𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀...

By sttommo

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❝Taehyung hice algo muy malo.❞ ❝No me gusta tu tono de voz, Alfa.❞ ❝Perdóname, Taehyung.❞ kookv story... More

𝕬𝖉𝖛𝖊𝖗𝖙𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆𝖘
𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 𝕴 𝕰𝖑 𝖑𝖔𝖇𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖍𝖆 𝖉𝖔𝖗𝖒𝖎𝖉𝖔 𝖒𝖎𝖑 𝖆ñ𝖔𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖚𝖓𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖔𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖊𝖎𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖔𝖈𝖍𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖟
𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 𝕴𝕴 𝕰𝖑 𝖑𝖔𝖇𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖍𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖊𝖗𝖙𝖆𝖉𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖔𝖓𝖈𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖔𝖈𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖈𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖆𝖙𝖔𝖗𝖈𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖖𝖚𝖎𝖓𝖈𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖘𝖊𝖎𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖊
𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 𝕴𝕴𝕴 𝕰𝖑 𝖑𝖔𝖇𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖍𝖆 𝖗𝖊𝖈𝖔𝖗𝖉𝖆𝖉𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖚𝖓𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖉𝖔𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖙𝖗𝖊𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖈𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖘𝖊𝖎𝖘
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖕𝖙. 𝕴
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖕𝖙. 𝕴𝕴
𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑: 𝕰𝖑 𝖑𝖔𝖇𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖍𝖆 𝖑𝖆𝖘𝖙𝖎𝖒𝖆𝖉𝖔
𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖚𝖓𝖔

𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔

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𝔄ñ𝔬𝔰 𝔞𝔱𝔯𝔞𝔰. 𝔄𝔱𝔯𝔦𝔞

Años atrás. Atria


Las grandes carpas de colores se alzaban conforme los verdes campos se extendían por las tierras del reino. Un evento de gran magnitud se celebraría próximamente, el Solsticio de Verano estaba a pocos días de comenzar.

Distintas casas del reino de Atria como de otros reino tales como Stoonia, Varexia, Vennia, entre otros, todos para el torneo de justas.

Fuertes caballeros de espaldas anchas y piernas gruesas pulían sus yelmos mientras portaban armaduras de bronce, plata u oro con el emblema de sus casas grabadas en el pecho. Bufones hacían actuaciones en las calles para hacer reír al grupo de personas que se juntaban a su alrededor. Las princesas y príncipes portaban finos ropajes ligeros y zapatillas con incrustaciones de piedras preciosas, con los mechones de cabello cayendo debajo de sus coronas; en la espera de sus alfas, fuertes y grandes, en armaduras de oro y yelmos preciosos, pulidos y también con incrustaciones.

La noche estaba terminando y con eso, todos estaban ya desde muy temprano en las calles, todos de camino a la tela, el paraje formado por extramuros a las afueras de la ciudad, destinado para estos combates.

Una rosa roja con una daga atravesándola por una enredadera adornaba el emblema de la casa Park, en una armadura plateada y brillante. El alfa se miraba a través de un espejo, mientras los mozos terminaban de vestirlo y arreglarlo, a punto de colocar el yelmo por encima de su cabeza, pero con su mano ordenó detenerlos.

— Alto — pidió.

— Pero, mi señor... — habló bajito.

— ¿Qué pasa aquí? — dijo el alfa entrando en la tienda — ¿Por qué no te han terminado de vestir?

Los omegas y betas presentes de alejaron del joven alfa y lentamente salieron de la tienda. El alfa mayor caminó con pasos pesados hacia él, le dio una mirada dura y lo sometió tomándolo por la nuca y haciendo que se agache.

— De rodillas — ordenó.

El alfa tembló un poco y obedeció.

— Padre — dijo con si voz temblorosa — Por favor.

— Tú no me das ordenes a mí — dijo con fiereza — Vas a ponerte ese yelmo, vas a salir a participar a las justas. Y, por una vez en tu vida, vas a traer honor a esta casa, así sea lo último que hagas.

El joven no respondió.

— Incluso, si mueres atravesado por un arma, será mejor que lo que haces en casa...

No dijo más y salió de prisa de la tienda.

El joven alfa se puso de pie, acomodando mejor su cabello azul y se miró de nuevo al espejo.

Park Jimin debía ser ante los ojos de su padre, un fuerte y valeroso guerrero. No un simple e inútil bailarín que no puede servir de nada en su reino.

Soltó un suspiro pesado y tomó el yelmo entre sus manos para colocarlo en su cabeza y después salir de la tienda, haciendo sonar la pesada armadura. Su escudero le siguió por detrás, jalando por el arnés el caballo blanco del alfa.

