La teoría del amor

Oleh AprilRussel123

135K 21.1K 7.7K

Tras la aparente muerte de Ryan, el amor de Alicia y Alessandro parece estar a salvo y a prueba de todo. Ella... Lebih Banyak

Tercera parte de la teoria del silencio
Antes de leer
Prologo
Capitulo 1: Por defecto
Recordatorio
Capitulo 2: Lo que calla Luxemburgo
Capitulo 3: Acorralado
Capitulo 4: Percepción
Capitulo 5: El pasado tiene rostro
Capitulo 6: Resurgen verdades
Capitulo 7: Un plan comienza a crearse
Capitulo 8: similitudes
Jaque mate en Amazon
Capitulo 9: ¿Quien es en realidad?
Capitulo 10: Desapego
Capitulo 11: Noche de revelaciones
Capitulo 12: Una nueva duequesa para Luxemburgo
Capitulo 13: Lo que pasó aquella despedida de año
Capitulo 14: Algo habia en él
Capitulo 15: Toma lugar el valor
Capitulo 16: La frialdad ocasiona estragos
Capitulo 17: Gana la oscuridad
Capitulo 18: Arde la oficina
Capitulo 19: Dos caras se enfrentan
Capitulo 20: Los secretos tienen fecha de caducidad
Capitulo 21: Y es cuando
Capitulo 22: Nuevas facetas
Capitulo 23: Pecados
Capitulo 24: Una batalla gana el corazon
Capitulo 25: Amargo
Capitulo 26: Incertidumbre
Capitulo 27: Sospechas
Capitulo 28: Entre el frio y el calor
Capitulo 29: Fragmentada
Capitulo 30: Siempre fue ella
Capitulo 31: Chance a la elocuencia
Capitulo 32: En el fondo de la verdad
Aviso
Capitulo 33: Luxemburgo a la espera
Capitulo 34: Al diablo lo correcto
Capitulo 35: Sentada en mi alma
Capitulo 36: Lo que grita el reflejo
Noticias, dulces noticias!!
Capitulo 37: Gran Duque De Luxemburgo
Capitulo 38: Desaparición
Capitulo 39: Eclipse
Capitulo 40: Se destapan realidades
Capitulo 41: Una nueva familia
Capitulo 42: Alicia de Luxemburgo
Capitulo 43: El ramo a la futura novia
Capitulo 44: La victoria entre las piernas
Capitulo 45: Cuentas
Capitulo 46: Cambia el juego
Recordatorio( ya es como el quinto 😂)
Capitulo 47: A prueba de balas
Capitulo 48: se quiebra un corazón
Capitulo 49: Una madre para una hija
Capitulo 50: Ultimo adiós
Reedición de Tuya Por Una Noche
Capitulo 51: Hacerle el amor al amor
Capitulo 53: Toca vivir
Epilogo
Agradecimientos

Capitulo 52: Brechas

2K 342 69
Oleh AprilRussel123

Se lo tenia guardado, había fingido todo el tiempo que estaba en París tratando de hacernos creer a todos que solo quería abrir un bistro y quedarse estancada sirviendo cafés en el corazón de París. La voz de ella era melodiosa, pocas veces cantaba pero cuando lo hacía, lograba hacer temblar el corazón de cualquiera. Casualmente me enteré por un volante que tendría su primer concierto en un teatro de París. Aitana le encantaba cantar pero casi no lo hacía porque la mayor parte del tiempo su humor se lo impedía, ahora que veía que volvió a retomar el canto me alivió el corazón completamente. Estaría allí en primera fila viendo a mi hija triunfar en lo que le gusta. Busqué a Alessandro en la biblioteca; llevaba días encerrado día y noche supuestamente trabajando en asuntos de estado. Más bien, creo que estaba evadiéndome porque seguía cabreado conmigo. Se metía en el trabajo o en las redacciones de discursos para sus futuras presentaciones..., como si no tuviera quien se lo hiciera. Los dos éramos unos gilipollas; él por orgulloso y yo por impulsiva.

— Hola...

Levantó levemente la mirada y al verme la bajó nuevamente para seguir ocupado en lo que estaba haciendo.

— Hola

— ¿Podemos hablar?

— Ya lo estamos haciendo, ¿No?

— Sigues enojado conmigo

— Estoy ocupado y estresado solo eso.

