Acluofobia

By Corbeau1711

641 67 95

Luego de un encuentro más que sospechoso, Isaac se verá acechado por una criatura tormentosa, adentrándose en... More

Pesares
Astas
Monstruos
Temores
Lobos
Acecho
Roth
Tendencias
Oscuridad
Tenue
Reflejo
Figuras
Infeliz
Angustia
Heridas
Celebraciones
Sonrisas
Amigos
Sempiterno

Temores

13 2 0
By Corbeau1711


Desconocemos el verdadero rostro de nuestro pesar hasta que lo tenemos frente a nuestras caras, era así, tal como lo presencié.

Me sobresalté inmediatamente, cayendo de mi silla en mi arrebato, sentía algo peculiar, como si todo estuviese en movimiento, todo se oscurecía, nada se parecía a mi realidad, todo tenía un torvo mirar, todo parecía un lugar completamente diferente, no lo reconocía, pese a ser la misma casa.

Henry... Se salió de su silla, cayendo desplomado, para luego ver cómo desprendió de su piel, revelando tras de ella aquellas órbitas blanquecinas, con una figura encorvada, con un brazo compuesto por suturas y otro por miles de ojos en conjunto con su horrorosa piel, como si toda la carne de este ser se hubiese consumido en llamas, quedando tan solo un remanente carbón, dejando a la vista partes de huesos y retazos de su columna, sobresalían de su cuerpo, estaba jorobado y encorvado, entre sus manos y cuello, dejaba entrever las cadenas que resonaban aún en mi cabeza.

Pero lo más resaltante, era la máscara, un cráneo andrajoso de lobo que cubría la parte superior de su cara.

Tras ello estaba su rostro, con un mirar fijo y vacío, veía sus ojos, y no sentía nada, era como un abismo, un frenesí vacío y sin propósito, la absoluta voluntad completamente hueca.

Palidecí completamente, el miedo que me invadía, se apoderó completamente de mi ser, no esperaba esto, para nada. Estaba dejando la razón, impotente en un frenesí pavoroso, andaba torpemente.

Se abalanzó sobre mí, intentando hacerme daño, mientras que, por mi parte, solo podía resistirme teniendo en la mente un nombre "¿Henry?".

¡¿Pero qué mierda pasaba? ¡¿Por qué pasaba?!

Aticé un golpe a la aberración, quien ni se inmutó, golpeaba repetidas veces intentando hacer daño sin éxito. Por algún motivo, un golpe fue diferente, pero en lugar de hacerlo caer hacia atrás, tan solo lo aturdí levemente por un instante, el cual fue suficiente para escapar.

¿Por qué huía? ¿Por qué corría? ¿Qué sentido tenía una vez que ya había aceptado la muerte? Era lamentable.

Tropezaba, huía tan rápido como podía entre las salas, mientras era perseguido por aquella aberración que tanto me turbaba. Era tan alto como antes, tenía piernas gráciles, aunque muy deterioradas, se movía de forma mecánica, sin quitar su lado salvaje, que resultaba tan aterrador.

En la persecución, hacía destrozos en todos lados, intentando evitar cómo podía aquella figura difícilmente.

¿Por qué seguía? ¿Por qué me intentaba mantener con vida?

Quedé acorralado, en una sala, sabía que esto sería todo. No era así.

Llámese suerte fortuna o coincidencia, pero entre mi pesar, mi vista topó con el rifle que aún guardaba ¿Cómo era que esto no se veía afectado? Eso no me importaba, para este momento actuaba imprudente, inconsciente, pero pude alcanzar el arma y proferir un disparo, haciendo que aquella figura retrocediera.

¿Por qué me defendía? ¿Por qué insistía?

Recargué el arma.

El abismal cesó su furtivo ataque, le había acertado, rompiendo ligeramente su máscara, dejando un hoyo agrietado en él.

Escuché un susurro, era un gemido de lamento proveniente de su interior, un lamento de pesar, de aflicción y de impotencia.

Volví a disparar, esta vez pese a apuntar a la cabeza, terminé atinándole a su brazo, en el retroceso de aquel certero tiro, pude burlarlo y salir de mi aprieto, tenía una oportunidad, o al menos así parecía.

A mi oído, en mi entorno, pude notar levemente un murmullo, imperceptible, inaudible siendo que venía de todos lados, a la vez que de ninguno.

