El Club de las Manzanas Podri...

By Natibel94

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¿Quién es la manzana de la discordia? Golden Apple era un pueblo rural, tranquilo y pacífico, conocido por su... More

«Diario de Zhang YiXing, I» ✒️
I. Golden Apple 🍏
II. Travesura 🍎
III. Tentación 🍏
IV. Redención 🍎
V. Pecado 🍏
«Diario de Zhang YiXing, II» ✒️
VI. Discordia 🍎
VII. Embrujado 🍏
VIII. Club 🍎
IX. Estrategia 🍏
X. Horizonte 🍎
XII. Sabotaje 🍎
XIII. Transición 🍏
«Diario de Zhang YiXing, III» ✒️
XIV. Desencadenados 🍎
XV. Purificación 🍏
XVI. Renacimiento 🍎

XI. Asamblea 🍏

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By Natibel94

Espera, sólo un minuto más
Sostengo tu espalda
Prometo evitar que te hundas
Las paredes se derrumban
Y el cielo se viene abajo
Y el momento en que pensamos que ya no estábamos en la ruina
Vino otro gran desastre, colisión
Todo el mundo se está desgarrando
Desastre, división
¿En qué nos estamos convirtiendo?
No puedo decirlo.

Disaster, The Mynabirds

🍏✧


El miércoles temprano, había una vibra ansiosa y de anticipación en el aire. Incluso los animales parecían más ruidosos que de costumbre. Varios pájaros volaban dispersos, como si la bandada estuviese perdida. Cada tanto, paseaban los perros del bosque del lago en busca de comida, pero ese día, ladraban en el fondo de la casa Byun hacia un árbol de moras. A BaekHyun se le erizó la piel al recordar cuánto le gustaba a su madre hacer mermelada con esas frutas en verano, y añoró volver a degustar el dulce como cuando era niño.

En el canal de aire del pueblo, transmitían todo el evento que habría en la plaza municipal. En la radio no paraban de hablar sobre la reciente llegada de Park ChanYeol en la noche anterior. Se había hospedado en la mansión del alcalde y allí pasaría el resto del mes. Haciendo buenas migas con la gente, mientras sus abogados recorrían casa tras casa para hacer firmar documentos de propiedad a cientos de familias que no tenían ni idea de lo que realmente sucedería con Golden Apple.

—¿Quieres ir a ver qué dicen en la plaza? —dijo SeHun.

Ambos estaban acurrucados en el sillón frente al televisor mirando el circo montado para llevar a cabo la supuesta asamblea. SeHun se había quedado allí desde el domingo, sólo había regresado a su casa para buscar ropa y avisar que no se preocupasen por él. Además de pasar por la panadería para decirle a Irene que si lo necesitaba por allí, le avisase a lo de BaekHyun. Aunque para su tranquilidad, ella estaba demasiado contenta con la compañía de YiXing, así que se evitarían las molestias de JunMyeon.

—No le veo sentido, lo pasarán en la tele —respondió BaekHyun con desdén y besó su mejilla—. Mejor quedémonos. No todos los días hacen asueto.

—Cierto —sonrió.

Todavía le resultaba difícil creer que BaekHyun y él, finalmente, habían cruzado la línea de la amistad. Cada vez que SeHun recibía algún afecto o caricia, sentía que su cuerpo se ablandaba, como chocolate al calor.

—De casualidad, ¿viste a YiXing en la panadería?

—Uhm, a la mañana no. Cuando fui, Irene dijo que se había ido a cuidar un rato a su abuela, pero regresaría ahora en la tarde. ¿Por qué?

—Me acordé de él... —suspiró—. Recordé cosas que dijo... ¿Presentirá algo sobre todo lo que está pasando? Porque incluso yo me siento extraño de a ratos... —dijo acongojado y le miró curioso—. ¿Tú no?

—De hecho, no es como que crea mucho en esas cosas... —dijo escéptico—. Pero ya que lo dices, ayer tuve un escalofrío extraño... Y no estaba triste, sino todo lo contrario, feliz de que nos confesamos —sonrió tímido—. Pero fue como cuando se apaga la llama de una vela, muy repentino. Luego se me pasó.

—Como un mal augurio...

—Sí, podría ser... Pero no le des importancia, a veces...

La voz de SeHun se perdió entre sus pensamientos, no es que no estaba escuchando lo que decía, pero para BaekHyun, algo dentro de él le susurraba que no era algo sin importancia a lo que no debía prestar atención. Si realmente existían los presentimientos, no era uno bueno. La intuición no daba miedo, pero lo hacía mantener alerta. Muy atento a señales que no tenían un sentido lógico o racional. Pero que se sentían intensamente en aquellos misteriosos escalofríos, o en los abruptos vacíos del alma que teñían cada instante de felicidad. De repente, se oyeron fuegos artificiales. Provenían tanto de la televisión como del eco del exterior.

—Tengo que ver a YiXing —declaró BaekHyun.

—Podemos pasar por su casa más tar...

—¡Pero ahora! —se levantó de un salto y le observó asustado.

—¡De acuerdo! —exclamó perplejo ante la demanda.

