El Club de las Manzanas Podri...

By Natibel94

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¿Quién es la manzana de la discordia? Golden Apple era un pueblo rural, tranquilo y pacífico, conocido por su... More

«Diario de Zhang YiXing, I» ✒️
I. Golden Apple 🍏
II. Travesura 🍎
III. Tentación 🍏
IV. Redención 🍎
V. Pecado 🍏
«Diario de Zhang YiXing, II» ✒️
VI. Discordia 🍎
VII. Embrujado 🍏
VIII. Club 🍎
IX. Estrategia 🍏
X. Horizonte 🍎
XI. Asamblea 🍏
XII. Sabotaje 🍎
XIII. Transición 🍏
«Diario de Zhang YiXing, III» ✒️
XIV. Desencadenados 🍎
XV. Purificación 🍏

XVI. Renacimiento 🍎

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By Natibel94

A través de la suciedad y la sombra crezco
Estoy alcanzando la luz a través de la lucha
Al igual que una semilla
Me desenredo en cámara lenta.
Sófocame
Así mis lágrimas pueden ser lluvia
Regaré el suelo donde estoy
Así las flores podrán volver a crecer
Porque al igual que una semilla
Todo quiere vivir
Nos estamos quemando los dedos
Pero aprendamos y perdonemos.

No puedes comer dinero
Cuando el último árbol haya caído
Y los ríos estén envenenados
No podrás comer dinero.

The Seed, Aurora


🍏🍏🍏




El pueblo entero estaba marchito. En una semana cinco personas habían muerto. Era la semana más trágica de la historia de Golden Apple y el estallido no tardó en suceder. Enojo y tristeza se mezclaban en los habitantes, fusionándose y generando una inminente revolución. Decenas de familias estaban inconformes con los contratos, querían saber qué estaban buscando allí los Park para querer con tanta insistencia quemar las fincas de manzanos.

Otras empatizaban con las familias que habían sufrido sus pérdidas y los apoyaban, decidiendo quedarse y luchar por el lugar que habían hecho crecer. Y otras, simplemente, firmaban. Querían el dinero rápido, irse de allí de una buena vez y tener una vida cómoda libre de trabajo en el campo. Pero si no firmaba la mayoría, nadie vería nunca un sólo centavo.

Ni siquiera KyungSoo.

Y ese era el problema. Ya no era la mayoría quienes querían firmar contrato a cambio de grandes sumas de dinero. Golden Apple estaba intensamente dividido, la grieta generada tras la llegada de Park era algo sin precedentes y no parecía estar beneficiándoles. Mientras hubiese una puja contraria tan grande y fuerte, era difícil avanzar con los planes.

Las muertes de JinKi, SeHun y JunMyeon, habían dejado una mancha muy grande en su historial de negocios. Se creía que los Park se habían deshecho de JunMyeon por haber sido tan descuidado. Y se rumoreaba también, que KyungSoo podría ser víctima, ya que era el principal portador de las noticias. Pero KyungSoo tampoco aparecía. Los medios locales de la provincia estaban todo el día hablando de lo que pasaba en Golden Apple. Ya no era algo silencioso que sólo pasaba en un tranquilo pueblito productor de manzanas. Ahora era algo grande, donde una corporación estaba involucrada y eso aumentaba la curiosidad de la gente.

Después de tantas muertes en pocos días, el morbo había disparado el rating de los canales. Lo último que querían era que la lucha se convirtiese en un show mediático, en un circo que entretenía a la gente, tratando de develar un misterio que ya tenía nombre y apellido; pero que era preferible ignorar o incluso negar, sólo para tener más de qué hablar sobre los ciudadanos de un pequeño pueblo al que ahora todos tachaban de locos.

