ADELE
Amarró el listón de la parte superior de mi traje de baño en un moño mientras me miro en el espejo, dejo mi cabello suelto y me pongo unas lindas sandalias de playa para después bajar a paso rápido al primer piso de mi casa.
Hoy es mi último día sola así que invite a René la cual me pregunto si Stephan podía venir, ¿quien soy yo para negarme a que traiga a su novio?
Con Henry todos estos días he tenido encuentros las veces que ha venido a "asegurarse de que este bien", el único que día que no pasó nada fue el domingo ya que salió a cenar con su esposa.
Me adentro a la cocina para comenzar a preparar botanas, cuando termino las saco a la piscina junto con unos vasos y gaseosas. Escucho el timbre así que me apresuro a acomodar todo en la mesa para después ir a recibir a mis amigos los cuales me sonríen en cuanto abro la puerta.
—Hola— saludo primero a René con un beso en la mejilla.
—Que bonita— sonrió ante su halago.
—Hola conejita— miro a Stephan el cual tiene una pizza en una mano y una maleta deportiva pequeña en la otra.
—Idiota— sonríe —Pasen.
Ambos entran, cierro la puerta e inmediatamente me giro para ir a la piscina con la pareja siguiéndome, ya ahí Stephan deja la pizza junto con la maleta en la mesa.
—Iré a ponerme el bikini— dice René sacándolo de la bolsa que trae ella.
—Está bien, no tardes— asiente y después se va de nuevo hacia la casa.
Me hago la tonta mientras sirvo la Sprite ante la mirada de Stephan el cual tomo asiento, se que ayer que regreso, René le dio la sorpresa en la noche, estuvo mandándome mensaje todo el día diciéndome que estaba nerviosa, incluso me envió muchas fotos de su ropa para ayudarla a elegir que ponerse.
Al final se decidió por un vestido negro.
—¿No me extrañaste conejita?
Lo miro —Deja de llamarme así, y no, no te extrañe.
<<Mentiras>>, si lo extrañe, al final he compartido mucho tiempo con el.
—¿Estas enojada?— cuestiona con el ceño fruncido.
—Nop— terminó de servir —¿Como te fue en tu viaje?
—Bien, siempre he adorado Italia, mis padres se quedaron una semana más— asiento —Yo si te extrañe lo confieso, incluso te compre un regalo.
—¿Ah si?— sonrió —Dámelo.
—Más noche— ladea sus labios —Vendré cuando deje a René en su casa.
—¿Te devolverás solo para darme el regalo?, puedes hacerlo de una vez.
—Sabes que no sólo vendré a eso.
—Pensé que ya no me necesitabas— tomo un vaso y bebo el líquido negro —Como René por fin lo hizo contigo.
—No es lo mismo— miro hacia la puerta de cristal asegurándome de que René no venga —A ella le gusta delicado, me di cuenta ayer y bueno a ti te gusta diferente.
—¿Y eso que tiene que ver?— toma mi mano y me hala para que quede cerca de él.
Alza la cabeza para mirarme ya que sigue sentado.
—Que a mi me gusta como me lo haces tu— traza círculos en mi abdomen desnudo causándome escalofríos.
Nos miramos con una media sonrisa, como si ambos supiéramos lo que queremos hacer en este momento.
—Estoy lista— me separo disimuladamente cuando mi amiga camina hacia nosotros.
Los siguiente qué hacemos es entrar a la piscina, nadamos un rato mientras hablamos y después de media hora salimos para comer, Stephan nos cuenta como nos fue en Italia, lo que hizo, deshizo, lo que compró e incluso nos enseñó fotos. Por otro lado René habla de lo mucho que le gustaron los regalos que le trajo su novio, fueron dos vestidos, unos tacones, recuerdos de Roma y un brazalete de diamantes.
Seguimos comiendo mientras hablamos de cosas sin sentido, de un momento a otro mi amiga empieza a hablar sobre anoche.
—Estaba muy nerviosa— confiesa sonrojada.
