LIKE A PRAYER│DEAN WINCHESTER

By vesnax

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LIKE A PRAYER ━━ ❛ OH DIOS, CREO QUE ESTOY CAYENDO ❜ supernatural ─⊹⊱ season four ↺ season six ⊰⊹─ (... More

LIKE A PRAYER: THE WOMAN OF THE NIGHT
SEASON FOUR
━━ 01. after
━━ 02. two faces
━━ 03. woman
━━ 04. the powerpuff girl
━━ 05. hell
━━ 06. i lost a friend
━━ 07. lazarus rising (cry by my side)
━━ 08. fake smile
━━ 09. love story
━━ 10. queen of hell
━━ 11. skinny little bitch
dean's special: caregiver
━━ 12. arduenn v. winchester
━━ 14. i was born demon
━━ 15. friends will be friends
━━ 16. express himself
━━ 17. i bless the rain down in africa
━━ 18. the princess
━━ 19. fallen angel
━━ 20. mission
━━ 21. endgame
━━ 22. second seal
━━ 23. the one where they open their heart
━━ 24. pestilince
━━ 25. long time ago
━━ 26. resurection
━━ 27. 💔
prayer special: britney 2007 but this bitch could never
sam special: the monster at the end of the book
dean special: oh no! i'm falling in love
━━ 28. the next great hell dinasty
━━ 29. future queen
dean's special: choice
━━ 30. kid
━━ 31. lucifer rising

━━ 13. judas is the demon I cling to

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By vesnax


◖𓈈﹗ ﹙ capitulo trece﹚
❛ ▬▬ JUDAS ES EL DEMONIO AL QUE ME AFERRO. . .


                         Cuando Judas la sacó de la diatriba con los Winchester y Bobby, las lágrimas seguían descendiendo por lo que había ocurrido. El vinculo emocional pendía de un hilo débil y confuso que nublaba su juicio aun más. Lilith intentaba entender la postura de los cazadores con el mayor respeto que podía, pero se había cansado de la doble moral y la estúpida vara que usaban para medir los actos buenos y malos. Pareciera que siempre la pondría en los malos y la tratarían como una niña perdida que no sabía lo que estaba haciendo. Y lo sabía muy bien, es por eso que, cuando la teletransportaron a la sala de estudio tenía que hablar con su novio. Dorian había sido llevado allí por órdenes de la reina para protegerlo de una futura amenaza de los ángeles.

      —Trate de hablar con él, explicarle lo que sucedía. Fue imposible, no me quiso escuchar —murmuró Judas—. Intenta descansar un poco Lilith, ha sido un día horrible. Estaré más pendiente de ti, cualquier cosa me llamas —La demonio limpió el rastro de lagrimas y le dedico una bella sonrisa.

      Dorian dormía enrollado en el sofá. Las piernas eran tan largas que no cabían por completo, y sus brazos estaban enredados encima de su pecho, retorciendo los músculos, mostrándolos en esplendor lo tensado que estaban, debía tener un dormir fatal. La bruja se acercó silenciosamente, observándolo como un vampiro acosador. Tenía que haberle pasado lo peor para finalmente darse cuenta que Dorian se había convertido en la persona más importante en los últimos meses. Su corazón se achicó cuando movió su nariz y soltó un pequeño quejido. Era un hombre hermoso, las personas que admiraban la belleza simétrica se perdían lo fascinante que era la asimetría y Dorian poseía unas facciones excéntricas que resaltaban más cuando descansaba. Le gustaba mucho su nariz de gancho y sus ojos de colores marrones y verdes. Se estaba dejando bigote y barba en la perilla, le daba la apariencia de alguien en sus treinta, ya todo un señor. Lilith se arrodilló y le dio un beso en los labios para despertarlo.

      —¿Amor? —suspiró Dorian; Lilith sonrió, la había llamado amor.

