Un juego de dos

Por piikkaapiikaa

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Louis es obligado por sus padres a ir a un internado, donde convivirá con gente como él que es capaz de contr... Mais

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Final
Epílogo
Importante

Capítulo III

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Por piikkaapiikaa

La mañana pasó con tranquilidad.

Para fortuna de Louis, Harry no volvió a dejarse ver en ninguna hora, y aquello le facilitó el poder estar tranquilo sin meterse en líos por su culpa.

Se encontraban a última hora, en la clase figuras y formas, y Louis sonrió cuando logró hacer con agua la forma de una casa, gracias a las indicaciones del profesor.

—Mira, Horan. —exclamó emocionado, observando la casa que flotaba sobre sus manos, tratando de no destruirla.

—No es justo, yo intento hacer un corazón y me sale un círculo. —se indignó.

Louis deshizo la casa evaporando el agua para no derramarla, y comenzó a reír cuando observó a Niall, quien luchaba con su rayo de electricidad tratando de darle la forma de un corazón.

—Eres pésimo.

—Gracias, animas muy bien, ¿sabes? —bufó frustrado, sin mirarlo.

—No animo, digo la verdad. —comenzó a reír.

De pronto un silencio calló a todo el salón, y los dos amigos miraron hacia la puerta.

Louis resopló al verlo.

—¿Qué mierda hace aquí? —murmuró frustrado, mirándolo con rabia.

—Esta también es su clase, Louis.  —murmuró Niall en su mismo tono.

—Me la suda.

Harry caminó hacia su pupitre, el cual se encontraba delante de Louis, y lo miró desafiante todo su camino desde la puerta hasta allí.

Pero Louis, lejos de intimidarse, enfrentó su mirada mirándolo exactamente igual que él, algo que no le gustó en absoluto.

—Te tengo unas ganas… —murmuró Harry cuando llegó hasta él, en señal de advertencia.

—Ya sé que me tienes ganas, cualquiera me las tendría, ¿no me ves? —vaciló con sorna, enfadándolo mucho más.

—No vas a durar ni dos días aquí dentro, no mientras yo esté aquí. —trató de calmarse, sentándose en su asiento.

—Ya lo veremos. —volvió a vacilar.

Louis observó como él apretó su puño con fuerza en un disimulado intento de calmar toda la impotencia que sentía en ese mismo momento, y una sonrisa divertida se formuló en sus labios, satisfecho de haberlo provocado de tal forma.

—Louis te vas a meter en un buen lío y no te conviene meterte con él. —aconsejó Niall cuando salieron de la clase.

—No me da ningún miedo, solo es un estúpido imbécil que se cree valiente solo porque nadie lo ha encarado antes.

—Te va a hacer daño.

—Yo también puedo hacérselo a él.

Porque sí, así era.

Louis Tomlinson, bajo la apariencia de niño tímido y reservado que jamás mataría ni a una mosca, podía llegar a ser muy violento si la situación lo requería.

Y eso, era algo con lo que Harry no contaba.

♕ ♕ ♕

Harry se dejó caer sobre el sillón que tenía en su habitación, y se encendió un cigarro a sabiendas de que estaba prohibido fumar en las habitaciones, cosa que le daba absolutamente igual.

Estaba nervioso, inquieto, con la impotencia corriendo veloz por sus venas y la rabia a flor de piel.

—Necesitas tranquilizarte. —se preocupó Zayn, su mejor amigo.

—¿Quieres que vayamos a tomar el aire? —Liam se sentó frente a él.

—Quiero matarlo. —cuestionó, moviendo su pierna izquierda en un tic nervioso.

Zayn suspiró comenzando a caminar dando vueltas por la habitación, y Liam se recostó sobre su sillón, cruzándose de brazos mientras observaba como Harry se desquiciaba cada vez más.

—Tenemos que hacer algo para dejarle claro a ese niñato quien manda aquí. —habló con dureza, las palabras envenenadas saliendo de su boca con firmeza.

—Harry esto es un internado, no un campo de batalla o algo así. —Liam trató de defender a Louis.

—Este es mi puto internado y no voy a permitir que venga un niñato a reclamar lo que me pertenece. —lo miró con rabia.

Liam asintió suspirando, y Harry continuó hablando.

—Necesitamos un plan, no sé, algo.

—¿Algo como qué? —preguntó Liam.

—Enamóralo y cuando lo tengas rendido por ti, le dices que ha sido una apuesta todo este tiempo. —propuso Zayn.

Harry puso una mueca de disgusto ante sus palabras, y bufó frustrado mirando a su mejor amigo.

—¿Crees que estamos en uno de esos libros clichés de adolescentes? —lo miró con asco—. Además, para enamorarlo tendría que estar con él en buen rollo y yo no pienso hacer eso.

—¿Y entonces cual es tu magnífica idea? —contestó con sorna—. Quieres hacerle daño pero no quieres acercarte a él, quieres que sepa como van las cosas aquí pero no pones de tu parte.

—Relaja los huevos, Malik. —lo miró desafiante.

—Tiene razón. —Liam lo defendió.

