Death God; JinTae

By -winterjin

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Kim Taehyung fue uno de los chamanes más importantes del palacio, sin embargo, luego de ser acusado e impuest... More

00. Death God
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Epílogo.

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By -winterjin

—¿Qué es lo que ha pasado?

Jungkook, con el corazón apresurado y un rostro cargado de pánico, miró al chamán que Seok Jin llevaba consigo. El Dios lo dejó sobre la estera, cuidando que su cabeza cayera con delicadeza sobre la almohada. Su apariencia era lamentable. Sus mejillas estaban teñidas de rojo y el sudor comenzaba a correr de su frente. Lucía como si estuviera luchando por apaciguar la respiración acelerada que presentaba.

Sin embargo, no lucía consciente.

El Dios lo había llevado todo el camino hasta el plano celestial, temeroso de dilatar más el tiempo y que Taehyung se encontrara en peligro. La expresión de Jin no distaba de parecerse a la de Jungkook, pero eso no le impidió seguir insistiendo al otro que comenzara con su trabajo.

Jungkook obedeció, con sus manos temblorosas por la sorpresa. Taehyung y él salieron momentos antes para la recolección de almas. El chamán, por más que no tenía responsabilidad alguna de cumplir con esos encargos, sabía que para pasar desapercibido debía actuar tal y como los ángeles de la muerte lo hacían.

Y la parca menor se sentía culpable por haberlo dejado en el centro mientras él se disponía a perseguir un alma que estaba dificultando las cosas.

—No entiendo por qué se ha puesto así —dijo Jin, atropellando sus palabras y caminando de un lado a otro en la amplia habitación —. Colapsó de repente, sin el menor aviso. Puedes hacer algo por él, ¿verdad?

—Creo que sí.

Jin soltó una carcajada con sarcasmo —. ¿Lo crees? Da una respuesta concreta.

El ángel de la muerte frunció el ceño —. ¿No se te ocurrió llevarlo a un médico humano primero? Sabes que no podemos curar las enfermedades de los humanos así nada más, es contra las reglas y si alguien se entera que…

—Jungkook… Solo por esta vez, ¿sí? Nadie se enterará que has usado tus poderes de forma irresponsable.

El aludido chasqueó la lengua y volvió a su trabajo.

Incumplir las reglas era una gran molestia para Jungkook. Quería pasar su inmortalidad de la manera más tranquila, sin meterse en problemas como los otros ángeles de la muerte lo hacían. No porque quisiera recibir méritos o halagos, sino porque Jungkook no soportaba el tener que vivir su vida temiendo por consecuencias.

Posó su mano sobre la frente de Taehyung e intentó traspasar sus energías al cuerpo del chamán. Pero eso no parecía estar funcionando. No había energías faltantes en el alma del contrario, y había algo que estaba bloqueándolo al tratar de ayudarlo.

Una negatividad que le causaba escalofríos.

—¿Hay algo malo? ¿Por qué tú rostro está así?

Jungkook negó con la cabeza, intentando hacer que Jin no se preocupara. Sacudió sus manos y se concentró, intentando volver a transmitir sus energías al otro.

—Lo perdí de vista por completo —empezó a decir el ángel de la muerte —. Le advertí que no se alejara del lugar en que acordamos vernos, pero cuando llegué ya no estaba. Supuse que te habías encontrado con él y vine para acá.

—Estaban siguiéndolo.

La parca ladeó la cabeza —. ¿Un espíritu? Eso es imposible, limpié toda el área antes de dejarlo ahí y me aseguré de detectar que no hubiesen Nachalsa alrededor.

—No se trata de un espíritu. Es el guardia de Hoseok, el príncipe heredero —respondió, sentándose a un lado de Jungkook y mirando sus vagos intentos de hacer algo por el chamán.

—La coronación es dentro de poco, ¿no debería concentrar su atención en ello? ¿Por qué empieza su búsqueda a pocos días?

Jin subió y bajó los hombros —. El día de la ceremonia, tendremos que ser cuidadosos. He investigado gran parte del palacio, los únicos lugares que quedan…

—El palacio principal y la agencia estatal —completó Jungkook. Aquellos dos sitios, aunque eran los principales sospechosos, no podían solo inmiscuirse sin esperar un mal desenlace.

Jin asintió —. Son los más peligrosos.

—¿Vas a involucrarlo en esto?

—Se lo he prometido —murmuró con un rastro de pesadez. Taehyung seguía insistiendo en querer ser de ayuda para ellos, sin preocuparse por el riesgo que conllevaba hacerlo —. Pero creo que es mejor dejarlo fuera de esto.

El ángel de la muerte asintió, contento de que Seok Jin por fin pudiera actuar con algo de raciocinio. Le vio tomar una de las manos del chamán, como si estuviera insistiendo en que despertara y que se recuperara pronto. Por más que Jungkook sabía lo preocupado que el otro debía estar, las reglas eran reglas.

Durante la transmisión de energía, solo el emisor y receptor podían estar dentro del campo.

—No intervengas —indicó Jungkook con frialdad, señalando con la mirada la mano del Dios —. A menos que quieras quedarte con todas las energías.

Seok Jin alejó su mano de inmediato, soltando una risa nerviosa. El Dios conocía todas las normas dentro del plano espiritual, pero estaba tan acostumbrado a romperlas que, incluso algo como eso, se le salía de las manos.

—¿Junseo ha dicho algo sobre Taehyung?

—¿Ese juez amargado? Ni que lo digas. Han empezado a correr rumores, no me sorprendería saber que él se ha encargado de esparcirlos.

Yeomra frunció el ceño —. ¿A qué te refieres con rumores? ¿Rumores acerca de Taehyung?

—Rumores de todo tipo, me atrevo a decir —señaló Jungkook —. Los ángeles de la muerte de los otros dioses infernales parecen adorar al nuevo sujeto de chismes.

—Jungkook, habla.

—Piensan que estás favoreciendo a Taehyung. Ya sabes, se dice que es un ángel de la muerte bueno para nada y que consiguió su posición por… —empezó a decir, pero al ver la expresión de rabia por parte de Seok Jin se detuvo y se corrigió a sí mismo. Tener que aguantar las rabietas del Dios estaban fuera de su lista de deseos de ese día —. Dicen que es cuestionable la forma en que ha pasado tanto tiempo desde su llegada y aun así su registro de almas está limpio.

—Son una molestia.

—Los inmortales se aburren. Era cuestión de tiempo para que surgiera algo como esto. Eres el blanco perfecto para los rumores.

Seok Jin no respondió, pero estaba comenzando a impacientarse. Los ángeles de la muerte solían ser muy críticos los unos con los otros. Era parte de su naturaleza, después de todo. Ver que una parca del infierno de Yeomra tenía un registro de cero almas era un escándalo que no podía pasar desapercibido.

—Por eso lo he llevado conmigo hoy a la búsqueda, pero no está listo. Al menos no del todo —le dijo Jungkook, frunciendo el entrecejo al ver que sus energías estaban pasando de manera lenta y no efectiva.

—Esto es un problema.

—¿Por qué esto no funciona? —dijo Jungkook entre dientes, empezando a frustrarse más de la cuenta e ignorando lo que el otro decía.

Taehyung parecía estable, a comparación de los primeros minutos cuando aparecieron frente a él. Sin embargo, su poder energético no había funcionado por más que lo hubiera intentado tantas veces.

El ángel de la muerte empezó a levantar sospechas, sintiendo como cada vez más pensamientos invadían su mente.

«Hay algo mal en él» pensó, chasqueando la lengua. En el momento en que alejó su mano, volteó a ver a Seok Jin, quien le miraba con preocupación.

—No puedo curarlo del todo, tendremos que esperar a que lo haga él mismo.

Jin soltó un bufido —. ¿Por qué no funciona?

De ser posible, Seok Jin usaría sus poderes, pero siendo un Dios del Otro Mundo, estaban lejos de ser curativos o de poder ayudar a los mortales.

—Algo me lo está impidiendo. Mira —Jungkook se preparó para la demostración, poniendo su mano a la altura de la cabeza de Taehyung, y aunque pudo notar como la energía intentaba transmitirse, esta era cortada de inmediato y daba ligeros escalofríos al ángel de la muerte.

—¿Estás seguro que él estaba presente en tu vida pasada? —preguntó Jungkook haciendo una mueca.

Taehyung era una persona que parecía esconder muchas cosas. Aún no podían darle una explicación a las cosas de ángeles de la muerte que era capaz de realizar, ahora tropezaban con una nueva pregunta en el camino.

—Lo he visto en mis recuerdos.

—¿Qué fue lo que el espíritu de la villa te dijo sobre él ese día? —lo interrogó, frunciendo su entrecejo. Traer el tema a colación le ponía de nervios, pues sabía que Yeomra lo estaba evitando, pero era ahora o nunca —. Estuviste actuando raro, incluso lo trataste como si fuera la peste durante varios días. Habla.

—No ha sido nada.

Jungkook le miró con enfado —. ¿Crees que me creeré ese cuento? No es momento de esconder cosas entre nosotros. Tu tiempo como Yeomra está contado, si el espíritu de la villa te ha advertido sobre él, debes de tomar las medidas necesarias, no ignorarlo. ¡Por algo lo ha dicho! ¿Por qué más mencionaría algo como eso?

