Narra Katie
Desperté por un ruido de cosas cayendo y me senté rápidamente en la cama, reí al ver a _____ recogiendo algunos de mis libros y se giró para mirarme.
–Quería leer uno, pero era el de más abajo y terminé botando todos– sonreí cuando mencionó que quería leer de mis libros, me levanté y le ayudé a ordenarlos.
–¿Qué libro quieres leer?– me mostró "Tan poca vida" de Hanya Yanagihara –No leas ese– dije quitándoselo e hizo un puchero.
–¿Por qué?– dijo intentando quitármelo.
–Lo he leído solo una vez y es mi favorito, pero me dejó completamente destruida, quedé llorando desconsoladamente como por quince minutos, no quiero verte así– lo dejé en la estantería y asintió.
–¿Cuál puedo leer entonces?– busqué entre los libros y tomé uno.
–Ten mi amor, lee este– me sonrió y lo tomó, se acercó para besarme y mordí su labio.
–Suéltame– dijo llevando sus manos a mi abdomen para hacerme cosquillas –No me calientes con tantas personas en la casa– susurró y sonreí.
–¿No sabes cómo guardar silencio?– llevé mis manos a su trasero y lo apreté, de inmediato una sonrisa apareció en su rostro y supe que había logrado mi objetivo.
–Claro que pued...– se escucharon fuertes golpes en la puerta y luego Melissa entró.
–Mis sobrinos tienen hambre, así que ahora mismo le quitas las manos de encima– reí retirando mis manos.
–Solo estaba tocando lo que es mío– _____ sonrió y se mordió el labio mientras dejaba el libro en la repisa y se iba con Melissa.
Me quité el pijama y al mirarme en el espejo noté que mi esposa había dejado algunas marcas en mis clavículas, las acaricié con mi dedo y sonreí recordando la ducha que nos dimos antes de dormir.
Me puse una de las camisetas de _____ junto a un pantalón y fui hacia la habitación de los tres bebés. Al entrar sonreí al ver a mi esposa con ambos bebés mientras Melissa estaba con Huxley.
–¿Puedo pasar?– pregunté y ambas asintieron –Según el médico ya puedo empezar a amamantar a los bebés– _____ sonrió y miró a nuestros hijos.
–¿Quién va a ser el primer traicionero que se vaya con mami Katie?– reí ante su pregunta y me senté a su lado.
Conan se separó del pecho para mirarme y me extendió sus pequeños brazos, lo tomé con cuidado y _____ acomodó a Harry. Reí cuando mi hijo comenzó a buscar mis pechos y levanté la camiseta.
–Ahora yo me siento celosa– sonreí llevando mi vista a mi esposa.
–Tú tendrás tu turno en la noche– dije mirándola a los ojos y sonrió.
–Me encantan ustedes, nunca me cansaré de decirlo– añadió Melissa y recordé que no estaba sola con _____.
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Narras tú
–Está hermoso– dije mirando el árbol que habíamos armado juntos –¿Cierto?– miré a Katie y ella tenía su mirada en mí, me sonrió y miró al árbol.
–Sí mi amor– tomé su mano –Perdón, es que me encantas tanto que me distraes– me besó suavemente y la abracé –Te amo– susurró.
–Te amo– la besé nuevamente –¿Quieres grabar el video ahora?– rió asintiendo y se puso el gorro de navidad.
Fuimos a la mesa y aprovechamos que los bebés estaban durmiendo y había silencio para hacerlo.
–Ya puedes hablar– sonrió.
–¡Ya es navidad! Espero que estén comiendo mucho pastel de carne picada, yo hice y a todos les encantó– asentí.
–También espero que coman muchas golosinas y chocolate, hay que encontrar la felicidad en aquellos pequeños detalles– reí –Aquí lo estamos haciendo, el chocolate caliente le queda perfecto a mi esposa– sonreí ante cómo me llamó.
–Feliz navidad a todos– dejé de grabar y me acerqué a ella para mostrarle.
–Eres tan hermosa– la besé y le acomodé el gorro –Subiré el video de inmediato– lo hice en mis historias de Instagram y cuando le expliqué cómo se hacía solo asintió algo confundida, así que reí.
–No te rías de mi ignorancia en las redes sociales– dijo con un puchero y la besé.