Al estar la tela, miraban desde la entrada de los contrincantes, esperando su turno, observando como los otros alfas luchaban en las justas, que a diferencia de los torneos, estos se hacían con armas de verdad, llevándose algunas heridas o golpes severos.

Jimin fue testigo de cómo la punta de la lanza de hierro atravesó a otro chico justo por el cuello, donde la ligera maya de cobre no cubrió lo suficiente y ahora, moría desangrado, escupiendo la sangre por su boca con sus ojos bien abiertos, retorciéndose hasta que murió.

Los encargados rápidamente se hicieron cargo del cuerpo y lo quitaron del lugar. Jimin tuvo que huir de ahí, yéndose lejos para poder vomitar y descargar todo lo que había desayunado esa mañana a causa del asco que le provocó ver la sangre, la muerte de alguien.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó acercándose a él.

— N-no — respondió mientras intentaba recuperar el aliento.

— Vi lo de hace rato — dijo con pesar.

El alfa se quitó el yelmo ahora sucio por su vomito y lo arrojó al suelo, para sentarse en un tronco tirado y sujetar su cabeza entre sus manos.
Por su parte, el omega se sentó a su lado y empezó a acariciar su espalda suave y despacio para poder darle algo de confort.

— Si no quieres hacerlo, está bien — trató de sonreírle — No tienes la obligación.

— Para mi padre si, Taehyung.

El omega lamió sus labios y luego agachó la mirada.

— Un niño no debería participar en justas — dijo el menor.

— Tae, tengo quince años, estoy más que grande para hacer eso. Cachorros desde los diez años participan en esta clase de torneos.

— Pero, a ti no te gusta — dijo más severo — Deberías estar bailando en un escenario. Bailando conmigo.

— Es lo que más me gustaría — respondió en un murmullo — Pero, no hoy.

— ¿Te estás escuchando? — preguntó exaltado, poniéndose de pie de un brinco — ¿Viste lo que le hicieron a ese pobre chico, lo mataron. ¡Lo mataron!

— No digas eso de nuevo, por favor — se levantó para tomar el yelmo que dejó en el suelo, pero Taehyung se adelantó y lo tomó primero — ¿Qué estás haciendo?

— Si participarás... — decía dudoso — No puedes estar ahí oliendo a vomito.

Dio pasitos pequeños y rapiditos hacia un pequeño lago que se encontraba a unos cuantos metros de distancia, agachándose en la orilla para con sus manos arrojar agua en el yelmo y limpiarlo. Jimin le miró con atención, sintiéndose constipado y nervioso; pronto sería su turno de pasar si su padre no lo lleva a rastras en contra de su voluntad para ponerle un fuerte contrincante a quien vencer.

Cuando el omega terminó, se puso de pie y caminó de regreso con el alfa quien le dio una pequeña sonrisa y Taehyung se la devolvió.

— Toma — le extendió el yelmo hacia él, y Jimin lo tomó, pero el omega no lo soltó.

— ¿Qué pasa? — preguntó extrañado — ¿Te sientes bien?

— Jimin-ah — habló con voz decidida — No dejaré que te toque un contrincante malo.

— ¿Qué?



Cuando el turno de Jimin llegó para pasar al torneo, se montó en su caballo, con su yelmo oliendo un poco a vomito. Su escudero le entregó su escudo y se dirigió hacia la entrada de la pista.

Esperó unos cuantos minutos, hasta que el otro caballero apareció del otro lado. Jimin miraba por las rejillas de su yelmo, escuchando las ovaciones y gritos de la multitud, aclamando por un buen espectáculo.

Encaminó su caballo hacia el punto de salida y el otro caballero hizo lo mismo.

Los distintos jefes de las casas se encontraban entre el público, incluyendo el padre de Jimin que los miraban. El alfa miró a su padre por unos segundos y luego volvió su vista hacia la pista cuando la señal de iniciación sonó.

Arreó al caballo y le pateó en un costado para que empezara a correr y el otro caballero hizo lo mismo. su corazón latía fuertemente mientras la lanza que sostenía brillaba con el sol, distrayéndolo y yendo en dirección contrario a con el caballero que se tuvo que detener porque el alfa casi choca contra la multitud, y tuvo que detener al caballo.

La multitud empezó a abuchear y gritar, pero Jimin se reincorporó de inmediato regresando a su puesto inicial, notando que el otro caballero había hecho lo mismo. Esta vez, no esperaron por una señal de parte del presentador e iniciaron por su cuenta.

El alfa sentía que su corazón se le iba a salir del cuerpo de tanto que estaba latiendo tan rápido. Su respiración era agitada y lo único en lo que corría por su cabeza era que, no quería morir ese día ni tampoco matar o herir a alguien con su pesada arma.

