Sigue Respirando

Από mar_castillo_

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Respirar. Algo tan sencillo como respirar se puede convertir en algo tan complicado en cuestión de segundos. ... Περισσότερα

Prólogo
Aclaraciones
Capítulo 1: Fe
#SOSColombia
Capítulo 2: Desahogo
Capítulo 3: Veneno
Capítulo 4: Promesa
Capítulo 5: Miedo
Capítulo 6: Pasado
Capítulo 7: Efímero
Capítulo 8: Invitaciones
Capítulo 10: Tensión
Capítulo 11: El Beso
Capítulo 12: La Conversación
Capítulo 13: Cumpleaños
Capítulo 14: La Salida
Capítulo 15: Problemas
Capítulo 16: Formalidades

Capítulo 9: La cena

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Από mar_castillo_

Me encuentro sentada en la mesa de un restaurante cerca del hospital con Camille y Aiden observándome atentamente mientras me llevo la copa de vino a los labios. Luego de que Camille insistiera un poco logró convencerme de venir a cenar con ellos al terminar mi turno.

Luego de unos segundos me canso de que me observen como si fuera un animal exótico en el zoológico.

—¿Ya me van a decir qué sucede?

—Nada —contestan ambos a la vez y yo río.

—Son demasiado evidentes, díganme qué sucede.

Se miran entre ellos y vuelven a responder un simple "nada". Están acabando con mi tranquilidad y ya tuve demasiado de eso por hoy.

—A ver, les preguntaré algo más simple ¿A qué se debe esta invitación a cenar?

—Mi hermano... Digo, nosotros queríamos agradecerte por ser tan buena doctora y estar ayudando tanto.

Camille discretamente (en realidad no tanto) le pega con el codo en el brazo a Aiden, quien inmediatamente comienza a asentir.

—Ajá... —digo no muy convencida, pero sigo comiendo en silencio hasta que escucho susurros provenientes de ellos y levanto la mirada con una ceja levantada buscando una explicación.

—Lo siento —dice Camille y los dos se callan inmediatamente.

Suspiro ya cansada de que estos dos estén actuando tan extraño.

—Ya basta chicos, yo no muerdo.

Sonríen al mismo tiempo y la verdad ya me están asustando un poco. Parecen dos locos hablando y haciendo gestos al mismo tiempo.

Los miro intentando descubrir que es lo que sucede pero un teléfono interrumpe el silencio.

—Es el mío. —dice Camille y se levanta a contestar disculpándose con nosotros.

—Y bien... Hace tiempo no hablamos, Anel.

—No tanto, Aiden.

Río un poco porque en realidad parece nervioso e incómodo. Él se aclara la garganta y me mira.

—Si... Emm... es cierto.

Asiento y vuelvo a poner mi atención en la comida hasta que Camille vuelve y nos mira con una sonrisa maliciosa que me asusta.

—Lo siento chicos, me tengo que ir. Es una lástima, tendrán que quedarse a terminar de cenar solos —dice con una tristeza tan fingida que sólo se me ocurre que la loca aquí presente planeó esto desde un principio.

Aiden asiente pero luce realmente aterrado. Ambos nos despedimos de Camille y cuando nos quedamos solos un silencio algo incómodo nos inunda así que aprovecho para detallarlo mejor.

Lleva una camisa manga larga azul claro doblada hasta los codos, su cabello castaño que aún no comienza a caerse está algo desordenado y sus ojos color miel lucen algo inquietos, a diferencia de las otras veces que la malicia siempre está presente en ellos. Al entrar me fijé en que llevaba un pantalón oscuro y zapatos negros, y por un segundo me ofreció su sonrisa de modelo que me dejó sin aliento por un instante.

Definitivamente Aiden es un chico atractivo, pero es mi paciente y hasta ahí es la relación que podemos llevar.

—¿Tengo algo en la cara?

—¿Qué? —estoy confundida por su pregunta.

—Me estás mirando mucho, como si tuviera algo en la cara.

«Sólo los ojos más encantadores del mundo»

Concéntrate Anel.

Me aclaro la garganta algo nerviosa.

—Si... Digo, no —suspiro—. Perdón, estaba distraída.