Pero desde adentro, JongIn, BaekHyun, Irene, SeulGi, sus familias y los Lee, sólo veían una increíble resistencia que cada día empujaba más a los Park a revelar sus propios motivos, sin necesidad de tener que exponer pruebas. «Vamos a construir ductos subterráneos para transportar petróleo desde un yacimiento encontrado a cien kilómetros» declararon un día. Hubieron muchos abucheos, pocos les creyeron. El rumor del oro quemaba como pan caliente en manos de hambrientos.

Cuando el Ministerio de Agricultura negó su participación en los negocios, y el Ministerio de Energía y Minería confirmó la suya, fue cuando empezó la peor parte. Los que faltaban por convencer, se convencieron, el Ministerio había hablado, un poder superior del Estado, estaba asegurando el obrar de la Corporación Park. Muchos se apresuraron a firmar, no iban a arriesgarse a quedarse sin nada. Los pocos que persistieron, vieron quemarse hectáreas de campos enteros.

Golden Apple ya no era dorado. Era negro calcinado. Eran cenizas y muerte por cualquier lado que sus ojos viesen.

***

El desahucio se había instalado como un shock eléctrico; como los rayos, rápido, brusco y potente. Creaba desestabilidad a donde quiera que mirasen, incluso dentro de sus propias vidas. Desde el aguacero que había dejado enterrado en un mar de lodo a YiXing a orillas del lago, hasta ese último día soleado y caluroso en el puente, BaekHyun sintió que ya nada le pertenecía, ni siquiera los sentimientos que lo perseguían día y noche.

Era como si Golden Apple estuviese llorando cenizas y él fuese un navegante. Contemplando el desastre, haciéndolo parte de su ser. Las luchas no eran lindas, quizá entusiasmantes por un tiempo, pero al final, perdiesen o ganasen, terminaban agotados física, mental, emocional, y para su descubrimiento, espiritualmente. Una parte de él que desconocía, creía que se había vuelto insensible. No podía entender cómo seguía de pie, cómo seguía vivo entre tanto caos, entre tantas muertes y fuego reduciendo a gris el pueblo. ¿Cómo es que estaba aún allí? Eso no era vivir.

Era supervivencia.

Parecía haber vivido más años de los que tenía, una parte de él, quizá su alma, se sentía avejentada y llena de experiencias difíciles aún de explicar. JongIn estaba a su lado mirando el lago en silencio. Igual de desorientado y confundido con la vida. Con el ceño fruncido, perceptiblemente decepcionado por estar a punto de irse de Golden Apple con su familia en lugar de con KyungSoo.

—Ya no queda nada. Parece mentira que aún no hayan tocado el bosque del lago... —dijo JongIn.

—Los espíritus deben tener su fuerza de voluntad también... —sonrió BaekHyun.

—Mañana se acaba todo. Quemarán este lugar y talarán cada árbol de la finca... —murmuró inquieto—. ¿Para qué sirvió todo esto, Baek? Lograron lo que ellos querían.

—No sirvió para nada. Pero lo intentamos... Nos quedamos hasta el final. Peleamos.

—Sí, y nos quedamos pobres. Sin dinero. Sin futuro.

—Tampoco finjas, como si tus padres no tuviesen ahorros. Además, sé que suena demasiado optimista de mi parte, pero... —miró hacia el cielo rosáceo por el atardecer y pensó en que YiXing, probablemente, le diría algo así—. Somos jóvenes, hay mucho futuro por delante.

—¿Qué vas a hacer Baek, vendrás con nosotros?

—No. Iré con mis abuelos, les reclamaré el dinero que ganaron al vender nuestra casa sin decirme nada. Son unos malditos —farfulló y rio—. Igual que KyungSoo.

JongIn agachó la mirada, todo lo referente a KyungSoo aún le calaba en lo más profundo de su ser.

—Creo que lo estoy empezando a odiar... —musitó apagado—. Pero, esta vez... En serio.

—Lo siento... No tuve que haberlo mencionado.

—No importa, yo ya debería haberlo superado...

—¿Tan rápido? Mira que me costó cinco años a mi —le miró divertido y JongIn sonrió con esfuerzo—. ¿Sabes? Podrías buscarlo y robarle dinero -dijo codeándolo.