      —¿Cómo estás? —le intentó dar otro, pero Dorian se alejó. Mierda, no la quería perdonar. Dorian se sentó con pesadez y la tomó de la mano, levantándola del suelo—. Perdóname. Dorian por favor déjame explicar todo, voy a ser sincera contigo.

      Las manos de Dorian hicieron un recorrido hasta su cintura, la apretaron con ternura y juguetearon con los muslos desnudos, paseando y hundiendo los dedos en su piel hasta llegar hasta su tanga expuesta para que las mejillas de su novio se volvieran rojizas.

      —No sé como decirte que no Lilith, no puedo decirte que no —admitió en un tono tranquilo, sin empezar a tirar leña al fuego. Dorian había tenido los ojos perdidos en su desnudez hasta que ya no los tuvo más, apoyó la frente en su vientre y la besó allí—. Nunca me sentí así por alguien, nunca he estado tan enamorado.

      —No quiero perderte Dorian, quiero estar contigo —Dorian empezó a negar—. Si quiero, Dorian no te quiero fuera de mi vida, por favor, no quiero que me dejes —Lilith lo abrazó por la cabeza, hundiendo sus dedos en su largo cabello azabache—. Manos ahora, necesitas mi protección.

      —No, no la necesito.

      —Los ángeles...

      —Voy a estar con mi mamá en el aquelarre por un tiempo, pero eso ya no es de tu incumbencia —Tenía miedo de lo que significaba—. ¿Por qué no fuiste sincera desde un principio? ¿No confiabas en mí?

      —No sabía como hacerlo. 

      —Siéntate por favor, tenemos que hablar y sin empezar a pelear. ¿Bien? ¿Podemos hacer eso? ¿Y ser cien por ciento sinceros el uno con el otro?

      Lilith asintió sacándose una lágrima, tomó asiento a su lado y Dorian la tomó de las manos girándose o suficiente para que se pudieran ver a los ojos, sin cabello escondiendo las mentiras.

      —Está bien —respondió manteniéndose en la tranquilidad—, empieza tú, te lo mereces, yo me he estado comportando horrible —Dorian no lo negó como solía hacer cada vez que decía un comentario malo hacia su persona; su decadente corazón extrañó escuchar las adulaciones y palabras cariñosas.

      —Desde el momento en que te pedí ser novios te dije que quería un futuro contigo. Estaba pensando que en un par de años te pediría matrimonio y luego tendríamos hijos, unas hermosas hijas igualitas a ti y a mi me gustaría adoptar a un hijo. Yo pensé que eventualmente preferirías tener una vida normal conmigo que la brujería y el mundo sobrenatural. Lilith, a mi no me importa que seas una bruja, de hecho me gusta que lo seas. No me importa que consigas mas poderes y dediques tu vida a estudiar la magia mientras puedas dividirla con lo mundano, con lo que yo quiero y hago. Pero siento que a ti no te importa, no quieres avanzar hacia el mismo futuro.

      —Te quiero en mi vida —interrumpió Lilith alzando un poco la voz, enseguida se arrepintió y corrigió su comportamiento—. Dorian, realmente quiero siendo una pareja.

      —Tu me quieres en tú vida, pero tú no quieres estar en la mía. Lilith —la soltó de la mano—. ¿Cuál es tu plan con todo esto? ¿Es solo venganza o qué haz hecho con la otra Lilith?

      —Hice un trato: ella me concede una charla con mi madre y yo la ayudo a ganar el apocalipsis. De eso se trata todo —Por un momento el silencio fue devastador y creyó que sucedería lo mismo que con los Winchester y Bobby. No la entenderían y empezarían a discutir.

      —Está bien —dijo calmado, pensando como si estuviera en una de sus reuniones de negocios—. Solo quieres hablar con tu mamá —Lilith asintió tragándose el nudo de su garganta porque sacar el tema de su madre la volvía sensible, la convertía en una niña asustadiza—. ¿Y qué le vas a preguntar?