Recargué nuevamente, dando unos pasos hacia atrás, esta vez dirigiéndome a la puerta, tomando el pomo e intentando abrir la puerta, amenazando con otro disparo al abismal quien no se contuvo, y en poco tiempo trató de atacar asestando un tajo mortal, en respuesta disparé, haciendo que el retroceso del arma terminara por sacarme de la casa.

Rodé hasta terminar en la entrada, mientras que el monstruo ni se inmutó ante aquel disparo.

Recargué. Se había atorado, quedaban aún balas, pero era incapaz de desencajar el casquillo para poder disparar nuevamente.

—Mierda— Esbocé furiosamente.

Quería asesinarlo, acabar con su vida, si es que eso era algo vivo. No quería morir.

Ahora fuera, veía todo ridículamente cambiado, tenía en mismo énfasis que dentro de la casa, quedé anonadado al ver mi entorno, el cielo, carente de mucha luz, se teñía de un leve color carmesí, no había luna, era incapaz de iluminar el cielo por el que me encontraba, todo era más mórbido y oscuro.

Como antes había visto, las calles se mostraban grotescamente, como si estas quisieran atormentarme, estaba harto de todo esto, sentía un profundo dolor de cabeza, parpadeé, viendo ahora como la entrada de mi casa estaba decorada de cadáveres tiesos y fríos, descompuestos a más no poder, cuya sangre teñía suelo y paredes.

No pude evitar espantarme, temblar, retirarme estrepitosamente y gritar conmocionado.

Tras la puerta, solo pude divisar como aquella pesadilla acercó su mano, que ahora podía mostrar retazos, como compuesta en varias partes, levantando un dedo, y callándome con un gesto.

Dejé de gritar.

No me podía escuchar, mientras más intentaba dar un aliento, vociferar, hacerme escuchar, más dolía.

Escuché sus cadenas, agitarse nuevamente.

Intenté huir como pude, corriendo entre las calles, infestadas de aquella peste característica, los pasos eran más difíciles, mientras me alejaba, sentía que volvía levemente mi realidad, eran meros flashes, destellos que vislumbraban mi mirar.

Escuchaba sus cadenas, golpes fuertes del metal oxidado contra el suelo, me perseguía, me sentía cansado, agotado.

—¿Qué haces?

Escuchaba voces sin una boca que las profesara.

—No habrá otro día.

¿De dónde veían estas voces?

—Deberías morir.

¿Acaso venían de mi cabeza?

Quería que se detuvieran, quería pensar libre nuevamente, quería vivir, quería seguir, no podía morir.

Una mano me tocó al hombro. Sobre exaltado volteé y tomé el cuchillo, apunté hacia él, siendo tan solo un hombre asustado que llamó mi atención.

—Oye ¿Estás bien? ¿Te ocurre algo? —Escuché una voz cantarina, amable.

Era un hombre mayor, notaba su anillo de casado, sus ojeras y una identificación "Moreau". Estaba conmocionado al verme así, aun así, trataba de ayudarme como podía, tenía una mirada noble.

Sentía que debía mantener mi paso, seguir corriendo, pero en vez de eso quise pedir ayuda, me sentía seguro, pero no estaba seguro de si tomaría en cuenta lo que diría.

—Por favor... —En ese mismo instante me detuve.

—Oye ¿Qué pasa?

"Eso" pasaba. Mientras pronunció esa frase, la pesadilla se hizo presente frente a ambos, cortó la conversación, intenté ayudarlo, intenté avisarle, intenté salvarlo, pero no pude hacer nada. Antes de que percatarse, escuchamos el estruendo de sus cadenas, volteó, encontrándose de frente con la figura aberrante, flexible, esbelta y oscura, que empaló al hombre con sus garras y lo levantó; tomé el cuchillo con fuerza, intentaba moverme, pero mi cuerpo no respondía, era imposible salir con vida si intentaba hacer algo.

Solo pude ver todo distorsionado, ver como la mirada del hombre, se llenaba de terror y era asesinado por el abismal ser.

Desearía poder haberlo ayudado, desearía poder haber hecho algo, me sentí tan inútil, tan pequeño, en la inmensidad de mi pesar. Desearía que hubiese otro día más, para poder hacer las cosas bien.