SeHun no entendía qué estaba pasando, pero BaekHyun denotaba una gran urgencia. Cuando salieron, SeHun subió a su bicicleta y pedaleó hacia la izquierda, rumbo al centro. Sin embargo, frenó al darse cuenta de que no tenía compañía a su lado y miró a BaekHyun pedaleando en dirección contraria.

—¿Baek, a dónde vas? —alzó la voz.

—¡Al lago!

—¿Por qué? ¡Es más probable que ya esté en la panadería!

—¡Creo que está en lago! —exclamó y se silenció unos segundos.

Trató de meditar lo que le sucedía, pero no tenía explicación ni siquiera para sí mismo. SeHun pedaleó hacia él y le miró confuso.

—¿Estás bien?

—Así lo siento...

—¿Y si llamamos?

—¡No! ¡No hay tiempo! —dijo presuroso.

SeHun frunció el ceño intrigado, no comprendía nada, pero prefirió no juzgarlo. BaekHyun de alguna forma parecía muy seguro de lo que sentía. Así que confió. Si dudaba ahora de sus sentimientos, entonces, ¿qué le quedaría para él? Asintió y simplemente lo siguió. Cuando estaban llegando al puente vieron cruzar un auto negro. Miraron con detenimiento y se sorprendieron al ver de conductor a JunMyeon, quien les observó amenazador desde dentro.

BaekHyun y SeHun supieron de inmediato que algo malo acababa de suceder y se apresuraron a pedalear hacia el otro lado. Pero BaekHyun frenó en seco y lo sujetó del brazo.

—No, espera, ¡ve con tu hermana! No sabemos lo que ese loco puede hacer.

—De acuerdo, cuídate —SeHun lo besó rápidamente y dio la vuelta.

BaekHyun avanzó a lo largo de la orilla. Sus piernas temblaron, bajó de la bicicleta y la dejó a un lado cuando divisó a YiXing desfalleciendo en un charco de fango. Corrió hacia él, lo miró con espanto un par de segundos y se arrodilló para sostenerlo entre brazos. Estaba sucio, tenía la cabeza mojada y el labio partido por donde emanaba un hilillo de sangre.

—¡YiXing! —gritó aterrado y le cacheteó con suavidad—. ¿Me escuchas? ¿¡Me escuchas!?

—Te... Escucho —susurró y abrió los ojos con lentitud—. Estaré bien.

—Está loco, hay que denunciarlo.

YiXing rio con esfuerzo.

—¿Al... sobrino del comisario?

—Te juro que reuniré a todos y le daremos una paliza tan grande que...

—Sh... —movió su mano—. Acuéstate al lado mío... Y quedémonos un rato así...

BaekHyun lo miró angustiado pero accedió. Aún si YiXing estaba en su peor momento, seguía transmitiendo calma de un modo que ya hasta le daba lástima. Lo acomodó dejando la cabeza sobre sus muslos. Se mantuvieron en silencio un instante. YiXing recuperaba el aire y BaekHyun contemplaba sus heridas. Luego le diría a SeHun que haga algo con el labio partido.

—¿Esto fue por Irene?

—Eso dice él... —respiró con profundidad—. Pero en realidad es un gay reprimido —volvió a tomar aire, recuperándose de a poco—. No hablemos de él. ¿Cómo supiste que estaba aquí?

BaekHyun agachó el rostro hacia él y le miró igual de curioso.

—No lo sé —susurró—. Creí que tal vez me habías contactado con tus poderes o algo así...

YiXing estalló en una risa que se volvió tos ante la dificultad por recuperar todo el aire perdido. El día soleado y caluroso era ideal para bañarse en el lago, pero no de la forma en que le había tocado esa tarde. Nunca imaginó que el paisaje pacífico de árboles y agua cristalina se volvería un recuerdo violento. Pero BaekHyun volvía a traer un poco de liviandad.

—Ay Baek... Eres muy divertido, por eso tu madre te avisó... Sabía que necesitaría reír.

—¿Mi madre?

YiXing cerró los ojos, una brisa tibia lo relajó y asintió con una leve sonrisa.

—Al parecer, también eres muy perceptivo.

—¿Por eso siento cosas extrañas en estos últimos días?

—¿Como qué? Podrían ser normales para mí.

—Angustia... —murmuró—. Como si algo muy malo fuese a suceder.

—Ah... Sí, todo el tiempo —exhaló.

—¿Y cómo haces? —dijo acongojado—. ¿Cómo lo llevas?

—No lo llevo. Simplemente está. Lo acepto. Y entonces... —se silenció al pensar en ello—. Luego, sólo está... Pero no significa que deba ser tuyo, sólo es parte de la vida —confesó mirando hacia el lago donde luces centelleaban—. A veces, sientes cosas que sienten otros, pero no por ello te pertenece. Es como si absorbieras las emociones de los demás, una especie de esponja energética.

—¿Eso te pasa a ti?

—Entre otras cosas.

—Tienes una vida difícil...

—Bueno, la tuya tampoco es un ramo de flores —bromeó y BaekHyun rio.

—Perdón, por si en algún momento te hice sentir todo lo malo que siento.

—Oh, no tienes que disculparte —le miró—. Soy yo quien tiene que aprender a poner límites, no puedo permitir que todas las emociones del resto me afecten.

—¿Hay alguna fórmula para no sentir tanto?