Caminé hacia él algo temerosa por su reacción. Me senté sobre su regazo y haciendo que me mirara a los ojos sonreí con suavidad susurrándole al oído cuanto lo amaba. Necesitábamos eso, más amor, menos guerra. La picardía comenzaba a perderse entre tanto problema y no dejaría por nada del mundo que sucediera. Quería hacerse fuerte pero sus deseos se dominaban solos. Sentí aquella dureza entre sus piernas y ya quería hacerla explotar entre las mías. No había lugar inadecuado para darle a mi otra yo un poco de dosis de sexo. Era inexplicable la forma en la que deseaba con locura a Alessandro. El pudor se me había escapado y en su lugar se había asentado el descaro. Mordí con picardía mi labio inferior y buscando agarrar su polla con mis manos susurré.

— Muero por que me la metas

— Alicia, estoy algo ocupado además..., no es momento ni lugar, mucho menos el vocabulario para una duquesa.

Reí divertida

— Ay no te hagas que se muy bien que te pone que hable así. Además, soy duquesa sólo por efecto colateral. Sigo siendo la misma Alicia de siempre. Muero por follar y el orgullo no es afrodisíaco, nene.

— No

— ¿No que?

— No pasará

— ¿No me deseas?

— No. Vístete y sal de aquí. No tengo ganas de sexo.

— En otras circunstancias me dolería profundamente lo que dices, pero tú polla tensa y rígida me dicen todo lo contrario.

Besé sus labios tiernamente buscando encender esa llama que siempre estaba dispuesta a arder en su interior pero esa noche las cosas no eran como siempre. Sentía su deseo pero también su miedo, sus manos no buscaban tocarme, sus ojos evitaban mirar los míos y ya comenzaba a entender de qué iba todo esto.

— Alicia..., por favor. No es el momento.

— Antes siempre era el momento, no importaba si era tu oficina o la cama. Me hacías el amor igual. Ahora eso cambió, ¿Por qué?

— Antes..., antes las cosas eran distintas. Antes no estaba lisiado, antes no estaba enfermo. Ahora lo estoy, ahora no puedo hacerte el amor como mereces. Deseo hacerte tantas cosas que ya no puedo y eso jode sabes. Jode tener una esposa sexy, ardiente y lujuriosa y no poder hacerle ni la mitad de lo que imaginas y fantaseas. No soy el mismo, no lo soy, Alicia.

— Es que eres gilipollas, pero de primera. No te estoy exigiendo nada, solo quiero a mi esposo de vuelta.

— ¿Acaso no me estás viendo? Tengo una erección, solo eso. Apenas puedo caminar, mucho menos podré..., mucho menos podré hacerte el amor como solía hacerlo.

Su inseguridad rápidamente se convirtió en mi seguridad en aquel momento. Estaba decidida a demostrarle que aun seguía haciendo que mi interior temblara. Aun lograba que mis pezones se erizaran con su aliento y su sola mirada descojonaba mi autocontrol. Mordí su labio inferior con sutileza y sonriendo susurré.

—Te demostraré que aún eres el mismo de siempre.

— Alicia no...

— Shhh déjate llevar. Es hora de que delegues ciertas responsabilidades tu solo..., disfrutalo.

Creo que había llegado mi momento, ese donde ahora yo tendría el control y eso me gustaba. Bajé lentamente su pantalón hasta dejarlo caer en sus tobillos. Puse mis piernas a sus costados de modo que ahora estaba frente a él preparada para cabalgar aquella dureza hasta doblegarla. Alessandro temblaba, eso me gustaba. Me fascinaba tener el control sobre él y saber que era la única que podía lograr que un rotundo "no" de su parte se convirtiera en un "joder más" mis manos agarraron su erección y tras frotarla dulcemente entre mis labios vaginales, se hundió en mi interior hasta llenarme completa.

— Sigues igual de grueso..., de potente. Se siente..., se siente muy bien cariño.

— Alicia.... yo...

Callé sus labios besándolo apasionadamente. Agarré sus manos y las coloqué sobre mis costados. En un principio estaba algo tímido, pero Alessandro seguía siendo el mismo. Fue cuestión de tiempo para que su lado morboso y lujurioso surgiera. Moví mis caderas en vaivén y ya no podía parar. Mi vagina se humedeció tanto que nuestros cuerpos resbalaban una y otra vez. Me sujeté del espaldar de su silla y clavándome fuertemente con su polla hasta que mi útero sintió su dureza. Sus jadeos se duplicaron, mordió el lóbulo de mi oreja y casi ahogándose en sus gemidos masculló.