—Porque los espíritus de la villa adoran mentir y esparcir rumores falsos. ¿Somos inmunes a ello? 

—Solo estoy diciendo. Taehyung ya es demasiado raro por sí solo, mucho más con las cosas que han estado sucediendo. Te gusta y son pareja. Eso lo sé, pero no debes cegarte por ello. ¿Qué tal si él tiene más protagonismo en tu pasado de lo que crees?

—¿Estás dudando de él?

—Lo hago, sí —mencionó Jungkook, rodando los ojos al ver la expresión de desconcierto del Dios —. No soy nadie para juzgar tus acciones, pero deberías empezar a actuar con madurez. Te has convertido en un Dios hace casi trescientos años, tu tiempo está terminando, y si no empiezas a ver por ti, no podrás trascender.

Jin iba a contestar, pero el ángel de la muerte bajó la mirada y siguió con la transmisión de energía, esta vez sintiendo como las propias iban agotándose poco a poco, notando que el bloqueo no era tan palpable como antes.

El Dios sabía que cada una de sus conversaciones con Jungkook acabarían de la misma forma y no entendía cómo era que, incluso Taehyung, estaba desconfiando de sí mismo.

Seok Jin se rehusaba a creer que Taehyung tenía relación con lo que sucedía actualmente.

Las puertas de la habitación se abrieron de par en par, cosa que ni siquiera los inmutó un poco. El juez Dowoon apareció tras estas, vistiendo con su atuendo normal de trabajo y con una pila de registros bajo el brazo. La expresión en su rostro era alegre, sin embargo, se vio reemplazada poco después por preocupación.

—Es bueno verlo por aquí, su majestad, justo estaba buscándolo y… ¡Oh! —el juez se detuvo al percatarse del escenario frente a sus ojos y ladeó la cabeza —. ¿Está la parca Kim bien? ¿Ha ocurrido algún problema en el plano mortal?

—No es nada de eso —intervino Jungkook de inmediato, intentando que el otro dejara la impertinencia y se retirara de ahí.

—¿Será que ha sido atacado por algún espíritu vengativo? De ser así, debemos pasar su caso a los encargados de los asuntos espirituales y…

—¡Está bien! —exclamó Jungkook con cansancio, despegando su mano del chamán sintiendo sus energías irse drenando. El juez Dowoon abrió los ojos al verlo enojarse —. Él está bien, no hay necesidad de llamar a los encargados. Ahora bien, ¿a qué has venido?

—Sobre eso… Requieren la presencia de su majestad en la sala de juntas, los ángeles de la muerte recibirán instrucciones cuando la reunión termine.

—¿Una nueva junta? —cuestionó Jin con cansancio. Dowoon asintió con un tanto de pánico por la negatividad en aquel cuarto.

—Me temo que sí. Ha sido convocada por su majestad, la Diosa Mago. Parece ser un asunto urgente.

Seok Jin sabía que, en cuanto la Diosa Mago era mencionada, significaba que algo realmente malo debía de estar pasando en el mundo humano. La Diosa, aunque mantenía su distancia de los mortales, era la principal encargada de velar por su seguridad. A juzgar por la apariencia nerviosa del juez Dowoon, Mago no debía de estar contenta con el desenvolvimiento de los Dioses infernales.

O al menos, con el desenvolvimiento de Yeomra.

—Te seguiré de inmediato. ¿Podrías dejarme a solas con Jungkook por un instante? —preguntó Seok Jin, recibiendo una respuesta afirmativa por el contrario.

—Esperaré afuera.

Y con una reverencia, salió de la habitación con celeridad. Cuando volvieron a quedarse solos, Jin volteó a ver a Jungkook, quien había proseguido en su tarea.

—Estaré junto a él, ¿sí? No necesitas preocuparte más. Está estable, ¿ves? Seguiré pasando de mi energía a su cuerpo.

El Dios le echó una mirada al chamán, quien dormía de forma plácida y respiraba con la misma normalidad de antes. Jungkook había logrado estabilizarlo, al menos un poco, y esperaba que los efectos duraran de esa forma hasta que descubrieran la verdad detrás de su repentino colapso.

—No gastes toda tu energía por si acaso —le advirtió Seok Jin —. Creo que necesitaremos salir por la noche.

—De acuerdo.

—Si algo sucede, debes de avisar de inmediato, ¿entendiste?

Jungkook soltó una risa sarcástica —. Ya, ya lo he entendido. Ya puedes irte.

Asintió, no sin antes mirar por última vez a Taehyung y salió de la habitación con prisa, intentando no perder más tiempo y llegar a la reunión.

Jungkook miró en dirección hacia él chamán, sintiendo una ambigua sensación tal y como siempre lo hacía. No era que Taehyung le desagradara, sino que, esos últimos días, el aura del chamán parecía más extraña de descifrar.

Sabía que era algo tonto tener sospechas por alguien que llevaba largos meses involucrado y trabajando con ellos, pero Jungkook no iba a estar conforme hasta saber lo que estaba detrás de todo eso.

Seok Jin y Taehyung estaban destinados a encontrarse en esa vida de nuevo, eso le quedaba claro. Las almas que no lograban su final feliz, eventualmente, intentarían hacerse de uno.

Pero Jungkook no veía nada favorable en ese futuro tampoco.

La tranquilidad de Jungkook duró muy poco, pues apenas se puso de pie para verificar que la cacería de almas de esa noche estuviera cubierta, escuchó la puerta abrirse una vez más y la silueta de Min Yoongi apareció tras esta.

El ángel de la muerte aterrizó su mirada en Taehyung sin pensarlo y volteó a ver a Jungkook sin comprender qué ocurría.

—No esperaba encontrarme con esto —dijo, soltando un suspiro, luego se cruzó de brazos —. ¿Sucedió algo? La guardia del chamán estaba bajo tu responsabilidad.

—Tampoco lo sé, lo he perdido de vista, se encontró con Yeomra y luego lo ha traído acá porque colapsó. No ha despertado desde ese entonces.

—¿No has podido curarlo?

Jungkook sacudió la cabeza, luego alzó el pincel que sostenía entre sus dedos —. Curarlo no, pero le he pasado un poco de mi energía. Creo que es suficiente para que la suya empiece a regenerarse por sí sola.

—Entiendo.

—No creo que se trate de una enfermedad humana, tampoco de una anomalía en sus energías. De ser así podría curarlo sin problema.

—Acepta que estás desgastado. Parca Jeon has perdido tus habilidades —se mofó, sentándose frente a él y recostando su cabeza sobre la superficie de madera, imposibilitando que Jungkook pudiera seguir leyendo el cuaderno rojo.

—No he perdido mis habilidades. No soy tan viejo como tú.

—¿Siempre contraatacas?

—Sería vergonzoso no hacerlo.

Yoongi rodó los ojos —. ¿Has escuchado los rumores del ascenso al trono?

—No —dijo Jungkook, subiendo y bajando los hombros —. ¿Qué rumores? No me he enterado de nada.

—La fecha auspiciosa coincide con el ritual de otoño —dijo Yoongi, haciendo una mueca de desagrado. Jungkook abrió los ojos en demasía —. Sabía que ibas a reaccionar de esa forma, también lo hice cuando me enteré. ¿No crees que todo parece una casualidad? ¿El príncipe heredero sabrá de nuestras intenciones de asistir?

—El príncipe no nos conoce —dijo Jungkook, cerrando la libreta con lentitud mientras pensaba en lo que estaba sucediendo —. Tampoco conoce a Yeomra. Parece ser toda una coincidencia. Sin embargo, una coronación nunca tiende a realizarse en el mismo día que un ritual nacional.

—A eso me refiero. Si el príncipe heredero hace eso, ¿no será que sospecha que iremos a buscar el amuleto?

Jungkook lo miró con desdén —. Ese escenario es imposible. No nos conoce, ¿por qué realizaría una coronación?

—Para evitar que espíritus negativos entren.

El menor soltó un bufido sonoro, empuñando sus manos —. Justo cuando todo estaba llevándose a cabo de la manera correcta.

—El único camino viable es fingir.

—Es un encantamiento muy difícil.

Yoongi le sonrió con diversión —. Tienes dos semanas para aprenderlo. No será difícil para ti. Después de todo eres el perfecto Jeon Jungkook.

El aludido balbuceó sin poder emitir palabras congruentes, en realidad, tuvo que cerrar la boca para evitar pasar vergüenza frente al ángel de la muerte mayor de nueva cuenta.

—Apréndelo tú —dijo después de pensarlo por un largo tiempo, sin mirarlo a los ojos.

—Yo me encargo de los portales de teletransportación, tú de todo lo demás. Es el acuerdo que hicimos hace cinco años.

—No recuerdo haber aceptado un acuerdo tan tonto como ese.

Yoongi sonrió con amplitud, divertido ante el mal humor que se desprendía del contrario. Aunque las cosas no estaban fluyendo con naturalidad entre ellos después del incidente del casi beso, poco a poco la confianza entre ambos resurgía y los hacía sentir más cómodos entre ellos.

Mientras el tema no fuera mencionado, todo estaría bien.

—¿Tu memoria ya está fallando? ¡Y eso que llevas solo cinco años!