El golpe próximo fue rápido y certero. El alfa le golpeó en su costilla izquierda, haciéndole caer del caballo y todos comenzaron a aplaudir y glorificar por el hijo de los Park.
Jimin se quitó su yelmo, con sus cabellos pegándose en su frente por el sudor y recibiendo glorificaciones de partes de omegas varones y mujeres, tratando de llamar su atención, pero el alfa solo le devolvía sonrisas coquetas y saludos con la mano extendida.

Miró por ultima vez al caballero tumbado, tratando de incorporarse, queriendo ayudarle, pero su escudero y demás personas se juntaron con él para celebrar la primera justa ganada de parte de él.
Eso, le dio más confianza al alfa y continuó avanzando conforme los contrincantes iban desertando en el proceso, llegando al combate final de cuerpo a cuerpo contra otro soldado de armadura completamente negra y sin ningún emblema grabado en ella.

— ¡Ahora tenemos en la recta final a, Park Jimin de la casa Park! — gritó fuerte — Y... Al lobo negro de ninguna casa, ¿Es correcto? — preguntó extrañado a su ayudante para confirmar la información.

El ayudante asintió, dejando que el misterioso concursante participara, ya que, también había sido uno de los mejores que tuvo un buen desempeño durante todo el torneo.

Su participación fue rápida, puesto que, los caballos cabalgaron rápido, sacudiendo sus cuerpos y apuntando sus lanzas en contra del otro. El lobo negro fue más certero que Jimin, golpeándolo en el abdomen tumbándolo al suelo. Los presentes clamaron por el caballero que les dio un buen entretenimiento durante todo este tiempo.

Jimin se reincorporó solo, esperando encontrarse con algún alfa debajo de esa armadura oscura recibiendo toda esa ovación, pero ya no miró a nadie.

Salió de pie, con ayuda de su escudero de camino a su tienda cuando se encontró con su padre. El alfa se quedó demasiado quieto, esperando a que no le gritara o golpeara como a veces solía hacer. Pero, en cambio, recibió algo que no esperaba.

— Lo hiciste bien, muchacho — dijo con cierto orgullo en su voz — Sinceramente, no esperaba verte llegar hasta el final.

Jimin no respondió, solo se limitó a asentir.

— Ya puedes ir a celebrar tu segundo lugar. Algo es algo — palmeó fuerte su brazo y le regaló una sonrisa.

El alfa menor siguió caminando hacia su tienda, para que su escudero y otro mozo le ayudaran a quitarse su abollada armadura y ponerse ropa cómoda. Se encontró solamente con moretones en su abdomen y algunas heridas abiertas.

Se puso ropa cómoda, y descansó un poco sentado en una silla. El rojo atardecer cayó sobre el cielo y el festival, las fiestas seguirían en la playa una vez terminando con los torneos y demás eventos programados en el campo.

Cuando la noche cayó, el alfa se puso de pie y salió de su tienda, de camino hacia una pequeña plaza donde el grupo de bailarines daría su presentación. Esperando ver a Taehyung bailar junto con los demás delante de toda las personas que se juntaron para verlos.

El alfa estuvo pendiente de todas las personas que bailaron frente a él, pero en ningún momento vio a Taehyung.

Algo extrañado y un poco triste, regresó, siendo empujado por otras personas que caminaban a su lado, muy absortos en sus pensamientos y propia diversión.
Con sus músculos cansados y tensos, deseoso de tocar una suave cama o algún nido donde dormir.

No sabe cómo, pero sus pies y su instinto lo guiaron perdiéndose entre tiendas de demás personas, hasta llegar a una pequeña tienda con una ligera luz alumbrando dentro.
El alfa sin pedir permiso o verificar de quien era, se adentró, y se quedó sorprendido.

— Taehyung.

El omega se volteó y luego regresó a su posición asustado.

— Dioses, Jimin-ssi, podrías tocar o avisar que llegaste.

— Y-yo... yo...

— Fuera — gritó y el alfa obedeció.

Esperó unos cuantos minutos, hasta que, el omega le habló de nuevo y Jimin entró. Esta vez, encontró al menor completamente vestido.

— Vi... algo — dijo el alfa.

— Si, viste un pene, ¿No habías visto uno antes? — preguntó enojado e irónico.

— No, eso no — respondió el alfa tratando de sonrojarse — Yo... yo... — después de respirar varias veces, se tranquilizó — Te vi una herida.

— Como ya sabrás, bailar también es un deporte y te puedes lastimar — dijo el omega — Cuando ensayas, uno...

