El Club de las Manzanas Podri...

By Natibel94

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¿Quién es la manzana de la discordia? Golden Apple era un pueblo rural, tranquilo y pacífico, conocido por su... More

«Diario de Zhang YiXing, I» ✒️
I. Golden Apple 🍏
II. Travesura 🍎
III. Tentación 🍏
IV. Redención 🍎
V. Pecado 🍏
«Diario de Zhang YiXing, II» ✒️
VI. Discordia 🍎
VII. Embrujado 🍏
VIII. Club 🍎
X. Horizonte 🍎
XI. Asamblea 🍏
XII. Sabotaje 🍎
XIII. Transición 🍏
«Diario de Zhang YiXing, III» ✒️
XIV. Desencadenados 🍎
XV. Purificación 🍏
XVI. Renacimiento 🍎

IX. Estrategia 🍏

77 12 21
By Natibel94

Espeluznante, poco astuto
Lugares extranjeros
Territorios terroríficos
No puedo soportarlo
Es un gran atlas, me siento tonto
Cuando ya has conseguido lo que quieres
Quizá yo debería comenzar otra vez
No hay nada más que desear
No sabes lo que quieres
Sí, lo estoy pensando nuevamente
Sólo dime qué quieres.

It's a Trip, Joywave

🍏✧

Cada minuto que pasaba era una eternidad. SeulGi estaba sentada frente a Kim JunMyeon en el restaurante más bonito del centro de Golden Apple. Se había puesto unos tacones altos y blancos de YuRi que le quedaban un talle grande, un vestido amarillo y un listón del mismo color en el cabello. Era un atuendo sencillo y bonito, pero JunMyeon no tardó en hacerle sentir incómoda. Al verla, le dijo con un beso en el cuello: «preciosa, pareces un pastelito de limón, y muero por probarte».

A partir de ahí, la cena sólo había ido empeorando, SeulGi quería huir. Desde que pidieron la comida, JunMyeon no paró de hacer comentarios hirientes y horrendos como: «¿Te vas a comer todo eso tu sola? ¿Qué tus padres no te alimentan bien?», entre risas. Hasta: «la realidad es que tenía muchas ganas de salir, últimamente las chicas de este pueblo se están volviendo tan exigentes que me aburren».

Las pocas palabras que SeulGi decía, eran para saber un poco más sobre él. Y claro que obtenía lo que buscaba, sólo que no podía creer que eso fuese todo lo que había. Es decir, JunMyeon era hermoso, parecía un ángel esculpido en mármol, ¿cómo podía ser que sólo saliera basura de su boca? ¿Acaso tenía manzanas podridas en lugar de cerebro?

—¿Qué se les ofrece de postre? —dijo el camarero al retirar sus platos.

—Yo pediré un helado de fresa —sonrió SeulGi.

—¿Estás segura? —alzó una ceja JunMyeon con cierta insinuación.

—Sí, ¿por qué?

—¿Y usted? —le miró el camarero.

—Nada, así estoy bien, gracias —asintió. El camarero se retiró y JunMyeon sonrió travieso. SeulGi aún no comprendía porqué tanta dulzura repentina en su rostro—. Me preocupa tu estómago, es decir, no quiero que estés muy llena para cuando pasemos a la acción. No vaya a ser que te descompongas...

—¿Qué? —frunció el ceño confundida y procesó rápidamente el comentario—. ¿A qué rayos te refieres?

—Vamos pastelito, no finjas que no sabes de lo que hablo —acercó su rostro.

SeulGi pronto sintió una mano subiendo por su rodilla, y sin soportarlo más, se levantó bruscamente y le vertió la copa de jugo en el rostro. Su hermano tenía razón, JunMyeon era un completo idiota, una mosca muerta y asquerosa que no merecía nada de nadie. Ni siquiera entendía porqué se había quedado toda la comida con él, o el porqué acababa de pedir el helado. La rabia y el miedo se habían fusionado, y con ese roce, había alcanzado el límite.

—¿Qué crees que haces? —dijo JunMyeon entre dientes y mirando de reojo a su alrededor.

—¡Eres un cerdo!