—Por dios, putita, cálmate que no le he dicho nada malo. —bufó.

Liam se sonrojó en ese mismo momento, y miró de reojo a Zayn, quien no se atrevió a mirarlo y decidió que lo mejor era hacer que no había escuchado nada.

Ellos dos mantenían una relación en secreto, algo que nadie más que ellos dos sabían. Y Harry… Harry lo sospechaba, pero prefería no meterse en esos asuntos, ya que para él el amor era una absoluta pérdida de tiempo en todos los sentidos.

—Dadme opciones. —ordenó, volviendo al tema.

—Solo se me ocurre lo que te he dicho, ligártelo o ilusionarlo para después dejarlo con las defensas bajas. —Zayn se encogió de hombros.

—Te he dicho que no me lo voy a ligar. Además, perdería toda mi reputación si el internado cree que salgo con él.

—¿Entonces?

—No lo sé, ¡joder! —gritó frustrado.

Le dio una última calada a su cigarro antes de lanzarlo por el balcón, y se levantó enfadado cuando se impacientó por completo.

Odiaba sentirse encerrado, acorralado, o sentir como la situación se le escapaba de las manos culpa de otra persona.

Louis tan solo llevaba unas horas allí, y ya había conseguido hacer arder en rabia al líder del lugar, quién llegados a ese punto tan solo quería matarlo para quitárselo de en medio.

Harry sabía que no podía quedarse quieto, pues eso implicaría perder toda la reputación que tenía a manos de ese chico, y sabía que debía actuar fuera como fuera.

—No se me ocurre nada. —suspiró Liam.

—De todos modos, ¿por qué con él necesitas un plan? hasta el momento has hecho las cosas a tu manera y nadie se te ha revelado, ¿por qué con él no? —cuestionó Zayn, apoyando su espalda en la pared.

Harry calló, pues tenía razón.

—No lo sé. —se encogió de hombros—. Supongo que me he dejado llevar por la rabia.

—Mente fría, amigo.

Volvió a sentarse en su sillón una vez consiguió tranquilizarse un poco, y colocó sus codos sobre sus muslos, cruzando sus dedos entremedio.

—No puedo deshacerme de él porque entonces iría a la cárcel, y no tengo ganas de eso, la verdad. —pensó en voz alta—. Pero si puedo hacer de su estancia aquí un infierno, hasta que sea él quien decida marcharse por su propio pie.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Liam, nervioso.

—¿Yo? —lo miró—. Absolutamente nada.

♕ ♕ ♕

Aquella misma tarde, justo antes de la cena, Louis se encontraba junto a Niall esperando su turno para entrar en las duchas, pues había bastante gente.

Ambos con su ropa de recambio bajo el brazo, uno al lado del otro, observaban como los internos se peleaban entre sí, pues algunos tardaban más que otros haciéndolos enfadar.

—Madre mía, paso de ducharme ahora. —bufó de mala gana.

—¿Qué? ¿te vas? —Niall lo miró.

—Sí, ya vendré más tarde a ducharme, cuando no haya nadie. ¿Vienes o te quedas?

—Me quedo, espérame en tu habitación para ir al comedor a cenar.

—Está bien.

Caminó haciéndose paso entre las personas que también esperaban su turno para entrar a las duchas, y frunció el ceño al pasar por el baño de las chicas, viendo como algunas le guiñaron el ojo mientras que las demás lo saludaron de una forma un tanto extraña, algo que le disgustó bastante.

¿Tan poco se notaba que era gay?

Una débil sonrisa apareció en sus labios ante su propio pensamiento, y suspiró entrando en su habitación, dejando su ropa esparcida sobre su cama.

—Oye, escúchame.

Se giró al escuchar tal susurro, y frunció el ceño cuando se encontró con Liam, quien lo miraba nervioso tras cerrar la puerta.

—¿Qué?

—Vengo a advertirte.

—¿De qué?

—Esta noche Harry tiene planeado hacerte una broma pesada. —habló en susurros.

—Pero ese niño que se cree, ¿que seguimos en secundaria? —comenzó a reír—. Una broma pesada, cuidado con el niño. —vaciló.

—Por dios, ¿puedes tomarte algo en serio por una maldita vez? —se impacientó.

—Me estás viniendo con los huevos en la garganta diciéndome que un niño de diecinueve años quiere gastarme una broma pesada, ¿cómo quieres que me tome esa maldita ridiculez?

—No sabes como son sus bromas.

Louis apoyó su espalda en la pared cruzándose de brazos, y disimuló una sonrisa burlona ante la ridícula escena que estaba presenciando.

—A ver, ¿cómo son?

—Te puedo decir que el último al que le gastó una broma, acabó en coma durante tres días.

—Joder, ese niño no entiende el concepto de broma, por lo que veo.

—¿Te de igual? —alucinó.

—Sí.

—No te entiendo, de verdad. Si te matan será tu maldita culpa.

—Esto es patético.

Agarró su teléfono junto a su cajetilla de tabaco, y salió al patio para sentarse justo donde se había sentado esa misma mañana.