—Pero estuviste perfecta— le dice Stephan acariciando el brazo de la chica a su lado.
—Tu lo hiciste Perfecto— mi amiga lo mira con una sonrisa y después deja un beso en sus labios.
Desvío mis ojos a otro lado haciéndome la tonta.
—Te veías hermosa— la halaga Stephan —Te amo.
<<Te topas con puros hombres mentirosos>>, ignoro a mi subconsciente.
—Te amo más— le dice ella dándole otro beso.
—Tanta miel me empalaga— comentó haciendo que mi amiga suelte una risa y Stephan me mira sonriendo de medio lado.
—Cuando tengas novio te vamos a decir así— niego sonriendo.
—Morirás sin ver eso— reímos.
—Entraré de nuevo a la piscina, ¿vienen?— Stephan y yo negamos —Okay.
René se pone de pie para caminar hasta el borde de la piscina y después saltar al agua, el rubio la observa mientras que yo lo observo a él, con mi amiga a su lado trato de no mirarlo demasiado pero ahora que está distraído lo hago, me doy cuenta de que está diferente, tiene algo, estoy cien por ciento segura,no deja de mover la pierna izquierda como si estuviera ansioso.
Me paso a la silla en la que estaba mi amiga antes lo que hace que Stephan me mire, tiene unas gafas de sol puestas las cuales no son tan oscuras ya que puedo ver sus ojos.
—¿Que tienes?— lo cuestiono.
—¿Por que?
—Estas raro— nuestros ojos se encuentran —Te ves raro.
—No me pasa nada, solo estoy cansado por el viaje– desvía la vista hacia su celular el cual toma —Tomémonos una foto.
Lo miro dudando, no le creo nada —Esta bien.
Me hago un poco hacia atrás, pongo una de mis manos en su cabello mientras que la otra la recargo en su hombro, sonrió con los labios cerrados, el también lo hace y después toma la foto, esta es la primera que nos tomamos desde que nos conocemos, jamás lo habíamos hecho.
—Me encanta que se lleven bien— miramos a René la cual sale de la alberca.
—Es por ti— me sonríe.
—Tenemos que irnos amor— se seca con la toalla —Mis padres organizaron una cena por que mi tía quedada resulta que ya no es la quedada y se casa, ¿quieres venir Adele?, Stephan no podrá acompañarme.
—No creo poder, mis padres me dejaron prohibido salir— no miento, se supone que sigo castigada.
—No quería estar sola— hace un puchero.
—Te prometo que para la próxima— asiente resignada.
Ambos se cambian de ropa, me ayudan a recoger para no darle tanto trabajo a Rita, cuando terminamos se van un poco apresurados ya que ya son las seis de la tarde y la cena de René es a a las ocho.
Subo a mi habitación, me quito el bañador y me meto al baño para darme una ducha, al salir me visto con una pijama rosa de Victoria Secret, está es de short y camisa de botones. Cepillos de cabello y me pongo el perfume que uso para dormir.
Me aviento en la cama con el celular en la mano, veo Instagram, twitter y ya que no tengo nada más que hacer me pongo a ver videos en YouTube, paso video tras video por una hora hasta que me llega un mensaje de Henry junto con uno de Stephan. Pareciera que se pusieron de acuerdo.
Henry: Iré a las 23:00 p.m
Adele: Okay, te espero.
Salgo del chat y entro al de Stephan.
Stephan: Voy a tu casa.
Adele: ¿Que?, creí que bromeabas.
Stephan: Ya estoy cerca.
Adele: Estaciónate en la esquina en la calle.
Adele: Ahora salgo.
Stephan: ok.
Salgo de la cama para mirarme al espejo, dudo en si cambiarme pero al final dedico salir con la pijama. Me quedo de pie en la entrada de mi casa hasta que ve el Camaro blanco del año estacionarse en la esquina, comienzo a caminar hasta el admirando el auto, realmente me encanta, le pediría uno a mis padres pero conociendo a Meredith pondrá mil excusas para no comprármelo, ademas, ni siquiera ser manejar.
