𝙐𝙣𝙩𝙞𝙡 𝙙𝙚𝙖𝙩𝙝 𝙙𝙤 𝙪...

بواسطة __CelerySalad__

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Una extraña enfermedad está comenzando a expandirse desde Snezhnaya, amenazando con invadir el resto de nacio... المزيد

ANTES DE LEER
Prólogo
2: Tienda
3: El principio del fin
4: Huida
5: Trato
6: Azotea
7: Decir la verdad
8: El viñedo
9: Juntos
10: Vacío
Epílogo

1: Encuentro

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بواسطة __CelerySalad__

El timbre sonó, despertando abruptamente a Childe, que se incorporó al segundo. Zhongli se movió, mientras sus brazos caían a su lado, soltando al pelirrojo mientras seguía luchando para no despertar.

—Zhongli —movió al castaño, dándole suaves golpes en su mejilla para despertarlo, recibiendo solo unos gruñidos como queja—. Han llamado al timbre.

Cogió su brazo, mirando la hora en su reloj de muñeca y frunciendo el ceño, molesto. ¿Quién en su sano juicio llamaría a las cuatro de la mañana? Soltó el brazo de Zhongli, que hizo otro ruido en protesta. Childe se deslizó por las sabanas, saliendo de la cama y arrastrando los pies, mientras el timbre volvía a sonar, reverberando por las paredes del piso.

—¡Vale, vale, ya lo hemos oído! —gritó enfadado, quitando el cerrojo de la entrada. Oh, su 'querido' vecino Scaramouche, vivía unas dos plantas por encima de ellos, ¿qué cojones estaba haciendo ahí? Frunció el ceño, sin intentar disimular su evidentemente enfado—. ¿Qué?

—Han cortado la luz.

—Oh, bueno. Vale, ¿qué me importa? —espetó, cruzándose de brazos y apoyándose en el marco de la puerta—. Son las cuatro, no es como si me fuera a morir, ¿estaba durmiendo sabes? Ya volverá. Vete a molestar a otros —fue a cerrar la puerta, pero la mano del más bajo se lo impidió, haciendo que volviera a abrir a regañadientes.

—Sabes que la luz de prácticamente toda la calle es gracias a una compañía de Snezhnaya, ¿no?

—Bueno, ¿y? —alzó una ceja.

—La luz de la tienda también pertenece a la misma compañía. ¿No te parece extraño? —Childe suspiró, desviando la mirada.

—Me parece más extraño que esté hablando contigo a las cuatro de la mañana por un corte de luz, ¿qué cojones estabas haciendo? —el azabache abrió la boca para responder, pero le interrumpió—. No, no lo digas. No me importa.

Frunció el ceño, dándole una de esas miradas asesinas.

—Quizás deberías tomarte la situación de Snezhnaya más en serio —siseó.

—Quizás deberías tomarte la situación de Inazuma más en serio —respondió, viendo como soltaba un suspiro de frustración y se daba la vuelta, marchándose.

—No sé ni para qué me he molestado en venir —lo escuchó decir mientras subía las escaleras. Childe resopló, cerrando la puerta y volviendo a colocar el cerrojo. Caminó de vuelta al dormitorio, donde Zhongli lo observaba medio dormido.

—¿Qué ha pasado? —susurró, viéndolo subirse a la cama y gatear hasta llegar a su lado, estirándose nuevamente.

—Nada, un enano paranoico —contestó, acurrucándose en su pecho y dejando que los brazos del castaño lo rodearan nuevamente—. No... no hay nada de lo que preocuparse.

En realidad lo estaba. Dejó que sus párpados se cerraran, escuchando el corazón de Zhongli latir y su respiración calmada, su pecho subiendo y bajando lentamente. Desearía poder permanecer de esa forma para siempre.

—La compañía se ha disculpado públicamente, mientras el resto de países parecen empezar a preocuparse por la situación de Snezhnaya, que al contrario de lo que aseguran las autoridades; no parece más que ir a peor. Se han provocado pequeños disturbios por varios grupos de jóvenes en diferentes ciudades, reclamando que se revelen los datos, acusando a las autoridades de mentir y ocultar información. Mientras tanto, el gobierno parece que aislará al país...

