperar a Valentina y tenerla bajo su yugo—

—Lo más probable, necesita sacarle algo de información con urgencia para que su propia familia, no lo decapite por inútil—

—Estamos de acuerdo que eso es imposible, ¿no?—

—Exacto, pero me preocupa la mocosa, ese humor explosivo que trae...— suspira— me da pendiente que se haga daño—

—Y eso que Valentina, es la persona con más paciencia en el mundo— digo— realmente, el tipo debió hacer algo para le haya sacado ese carácter explosivo que posee—

—Lo sé— me mira— tal vez, tú puedas ayudarla con su mal humor—

Arqueo mis cejas ante la insinuación de mi padre, abro y cierro la boca para buscar una respuesta coherente, para no verme como un estúpido.

—¿Me estás ofreciendo como su juguete sexual, viejo?— espeto con falsa ofensa— no soy un prostituto, me ofendes—

—No, eres un promiscuo— hace una mueca, me río— aparte, no me vas a mentir diciéndome que ya no la deseas—

Mi sonrisa muere cuando dice esa frase. Maldigo por lo bajo, al recordar aquella noche por las cámaras junto a las duchas de agua fría que no ayudaron ni siquiera para bajar el monte Everest de mis pantalones.

Maldita bruja sensual

—¿Dónde vas a quedarte?— me pregunta mi padre.

Le muestro una gran sonrisa, sabiendo que no le gustará mi respuesta.

—¿Dónde más, querido padre?— respondo— estoy seguro que mi ex esposa, tiene habitaciones de sobra—

Mi padre rueda los ojos, negando.

—¿A ti te encanta tentar al diablo, no es así?—

Me encojo en hombros. Después de lo que parece una hora, llegamos a la mansión de los Marchetti, que es la sede de la 'Ndrangheta. Los portones negros se abren, dejándonos el paso a las diez camionetas de seguridad junto a la nuestra.

—Maldito calor— espeto— ¿Cómo lo soportan?—

—Te acostumbras— se encoje en hombros— venga, te debes estar muriendo de hambre—

Asiento, siguiendo a mi padre hasta el interior de la casa. Una vez que entro, el impecable estilo minimalista pulcro, me recibe. Los tonos blancos con los suaves, hacen que parezca que el lugar es inmenso.

-Valentina, sigue manteniendo su buen gusto en interiores— murmuro— la ha conservado bien, hace años que no ponía un pie en esta casa—

—Hermosa, ¿no?— asiento.

—¿Hizo renovaciones?—

—Hace un par de años, los pisos son nuevos al igual que el color blanco—

No dejo mirar alrededor del lugar, siempre admiré el estilo de Valentina, nunca dudaba el por qué está catalogada como las mejores arquitectas de toda Italia. Todos sus diseños son impecables.

—El lugar se siente fresco—

—Ese es el punto, señor Novikov—

Me giro ante la voz de Elisa, sonrío. No dudo en envolverla en un abrazo que me devuelve.

—Elisa, es bueno verte después de tantos años—

—Igualmente, señor Novikov—

—Nada de señor, dime Xander— digo, señalo a mi padre— señor es él, ya está viejo—

Elisa se ríe, negando.

—No hay duda que son padre e hijo— responde— ¿Se quedará aquí?— asiento, me mira en burla— has llegado en un mal momento, Xander—

—Si...— suspiro— ya me dijeron que el diablo anda suelto—

—El diablo, Satanás y todos los demonios del infierno están sueltos en el cuerpo de una mujer de veintisiete años— responde en tono jocoso mi padre— ya ni rezo, por que será una pérdida de tiempo—

—No digas eso, Dimitri— espeta Elisa— mejor pasen al comedor, la comida ya estará lista—

—Dios, como extrañaba tu comida— digo dramáticamente— si no piso esta casa, es por qué la bruja diabólica, me lo prohibió después del divorcio—

—Hasta yo te hubiera corrido de cualquier lado, Xander— Elisa me señala con su dedo— si quieres permanecer en esta casa, compórtate

—Pero Elisa...— respondo— si soy un angelito—

—Eso ni tú, te lo crees— me río— iré a verificar la comida—

Mi padre me guía hasta el comedor, dejo mi saco en uno de los sofás arremango las mangas de mi camisa. Definitivamente, me daré una ducha fría para matar el calor de este lugar.

Suspiro de placer, cuando llevo el primer bocado de mi comida a mi boca.

—Sí, esto es un manjar de dioses, Elisa— exclamo— me dan ganas de secuestrarte para llevarte a Rusia conmigo, solo para que me hagas comida—

—¿Y quien se encarga de mis hijos?— pregunta.