JongIn rio ante aquella idea. No sonaba tan mal. Una indemnización por decepción amorosa era bastante justa.

—Realmente no quiero irme de aquí —dijo melancólico.

—Yo tampoco... Es mi hogar. Lo han hecho trizas, se supone que debo estar enojado, y ni siquiera puedo. Estoy indignado, triste y asqueado por la ignorancia de la gente.

—¿Y cómo lo haces Baek? ¿Cómo les abres los ojos a quienes no quieren ver? ¿Cómo les abres los ojos a los que son fáciles de engañar? ¿A los que tienen necesidades y están en una lucha también?

—No lo sé... —dijo sincero—. No se puede todo. No tengo los cómo, ni las formas. Pero intentarlo es el comienzo. Siempre caerán cabezas. Algunas literalmente, y otras... —susurró y tiró una piedrita al agua—. Tomarán conciencia.

JongIn miró la hora en su reloj, eran las siete y media, suspiró.

—Ah, mejor iré yendo. Tengo que ayudar a terminar de empacar cosas.

—De acuerdo —asintió.

—¿Tú ya tienes todo listo?

—Si con todo te refieres sólo a mi ropa. Entonces, sí.

JongIn sonrió, lo abrazó y BaekHyun también le devolvió el abrazo con calidez dándole un papelito al finalizar.

—Aún no tenemos teléfono, pero esta es la dirección de la casa nueva de mis abuelos, por si algún día tú o tu familia quieren escribirnos.

—Gracias, lo haré.

BaekHyun sonrió con tristeza y lo vio partir. Quizá, JongIn no le escribiría nunca más, pero no le importaba en verdad. Suficiente tenían con haber vuelto a hablarse con confianza en ese último mes. Se sentó en el puente y vio el cielo oscurecerse en un bello y claro anochecer. Aparecieron las primeras estrellas y con nostalgia, dejó caer varias lágrimas. ¿Así era el final? Lleno de batallas perdidas, seres queridos en el más allá, peleas, conflictos, abandonos y despedidas. Era una decepción, quizá sus expectativas sobre lo que sucedería eran demasiado altas.

La ilusión era lo único que nunca moría. Debía ser hermana gemela de la Parca, y prima de la esperanza. Todas eternas, pero necesarias en el mundo material y mortal para sobrevivir cada día cuando las desgracias mataban los sueños. Para combatir los ataques y saltar los obstáculos. Quizá, cuando las dosis de realismo afectaban la capacidad de ver más allá y bloqueaban el camino, la ilusión, incluso hacia sí mismo, eran una alternativa. El auto engaño tenía su razón de existir también para quienes conocían demasiado bien las reglas y discernían con un sentido de justicia tan alto.

BaekHyun tenía que engañarse un poquito y creer en qué algo más allá le estaba esperando, en otro lugar, con otras personas. Lejos de lo conocido. A veces, la confianza básica y como tal, se trataba de simplemente eso, de reconocer en qué momentos valía la pena ilusionarse. El valor de la ilusión era alto, pero no ridículo. Exactamente justo, cuando se comprendía su significado. BaekHyun sintió un escalofrío, una brisa lo atravesó y una voz, no supo si en su oído o en su cabeza murmuró:

«Es hora de brillar... El horizonte».

Una silueta luminosa se perdió a lo lejos en el lago. BaekHyun se levantó y la vio desaparecer hasta hacerse invisible. No importaba si era YiXing, SeHun o su madre, probablemente era un mensaje de los tres en conjunto. Saludó con su mano y se despidió en un susurro.

—Adiós...

***

Cuando JongIn llegó a casa, se encontró con una carta en su cama. SeulGi la había dejado allí en caso de que sus padres curiosearan el remitente. Honestamente, le debía más que un par de zapatos a su hermana. Le debía el cielo y más. Quizá sólo era atenta porque era la chusma número uno de la casa, pero al menos, no le delataba, aún si era para su propio beneficio, ser cómplices era algo bueno cuando ambos estaban atados de pies y manos ante un entorno juzgador.