Se levantó del sofá, dejando a Zhongli solo mientras marcaba el número de su madre en el teléfono, caminando al pasillo mientras observaba las imágenes que pasaban en la televisión.

—¿Ajax? —sonrió al escuchar la voz de su madre, aliviado de que hubiera podido responder. Ella trabajaba en un hospital, así que normalmente estaba muy ocupada.

—¿Cómo va todo? —preguntó, intentando que su voz sonara lo más relajada posible.

—No muy bien —suspiró—. No paran de venir personas con síntomas, tenemos la UCI llena y... —hizo una pausa—. No puedo explicarte mucho, apenas nos han dicho nada a nosotros.

Childe notó un cierto temor en su voz, pero se resignó, su madre era muy profesional con los temas oficiales, así que sabía que no hablaría de más.

—¿Y el resto de la familia?

—Bien, de momento todos estamos sanos, ¿cómo estáis vosotros?

—Se ha ido la luz durante unas horas y en el trabajo no hay calefacción, pero dentro de todo sí, no hay ningún problema —casi se pudo imaginar la sonrisa de alivio en su rostro.

—Me alegro —escuchó unas voces de fondo—. Ajax, tengo que colgar.

Se le hizo un nudo en la garganta.

—Está bien... te quiero.

—Yo también, mucho —estuvo unos segundos más en silencio—. Tener mucho cuidado —su tono de voz parecía una advertencia más que una despedida. La llamada finalizó antes de que pudiera decir nada más, dejándolo en el pasillo con un extraño sentimiento de vacío. Volvió al salón, dejándose caer en el sofá y estirándose en el regazo de Zhongli.

—¿Cómo están? —preguntó, comenzando a acariciar su pelo anaranjado.

—Bien... en el hospital parece que hay bastantes enfermos, por lo que ha dicho mi madre.

—Hm... —pasó las yemas de los dedos por su rostro pecoso, el azul se encontró con el dorado—. Seguro que todo saldrá bien.

—Hay... cosas que no me ha dicho, en verdad. Y parecía que me haya advertido de algo —susurró.

Zhongli fue a contestar, pero la voz de la presentadora pareció alterarse, llamando la atención de los dos hombres.

—Nos acaban de llegar noticias recientes —informó, leyendo un papel que le acababan de dar—. Se han detectado nuevos casos de esta enfermedad en las siguientes naciones: Natlan, Mondstadt, Liyue, Fontaine... las personas infectadas aseguran que no han visitado Snezhnaya ni ninguno de sus conocidos, se investigan las causas de su infección. Estamos haciendo todo lo posible para contactar con el gobierno de Liyue para saber si pondrá medidas preventivas hacia esta amenaza que muchos ya habían clasificado como 'inevitable'...

La televisión se apagó de repente, la luz se había ido de nuevo. Se quedaron un rato en silencio, quietos en su lugar sin saber exactamente lo que tenían que hacer en ese momento. Childe se incorporó, mirando a Zhongli.

—Quizás... deberíamos preocuparnos más —empezó a decir.

Zhongli asintió, apretando los labios.

—Dicen que es como un resfriado, pero bastante más fuerte... ya han pasado varios días, me resulta un poco extraño que no hayan reportado ni una muerte.

Childe suspiró pesadamente, dejándose caer en el respaldo.

—No podemos hacer nada al respecto, si nos ocultan información es lo que hay.

Al día siguiente acudieron a sus trabajos como normalmente hacían, aunque al despedirse se quedaron unos segundos de más mirándose. Todas las cosas extrañas que estaban sucediendo últimamente los tenía a ambos preocupados, pero tenían que seguir con sus vidas.

