love ♡ paul mccartney

By cryloki

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❝que una rosa te pinche, no significa que todas lo harán.❞ paul y love se conocieron en el peor día de sus co... More

━━ intro.
𓏲 ࣪𓈒⋆ one.ㅤ
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𓏲 ࣪𓈒⋆ three. ㅤ
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By cryloki

═══════.❋.══
tell me why, why
why do you make me so mad?
so mad
when you're the best friend
a man ever had
═══════.❋.══
best friend ; wings

─✾ purity ✾─

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liverpool, 1956

el joven chico americano de nombre joe a duras penas podía cargar una gran maceta llena de tierra especial para el sembrado, todo su aliento se había escapado después de un viaje a pie de diez metros –el cual le había parecido eterno–. el castaño de casi dieciocho años había solicitado un trabajo de doble turno en aquella vieja florería, pues había concluido el nivel medio superior y no creía estar listo para ingresar a una universidad, mucho menos si se trataba de una carrera que sus padres habían elegido por él.

joe observó a love como pudo, su expresión daba a entender que no estaba muy contento por el hecho de que ella no lo ayudó y simplemente se dedicó a mirar su sufrimiento en el transcurso de los metros.

—¿por qué debo hacer todo yo? —habló a penas y recuperó su energía— no has hecho nada más que recargar tus codos en el mostrador mientras te quedas viendo a cualquier insecto que se atraviesa en tu radar.

la chica rió, puesto a que en cierto punto tenía razón.

—estoy completamente de acuerdo, compañero —respondió con descaro.

—tienes suerte de que soy lo suficientemente amable como para no delatarte con los dueños del lugar, ellos te iban a despedir si vieran lo holgazana que eres en tus horas de trabajo.

—eres un amor —entrecerró sus ojos y sonrió para después revolver su cabello. el chico blanqueó sus ojos, eso daba a entender que su actitud sería la misma todo el día—. pero no te preocupes, de hecho sí he estado vigilando algo mientras tú arreglas los adornos florales.

—¿qué? ¿vigilas los caramelos que la tienda regala a los clientes? —al lado de la chica habían un montón de envolturas color rojo, love había estado comiendo varios de ellos.

—no se trata de eso —negaba—, se trata de él —dijo en un susurro.

y con su dedo índice señaló a su amigo pelinegro. paul se la había pasado alrededor de media hora husmeando entre todas aquellas flores coloridas, probablemente eligiendo las indicadas para alguna ocasión especial o para adornar alguna parte de su sala.

—¿otra vez está aquí? —lo miró confundido— es la tercera vez en la semana... y hoy es miércoles.

—me ha comentado que le gustan las flores. además perdió a su madre hace poco y parece bastante lógico que compre tantas para ella, si lo conoces es como un nene lindo y cariñoso.

—dudo que venga aquí solamente por las flores —dijo joe entre dientes intentando no llamar la atención de paul, quien se aproximaba hacia ellos.

—quiero estas —sostenía dos rosas blancas entre los dedos índice y medio de ambas manos con el propósito de no pincharse, las sostenía por debajo del cáliz tal cual copa de vino en algunos casos.

—esta vez no son rojas —estaba un poco fuera de sus casillas—, ¿por qué?

el chico se encogió de hombros, a punto de responder. —creo que esas son mis favoritas.

de momento love recordó una vez en la que alguien le dijo que las rosas blancas eran un símbolo de pureza e inocencia. en este caso no fue una gran sorpresa que fueran sus flores favoritas, pues paul era una de las personas más puras que había conocido a lo largo de su corta vida.

—buena elección, ¿quieres que las envuelva?

—está bien —se las dio—. ¿cuáles son tus favoritas? —se refirió a las flores.

—las rosas rojas son hermosas —dijo mientras arreglaba las que paul compraría—, supongo que esas.

«igual que mamá», pensó. junto a varios pestañeos recordó que debía llevarle rosas a su madre, probablemente las que había dejado por última vez ya se habían marchitado. love y joe notaron su pequeño trance, pues su expresión facial había cambiado.

—¿podrías darme tres de esas? —preguntó con cierta seriedad, pero a la vez con la suavidad de su voz que lo caracterizaba.

love de inmediato dirigió su vista hacia joe, él estaba del otro lado del mostrador y por lo tanto le sería más fácil llegar hasta donde estaban.

—ni lo pienses, taylor —recargó sus codos en el mostrador—. yo hice todo el trabajo pesado, al menos haz algo.

tal comentario logró sacarle una sonrisa a paul, la cual intentó deshacer cuando detectó que los orbes azules de la joven lo observaban con disgusto; sin embargo, fue imposible, el chico cubrió sus labios con la palma de su mano mientras que con la cabeza un poco agachada la miraba con culpa.

taylor se dirigió hacia donde las flores forzosamente, sabía que joe tenía razón y era lo justo. la castaña eligió las rosas más lindas para paul, le agradaba mucho y pensó que él merecía llevarse las mejores del lugar.

después de su cuidadosa elección, la de mirada azulada escuchó la voz de joseph comenzando a hacerle preguntas al pelinegro.