— Me vuelves loco cariño, no puedo resistirme a ti por más que lo intenté. Eres caliente, deliciosa, podría estar hundido entre tus piernas todo el tiempo.

— No te muevas, no lo hagas.

— ¿Qué?

— Shhh, nene hazme caso.

Se quedó quieto y aquel se convirtió en mi momento. Le sacaría todo, lo haría venirse como nunca en su puta vida. Lo haría correrse de tal forma que quedara temblando por tres días seguidos. Me subestimaba..., bastante. Ahora le enseñaría que en muchas ocasiones, el alumno supera al maestro. Apreté mis piernas intensificando la sensación ardiente y picante que empezaba en mi rostro y terminaba en mi clítoris palpitando celericamente. Enredé mis dedos en su cabellera suave y ondulada mientras que al mismo tiempo trazaba círculos con mis caderas sobre su polla que comenzaba a gotearse. Cerró sus ojos y solo podía escuchar su garganta rugir ferozmente. Agarró mis nalgas y clavó en ellas haciéndome chillar como una perra en celo. Alessandro sacó lo más pervertido y morboso que yacía guardado en entre mis piernas. Desaté mis caderas como nunca antes. Ahora podía disfrutar a plenitud de los orgasmos, no me daba pena gemir o decirle al oído susurrante cuanto me gustaba su polla.

— Quiero..., quiero lamarte, chuparte y luego follarte hasta dejarte seco. — Sonreí moviéndome sobre él con cierta brusquedad — ¿Sientes eso? Mi útero lo siente, rico y profundo. Eres como una adicción que no logro calmar con nada.

— Te amo, te deseo, me fascinas amor mío. Estar dentro de ti, me vuelve loco. Tenerte, besarte, tocarte..., me tienes embriagado.

Tensé mis piernas para hacer su sensación más intensa y fuerte. Ahuecó un gemido rico y penetrante en mis sentidos el cual provocó que mi morbosa interna se desatara aún más. Quería tener el control y de hecho, lo estaba consiguiendo pero Alessandro siempre quería probar que era capaz de dar más del promedio. Sujetó fuertemente mis caderas y buscó ponerse en pie cargándome en brazos lo que rápidamente me preocupó. Intenté detenerlo más eso era inútil cuando se trataba de Alessandro. Resbaló un poco, aún así tenía esa flama ardiendo en sus ojos. Quería devorar cada rincón de mi cuerpo. Sus labios no dejaban de recorrer mi cuerpo hasta detenerse gustoso en mis pezones. Aquella lengua juguetona los electrificó, sentí aquella sensación rica y cosquillosa que comenzaba en mis pezones pero terminaba en mi clítoris haciendo que palpitara acalorado. Húmeda, receptiva, caliente e indecorosa; así se encontraba mi alma, mi cuerpo y mis deseos. Al fin era yo, esa mujer que anhelaba salir a gritos, la mujer que deseaba disfrutar de sus deseos sin sentir que era una aberración. Ahora podía desnudarme frente al hombre que deseo y pedirle que me follara como si fuera la ultima vez. Ya no temia tener orgasmos de esos que me dejaban con las piernas temblorosas en medio de un charco entre ellas. Lo miré, sonreí y con esa sonrisa nos entendimos mucho más allá del sexo.

— Amor..., no te esfuerces.

— No..., no me digas que no lo haga. — Me sujetó con más fuerza— siempre me esforzaré para ser mejor, para sacarte más orgasmos que la última vez. Nunca me basta cuando se trata de oírte gemir.

Le dolía, podía verlo en sus ojos y en como me sujetaba como a un flotador para no caer. Pero él prefería el dolor que ceder el poder. Tiró todo de su escritorio y sentándome sobre la mesa comenzó a mover sus caderas en vaivén asaltando mi interior asoladoramente. Me pidió que lo mirara a los ojos todo el tiempo. Eso me encendía, el roce, la forma en la que sus manos me acariciaban además de cómo su piel se ponía roja y ardiente me hacían saber que ese hombre, era mío. Con la voz estertorosa, clavé mis uñas en sus costados susurrando en su oído algo que sabía, lo podría ardiente.

— Serás mío..., a mi manera, me debes un orgasmo pero de esos lleno de sadismo, bondage y muchas pero muchas fustas.

En el momento en que se negaría moví mis caderas hacia las suyas provocando que su biología fuera más potente que sus ganas de abstenerse. Se corrio en mi interior liberándose por completo.