Continuó hablando y hablando, sin darse cuenta que, el alfa ya lo tenía a su alcance y este se tomó el atrevimiento de alzar su camisa y mirar la herida que tenía justo del lado de sus costillas del lado izquierdo.

— ¿Quién te hizo eso? — preguntó frunciendo las cejas.

— Y-yo fui — respondió nervioso.

— ¿Con que te lastimaste?

— E-eh...

— ¿Fue con una lanza? ¿Mmh? ¿Fui yo? — lo sacudió un poco y luego se detuvo al notar como este temblaba.

El alfa empezó a acariciarle tiernamente y luego se agachó para tomarle por ambas manos para besar cada una. Al alzar su cabeza, se encontró con los ojitos cristalinos del menor.

— ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Te lastimé? ¿Te duele? — preguntó el alfa.

El omega movió su cabeza varias veces, negando y asintiendo a la vez, para luego recibir un abrazo por parte del mayor.

— Debí saber que harías eso — masculló — ¿Por qué lo hiciste?

No recibió respuesta.

— ¿Por qué competiste contra mí en las justas? ¿Qué tal si te lastimaba? — palmeó su espalda — O peor. Yo pude...

— No, no lo digas — dijo el omega alzando su rostro, para mirarle a los ojos — Eso no pasó, yo estoy bien, ¿Ves? Mírame, mírame — tomó su rostro — No estoy muerto.

— Pero estás lastimado. Yo te lastimé. Yo...

Taehyung lo cayó uniendo sus labios con los del alfa dando un corto y pequeñito beso. Jimin se calló de inmediato y parpadeó perplejo varias veces, hasta que sus ojos se encontraron con los del omega de nuevo.

— Lo hice porque te encontrabas nervioso. No... no quería que perdieras y recibieras una reprimenda más fuerte de tu padre.

— P-pero tú... pero tú... tu presentación, tu baile, era importante.

— Era importante para mí si papá y mamá me veían — dijo con su voz algo quebrada — Pero, hace un año murió mamá y...

Jimin le robó otro besito pequeñito y lo calló.

— Prometo hacer que bailes en un solsticio.

— Oh, eso ya no es importante. Yo...

— Bailaremos juntos, Taehyung. Te lo prometo.

Y, Jimin le regaló una sonrisa, acompañada de que Taehyung le abrazara de nuevo.

— ¿Estás cansado? — preguntó el omega y el alfa asintió — Ven, duerme conmigo.

— Claro. Pero, antes te ayudaré a curar tu herida.

Y esa noche, debajo de la luz de la vela encendida antes de consumirse por completo. El alfa limpió e incluso, se tomó el atrevimiento de lamer su herida y Taehyung se dejó cuidar por esos momentos, antes de dormir juntos en ese pequeño nido provisional.



Fuera de esas tiendas, muy alejados de toda esa fiesta y tiendas, descansaba el lobo negro después de quitar la armadura que le quitó a alguien que había asesinado esa mañana y comía como un salvaje un ave que cazó y medio asó al fuego de la fogata.

— ¿Ves todo esto, lobo? — preguntó el mayor — Personas perdiendo el tiempo en tradiciones mundanas, asqueroso. Así jamás llegarán al punto máximo de ser un lobo.

Los ojos rojos miraron las luces brillantes de las fogatas a lo lejos.

— No hay nada bueno aquí, mi señor — respondió — Es... asqueroso, la ciudad lo es. Lo único bueno fue, la sangre que bañó mis manos al matarlos.

El alfa soltó una risa y el lobo negro medio sonrió.

— Eres un asesino — palmeó su espalda — Estas personas no se dieron cuenta de que, pelearon con un lobo de Alpharia. Mi lobo negro, Jeon Jungkook.

Lee Dong Wook II miró a Jungkook y luego su vista volvió al lugar del festival.

— Los hombres se han estado moviendo — continuó el rey — Tan absortos en sus tontas fiestas que, no saben que ya estamos aquí.

— No, no lo saben — terminó de comer y arrojó los huesos y restos a lo lejos — Estúpidos.

— La verdadera guerra, no está aquí, Jeon — aclaró — No aún. Podrán celebrar lo que quieran; pero, no habrá después celebración más importante que, el día de la purificación.

Y, el lobo negro, creía fielmente a las palabras dichas por un rey cruel. Ignorando los pensamientos mundanos que aun lo atan a su humanidad, cuestionándose si todo aquello está bien o no.

Pero, ¿Qué puede hacer? Si falla, el rey lo matará; y si no, posiblemente aun así lo haga después de obtener todo lo que quiere.