      Lilith agachó la cabeza y con su magia atrajo a su gato, lo recostó en su regazo y empezó acariciarlo. La hacía sentir relajada y podía mantener la poca cordura que le quedaba. La droga la ayudaba a que las emociones malas no repercutieran tan fuerte contra su cuerpo. Dorian estaba siendo comprensible, se quedaba callado para escuchar su explicación y no se había espantado por hablar con la reina del infierno, ni siquiera parecía perturbado.

      —Le contaré la verdad —Lilith tuvo que aclararse la garganta, su voz se había convertido en la expresión de la fragilidad—. Le diré cómo me siento desde que no está y le suplicaré que me deje revivirla.

      —¿Y luego qué?

      —Ella dirá que si y entonces la reviviré y volveré a ser feliz —dijo Lilith en una declaración simple que le había provocado una sonrisa. Lilith creía en sus palabras y estaba dispuesta a lograrlas.

      Dorian opinaba diferente. En su rostro no había ungusto por los planes de la bruja.
      —¿Y si te dice que no? ¿Y si Lilith no gana la guerra? ¿Qué pasaría contigo? ¿Qué es lo que harás si eso sucede?

      —Yo —Lilith no pudo concluir la frase. La respuesta le recordaba a la expresión que Dean había hecho al exponer su falta de peso y decir, con palabras firmes, que se quería matar. Le había roto el corazón.

       Lilith creía fielmente en que su madre entendería sus acciones y alabaría que atravesara un océano de mierda solo para hablar con ella y pedir su consentimiento. Podía sonar extraño y un poco estúpido. Lilith sabía cuales eran los límites y estaba segura que su mamá —a pesar de su devoción cristiana— buscaría la justicia y un término favorable para ambas partes, justo lo que la reina del infierno buscó y no le fue entregado. Entonces, ¿cómo su madre no la entendería? ¡Por supuesto que lo haría! Y, su respuesta sería la bendición para revivirla. En un mundo perfecto, con Lilith gobernando los tres mundos, podía obtener el alma de su madre del cielo y lo demás sería brujería. Una muy pesada, difícil, pero no imposible. Lo haría y ya no habría injusticias. Sería una de las brujas más poderosas y aliada de la vencedora. Nadie se metería con ella y tendría la oportunidad de vivir como quisiera.

       Pensar que en el peor de los escenarios hacía su dedo danzar y la sangra ardía por todo su cuerpo. Si mamá no quería que la reviviera y la reina del infierno perdía... Lilith todavía acudiría a su madre por una última guía. No era una mala hija, no iba a decirle a su madre que quería ir al cielo con ella. ¿Qué hija podría decirle eso a su madre en la cara? Las palabras no saldrían y no quería que su madre viviera atormentada por toda la eternidad. Mentiría, la mayor de las mentiras.

       —Lilith, te quejaste muchas veces de que los ángeles no te dejan morir. Yo pensé que lo decías en broma y todos los intentos para demostrarlo eran simplemente eso. Pero hoy, le gritaste a los ángeles que te mate, que Dios debería de ordenarlo. Mírame a los ojos y dime que si todo sale mal no vas a intentar matarte.

      Que desconsiderado era su corazón que el tormento en los ojos de Dorian fue suficiente para que entendiera lo difícil de la sinceridad, que, después de todo lo que había hecho, no podía abrir la última llave de su corazón a la persona que estaba pidiendo permanecer a su lado. Lilith hizo un voto de silencio y solo pudo mantener la mirada por unos segundos. Dorian había tomado la última pizca de amor.

      —Quiero estar en el cielo y lo ángeles no me dejan entrar. Mi madre está allí y si muero, voy a ir al infierno. Me convertiré en un demonio y haré todo para descansar en el cielo.