Corrí sin aliento, pensando en aquella persona, nadie me podría ayudar, era la verdad. Me veías ahí, vagando sin rumbo verdadero dando pasos, el aire frío resoplaba fuertemente y el cielo casi ennegrecido por completo avecinaban un mal augurio, una desgracia, mi camino era uno solo, sin miedo recorrí el espeso bosque, que ahora estaba más oscuro que nunca, no podía ver donde me dirigía, tan solo escuchar para orientarme en mi camino.

Me adentraba en la más recóndita oscuridad, sin saber si podría regresar.

Izquierda, venía de la izquierda, inmediatamente giré a la derecha; a un lado, iba al contrario, esta era mi forma de evitar el toparme con aquella criatura abismal, pero aun así, era impotente ante mi destino.

Venía de en frente, paré de golpe, intentando ir al contrario, pero me encontré con un zarpazo, que por poco me roza el brazo; no tenía tiempo de pensar, cuando sentía que se abalanzaba sobre mí, en un movimiento rápido lo detuve con el rifle, forcejeando arduamente, intentando zafarme, había levantado un brazo, estaba indefenso, tratando a duras penas de que no terminara encima de mí, rápidamente aposté todo a algo osado, usé el cuchillo, atinando un tajo en su cuello, lo esquivó a medias, resultando en que no solo le quité su máscara, sino también le hice daño.

¡Arghh! —Grité, pues parte su sangre ennegrecida cayó sobre mis ojos.

Me dejó medio ciego, pero aún quería seguir, ya había llegado muy lejos, no lo echaría a perder. No supe cómo, pero llegué a un extraño claro, apenas fui capaz de ver nuevamente, me topé con un campo lleno de flores varias, todas blancas, radiantes de una tenue y particular luz, pasé unos segundos, contemplando el paisaje que este profería.

Quisiera decir, que estando de frente a la muerte he visto cada aspecto de mi vida, cada tragedia, cada alegría y sonrisa, sintiendo un alivio y aceptaría mi muerte con paz. No fue así; en realidad no vi nada, no sentí nada, era lo mismo, incluso peor, solo podía sentir un miedo asfixiante y una preocupación aberrante ligada a la figura de parpados blanquecinos.

Estaba acorralado de nueva cuenta, esta vez no podría saltar, evadir o burlar para huir. En realidad, estaba cansado de correr, de huir, estaba harto de todo, hastiado a más no poder.

Quiero vivir, quiero sentir lo que toque, quiero oler cada fragancia, quiero escuchar cada melodía y quiero ver desde un nuevo amanecer, hasta un nuevo atardecer en mis días, quiero vivir todo lo bueno, todo lo malo, lo enfrentaré sin miedo, pero quiero ser libre con cada aliento de mis pulmones, cada latido y suspiro con los que haré lo que decida.

Escuchaba las cadenas, cómo se acercaban hacia mí, mientras yo esperaba aquel desenlace. Tomé unos segundos, más en calma pese a que el corazón lo sentía tan sobresaltado, que pensé que saldría disparado de mi pecho o que en algún momento se detendría súbitamente, pero eso no me importaba, solo quería acabar con esto, con eso.

Recargué mi arma, el casquillo funcionó correctamente, y apunté a aquello que se asomaba al campo.

Sin su máscara, podía notar más su rostro, no tenía dientes, colmillos o alguna comisura que indicara que tenía boca, también era carente de una nariz u orejas, no era humano, ni era animal. Poseía una cara con una mandíbula alargada, sin embargo, solo yacían ahí sus cavidades, en donde se hallaría su boca, estaban ligamentos, hilos que recorrían la comisura de su boca tan negros como su piel. Frente a mí tenía una cara sin rostro, donde las cuencas de sus ojos eran pálidas, sin pupila alguna dentro de sí.

Recuerdo con cierto detalle que, primer gesto que hace es ver su larga mano, con la cual se cubría parte de lo que debía ser su rostro, para posteriormente, dirigir su mirada hacia mí, llena de un sentimiento sin nombre.

No sabría cómo explicarlo, pero sentía una combinación de emociones y expresiones en su mirada, pese poseer una expresión vacía, reconocía que profería un mirar diferente, ahora, frente a mí.

Acometió inmediatamente, intentando empalarme con las garras, me era imposible disparar en este estado, con él en movimiento ni siquiera de cerca podría acertar un disparo certero; me costaba seguirle el ritmo, era grácil, y muy difícil de evadir, debía tener un disparo certero ¿Cómo podría hacerlo?