—Si la hubiese ya la habría usado hace mucho tiempo. Sólo tienes que escuchar más a tu intuición, como hoy —sonrió y con ayuda de BaekHyun volvió a sentarse—. A veces, la mente quiere que sólo pensemos en ciertas cosas y nos dejan atascados en momentos inoportunos. Pero... La intuición te guía un poco más allá, te permite vislumbrar el horizonte, aún si no es tan claro como la mente —llevó su índice a la sien—. La mente desordena todo a su conveniencia. ¿Puedes creerlo? Es tan lista, querrá controlar hasta lo incontrolable. Y eres humano, no una máquina.

BaekHyun miró hacia el lago también y sonrió tras escuchar todo.

—Ayer SeHun también habló del horizonte.

YiXing asintió y suspiró pesadamente.

—Todos estamos sintiendo cosas de alguna forma... O quizá, más allá de las formas es que estamos todos conectados, ¿no?

—¡Sí! —se levantó de golpe, estirando su mano—. Vamos a mi casa a comer algo, SeHun fue con Irene. Además tenemos que ver esa horrenda asamblea.

YiXing sonrió y tomó su mano.

—Ah, maldita asamblea. Ojalá tuviese alguna máquina del tiempo.

—¿Por qué?

—El fuego Baek, lo veo, pero no sé cuándo será —dijo preocupado—. Cada día, siento más calor, ¿no hueles las manzanas desde lejos? Casi gritan auxilio...

—¿No será alguien haciendo un pastel? Espera, ¿las manzanas también te hablan? —preguntó con credulidad.

YiXing rio al notar que su amigo cada vez estabas más convencido del más allá.

—No las manzanas en sí, pero... —lo pensó un instante mientras caminaban a paso lento—. Hasta la naturaleza tiene su propio espíritu, sino, ¿quién crees que es la madre tierra?

BaekHyun le miró sorprendido y sonrió.

—Siempre tienes las palabras justas.

✧✧✧

El centro del pueblo era un alboroto. Cientos de personas iban y venían. Todos estaban alterados tratando de ver por donde llegaría el alcalde, paseaban alrededor de los comercios abiertos que aprovechaban el gentío y la ansiedad de la asamblea. SeHun no podía creer que estuviesen tan desesperados por saber las noticias que traía un empresario. Más que nunca comprobaba la ignorancia de los habitantes. Evidentemente, el dinero movía hectáreas enteras.

Sin embargo, no había ni rastro de JunMyeon.

Irene atendía a una señora charlatana que presumía saber todo el negocio de los Park en Golden Apple. Decía que iban a poner un gran parque de diversiones y construir un enorme hotel de lujo; pero SeHun cuanto más oía, más sabía que estaban todos completamente desinformados. Finalmente, la señora se marchó e Irene lanzó un largo suspiro.

—Qué horrible día, todos están insoportables —dijo exhausta detrás del mostrador—. ¿Qué haces aquí otra vez?

—¿No vino a molestarte JunMyeon?

—Pf, ni lo nombres. Pero no, afortunadamente no viene hace casi un mes. ¿Por qué?

—Ah, te lo diré porque de todos modos te enterarás cuando lo veas. Parece que tuvo una pelea con YiXing.

—¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? ¿¡Dónde está!? —corrió hasta él y lo sujetó de la remera—. ¡Voy a matar a ese maldito de JunMyeon!

—No sé qué pasó, sólo supongo —le contuvo—. Es que BaekHyun tuvo un extraño y mal presentimiento. Entonces, fuimos al lago y JunMyeon justo se iba hecho una furia.

El teléfono de la panadería comenzó a sonar. Irene se apresuró a atender, el temblor se había apoderado de sus manos. Oyó la voz de BaekHyun y moduló su nombre a SeHun, quien fue tras ella para pegar el oído al tubo y escuchar. YiXing estaba a salvo en su casa y se quedaría a dormir. En cuanto cortaron, respiraron con alivio.

—Deberías cerrar temprano hoy. No me gusta el lío de gente que hay en la calle —advirtió SeHun.

—Pero vendemos más.

—No me importa. Vámonos Irene, no estoy tranquilo y tampoco lo estaré hasta que estés en casa.

—No soy una niña pequeña, además a papá no le gustará nada la idea.

—Pero a mamá sí. Además, es más importante la seguridad. Siempre vendemos bien. No necesitamos el dinero de esta gente desesperada por más dinero.

Irene frunció el ceño, no estaba convencida; pero luego sonrió con picardía.

—Está bien, cerraré, pero iré contigo a lo de BaekHyun. Quiero ver a YiXing.

SeHun rodó los ojos y se giró para esperar afuera.

—Como quieras. Tú se lo dirás a papá.

Una hora más tarde estaban todos reunidos en la casa de BaekHyun. Irene en el sillón con YiXing en su regazo, ponía por segunda vez, una compresa fría sobre el labio al que SeHun le había dado unas puntadas con su equipo de primeros auxilios.

—Idene estoy mien, no tienes que feocupadte —dijo con dificultad.

Ya tenía los labios adormecidos por la anestesia y el hielo. Escucharlo resultaba muy chistoso para SeHun y BaekHyun.

—¿Cómo que no debo preocuparme? Soy tu... Tu novia —murmuró con timidez—. Tú también me protegiste el otro día. Eso hacen las parejas...