      Dorian asintió repetidas veces, soltó el aire que contenía en una pequeña sonrisa acompañada por unas lágrimas.
      —¿Y cuando es que me ibas a decir que no quieres lo mismo que yo? Me siento como puto idiota —El enojo trataba de apoderarse de él—. Te presenté a toda mi familia, mi papá cree que me casaré contigo. Mi mamá está contenta contigo, eres una bruja. Yo me abrí contigo, he puesto toda mi confianza en ti para que cinco días después estemos así. ¿Para que me digas que prefieres morir en vez de dejar todo atrás y empezar una vida conmigo?

      —¡Dorian! —Lilith entendió una parte de él—. Por lo que me has dicho de tu vida, yo te amo más. Solo te hizo más hermoso de lo que ya eres. Eso jamás será un problema para mí, nunca Dorian. Y realmente deseo poder dejar todo atrás ahora mismo, pero no puedo. Necesito hablar con mi mamá y esta es la única manera que tengo. Sé que no merezco pedirte que me esperes —tomó su mano con fuerza, enredó los dedos con los suyos—. Quiero que sepas que no mentí al decirte que me gustaría tener un futuro contigo, haciendo las cosas que tu quieres, en tu mundo de la industria y los negocios.

      —Me estás pidiendo que espere que ocurra el mejor final, eres muy egoísta Lilith. ¿De verdad me amas o te gusta ser amada? Yo siento que estás enamorada de lo que te doy y no de mí.

      Él todavía sostenía los dedos enredados con los huesudos de Lilith, sin querer separarlos, pero su agarre no era tan firme como antes. Dorian acarició el dorso de su mano con la mirada perdida. Lilith lo abrazó de improvisto, muy fuerte apoyando la cabeza en el pecho de Dorian y escuchó los latidos del corazón. No era verdad. A Lilith le costaba darse cuenta si amaba a alguien puramente. Él era su primer novio serio, un tipo de relación que jamás había entendido y no sabía si sus sentimientos eran tan intensos como los de él por ella; Lilith amaba a Dorian, de alguna manera incomprensible a sus ojos, pero lo hacía y la idea de perderlo la hacía actuar con todas sus armas. El amor de Dorian era gigante y le gustaba estar drogada en él, saber que en casa tenía a una persona esperándola para mostrarle el amor. Demonios, talvez si estaba enamorada de cuánto lo amaba y eso significaba que era una egoísta.

      Lilith clavó las uñas en el corazón de Dorian, palpando los latidos y la intensidad con la que había hecho volver loca la respiración. El rostro de la bruja tenia las mejillas rojas y brillantes por las lágrimas, los ojos rojos por la furia y las drogas y unos labios hinchados que atraparon los su novio. Un beso corto detrás de otro, buscando la reciprocidad.

      —No —murmuró Dorian y Lilith se detuvo—. Me vas a matar —dijo pasando la lengua por el labio inferior, deseándola. Sus palabras decían una cosa y su cuerpo estaba temblando. Lilith se había puesto a centímetros de su rostro, unos centímetros y estarían juntos—. No respondes —sonrió irónico con sus dientes grandes y ligeramente desaliñados, como los de ella—. ¡Te odio! —gritó.

      Dorian la tomó de la cintura y la colocó encima suyo, volviéndola a besar como si fuera la última vez que lo haría. El movimiento de sus labios no la dejaba respirar, los brazos conformaron una jaula que la llevaba hasta tocar su torso grande y firme. Dorian la tomó del cuello y la atacó de besos con agresividad.

      —No me dejes —pidió Lilith apoyando la frente contra la de Dorian, tomando un respiro—. No lo hagas ahora, te necesito —Dorian la separó y acunó entres las manos el rostro de Lilith.

      —Las cosas han cambiado Lilith y ya no te quiero esperar. No en estas condiciones, no cuando no puedes mantener una promesa. Si todo sale mal no soy tu opción, tú te quieres suicidar en vez de estar conmigo. ¡Suicidarte Lilith! ¿Eres consciente de lo grave que es?