—No me importa ser el padrastro— digo en burla.

Me carcajeo cuando me golpea la cabeza, suspira mientras niega divertida. Se aleja para irse a la cocina de nuevo, sigo disfrutando de la deliciosa comida. Cuando escuchamos el sonido de la puerta principal abriéndose de inmediato sé quien ha llegado.

Sonrío

Se morirá de un infarto, al saber que estoy aquí en su casa.

Escucho los pasos apresurados de Valentina, sus tacones resuenan por todo el piso de mármol. Viene hablando por teléfono, por que escucho su voz. Veo su figura aparecer por el pasillo que da a las escaleras, la expresión en su rostro me dice que no ha tenido un buen día.

—Ha llegado el diablo— murmura mi padre.

La voz colérica de la bruja, resuena por todo el lugar.

—¡No me importa lo que tengas que hacer!— espeta—¡Lo quiero a una existencia de distancia de mí!— gruñe- y dile, que si vuelve a mandar sus estúpidos arreglos florales yo misma se los meteré por el trasero, así lo tendrá muy floreado y oloroso—

Mis cejas se arquean por la sorpresa, realmente está hecha una furia. Miro a mi padre, que solamente se encoje en hombros.

Valentina, ni siquiera se da cuenta de nuestra presencia, se acerca al inicio de las escaleras, las mira antes de quitarse los tacones y comenzar a subir rápidamente con ellos en su mano.

—Lleva así un mes completo—

No pasan ni diez minutos, cuando la vemos bajar las escaleras con un conjunto de ropa de diferente, trae pantalones y botas. Pero no deja de hablarle o más bien, gritarle a la otra persona en el teléfono, esta vez parece que tiene que ver con alguna obra.

—¡Quiero que arreglen eso para ya! Se supone que tuvieron todo un maldito mes, para conseguir los permisos— gruñe con más fuerza— ¡Más vale que lo arreglen o tú será la que rodará por inútil! Este proyecto no se puede retrasar ni por un maldito segundo, así que... ¡Arréglalo ya!—

Escuchamos nuevamente como la puerta de la entrada se abre nuevamente, lista para irse; aún sin darse cuenta de nuestra presencia. Dos segundos después, su grito es lo siguiente en oírse.

—¡ARG! ¡Otra vez tú!—

—Señora...—

—¡Ya me harté!—

Un segundo después

El disparo resuena por la casa.

Mi padre suspira, negando. Puedo ver la preocupación en sus ojos, el comportamiento explosivo de Val, es letal pero muy peligroso si no se maneja a tiempo.

—Es el quinto repartidor del mes—

—¡Horacio! ¡Para cuando vuelva quiero que el cadáver se haya ido o tú serás el siguiente!—

La puerta siendo azotada retumba por todo el lugar, hasta los cuadros se tambalean un poco. Silbo de la impresión.

—Como que está un poco...— busco las palabras—¿Exaltada?—

Me levanto para ver el desastre que ha hecho la bruja, en su propia entrada. Cuando llego, veo como los hombres, levantan el cadáver el repartidor de flores llevándoselo para devolverlo a su dueño.

Idiota, no aprende

Me río al ver el ramo de rosas rojas en el piso, lo tomo quitándole los restos de sangre y sesos.

—A la bruja no le gustan las rosas rojas, estúpido— digo a la nada— ahora entiendo por qué hace tanto coraje, hasta yo me enojaria por recibir uno igual todos los días—

Veo que entre los tallos, hay un sobre blanco con letras doradas. Solo por curiosidad, lo tomo para ver su contenido. Me carcajeo al leer las líneas en color dorado mierda.

Te regalaré una rosa cada vez que te piense

¡Son muchas!

Lo siento, amore. Por favor, dame una segunda oportunidad para arreglar las cosas.

Atte. D.G

Bufo mientras me río al leer la patética nota. Niego divertido.

—Menudo idiota, más patético no puedes ser—

—¿Con quién hablas Xander?—

Me giro para ver a mi padre detrás de mí, mira el ramo de rosas y la nota en mi mano. Suspira.

—Rosas rojas— responde— las odia—

—Con todo su ser— continuo— le recuerdan al jardín de sus padres, mismo que su tío destruyó junto a la casa familiar, cuando tomo el mando de la 'Ndrangheta. Desde entonces no ha querido saber nada ellas—

Horacio se acerca para recoger los últimos restos del repartidor, nos mira. No dudo en entregarle el ramo junto con la nota.