Childe suspiró, apoyándose en el mostrador. A la gente al parecer le había afectado entre poco y nada la noticia de los recientes contagios en Liyue. No había visto que el flujo de gente hubiera disminuido en lo más mínimo, viendo a las personas pasar por delante de la tienda. Se frotó los brazos, la calefacción aún no había sido reparada, no le sorprendió que las pocas personas que entraron se retiraran al poco por no poder soportar el frío del edificio, que se sentía incluso a más baja temperatura que la calle. Se sentó en la silla, comprobando que no tenía conexión. La señal nunca llegaba a la tienda, siempre había sido de esa forma, y lo odiaba. Por suerte solo quedaban unas horas para que su turno terminara de una vez.

En realidad estaba un poco preocupado, Scaramouche no se había presentado a trabajar, y por mucho que le desagradara, se conocían desde hacía mucho tiempo. Las puertas de cristal se abrieron, Childe se levantó, guardando el móvil en su bolsillo y viendo quién había entrado. Como si lo hubiera invocado, ahí estaba. El azabache lo observaba desde la puerta, con una expresión que Childe no pudo descifrar.

—¿Por qué no has venido a trabajar? —preguntó, cruzándose de brazos mientras el otro se acercaba.

—¿No has abierto Twitter ni nada hoy o qué? —respondió, haciendo que levantara una ceja.

—Lo iba a mirar ahora, pero ya sabes que no llega la conexión.

El de menor estatura lo cogió del brazo, arrastrándolo de detrás del mostrador. Childe intentó soltarse, pero el bastardo tenía fuerza.

—¡Hey, ¿qué cojones haces?!

—Sacarte de aquí.

—Eso lo puedo ver —gruñó, clavando los pies en el suelo y tirando, haciendo que parara de caminar, girándose a mirarlo con el ceño fruncido—. ¿Qué te pasa? Estás más insoportable que de costumbre.

Se quedó callado, desviando la mirada y volviendo a obligarlo a caminar. Childe suspiró resignado, dejándose llevar por el azabache. Salieron de la tienda, miró hacia atrás, estaban caminando en dirección contraria a la que se volvía a su edificio.

—¿Dónde vamos? —preguntó, frunciendo el ceño sin dejar de caminar.

—Al piso.

—Pues estamos yendo en dirección contraria —tiró de su brazo, haciendo que Scaramouche hiciera un traspiés, soltándolo—. No vienes a trabajar, me sacas a mí del trabajo, ¿y encima pretender dar toda la vuelta para ir al mismo sitio? Que te jodan, ¿qué coño te pasa?

—Te lo contaré luego, pero ahora volvamos a...

—No. No pienso dar toda la vuelta. Iremos por el camino normal —vio como hacía una mueca, apretando los puños.

—Como sea...

Volvieron a caminar, esta vez por donde Childe había ido esa mañana. No entendía la extraña actitud que estaba teniendo Scaramouche, normalmente se comportaba como un idiota, pero ahora... estaba siendo diferente. Eso lo puso alerta, algo grave tenía que estar pasando para que alguien como él se comportara de esa forma. Pasaron por delante de la puerta otra vez, hasta que llegaron a un callejón, de donde emanaba un olor extraño. Childe arrugó la nariz, girándose hacia el oscuro callejón, donde apenas se veía nada.

—Ugh, ¿qué mierda...? —no olía a basura. Era un olor diferente. Como... sangre. No estaba seguro, quizás algún gato callejero habría muerto.

—Ayuda... —una voz salió de la oscuridad del callejón, el sonido apenas audible si no prestabas suficiente atención. Sin embargo, lo logró escuchar. Scaramouche le dio un tirón, haciendo que volviera a la realidad, girándose a mirarlo.

—Vamos —los ojos bien abiertos, su postura y voz tensa. Childe desvió la mirada nuevamente, intentando enfocar para ver lo que ocurría.

—Alguien ha pedido ayuda —dijo señalando con el dedo índice.

—Yo no he oído nada —respondió. Estaba mintiendo. Childe frunció el ceño, soltándose de su agarre y caminando al interior del callejón. Escuchó como el azabache le gritó que se detuviera, pero él siguió. Sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, aunque seguía siendo difícil ver a su alrededor. Ruidos extraños se escuchaban más cercanos a medida que se acercaba. Tras unos segundos, finalmente se quedó quieto al ver una figura de una chica erguida sobre algo.