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Actualmente


El sol brillante iluminaba las cálidas tierras de Atria, los pájaros cantaban y la gente trabajaba arduamente para recibir el nuevo solsticio con manos abiertas.

Esa había sido la primera y última vez que el alfa Park Jimin había participado en un torneo de justas. Para su cumpleaños dieciséis, el hijo mayor de los Park por fin tomó sus propias decisiones y se relevó contra su padre, diciendo que, él no quería heredar su casa ni ser partícipe de las próximas guerras, porque no tendría sentirlo enviarlo a luchar si él no era un alfa puro.

Ese día, había sido una pelea demasiado fuerte con él, lleno de gritos, golpes y una que otra cosa rota. Ese día, el hijo mayor de los Park fue desheredado, como una total deshonra para su casa.

El padre no lo admitiría en voz alta, para no perder el respeto y honor que su casa representaba, pero, los rumores corrían rápido. Como el hijo mayor había dejado los arduos entrenamientos y ahora, se la pasaba bailando en las calles de Atria junto con otros, junto con ese omega de cabellos rizados.

Y, cuando ese leve enamoramiento que empezó después de ser ayudado el día del torneo, haber besado cortamente esos labios, haber dormido en ese nido. Él... simplemente cayó por ese omega.

Claro que, no pudo ser correspondido de la misma manera, como él esperaba. Lentamente, ante sus ojos, no pudo evitar ver como ese omega de rizos oscuros se apartaba cada vez de su lado, cada vez... era menos importante, o eso pensaba.

Así que, Jimin también se alejó de su lado para estar en brazos de otros omegas los cuales no recuerda ni su nombre ni sus rostros.

Basando ahora su única felicidad en, el baile y, coger con quien quisiese. Incluso cuando, volvió a ser más cercano de nuevo con Taehyung después de que quedara ciego tras su accidente. Incluso cuando... por fin pudo tener al omega por el que tanto soñó todas esas noches entre sus piernas, gimiendo para él.

— ¿Está todo bien, mi señor? — preguntó un mozo.

— S-sí. Claro — dijo despertando de su trance.

Los ayudantes siguieron maquillándolo y acomodando mejor su traje de finas telas, brillante con piedras preciosas, haciendo resaltar su piel blanquecina y ojos verdes.

— El baile final será al anochecer, mi señor — aseguró — Los reyes estarán felices de ver tan magnifica presentación.

— Muchas gracias — hizo una reverencia.

Ese día, sería uno demasiado largo, lleno de presentaciones, actuaciones, torneos y festines. Gozando de un excelente clima junto con buena cosecha y caza.

Jimin estaba demasiado orgulloso de donde había llegado él solo, con su propio esfuerzo y dedicación en algo que realmente amaba y le apasionaba como nada, podría morir incluso mientras estuviera bailando.

— ¿Estás ocupado? — preguntó asomando su cabeza desde la puerta.

El alfa volteó y le sonrió, dando una seña a los presentes para que se retiraran. Una vez hecho, hizo otra para indicarle que podía entrar.

El rubio lo hizo y rápido se arrojó a sus brazos, empezando a producir feromonas dulces mientras sus ojos estaban atentos a cualquier movimiento del alfa, sintiendo como las manos de este se colaban por debajo de su camisa y su mirada estaba clavada en él, como la de un cazador.

— ¿No te quitaré mucho tiempo? — preguntó con una enorme sonrisa en sus labios y estos fueron besados por el alfa.

Bajando sus besos hasta su cuello, robándole un suspiro profundo y ronroneos llenos de deseo.

— Arruinarás lo... lo bonito que has quedado — dijo soltando un jadeo.

— Pueden hacerlo de nuevo — respondió con voz ronca y ojos brillantes — Pero en este momento, estás con el mejor bailarín de este reino, conmigo.

Y ambos se arrojaron a la cama para poder proseguir con sus deseos, entre sabanas desechas y cuerpos sudorosos.


—̷


El alfa nunca creyó que, ver correr estas dulces aguas con suma tranquilidad le traerían ganas de vomitar y gritar al mismo tiempo. Verlas tan calmadas y quietas le hacían ver como si todo estuviera mal.

La pesada cadena que en su cuello cargaba parecía quemarle la piel por lo que su propio cuerpo emanaba el calor como si estuviera en el infierno mismo.

Debo estarlo, pensó el alfa.

— Vas muy lento — se quejó y jaló la cadena hacia delante, haciéndolo trastabillar durante un momento — ¿Qué? ¿Acaso no tienes ganas de ver a ese cieguito que dices llamar tu omega? — se burló.