Uno de sus dedos filosos, me atravesó parte del hombro, dolía, dolía horriblemente aún con la adrenalina que sentía, era como si me quemara, encajándose sobre mí, haciéndome palidecer y sufrir, alzando su otra mano, a punto de dar un tajo final.

Siendo este un universo donde todo tiene fin, que algo asevere que alguna vez estuviste ahí, es maravilloso.

Viviré, así lo haré.

Disparé a su hombro, haciendo que este retrocediera, desencajándome de su hombro, duele atrozmente, pero aun con ese dolo pude hacer un movimiento rápido.

Recargué y disparé nuevamente, esta vez en su rodilla, haciendo que este se desplomara, dando tajos erráticos mientras intentaba mantenerme al margen, esta vez el blanco fue su mano, la cual quedó destrozada, incapaz de hacer nada con ella.

Se habían cambiado las tornas, ahora la aberración, era la aterrada, huía, arrastrándose entre las flores que tornaba negras tras su paso.

Traté de recargar, no había más balas.

A lo lejos, fuera de este claro, estaba algo, inmóvil, a penas lo pude ver, pero en un momento me di la vuelta, aquellos cadáveres veían expectantes, con una mirada fría, una que me ponía nostálgico, al pensar en que, en verdad ya no estaban.

Tiré el arma a un lado, y tomé el cuchillo en su lugar, seguía teniendo miedo, al igual que él, estaba aterrada, igual que él, éramos semejantes en nuestra forma de temer. Me postré sobre la criatura, impidiendo que se moviera o que me atacara de alguna manera, se movía frenéticamente, como un animal salvaje, intentando zafarse de mí, no se lo permitiría. Sollozando del temor, incapaz de aguantar más, incapaz de sufrir más, empieza este a dar gemidos de lamento seguido de sollozos y llantos sin voz, y que solo salen lágrimas por sus párpados, ni se atreve a mirarme, desviando su atención a otro lado. Me sentía incómodo, con un nudo en la garganta al hacer esto, pero también sentía miedo, miedo de lo que me atormentaba, miedo de lo que tenía enfrente, miedo de lo que me pudiera hacer, tomo el coraje que necesito, y apuñalo a mi pesadilla en el pecho, presionaba fuertemente el cuchillo, la criatura sollozaba y gritaba, pero eso no me detenía, aplicaba más fuerza, viendo que sus gritos cada vez eran más tenues, dejaba de forcejear, hasta que por fin cesa por completo.

Contemplé por unos segundos, como su sangre teñía las flores, teñía mis manos, ahora, aquella grotesca criatura yacía en el suelo, tendida casi apaciblemente, viendo mis manos ahora temblando, ennegrecidas, completamente sucias.

Lo veré, veré como el cielo volverá a brillar.

Continue Reading

You'll Also Like

4.1M 199K 101
✅ "We always long for the forbidden things." 𝐝𝐲𝐬𝐭𝐨𝐩𝐢𝐚𝐧 𝐧𝐨𝐯𝐞𝐥 ↯ ⚔︎ ʙᴏᴏᴋ ᴏɴᴇ ᴀɴᴅ ᴛᴡᴏ ᴄᴏᴍʙɪɴᴇᴅ ⚔︎ ...
91.8M 2.9M 134
He was so close, his breath hit my lips. His eyes darted from my eyes to my lips. I stared intently, awaiting his next move. His lips fell near my ea...
194M 4.6M 100
[COMPLETE][EDITING] Ace Hernandez, the Mafia King, known as the Devil. Sofia Diaz, known as an angel. The two are arranged to be married, forced by...
147K 8.3K 33
¡ᴀᴛᴇɴᴄɪᴏ́ɴ! ᴇsᴛᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴛʀᴀᴇ ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ ʏᴀɴᴅᴇʀᴇ, sɪ ɴᴏ ᴛᴇ ɢᴜsᴛᴀ ʀᴇᴛɪʀᴀᴛᴇ ᴘᴏʀ ғᴀᴠᴏʀ...ʏ ᴇᴠɪᴛᴀ ᴅᴇᴊᴀʀ ᴄʀɪᴛɪᴄᴀs ᴅᴇsᴛʀᴜᴄᴛɪᴠᴀs. (ᴀᴄᴇᴘᴛᴏ ᴄʀɪᴛɪᴄᴀs ᴄᴏɴsᴛʀᴜᴄᴛ...