–¿Puedes hacer más pasteles?– pregunté acercándome un poco más a ella.
–Depende, ¿Me pagarás con muchos besitos?– asentí y sonrió –Quiero un adelanto– llevó su mano a mi cuello y nos dimos varios besos tiernos.
–Mam...– reí separando mis labios de los de Katie.
–¿Sí, pequeña?– la miré.
–El tío Chris dice si pueden ayudarlo, los tres bebés despertaron y la tía Mel está tomando una siesta– me levanté y miré a mi esposa.
–¿Vas a hacer más?– asintió y me incliné para besarla.
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–¡Qué hermosos!– Katie se asustó ante mi grito y me miró con el ceño fruncido, así que reí –¿Puedo probar uno?– golpeó mi mano cuando intenté tomarlo.
–No, por asustarme y reírte de mí– miré uno de los platos.
–Por favor– negó y la miré un momento sin decir nada, luego me giré para salir de la cocina y escuché su risa.
–Ten, pero solo uno– negué comenzando a caminar.
–Ya no quiero– me siguió riendo así que fui a nuestra habitación. A los pocos segundos entró y traía uno de los pasteles en la mano.
–No se enoje, esposa– hice un esfuerzo para no sonreír y me recosté en la cama dándole la espalda, escuché que cerró la puerta y caminó hacia mí –Mi amor– se sentó a mi lado –Oiga, señora McGrath– me abrazó por la espalda –Su esposa le está hablando– metió sus manos en mi camiseta y acarició mi vientre –Y no le agrada que la ignore– miré su mano y esta estaba bajando lentamente.
Sin decir nada introdujo la mano en mi pantalón y me tocó por sobre la tela de la ropa interior. Mordí mi labio para no gemir y comenzó a hacer movimientos circulares con su dedo medio y anular.
Sus dedos de movían ágilmente a pesar de la tela que los separaba de mis pliegues.
–¿Vas a seguir ignorándome? Porque si es así me detengo de inmediato– susurró en mi oído.
–No...no pares– dije con un hilo de voz y metió su mano dentro de la braga para acariciarme directamente.
Cerré mis ojos y mordí mi labio para disfrutar del enorme placer que me estaba brindando.
–¡Aah!– cubrí mi boca cuando un gemido se me escapó ya que en un hábil movimiento metió sus dos dedos en mí y en el ángulo perfecto para estimular mi punto G.
Pronto mis piernas comenzaron a temblar y movía su brazo dejando sus dedos quietos para seguir tocando mi punto. Llevó su mano libre a mi boca y la cubrió, mi cuerpo tuvo fuertes espasmos que duraron casi tres minutos y me causó varios orgasmos.
Fue bajando la intensidad de a poco y dejó sus dedos dentro de mí mientras intentaba recuperarme de la ola de placer que todo mi cuerpo había sentido.
Noté que mi pantalón estaba mojado y al mirar hasta la cama lo estaba. Katie rió y sacó su mano, recogiendo un poco de mi humedad, la llevó hasta mi boca y metió sus dos dedos para hacerme chuparlos.
Los introdujo por completo y moví mi lengua para recoger toda mi viscosidad de ellos, luego la retiró y besó mi espalda.
–Ve a darte una ducha– sonreí y la miré.
–Te amo– rió inclinándose para besarme con lengua.
–Te amo, esposa– dijo luego del apasionado beso –Ahora vaya a bañarse, se viste y viene con todos a la mesa– asentí algo atontada aún y me levanté con cierta torpeza, ya que mis piernas aún tenían pequeños espasmos.
Katie entró conmigo al baño para lavarse las manos, me dio una nalgada mientras me desnudada y sonreí.
–¿El gemido fue muy fuerte?– se rió asintiendo y me sonrojé un poco –Es culpa tuya y de tus perfectos dedos que conocen mi cuerpo a la perfección– asintió y me abrazó por detrás.
–Me iré ahora o terminaré de rodillas mientras tú gimes descontroladamente– sonreí y besó mi mejilla –Te dejé el pastel en mi mesa de noche– secó sus manos y se fue del baño.
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Narra Katie
Salí de la habitación y dejé la puerta cerrada, caminé hacia la cocina y Melissa rió al verme.