      —¿Quieres que te prometa que si todo sale mal me iré contigo? —dijo Lilith soltando las lágrimas.

      —No, no soy idiota. Lo prometerás y será una mentira. Te conozco, sé lo que haces cuando estás desesperada por ganar. Eres tramposa. Lilith, te juro que no quiero dejarte, también te necesito y te seguiré amando, no voy a poder olvidarme de ti tan fácilmente,  pero no puedo quedarme cuando sé que me terminarás matando si mueres. ¿No pensaste cómo me sentiría? 

      Lilith se bajó de él rendida. El dolor de cabeza se había hecho insoportable que terminó curándose con magia y, de paso, controló los dolores que su cuerpo estaba sintiendo, como el nudo apretado en su garganta y el intenso latido de su corazón.

      —Bien —dijo despechada. Estaba enojada por perder a Dorian. Lo necesitaba, no planeaba que la olvidara tan rápido. Había escuchado claramente que no la dejaría de amar y de eso estaba segura—. ¿Podemos seguir en contacto?

      —¿Qué implica?

      —Si te llamo, respondes. Quiero saber que estés bien, los ángeles podrían intentar matarte otra vez. Voy a estar preocupada por ti, solo responde mis llamadas. ¿Podemos hacer eso?

      Dorian pasó las manos por su rostro y se tiró rendido en el sofá. Lilith espero paciente una respuesta, sin apurarlo.
      —Está bien —aceptó finalmente relajado—. Nada de vernos físicamente —puso de limite.

      —Como tú quieras.

      Los siguientes días habían sido muy deprimentes para la joven bruja. Había mandado a unos demonios a sacar sus pertenencias de la casa de Dorian y la reina del infierno la acogió en una recamara en el borde del Infierno y la Tierra, a unos cuantos metros de la sala de estudios. Una habitación de piedra rocosa y oscura, como el resto del infierno. Una decoración gótica que la reina le había dicho de cambiar si no era de su agrado. Le importaba una mierda la habitación mientras tuviera un lugar en dónde dormir. Su casa en Massachussets estaba prohibida, no tenía la intención de pisarla. No estaba lista. Prefería la cama enorme en la que cabían ocho chicas, las pesadas telas colgando y los muebles que daban miedo, una arquitectura gótica que la hacía sentir como una adolescente obsesionada con una relación toxica entre un vampiro y una humana. Lilith estaba tirada en la cama. La había sorprendido encontrarse con varios llamados de Mandy y Galilea y, también, de Sam. No respondió a ninguno de ellos por la vergüenza que le daba hablar de su situación relacionada con su ex novio. Había pensado que ya estaban hartos de ella y cortaron la relación, ver que se preocuparon la alegró unas horas. Lilith tenía el celular entre manos, releyendo una y otra vez el largo mensaje de Sam.


Sammy Boy.

Estuve pensando mucho en lo que dijiste la última vez que nos vimos. No me diste la oportunidad de responder, realmente te sorprenderías de lo que iba a decirte. Me enteré que Dorian terminó contigo, es una lástima supongo. Me gustaría poder hablar cara a cara, tu sigues siendo mi mejor amiga y te quiero.
Sé que fui muy imbécil estos meses. No puedo pedirte las suficientes disculpas, tu estuviste conmigo cuando mi padre murió y me apoyaste en todo lo de las visiones, siempre me apoyaste en todas mis decisiones.

Por favor Lillith, quiero hablar contigo.

20/10. Witchy coffee. 142 Derby St, Salem. 15:00 hs. 


      —¿Todavía no respondes? —Judas apareció en su habitación con unas copas en la mano y una botella de vino tinto. Se sentó en la cama con ella.

      —Nop.

      —¿Vas a ir?

      —No sé.

      Le pasó una copa y degustó el vino en un largo trago.