Al ver el remitente, su cuerpo entero se paralizó. Los nervios se apoderaron de él. KyungSoo le había mandado una carta después de no tener rastro de él durante un mes. Tenía miedo. Miedo de lo que pudiese decir en ese papel. De lo que le hiciese sentir. De lo que provocase en él, de las decisiones que le hiciese tomar. El temblor le dejaba en evidencia lo débil y vulnerable que seguía siendo. Cerró la puerta de su habitación para evitar ser interrumpido, se sentó en la cama y tomó aire con profundidad. Empezó a sollozar sin siquiera abrir el sobre.

Ya no sabía si era cruel o justo recibir noticias de KyungSoo a esas instancias, pero de alguna manera, necesitaba saber qué había sucedido y dar un cierre a aquel vínculo que sólo lo dejaba en un bucle vicioso, que regresaba siempre al pasado, a las dudas, al deseo, al engaño, al enojo y a las ilusiones.

«JongIn, para cuando leas esta carta estaré en camino hacia Golden Apple. Sé que probablemente no quieras verme ni saber nada de mi. He hecho cosas horribles, me he comportado como un cobarde, y lo siento mucho. Pero, todos lo sabemos, y yo también lo reconozco, soy un cobarde y egoísta. Y sí, es fácil admitirlo, porque es fácil huir. Pero no es fácil lidiar con todo lo que cargo en mi cabeza. Cada día, siento que me vuelvo más y más un monstruo, y no sé qué hacer para cambiarlo. Una parte de mi no quiere hacerlo porque siente que hace lo correcto al tomar distancia. ¿Para qué estar presente si no puedo ser una buena compañía? Si con solo estar, soy la viva imagen de una manzana que desató la discordia. Recordándole a todos las desgracias.

Soy la manzana podrida de Golden Apple. La que pudrió a todo el pueblo. Quizá, ahora pueda ser útil para algo, aunque sea de abono. Tal vez, esto sirva de consuelo para las familias que quedan...

El dinero que estoy ganando, decidí invertirlo para que los árboles de Golden Apple sean transplantados en un lote de tierras que compré cerca de la ciudad; así que, seguramente los Park tendrán que esperar bastante tiempo hasta empezar con las excavaciones ya que el proceso de transplante no es fácil. Con esto no busco redimirme, sólo espero que si así lo desean, tengan un lugar similar en el que reinstalarse, o si desean también, colaborar con ello y hacer brillar Golden Apple desde otra perspectiva. Y sino, no importa tampoco. Tuve una reunión con el Ministro de Agricultura, digamos que sé demasiadas cosas y tengo pruebas, así que van a invertir también en la nueva sede de Golden Apple y promover el turismo.

A estas alturas, debes creer que no te amo. O que amo más al dinero que a ti o cualquier otra cosa. Pero no es cierto, aunque sí, admito que amo el dinero... Pero sé que mereces a alguien mejor. Sé que cometí muchos errores. Sé que estás confundido sobre nuestra relación, que te atormenta pensar que quiero resarcirte para enmendar lo que hice mal con BaekHyun.

Pero nadie más que yo, sabe lo que verdaderamente siento. Esperanza e ilusiones, son todo lo que tengo contigo. Así como las que tú tuviste conmigo en tu adolescencia, y yo negué. Ahora estamos en papeles invertidos, y estás en lo cierto al odiarme por creer que tengo una oportunidad contigo. Soy infantil, y como un niño, increíblemente caprichoso.

Y por si tienes dudas, les he dejado una carta a los Oh, a los Lee, a tus padres, a BaekHyun y a las familias que resistieron hasta el final, con las mismas noticias.

(Excepto por la parte en que digo que te amo).

Mañana estaré en el puente hasta las 10 AM.