Él asiente poniendo esa sonrisa de superioridad que tanto odio pero que me parece tan atractiva.

Joder, mis pensamientos están mal. Es mi paciente.

—¿Por qué decidiste estudiar medicina?

La pregunta me toma por sorpresa. Bebo un poco de vino y lo miro dispuesta a responder.

—Quería ayudar a las personas.

Él suelta un bufido como si mi respuesta fuera la más aburrida del mundo.

—¿Qué sucede? —pregunto.

—Eso es lo que dicen todos los doctores siempre, no encuentran una excusa más barata.

—No es una excusa barata —respondo ofendida—. Es la verdad, es una carrera destinada al servicio.

—Ambos sabemos que siempre hay algo más.

Lo miro a los ojos y siento que me está leyendo el alma. Me pone algo incómoda esta situación.

—Mi abuela tenía cáncer, murió y no pude hacer nada por ella. Estudié medicina porque pensé que así ya podría hacer algo por otras personas como ella.

—De ahí lo de ser oncóloga.

Asiento. Siempre supe que quería ser oncóloga.

—¿Y tú?

Él me mira confundido.

—¿Por qué escogiste tu carrera?

Parece comprender mi pregunta.

—Soy ingeniero civil y no lo sé, sólo me gustó la carrera y la estudié.

Lo miro entrecerrando los ojos. ¿Me hizo sacar mi lado profundo y me sale con esto? No puede ser.

—¿Sólo eso?

Él asiente.

—Tiene que haber más, Aiden.

—No lo hay, no soy tan profundo como otras personas, Anel.

Volvemos al señor molesto. Este chico me va a hacer envejecer diez años en una noche, aunque no me molestaría si lo hiciera con algo más que hablar.

¿Qué estoy diciendo? Creo que no debería de tomar más vino, afecta mi sistema.

—No sé nada de tu vida, cuéntame más.

—¿Qué quieres saber? —pregunta levantando una ceja.

—No sé, sabes mucho de mi familia para ser sólo mi paciente. Cuéntame de la tuya.

Aiden me mira y humedece sus labios, luego lleva un vaso con agua a su boca y toma un poco.

Debería ser ilegal ser tan atractivo.

—En realidad no hay mucho que contar. Mis padres murieron hace unos años y he vivido con mi hermana desde entonces. He intentado irme a vivir solo pero Camille tiene una extraña obsesión con tenerme bajo su techo, creo que le daría un infarto si me voy de su casa.

Río un poco. —Es algo sobreprotectora contigo.

—Si, y bueno, ella está casada con David, que a mi parecer es un idiota, pero ella está enamorada y a decir verdad, sé que él también la quiere. Tienen un hijo, se llama Caleb y tiene ocho años, es un pequeño demonio.

Habla un poco más sobre su familia y como se las ingenian para convivir sin matarse en una sola casa, río ante algunas anécdotas que me cuenta de su sobrino y yo le cuento algunas de Eider. Para cuando hemos terminado el postre hemos estado riendo un buen rato y se puede decir que tenemos material suficiente para avergonzar al otro con datos de nuestras familias.

—Fue divertido. Me la pasé bien.

Digo mientras él me acompaña al auto.

—Me alegra que te haya gustado.

—Gracias por la invitación.

Me detengo frente a mi auto sonriéndole.

—Gracias a ti por aceptarla.

Asiento y me quedo estática en el momento donde se acerca a mí y deposita un tierno beso en mi mejilla que seguramente me hizo poner como un tomate.

—Hasta luego, doctora Harris —. Dice bromeando con la formalidad.

—Hasta luego, señor Hall.

Me subo al auto y sonrío como una estúpida mientras conduzco a casa. Creo que estoy dejando que esto se salga de control.

...

Bueno, he aquí el capítulo de esta semana.

La playlist del libro ya está disponible en Spotify, les dejaré el link aquí abajo y en mi perfil.

Estaré leyendo los comentarios y hasta la próxima semana.

Link playlist: https://open.spotify.com/playlist/3mYXzmnQJZohV4tq50TJ71?si=R87dTwQnQFi6iVZgWDsZ9w&utm_source=copy-link&dl_branch=1

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