–¿Está viva? Supongo que tuvo que hacer un gran esfuerzo para no gemir como usualmente lo hacía– sonreí moviendo mis cejas.
–Sigue viva...y muy feliz, por cierto– se rió –Se está dando una ducha, hizo un desastre– vi el plato con pasteles y noté que no estaba como lo dejé, miré la boca de Melissa y levanté mis cejas.
–Yo no fui, fue tu hija– dijo de inmediato –Se cansó de jugar con el vibrador y le dio hambre– reí y revisé el horno para ver cómo iba la cena –Cocinas exquisito, mi amiga es una afortunada– sonreí.
–Ambas lo somos– cerré el horno y le di un poco más de tiempo.
–Gracias por aparecer en su vida, te necesitaba– la miré –No sé qué sería de ella ahora sin ti y sin esta familia– me apoyé a su lado y tomé un paño limpio para tapar la comida ya preparada.
–Yo también estaba pasando por un momento algo difícil, no se compara con lo que sufrió ella, pero también necesitaba a alguien– suspiré –La amo tanto a ella y a esta familia...tendría diez hijos más– nos reímos –Antes me preocupaba mucho que en algún momento ella me dejara por la edad...Son casi ocho años de diferencia, nuestras vidas eran muy distintas y yo solo quería tenerla a mi lado lo máximo posible hasta que se aburriera de mí y buscara a alguien más joven– tomó mi mano para acariciarla.
–¿Ya no piensas eso?– negué mientras sonreía.
–Cada día me demuestra que está tan loca por mí como yo por ella– acomodé mi cabello –Y mira esta familia, tres mascotas y tres hijos, debería pasar algo terrible para que ella decida irse y no creo que sea posible en este punto– asintió.
–Eres todo para _____, la felicidad que desprende cuando está cerca de ti es asombrosa, extrañaba tanto verla así– me extendió sus brazos y me acerqué, nos mantuvimos cerca algunos segundos y nos separamos sonriendo –Pobre de ti si le haces algo– reí.
–Lo único que quiero hacerle es causarle muchos orgasmos, no te preocupes– soltó una carcajada asintiendo.
–Ponle un bozal para que no haga tanto ruido–.
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Narras tú
Terminé de vestirme y me sorprendió el silencio cuando salí, fui a la habitación de los niños y los tres estaban durmiendo plácidamente. Golpeé despacio la puerta de Lyra y me abrió sonriente.
–¿Sí, mami?– se quitó los audífonos y miré la pantalla de su computador.
–Oh, ¿Es Tae?– susurré y asintió –Te dejo entonces, dale saludos de mi parte– le besé la mejilla y sonrió, cerré la puerta y luego fui a la cocina, Katie tenía los audífonos puestos mientras hacía una mezcla.
La admiré por algunos minutos y me acerqué a ella con cuidado, sonrió al verme y se quitó los audífonos enseguida.
–¿Qué haces?– pregunté al no reconocer la mezcla.
–Un pastel de navidad, mi madre me enseñó su receta y quiero que lo pruebes– sonreí.
–¿Te ayudo en algo, mi amor?– asintió y me dio varias instrucciones, hice todo lo que me pidió y al terminar fuimos al sofá. Melissa y Chris salieron de la habitación y le extendí los brazos a mi amiga cuando noté que había estado llorando.
–Extraño a mis padres y hermanos– se sentó entre Katie y yo.
–Yo también– dijo Chris y se sentó a mi lado, así que lo abracé también.
–Yo le pedí a mi madre la receta de su pastel de navidad para sentirme más cerca de ella– suspiré.
–Algo bueno tenía que haber de que mi familia biológica sea una mierda– se rieron y se escucharon algunos golpes en la puerta –¿Pidieron algo?– negaron.
–¡Lyra!– la ya no tan pequeña vino corriendo ante el grito de Katie y se veía algo molesta –¿Puedes abrir la puerta?– asintió caminando hacia esta y al abrirla vimos a Tae..
–Estás perdonada por dejarme hablando sola– se rieron y la hija de mi amiga entró para darle un fuerte abrazo, luego entró Chyler y Melissa corrió hacia ella ya que llevaban mucho sin verse. Miré a mi esposa y solté a Chris para abrazarla.
–Te amo– sonrió besándome.