Otra vez, te amo».

***

BaekHyun terminó de leer la carta que habían dejado bajo su puerta. La estupefacción era poca para su estado. ¿Un nuevo Golden Apple? Eso debía ser un emprendimiento millonario también. Levantar casas. Construir calles. Llevar electricidad. Hacer cableados. Transplantar una finca entera a cientos de kilómetros... BaekHyun se sentó en el sillón impresionado. Analizando todo lo que KyungSoo había detallado en la carta. ¿Realmente estaba haciéndolo? ¿Su tío había odiado y vendido Golden Apple sólo para inaugurar uno nuevo? No tenía sentido.

KyungSoo verdaderamente se había vuelto loco.

Y BaekHyun también cuando comenzó a reír de felicidad. ¿Por qué tendría que tener sentido para el resto un cambio propio? KyungSoo nunca podría devolver las vidas quitadas, ni la esperanza marchita. Ni las energías gastadas. Ni la fuerza puesta en la lucha. Nadie podía devolver algo equivalente a una vida. Y no es que creyese que KyungSoo estaba jugando a ser Dios, porque si eso era lo que iba a hacer con el dinero, entonces realmente estaba siendo muy estúpido. Pero por alguna extraña razón, la estupidez de KyungSoo, le llenaba de orgullo.

Golden Apple seguiría en pie, en otro lugar, de otra forma, quizá con nuevos vecinos. Pero sobre todo, con un nuevo corazón y mente. Renaciendo de entre las cenizas.

Y en eso, BaekHyun estaba absolutamente seguro que deseaba ser partícipe.

***

Los Oh se quedaron absortos en las palabras de KyungSoo. El señor Oh, había querido quemar la carta en cuanto llegó, pero Irene se apresuró a sacársela de las manos y la leyó en voz alta. Cuando acabó, estaba tan perpleja como sus padres. ¿Qué hubiesen dicho YiXing y SeHun ante eso? Se preguntó. Y por más vueltas que le daban en familia, sólo podían llegar a la conclusión de que sus muertes jamás podrían haber sido en vano. Tenían que hacer algo por mantener vivo el espíritu de ellos.

—Vamos a hacerlo —declaró Irene—. Estaremos cerca de la ciudad, yo podré estudiar lo que quiera, estaré cerca de las universidades. Y eso, eso es algo que SeHun sí hubiese querido.

Su madre asintió entre lágrimas y su padre aceptó. Preferían trabajar en algo que reconstruyese sus vidas, que les diese un aliento desde el más allá, que los hiciese más fuertes antes que llorar en los rincones de un pueblo desconocido.

Necesitaban construir su propia identidad.

***

Los Kim estaban indignados. Para SeulGi era una buena idea, no obstante, le entusiasmaba más vivir en la capital y el cambio a un lugar con más movimiento que la monotonía pueblerina. JongIn se sorprendió ante el rechazo de su familia a la propuesta de KyungSoo. Para él era algo importante, después de todo, le gustaba Golden Apple y su trabajo de guía en las fincas y los paseos por la fábrica de sidra. Había algo en aquella calma monotonía que disfrutaba, sería porque apreciaba mucho el ambiente natural, porque podía ver los procesos y detalles del crecimiento de las manzanas a lo largo de las estaciones que lo maravillaba más de lo normal.

La calma era buena. La rutina predictiva. Y esa predicción le traía paz.

Las cosas buenas, como las manzanas más dulces y doradas, llevaban su tiempo de maduración. Nada crecía de un día a otro. Nadie era perfecto. Y quizás, ese era el mayor defecto y al mismo tiempo virtud de JongIn. La paciencia y la fe en sus expectativas. La repetición constante, la insistencia y persistencia daban frutos en algún momento. Pero eso también significaba llevar un análisis del proceso. No obsesionarse. No presionarse, no autoexigirse de más. Si KyungSoo era perfecto a su modo, también era imperfecto en otras cosas.