— Oh, joder..., nena... eres..., eres peligro.

— No te escaparas, serás mío..., completamente mío.

Aún estábamos abrazados. Mi cuerpo temblaba contra el suyo y sentía su pene palpitante en mi vagina. No quería salir, no quería que saliera de mi cuerpo. No podía vivir sin él, sin esas cosquillas locas que le provocaba a mi cuerpo. Estando allí, mirándolo a los ojos y subiendo su piel en mis manos me di cuenta que Alessandro se había convertido en parte de mi. Gracias a él, yo era la otra mujer. Gracias a él descubrí que seguía siendo una mujer la cual podía amar y ser amada. El sexo no era más que otra forma de demostrarnos cuánto nos entendíamos, como nuestras almas se habían vuelto una. Estaba segura que pronto sería yo quien estaría con una fusta a mi costado y las riendas del poder bajo mi mando en esa habitación donde Alessandro. No estaría tranquila hasta conseguirlo.

— Le has perdido el respeto al peligro. — Susurró sin jadeante

— Me fascina el peligro

— El peligro y nuestras coronas no combinan mucho, ¿no crees?

— ¿Tienes miedo? ¿Tienes miedo a vivir?

Negó con la cabeza

— No, solo no quiero que te sientas comprometida a hacer algo que quizá no te guste.

Reí confundida.

— ¿Piensas que no me gusta follar en el escritorio? ¿Crees que prefiero la cama con el misionero todas las noches antes de dormir? Sigues creyendo que soy muy frágil para el sexo duro, es eso.

Negó con la cabeza sonriendo

— Me fascina. Es solo que..., no es la mujer que conocí. No se parece en nada.

— Siempre he sido yo, solo que ahora puedo serlo libremente. Por años Ryan intentó hacerme creer que no podía disfrutar del sexo, disfrutar de quien soy y ahora que puedo hacerlo, no me detendré por nada del mundo. — Sonreí pícara— Tendrás una duquesa pero también una cachonda empedernida pidiéndote guarradas cuando menos te lo esperes.

Pensé que le pondría cachondo escucharme pero desde que salió de la cirugía su complejo ha aumentado aún más. Se sentía inferior como hombre y todavía yo no hallaba la razón de eso. El me seguía pareciendo el mismo y ahora un más lujurioso. Lo ayude a recoger todo del escritorio y ponerlo de vuelta y en eso miró un periódico con una noticia que lo desconcertó. Mi madre había sido apresada la noche anterior y él no lo comprendía.

— Pensé que...

— Si..., yo también lo pensé. Pensé que iba a matar a esa hija de puta de inanición. Quería hacerle tantas cosas que no te imaginas. Pero luego pensé.... Ha hecho tanto daño que la muerte es una escapatoria muy sencilla para Daniela. Aunque no lo creas, el desprestigio social, el que todo el mundo esté hablando de ella es el peor castigo para un ser narcisista y frío como ella. La he entregado a la policía junto con evidencia suficiente para que nunca vuelva a ver la luz del sol.

Alessandro caminó hacia mí y me miró como si estuviera orgulloso de lo que había hecho. No tenía idea de si era en efecto lo correcto, solo sabía que matarla no me haría recuperar nada de lo que ya había perdido. Alessandro con algo de misterio me pidió que contactara a Aitana y la hiciera venir a la próxima reunión real oficial ya que tenía que, según el, anunciar algo importante que le cambiaría la vida a ella.

— ¿De qué se trata?

— Aitana es tu hija, y tiene el mismo derecho que nuestros hijos a tener el mismo trato en la familia.

— No entiendo nada

— Amor, le cederé a Aitana el Marquesado de Villena. Quiero que tenga un título igual que Sofía y ese bebé que viene en camino.

Fue un golpe de emoción y alegría lo que mis oídos estaban escuchando. El regalo más bonito, más dulce y tierno que había podido recibir en mucho tiempo. Lo abracé y agradecí por incluir a Aitana en sus planes y en la familia como miembro real. Todo comenzaba a tomar su cauce, aunque siempre abrían brechas que no se cerrarían jamás y aprender a vivir con ellas era la mejor opción.

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

820K 42K 35
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
1M 46.1K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
255K 13K 69
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...
335K 12.2K 44
una chica en busca de una nueva vida, nuevas oportunidades, de seguír sus sueños. todo iba bien hasta que el la vio. el la ve y se obsesiona con ell...