—¿Puedes hacerme un favor?—

—Claro, señor Novikov—

—Destroza las flores, colócalas en el cuerpo del repartidor junto con la nota y un poco de mierda de caballo— digo— a ver, si así aprende el imbécil—

El hombre sonríe ligeramente, contento con mi idea. Toma el ramo y la nota.

—Será un gusto, señor Novikov—

Asiento, antes de que se vaya lo detengo.

—Por cierto— me mira— ¿Conoces alguna florería cerca?—

—Claro— responde— le mandaré la dirección a Yerik—

—Gracias—

Horacio se va, dando las órdenes de mi idea para el idiota de Greco. Mi padre me mira de manera intrigada.

—¿Qué vas a hacer, Xander?—

Me encojo en hombros con una sonrisa, adentrándome a la casa subiendo las escaleras hacia una de las habitaciones de invitados para darme una ducha y cambiarme de ropa. Cuando salgo con un mejor aspecto, bajo las escaleras para salir de la casa hacia mi destino.

—¿A dónde vas, engendro?— escucho la voz de mi padre— ¡Xander!—

—¡Vuelvo en un rato!— grito— ¡Si llega la bruja, no le digas que estoy aquí!—

—¡Ten cuidado!—

Ruedo los ojos antes de salir por la puerta principal donde Yerik, me espera. Me da un asentimiento.

—¿La tienes?—

Asiente

—Sí, señor— responde— está en el centro de la ciudad—

Sonrío ligeramente, me coloco los lentes de sol antes de montarme en la camioneta. Mi hombre de confianza sube en el asiento del piloto, para arrancar e ir a nuestro destino, reviso mi teléfono respondiendo algunos correos acerca de la empresa. No voy a quedarme mucho tiempo, al menos una semana para estar cerca de mi padre y pasar tiempo de caridad de padre e hijo.

Que probablemente, termine por querer meterme una bala con mis estupideces.

Voy concentrado en mi teléfono, mientras que el paisaje cambia. La voz de Yerik, se saca de mis pensamientos ligeramente.

—Señor, si puedo preguntar—

Asiento, despegando la vista de mi teléfono.

—Dime, Yerik—

—¿Por qué lo hace?—

Una sonrisa sale de mis labios, ante la pregunta. Suspiro encogiéndome en hombros.

—Tengo la forma perfecta, de calmar a la fiera italiana de mi ex esposa— respondo— y no será necesario el sexo—

—Sin ofender, señor— responde divertido— ambos sabemos que a usted, no le molestaría ser el juguete sexual de la señora Marchetti—

Me carcajeo asintiendo, Yerik —aparte de mi padre— es el único que conoce hasta mis más profundos pensamientos, cuando se trata de Valentina.

Aunque para nadie es un secreto realmente.

—Bien, en eso te voy a conceder un punto— admito— pero, creo que por una vez, el sexo no será necesario para calmar a la fiera italiana—

—Si usted lo dice...—

-No lo digo, Yerik— respondo— estoy seguro— sonrío— confía en mí—

Suspira negando divertido.

—Bien, pero no me haga perder contra su padre—

Arqueo una ceja en su dirección.

—¿Volvieron a apostar?—

Asiente, muy orgulloso. No puedo evitar reírme.

—El aseguro que al final tendrá que rogarle a la señora Marchetti, para que tenga sexo con usted— niega— yo digo, que usted, tiene una mejor forma— me mira a través del espejo retrovisor— por favor, no me defraude—

Finjo falsa ofensa, llevándome una mano al corazón.

—¿Cuándo yo he hecho eso?—

Nada más sonríe, sin perder la vista en la carretera. Poco después, llegamos a nuestro destino, bajo de la camioneta dando la orden de que no tardaré mucho.

Luego de una media hora, regreso a la mansión Marchetti, con la sorpresa en mis manos. Una sonrisa más grande se pinta en mis labios.

Esto calmará a la fiera

***

Valentina, rueda los ojos ante la queja que resuena en su oído, suspira fuertemente pellizcando el puente de su nariz.

Se supone que cenaríamos juntos mocosa, es noche de ajedrez

Se abstiene a bufar y gemir de exasperación, por mucho que amara a Dimitri; había días en que realmente la sacaba de quicio. Esa es una de las actividades favoritas, del antiguo Zar de la mafia rusa.