SeulGi salió furiosa del restaurante. A los pocos minutos, JunMyeon corrió tras ella gritando su nombre. SeulGi temió y apuró su paso, no le había gustado nada el rostro descompuesto de éste ante su actuar. Seguro le reclamaría también que no había pagado su parte. SeulGi se apuró hasta la plaza central, allí había más gente paseando y dando vueltas. Se sentó, abrumada en lágrimas, y en un instante la sombra de JunMyeon se reflejó en el suelo gracias a un poste de luz.

—Eres una chica muy tonta si crees que alguien te invitaría a salir sin esperar algo a cambio.

—¡Lárgate! —se levantó y gritó llamando la atención.

—¡Ey! —una voz femenina y familiar apareció entre la gente que iba y venía.

SeulGi y JunMyeon avistaron el cuerpo bajito de Irene acercándose con rostro tenso y alerta. Apenas un par de pasos atrás de ella, venía rápidamente YiXing con dos helados, observando la escena y frenando en seco al percibir un montón de sensaciones dolorosas y tensas en su interior.

—¡SeulGi! —exclamó Irene—. ¿Éste te está molestando?

—¡Estamos en una cita, no te metas niña loca! —le señaló y su rostro se distorsionó cuando YiXing embarró uno de los conos de helado en su mano—. ¿¡Qué crees que haces pedazo de raro!?

—Deja de molestar y vete de aquí, JunMyeon —espetó Irene.

—Estoy en una cita con SeulGi, quienes molestan son ustedes —sacudió su mano en el aire tratando de librarse del helado.

—SeulGi, ¿quieres que nos vayamos? —dijo YiXing con amabilidad. SeulGi negó frenéticamente y YiXing sonrió—. Genial, volveremos los tres a casa. Ya puedes irte JunMyeon.

—¿Qué crees que haces? ¿Robando chicas por doquier? ¿Acaso tanta envidia me tienes? —rio con cinismo—. Todos sabemos a quién realmente deseas. Y tú, Irene, ¿qué pasa? ¿Ya estás celosa? Si quieres todavía podemos ir a coger un rato.

Irene se silenció por un momento. Se sintió herida, pero no porque SeulGi estuviese sumándose a su cita, sino porque en efecto, alguien más ocupaba el corazón de YiXing. Sin embargo, el odio en esos instantes era más fuerte que su amor. No podía dejar que JunMyeon se metiese con ninguna otra chica de allí, haría que se atragantase con cada una de sus palabras.

Y comenzaría con una fuerte patada en su entrepierna.

JunMyeon se flexionó de inmediato, entre lamentos piteros. La gente que había frenado a presenciar la discusión se dispersó, y de entre unos árboles, salieron nuevas voces.

—Vaya, cuánta acción, mejor guárdenla para cuando tengamos que pelear en serio —rio BaekHyun y se acercó a JunMyeon, levantándolo de un tirón en los pelos—. Será mejor que te comportes si quieres saber qué te depara tu futuro. De otro modo, me encargaré yo de colgar tus bolas en un manzano.

—Ya déjalo, no vale la pena mancharse las manos con un zángano como él —dijo SeHun a su lado—. ¿Estás bien Irene?

Irene se limitó a asentir, satisfecha con su cometido.

—¿Qué haces aquí? —se sorprendió SeulGi al ver a BaekHyun—. ¿No ibas a cenar en mi casa?

—¿No debería preguntar yo qué haces tú aquí y con ésta cosa? —señaló al amante de los pepinos—. A JongIn no le agradará saber que saliste con esta bestia.

—No se lo digas.

—Ah... —rodó los ojos—. Me gustaría decirte tantas cosas de tu hermano.

—Sé más de él que lo que él sabe de mi —dijo con suficiencia.

—¿Sabes que está enamorado de...

—Sí, sí sé. Y no lo digas. No es de tu incumbencia.

—¿Qué? —BaekHyun parpadeó aturdido—. Espera, ¿estamos hablando de la misma persona?

—Sí —insistió mirándole con fijeza—. Así que no te lo perdonaré, si abres la boca. Te hundiré como el Titanic.