Debía admitir que la situación le parecía divertida e incluso se divertía impacientando a quién hasta el momento se autoproclamaba el líder del lugar, pero también le cansaba siempre lo mismo.

Él nunca había sido social, nunca había tenido problemas con nadie, y ahora estaba en mitad de una guerra con el popular de su internado, sin miedo alguno a morir en ella.

Estaba harto de tener miedo. De dejar que los demás lo pisotearan, de dejarse intimidar por cualquiera.

Y ahí, justo en el momento en que pisó el internado Bedford, nació un nuevo Louis Tomlinson, más fuerte y poderoso que nunca.

Sacó un cigarro de la pequeña caja que tanta falta le hacía ahí dentro, y lo encendió con rapidez para comenzar a darle las primeras caladas, alargándolas todo lo que pudo.

Cerró los ojos.

Una gélida brisa de aire corría con suavidad por el lugar, advirtiendo sin palabras que quedarían quizás unos minutos para que anocheciera por completo, y Louis observó en sumo silencio todo su alrededor.

Era un campo de fútbol enorme, construido a propósito para hacer batallas entre los diferentes elementos que los internos controlaban, rodeado además de unas gradas desde donde se podían observar con claridad los espectáculos que se decidieran hacer allí. Y ahí, justo en las gradas, es dónde se encontraba Louis.

Estuvo un rato más observando el lugar, familiarizándose en silencio con lo que sería su hogar hasta Dios sabe cuando, pero algo lo interrumpió por completo.

Era su voz, era él.

Miró hacia abajo, justo hacia la entrada de aquel campo, y frunció el ceño cuando lo vio a entrar junto a unos siete u ocho chicos más, aparentemente de su misma edad.

—¿Qué demonios…? —murmuró.

Lo que él desconocía, era que Harry sabía perfectamente que él estaría allí, justo en la quinta fila de las gradas. A fin de cuentas, cuando habló con su madre por la mañana, él lo observó todo desde la distancia, sin perder detalle de absolutamente nada.

De pronto se encendieron todos los focos dando a entender que una batalla de elementos estaba a punto de comenzar, y Louis frunció el ceño sabiendo que algo no iba bien.

Le estaban haciendo una encerrona.

Harry se colocó en su posición, desde donde podía observar a Louis a la perfección, y escondió una sonrisa observando a los demás.

—Ya sabéis, una batalla fingida.

—¿Cuál es tu propósito? —preguntó uno, el más joven.

—Lanzarle una bola de fuego y quitármelo de enmedio de una maldita vez. —habló con rabia.

—Líder, sabes que hacer eso te metería en un gran lío, lo matarías.

—No, si es sin querer. —sonrió—. Por eso la batalla será fingida. Lo haré a propósito para que parezca que fue involuntario, y él quedará como un simple daño colateral.

—Esto no va a acabar bien. —Zayn suspiró.

—Cállate, y si no te gusta pírate.

Zayn lo miró serio sin querer contestar, pues a fin de cuentas era su mejor amigo y sabía mejor que nadie cómo era cuando estaba nervioso o cuando tenía algo en mente.

Harry se colocó en su posición nuevamente, e hizo una seña con la cabeza para que los demás también se colocaran.

El plan estaba en marcha.

—Atacas, defiendo, contraatacas, vuelvo a defender, ataco después y hago un contraataque que será la bola de fuego, ¿entendido? —Harry observó a su falso oponente, uno del elemento de tierra.

—Sí.

—Empieza el juego. —sonrió.

Comenzaron a batallar realizando exactamente los movimientos que Harry había ordenado, los cuales estaban perfectamente planeados para que todo saliera justo como él quería, y Louis los observó intrigado.

Sabía que algo estaba fallando, algo no iba bien y aunque era plenamente consciente de eso, no quería marcharse.

Quería descubrirlo, saber el motivo por el que estaban allí haciendo esa patética batalla, y contraatacar para hacerle entender a Harry que él no iba a ser como los demás, y no se iba a achantar frente a él.

Pero de pronto, lo entendió todo cuando una enorme bola de fuego se dirigió con rapidez hacia él, siendo la intensa luz de ésta lo único que sus ojos alcanzaron a ver.

Harry comenzó a reír, y se giró para mirar a su mejor amigo, Zayn.

—¿Ves? todo ha salido exactamente como estaba planeado. —sonrió orgulloso.

—Harry. —miró al frente.

—¿Qué? ¿por qué no te ríes?

Zayn tan solo le hizo una seña para que mirara en dirección a dónde estaba Louis, y él obedeció intrigado, expectante por saber lo que estaba pasando.

—Hijo de puta. —murmuró.

Los siete chicos miraron a Louis, quien había atrapado la enorme bola de fuego con una gran ola de agua, y la mantenía sobre él alzando su brazo derecho hacia arriba, controlándola a la perfección.

—¡¿Quieres jugar, Styles?! —gritó mirándolo desafiante, aún con la bola de fuego en su poder—. ¡Pues adelante, esto es un juego de dos! —comenzó a reír—...

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