—Ve a descamsad.

SeHun y BaekHyun estallaron en risas.

—¡Dejen de reírse! ¡No es divertido! —exclamó enojada.

—No imfodta.

BaekHyun apretó los labios conteniendo la risa y subió el volumen de la televisión para concentrarse en otra cosa. Eran las siete de la tarde y en la pantalla recién aparecía Park ChanYeol, un hombre joven muy alto. Sonreía con sus dientes enormes, contento, tal y como lo esperaban, como si fuese a apropiarse de una gran mina de oro. Vestía elegante, pero curiosamente sencillo, nada de trajes ostentosos, con un suéter avellana y pantalones caqui, y su cabello brillante y grasoso que parecía peinado con aceite de girasol.

—Qué mala espina me da —dijo SeHun.

—A mi también.

—Se ve tan corrupto como el alcalde —acotó Irene, intrigada con el inicio de la asamblea.

—Se ve elegamfe.

—Sh, deja de hablar, tus labios tienen que descansar —Irene aprovechó a darle un suave besito mientras su hermano estaba distraído con la tele.

YiXing cerró los ojos ante el contacto y tomó su mano con delicadeza. ¿Por qué era tan difícil enamorarse de lo que sí le hacía bien?

—Gracias.

—No hay de qué. No te preocupes, ya le daré su merecido a ese idiota.

YiXing rio y luego continuaron prestando atención al resto del discurso. El joven Park anunciaba que durante el resto del mes de Julio e inicios de Agosto, estaría visitando a la mayor parte de las familias junto a sus asesores. El alcalde se llenó la boca hablando de lo prósperas que eras las tierras de Golden Apple y que la Corporación Park buscaba hacer crecer a muchos pueblos pequeños de todo el país, pero sin mencionar nunca qué era lo que iban a hacer. Sólo hacían foco en la felicidad que iba a traer a los habitantes, ese nuevo comienzo. El gran negocio allí sería comprar el pueblo entero, desde las fincas de manzanas hasta el pueblo vecino. Un lugar donde abundaban las higueras pero el calor no era suficiente para hacerlas madurar a tiempo.

—Todo esto suena horrible. ¿Acaso no quieren quedarse con el país entero? —preguntó BaekHyun con sarcasmo hacia la tele.

—Probablemente —le siguió SeHun.

BaekHyun tomó el control y apretó el botón de apagar. Se quedaron unos instantes en silencio. YiXing emitía unos ronquidos leves mientras Irene le observaba preocupada.

—¿Y ahora qué haremos? ¿No deberíamos ir a casa a ver cómo están nuestros padres? —se dirigió a SeHun.

SeHun lo sopesó unos instantes, miró a BaekHyun quien asintió y sonrió con pesar.

—Vayan, será lo mejor. Yo cuidaré de YiXing.

—De acuerdo, llámame si necesitas algo —se levantó y besó su frente en despedida.

Irene lo miró con picardía y le imitó despidiéndose de YiXing quien seguía en el mundo de Morfeo. Al cabo de unos minutos, la casa quedó en completo silencio. BaekHyun fue en busca de una manta y tapó a YiXing. No hacía mucho frío, pero cuando uno se dormía tan profundamente la temperatura bajaba, y en vistas de que ya estaba anocheciendo, también el clima refrescaba un poco, así que se dispuso a hacer algo de ramen para la cena mientras recordaba lo que YiXing le dijo. Su madre era quien le había enviado aquel mensaje de ir por él al lago. Bastante curioso y al mismo tiempo, extrañamente reconfortante.

No importaba dónde, cuándo ni cómo. Su madre seguía presente, podía sentirla. Su intuición le permitía ir más allá. Y más allá, significaba hacer el intento por defender aquel pueblo que ambos siempre habían amado.

—Entonces, mañana vas a empezar las rondas para cuidar de Golden Apple —oyó la voz somnolienta tras él—. No sé si lo acabo de soñar o lo dijiste mientras dormía...

YiXing estaba envuelto en la mantita y ya hablaba con normalidad.

—De hecho, lo estaba pensando....

—A la noche y en el silencio, se abren la puertas de todos los mundos.

—¿Cómo? —frunció el ceño al intentar revelar el misterio.

—No hay barreras entre el mundo de los sueños, de los espíritus, de los humanos. Como si fuese Halloween, convivimos todos al mismo tiempo.

BaekHyun alzó una ceja con curiosidad.

—¿Y eso significa que es buena o mala idea hacer vigilias en Golden Apple?

YiXing le observó confuso y se encogió de hombros.

—Creo que no hay opción buena o mala. Hay que hacer lo que hay que hacer. No importa qué, los negocios ya están hechos.

—O sea que ya estamos arruinados.

—En efecto.

—Al menos lo intentaré, no puedo dejar que nos quiten todo sin hacer esfuerzo alguno —mezcló con cuidado el ramen en la cacerola.

—¿A quiénes le quitarán qué? —indagó YiXing.

—El pueblo a la gente —probó una cucharada del caldo.

—¿Y acaso tú sabes lo que quiere la gente del pueblo? No se veían muy tristes en el evento de hoy...

—¡Porque les están mintiendo! —se volteó.

—¿Y por qué quieres desenmascararlos? Los Park no te deben nada... —vaciló y se inclinó a ver el ramen—. Aún.