Jungkook bufó de ira y en sus ojos no había otra cosa que odio puro.

Sus cabellos húmedos se pegaban a su frente por el sudor que producía y el húmedo clima que se encontraba. El bosque albergaba cientos de criaturas y plantas, sintiéndose asechados por momentos.

Las bestias que se dicen llamar lobos demonio caminaban a sus costados y atrás de ellos, eran alrededor de unos seis lobos, sin olor ni piel, solo huesos y carne en estado de descomposición. Jungkook estaba estudiando muy bien a sus enemigos y formar así una ruta de escape.

No sabe quien es este alfa, le desconoce y puede que le mienta. O, puede que no, porque, Taehyung no estaba ahí cuando él despertó. No estaba después de haberlo marcado.

La boca le supo a hierro después de morder su labio con fuerza para evitar hablar y gritar a los cuatro vientos lo tanto que maldecía a este alfa y sus demonios que trae consigo.

— Debes dejar de mirar a todos lados, lobo — se burló — Ya te lo dije. Ese inútil no está aquí, solo estorbaría.

Jungkook no aguantó más y caminó a paso rápido hacia él para arrojársele, pero fue tirado de la cadena, haciéndole perder el equilibrio y caer de lado sobre el suelo. Hyunjin se acercó a él y empezó a patear su abdomen y pecho fuertemente, no ganándose más que miradas asesinas y gruñidos de enojo de parte del alfa pelinegro.

— Levántate y deja de hacerme enojar — declaró — O estas criaturas que ves aquí, se comerán a ese omega.

Jungkook se puso de pie y siguió caminando.

— ¿Y por qué no en forma de lobo? — preguntó el alfa — Así, vamos demasiado lento. El viaje se hará eterno, nos llevará semanas llegar a este paso.

— Tenemos tiempo, si — dijo paseando su vista por el bosque — No hay prisa, a menos que padre lo ordene. Además que, tu lobo es un salvaje, nadie confía en él.

— Porque sabes que podría matarte — dijo con sus ojos completamente rojos — El lobo negro acumuló demasiadas muertes dentro y fuera de Alpharia; y tú no eres un rival para mí.

Hyunjin se detuvo y se giró para verlo. Soltó la cadena de golpe, dejándola caer al suelo y caminó hacia el alfa para encararlo cara a cara, con ojos inexpresivos, pero una sonrisa tétrica y burlona.

— Tú eres el que podría acabar muerto aquí — asintió una vez — Pero, el único que puede matarte es padre, así ha sido su mandato.

— Él no es tu padre ni padre de nada — bufó — Es un loco.

— Es tu rey — dijo recalcando — Es tu dueño. Los dueños se deben hacer cargo cuando sus mascotas se corrompen.

Volvió a tomar la cadena y lo jaló.

— Y, si no llegamos hasta allá, después de todo este tiempo buscándote y deshaciendo el hechizo, todo sería en vano.

— ¿Hechizo? — preguntó Jungkook confundido — ¿Qué hechizo?

— ¿Cómo que qué hechizo? — entrecerró sus ojos — Oh, ya entiendo. Ese inútil del brujo siempre tan filosófico y sin tener los pantalones de decir las cosas como son, te ha tenido comiendo de la palma de su mano.

¿Él?

— Él, él, él — se burló — Blaise no es tan poderoso, como crees. No puede proteger las cosas rotas que intentó curar. Patético, es lo que es. Su encantamiento perdió fuerza y fue fácil penetrar su barrera.

— ¿De qué me estás hablando?

— Fue fácil encontrarte, lobo — atajó — Creyendo que serias más habilidoso cubriendo tu rastro cuando salías de esa cabaña que hechizó el brujo, pero no es así. Fallaste.

Jungkook se quedó pensando.

¿Una barrera? Pero, ¿Cómo?

Y cayó en cuenta que, Él había hecho una barrera para la base de los lobos libres que se asentaba a las afueras del reino de Atria para que los soldados no encontraran a los desertores.
La misma barrera que, fue penetrada por los lobos demonios y atacaron a algunos de sus compañeros en varias ocasiones. Se deshizo una vez su manada se había ido a nuevas tierras.

Jungkook no sabía que, la cabaña que él construyó tenía una barrera mágica. Menos que, Él fue el encargado de eso.

— La barrera de su tonta base, cayó años después de que Blaise la construyera — siguió Hyunjin hablando — La tonta cabaña tardó solo meses en caer y entrar.

¿Meses?

Jungkook la reparó, pero jamás notó nada mágico ni misterioso. Tampoco notó nada cuando Taehyung estaba con él y trataba de recuperar la única buena vida que ha conocido, y era gracias al omega.