Así como algunas manzanas podridas que de vez en cuando eran comidas por gusanos, el humano también se podía dejar consumir por sus ambiciones. Pero, los gusanos también podían matarse. Y manzanas nuevas podían crecer si se les daba el debido cuidado a los árboles.

Por eso, el lunes a las diez menos cuarto, estaba debatiéndose con una difícil decisión. Y en ella, no podía influir nadie. No quería llamar a Irene y mucho menos a BaekHyun, no podía vivir consultando si estaba haciendo lo correcto. Sabía que tenía que tomar una decisión más allá del resto. Tenía que velar por sus propios intereses, y le dolía recordar a YuRi. Le dolía pensar que KyungSoo había estado junto a ella segundos antes de su muerte. ¿Pero era justo castigarse de esa manera? ¿Era justo si no seguía también su deseo egoísta de ver a KyungSoo una vez más? Lo peor ya había sucedido. Se había puesto del lado correcto. Con su pueblo. Con su familia.

¿Y ahora? ¿A dónde iba? Ahora que habían posibilidades diferentes a las que su familia había planificado. Ahora que podía trabajar en algo que recompensase todo el esfuerzo hecho. Ahora que podía darle un sentido a toda la mierda transcurrida. ¿Tenía que estar con su familia? ¿O tenía que estar otra vez con Golden Apple? No iba a engañarse. En eso ya era un experto. Las ilusiones no servían en ese momento. Y no se trataba sólo de KyungSoo. Se trataba de sus aspiraciones. De lo que le inspiraba continuar, porque sentía que en algún punto, había dado frutos.

Toda la batalla librada había logrado algo.

Un cambio en KyungSoo, una oportunidad, era la ilusión.

Un renacer de Golden Apple, la salvación de la finca, era la realidad.

***

Los ojos de KyungSoo se llenaron en lágrimas al ver a JongIn avanzando por el puente. Tembloroso, se secó las mejillas con sus puños sin éxito. JongIn frenó delante de él, mirándole con gran seriedad, y supo que no se venían buenas noticias. Pero eso era lo que siempre había esperado. KyungSoo siempre esperaba lo peor, porque eso era lo que creía merecer.

—Fuiste una mierda.

KyungSoo agachó la mirada y asintió.

—Me abandonaste cuando sucedió lo peor. No solo a mi, sino que aún cuando BaekHyun te dejó quedarte, elegiste irte.

—Perdón...

—Eres egoísta. Ambicioso. Aún después de todo, tienes la codicia de pensar que puedes estar conmigo... —tembló la voz de JongIn y soltó sus lágrimas—. Eres cobarde. Siempre estás huyendo...

KyungSoo apretaba sus dientes, llorando en silencio. Quería defenderse ante eso, pero no tenía con qué. No tenía armas. Nunca las había tenido. Porque era miedoso. Porque no podía enfrentar esa dura verdad. Porque no quería sentir dolor. Ni combatir la realidad que lo rodeaba. Pero lo estaba intentando. Tenía que soportarlo, porque más le dolía el probable rechazo de JongIn; quien había resistido con BaekHyun al destrozo de Golden Apple y a su ausencia.

KyungSoo sabía que no volvería a ser el mismo si perdía para siempre a JongIn. No era tan fuerte para soportar ausencias cómo lo eran los demás.

—Me duele darme cuenta de quién eres realmente, KyungSoo. Pero no puedo evitarlo, soy valiente. Otra vez pongo mi corazón primero, porque se que he hecho lo correcto. Y quiero quedarme. No me quiero ir... —confesó—. Quizá, nos precipitamos creyendo que nos conocíamos y que sabíamos lo que sentíamos —se acercó y tomó su mano—. Así que tendré que volver a averiguarlo.

KyungSoo le observó con el rostro húmedo y colorado. Demasiadas emociones circulando por su cuerpo, tantas que jamás había procesado y se liberaban con puras lágrimas.