—Por favor, YiXing; si KyungSoo nunca hubiese hablado con el alcalde no estaríamos metidos en esto.

YiXing le miró con seriedad, pero BaekHyun no se inmutó. Parecía que realmente, había una parte en BaekHyun que estaba nublada por completo. Negada, inconsciente, donde el origen de todos los males, seguía siendo su tío. YiXing dejó la mantita encima de una silla y suspiró.

—Sabes que si KyungSoo no hubiese regresado, hubiese sido cualquier otro empleado. Él tomó su decisión, sabía lo que pasaría y cuáles eran las consecuencias. Todos están buscando su propio interés. Entonces, ¿cuál es el tuyo, BaekHyun? —alzó una ceja—. ¿Intentar salvar Golden Apple sabiendo que es un caso perdido o ir siempre contra KyungSoo?

—Quiero justicia —espetó golpeando la mesa con la cuchara—. Quiero que pague lo que hizo.

—¿Qué hizo? ¿No evitó una muerte? ¿No intentó cuidarte todo lo que pudo?

—YiXing... —se empañaron sus ojos—. Se supone que estés de mi lado.

—No estoy de un lado, Baek... ¿Qué harás si todo sale como tú deseas? ¿Qué harás si arruinas el negocio de KyungSoo? ¿Piensas que a él le va a importar?

—Seguramente.

—Baek, no me malentiendas... —suspiró y le miró sereno—. Pero, ¿así como le importó todo lo que hiciste y dijiste hasta ahora?

BaekHyun enmudeció y las lágrimas brotaron. YiXing se acercó y lo abrazó, dejando que su hombro fuera empapado en un silencioso llanto. Para BaekHyun, era más difícil admitir que había un anhelo desesperado por seguir obteniendo atención de KyungSoo, que simplemente desear una venganza. Y es que, ¿cómo iba a revelarse a sí mismo el vacío que había tenido por tanto tiempo?

—Yo le dije que se fuese —sollozó—. Yo fui quien lo echó de la casa. Cuando lo vi besándose con JongIn, les lancé barro —gimoteó abrumado en lágrimas—. Le grité que se largara de la casa, y me hizo caso, se fue... Y volvió sin que se lo pida... Y jamás me reclamó eso. ¿Por qué? —soltó enojado—. ¿Por qué no reacciona? ¿¡Por qué no le importa!? ¿Tan poco le importaba? ¿Tan poco me quería que lo olvidó?

YiXing dejó que se descargase tanto como necesitase. Entre mares de lágrimas, mocos, ojos hinchados y voz quebrada. BaekHyun se sentó y YiXing sacó la cacerola del ramen y puso un jarrito con agua para hacer té. Luego, lo tapó con la mantita encima, le sirvió una taza y se sentó a su lado.

—Quizá, él también está dolido, pero tiene otra forma de lidiar con ello. O tal vez nunca se cuestionó tu pedido. Si se fue, es porque te dio la razón de una forma u otra. Todos tenemos maneras distintas de afrontar los conflictos, y el dolor también...

—Entonces, ¿está mal querer arruinar su negocio? —murmuró congestionado.

—¿Por qué buscas aprobación? Yo no tengo las verdades absolutas, nadie las tiene —rio—. Haz lo que te dé la gana. Pero sé consciente, realmente consciente de qué te lleva a tomar tus decisiones. Ten la mente clara. Si lo haces porque tienes rencor por KyungSoo, pues ve y hazlo, pero no pongas excusas ni hables en nombre de otros; hazlo por lo que sientes tú.

—Siento que ya no sé lo que siento...

—Eso está bien... Al menos no es una mentira de cómo te sientes. Puedes reconocer que no lo sabes —dio una palmadita en su espalda—. Déjalo estar y sólo se esclarecerá. No tienes que forzarlo.

—Como con SeHun...

—Exacto —sonrió.

BaekHyun asintió y dejó caer las lágrimas que no parecían tener fin. Pero, a diferencia de las anteriores, no se sentían angustiantes; sino liberadoras. Reposó su rostro sobre el hombro seco de YiXing quien le contuvo en un abrazo.

—¿Sabes? Aunque SeHun es una especie de ángel de la guarda que siempre ha estado conmigo... Debo removerlo del puesto, ya que ahora es mi novio... O bueno, supongo que en eso quedamos —sonrió BaekHyun—. Porque definitivamente, tú eres el verdadero ángel, YiXing.

—Eres el mejor amigo que nunca he tenido, Baek. Ojalá nos hubiésemos conocido más cuando éramos pequeños... —dijo con pesar—. Pero, supongo que así es la vida, nos conecta cuando es el momento...

—Sí... Y por eso —se despegó y le observó con una seriedad fuera de lo común. Lo tomó por los hombros y le advirtió—. Debes olvidarte de JunMyeon. No debería ser considerado ser humano. Te prohíbo que intentes comunicarte o verte con él, ¡o le pediré a mi madre que te jale de las patas por las noches!

—Vaya que lo intenté. Pero no soy yo quien va tras él. Sin embargo, siempre lo encuentro, o mejor dicho... Es como si él me encontrase. Cuanto más hago para tomar distancia, más aparece por los desvíos que tomo —susurró—. Él vino hoy por mi a casa.