—Recuerdo perfectamente todo, incluso mi vida pasada. ¿Me crees un imbécil? —se defendió, mirándole con odio. Yoongi soltó una carcajada —. ¿Y ahora te ríes? Eres insoportable, Min. No puedo creer que voy a pasar una eternidad contigo.

—Siempre puedes pedir el cambio, estoy seguro de que Jijang te recibirá con los brazos abiertos.

Jungkook hizo una mueca —. Sigues con eso. Soy fiel a Yeomra y eso lo sabes bien. No cambiaré de Dios en ningún momento.

—Kim Seok Jin no estará con nosotros dentro de dos años —mencionó, haciendo que la sonrisa de Jungkook se desvaneciera poco a poco. Incluso Yoongi se sintió entristecido ante ese hecho —. Estoy curioso sobre quién se convertirá en el próximo Yeomra.

El menor pareció ponerse de mal humor de nuevo —. No quiero pensar en ello. ¿Por qué Seok Jin me ha seleccionado justo cuando su período como Dios termina?

Yoongi rio con un deje de tristeza y alzó una de sus manos para acomodar un mechón de cabello detrás de la oreja de Jungkook. El menor le miró con los ojos bien abiertos, sintiendo que su respiración era robada. Sin embargo, la parca mayor no hizo el mayor revuelo sobre eso, y continuó con el tema de conversación.

Jungkook, en cambio, no pudo concentrarse más. Sabía que Yoongi estaba hablándole, pero sus sentidos no estaban funcionando de forma correcta luego de eso.

No era un misterio que el menor había desarrollado sentimientos ante Yoongi desde antes de morir. En realidad, fue un período lleno de confusión.

En un principio creyó que aquel nerviosismo que llegaba cada vez que lo veía, con su atuendo de ángel de la muerte, vagar a un costado de los cultivos de su familia era solo por la admiración y curiosidad que sentía. Uno no veía una parca de cerca todos los días.

Durante una noche de primavera, el momento en que todo se volvió más claro llegó. La máscara con la que intentaba disfrazarse cayó y descubrió que no era solo admiración lo que su corazón sentía.

Desde su primer encuentro con él, los fantasmas y espíritus no dejaban de deambular a su alrededor. Cada ocasión, Jungkook regresaba a casa después de una larga jornada de trabajo y con las fuerzas tan bajas que incluso era amenazado con colapsar a medio camino.

De no ser por Yoongi quién, por casualidad, había estado cerca para auxiliarlo cada una de esas veces.  Después de ese día, por más que el mayor intentaba fingir que no estaba a su lado cada noche, Jungkook sabía que era él quien lo protegía.

—¿Estás escuchándome? —preguntó Yoongi, frunciendo el ceño. Un Jungkook distraído era una señal de alerta —. ¿Pasó algo?

Jungkook sacudió la cabeza —. Estoy pensando en cómo ayudarlo —mintió, señalando a Taehyung que seguía durmiendo en la estera.

—Jijang es una Diosa de curación, podríamos llevarlo con ella si Yeomra no se entera. Por cierto, ¿dónde se ha metido él?

—Una junta, de nuevo.

—Es la tercera en el mes.

El menor asintió con cansancio —. El juez Junseo está insoportable. No solía hacer tantas reuniones, al menos no estaban relacionadas la mayor parte del tiempo con Yeomra.

—Es de esperarse. Nunca le agradó.

Todos en el plano infernal conocían la gran hostilidad que el juez Junseo mostraba hacia Kim Seok Jin. Había sido motivo de incontables habladurías el hecho de que el juez más importante del Otro Mundo se mostrara con aversión hacia un nuevo Dios que había ascendido. Algunos de los espíritus murmuraban que se trataba por su corta edad, otros por la forma en que había sido seleccionado.

En general y la mayoría de las veces, los humanos que tenían la suerte de ascender eran mortales que habían pasado por una serie de eventos importantes que todos los seres debían de pasar. Esto quería decir que sus almas alcanzaban la madurez necesaria para poder llegar a convertirse en un Dios.

Kim Seok Jin era un mero príncipe heredero. No había registros que indicaran que la maduración se hubiera dado o completado. En vez de eso, Baekho descendió personalmente para escogerlo.

¿La razón? Nadie lo sabía.

Seok Jin era un príncipe amable y caritativo con su pueblo, uno de los mejores. Pero su alma era joven, su futuro era brillante, ¿entonces por qué había sido seleccionado? El juez Junseo, incapaz de obtener respuestas a pesar de su alto rango en el Otros Mundo, trataba de expresar su enfado hacia él lo más que podía.

Para él, no era posible que un alma joven estuviera a cargo del puesto más importante dentro del Otro Mundo.

—¿Crees que esté planeando algo en su contra? —preguntó Yoongi. Jungkook rio con sarcasmo.

—No lo creo.

Yoongi sacudió la cabeza e insistió —. No me da buena espina.

—¿Y crees que a mí sí?

—¿Siempre discutirás conmigo?

—Es divertido hacerlo, ¿por qué? ¿Quieres que me detenga?

Yoongi le miró, reparando en lo sinvergüenza que aquel muchacho estaba actuando día a día.

—Hay otra cosa que no te he contado —empezó a decir Jungkook, haciendo que Yoongi se sintiera un poco ansioso de lo que fuera a decir —. Hace rato he tratado de curar a Taehyung, pero el poder energético no podía trasladarse a su alma.

—¿Un bloqueo?

Jungkook asintió —. He tratado con espíritus vengativos algunas ocasiones, pero sus almas no han sido tan difíciles de alcanzar.

—¿Y eso quiere decir que…?

—Debe de haber otra forma para poder ver dentro de él.

Yoongi subió y bajó los hombros —. Creo que es mejor idea dejar que el chamán recupere sus energías por sí solo y evitar meternos en problemas. Ya tenemos suficiente con...

Jungkook sonrió con amplitud de repente, haciendo que el ángel de la muerte mayor se sintiera un poco desubicado. ¿Acababa de ver a la parca sonreír de esa manera después de tantos años? El chico solía mantener una expresión seria todo el tiempo, y cuando no tenía un rostro monótono, un rostro de amargura era el que sustituía su lugar.

—¿Qué pasa? ¿En qué piensas?

—Desdoblamiento. ¡Eso es! Puedo utilizar desdoblamiento —respondió con emoción, poniéndose de pie sin dejar que Yoongi pudiera detenerlo.

—¿Hablas de Taehyung? Kook, no creo que sea una buena idea.

—¿Por qué no lo sería? Es la respuesta a nuestras preguntas. Debe de haber una anomalía en su alma, ¿no lo crees?

—Puede ser, pero el desdoblamiento es una práctica muy peligrosa. Las posibilidades de éxito son escasas.

Jungkook hizo una mueca —. No pasará nada.

—Va contra las reglas.

—Al demonio las reglas.

—Jungkook.

—Solo echaré un vistazo, ¿sí? No necesito que toda el alma salga del cuerpo, si detecto algo en una de las zonas puedo trabajar a partir de ello.

—Si Seok Jin se entera…

Jungkook le miró incrédulo —. ¿Estás dudando de mí? He hecho este procedimiento tantas veces que lo sé de memoria.

—Has realizado el procedimiento a humanos que han fallecido —corrigió Yoongi, apretando el puente de su nariz con frustración —. Si algo sale mal, Taehyung puede quedarse sin su alma o, en el peor de los casos, algo lo puede poseer. Sus niveles de energía están bajos.

—¿Entonces qué se te ocurre, genio?

—Que dejes de insistir en el tema.

—No puedo ignorar mi intuición, ¿sabes? Si no vas a ayudar entonces deja de estorbar.

Jungkook se puso de rodillas a un lado de Taehyung, levantando su dedo índice a la altura del pecho de este.

El ángel de la muerte mayor, que estaba tras él, miraba con pánico la escena que se formaba frente a sus ojos. Jungkook era una parca conocida por saber controlar sus hechizos y llevarlos a cabo de la mejor manera, una de las pocas parcas que había sido dotada con aquel don.

Sin embargo, Taehyung era un humano. Por más extraño que les resultara a ambos, Taehyung seguía siendo un humano. No tenía sangre celestial corriendo en sus venas, tampoco era un ángel de la muerte como ellos. Tan solo era un mortal que, debido a alguna anormalidad, podía realizar cosas que estaban lejos de poder ser realizadas por uno.

—Jungkook, no creo que…

El aludido siseó y empezó a trazar figuras invisibles sobre su pecho. La formación vislumbró un poco, hasta que Jungkook logró tomar el pequeño hilo traslúcido entre sus dedos y tirar de él. Una nube blanquecina se despegó apenas un poco del cuerpo de Taehyung, sin lograr salir por completo de él.

—Deja lo que estás haciendo.

—Ya he empezado —dijo Jungkook con molestia —. No puedo detenerme a mitad del camino.

—No tardes demasiado en devolverla a su lugar.

Jungkook refunfuñó —. No tardaré. Verifica que el perímetro esté despejado, ¿notas alguna energía extraña?

El mayor se concentró en ello, sin embargo, por más que estuvieran en el Otro Mundo, la estabilidad que había en la habitación era muy buena.

—Está todo bien.