—Disculpa, ¿necesitas ayuda...? —se quedó congelado, con el brazo medio extendido hacia ella. La chica se había girado, aún agachada sobre el cadáver abierto de un hombre. Las entrañas esparcidas por el suelo y ella con un trozo de estómago en las manos, ensangrentada. Tenía los ojos grises, inyectados en sangre, la piel pálida y grisácea, las venas marcadas. Sintió arcadas. Dio unos pasos hacia atrás, viendo como la chica se levantaba lentamente, abriendo la boca y haciendo un ruido incomprensible, acercándose a él—. O-oye...

—¡Childe! —Scaramouche lo cogió del brazo, arrastrándolo de nuevo a la calle. Corrieron durante un buen rato, esquivando a la gente que los miraba de manera extraña. Se dejó llevar por el azabache, mientras la escena que acababa de ver se repetía una y otra vez en su mente. Esa chica se estaba comiendo a una persona. Le había abierto, probablemente cuando él escuchó su voz estaba vivo. Lo abrió vivo. Se agachó, tapándose la boca con la mano libre y notando como la comida le subía hasta la garganta. No podía ser real. No podía estar pasando. Debía estar soñando, todo eso era un sueño, nada era real.

Se detuvieron al fin, jadeando por aire.

—¡Mierda, ¿ves porqué dije de dar la vuelta?! —gritó Scaramouche, gastando todo al aire en sus 

Entraron a su piso, Scaramouche cerró la puerta tras de sí. Él se dirigió corriendo al baño, tras haberse aguantado las arcadas durante todo el camino, encerrándose en el cuarto y abriendo la tapa del váter, vomitando todo el desayuno. El olor, la cara inexpresiva de la chica, el cuerpo del hombre, la sangre... las lágrimas se acumularon en sus ojos mientras vomitaba. Era una escena macabra, repulsiva. ¿De verdad había sido real? Tenía que ser una broma, una broma muy bien hecha. Felicitaría a quien hubiera hecho eso, y luego le daría una paliza.

Salió del baño tras haberse lavado la cara y la boca, con los ojos aún llorosos. Scaramouche se encontraba sentado en su sofá, viendo algo en la pantalla de su teléfono. Childe se acercó sin decir nada, sentándose al otro lado.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó con la voz ronca. El azabache levantó la cabeza, pasándole su móvil.

—Esto fue ayer a la noche en Sumeru —Childe cogió el aparato, viendo lo que había en la pantalla. Era una imagen aérea de una autopista, un hombre tendido en el suelo se había lanzado a atacar a un sanitario, mientras la policía los intentaba separar. Dispararon al hombre, que cayó al suelo... y se levantó. El vídeo se detuvo. Childe miró a Scaramouche con el ceño fruncido—. Ese hombre había muerto en un accidente de tráfico.

—Pues yo lo veo bastante... vivo —contestó, devolviéndole el móvil—. ¿Pero qué tiene que ver? Esa chica no estaba muerta.

—¿El aspecto que tenía te parece el de alguien vivo? Childe, han cortado la comunicación en Snezhnaya, no hay ninguna clase de noticias, nada. La población está aislada.

—¿Qué...?

—Ayer solo anunciaron sobre Natlan, Mondstadt, Liyue y Fontaine, pero el vídeo que has visto ya te he dicho que es de Sumeru, y no es el único que hay de este tipo.

Se llevó la mano a la boca, desviando la mirada. No entendía absolutamente nada. ¿No podía contactar con su familia? ¿Qué se supone que acababa de ver?

—¿Cuándo los han incomunicado? —preguntó, cogiendo el teléfono de su bolsillo.

—Este mediodía.

Lo encendió, encontrándose con varias llamadas perdidas de su familia y mensajes.