—¿Y por qué lo seguiste al lago?

YiXing se mordió el labio inferior con nerviosismo y se encogió de hombros.

—Supongo que si yo soy el ángel... Él es alguna clase de demonio.

—¡Esa es una excusa barata! No me vengas con esas mierdas —dijo molesto y volvió a advertirle—. Si te hace sufrir, yo sufriré también. Así que piensa en tus amigos que te aman de verdad. Igualmente, le daremos una paliza. Pero ese no es el punto, estamos hablando de que somos conscientes —enfatizó—. De la basura que es ese tipo.

—Es que... Quizá ese es el problema —su rostro se contrajo—. No creo que otros sean capaces de amarme.

—¿En serio vas a poner en duda nuestra amistad? —le acusó.

—No, claro que no —negó rotundamente y luego alzó una ceja—. ¿O sí?

—¿Quieres hacerme enojar?

—¡No!

—Entonces evita a toda costa a JunMyeon. Además, si hieres los sentimientos de Irene, SeHun te dará una paliza.

—¡De acuerdo, ya entendí!

—Buen chico.

YiXing cabeceó riendo y BaekHyun lo abrazó fuertemente. Ojalá pudiese hacerle más caso a su amigo que a las voces de los espíritus que lo rodeaban. Pero día a día, año tras año, YiXing se perdía un poquito más entre ambos mundos y comenzaba a creer que tal vez...

Él debía pertenecer al de los fantasmas.

✧✧✧

En el regreso, SeHun e Irene se detuvieron frente a la casa de los Kim. Se miraron mutuamente, el auto de sus padres estaba estacionado allí, así que se acercaron hasta la puerta. Oyeron las voces de ellos adentro mezclada con la de sus tíos, y la de KyungSoo también. Tocaron y pronto les abrió SeulGi.

—Uh —alzó las cejas—. Llegan en el momento justo. Sus padres están acordando con los míos a cuánto van a vender las casas, y KyungSoo les está diciendo hasta cuánto les pueden llegar a pagar los Park.

—¿¡Mi papá va a vender todo!? —se sorprendió Irene y entró con brusquedad.

—Chicos, ¿qué hacen aquí? Pensé que estarían en la panadería —se sorprendió la señora Oh.

—Sí y nosotros que no venderían nada —espetó Irene.

—Hija —dijo el señor Oh con calma.

—¿Hija? ¿A la que haces trabajar allí desde la infancia y ni siquiera fuiste capaz de consultarle sobre todo esto? ¿A la que jamás escuchaste con sus sueños pero que aceptó trabajar ahí todos los días? —se llenaron de lágrimas sus ojos—. Ni siquiera me hiciste parte de esta decisión.

—Pero, ¿acaso no estás de acuerdo? —le miró pasmado.

—¡No se trata de eso! No me consideras, no me haces parte de verdad... —dijo con decepción—. ¿Por qué tomas tú solo las decisiones? Mamá, ¿qué piensas tú?

—Hija yo... Es lo mejor, ¿no? —titubeó.

—O es lo que él dice, mejor dicho —lanzó con desprecio.

—No me hables con ese tono, señorita —alzó la voz su padre.

—Irene, déjalo —SeHun intentó calmarle con una mano en su hombro.

—¡No! ¡Tú también suéltame! ¿Qué acaso no tenemos palabra en los negocios? ¿¡Siempre tenemos que cerrar la boca!?

—DaeHun, será mejor que hablen en su casa —acotó el señor Kim.

—Ay, tío, ¡por favor, no seas condescendiente! —espetó Irene.

—Bueno, nos vamos —declaró el señor Oh y se levantó bruscamente.

—No, nos vamos nada. ¡KyungSoo! —llamó Irene hacia él quien permanecía en un costado atónito y paralizado—. ¿Cuál es la oferta máxima?

—Dos millones de dólares.

Irene se quedó con la boca abierta ante el asombro, y SeHun también lanzo un bajito: «Wow...». El señor Oh se apresuró rumbo a la salida. Sin embargo, Irene no tardó en hablar.

—Pues entonces serán tres millones. Uno para mí.

—¿¡Estás loca!? —gritó su padre en regreso.

—Sí, súper loca —se sentó en un asiento y se cruzó de brazos y piernas—. La panadería es mía. No saldré de ahí hasta que me den mi millón.

—La panadería no es tuya —dijo su madre.

—¿No? Pues díselo al alcalde, a los vecinos, a todo Golden Apple que me ha visto trabajar ahí desde niña —espetó con severidad—. Quizá les importe cuando sea el único comercio resistiendo con sus puertas abiertas y vendiendo pasteles de malditas manzanas doradas.

SeHun sonrió de costado en silencio, estaba orgulloso de su hermana. SeulGi tenía el rostro pintado en mil colores y los ojos con estrellas por la maravilla que acababa de presenciar. YuRi estaba a su lado oyendo en silencio y con la mano tapando su boca, se veía preocupada por el comportamiento de su prima.

—Qué falta de respeto, ¿no? —susurró en el oído de SeulGi.

—Claro que sí, ¿no es genial?

—DaeHun váyanse de una vez, están dando un mal ejemplo —habló por lo bajo el señor Kim.

—Deberíamos aprender de Irene —sonrió SeulGi completamente decidida—. ¡Le voy a pedir consejos!