Jungkook asintió y siguió tirando, gastando mucha de su propia energía para poder llevar a cabo el procedimiento. A ese paso, la parca sufriría grandes consecuencias por un drenaje tan repentino, pero su terquedad era lo suficientemente grande como para persuadirlo.

La mitad del alma de Taehyung pudo ser visible para ambos, y Jungkook empezó con el análisis completo. No era suficiente mirar las partes más superficiales de su alma, sino que buscó profundizar más en esta de manera que pudiera echar un vistazo a todo el panorama.

Yoongi abrió los ojos en demasía al percatarse de un gran detalle sobre el chamán, apresurándose a tomar a Jungkook del brazo con insistencia.

—Jungkook.

El aludido lo ignoró, sintiendo su visión empezar a nublarse. Estaba exhausto, pero no alejó su mano ni desconcentró su atención de mantener el alma de Taehyung fuera de su cuerpo.

Yoongi insistió, sacudiendo su brazo.

—¿Qué? —dijo Jungkook con molestia, sin mirarlo.

—Su alma está…

—¿De qué hablas ahora? Deja que termine con el análisis y...

El ángel de la muerte menor miró al lugar en que su compañero señalaba y sintió un escalofrío recorrerle por completo.

El alma de un humano no podía estar de esa forma.

Jungkook asintió, con un poco de temor —. Está manchada.

—¿Has visto algo así antes? En todos mis años, solo he logrado ver almas completamente oscuras o luminosas.

El ángel de la muerte más joven se quedó pensativo, mirando la mancha que cubría una mínima parte del alma de Taehyung. No lucía como una mancha provocada por la naturaleza del ser humano, por los pecados a los que estaban expuestos a cometer, sino que era una mancha artificial.

Una mancha que trascendió por un largo tiempo.

—Es extraño.

Yoongi insistió más en su agarre de la manga de Jungkook —. ¿En qué estás pensando?

—Creo que sé de lo que se trata, pero no quiero caer en una conclusión tan precipitada como esa —respondió, concentrando su atención de nuevo en la manipulación del alma para regresarla al cuerpo de Taehyung.

El chamán no se dio cuenta de nada de eso, en realidad, siguió durmiendo como si nada hubiese sucedido, a comparación de que ahora su respiración había vuelto a acelerarse. Jungkook le hizo una señal a Yoongi de que lo soltara y le pidió que se arrodillara a un lado suyo.

—Vamos a pasarle un poco de nuestra energía, ¿sí? Tenemos que volver a estabilizarlo.

Yoongi asintió, preparándose para hacer eso —. ¿Cuál es esa conclusión precipitada?

—Necesito ver el espejo del karma primero, creo que Taehyung puede pararse frente a él y mostrarnos lo que su vida pasada oculta.

—Seok Jin ha dicho que es peligroso. No dejamos que ningún humano haga algo como eso, pues los traumas que pueden conseguir son muy grandes.

Jungkook chasqueó la lengua —. Decías lo mismo sobre el desdoblamiento, ¿y qué ha pasado? Exacto, nada. Si logramos conseguir que Dowoon mantenga todo despejado, llevamos a Taehyung al espejo y está todo resuelto.

—¿Y si él no quiere?

—Claro que será si él lo desea, tonto. Pero sé que es lo que él quiere, lo ha repetido tantas veces y Seok Jin siempre ha venido conmigo a quejarse por su terquedad.

—Seok Jin está extraño.

Jungkook asintió —. Ni que lo digas. Está ocultándonos cosas. No me sorprendería que haya recordado el pasado y esté manteniéndolo en secreto.

El desdoblamiento se llevó de forma satisfactoria. Una vez que pasaron de sus energías a Taehyung, Jungkook se sentó, apoyando su espalda en la pared y echando su cabeza hacia atrás. Sus fuerzas se habían agotado hasta lo más mínimo, que incluso Yoongi le miró con pánico y se arrodilló frente a él para examinarlo.

—¿Qué ha pasado?

—No es nada —murmuró, haciendo un ademán de restarle importancia —. Esperaré a que las energías se carguen por sí solas.

Yoongi sacudió la cabeza y se sentó a un lado de él, alcanzando su mano con suavidad para entrelazarla y posarla sobre su regazo. El menor frunció el ceño, pero estaba demasiado cansado como para alejarlo. En pocos momentos, sintió que la pesadez que sentía en todo su cuerpo iba alejándose de manera progresiva. Yoongi lo estaba estabilizando sin pronunciar una sola palabra.

—Entonces, genio, ¿qué es lo que piensas que es esa mancha? —preguntó de repente Yoongi, sacando de su ensimismamiento a Jungkook.

—No lo sé.

—Sea lo que sea, no debe ser nada bueno. Que tenga energía como esa en su alma podría tratarse de...

Jungkook carraspeó, sintiéndose incómodo por lo que estaba a punto de decir —. Sí... Lo más probable es que se trate de una maldición.

[...]

—¿Está Taehyung bien? No parecía estar en buenas condiciones hace rato —le preguntó el juez Dowoon de forma genuina antes de llegar a la sala de juntas.

Seok Jin ni siquiera acababa de procesar todo lo que sucedió momentos antes, por lo que tampoco tenía idea de si el chamán estaba con bien o no. Sabía lo elegible que era su humano para perder sus fuerzas con facilidad, pero que colapsara sin el menor atisbo de ello, hacía que su cabeza doliera.

Tenía que existir algo más.

—Siento invadirlo con tantas preguntas, pero me preocupa la seguridad de nuestros ángeles de la muerte —se excusó Dowoon con un poco de vergüenza, notando que Yeomra no decía nada —. Me pareció curioso que Jungkook se aferrara a no llamar al encargado espiritual para revisarlo.

—Es solo cansancio, él estará bien. Si llega a suceder algo más, entonces seguiré tu consejo —respondió, intentando tranquilizarlo.

El menor de los jueces solía ser siempre así, y era de sorprenderse que un alma tan pura como la de él fuera elegible a tal puesto. Dowoon, aun así, se desenvolvía con una facilidad sorprendente.

Tal como todas las cosas de la vida, el plano infernal necesitaba un poco de equilibrio entre su jurado.

—Es un alivio —respondió Dowoon —. El Otro Mundo está repleto de problemas estos días.

—¿Cuál es la razón de la junta?

El juez se detuvo, mirando a sus costados para verificar que ningún espíritu o alma pasara por ahí —. Es un nuevo trabajo.

—¿Otro? —se quejó Seok Jin, haciendo una mueca —. ¿Acaso soy el único Dios? ¿Los demás no tienen méritos que obtener?

Dowoon soltó una risa y negó con la cabeza —. No es como si los Dioses del Infierno fueran reconocidos por el mundo mortal —dijo el muchacho, haciendo que Yeomra rodara los ojos —. No tienen por qué obtener la admiración de nadie.

No sólo no eran reconocidos, sino que ningún chamán tenía la voluntad para trabajar con ellos. Ningún mortal les ofrecía sus rezos, muchos de ellos vivían felices con tal de no saber nada sobre aquellos temibles Dioses. Y los Dioses del Otro Mundo no podían quejarse.

La barrera entre humanos y el Otro Mundo era mejor que se mantuviera alejada. Y Seok Jin estaba cometiendo una gran falta por esconder a un humano en ese lugar.

—Solo digo. Siempre las tareas son impuestas a mí, ¿por qué es eso?

—Porque usted, su majestad, es el Dios más importante del plano. La responsabilidad mayor recae sobre usted.

—Qué dicha.

—Mago le explicará mejor lo que sucede.

Jin asintió, y antes de que el juez menor pudiera alejarse de ahí le tomó del brazo y lo detuvo. Dowoon arqueó una ceja.

—¿Pasa algo, su majestad?

—Tengo una pregunta. ¿Hay alguna manera de ver el espejo del karma?

Dowoon frunció el ceño —. ¿Se refiere a…?

—Sé que he pasado por eso al inicio de mi reinado como Dios, pero muchos de mis recuerdos estaban bloqueados. Creo que, en la posición que estoy ahora, podré lograr recuperar más de ellos.

—Es complicado.

—¿Por qué? ¿No puedes hacerlo?

—No está permitido —murmuró el muchacho con un poco de vergüenza. El Dios le miró con firmeza, mostrando su descontento con el contrario —. Pero… Puedo despejar el área del espejo en el tercer infierno después de que llegue de su visita a Hamgyong.

—¿El tercer infierno? ¿Por qué sería necesario ir a otro?

Dowoon asintió —. El infierno reinado por la Diosa Jijang es la opción más segura en un caso como este. Ella tiene un gran respeto hacia usted y será más accesible al momento de pedir un favor tan grande como ese.

—Entonces hagámoslo.

—Sin embargo, corremos el riesgo de que el juez Junseo nos descubra y…

—No nos descubrirá, puedes estar tranquilo sobre eso.

El espejo del karma no era un objeto que podía ser manejado con la poca importancia que Yeomra le estaba dando. Sin embargo, por más que quisiera advertirle, Dowoon reconocía que era imposible discutir con su majestad. Un Dios infernal era mucho más difícil de convencer que aquellos celestiales.

—Entonces confío en ti. No menciones este tema a los demás ángeles de la muerte, ¿entiendes? Este asunto quedará entre nosotros dos.