–Te amo– respondió y entraron los demás, me levanté para saludarlos y le di un fuerte abrazo.
–Hicimos la cuarentena como se debe– dijo Nathan –Y nos hicimos un test para asegurarnos de estar sin el virus– fruncí mi ceño.
–¿Duele mucho que te metan eso por la nariz?– pregunté y mi amiga sonrió.
–Te han metido cosas más grandes por el...– le tapé la boca y todos se rieron.
–Chyler, tan educada como siempre– reímos y le besé la mejilla.
Nathan y Chris ayudaron a Katie a poner la mesa mientras con Chyler y Melissa fuimos a ver a los pequeños.
–!Lyra! Abre tu puerta– pasaron unos cinco segundos y la abrió –Te tengo en la mira– dijo Chyler y reí.
Luego de un rato nos sentamos a comer y sonreí al ver a todos juntos de nuevo. Compartimos un buen rato mientras cada dos minutos le decía a mi esposa que la comida le quedó exquisita.
Al paso de unas horas, ya luego de medianoche, fuimos a la sala y mientras tomábamos chocolate caliente fuimos abriendo los regalos.
Nuestros hijos ya estaban durmiendo, así que pudimos estar más tranquilas compartiendo con todos.
–Te amo– susurré en el oído de mi esposa.
–Te amo– me besó.
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Ya habían pasado unas cuantas semanas y los bebés tenían ocho meses. Miré con los ojos entrecerrados a los pequeños y se rieron.
–Me van a volver loca– recogí los juguetes y volvieron a lanzarlos al suelo, soltando alegres carcajadas por su acción –¿Les parece gracioso?– se rieron más y sonreí tomando las cosas del piso. En ese momento entró mi esposa y se rió cuando me tiraron los juguetes a la cara, me acerqué a ellos para hacerles cosquillas y Katie se unió a mí.
Luego los vestimos y los llevamos a comer, Lyra estaba en clases así que le llevé la comida a su habitación.
–¡Mmmm! Está delicioso– le di una cucharada de la papilla a Conan mientras Katie alimentaba a Harry.
La rutina de alimentación era la siguiente: para el desayuno les dábamos leche, almorzaban algo preparado, también cenaban algo preparado y finalmente volvíamos a amamantarlos.
–¡Ma!– miré a Harry y tomé mi celular para grabarlo –¡Ma!– Katie sonrió mientras el pequeño la miraba –¡Ma...má!– le tomó las mejillas para besarlo y se rió –¡Mammmá!– dijo marcando mucho la "m" y reímos mientras lo motivamos a seguir diciendo su primera palabra.
Luego con Conan pasó lo mismo, pero me lo dijo a mí. Katie de inmediato le mandó los videos a su madre y la besé.
–Estos niños son perfectos– Harry me tiró un poco de su comida en la cara y reímos.
Fui a limpiarme y al volver Katie tenía el cabello embarrado de la comida que ambos bebés esparcían con sus manos.
Reí tomando algunas fotos y fui con los bebés para que se bañara.
Cuando logré que se durmieran los dejé en sus cunas y fui a mi habitación. Mordí mi labio admirando la vista que mi esposa me dio y recorrí todo su cuerpo con mi mirada.
–Tu trasero es perfecto– se giró –Y tus pechos...y tu cuello y tu abdomen y toda tú– se rió y cuando iba a poner seguro a la puerta escuché el llanto de Conan, maldije despacio y salí de la habitación para ir a ver a mi hijo.
Katie llegó conmigo unos minutos después, ya vestida, y se rió al ver mi puchero.
–En la noche, cariño– me dijo sonriendo y la imité –Será mejor que te prepares profundamente– susurró en mi oído y la miré confundida.
–¿Profundamente?– dejamos a nuestros hijos en la alfombra y asintió.
–Planeo ponerte una mordaza y luego visitar tus tres agujeros– susurró, besó mi mejilla y se rió de mi gesto.
–¿Entonces quieres que me...– reí –Entendido, en la noche mientras los haces dormir me doy una ducha– Lyra justo entró en la habitación así que cambiamos el tema.
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–No te vistas– miré hacia la puerta y entró mi esposa cerrando con llave –Le recomendé sutilmente a Lyra que se pusiera audífonos– reí dejando mi camiseta en la cama, tomé la toalla para secar mis piernas y ella abrió nuestro cajón, tomó un arnés y lo llevó al baño.
