➤ 01| avonlea
LA CASA DONDE vivía ahora tenia el doble de tamaño que la anterior. Pero, que puedo decir, la familia Barry era bastante rica. La casa era grande, estaba hermosamente decorada y encajaba perfectamente con la familia. Perfección, que palabra. El significado de estar libre de fallas o defectos, pero ¿Cómo podría una sola cosa ser tan pura?.
"¡Samantha!" Diana me llamo desde lo alto de las escaleras.
mire hacia arriba y allí estaba ella, vestida con un hermoso vestido en lo alto de la escalera, estaba mi prima Diana. No la había visto en años, y sentí que la estaba viendo por primera vez.
"¡Diana!" Llamé cuando la belleza de cabello oscuro bajo corriendo las escaleras y me abrazo con fuerza. "Te he extrañado."
"Yo también te he echado de menos", dijo, alejándose. "Siento mucho tu perdida, Samantha."
Mire hacia abajo y suspire, "Gracias. Estoy feliz de poder alejarme de todo y comenzar una nueva vida aqui".
"Bueno, estaré feliz de acompañarte en tu nueva vida". Dijo, haciéndome reír. "¿Por dónde deberíamos comenzar?"
Mire todas mis maletas que me rodeaban, luego la mire con una leve sonrisa, "¿Quieres ayudarme a ordenar mi nueva habitación?"
"Estaría encantada", dijo, sonriendo y agarrando un par de mis maletas.
"Entonces, Samantha, ¿estás planeando asistir a la escuela este año? Solo comenzó hace unos días, así que no estarás muy lejos". Dijo Diana mientras doblábamos mi ropa y colgábamos mis vestidos.
"Supongo que si", dije, mientras colgaba la ultima prenda de ropa en mi armario. "¿Crees que le agrade a la gente de allí?"
Siempre he sido consciente de mí mismo, es una de mis mayores debilidades. Uno lo desarrollé principalmente de mi madre, quien siempre parecía decirme que era gorda, fea y que no valía nada. Solo cuando estaba borracha, por supuesto. Pero todavía me golpeó duro.
"¡Por supuesto que lo harían! ¿Por qué no lo harían? Eres absolutamente impresionante, Samantha". Diana sonrió, lo que me hizo sonreír un poco. "¡Y me encanta tu cabello!".
Me mire el espejo y noté mi conocido cabello rubio blanquecino que siempre es tan notable. Me recordó casi a la nieve, y mis brillantes ojos azules me recordaron al hielo. Casi me recordé al invierno mismo, ya que es mi estación favorita.
Volví a mirar a Diana. Ella y yo éramos bastante opuestos por fuera. Tenía el pelo oscuro, de color azabache, con ojos castaños oscuros que te recordaban a la noche. Yo era más como la luz, y ella y yo juntos parecíamos el cielo nocturno. Ella es la noche y yo soy las estrellas.
Lo único que nos distingue es que no soy una princesa gloriosa como ella. Me gusta la aventura y hacer cosas que una mujer nunca debería hacer. Pero se trata de divertirse. Y la escuela será una especie de aventura.
"Supongo que iré a la escuela". Dije, suspirando.
"¡Hurra!" Diana sonrió, agarrando mis manos y saltando arriba y abajo. "¡Puedes conocer a Anne!"
"¿Anne?" Pregunté con curiosidad, frunciendo el ceño. "¿Quién es ese?"
"Una chica que acaba de mudarse aquí desde Nueva Escocia", explicó Diana. "Es una huérfana que fue recientemente adoptada por los Cuthbert".
"Oh," dije, asintiendo con la cabeza como si supiera quienes son esas personas, cuando en realidad no tenia ni idea.
"Además," susurró Diana, acercándome más. "Pueden conocer a Gilbert Blythe. Él regresará mañana, así que ustedes dos llegarán el mismo día. ¡Qué asombroso es eso!"
"Bastante asombroso," dije, con una sonrisa falsa. "Perdóname, pero ¿Quién es Gilbert Blythe?"
"Sólo el chico más querido de Avonlea", dijo Diana soñadoramente.
"¿En realidad?" Pregunté, tomando una nota mental sobre esto para llamado Gilbert.
"¡Pero!" Dijo de repente, lo que me hizo saltar un poco. "Está fuera de los límites. A Ruby le ha gustado durante tres años, y ya ha llamado a dibs".
"Está bien," dije, sin molestarme en preguntar quién es Ruby.
"¡Bien!" Ella sonrió. "Ahora, déjame darte un recorrido por mi casa. Bueno, nuestra casa ahora".
Diana tomó mi mano, llevándome fuera de mi habitación y comenzando su -bien planeado- recorrido por su casa.
"Madre, Samantha está aquí." Dijo Diana, sonriendo alegremente a su madre que se estaba preparando un poco de té.
Su madre se dio la vuelta, con una brillante sonrisa plasmada en su rostro.
"Vaya, vaya, ha pasado demasiado tiempo." Dijo la Sra. Barry, acercándose a mí y dándome un abrazo. "¿Cómo has estado?"
"He estado bien, me alegro de poder quedarme en un lugar mejor ahora", dije y sonreí levemente. "¿Cómo has estado, tía Barry?"
"Muy bien", dijo y sonrió. "¿Le diste el recorrido, querida?"
"Sí", dijo Diana y sonrió. "Estaba a punto de mostrarle el exterior, si está bien".
"Adelante", dijo su madre, sentándose en el sofá. "Pero no te quedes fuera demasiado tarde, ¿entiendes?"
"Sí Madre." Dijo Diana, tomando mi mano una vez más y llevándome afuera.
"Debemos ir a conocer a Anne, la amarás absolutamente". Dijo Diana, sonriendo. "¿Quieres ir a visitarla?"
"¿Por qué no?" Me reí, corriendo con ella hacia el bosque.
No sabía quién era esa Anne, pero de alguna manera tuve la sensación de que ella y yo nos llevaríamos bastante bien, si Diana es su mejor amiga.