—Estoy tratando de cambiar —dijo quebrado—. Sin embargo, no entiendo porque me juzgan tan duro, todos en algún momento hemos sido egoístas, cobardes...

—Sí, pero no hemos dejado a los que amamos... No por tanto tiempo.

—Estuve cuánto pude, contigo, con BaekHyun. Pero no pude más de lo que he hecho, ¿eso es malo? —le miró suplicante—. ¿Por qué esperan tanto de mi?

JongIn enmudeció unos instantes, desprevenido, haciéndose la misma pregunta. ¿Por qué esperaban tanto de él? ¿Por qué reposaban sus esperanzas del cambio sobre KyungSoo? Hasta el último día, atribuyéndole con la responsabilidad de todo Golden Apple. Y cada familia, olvidando que también habían sido irresponsables al poner sus intereses a cargo de él.

—No es que sea tu culpa lo que pasó. Es que, KyungSoo, tú tenías mucho poder de hacer cosas...

—Lo sé, y siempre decidí usarlo del modo que creí correcto. Nadie sabe qué habría pasado de tomar yo otras decisiones. Quizá, todo hubiese sucedido igual, mejor... O peor. No hay lugar a otras posibilidades ahora, es lo que fue... —dijo abrumado—. ¿Crees que no lloro en las noches pensando en YuRi? ¿En SeHun? Pensando en que quizá yo tenía el poder de evitarlo. Pero yo no los puse en el lugar en el que estaban... —brotó en lágrimas—. No soy un asesino...

—Nadie pensó jamás en eso... Perdón.

—Pero decidí hacer esto, porque si tuve el poder para intervenir en la destrucción, también tengo el poder para reconstruirlo. Y no es porque sea superpoderoso. Pero no voy a ignorar una parte de mi responsabilidad... Quiero sentir que al menos rescaté algo. Que una cosa de todas las que creí correctas, salió bien.

JongIn tomó aire con profundidad. Le miró, sopesando las únicas dos opciones de las que disponía.

—Mi familia se va a ir a la ciudad. No quiere saber nada con este nuevo proyecto.

—Entiendo... —murmuró—. Tienen razón. Es absurdo verlo desde afuera.

—No lo es para mí. Por eso, participaré. Quiero vivir en un nuevo Golden Apple. Y quiero creer, que allí encontraré con el tiempo al KyungSoo que prometió divertirse y pasar mucho tiempo junto a mi —tomó sus manos, mirando sus ojos tristes—. Al que siempre amé.

KyungSoo asintió con lentitud.

—No eres una manzana podrida, KyungSoo —dijo seguro—. Eres una manzana inmadura. Yo soy el único atrevido, osado, y valiente aquí. Y lo que has hecho me dolió mucho. Pero, ¿sabes? Quizá mi confianza también me hace pecar de inocencia cuando se trata de amar. Lo cual no implica que sea un idiota —alzó una ceja y le miró fijamente—. Porque esta es una advertencia, nos enseñaste a mí y a BaekHyun, que podemos valernos solos en nuestros peores momentos. Pero no significa que no apreciemos tu compañía. Y si vuelves a fallarme...

JongIn acercó los labios a su frente, dando un besito suave y se alejó bruscamente, huyendo del puente. KyungSoo expectante y con el rostro hinchado de tanto llanto, lo observó incrédulo. JongIn sonrió con malicia y audacia, escondiendo la reciente amargura.

—¡Si me fallas, te dejaré en la ruina, como hiciste con Golden Apple!

KyungSoo parpadeó atónito. La misma osadía que lo había conducido a la perdición hacía cinco años, regresaba como una contundente advertencia. Pensó fugazmente en el porvenir. Las segundas oportunidades no se daban siempre. Era un milagro para JongIn que hubiese una posibilidad de reconstruir un nuevo Golden Apple. Y aunque su corazón era muy generoso, su mente era aún más lista; él tampoco perdería oportunidad.

Él también era capaz de concederle un milagro a KyungSoo.