Cuando volvió tenía una camisa con solo la mitad de abajo abrochada, recorrió mi cuerpo con su mirada y con un dedo me indicó que me arrodillara. Lo hice y se paró frente a mí.
Me miró sin hacer nada, así que llevé mis manos a su pantalón y lo desabroché para sacar el juguete.
–Ya sabes qué hacer– dijo acercándolo a mi boca –Mientras mejor lo hagas, más considerada seré cuando comience a partirte en dos– reí metiéndolo en mi boca y movió sus caderas para que llegue más profundo. Mis ojos se cristalizaron por el esfuerzo y retrocedí, tosí levemente pero volví a intentarlo y esta vez mi frente llegó hasta su pelvis –Buena chica– dijo acariciando mi mejilla y retrocedí para poder respirar.
–¿Buena chica o...buena perra?– sonrió.
–Corrijo, eres una buena perra– metió dos de sus dedos en mi boca y los chupé, luego me afirmó del cuello y me hizo levantar, amarró la mordaza para que no pudiera gemir y pasó sus manos por mi trasero.
Uno de los dedos que me hizo chupar comenzó a presionar mi entrada trasera y me sonrió, tomándome del cuello un poco más fuerte.
–A la cama, en cuatro– susurró y obedecí de inmediato –Espera, ven aquí– puso una venda en mis ojos y volví a acomodarme.
Sentí el frío lubricante que puso en mi entrada y comenzó a masajearme con sus dedos para dilatarme. Luego de un rato ya los metía y sacaba con facilidad, escuché que susurró algo y entró por completo en mí, ya que sentí su cuerpo chocando contra mí pero sin producir un sonido fuerte.
Apreté las sábanas fuertemente mientras me acostumbraba, ella acarició mi espalda y mi trasero para luego comenzar lentas pero profundas penetraciones.
Metió un vibrador por delante y mordí la mordaza por el placer que sentía. Muchos quejidos se me escapaban y separó mis piernas haciéndome quedar recostada sobre la cama. Se posicionó sobre mí y entró presionando mi cuerpo contra la cama, sentí su aliento en mi oreja y la mordió.
–Tengo tantas ganas de descontrolarme y hacerte gritar mi nombre– pasó su lengua por el contorno –Pero lento es una tortura para ti– salió y entró lentamente –Así que disfrutaré de hacerte mía muy muy despacio, a menos que pierda el control– se acomodó y siguió moviéndose.
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La cama estaba sonando por lo fuerte y rápido que me estaba embistiendo, se salió quitándome la venda y tomó una almohada junto al cubrecama, los dejó en el piso y se sentó sobre este.
Me levanté de la cama y fui con ella, me senté sobre sus caderas y tomé el dildo para introducirlo. Me abracé de su cuello y comencé a moverme de adelante hacia atrás para satisfacerme.
–¿Quieres otro orgasmo?– asentí y me tomó del trasero, se recostó y acomodó sus piernas para que me afirmara de estas cuando comenzó a penetrarme con fuerza.
El sonido de nuestros cuerpos se estaba haciendo presente, así que me levantó con sus manos para no llegar a chocar con mi trasero.
Mis piernas ya estaban fallando por la fatiga y los orgasmos, cuando este último azotó mi cuerpo perdí el equilibrio y metí todo el juguete cuando caí.
Me quité la mordaza para respirar porque ya me costaba. Mi pecho subía y bajaba con irregularidad y Katie acarició mis piernas, le sonreí y me acomodé para quedar recostada en su pecho.
–Tenemos que ir a la cama, levántate– escondí mi rostro en su cuello mientras negaba y escuché su risa.
–Estoy...estoy muy cansada...– dije terminando de acomodarme –Solo...cinco minutos– me quedé profundamente dormida sobre ella.
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¿Quieren un salto en el tiempo para que los bebés ya sean más grandes y pasar a otra etapa de la historia? ¿O les gusta leer estos detalles de mientras van creciendo?🤔
Puedo añadir muchos detalles y situaciones con los pequeños, Lyra, Katie y rayis, pero tampoco quiero aburrirlas con tanto texto jajsjaja
¡Gracias por leerme y apoyar el libro!💕