      —A mi me parece que Sam opina mucho más como ti que Dean y si se sientan a conversar como amigos pueden llegar a entenderse. ¿No lo considerabas tu mejor amigo? —Lilith afirmó guturalmente agotada de la mente—. ¿Por qué es tu mejor amigo?

      —Crecimos juntos y cada vez que venía a mi casa nos la pasábamos las veinticuatro horas jugando, mirando películas o haciendo algo. Él no podía hacerlo cuando estaba en los moteles, así que aprovechaba en mi casa. Jugábamos un montón —respondió Lilith con una sonrisa nostálgica—. Y luego, al ser adolescentes, él fue un chico muy solitario, era la única amiga que podía mantener y confiar. Yo nunca tuve amigos reales, solos los típicos para salir de fiesta o al centro comercial después de clases. Sam era mi mejor amigo y luego tuve una mejor amiga, una hermana. Con Sam tenía una confianza muy grande con Sam, le he contado secretos y sabe las peores cosas sobre mí. Me sorprendió mucho que pensara que era una hija de puta por beberme la sangre del estúpido demonio.

      —¿No habían dejado eso atrás?

      —Si, pero —divagó sirviéndose una segunda copa—. El daño ya estaba hecho.

      —Ve, déjalo hablar, él parece interesado en arreglar las cosas. Se preocupó por tu ruptura con Dorian, sigue queriéndote —Cuando Judas nombró a Dorian sintió una nube negra opacar su visión—. Vamos Lilith, ¿ahora no voy a poder nombrarlo?

      —No, es solo, no sé, odio que me haya dejado, se siente como una traición. ¡Y lo peor de todo es que lo entiendo! No he sido la mejor novia del mundo, pero... él dijo que me amaría incondicionalmente.  

      Judas había soltado una serie de risitas que levantaron la curiosidad de la bruja. La copa de la demonio quedó vació en un segundo y, cuando vio el puchero de Lilith, viró los ojos rendida.

      —Está bien, ganas, es un buen momento para contarte lo que pasó con Jesús —Lilith se cruzó de piernas y se posicionó de frente, como una pequeña niña esperando oír un cuento—. Yo era una esclava de un jefe judío de entonces, me usaba mayormente para el sexo. Un día estaba lavando la ropa de mi amo junto al río cuando Jesús apareció. Te juro que todos los rayos del sol le pertenecían, lo habían iluminado, me lo presentaron como lo más puro del universo. No tenía permitido hablar con nadie y, de hecho, tenía miedo de él. Jesús no dijo, solo se puso a mi lado y me ayudó a terminar con mi tarea. AL terminar, me pidió que vaya con él. Me trataría mejor, como una persona y yo acepté.

      —¿Era el hijo de Dios? —preguntó Lilith intrigada. Calmó un poco su curiosidad al notar que Judas estaba bebiendo con velocidad del vino y sus ojos se habían puestos cristalinos—. ¿Estás bien?

      —Si si, no he contado esta historia hace mucho tiempo —Bebió una copa entera y continuó—. Jesús era un hombre muy sabio y emocional. Tenía un aura atrapante a su alrededor, siempre calmado y compasivo. Dedicaba su vida a los demás de forma desinteresada. Su hablar era mágico, su predicación era noble, de verdad, él solo quería la paz en el mundo y la predicaba con su ejemplo. Yo me enamoré de él y lo seguí como su discípula. Hasta este día no sé si ha sido hijo de Dios, ni siquiera Lilith me la ha podido decir. La único que sé como verdadero era su afición por lo sobrenatural. Él si ha hecho milagros, ha curado a los enfermos con pociones e hizo las tierras fértiles. Tenía este tacto estrecho con la naturaleza.

      —¿Cómo una bruja?