—Papá, ya déjalos —se asomó JongIn, quien estaba apenas por detrás de KyungSoo—. Todos vivimos en Golden Apple, hemos nacido, crecido, estudiado y trabajado. Somos adultos y debemos estar unidos en las decisiones que tomemos. Además, tú lo dijiste, somos de las familias más antiguas de aquí, con más hectáreas. Nosotros también tenemos poder.

El señor Kim lo observó, sopesó sus palabras, y luego, SeulGi apareció en medio de todos siguiendo los pasos de su prima.

—¡Es obvio que pueden presionarlos y sacarles más dinero! —exclamó y mostró su puño cerrado con fuerza, adoptando un tono codicioso—. Vamos a exprimir a esos miserables hasta que nos den el último centavo posible.

—¿Lo ven? —dijo la señora Kim con obviedad—. Les dije que los chicos ya no eran chicos. Están grandes para los negocios.

KyungSoo rascaba su cuello nervioso. Aquella alianza no era buena por ningún lado que la viese. Y si se enteraban de que él estaba junto a ellos, no iba a ver un sólo centavo de todo lo prometido. Ni siquiera una indemnización por su trabajo.

—Señores —dijo—. Será mejor que me retire y me vaya a un motel.

—¿Qué? —dijo JongIn con rapidez—. No, no, no. Tú te quedas aquí.

—Escuchen, esta situación me compromete a mí. Si se enteran que yo les di información, ninguno de nosotros verá ni un dólar. Ni siquiera tendremos un contrato de venta. Esa gente es capaz de destruir nuestros hogares.

—¿Nuestros? Si tú ni siquiera vives aquí —dijo SeHun con malicia.

KyungSoo cabeceó ante su comentario y prosiguió. Jamás se podría perdonar dejar a toda su familia y conocidos en la miseria.

—Son capaces de dejarlos en la calle.

—Pero KyungSoo, tú eres de aquí. Además, dijiste que quieren cavar una mina —dijo el señor Kim—. Nos están estafando. Incluso tú podrías ganar mucho más, merecemos el oro o nada.

—No tenemos cómo sacar el oro nosotros, señor Kim. No tenemos el dinero, ni el apoyo del alcalde. No tenemos los recursos, y el gobierno no va a invertir en algo que lleva años de investigación.

—Entonces... —la voz dulce de YuRi sorprendió a las familias. KyungSoo tuvo una sensación extraña que lo envió directo al pasado, al día que había recibido la confesión. Tan segura, amable y decidida, que había sido imposible decir algo duro para rechazarla—. Luchemos por un mejor contrato. Contemos la verdad, KyungSoo. Todos lo merecemos. El pueblo entero, quienes han trabajado toda su vida aquí y han hecho que Golden Apple sea conocido en todo el país, merecen saber la verdad. Podemos volver a llamar la atención para un bien común.

Las palabras de BaekHyun golpearon fuerte en su realidad, se mezclaron con el entusiasmo y el convencimiento de YuRi provocando un cataclismo en su interior. ¿Realmente se estaba convirtiendo en alguien tan egoísta? Miró hacia JongIn un breve instante, buscando alguna respuesta a todo aquello. Pero JongIn estaba igual de expectante a su decisión. Como si todo dependiera de él sin importar si era para el bien común o no. ¿A dónde iban a parar todos sus sueños y aspiraciones si una vez más seguía las exigencias familiares? Esta vez no podía salir huyendo con su auto. Sería la total aceptación de que era un cobarde.

—No.

El rostro de YuRi se transformó lentamente en absoluta desilusión. En el ambiente abundaron las caras confusas. En efecto, nadie sabía qué era lo mejor pero se sentía una especie de decepción. Como si ese hubiese sido el momento perfecto para, por primera vez, ir tras un objetivo en común, pero acabase de ser desperdiciado. Era difícil llegar a un acuerdo, todos tenían intereses completamente distintos y en los cuales no se involucraban realmente las ambiciones materiales.

Lazos, vínculos, dolores, traumas, recuerdos. Apegos emocionales por todos lados, por arriba, por abajo. Por el corazón y por la mente. Por el amor y por el odio. Por la sangre. Y finalmente, canalizados por el dinero, como si así fuesen capaces de obtener una recompensa por el sufrimiento. Una sensación mínima del placer que causaba ganar algo de poder. Porque, ¿qué más era el poder, que la mismísima posibilidad de hacer que absolutamente todo, fuera posible?

—Los entiendo a todos. Quisiera estar para todos, pero no puedo... Ni siquiera pude estar adecuadamente para mi sobrino —dijo avergonzado—. Ustedes, hagan lo que quieran, de verdad. Luchen, exijan lo que merecen. Pero... No puedo estar para ustedes, ya los ayudé lo suficiente. Lo siento.

Cabizbajo, KyungSoo abandonó la sala y subió las escaleras, tenía que hacer su maleta otra vez e irse esa misma noche. SeHun propuso a los que aún no sabían, sus padres, tíos y YuRi, sobre la vigilia en las fincas, y que contactasen a más gente del pueblo. JongIn dejó que todos siguiesen distraídos en la discusión, y silenciosamente, fue tras KyungSoo.

—Ey... —susurró.