—¿eres virgen? —cuestionó el estadounidense después de hacerle otras preguntas irrelevantes.

a veces love no podía creer lo que joe era capaz de preguntarle a aquellas personas que casi no conocía; sin embargo, esperó atenta a la respuesta del pelinegro.

—no —negó seguro de sus palabras.

ambas personas que lo acompañaban quedaron en shock ante su respuesta. la chica no sabía cómo reaccionar, pensaba que era muy pequeño para tener experiencia respecto a ese tema.

—¿no? —joe tampoco lo podía creer, imaginó que sus oídos habían escuchado mal.

—no —volvió a negar, ahora con los ojos cerrados—, soy cáncer... —soltó con sencillez. analizó su respuesta por un momento mirando hacia el techo—, ¿o era géminis?

las emociones en el cuerpo de la joven de dieciséis años se habían revuelto, pues le había causado intriga lo que el pelinegro dijo sin querer; aunque a la vez le causó ternura al pasar unos segundos, allí comprobó una vez más la inocencia que paul poseía. él era un verdadero angelito.

—ew, un géminis —bromeó taylor.

—silencio, libra —respondió joe.

—a mí no me va a callar un virgo —contraatacó.

el menor observaba la escena con total confusión, preguntándose qué demonios pasaba.

—¿podrían solamente darme mis flores, raros?

rieron las dos personas que se suponía debían estar ofendidas, el de apellido mazzello se alejó y los dejó a solas al momento que un camión que les brindaba la tierra para las plantas llegó.

—las quiero en dos ramos diferentes, por favor. las blancas en uno y las rojas en otro.

—de inmediato —comenzó a hacer su trabajo.

las flores blancas estaban envueltas en un plástico transparente –pues era costumbre que paul las pidiera así y ya conocía su pedido–, sin embargo no tenía idea de cómo quería las otras.

—¿una chica por ahí, tal vez? —preguntó sonriente love, a lo que paul asintió de la misma manera y con algo de pena— ooh —su curiosidad salió al aire libre. la chica mordió su labio inferior y comenzaría a hacer preguntas—, ¿quién es la afortunada?

—es una bella chica que conocí hace poco —se acercó un poco para susurrar—, tal vez así logre alegrar su día cuando llegue a casa.

—eres un solecito —dijo enternecida—, a mí el único lindo gesto que me han dado es una barra de chocolate a medio comer.

—no te quejes y considérate afortunada de que yo te haya invitado de mi postre —reclamó joe a lo lejos.

—espero que eso cambie pronto —el menor negaba con gracia—. oye, ¿puedes ayudarme eligiendo la envoltura? honestamente no tengo idea de qué le gusta a las chicas.

love asintió y sacó un montón de envoltorios. los observó por un par de minutos hasta que uno la convenció, era simple pero bastante lindo.

—mi lado minimalista cree que este es lo bastante formal y bonito para ser un regalo —señaló uno color negro con el pequeño logo de la florería en color dorado al frente—, pero tiene un costo extra.

—no importa, me lo llevo.

dieron por finalizada la decisión. la chica decoró el ramo lo más lindo que pudo y se lo entregó con emoción a paul.

—¿nos vemos cuando termines tu turno?

hicieron contacto visual, ahora love fue quien sin querer se perdió por un momento en sus ojos color hazel. sonrió.

—¿a dónde quieres ir?

—iré a la tienda musical para hacer un cambio, me di cuenta de que tocar trompeta no es lo mío. después podríamos, ya sabes, vagar por smithdown road o penny lane igual que siempre.

—hecho.

—entonces pasaré por ti.

esas fueron sus palabras y eso fue lo que hizo. estuvo allí puntualmente, incluso esperándola desde hace quince minutos atrás.

—creo que es mi turno de invitar el almuerzo —love alzó la mano con la cual sostenía una bolsa de papel.

se la dio al pelinegro y él sacó un par de donas de chocolate, después le dio una a la chica y comenzaron a comer mientras caminaban hacia un rumbo indefinido. paul observaba los castaños y largo cabellos de la adolescente moverse al compás del viento, se quedó perdido en aquella linda vista.

la chica lo había atrapado en una burbuja sin tan siquiera intentarlo o notarlo.

—¿qué? ¿te gusta? —habló de repente, provocando que james saliera de su pequeño trance.

—n-no... —comenzó a tartamudear ya que los nervios poco a poco salían—, bueno, creo que sí. t-tal vez.