« Ajax, contesta por favor »
« Tu hermano Teucer está enfermo »
« Ajax »
« He visto esto demasiadas veces
en el hospital »
« Lo siento »
« Llámame en cuanto puedas »

Su cabeza daba vueltas, era demasiada información en muy poco tiempo. ¿Teucer? ¿Enfermo? ¿Acaso...?

—¿Qué ocurre? —le picaban los ojos, sentía que el mundo se le estaba echando encima, la voz de Scaramouche llamándolo sonaba demasiado lejana.

¿Por qué se había disculpado? Quería respuestas, necesitaba respuestas. Su visión empezó a ser borrosa. Se levantó, sujetándose la cabeza y dejando que el móvil cayera sobre el sofá.

—Oye... —Scaramouche lo llamó nuevamente.

—Estoy... —no llegó a terminar la frase, vio como su alrededor daba un vuelco, mientras él se desplomaba en el suelo. La oscuridad lo invadió. 

—Ajax... —abrió los ojos lentamente, apenas podía ver con claridad. Su cabeza dolía—. Ajax.

—Zhongli... —susurró, entrecerrando los ojos e intentando enfocar, viendo apenas su rostro girado en preocupación. Alargó la mano hasta su mejilla. ¿Todo había sido un sueño?

—Menos mal que estás bien —suspiró—. Scaramouche se ha ido hace un rato, vine en cuanto me llamó con tu teléfono.

Las imágenes le atacaron, invadiendo su mente de nuevo. No había sido un sueño. Se incorporó de golpe, ignorando el fuerte pinchazo que sintió en la cabeza y aguantándose las arcadas. Zhongli se sentó a su lado, abrazándolo por la espalda.

—No me había enterado tampoco —susurró, apenas presionando con sus brazos para impedir aumentar las náuseas—. Lo siento...

Childe tragó saliva, girándose hacia él y devolviendo el abrazo, sin contestarle.

—Scaramouche me lo ha contado todo —continuó, pasando los dedos por su pelo anaranjado—. No tienes que explicármelo si no quieres, así que no te preocupes.

—Por favor, dime que todo esto es solo una broma... —susurró, apretando el agarre.

—Desearía que lo fuera, en serio...

Hundió más la cabeza. Eso era real.

—Zhongli, te digo que no hace falta que veas, conque yo lo haya visto ya es suficiente, ¿vale? —intentó detener a su novio, el cual había decidido faltar al trabajo solo para estar con él. Childe lo seguía de cerca, viendo como caminaba decidido hacia el callejón donde el día anterior había visto esa horrible escena.

—Necesito verlo —respondió, parándose enfrente de su destino—. ¿Es aquí no?

El fuerte olor seguía presente. Childe asintió, resignado. Eran altas horas de la mañana, así que apenas había gente en la calle. Zhongli sacó su teléfono, encendiendo la linterna y adentrándose en el callejón. El pelirrojo se pegó a su brazo, por mucho miedo y asco que tuviera, no iba a abandonarlo. Notó un leve temblor en el brazo de Zhongli, lo miró, viendo su mandíbula tensa.

Avanzaron, el olor haciéndose más fuerte.

Se quedaron parados enfrente de un charco de sangre medio seca. Childe abrió mucho los ojos, recordando la escena del día anterior y separándose del más alto.

—¿Qué...? —miró a los lados, no había nadie excepto ellos dos—. A-ayer... —señaló la sangre, girándose hacia Zhongli. Una expresión extraña plasmada en su rostro—. ¡Estaban aquí! ¡Debería estar el cadáver al menos, ¿por qué no...?! —recordó el vídeo que le había mostrado Scaramouche. El hombre atropellado levantándose, luego siendo perforado por numerosas balas y continuando su camino como si no le hubiera ocurrido nada.

Zhongli tragó saliva, mirando a sus ojos azules.

—¿Qué hacemos? 

[17/9/21]

Joder, tengo una escena increíble pensada, pero aún no puedo escribirla hfaskjdhfjkash

Aún queda para que el mundo se vaya del todo a la mierda, quizás los próximos dos capítulos hasta que lleguen a un punto de no retorno. En fin, la vida-

PD: Estoy trabajando en la playlist.


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