Entró al altillo y entrecerró la puerta.

—Lo siento, JongIn... —dijo rendido y se sentó en la cama con un pantalón en manos a medio doblar—. No sé qué hacer. Te miré, pensando que me darías una pista pero...

—Nadie sabe lo que es mejor, además fue muy inesperado. Irene tuvo esa idea de repente, y todos entraron en caos —rio y se sentó a su lado—. Fue divertido escucharla hablarle así a mi padre y al tío, tenía razón. ¿Por qué nadie nos dejaba opinar?

KyungSoo sonrió y apoyó su cabeza en su brazo.

—Porque les gusta jugar a que tienen el poder, como los Park. Sólo que con sus familias, no con los verdaderos mafiosos. Al final, todos terminamos agachando las cabezas en algún punto de la escala... —murmuró resignado.

—No digas eso... Cada uno es valiente a su manera.

—Yo no. Pensé que ibas a estar enojado. ¿Aún quieres irte conmigo?

—Claro que quiero. Pero había un montón de presión en ese momento. Cualquier cosa que te hubiese insinuado, podría haber sido catastrófica.

—¿Qué hubieses dicho?

—Uhm... —JongIn le tomó las manos y acarició los dedos tratando de distraerse—. ¿Sabes? Lo que dijo YuRi sonó muy noble... Fue inspirador. Y considerando que tanto la defendí de niño... —rio coqueto mirándole de reojo y se mordió el labio—. Me hubiese puesto de su lado.

KyungSoo observó sus gestos atentamente y sonrió.

—Por eso me gustas, JongIn. Te pones del lado de las causas justas.

—Sí, claro. Por eso te gusto solamente, ¿no? —alzó una ceja.

—Y porque eres increíblemente sexy al expresarte... —se acercó a sus labios para robarle un beso acaparador.

—¿En serio tienes que irte? —bufó con un puchero que KyungSoo besó ruidosamente.

—Sí. Sino arruinaré las posibilidades de todos.

—Te extrañaré mucho... —susurró en su oído y se deslizó encima de sus piernas, frotándose ligeramente—. ¿No tendremos despedida? —entonó con sensualidad.

—No creo que sea conveniente... Es muy pelig... —pero antes de acabar su frase, JongIn lo empujó contra la cama y comenzó a besarlo con prisa y necesidad.

JongIn se bajó su pantalón con rapidez y desabrochó el de KyungSoo con facilidad. Pronto estuvo subiendo y bajando con su boca sobre el pene. Haciéndolo entrar en calor con prisa y provocándole una erección. Jugar con fuego era tan ardiente como lo habían imaginado, la excitación llegaba veloz y las risas no tardaban entre besos y jadeos de JongIn al sentir los dedos de KyungSoo rozar su ano. El placer era inmediato y la adrenalina adictiva. Pero el encanto se acababa de modo abrupto al escuchar el rechinido de la puerta junto a un aparente gimoteo femenino.

KyungSoo y JongIn se detuvieron y se miraron con pánico. JongIn bajó de inmediato de la cama, se subió el pantalón, pero las pisadas huyendo fueron más rápidas que él y no alcanzó a ver. Sólo oyó una puerta cercana cerrarse, lo suficiente para averiguar de quién se trataba. KyungSoo se sentó agarrándose de la cabeza y empezó a maldecir.

—Estamos muertos. Seguro bajó a contar todo, ¿quién fue? Se va a ir todo la maldita mierda.

—No... —susurró JongIn con los ojos empañados y se formó un puchero en sus labios—. Creo que ya sé quien fue...

—Dime que fue SeulGi, por favor —suplicó—. Ella ya lo sabe, no le importa.

—Fue YuRi...

KyungSoo cerró los ojos, lanzó un suspiro pesado y se tironeó del cabello con fuerza.

—Basta, no te hagas eso —soltó en lágrimas yendo hacia él y tomando sus manos. Se sentó junto a él y lo abrazó—. No va decir nada, se fue a su cuarto. La conozco... No es de las que acusan... Aunque debe estar en shock.

—Estamos locos, JongIn, ¿por qué justo hoy? Justo ahora —soltó entre lágrimas.

—No lo sé... —le miró y lo besó—. Pero será mejor que baje antes de que todos empiecen a hacer preguntas.

KyungSoo lo tomó por las mejillas y lo besó por última vez.

—Trataré de comunicarme, de alguna forma. Y sino, nos veremos a escondidas, pero te lo haré saber. Te amo.

—Yo también —dijo JongIn recuperándose y sonrió con esfuerzo—. Nadie me va a alejar de ti ahora, aún si tengo que huir. Te amo demasiado, KyungSoo.

KyungSoo sonrió también y asintió mientras JongIn salía de la habitación. ¿Acaso todo eso era real? Parecían un par de criminales huyendo de la policía y jurándose amor eterno ante cualquier pronóstico. Era una locura. Acababan de ser descubiertos en pleno acto sexual, pasaban de las lágrimas a una sonrisa de juramento, y cada paso, incrementaba más la adrenalina. Si antes estaban derramando gasolina, entonces, ahora definitivamente habían lanzado el fósforo.

Todo comenzaría a caer por su propio peso.

Ficha tras ficha.

Árbol tras árbol.

Vida tras vida.

🍏✧→

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