My obsession | Henry Cavill

CAPITULO 31

ADELE

—¿Ya te vas?— me cuestiona Stephan mirándome desde la puerta del baño.

—Si— contestó cepillando mi cabello húmedo Gracias a la ducha que me di.

—Pensé que pasaríamos todo el fin de semana y que te llevaría a la escuela en la mañana.

—Me surgió algo.

—¿Y ese algo de casualidad no se llama Henry y se apellida Cavill?— le doy una mirada cansada —¿Vas a dejarme por el?

—No, Stephan...

—Cierras la puerta cuando salgas.

—Stephan por favor— lo sigo fuera de la habitación.

—Sabes que Adele— me mira —Tienes razón, no debo de dejar a René por ti.

—¿Ya vas a empezar?

—¡Si!, por que hago todo lo posible por que me ames y tu te vas con otro, otro que tiene esposa y también tiene un compromiso, ¿y sabes que?, siempre serás la otra de todas tus relaciones por que es a lo que estás acostumbrada.

—Cállate— aprieto los puños furiosa.

—¿Te duele que te diga la verdad?— sus ojos están rojos Gracias a que quiere llorar, debo de estar igual —Pues ahí te va otra, fue absurdo querer dejar a René por ti por que eres tan poquita cosa comparada con...

No me aguanto y lo abofeteo, ni siquiera le duele pero logro que se calle.

—¿Tu quieres saber la verdad?, bueno pues déjame decirte qué hay más probabilidades de que me enamore de Henry a que lo haga de ti, ahí está tu verdad— todo mi mochila y salgo del departamento sin dejar que me diga nada más.

Limpio la lagrima que cae por mi mejilla cuando entro al elevador, este llega abajo rápido y cuando salgo veo a Emma hablando con la chica de recepción, al mirarme me habla pero paso de largo ignorándola.

Estoy tan enojada que ni siquiera pido un Uber, solo paro un taxi y le doy la dirección del Penthouse de Henry.

Voy tarde, una hora tarde, lo hago a propósito para que vea que no estoy tan desesperada por que vuelva a follarme <<aunque con solo mirarlo me delato>>.

Una punzada de dolor se hace presente en mi cabeza, creo que es de tanto pensar en lo que me dijo Stephan, ¿por que me duelen sus palabras?, tal vez por que tiene razón en todo lo que dijo, siempre seré la amante y eso jamás cambiará.

Él taxi se estaciona fuera del edificio, le pago y bajo con todas mis cosas.

La chica de recepción me da la tarjeta de siempre, la paso por elevador llegando en menos de dos minutos hasta mi destino. Frunzo el ceño al ver que casi todo esta oscuro si no fuera por varias velas qué hay sobre la mesa.

Dejo mis cosas en el sofá y me apresuro a la mesa, pego un brinco al ver a Henry sentado en una de las sillas, frente a él sobre la mesa está una copa de vino con el líquido a un poco menos de la mitad.

Nuestros ojos se encuentran y se pone de pie.

—Pensé que no vendrías— dice acercándose.

—Estaba ocupada.

—¿Con ese rubio o con el pelirrojo?

—Tal vez con los dos— aprieto mis piernas al ver su pecho y abdomen desnudo gracias a que la camisa esta desabotonada.

—¿Ah si?— asiento a punto de sonreír pero no lo logro ya que en un solo movimiento su mano envuelve mi cuello acercándome a él —¿Y quien lo hace mejor?