—genial, entonces hay que esperar que joe olvide su almuerzo más a menudo. su madre hace unas donas bastante ricas, ¿cierto?

mccartney comenzó a regañarse a sí mismo cuando notó que la había observado embobado por casi un minuto, milagrosamente la muchacha no lo notó, lo cual fue un alivio para el menor. para su buena suerte love estaba tan enfocada en el sabor de la dona como para percatarse de que paul estaba mirándola a su lado.

—y bien, ¿ya entregaste las flores?

—no —de momento su expresión cambió a una molesta—, un caniche me persiguió por tres cuadras cuando iba a entregarlas y se me cayeron.

love rió y el melodioso sonido de su voz merodeó por la cabeza del menor por unos segundos, ahí se dio cuenta de que le encantaba.

caminaron por penny lane y se detuvieron un momento cerca del transbordo de autobuses para platicar de cosas poco relevantes, más tarde se dirigieron a la iglesia st. petters y se detuvieron cerca de las lápidas al finalizar su recorrido.

—salir contigo es como hacer ejercicio —las piernas de paul estaban adoloridas—, pero me conformo con los chismes.

—júntate conmigo y no hará falta tema de conversación, paulie.

—esta es tu tumba —señaló una. taylor lo miró confundida—. sí, eleanor; igual que tu segundo nombre.

—entiendo, pero mi nombre no es eleanor rigby —leía las palabras en la lápida.

—no seas aguafiestas, eleanor.

el menor del dúo sintió un escalofrío por el clima de liverpool, el invierno estaba a la vuelta de la esquina. la fémina notó esto, así que sacó un abrigo del bolso que llevaba consigo.

—úsalo... —extendió su mano—, a menos que no te gusten los colores llamativos —aquel abrigo lo había hecho ella, usó estambre de diferentes colores ya que no tenía el dinero suficiente para comprar un solo tono, entonces tomó del que tenía en casa.

el de catorce años tomó el abrigo y agradeció para después ponérselo. le costó un poco de trabajo meter su cabeza por la parte del cuello, se esforzaba en entrar en el abrigo, pero al final le pidió ayuda a love cuando se dio cuenta de que no podía solo.

la chica jaló el suéter para abajo mientras paul hacía una mueca por el leve dolor, a los pocos segundos logró entrar. el chico agachó su mirada y con dificultad logró ver parte de su cuerpo.

—parezco una salchicha mal embutida —juntó sus cejas y después volteó hacia donde estaba love.

—una colorida salchicha mal embutida —complementó mientras asentía. la castaña notó la incomodidad de paul—. es eso o que tengas frío.

él no protestó ni una vez, pues sabía que love tenía razón; poco a poco se acostumbró a la sensación de aquel abrigo y pareció no importarle las miradas extrañas que recibió unas veces por parte de los transeúntes del lugar. en realidad parecía que solamente eran ellos dos en la ciudad, pasaban por desapercibido todo a su alrededor, sólo estaban paul y love contra el largo camino hacia la tienda de música. después de parar ahí regresarían a sus hogares.

—supongo que nos vemos luego —mccartney le brindó una sonrisa ladeada en forma de despedida.

—adiós, pequeño paul —repitió tal acción.

—¿te devuelvo tu abrigo?

—otro día, ahora ve a tu casa antes de que te congeles aquí.

james asintió y se iría, pero cuando volteó para encaminarse a su vivienda sintió un beso en la mejilla; para love era normal despedirse así, pero aquello era muy poco común para el de catorce años. paul se quedó estático en su lugar y juró que su corazón se detuvo por un par de segundos, volteó una vez más hacia ella, pero se encontraba de espaldas para cruzar la puerta de entrada.

la chica giró para brindarle una cálida sonrisa y paul ya había perdido la cuenta, pero se extravió en la mirada de love una vez más, sólo que ahora no tenía miedo de ocultarlo. sin notarlo, dirigió sus ojos hacia sus finos y rosados labios, preguntándose desde su interior cómo sería la textura de estos sobre los suyos; por primera vez en su corta vida james paul mccartney sintió el deseo de besar a alguien, de besarla a ella, esa nueva sensación poco a poco comenzó a inundarle la cabeza.

love notó el viaje de los ojos del chico e incluso se percató de que él remojó su labios inconscientemente al mirar los suyos. a decir verdad los ojos verdes grisáceos del chico lograban cautivarla con facilidad, pero disimulaba todo a la perfección, diciéndose en su interior que se controlara.

sin embargo, en ese momento ambos parecían haberse quedado atrapados en un pequeño trance del cuál era sumamente difícil escapar. tal parecía que entre los dos paul no era el único que tenía curiosidad de saber cómo se sentiría un beso entre ellos dos.

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