El alfa volvió a mirar a su alrededor, los arboles gigantes tenían frondosas copas llenas de hojas de un verde profundo, el rocío bañaba el césped, flores por doquier y el clima era demasiado húmedo a su consideración.

Respiró profundo, cerrando por unos momentos sus ojos, pero abriéndolos en el instante en que su mente reaccionó. Sus manos atadas temblaron un poco, y luego alzó su vista para encarar al alfa frente a él.

Meses, meses, meses.

— ¿Qué día es hoy?

— ¿Qué?

— ¿Qué día es hoy? — preguntó Jungkook — ¿Cuánto tiempo...?

— Oh — le interrumpió — Discúlpeme, señor soñador. No es mi culpa que usted se haya quedado dormido todo este tiempo — dijo con voz falsa.

— ¿Perdón?

— El hechizo se rompió después de meses que mis lobos trabajaran — se encogió de hombros — Estamos en lo que... esta gente llama, ¿Solsticio de verano? Si, creo.

Jungkook abrió de más sus ojos.

¿Verano?

— ¿Cuánto tiempo dormí? — murmuró con voz temblosa — ¿Qué pasó?

Yo estaba con Taehyung en primavera, la Gran hibernación terminó, yo...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos, cuando el alfa volvió a tirar de su cadena para hacerlo caminar.

— ¿Por qué te detienes a perder el tiempo mientras platicas? Tanto que dices estar desesperado para ver a ese discapacitado. Vamos, muévete — ordenó — Ya pasaste muchos meses de ese omega, buhu buuu. Seguro, algún alfa lo fornicó ya, o... deberá estar agonizando mientras muere de hambre, porque el señor Jungkook no lo pudo proteger.

Jungkook quedó en un estado de trance. Su cuerpo se sentía demasiado rígido, pero, su mente se sentía liviana, como si no estuviera ahí realmente.


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Alpharia


La asentación de grupos de omegas que fueron capturados a lo largo de los distintos reinos se empezó a mover, una vez que el rey dio la orden y tenían que ser enviados a Alpharia.

El camino fue espantoso, haciéndoles caminar por días entero sin descanso, comida o algo de beber. Poco a poco, algunos omegas enfermaron u otros murieron en el camino; haciendo que los alfas recibieran un castigo por haber matado a omegas que pertenecían al rey.

Después de ello, usaron carretas para transportarlo y mínimo, una vez al día los pequeños podían comer algo. Había de todas edades, desde niños de diez años hasta mayores de treinta años.

Todos ellos de un aspecto notablemente deplorable y olores amargos a causa del miedo.

Taehyung no podía verlos, pero si olerlos, escucharlos. Diariamente escuchaba las plegarias de algunos y llantos de otros. Olía su miedo y su cuerpo se erizaba.
No sabe como ni porque, pero el lugar olía a verano y no primavera, como recuerda la ultima vez que estuvo con Jungkook.

Su lobo aulló de dolor al no estar con él, una vez que el alfa lo marcó. Ahora, la marca había cicatrizado, seguramente grotescamente debido a que el alfa no estuvo ahí para ayudarla a sanar o reabrirla si le placiera.

Llevaban días moviéndose, desde que él despertó. Alarmado, asustado y completamente confundido. Algunos omegas le explicaron la situación.

Así como él, todos habían sido capturado días, hasta meses atrás, llevados en jaulas en contra de su voluntad hasta el lugar donde estaban hace unos días antes de ponerse en marcha hacia Alpharia.

Sabía ahora que, estaban en el reino de los alfas por como escuchó a los guardias hablar. También supo que, en su gran mayoría, había omegas embarazados, llevando consigo cachorros que, tuvieron con sus alfas. O, en su defecto, cachorros hijos de soldados de Alpharia que los tomaron a la fuerza y ahora cargan con ello.

El estómago del omega se revolvió y solo deseó estar en un lugar seguro, lejos de aquí, lejos de todo este desastre.

Deseó estar en brazos de Jungkook, que lo arropen y lo protejan. Que, bese sus cicatrices y lama su marca. Que, le diga que todo estará bien.

— ¿Qué pasa si no tienes un cachorro en el vientre? — preguntó el omega con temor.

Temía cada respuesta que él preguntaba porque, parecía ser que cada vez, la respuesta que recibía era peor que la anterior.

— Un soldado te tomará a la fuerza y hará que tengas uno — respondió una voz femenina — Si tu olor no cambia en algunas lunas, lo volverán a hacer, y hacer, y hacer.