Aún si llevaba meses cumplirlo.

***

Para el mediodía, BaekHyun recibió un llamado de JongIn. Parecía que jamás acababan de despedirse. Y tal vez, era precisamente por eso que no podían despedirse del todo. Porque nada había acabado. Todo apenas comenzaba. JongIn se iría con él a quedarse en la casa de sus abuelos. La historia, de un curioso modo se invertía otra vez. Ahora JongIn viviría un tiempo con él, y lo único que llevaba cada uno consigo era una maleta por mano. Los Kim decepcionados por su decisión, se negaron a llevarlo hasta la terminal de bus, pero los Oh contentos los subieron en su auto.

—Tranquilo, JongIn —dijo Irene—. Cuando vean que Golden Apple se hace el doble de famoso por estar tan cerca de la ciudad y tras todas las noticias que hubieron, volverán todos los habitantes corriendo. Entonces, estaremos listos para patearles el trasero.

BaekHyun y JongIn rieron. Se intercambiaron papeles con las direcciones de su casa con los Oh para escribirse y mantenerse en contacto. Total, pronto volverían a reencontrarse y comenzarían a trabajar en conjunto. Luego, bajaron en la terminal y subieron al bus que los llevaba a Seúl. Les esperaba un largo camino de casi medio día, pero eso era lo de menos.

Habían luchado en un lugar que ya estaba podrido, que llegó a pudrir algunas almas también. El pasado era fuerte, las resistencias y deseos ocultos habían sido tan poderosos que les había impedido ver varias veces la luz al final del túnel, sin dejarlos crecer. A veces, sólo quedaba moverse de lugar. Aunque se desprendiesen de todo y de todos para siempre. Aunque ese movimiento fuese brusco, riesgoso y lleno de incertidumbres. Aunque doliese terriblemente en el pecho e hiciese eco cada día en la memoria.

Soltar a las personas, a los lazos, los pensamientos que los aferraban irrevocablemente a ciertas situaciones, era el primer y más difícil paso a una nueva vida. Irse, dejar todo sin tenerse nada más que a sí mismos era lo mejor que podían hacer por su propio bienestar.

No todo lo que brillaba era oro.
Pero Golden Apple estaba podrido en él.

Sin embargo, el sol asomándose en el horizonte y dando fuerte contra la ventanilla era invaluable para BaekHyun. Los recuerdos, perturbantes, desafiantes y venenosos habían sido purificados con el último destello de fuego en el cielo. Las cenizas de los manzanos crepitaban en su corazón, pero por primera vez, sentía esperanza en el renacer dorado.

A medida que el bus dejaba atrás el pueblo y avanzaba por la ruta, bordeando parte del lago en pleno mediodía, BaekHyun cerró los ojos y se despidió en un murmullo casi imperceptible.

—Gracias, YiXing...

—Te amo, SeHun...

—Adiós, mamá.

🍏🍏🍏












Muchas gracias por seguir esta historia.

Quedó paralizada por un año en el que tuve muchos cambios y me costó mucho retomar con la escritura.

Ya estaba todo escrito y sólo me quedaba corregir el último capítulo, ni yo me puedo creer que me demoré tanto en culminarlo, pero lo hice.

Y hoy estoy muy contenta de poder entregarles el final 💗

Esta historia la empecé a escribir cuando estaba en una época bastante oscura y ahora puedo decir que he progresado bastante, siento que muchas cosas plasmadas acá me resuenan con cosas que corté en el año pasado, justo cuando frené la publicación.

Así que gracias por esperar, quizá habían perdido la esperanza, pero yo no, sabía que la iba a terminar en algún momento 🍎🍏💗

Besos enormes, y sé también que seguro seguiré escribiendo cuando vuelva mi inspiración para otras historias ☀️💝 Espero que sea pronto porque amo mucho escribir y no quiero permitir que las preocupaciones mundanas me quiten el deseo de hacer algo que amo.

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