Abro la puerta del copiloto, subo de inmediato y cuando volteo después de haber cerrado la puerta Stephan me sorprende con un beso el cual no niego.
—Hola— dice cuando nos separamos.
—Hola— murmuro mirándolo, necesito saber que le pasa por que no quiero que sea lo que me estoy imaginando.
—¿Como estas?
—Igual que hace un rato— me dedica una media sonrisa —¿Y tu?
—Bien— desvía la mirada —Con ganas de follarte.
—¿Ah si?
—Si, ¿por que no entramos a tu casa?
—Pensé que ya no me necesitabas— me mira.
—Ya te dije que te sigo prefiriendo en ese aspecto— río.
—¿Gracias?
—¿Entramos?— pasó una mano en mi muslo.
—No puedo, alguien viene a cuidarme más tarde— encarna una ceja.
—No tienes cinco años.
—Cosas de mi papá, como si le importara— aprieta mi muslo.
—Si le importas, solo no lo demuestra— niego —¿Y quien viene a cuidarte?
—El señor Cavill.
—El señor Cavill...— repite —¿Lograste acostarte con él?
—Si— hace un mohín con sus labios.
—¿Y qué tal?
—Normal— me mira dándome a entender que le cuente bien —Pues fue sexo, sabe muchas cosas y me gusto, lo disfrute.
—¿Cuantas veces?
—Una— <<estos seis días más de diez>>
—Todavía me debes algo— sonrió.
—No recuerdo la verdad— se acerca para dejar un beso en mi cuello.
—Me encanta tu perfume— deja otro.
—¿Solo mi perfume?— muevo un poco mi cabeza para que tenga más acceso.
—Toda tu conejita— dice entre los besos.
Cierro los ojos disfrutando de sus besos y su mano subiendo por debajo del short de mi pijama.
—Tu también me encantas— murmuro y él se detiene para mirarme con diversión.
—¿Yo también que?
—Me encantas— lo miro sin entender su reacción —¿Por que?
—Jamás me lo habías dicho— me remuevo incómoda.
—Lo siento, se me salió pero...— me calla con un beso.
—Está bien— saca su mano de mi short —Ven aquí— se acomoda en su asiento recostándolo hacia atrás.
—Stephan, no puedo tardar, si el señor Cavill llega y no estoy...
—Solo será un rato— hace cara de perrito triste.
Lo miro dudando pero al final accedo —Esta bien.
Me pongo a horcajadas sobre él, posa sus manos en mi cintura, yo me inclino para besarlo. Entre el beso el desabrocha los botones de mi pijama hasta quitarla dejándome en top Calvin Klein, acaricia mi espalda causándome escalofríos.
—Stephan— jadeo cuando me muevo lento sintiendo su erección.
Llevo mis manos hasta su cinturón, lo desabrocho, después su pantalón y meto mis manos debajo para masturbar su miembro.
—Quitemos esto— baja mi short, me levanto un poco para que pueda deslizarlo por mis piernas.
—¿Y las bragas?— lo miro a los ojos.
—Lo haré con ellas— asiento para después atacar su cuello con mis labios cuidando de no dejarle marcas.
Lo masturbo unos segundos más, saco mis manos junto con su falo, dejo de tocarlo cuando él lo toma a la vez que yo me alzó, hace a un lado mis bragas posicionándose en mi entrada, bajo lentamente, su miembro entra con facilidad ya que estoy húmeda.
—Sabes como hacerlo— murmura soltando un suspiro.
—Tu me enseñaste— hablo en su mismo tono de voz.
Mis movimientos son lentos para que el carro no se mueva y las personas no se den cuanta, aunque en esta privada no son muchos los vecinos que salen.
Stephan mete sus manos debajo de mi top, con sus pulgares acaricia mis pezones provocando más placer en mi, suelto un chillido cuando los pellizca, el ríe ligeramente para después besarme, me gustan los besos se Stephan, jamás me había puesto a pensarlo pero me gustan.
También me gusta el sexo con él.