—Baek, basta. Es cierto, eso no te incumbe —sintió a SeHun murmurar en su oído, haciéndole estremecer de un modo sobrenatural.

Como si de repente algo mágico se hubiese apoderado de su cuerpo. Tardó unos segundos en regresar al presente, YiXing le contemplaba por un lado curioso, como si leyese sus sentimientos; y por el otro, perplejo con un helado a medio derretir en su mano.

—¿Alguien lo quiere?

Todos cabecearon en negación y JunMyeon, encorvado y aguantándose el dolor aún latente, le burló por lo bajo con cinismo: «ilguin li quiri», pero nadie le hizo caso.

—¿Acaso esto es una casualidad? —preguntó Irene, igual de confusa ante la situación de encuentro.

—Mejor vayamos a hablar a otro lugar, aquí hay mucha gente chismosa y lo que les voy a contar... —murmuró BaekHyun con misterio—. Incluye a todo el pueblo.

—¿Por qué no vamos a la gasolinera abandonada? —propuso SeHun.

—No —dijo YiXing rápidamente y dejó caer el helado.

BaekHyun miró a YiXing con intriga, intentando descifrar qué había detrás de aquella negativa. YiXing parpadeó desorientado y se encontró con los ojos que pretendían saber lo que estaba viendo. Y ciertamente, no había nada claro. Excepto una sensación de agobio y asfixia. Y un color rojizo intenso en el cielo.

—Sí. Está bien, lo siento... —susurró.

—Maldito freaky —escupió JunMyeon—. Siempre tratando de asustar a todos. ¿Te crees muy superior porque ves espíritus? —dijo burlón—. A ver, ¿por qué no me dices cuando me voy a morir?

—¡Ya basta! —gritó Irene exhausta—. ¡Si no te callas seré yo quien te mate!

✧✧✧

La gasolinera era un lugar que traía enormes recuerdos, en especial para SeHun. Épocas de travesuras junto a JongIn, se remontaban allí donde ambos habían descubierto secretos. Donde JongIn descubrió también, sus sentimientos hacia KyungSoo. Regresar se sentía extraño, una sensación de adrenalina recorrió a SeHun. Aquél, era un lugar con historia que si bien estaba abandonado, algo parecía haber quedado detenido en el tiempo.

La fachada estaba cerrada en persianas metálicas, pero al fondo, la vieja puerta de proveedores seguía rota, ya que usaban el local como depósito en épocas de mucha cosecha. El interior se mantenía en buen estado, la decoración estaba intacta, el mostrador lleno de polvo y las paredes con algo de humedad. Todo funcionaba como un perfecto búnker secreto. Jamás habían hecho aparición los supuestos nuevos dueños. Así que simplemente quedó a disposición de los que trabajaban en la finca de manzanas.

—Ah, cómo olvidar este lugar... —dijo SeulGi al rememorar con añoranza—. Recuerdo una vez cuando vine contigo y JongIn, me dejaron con KyungSoo y él me regaló dulces. Ustedes lo estaban molestando —rio—. Y se pusieron celosos de que sólo me mimase a mí.

SeHun sintió la mirada pesada de BaekHyun a su costado. Luego, JunMyeon volvió a interrumpir:

—Vaya cueva de ratas elegiste, para eso nos quedábamos en la plaza, Byun. Al menos ahí sí hay luz.

De repente un par de focos largos en el techo titilaron, el rostro de JunMyeon se transformó ante el pánico.

—Hay un fantasma —soltó tembloroso.

—Hay luz —dijo YiXing levantando un fusil en una pared y miró con seriedad a JunMyeon—. Ningún espíritu de mi agrado tiene interés en ti.

—¿Qué quieres decir con “de tu agrado”? —replicó JunMyeon con soberbia.

—Ya, BaekHyun cuenta lo que ibas a decirnos —se impacientó Irene.

—Mi tío KyungSoo regresó a Golden Apple porque la empresa para la que trabaja, quiere comprar el pueblo entero.

—¿Quién rayos quiere comprar este mugrerío? —espetó JunMyeon con disgusto.

—Mugre tú —insultó Irene entre dientes.

—Zorra.