Jugar con su paciencia

—Viejo, te dije como quinientas veces anoche, que hoy no podría acompañarte en tu soledad— responde— tengo diligencias que atender—

Te tenía una sorpresa

—Ah, no— alega de inmediato— conozco tus sorpresas, viejo. Nunca terminan bien, prueba fue la semana pasada—

—¡Se supone que era para relajarte!—

Nuevamente, rueda los ojos alejando un poco el aparto de su oído.

—Solo a ti, se te ocurre meter a un prostituto a mi propia casa, para que me relaje— dice irónica— que gran idea, Dimitri—

Hubiera salido bien, si no lo hubieras corrido de tu cama

—Estaba en mi cama, en mis sábanas de seda negra y desnudo— bufa— que dé gracias que no lo asesiné ahí mismo, por contaminar mi cama—

—¡Eres insoportable!— exclama

Valentina, suelta una carcajada ante su grito de niño pequeño.

—¡Así me amas, viejo decrépito!— le grita de vuelta— me tengo que ir. El deber mafioso me llama—

—¡No te atrevas a...!—

Sin esperar a que termine su frase, la líder de la mafia calabresa; cuelga la llamada. Se ríe, encogiéndose en hombros.

—Ups, viejo— habla a la pantalla— se me resbaló el dedo donde no era—

—Señora—

Se gira, para encontrar a Remy a unos pasos detrás de ella.

—¿Está todo listo?—

El guardaespaldas, asiente.

—Tal como lo pidió—

—Bene, andiamo—

Ambos se dirigen hacia el otro lado de la azotea de uno de los edificios abandonados que estaban bajo su constructora, solo ella decidía quienes entraban a estos lugares. Ni siquiera los vagabundos entraban a este lugar, había mucha vigilancia en cada punto.

Valentina, sonríe cuando llega al punto donde se encontraba su próxima diversión.

—¿Qué tenemos aquí?—

Remy, no duda en responder.

—Horacio, me informó que lo encontraron merodeando alrededor de la mansión—

—¿Algo más?—

—Tenemos su equipo de vigilancia— asiente— por la posición en donde se encontraba, todo indica que miraba la ventana del señor Novikov—

Se tensa ligeramente, ante la respuesta de su sombra.

—¿Qué hay del equipo?—

—Horacio, ya lo está analizando— responde— pero tenemos un teléfono desechable, con un solo número—

Valentina, lo toma para revisarlo. Efectivamente, el aparato solamente tiene un número de llamada registrado; no lo duda dos veces y presiona la marcación, sonríe cuando este la manda directamente a buzón.

—Es desechable también— afirma— y está apagado—

Sonríe ligeramente.

—¿Cree que fue el idiota de Greco?— inquiere Remy— no sería sorpresa—

—No, hasta eso no es tan estúpido como parece— afirma su jefa— sabe que en el momento, que se meta mis amenazas por el culo. Acabaré con él—

Remy, observa como su jefa suspirar con cansancio y molestia. Este último mes, había visto como los problemas llegaban uno tras otro. Pero el principal de todos, tenía un nombre y apellido.

Carina Greco

—Me hago una idea, de quién hizo esto— niega— parece que esa vieja, no entiende hasta dónde puedo llegar—

Con molestia, Valentina se acerca hasta el espía que había sido contratado para vigilarla. De mala gana, le arranca la cinta adhesiva que cubre su boca de inmediato el sujeto, comienza a gritar y a removerse para soltarse de sus ataduras que lo mantenían en una silla.

—¡Maldita perra!—

Sonríe

—Gracias, es una de mis cualidades favoritas— responde— ser una perra—

—¡Ustedes me la van a pagar! ¡No saben con quién...!—

Cansada, Valentina toma su arma y le dispara en la rodilla. El tipo, de inmediato grita por el dolor, antes de guardar silencio.

—Así está mejor— dice ella.

Se acerca a paso lento con el tacón de sus botas, haciendo eco en el lugar. El sujeto, parece encogerse un poco ante su presencia, ve como traga saliva ligeramente.

—Solo lo diré una vez— continúa— ¿Quién te pagó para vigilarme?—

—¿Qué le hace creer que le diré?— responde en burla— no me da miedo, las mujeres como usted. Se cree mucho, ¿no es así?— se ríe— solo porque lleve un arma y un título, no significa que pueda manejar este mundo—

Valentina se carcajea, ante dicha respuesta. Estaba acostumbrada a que los hombres de Italia, le dijeran que era demasiado delicada para manejar una mafia completa.

Todos se habían tragado sus palabras y sangre

Nadie sabe, hasta donde ella puede llegar por el poder. Nadie conoce que tan alta es su ambición por proteger a los suyos. Ardería el mundo con tal de proteger a las personas que ama.