Me gusta que siempre es como yo quiero y cuida no lastimarme después de lo que me dijo la ginecóloga, sabe lo que me gusta, ha tenido paciencia en enseñarme algunas cosas desde la primera vez que lo hicimos y si no me gustan no lo volvemos hacer, también me gusta el de Henry, él es un poco más rudo, me prende que me tome con tanta fuerza que siento que me partirá en dos, me gusta que él lleve las riendas de acuerdo a como hacerlo, creo que si me pusieran a elegir entre los dos no sabría a cuál.
Además, ¿para que elegir?!, de todos modos y tengo a los dos.
Sigo con mis movimientos lentos, no cuento el tiempo pero se qué pasa un buen rato, me inclino hacia atrás recargando mi espalda en el volante con cuidado de que el claxon no suene, Stephan posa sus manos en mis caderas y nuestras ojos se encuentran derramando lascivia.
Solo bastan unos segundos más para que así viéndolo a los ojos mi orgasmo llegue.
—Mmm— muerdo mi labio inferior reteniendo el gemido.
Cuando los separo Stephan pasa su pulgar por ambos lentamente, luego llega a su orgasmo llenándome de él. Espero unos cuantos minutos antes de quitarme de encima suyo y volver al haciendo de copiloto, el acomoda el suyo.
—Pensé que se acabaría cuando René quisiera ya sabes, hacerlo contigo— hablo mientras me pongo el short.
—Yo igual pero...no iba aguantar— lo miro confundida.
—¿Que cosa?
—Dudo que sea de las que lo hacen en un auto o de repente les gusta más dura.
—Ahh...
—Y ti de la nada se te bota un cable y quieres que te hasta para llevar— no puedo evitar reír —Además, te gusta aprender y a mi enseñarte.
—Me siento privilegiada— sonrió.
—Yo lo soy— asiento.
Me pasa mi camisa y me la pongo, estira su brazo para abrir la guantera de donde saca una caja no tan grande de terciopelo color roja, en el acto tira una bolsita color negra, no es tan grande, la recojo y el prácticamente me la arrebata para aventarla de nuevo a la guantera.
Esa bolsita la he visto antes.
—Stephan...
—Tu regaló— Me extiende la caja la cual tomó tensando mi mandíbula.
—Stephan, ¿lo estas volviendo hacer?
—Ábrelo— me ignora.
—Stephan contesta— le insisto.
—Ábrelo— repite.
—No hasta que me respondas.
—¿Que cosa?
—¿Te estas drogando de nuevo?— nuestros ojos se encuentran.
—Solo fue una vez con unos amigos en Italia— responde.
—¿Y esa cosa que?— me refiero a la bolsita negra, ahí guarda las demás bolsitas de plástico con el polvo blanco.
—Me regalaron una poca pero no la he usado— niego —Abre tu regalo.
Llevo mi vista a la caja, la abro encontrándome con una cadena de oro, con letras de dije que forman mi nombre, me gusta pero el hecho de que volvió a drogarse no me permite estar contenta.
—Es oro puro— asiento —¿No te gusto?
—Dijiste que no lo harías más— no lo miro, mis ojos están el regalo pero por que no quiero verlo.
—No lo hago, solo fueron un par de veces.
—Pues no te creo— abro la guantera para sacar la bolsa.
—¡¿Que te pasa Adele?!— alza la voz tratando de arrebatarme la bolsa pero se lo impido.
—Esto te daña— la meto debajo de mi pierna.
—¿A ti que te importa lo que me hace bien o mal?— me mira molesto.
—Me importas Stephan— digo sincera.
—Por favor, no seas hipócrita, a ti solo te importa pasarla bien conmigo— niego.
—No es verdad, eres mi amigo y...
—Tu y yo no somos amigos— trago grueso —Ni siquiera nos llevábamos al inicio de mi relación con tu mejor amiga.
—Stephan...
—Es la verdad, solo nos hablamos por que tenemos buen sexo, es por lo único que yo te hablo, para lo único que me importas y te importo— siento ganas de llorar pero trato de no hacerlo —Sigues viéndote conmigo por que te gusta la poca atención que te presto, atención que tus padres no te dan.