El cachetazo hizo eco en todo el local. JunMyeon se llevó la mano a la mejilla. Eso había sido más fuerte de lo imaginado, su cabeza había girado y la piel quemaba. SeHun le había dejado la palma tatuada en rojo.

—Eres una personita muy estúpida como para insultar a mi hermana delante de mí —se aproximó haciendo gala de su altura superior sobre él—. No te dejo con el ojo hinchado, nada más porque me da asco tocarte. Vete, o la próxima te rebanaré el pepino —enfatizó el final, provocando risas en BaekHyun.

Y aunque quiso aguantarlo, YiXing también soltó las suyas pero tapó su boca.

—¡Si me voy, tendrán a la policía rondando en sus encuentros nocturnos, mientras planean sabotear la venta del pueblo! —intentó amenazar.

—Ah, olvídalo, no asustas a nadie —farfulló BaekHyun altivo—. Vete de una vez, saco de mocos.

JunMyeon lanzó un suspiro hastiado, empujó bruscamente con el hombro a YiXing al marcharse de la gasolinera. SeHun lo siguió por detrás para corroborar que no espiase, y BaekHyun terminó de contar su plan a los restantes.

—Tenemos que hacer rondas, cuidar el terreno.

—¿Estás bromeando? Tenemos vidas, trabajo, familia, no podemos pasarnos todo el día aquí —dijo Irene.

—Tu trabajo pasará a la historia y tu familia tendrá que mudarse si se vende el pueblo.

—Pero, ¿y si nos ofrecen mucho, mucho dinero? —acotó SeulGi—. ¿No sería bueno poder irnos de aquí? ¿Tener otras oportunidades?

Irene contuvo el aliento ante la posibilidad de huir de ese lugar y cumplir su sueño de ser actriz. Quizá, todavía podría asistir a castings, intentarlo no costaba tanto como obtener el dinero para empezar desde cero.

—Baek, ¿por qué de repente quieres hacer todo un plan? —indagó, convenciéndose de que era demasiado bueno para ser cierto.

—¿No les parece injusto todo lo que está pasando? ¿Qué hay de esos empresarios? ¿No creen que hay algo demasiado bueno aquí y por eso nos están sacando? ¿Acaso no nos pertenece también lo que haya?

—¿Siquiera tienes pruebas?

—¡KyungSoo es toda la prueba que necesitamos! Investigaré más y se los probaré. Además, en esta semana ya habrá una asamblea. Sucederá todo muy rápido, vendrán los empresarios a tratar de convencernos, pero el alcalde ya sabe todo; KyungSoo se encontró con él en la municipalidad —se exasperó—. ¡Está todo arreglado! ¿¡Entienden!?

—Lo único que no entiendo es desde cuándo te interesa tanto Golden Apple. Ni siquiera trabajas en las tierras, ni siquiera dependes de la productividad como SeHun y yo, ¿por qué te importa?

—¿Esa es tu duda? ¿Por qué me importa mi pueblo? —le observó indignado—. ¿Ustedes no son motivo suficiente?

Todos se mantuvieron callados unos segundos. SeHun se aproximó a su hermana y palmeó su espalda.

—Es duro de asimilar, pero es cierto —dijo con pesar—. Hoy escuché la radio en la tarde y alguien mencionó a una empresa minera, pero parecía sólo un chisme. Como para distraer hasta que tiran las noticias fuertes.

—No creo que a mi familia le vaya a gustar esta noticia... —dijo SeulGi con desdén.

—Claro que no les agradó para nada —cabeceó BaekHyun—. Perdón, pero tuve que decírselos, mi tío y su hipocresía me estaban dando arcadas.

—Estaré para lo que sea necesario. No creo que al pueblo le guste lo que está por venir... No quiero ver sufrir a mi familia —dijo SeulGi con preocupación—. Han sido años de trabajo de papá en la finca, y ahora JongIn...

—No creo que papá y mamá vayan a dejar todo como si nada... Es decir, también deseo hacer cosas diferentes a atender la panadería, el dinero sería genial, pero... —titubeó Irene—. Tampoco es como si una empresa fuese de fiar, ¿no?