Esa es la diferencia entre ella y los demás.

Su ambición es proteger

La de ellos, la ambición por un poder que no pueden manejar.

—He oído de usted—

Mira al tipo con ceja arqueada, quien no deja de reírse.

—Sí, Valentina Marchetti— ladea su cabeza— la traidora, que se casó con el peor enemigo de los italianos—

Rueda los ojos, en fastidio.

Otro nazi estúpido, ¿por qué no contratan a gente con más coeficiente intelectual?

—Debería tener vergüenza, el haber vuelto a Italia— lo escucha— debieron asesinarla por cometer tal falta de respeto—

—Oh, claro que lo hicieron— responde ella, con una sonrisa— ¿Quieres saber qué les pasó?—

Esa era una verdad, no mucho después de su llegada a Italia tras su divorcio. Las mafias, no dudaron en mandar a asesinarla por traición al ver como sicario caía bajo las manos de la heredera calabresa. Optaron por dejarla en paz.

—¡Los rusos son los que deberían morir!— grita— ¡Solo traen desgracia para nosotros!—

Bien

Ya me harté

Con la furia de las últimas semanas, Valentina estrella su puño contra el rostro del tipo; veo como un diente cae cerca de su pie. No espera a que el tipo agregue otra cosa, por que le asesta un segundo golpe.

Remy observa, con cierta sorpresa los golpes que le asesta su jefa al sujeto. Sabe bien, que ella no da golpes por que sí; no suele mancharse con sangre que no vale la pena.

Recibir un golpe de Valentina Marchetti, así como era un privilegio era una perdición.

—Lo repetiré de nuevo— espeta con gelidez— ¿Quién te pago para vigilar mi maldita casa?—

—¡No le diré nada!—

Remy, suspira con cierto cansancio también.

Serás idiota, chico.

Piensa, esta vez no habrá nadie que detenga a su jefa hasta que saque toda la furia contenida de hace un mes y el sujeto, le dé la respuesta clara.

Valentina, toma la palanca que tiene cerca para algunas construcciones. Sin esperarlo, golpea al sujeto repetidamente en diferentes partes del cuerpo.

Esto por las malditas rosas rojas

Los malditos repartidores

Por intentar acabar con mi familia

Por todo el maldito mes

No se detiene, hasta que se escucha los gritos del sujeto pidiendo clemencia, pero eso parece avivar más su carácter explosivo.

—¡Fue Carina Greco! ¡Ella me contrató para vigilar la mansión Marchetti!—

La líder de la 'Ndrangheta se detiene un momento, para observarlo.

—¿Por qué?— pregunta, guarda silencio. Otro golpe— ¡Habla!—

—Querían saber qué tan cierto, eran los rumores—

—¿Qué rumores, cosa de mierda?— espeta.

—Sobre si alguno de los Novikov, estaban aquí. No saben a ciencia cierta, si el padre o hijo, están aquí en Calabria—

Valentina, medita un segundo la respuesta.

¿Rumor? ¿Por qué vigilarían mi casa solo por un rumor?

Entonces, un pequeño peso en sus palabras. La hace reaccionar.

Darío, no dijo nada.

Él era el único, aparte de Bruno que sabía que Dimitri estaba en Calabria. Sabía que Bruno, no la traicionaría; no con algo tan delicado como lo es su familia rusa.

¿Por qué el capo de la mafia italiana no dijo nada?

Recuerda las palabras de Bruno

Darío, realmente está enamorado de ti.

Bufa, ante ese recordatorio.

Serás estúpido, Darío Greco.

El que no haya dicho nada, no impedirá que ella acabe con su familia entera; incluyéndolo. En su mundo.

Todos somos daños colaterales. Inocente o no, pagas con sangre lo que otros hicieron.

—Eso es suficiente— responde ella— gracias, por tu cooperación—

—¿Qué?— espeta— ¿Me soltará ahora? ¿Me dejará ir?—

Ella sonríe, suavemente. Aún con la palanca en su mano.

—Claro—

Sin esperarlo realmente, Valentina levanta la palanca y la estrella con fuerza contra la cabeza del tipo, asesinándolo al instante. La sangre salpica su rostro y parte de su ropa, pero no le importa en lo más mínimo, ve como la cabeza cae de forma pesada hacia un lado.

—Eres libre...— se ríe— pero de irte al infierno, pedazo de mierda. Conmigo, nadie se mete—

Suelta la palanca dejándola caer en un golpe seco, se da la vuelta para marcharse a cambiarse de ropa, no podía llegar con la ropa manchada si no; Dimitri la acorralará hasta sacarle información.