—De acuerdo —dijo Dowoon bajando la cabeza a modo de aceptación, pero se estaba cuestionando cada una de sus decisiones en la vida.

Después de ello, el juez le guió hasta la sala de juntas.

En cuanto entraron por las delgadas puertas, las figuras del juez Junseo y de Mago entraron a su campo de visión. El juez mayor hizo una reverencia sin mirarlo, sabía que seguía enojado por sus discusiones de hacía días, por lo que no le tomó importancia. Mientras que, la mujer, le miró con la misma expresión tranquila de siempre y le sonrió.

Seok Jin hizo una ligera reverencia con la cabeza y pasó a sentarse, esperando con impaciencia a que los demás comenzaran a hablar y le proporcionaran la nueva información.

—Hay un nuevo caso en la provincia de Hamgyong —mencionó el juez Junseo, dejando caer con fuerza un cuaderno sobre la amplia mesa, como si estuviera harto de la situación —. El desequilibrio ha alcanzado el bosque del norte, y se ha reportado un incremento en las almas por cosechar durante estos días.

—Espíritus vengativos —dijo Seok Jin, el juez asintió.

—El área estaba cubierta por otro infierno, pero las cosas se le están saliendo de las manos. El origen del desequilibrio en el norte proviene del oeste, el bosque del cual tú estás a cargo.

Yeomra chasqueó la lengua —. Entonces esto es mi culpa.

—Lo es.

Y de esa manera salía a colación otra pequeña discusión entre ellos. Mago los analizaba en silencio, sin intervenir y con la mayor tranquilidad del mundo. Dowoon, al contrario, movía sus pies con nerviosismo, queriendo que la junta terminara lo más antes posible.

La junta se tornó más extensa y tediosa de lo que Yeomra predijo. El juez Junseo había sido el encargado de explicarle cada procedimiento a realizar de forma detenida y con una frustración latente, Mago, por otro lado, solo escuchaba, asintiendo cuando la situación lo ameritaba. Seok Jin estaba curioso, si era ella la principal encargada de ese nuevo caso, ¿por qué mantenía una expresión tan seria?

No era como si la mujer tuviera una actitud abierta y molesta como lo hacía Junseo, pero cada reunión se encargaba de dar a conocer sus opiniones sobre el tema. Por más que Yeomra fue instruido sobre el desequilibrio del Norte y le señalaron los lugares que debía visitar, Mago se mantuvo impasible.

Algo la estaba inquietando.

—Confío en que harás un buen trabajo, Kim Seok Jin —dijo el juez sin ánimos de continuar hablando, el aludido asintió de forma floja —. El quinto infierno estará bien en tu ausencia.

«Bien en su ausencia» A ese punto, palabras como esas ya no le afectaban, por lo que dejó salir una risa sarcástica.

—¿Cómo estaría el infierno bien sin la presencia de su Dios? —defendió Mago, haciendo que el juez se congelara en su lugar. Seok Jin esbozó una pequeña sonrisa —. Yeomra cumplirá con la tarea y regresará eventualmente para mantener el orden en el Infierno. ¿Hay alguna queja que no me hayas comunicado?

—¿Queja? —repitió el juez con molestia.

—¿Hay algún problema en el Otro Mundo con el cual puedas culpar a Yeomra?

—No lo hay.

—Entonces tampoco hay razones para que hagas mención de comentarios insolentes.

Dowoon, el menor de los jueces, presionó sus labios para evitar reír y se dió cuenta que el mismo Yeomra intentaba hacer lo mismo. El juez Junseo se sentía como la máxima autoridad la mayor parte de las veces, pero ese título autoproclamado era arrebatado cuando la Diosa Mago se aparecía frente a ellos.

¿Quién podría, después de todo, actuar con tanta seguridad frente a la Diosa más poderosa?

—Entiendo, su majestad —dijo entre dientes el juez Junseo.

La mujer volteó a ver a Seok Jin —. ¿Hay algún avance en el amuleto robado?

—Aún nada. Estamos planeando una nueva búsqueda dentro de poco.

Mago asintió satisfecha y convocó el cierre de la junta, apurando a los jueces a que siguieran con su tarea en el juzgado principal con las nuevas almas que recibirían.

Seok Jin estaba exhausto de toda la situación por lo que lo único que quería era regresar hasta su habitación y verificar que Taehyung estuviera bien y que hubiera recuperado sus fuerzas.

Sin embargo, un agarre sobre su brazo le detuvo. Yeomra giró su cabeza, encontrándose con que Mago estaba sosteniéndolo para evitar que se fuera.

—¿Ha pasado algo?

—¿Desde cuándo te has hecho tan adepto a romper las reglas? —preguntó, en un tono de voz inquisitivo.

Seok Jin no tuvo que preguntar a qué se refería, pues sabía que la Diosa era difícil de engañar en situaciones como esas.

—He hecho eso siempre.

Mago lo soltó, esbozando una pequeña sonrisa —. Traer a un humano por aquí es considerado una gran falta.

—Eso lo sé.

—Me he encontrado con él antes —respondió ella, cruzándose de brazos sin flaquear la postura recta y elegante que la caracterizaba —. Parece estar dispuesto a ayudarte. No sabía que mantuvieras una relación estrecha con uno. No parecías interesado en regresar a ese mundo.

—Lo estoy ahora. ¿Vas a contarle a todos los demás sobre él?

Mago sacudió la cabeza, haciendo que este suspirara de alivio —. Pero quiero que tengas en cuenta algo.

—¿Qué cosa?

Seok Jin imaginó el peor de los casos. Mago amenazándolo era algo que siempre lo solía poner de nervios.

—Es tu responsabilidad cuidar de él.

La Diosa de la creación, por más que era alguien del plano celestial y que muchos en el mundo mortal la adoraran, ella no solía aparecerse mucho por allá.

Eso sí, su amor a los humanos era lo suficientemente grande como para mantenerlos alejados de cualquier peligro. Su labor era, después de todo, cuidarlos y mantener el equilibrio en el mundo.

—Que un Dios ponga en riesgo la vida de un humano es uno de los peores errores que puede cometer, y podría provocar el exilio de su título y que, en el más horrible escenario, su alma sea condenada en los más temibles infiernos.

—Estoy consciente de ello, Mago.

Ella tensó su mandíbula, adoptando una expresión más seria que antes —. Si ese humano resulta lastimado por tus manos, Yeomra, no tendré piedad. Sé que eres un Dios justo, pero no soporto los descuidos como estos, no soporto que los Dioses actúen de esta forma egoísta y lastimen a mortales que no tienen relación con este mundo.

—No quiero lastimarlo.

—Sé que no quieres hacerlo. Pero las cosas pueden salirse de nuestras manos siempre. Ser un Dios no te hace ser inmune a los errores. Trata de actuar con raciocinio.

—Es que… Hay algo que quería contarte sobre él. Puedo sentir que él ha sido una parte clave sobre mi pasado. Él es…

Mago alzó una ceja —. ¿Lo has descubierto al fin?

—¿Descubierto?

—Kim Taehyung y tú están enlazados a raíz de su vida pasada. Ambas almas estaban destinadas a encontrarse de alguna forma u otra en esta vida.

—Eso…

—El hilo que comparten, sin embargo, no está en las mejores condiciones. Está desgastado y es cuestión de tiempo para que se rompa. A veces el destino no es algo positivo, a veces el destino trata de saldar deudas anteriores, de cerrar ciclos.

Yeomra frunció el ceño —. Mago, ¿de qué estás hablando?

—¿Vas a cegarte? ¿Por qué no haces memoria? Tu visita con el espíritu de la villa… ¿No trajo eso una nueva emoción en ti?

—Lo hizo.

—Remordimiento, ¿qué más podría ser?

—¿Remordimiento hacia qué?

Mago subió y bajó sus hombros. Yeomra ni siquiera podía enojarse con ella por ser incapaz de decir la verdad. Ella no podía controlar su actitud, tampoco podía ventilar información del plano celestial sin obtener una consecuencia.

Era la Diosa de la creación. Por más que tuviera respuestas a todo, era imposible encontrar una respuesta concreta en ella.

Las cosas debían ser descubiertas por uno mismo, o debía de enfrentarse a los efectos que el conocimiento de ello podría traerles.

—Hay asuntos pendientes que deben de resolver. Asuntos que empezaron durante su vida pasada —la mujer cruzó los brazos tras su espalda y se encaminó hasta la puerta con lentitud —. Estás más cerca de la verdad de lo que crees. Solo debes abrir los ojos.

—¿Hay algo más que puedas contarme?

Ella se quedó pensando y sacudió la cabeza, sin embargo, antes de salir por la puerta se giró para verlo —. El resentimiento que te retiene en esta vida debe de llegar a su fin. Eso es lo que está frenando y dañando tu alma desde hace casi trescientos años.

[...]

—¿Cuándo vas a contarle? —murmuró Yoongi a Jungkook, quien se mantenía a su lado.

Los ángeles de la muerte se encontraban a las afueras del palacio de Yeomra, a unos cuantos metros del chamán y del Dios, quienes charlaban sin prestarles atención. Yoongi, quien era encargado de los arreglos de transportación, debía idear una manera sencilla para aparecer en una provincia que nunca antes habían visitado.