Un escalofrío recorrió la espalda de Taehyung y su estomago se revolvió. La carreta chocó con una piedra y los hizo saltar, así como hizo saltar la poca comida que había comido esa mañana y toda la vomitó, girándose para tirarla fuera de la carreta, ensuciando el suelo y la llanta de madera.

Taehyung empezó a temer. Ya había despertado hace unos días, ¿Cuándo empezarían a molestarle porque necesita su vientre abultado?

— Es horrible — murmuró el omega limpiando sus labios sucios con la manga de su camisa.

— Pero, no te preocupes, una vez tienes un cachorro dentro, no te lastimaran — aseguró otro omega.

— Uy, que alivio — respondió Taehyung con ironía.

— Te tratan un poco mejor y dan más comida, ya sabes, por el bebé...

— Son cachorros hijos de asesinos y violadores — dijo Taehyung con frustración e impotencia.

— Pero, los cachorros no tienen la culpa.

— No, ya sé que no. Pero, ¿Ustedes no se sienten mal? ¿No quieren volver con sus alfas?

Ambos omegas se miraron y luego al cielo y negaron con la cabeza, cayendo en cuenta de la situación del omega y tuvieron que hablar, ya que él no podía verlos.

La mujer fingió tirar algo al suelo, y se agachó, jalando a Taehyung un poco para que se inclinara y susurrara.

— Si mencionamos algo respecto a... ellos, nuestra cabeza rodará — lamió sus secos labios — Si nos ven conspirando, nos matarán, pero primero, nos sacarán al cachorro de nuestras entrañas estando aun vivos.

— Estaremos muertos aun así. Aun si tienen cachorros para ellos, ¿Para qué?

— N-no... no lo sé — se reincorporó en su lugar — Pero nos observan.

— ¿Quiénes?

— Los cuervos — murmuró — Son los ojos de la bruja.

Y Taehyung volvió a temblar al escuchar el graznido y aleteo de cuervos por encima de él. Los había escuchado todo este tiempo, pero siempre pensó que sería porque todas estas carretas olían a pura muerte.

— Aún así — habló el omega un poco más alto — O me violarán o matarán, todo por no cargar un cachorro de Alpharia.

La omega le apretó su mano por encima de sus rodillas.

— Pero si llevas un cachorro de Alpharia dentro de ti. No hueles mucho, pero lo tienes y-y... tu vientre es pequeño, pero... tu cuerpo comenzará a cambiar.

Taehyung frunció el ceño, marcando más sus cicatrices y abrió la boca horrorizado.

— ¿¡QUÉ!? — gritó y recibió varias quejas de que guarde silencio — ¿Me han violado mientras estaba inconsciente?

De sus ojos empezaron a caer lágrimas.

— No, no es eso — dijo la mujer, pero Taehyung ya estaba envuelto en un llanto de impotencia.

— Yo mismo me sacaré este engendro. No lo quiero si es hijo de uno de estos bastardos hijos de... — le interrumpieron.

— Cuando te trajeron dormido — dijo el otro omega hombre — La bruja en persona vino a verte. J-jamás olvidaré ese día, porque nadie quería verla de nuevo — su voz se quebró un poco — Ella te olió, dijo que ya cargabas el hijo de un alfa puro, un alfa de Alpharia.

— ¿Y de quien podría ser que...?

Y guardó silencio cuando su mente conectó con su corazón.

La noche en que, Jungkook le cuidó, bañó y... le hizo el amor como nunca nadie jamás le hizo. Claro, lleno de deseo por él, pero, con tanto cariño y cuidado que, terminó marcándolo como su omega.

No esperaba que esa primera noche una vez entregándose uno al otro, pudiera terminar embarazado.

No... no podría creerlo.

Por instinto, llevó una de sus manos a su vientre que notó abultadito un poquito, pensando todo este tiempo que era por la mala postura, pero... ahora quería morir en carne propia al saber que, era un hijo o hija de Jungkook y de él.

Ahora, ambos corrían peligro. Ninguno estaba a salvo aquí, lejos de Jungkook.

Y, aunque estuvieran a miles de millas alejados, Taehyung empezó a llamar al alfa mediante su lazo, aunque no lo sintiera.

Su lobo, empezó a pedir que su alfa llegue y lo salve. Que... pueda sobrevivir para que, juntos puedan ver crecer a este cachorro, si la Diosa Luna lo permite.


Diosa Luna, dijo en su mente. S-siempre desconfié de ti, pero... pero hoy... hoy necesito que me escuches. Yo, Kim Taehyung, como tu hijo, pido que salves al mío.





Llamen a la miraqlos, llamen a catnuairrr.




Gracias por leer.

All the love, A.

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