Esto no tiene relevancia, se lo contaré después.

—Cortenle la cabeza y encarguense del cuerpo— da la orden— nos falta hacer una última visita—

—Sí, señora— responde sus hombres al unísono.

—Remy—

Su guardaespaldas, se acerca.

—Señora—

—Consigue un pedestal de madera—

—¿De qué altura, señora?—

—Cuatro metros—

—Enseguida—

Valentina camina hacia la cajuela de su auto, abre la pequeña maleta que se encuentra en el interior para sacar un cambio de ropa.

Se quita la chaqueta de cuero blanca para dejarla dentro de la maleta, manchada de sangre. Pasa su camisa por encima de su cabeza, para quedar en sujetador a la vista de sus hombres.

Ellos ni siquiera la miran, años atrás les había enseñado que un cuerpo bonito, ni siquiera el suyo. Debían distraerlos o ella misma, los mataría por idiotas.

Se coloca la camisa roja que hay en el fondo de la maleta junto a una chaqueta de cuero negra, su favorita. Hace una pequeña mueca, ante el ardor en sus nudillos mira su mano, viendo como comienzan a tornarse rojos.

—Señora, está todo listo—

Asiente, ante la voz de Remy. Toma su arma para colocarla en la pretina de su pantalón. Cierra la cajuela del auto, para montarse en él.

—Bien, vamos—

***

Bruno, se encontraba en su habitación hojeando un libro mientras hablaba con su manager clandestino acerca de la próxima carrera.

Sonríe, cuando escucha varios gritos abajo.

—Oye, tengo que dejarte— habla al aparato— te llamo después—

Con mucha calma, baja las escaleras mostrando su expresión indiferente ante las personas y fingiendo un poco de molestia.

—¿Qué son todos estos gritos?—

Darío, es el primero en hablar con la mandíbula tensa.

—Alguien ha decidido dejarnos un presente—

Bruno, arquea una ceja en burla.

—Yo no veo el presente— responde— te veo muy vivo todavía, Darío—

Darío se acerca con la intención de golpear a su hermano menor, pero como siempre su madre intercede por él.

—Basta ya, los dos— mira a Bruno— deja de provocar a tu hermano—

—Jamás, lo dejaré de hacer cuando él se muera— se ríe, mirando a Darío— no te preocupes, hermano. Dejaré margaritas podridas en tu tumba—

—¡Bastardo...!—

—¡Vamos imbécil!— espeta Bruno, se carcajea más fuerte— claro que no puedes, siempre te esconde detrás de las faldas, cobarde de mierda—

—¡Cállense los dos!— grita Carina— lo importante ahora, es quitar ese maldito disgusto que hay en mi casa—

—¿Tan pronto se te secaron las flores del jardín madre?— inquiere Bruno, en sarcasmo— vaya, hasta ellas siente la mala vibra de tu ser, madre—

—No se trata de eso, pedazo de imbécil— sisea Darío— velo por ti mismo—

Bruno, se encoje en hombros dirigiéndose hacia la entrada de la mansión Greco. Sonríe aún más, al ver la escena.

En medio de la entrada, se encontraba un enorme pedestal al menos unos cuatro metros, enterrado en el césped. Pero lo más impresionante, es que en la cima hay una cabeza clavada.

Silba con cierta impresión

Vaya, Marchetti. Recuérdame, no hacerte enojar.

Gracias a su ayuda, la 'Ndrangheta, había logrado colarse en los puntos ciegos para hacer su pequeño presente.

—Ella fue la responsable— sisea Carina

Darío, mira confundido a su madre.

—¿De qué hablas, mamma?—

Sin muchas opciones, ahora que esa mujer había descubierto su plan. Debía contarlo todo.

—Valentina Marchetti, es la responsable de esto— gruñe— había contratado a un investigador, para que la vigilara—

—¿¡Que tú hiciste qué!?—

Carina se sobresalta ante el grito de su hijo, ve como la furia cruza en los ojos azules de Darío. Pero no permite, que eso la doblegue.

—Eso— gruñe— necesitaba saber que tan cierto, era el rumor de nuestro informante—

Darío, gruñe con más fuerza ante las palabras de su madre. Por alguna razón, había decido no contarle a su madre la verdad de que Dimitri Novikov, estaba en casa de los Marchetti.