      —No, no como tú. Era diferente, único, y mi amor por él era gigante. Creía en sus enseñanzas y las predicaba con honor en los estratos más bajos de la sociedad, ente otros esclavos y en mendigos. Yo le obedecía, era mi mayor amor, ciego, incondicional —A Judas se le cayó la copa de la mano, rodó por la cama, y se estrelló en el suelo. La demonio volvió a llenar sus pulmones de aire—. Yo entiendo lo que Dorian siente por ti, sé lo que es estar repleto de amor por alguien. Veo en sus acciones un reflejo de lo que hice yo. Él no te está mintiendo al decir que lo terminarías matando. Dorian es un hombre muy sabio y valiente para irse antes de que su mundo se derrumbe. Mi lealtad a Jesús, mi amor por él me ha matado. Él me ha pedido que lo traicionara, era el plan de Dios. Necesitaba demostrarle que era el verdadero mesías y tenía que hacer el acto más milagroso de todos, resucitar. Lo traicioné. Yo pensé que podía soportarlo, obviamente no pude con el dolor. Los apóstoles me odiaron, las personas que consideraba familia me querían sentenciar a pena de muerte, me había quedado sola, sin nadie. No amigos, no familia, no amor. Así que me suicidé y fui enviada al infierno. Estuve siglos culpándome de mi traición, odiando haberla hecho. Me arrepentí de haber seguido a Jesús. Lo odié tanto como lo amé. Busqué la manera de vengarme, acabar con el cristianismo, quemar todas las biblias y perseguir a quien quisiera construir iglesias. Yo fui de los peores demonios vivos, responsable de muchas atrocidades.

      —¿Cómo cuáles? —preguntó Lilith conmocionada.

      —Guerras entre reyes, pestes, persecuciones a los cristianos, le insinué a Copérnico el modelo del universo, todo por despecho a Jesús. He sido terrible por siglos, hasta que un sacerdote me exorcizó y me encerró en el infierno. Tuve la suerte de haber sido enviada cerca del destierro de Lilith, escuché sus gritos y alerté a todo el infierno de haber encontrado a la reina. Ella me ayudó a dejar mi rencor atrás y aceptar que mi muerte ha sido mea culpa. Mis decisiones me condenaron, mi inmadurez, mi poca inteligencia, yo fui la que se enamoró y no pudo decir que no. Mi culpa. Yo entiendo a Dorian y te entiendo a ti, me he quedado sin nada y no quiero que cometas mis errores. Sam quiere hablar, escúchalo con paciencia. 

      La demonio podía tener un rostro armonioso, como el de una muñeca de labios grandes y tupidos y ojos redondos con un toque de misterio; en ese momento, cuando su pasado había quedado expuesto, vio una cristalera formarse alrededor de sus ojos y tensaba los hombros intentando no derrumbar su posición de fortaleza. Lilith Arduenn la abrazó encontrando confort en ella, había querido saber su historia por meses, imaginó mil versiones. La verdadera la impresionó más de lo esperado —y esperaba una épica historia—, darse cuenta que el origen de su traición era el amor había logrado calmar la erupción de resentimiento hacia Dorian, los hermanos Winchester y Bobby. La ayudó a soltar la vergüenza de admitir sus más profundos errores, como la vez que no contó el primer intento fallido del rescate a su madre y, ahora, de pensar que perdería en el apocalipsis. Otro fallo en la lista. Judas la envolvió entre sus brazos y apoyó la cabeza en su hombro.

      —Creí que me odiarías —confesó la demonio.

      —¿Por qué?

      —Los males que causé.

      —Yo perdono tus pecados Judas —dijo Lilith acariciándole el cabello, dándole su apoyo. No era fácil hablar del pasado y los errores. Si podía perdonar a Judas, podía hablar con su mejor amigo y retomar la relación que habían perdido.

      —Gracias Lilith.









💬!▬ @vesnax
(author's note)

el pasado de judaas!!!! 

soo, dorian y lilith ya no están mas juntos :( sinceramente me estaba gustando muchísimo esta pareja, me encapriché con dorian fuertee, pero mantengo mi idea original. Death forever <3 (los que no sepan, death es el ship entre lilith y dean)


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