—Estas comportándome como un imbécil.
—¿Por decir la verdad?
Trato de abrir la puerta pero no puedo ya que tiene el seguro.
—Me quiero bajar— lo miro.
—Dame mi bolsa— niego.
—Me quiero bajar— repito —Por favor.
Mi mente quiere hacerse a la idea de que me dice esto ya que está enojado por que no quiero darle su adicción.
—Dámela Adele— niego nuevamente —¡Que me la des!
Con ambas manos tapo mi cara y comienzo a llorar, todos me gritan, todos me maltratan, a nadie le importo ni siquiera un poco.
—Ábreme— le pido entre sollozos.
—Adele...
—Por favor Stephan— pido de nuevo.
No dice nada, solo bota el seguro y yo bajo inmediatamente con la caja y su bolsa en mis manos, literalmente corro hasta mi casa, abro la puerta de rejas con desespero sin dejar de llorar, la segunda trato de abrirla más tranquila ya que mis manos tiemblan, al lograr hacerlo corro escaleras arriba hasta mi habitación.
Me tiro en la cama a llorar, detesto que me traten así, ya bastante tengo con mis papá y ahora Stephan restregándome en la cara que para lo único que le sirvo es para tener sexo, claros que lo sabia, pero que me lo diga de esa forma y me grite no es para nada lindo.
Después de al menos una hora de llanto me calmo un poco, me bajo de la cama para ir al baño a lavarme la cara, cuando termino tomo mi celular y voy a la primera planta para comer algo, me sirvo un poco de cereal para después irme a sentar en el sofá del living.
Solo pasan unos minutos cuando el timbre suena interrumpiendo mi cena.
—Hola— me saluda Henry cuando abro.
—Hola— me hago a un lado para que pase.
—¿Como estas?— pongo mi mejor sonrisa.
—Bien— me acerco a él —¿Y usted?— sonríe.
—Bien— asiento —No podré quedarme mucho tiempo.
—¿Por que?
—Julieta, ya sabes.
—Si, lo entiendo.
—Termine tu centro comercial en digital— lo miro emocionada.
—¿Enserio?— asiente.
—Es increíble.
—Claro que si, yo lo hice— rueda los ojos.
—Mañana no podremos vernos— suelta un suspiro —¿El viernes?
—Solo llámeme cuando tenga ganas, señor Cavill— me mira a los ojos.
—Si lo dices así me siento mejor— frunzo el ceño —No quería hacerte sentir como una...
—No lo hará— lo interrumpo —Soy su amante y las amantes están ahí cuando ustedes quieren.
—Te la sabes toda, ¿no?
—Un poco si— ríe ligeramente.
—¿Segura que estas bien?— me cuestiona.
—Perfecta— miento.
—Okay— posa su mano en mi mejilla —Llámame cuando tengas ganas también, si puedo vendré por ti para ir al penthouse.
—¿Me da un beso antes de irse?— sonríe.
—Si— se acerca y junta nuestros labios, no se por que pero el beso me hace sentir un poco mejor.
—Buenas noches señor Cavill— murmuro cuando nos separamos.
—Buenas noches pequeña amante— no puedo evitar curvear mis labios en una sonrisa.
Lo observo marcharse, cuando desaparece de mi campo de visión suelto un suspiro agotada de todo esto, me hubiera gustado que se quedara tan solo un poco, no me gusta estar sola y menos cuando estoy triste lo cual es siempre.
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Holiiiis, una disculpa, tenía planeado subir el capítulo desde ayer pero aquí de donde Soy pasó una tormenta y el viento tumbó un poste de luz así que obviamente no tenía 🥺, pero aquí estaaa el capítulo.
¿Creen que Stephan sienta algo por la Adele? ¿O que la Adele sienta algo por Stephan?
Ese beso con Henry se me hizo tan tierno, Adele necesita amor 💔
No olviden votar y comentar, las leo 💕