Jungkook, solamente, le miraba con atención.

—No tengo ni la menor idea de qué momento será el correcto —respondió Jungkook, recargando su espalda en la pared y mirando a la pareja que estaba lejos de ellos —. No me va a creer.

—¿Por qué no?

—Porque está cegado por él, ¿no ves?

—Por eso mismo debes contarle cuanto antes. ¿Qué tal si Taehyung sale afectado mientras más tiempo pase?

Jungkook chasqueó la lengua —. Nunca he llevado a cabo un caso de un alma maldita, y estoy seguro que tú tampoco lo has hecho.

—No ha habido registros de ello —aseguró Yoongi, probando con su energía el poder abrir el portal transparente y fallando en el intento —. ¿Por qué tenemos que ir a Hamgyong?

—Porque el desequilibrio ha llegado hasta allá, ¿por qué otra razón, tonto? —contestó, mirando los intentos fallidos de Yoongi para conjurar el hechizo —. He leído sobre las almas malditas. Hay solo dos opciones válidas en esto, o alguien lo ha maldecido o ha cometido algo malo que lo llevó a obtener un castigo. Pero de ser así, debería haber un registro sobre su caso, ¿no lo crees?

—Baekho no va por ahí divulgando la información sobre almas que no nos incumben, Kook.

—Pues hay que llevarlo con él.

—¿Podría ser que esté atravesando una de las tres calamidades?

Jungkook arrugó la nariz —. Las calamidades no lucen así.

Las calamidades, por más que fueran periodos difíciles de mala suerte en la vida de las personas, no logran dejar una marca en el alma. Ni por más fuerte que esta fuera. Sin embargo, la idea de Yoongi no parecía estar muy fuera de sí. Los periodos de calamidades duraban tres años, ¿sería que Taehyung estaba empezando con el proceso de atravesar una?

—Entonces, ¿qué más se te ocurre? ¿Será que la desviación de sus poderes chamánicos se debe a la maldición?

Jungkook asintió —. De eso no hay duda. Podremos tener un vistazo el día de hoy de eso.

Yoongi lo miró sin poder creérselo. ¿Estaba acaso el menor pensando en hacer que Taehyung los ayudara en primer plano? Era una tarea muy importante, los desequilibrios no eran broma y el ambiente estaría lleno de muchos espíritus vengativos buscando un cuerpo para poseer. Hacer que el chamán usara sus poderes sería muy peligroso.

—¿No te parece buena idea?

—En absoluto. Jungkook tu actitud es sorprendente estos días, ¿desde cuando es que te alejas de los principios del Otro Mundo?

—Nuestro amigo puede estar en peligro —respondió. Yoongi supo que por amigo se refería a Seok Jin.

A decir verdad, él nunca había pensado en Taehyung como un sospechoso, al menos no hasta que Jungkook le presentó esa idea. Si lo pensaban a detalle, era muy probable que algo extraño estuviera alrededor del chamán, pero culparle por algo que parecía estar fuera de sus manos era algo difícil de hacer. Y Jungkook se mostraba firme ante sus ideales. Si alguien lograba estar entre las sospechas de la parca, era de saberse que Jungkook no tendría piedad.

—Aun así, debemos mantener un ojo puesto sobre el chamán —murmuró Jungkook, cruzado de brazos —. Si su alma tiene lo que creemos que tiene, entonces es adepto a que los espíritus vengativos se acerquen a él. Será un viaje peligroso.

—No debería venir con nosotros.

Jungkook asintió —. Pero no hay nada que podamos hacer sobre eso. Solo asegurarnos que ambos estén seguros.

—¿No funciona? —preguntó Taehyung, asomándose sobre los hombros de los ángeles para ver el hechizo que Yoongi realizaba.

Los ángeles de la muerte sintieron un escalofrío recorrerles. Yoongi fue quien logró disimular más rápido, mientras que Jungkook seguía paralizado. ¿Habría escuchado el chamán algo sobre lo que hablaban?

—¿El portal? Funcionará —le tranquilizó Yoongi, haciéndole espacio para que pudiera visualizar de igual manera el apenas perceptible campo de energía.

Taehyung nunca había visto algo parecido. Sabía que, cuando ellos viajaban de Gongju a Hanyang, la distancia parecía acortarse cada vez que caminaban a través del bosque. Nunca se imaginó que Yoongi fuese quien estuviera a cargo de los hechizos de teletransportación. Las veces anteriores no eran perceptibles, pero ahora el ángel de la muerte estaba encontrándolo más difícil de la cuenta.

—Es un lugar al que no hemos ido antes —explicó Yoongi —. Por lo que es complicado cuando se hace la primera vez.

Jungkook carraspeó, aún incómodo, pero no despegó su mirada de Taehyung, intentando descifrar si había algo extraño en él después de realizar el desdoblamiento sin previo aviso horas antes.

—Ya veo, ¿eres el encargado de los arreglos energéticos? —preguntó Taehyung con curiosidad.

A la parca mayor le venían muy bien esas preguntas, pues era el momento perfecto para sacar a relucir sus habilidades sin tener que soportar quejas de la contraparte. Yoongi le explicó cómo los arreglos funcionaban y la forma en que estos podían usarse para concentrar una carga de almas negativas dentro del círculo sin temer por un posible escape.

Taehyung escuchó fascinado. Jungkook solo resopló con frustración.

—Si sigues hablando no podrás concentrarte nunca —dijo entre dientes Jungkook —. Así que deja de contar esas cosas y ponte a trabajar.

Yoongi lo miró con enfado y luego se dirigió al chamán —. No lo escuches, te seguiré contando sobre esto en cuanto lleguemos.

Taehyung asintió, obediente. Haber convencido a Seok Jin de aceptar llevarlo consigo había sido ya demasiado difícil, el chamán no quería mostrarse como una molestia ante ellos. Sorpresivamente, no se sentía mal. Sus energías estaban cargadas y tenía confianza de que podría ser de ayuda en aquel trayecto.

Eso sí, estaba un poco incómodo. El objetivo principal antes era llegar al negocio en Gongju por el amuleto. Seok Jin, sin embargo, no parecía recordarlo. Y ahora que acababa de salir a relucir una nueva tarea para el Dios, Taehyung no quería mencionar el tema.

—¿En qué piensas? —le preguntó Seok Jin en voz baja, poniéndose a un costado suyo. El chamán sacudió la cabeza.

—Nada en especial.

Jin sonrió, luego miró la caótica escena que se presentaba frente a ellos. Ambos ángeles de la muerte discutían como siempre, Jungkook más harto de la cuenta. Lucía como si el arreglo no estuviera funcionando.

—¿La tarea en Hamgyeong es difícil? —cuestionó Taehyung, cruzándose de brazos.

—Parece que será complicada. Habrá muchos espíritus vengativos, así que no debes alejarte de mi lado, ¿sí?

Taehyung rio por lo bajo —. Claro.

—Sobre el desmayo, ¿es común que te pase eso? —preguntó de repente Seok Jin, haciendo que el chamán se sorprendiera un poco por ello.

Taehyung se quedó pensando por unos segundos luego asintió —. Suelo desmayarme mucho.

—¿Desde cuándo?

—Después de escapar del palacio. Es extraño, no suele pasar tan seguido. Así que no debes preocuparte —explicó, estirando un poco sus brazos para alejar la somnolencia que seguía presentándose en él —. Riwoo y Jimin llegaron a verme en este estado muchas veces. Pero nunca ha sido algo a lo que le preste atención. Suelo estar bien dentro de pocas horas.

—Hoseok mencionó algo de tu salud aquella vez en el palacio, ¿cómo es que él sabría de tu condición aun cuando empezaste a experimentarlo después de tu estancia en el palacio? 

—No tengo ni la menor idea —murmuró, frunciendo el ceño, luego alzó la cabeza —. Oh, mi madre me contó que solía enfermar mucho durante mi infancia y adolescencia, ¿tendrá algo que ver con eso?

—¿Enfermar?

—Sí. Ella solía llevarme con distintos curanderos, pero nunca me servía de nada. Fue cuando decidió que los amuletos eran la mejor opción. Pero… He vivido bien estos dos años, sin necesidad de ellos.

—A excepción de los desmayos.

—A excepción de eso, sí. Sobre el amuleto que te conté…

Jin hizo una mueca, como si el olvidarlo hubiera sido un grave error —. Tan pronto terminemos con esta tarea iremos por él, ¿sí? Todavía nos queda buscar el amuleto Samjoko en el palacio.

En cuanto el arreglo funcionó, Yoongi les hizo una señal para que todos se pusieran en marcha. Taehyung seguía fascinado por la manera en que todo funcionaba para ellos y cómo eran capaces de hacer tal tipo de cosas. En un inicio, llegó a pensar que los ángeles de la muerte no tenían otras habilidades además de ser capaces de cosechar almas, pero tanto Yoongi como Jungkook parecían desempeñarse en cosas diferentes.

El portal los arrastró hasta las orillas de una pequeña villa. No distaba de parecerse a cualquier otro pueblo. En cuanto empezaron a inmersarse, notaron como las calles estaban concurridas. El reloj solar tocaba para dar a entender que el bloque de las seis de la tarde acababa de entrar. No faltaba mucho para que todo el ambiente empezara a oscurecer.