—¿Por qué mierda hiciste eso?—

—Bueno— espeta la matriarca— necesitábamos información cuanto antes, esa mujer con cada día que pasa. Se convierte cada vez más poderosa, no voy a permitir que nos quite el poder—

—¡No tenías ningún derecho a hacer eso!— grita Darío— ¡Se necesita ser estúpida para vigilar la mansión Marchetti!—

—¡Mide tus palabras, Darío! ¡Que soy tu madre!—

—¡No lo pareces en este momento!—

Carina, sabía que su hijo se había enamorado de la heredera calabresa. Se notaba a kilómetros, por eso ella había decidido hacer las cosas por su cuenta; el enamoramiento de su hijo, nublaba su juicio sobre el objetivo principal.

Derrocar a los Marchetti y a los rusos. Para tomar el poder de todas las mafias, su única competencia eran los detestables rusos, quitándoles del poder podrían doblegar a las demás mafias.

Solo tiene un obstáculo

Valentina Marchetti

Ella sabía cada movimiento que hacía, nada lograba escaparse de su territorio sin que lo supiera. Por eso, odiaba estar en Calabria; pero como dice la frase.

Mantén a tus amigos cerca, a tus enemigos más cerca.

Un estruendo, los saca de su discusión. Todos salen para ver qué ocurre ahora, se quedan sorprendidos al mirar como el pedestal comienza a incendiarse por sí solo desde la base hasta la cima donde se encuentra la cabeza.

Mirando como las llamas consumen todo, la matriarca de los Greco; habla fuerte y claro.

—Debemos encontrar al traidor, que nos está vendiendo— declara— si lo eliminamos, bloquearemos uno de sus puntos y podremos atacar—

—¿Cómo? Hemos cambiado el personas cinco veces y aún así, tenemos fugas—

—Tenemos que buscar hasta por debajo de la tierra. Pero necesitamos eliminar a los Marchetti de una vez por todas—

Darío se queda pensativo ante las palabras de su madre, odiaba el sentimiento de incertidumbre de su pecho. Amaba a Valentina, era la primera mujer que se atrevía a marcarle pautas sin importarle los títulos.

Pero también amaba el poder, un poder de ser el mejor en todas las mafias. La ambición y el amor no van juntos, uno siempre termina perdiendo.

En este caso

La ambición era más que los sentimientos.

Lo siento, Valentina. Pero, la ambición por el poder, es mi vida.

***

Debo decir que me encanta la casa de Valentina, no solo por el estilo minimalista. Si no por la gran piscina infinita con vista a la playa, aún no logro acostumbrarme al inmenso calor húmedo de Calabria, por lo que decidí darme un chapuzón en el agua de la piscina.

Valentina no ha vuelto pero conociéndola, no tarda mucho en hacerlo. Salgo del agua secándome el cabello con la toalla que dejé en una silla, miro el cielo estrellado de esta noche.

Bonito

Entro de nuevo a la casa, dirigiéndome a la cocina. En ese momento, escucho como la puerta principal se abre y el sonido de las botas de la bruja, resuenan por el mármol. Veo su figura aparecerse por el pasillo, suspirando y murmurando en voz alta.

—Giorno di merda—

Me oculto detrás de una pared al ver que se acerca hasta la cocina donde toma un vaso para tomar agua. Sonrío, cuando se gira y se queda sorprendida al ver el ramo de lirios blancos en un florero en medio de la isla.

Conozco a mi ex esposa, mejor que nadie. Sé que los lirios son sus favoritos, suelen traerle paz aunque no sé por qué, nunca me ha querido decir.

—¿De dónde saliste tú?— murmura.

Algo se remueve en mi pecho al ver como una sonrisa se dibuja en su rostro; toma los lirios con delicadeza para acercarlos a su nariz, disfrutando de su aroma. Veo como sus hombros se bajan un poco, soltando parte de su estrés de las últimas semanas.

—Sono belli— dice para sí misma— vendrán conmigo—

Bellísima, es ella.

Pienso, mirando todo desde mi escondite, la veo tomar el florero para irse escaleras arriba con la sonrisa aún pintada en su rostro. Cuando me aseguro que realmente se fue; entro a la cocina, para tomar un vaso de agua también.

Abro el refrigerador mirando su despensa congelada, buscando mi postre nocturno.

—¿Dónde está...?— murmuro

Busco entre los productos, hasta que lo encuentro. Sonrío, tomando una cuchara.

Helado de mango

—Bingo— susurro— prometo comprarte otro, bruja—

Tomando asiento en la isla, apreciando el silencio reconfortante del lugar. A esta hora, todos deben de estar dormidos. Abro el bote de helado de mango para encajar la cuchara y darle una buena mordida, suspiro de placer.