—Esta semana veremos por cuánto se vende un pueblo. Averiguaré qué hay detrás de todo esto, no nos van a mentir —declaró BaekHyun—. Es preferible dejar sin trabajo a KyungSoo, a que nosotros nos quedemos sin pueblo.

—Estoy de acuerdo en proteger el pueblo... Pero —titubeó YiXing y le observó atento—. Cuidado con tus intereses, BaekHyun. Que no se conviertan en venganza.

—No lo es —aseveró—. Si ellos velan por sus intereses. Entonces, yo también.

✧✧✧

La música circense atravesó los parlantes de la radio. Siempre que había algún evento o feria en el pueblo, ponían esa mezcla horrenda de acordeón, tambores, platillos y xilófono, como si lo que estuviesen a punto de anunciar fuesen algodones de azúcar que endulzarían las mentes de los habitantes. BaekHyun estaba sentado tomando su café matutino y KyungSoo le acompañaba en completo silencio. Las voces de los locutores anunciaron la asamblea del miércoles en la plaza del centro:

«¡Hay noticias doradas para Golden Apple, al parecer tendremos grandes inversiones pronto. Acérquense el miércoles y escuchemos lo que el Alcalde Han tiene para anunciarnos!».

—Parecen presentadores de un show de premios —dijo BaekHyun.

El día estaba radiante, desde la ventana de la cocina entraban los rayos de sol ofreciendo calidez, aún cuando la atmósfera entre ambos era absolutamente fría y áspera.

—Hay que crear una buena impresión —dijo KyungSoo sorbiendo de su taza.

—Hay que engañar al pueblo querrás decir.

—Así lo ves tú.

—Sí, es verdad. Así lo veo yo... —le miró fijamente y alzó una ceja—. Me pregunto... ¿Cómo lo verá JongIn?

KyungSoo tosió al atragantarse con el café y desvió la mirada hacia un costado, deteniéndose en los detalles florales del jarrón que adornaba la mesa. De un segundo a otro, BaekHyun le hizo cambiar la perspectiva del asunto, y ciertamente, no le agradaba lo perspicaz que se estaba volviendo. ¿Cómo podía ser que un niño inocente y amable se hubiese convertido en alguien tan rebelde y astuto?

Vaya que lo sabía.

—Baek, preocúpate por tus asuntos, aún tienes mucho que estudiar —aconsejó.

—Cierto, justamente como dijiste, son mis asuntos. Así que tú métete en los tuyos y así no tendrás que perder tiempo esquivando mis palabras.

El hartazgo y el enojo subieron hasta su garganta. KyungSoo sintió el fuego atrapado, quería gritar y maldecir a su sobrino por la insolencia. Pero, caer ante sus juegos era acabar en el mismo nivel de inmadurez y molestia que BaekHyun ya tenía, y no quería llegar a eso. Así que, tal y como le había dicho, era mejor centrar su atención en lo que realmente le importaba. Aún después de esos años, JongIn seguía siendo un fuego sin apagar en su interior. Y como tal, al acercarse más a él, más ardía.

Si había interés en estar bien con alguien en todo ese pueblo, sin duda se trataba de JongIn. Aceptar los sentimientos que se habían iniciado y jamás extinguido era lo único que lo mantenía cuerdo en esos momentos. Reconocer que después de cinco años se sentía como un adolescente enamorado a primera vista, era lo único que se sentía bien en comparación a la ambición que destruiría a Golden Apple.

—Tienes razón —aceptó y se levantó—. Me encargaré de mis asuntos.

Necesitaba ver a JongIn. Necesitaba sentirlo también. Y si se trataba de ambición o lujuria, no podía estar seguro, pero de alguna manera necesitaba averiguarlo y satisfacer el deseo que flotaba en el aire. Necesitaba descargar aquella tensión que los sobrevolaba a ambos desde el principio de todo. La travesura que JongIn había iniciado inconsciente e inocentemente a sus doce años, y el salto abismal y osado que había dado en la plenitud de su adolescencia, tenían que tener un justo desenlace.

Y para KyungSoo, ya era hora de poner las cartas sobre la mesa.

🍏✧→

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