—Entonces, ¿cuál es el área de mayor concentración de almas? —preguntó Jungkook, mirando a Yeomra y esperando que él se dignara a compartir la información con ellos.

—El lago de Hamgyeong.

Jungkook ladeó la cabeza e hizo una mueca —. ¿De verdad? Tendremos que lidiar con espíritus de agua. Debiste haber rechazado esta tarea, sabes lo difícil que es deshacerse de esas cosas. Solo será otra mancha para tu registro imperfecto.

—Tú mismo lo has dicho, solo otra mancha. Así que no hay de qué preocuparnos. Puede que tengamos éxito esta vez.

Yoongi soltó una risa, sabiendo que era imposible que algo como eso sucediera —. Ni siquiera hemos podido deshacernos del espíritu de aquel médico de Gongju. ¿No era ese un espíritu vengativo de categoría media?

—Ustedes dos son tal para cual, un par de irritantes, ¿por eso es que han coincidido en esta vida? —cuestionó Seok Jin con evidente molestia. Los ángeles de la muerte no respondieron.

Seok Jin se detuvo frente al chamán, que se mantenía en silencio, tomándolo de los hombros para corregir su postura. Acomodó el listón de su sombrero para que este no se zafara y le sonrió con calidez. Acostumbrarse a ese tipo de muestras de cariño seguía siendo un poco difícil para Taehyung, y para él, a comparación del Dios, le era más costoso actuar con libertad frente al otro.

—¿Seguro que estás bien?

Taehyung asintió y cruzó sus brazos tras su propia espalda —. Lo estoy.

—Hemos venido con motivo de cacería de almas, por lo que si algo sucede, debes de comunicarlo de inmediato, ¿entendido?  Cualquier cosa que percibas, no dudes en decírmelo.

Después de eso, Seok Jin se alejó un poco para mirarlo. El chamán lucía más que adorable en aquel atuendo. Estaba acostumbrado a verlo vestir como un ángel de la muerte, debido a las veces que intentaban pasar desapercibidos. Sin embargo, esa ocasión, Taehyung vestía con un atuendo elegante que lo hacía parecer un escolar de una familia de alta clase.

—¿Por qué sonríes de repente?

Jin sacudió su cabeza y acomodó el cuello de su hanbok, haciéndolo lucir más presentable. Eran así los detalles que no pasaban desapercibidos para Taehyung.

Aunque semanas atrás este hubiese actuado con total indiferencia hacia él, era todo lo contrario en esos momentos. Seok Jin no desaprovechó ningún momento para acariciar sus mejillas o entrelazar su mano con la suya.

—Seok Jin —le llamó Taehyung cuando se dio cuenta que las parcas estaban alejadas de ellos, el aludido hizo un sonido de afirmación con su boca —. Ellos están un poco extraños, ¿no crees?

Yeomra asintió —. No te preocupes mucho por ello. Están concentrados en el trabajo que nos toca hacer más tarde. No será sencillo después de todo.

—Entiendo —murmuró, pero por más que intentaba, no podía dejar el tema atrás.

Su mente estaba dando vueltas en diferentes pensamientos. Jungkook, los últimos días, había actuado de forma amable frente a él, pero ahora era todo lo contrario. Cada vez que sus miradas se encontraban por casualidad, el otro fingía no haberlo visto y volteaba su cabeza con firmeza.
Él mismo sabía que la actitud de Jungkook nunca había sido tan abierta hacia él, pero no podía evitar sentir que su presencia entre el Dios y los ángeles de la muerte sobraba.

—¿Tienes hambre? —le preguntó Seok Jin, sin soltar el agarre que tenía en sus hombros. Las personas a los alrededores no les prestaban atención, por más que Taehyung sintiera que estaban siendo demasiado obvios —. Es mejor que repongas energía, la necesitarás para dentro de pocas horas.

—¿La necesitaré? —preguntó el chamán, ladrando la cabeza.

Yeomra asintió —. Vas a colectar almas conmigo.

La expresión que apareció en el rostro de Taehyung le hizo soltar una risa. El chamán no podía procesar lo que acababa de escuchar. Se suponía que el plan inicial era que Taehyung no se involucraría, incluso se lo había prometido, pero ahora el muchacho salía con tal repentino anuncio.

Estaba emocionado.

—¿De verdad? He estado esperando por este momento, ¿crees que sea bueno en ello? El juez Junseo me ha puesto en la mira estos últimos días, si puedo completar una página del cuaderno entonces su enojo bajará un poco.

—Lo harás bien, Tae —le tranquilizó, acariciando sus hombros sin dejar de sonreír. Eran pocas las veces en que podía vislumbrar a un Taehyung tan feliz como lo era en esos momentos, por lo que Seok Jin no pudo evitar acariciar sus mejillas con ternura.

Los ángeles de la muerte, quienes estaban cruzados de brazos con facciones llenas de aburrimiento, carraspearon para que la pareja saliera de la burbuja que los separaba del resto.

Seok Jin chasqueó la lengua y tomó a Taehyung de la mano, entrelazándola con la suya. El chamán sintió un calor alcanzar su rostro e intentó zafarse de inmediato, notando que la atención y los murmullos empezaban a caer sobre ellos.

—Jin… No es necesario que me tomes de la mano…

—Nadie nos conoce, así que no sucederá nada. Déjalos que hablen. ¿Podrías quedarte así? —le preguntó, mirándolo y apretando su agarre para señalar que de verdad quería sostener su mano.

Taehyung tardó un poco en responder. Nadie los conocía en esa provincia, tampoco pertenecían a ningún lado, no había manera de que hubiera consecuencias entre ambos. Aunque su nerviosismo no se esfumaba del todo, el frío tacto de Jin lo hacía menor.

—De acuerdo.

El Dios sonrió con ternura y se encaminaron hasta el pequeño puesto de comida.

En cuanto entraron al lugar, se dieron cuenta que estaba más lleno de lo que esperaban. Lograron encontrar un sitio para sentarse dentro de unos cuantos minutos. Seok Jin reclamó el espacio vacío a un lado de Taehyung y las parcas no tuvieron más opción que sentarse juntas.

Cuando el hombre que atendía se acercó para preguntar lo que querían comer, Taehyung fue el único que ordenó. Aquello le hizo sentir más incómodo de lo que ya. Por más que sabía que los demás no tenían la necesidad de ello, tener que ser el único comiendo era extraño.

En cuanto la comida llegó, los ángeles de la muerte hicieron una mueca de desagrado, como si el simple vistazo de la comida humana los aborreciera. Seok Jin, al contrario de ellos, miraba con ternura a Taehyung comer.

El chamán arrugó la nariz y levantó una de sus manos, empujando con suavidad la cabeza de Seok Jin para que dejara de mirarlo y lo dejara comer en paz.

—Hay muchos amuletos aquí —murmuró Jungkook, sosteniendo el pequeño vaso lleno de agua que el vendedor les había propiciado, mirando el contenido con una mueca —. Debe ser por el desequilibrio.

Taehyung ladeó la cabeza —. ¿Cómo es que han podido entrar entonces? ¿No se supone que los amuletos mantienen a los espíritus negativos afuera?

Los tres muchachos se miraron entre sí. Después de esa pregunta que Taehyung hizo, el chamán siguió comiendo sin hablar más, pero los ángeles de la muerte y el Dios se quedaron pensando más de la cuenta.

—¿Será porque nuestra categoría no alcanza la de los espíritus vengativos? —preguntó Jungkook.

Yoongi soltó una risa —. La de nosotros es peor. Ni se diga la tuya —dijo, señalando a Yeomra —. Eres el Dios del Inframundo, ¿no se supone que esa categoría es una de las más altas?

Seok Jin le miró de mala manera.

Jungkook se apresuró a hablar —. Entonces si queremos devolver el equilibrio del bosque, nos tomará demasiado tiempo. ¿Por qué razón el juez ha puesto una tarea así de complicada mientras la fecha de la búsqueda del amuleto se acerca?

—Tal vez busca interferir, de manera que Seok Jin no consiga lo que quiere —murmuró Taehyung, alzando la mirada y apoyando uno de sus codos en la mesa —. Los encontronazos que he tenido con él, siempre ha mencionado el hecho de quitar los beneficios que los Dioses le dan a Seok Jin, pero nadie está a favor de ello. ¿Por qué no entonces hacer que el mismo Dios se deshaga de él por sí solo?

—Eso tiene sentido —afirmó Yoongi, sintiendo su cabeza dolerle —. El espíritu de la villa de Hanyang nos lo ha dicho un par de veces, Junseo posee un alma puramente negativa, no es de extrañarse que sus métodos sean raros. De hecho, el alma de...

Jungkook codeó a Yoongi y le miró con la mandíbula tensa. El ángel de la muerte estuvo consciente del terrible error que estaba de cometer en medio de una charla casual y cerró su boca.

—¿Por qué te detienes? —preguntó Seok Jin.

—Nada, nada.

—Ustedes están actuando extraño.

Jungkook bufó fastidiado —. ¿Y eso a ti qué? ¿Eres el único con permiso de ir por la vida actuando de forma misteriosa? Qué tontería.

—¿Qué han hecho a mis espaldas? —preguntó Seok Jin, paseando su mirada en ambos y empuñando sus manos.