—Entonces. Lirios—

Me sobresalto cuando escucho la voz de mi padre en la entrada de la cocina, está con su bata de dormir pero la sonrisa burlona en sus labios, me dice todo lo que tengo que saber. Me encojo en hombros.

—Son sus favoritos— respondo— más los rojos y amarillos junto a los blancos—

—Todavía lo recuerdas—

—Solo fue un acto de buena fe—

Mentira

Recuerdo cada cosa de ella

—Si tú lo dices— dice mi padre, quien se sienta enfrente de mí— soy tu padre, Xander Novikov—

—Lo sé, Dima— respondo llevándome una segunda cucharada a mi boca— y yo soy tu hijo—

—Idiota— sonrío— ¿Por qué?—

—¿Por qué no?— cuestiono igual— solo fue algo que recordé de momento—

—Me acabas de hacer perder contra Yerik— suspira— la vi pasar por el pasillo con una sonrisa en su rostro— me mira— una que no había visto en todo un mes—

—Las cosas están chungas, ¿no?— digo, asiente— ¿Qué tanto?—

—No mucho, o es lo que la mocosa quiere hacerme creer— admite— algo pasó el día que terminó con Darío, estoy seguro—

—¿La habrá amenazado?— interrogo, frunzo el ceño— ¿Cuándo comenzaron lo de las flores?—

—Dos días después— responde— no sé que venía en la primera nota, pero debió ser algo fuerte para que su furia se desatara así—

—Debió ser eso, la amenazó, la bruja respondió, el idiota que no quiere ver sus planes truncados para destruirnos...—

—Necesita que vuelva con ella— se ríe— qué iluso, sumando el hecho de las rosas...—

—Eso debió se la gota que derramó el vaso— digo— tu lo has visto, Val; es la personas con más paciencia puede haber—

—Por eso me preocupa— suspira— pero lo bueno, es que lograste calmar a Satanás, gracias—

Sonrío, asintiendo. Le doy una última cucharada al bote de helado antes de ponerle la tapa y guardarlo donde mismo, acomodando todo en su lugar para que la bruja, no se dé cuenta que lo tomé.

Subo las escaleras con mi padre a mi lado, miramos la puerta cerrada de la bruja.

—¿Crees que se dé cuenta hasta mañana?— pregunto

—Es lo más seguro— se ríe— buena suerte, mañana probablemente será tu fusilamiento—

—Espero que no— admito— buenas noches, papá—

—Buenas noches, hijo—

Cada uno de nosotros nos vamos a nuestras habitaciones, entro en la ducha para quitarme el cloro de la piscina, después de secarme y ponerme unos pantalones de chándal, me meto debajo de las sabanas de seda.

Miro el techo fijamente con miles de pensamientos en mi mente. Los cuales se esfuman cuando pienso en el rostro de Valentina, al ver los lirios, inconscientemente una sonrisa sale de mis labios al recordar sus ojos con ese brillo en su mirada que no veía hace tiempo.

Suspiro, mientras frunzo el ceño.

¿Qué me estás haciendo nuevamente bruja?












¡Feliz viernes a todas!

Ya seeee, que extrañaban a Xander y Valentina, ya seeee :v jajajaja

Yo también ya extrañaba publicar de ellos, pero los días de actualización son los días de actualización.

Esos no se tocan ;v jajaja 

Por fin es viernes y por fin estoy de vacaciones 

Al fin...

Necesito descansar jajaja 

No empiecen con sus presiones de que "haznos maratón" u "otro capítulo" 

Yo sé lo que les debo y sé que les prometí, no necesitan estar recordándomelos cada día.

Comienza a ser cansativo :v

Lo tendrán, pero a mis tiempos, nada más. 

¡Bien!

La semana que viene, se retoman las actualizaciones completas. Ahora.

Cambiando de tema nuevamente jajaja

Las cosas cada vez se están poniendo más chungas, ¿lo notaron?

Xander y Valentina, se acercaron tan solo un poquito...

No se ilusionen, que las pienso a hacer sufrir por un buen rato gracias al calvario de las actualizaciones jajaja 

¿Que pasará cuando Valentina vea Xander? ¿Lo correrá de su casa?

*Pensamiento de jefa lectora*

Ojalá que sí, sería divertido de ver jajaja

*Pensamiento jefa escritora*

Podría ser...

Sería bueno

*Ruidito de sorbito*

Solo digo

Sin más que decir...

¡Nos vemos el proximo viernes!

Atte. Su escritora 💜✨


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