—¿Por qué haríamos algo?

—¿De verdad no se lo vas a contar? —preguntó Yoongi en voz baja, sabiendo que era un asunto urgente y que mientras más pronto se enteraran sería mejor. Jungkook, bajó la mesa, pellizcó su antebrazo y le hizo soltar un quejido de dolor.

—¿Contarme qué?

—Jungkook ha incumplido las reglas —se miró Yoongi, mirando de soslayo al menor.

El rostro del ángel de la muerte estaba enrojecido, y ni una palabra correctamente articulada podía salir de su boca. Haber roto las reglas había sido divertido en ese momento, ahora que veía el rostro de Seok Jin lleno de furia, solo quería regresar al pasado y revertir cualquier error cometido.

—Puedo explicarlo.

—Jungkook, habla ahora.

—He realizado un pequeño procedimiento —dijo, Yoongi soltó una risa ante el adjetivo que había elegido decir. Jungkook lo empujó con molestia —. ¿Por qué no puedes mantener tu boca cerrada? Voy a vengarme, Min Yoongi.

—Quiero verte intentarlo —dijo este, sonriéndole con diversión.

—¿Qué procedimiento? —insistió Seok Jin, cansado de las bromas entre las parcas.

Jungkook dudó en mencionarlo, pero se vio interrumpido al mirar la expresión de miedo que estaba pintada en el rostro de Taehyung. Los demás notaron también eso, y concentraron toda su atención en él.

—Reconozco ese uniforme —dijo Taehyung en un susurro.

Dejando sus palillos a un costado, sintió su corazón acelerarse con fuerza. Sin pensarlo, sus movimientos se habían vuelto más torpes, producto del trauma que parecía haber resurgido después de un tiempo.

Seok Jin alcanzó su mano y la sostuvo, intentando tranquilizarlo.

Seok Jin también lo reconocía. Era el uniforme que Taehyung solía llevar cuando trabajaba en la Agencia Estatal.

El grupo de personas estaba en una de las mesas, pintando unos amuletos mientras recitaban palabras en voz baja. No parecía ser de cualquier Agencia Estatal, sino que era Seonsucheong. ¿Por qué razón la agencia de Hanyang estaba en Hamgyeong?

Taehyung estaba nervioso. Miró el rostro de cada uno de los presentes, dándose cuenta de que no conocía a ninguno de ellos. Debía de tratarse de una nueva generación de chamanes, pues sus apariencias los delataban por sí solos. No parecían pasar de los veinte años.

Dos muchachas colgaban los amuletos sin el mayor revuelo mientras que un chico discutía sobre algo con el dueño del restaurante.

—¿Qué creen que hagan aquí? —preguntó Jungkook, harto de tener que encontrarse con obstáculos como esos en momentos importantes.

—Parece que la Agencia Estatal ha tomado el caso —dijo Taehyung, luego sacudió la cabeza —. Pero es imposible. Los chamanes de Hanyang no suelen ser involucrados en estas cosas, ¿por qué ahora sí?

—Esto es obra de ese imbécil —dijo Jungkook cruzándose de brazos.

Yoongi arqueó una ceja —. ¿El príncipe?

El menor asintió —. ¿Quién más? Está conspirando en nuestra contra. Sé que tiene la mira sobre nosotros.

En cuanto vieron que el mesero se acercaba hasta donde ellos estaban, Seok Jin le llamó para poder llevar a cabo su plan de recabar información. Sabía que los habitantes del pueblo, mucho más aquellos que trabajaban en lugares como esos compartirían cualquier chisme de la villa con completa alegría sin importar que conocieran o no a la persona.

—Disculpe, ¿hay alguna razón en especial para todos esos amuletos? —preguntó Seok Jin al hombre, que recogía los platos vacíos sobre la mesa.

—Oh, las desgracias se hacen cada vez más concurrentes en este pueblo. Es una lástima, las cosas estaban tan tranquilas…

—¿Qué es lo que ha sucedido?

—Estos últimos días muchas personas se han enfermado. Todo ha sido tan repentino que ni el pobre curandero del pueblo ha podido con la gran demanda.

¿Muchas personas enfermando? Durante la junta, tanto Junseo como Mago le habían contado que la concentración de negatividad estaba dentro del bosque, cerca del lago principal de la provincia. Ahora, que escuchaban noticias tan repentinas como esas hacía que la preocupación alcanzara sus huesos.

—¿Qué hay de ellos? —se atrevió a preguntarle Jungkook, señalando al grupo de chamanes.

—Se han pasado con el curandero hace unas horas, esperamos que con su ayuda las cosas mejoren. Se dice que los chamanes de Hanyang son muy buenos en su trabajo —dijo el trabajador con una pizca de esperanza de que todo mejorara —. Han sido muy amables de pasarse por aquí y brindarnos amuletos antes de su partida.

—Entiendo…

El hombre se retiró de inmediato para atender a otros clientes. Los ángeles de la muerte parecían estar analizando la situación más de la cuenta.

—Ha alcanzado a la villa —dijo Jungkook, luego suspiró y apoyó su cabeza en la palma de su mano —. ¿Ahora qué hacemos?

—Necesitamos visitar al curandero y ayudar a las personas primero —explicó Seok Jin, volteando a ver a Taehyung —. ¿Has realizado rituales como ese antes?

El chamán asintió —. Es un procedimiento sencillo, no toma mucho tiempo.

—Entonces lo haremos de esta manera. Taehyung y yo nos mostraremos frente al curandero, y ustedes dos estarán fuera, cosechando las almas de los espíritus que logremos sacar de sus cuerpos. Será más fácil de lo que pensamos.

—Esa parte de la tarea será fácil, sí. ¿Pero atacar desde el origen? —preguntó con ironía Jungkook, Seok Jin solo chasqueó la lengua.

Los cuatro salieron del lugar tiempo después. Los chamanes de Seonsucheong se habían ido hacía un buen rato. Tanto así que incluso el cielo había sido reemplazado por uno nocturno. Taehyung frotó sus manos, sintiéndose inquieto. El grupo de chamanes ya no estaba a los alrededores, pero seguía nervioso de encontrarse con ellos de nuevo.

—No pasará nada —le dijo Seok Jin una vez que lo alcanzó —. No los conoces, ¿verdad?

—Pero ellos deben de conocerme a mí. Sería imposible creer que no.

Taehyung no lo decía en voz alta, pero el deambular tranquilo por las calles era incluso, para él, una tarea tan difícil que requería mucha valentía de su parte. Esos últimos meses intentaba dejar su trauma a un lado y no dejarse llevar por el miedo, pero los recuerdos seguían ahí. Las cicatrices seguían ahí y no se irían.

Se abrazó a sí mismo. El proceso de pena de muerte era más traumático de lo que alguien se esperaría. No solo su derecho a la vida era arrebatado, sino que cualquier dignidad que quedara en sí pasaba a segundo plano. Las semanas previas a su sentencia, el encarcelamiento había sido el verdadero infierno. Los castigos inhumanos no podían salir de su cabeza.

Y en momentos como esos. Cualquier pequeñez como ver el uniforme de la Agencia Estatal donde pasó toda su vida, lograban detonar las emociones que guardaba bien en su interior.

—Ellos no van a encontrarte, Tae —le aseguró Seok Jin, intentando tranquilizarlo —. No volverás a pasar por ello. Lo prometo.

El Dios sabía que sus palabras no eran suficientes para confortarlo, así como cualquier gesto afectivo no le haría olvidarse del asunto con facilidad. Sin embargo, lo estiró con suavidad y lo atrapó entre sus brazos.

Taehyung se sorprendió por su acto y estuvo a punto de separarse. Pero el abrazo de Seok Jin era tan cálido que, por más que lo intentara, no podría zafarse de él. Alzó sus manos y las rodeó en su cintura, escondiendo su rostro en la curvatura de su cuello.

Se separaron dentro de poco, viéndose apurados por los ángeles de la muerte que ya llevaban un gran camino recorrido frente a ellos.

Taehyung sacó la brújula que Seok Jin le había obsequiado de la manga de su Hanbok y frunció el ceño. Los demás no le prestaban atención, en realidad, estaban demasiado ocupados en preguntar las indicaciones para llegar a con el curandero del pueblo.

—Te he dicho que cargaras las luces de Dokkaebi. Solo eso, ¿tu mente no da para tanto? —preguntó Jungkook con molestia, cruzándose de brazos. Yoongi le miró de mala manera, siseando para que se callara.

—Si no hubieras estado tan empecinado en apurarme en realizar el arreglo, tal vez no lo hubiera olvidado —contraatacó Yoongi con molestia —. Tienes boca, puedes ir y preguntarle a cualquier humano de por aquí y te brindarán direcciones.

—Hazlo tú, entonces.

Yoongi lo miró escandalizado —. ¿Yo por qué?

Seok Jin soltó una risa y sacudió la cabeza, mirando al chamán —. Ellos dos son un caso perdido.

Taehyung sonrió con levedad también —. Es divertido escucharlos. Al menos no somos como ellos, ¿verdad?

—¿Bromeas? Eres insoportable, Kim Taehyung. ¿No recuerdas todo lo que tuve que esforzarme para que aceptaras trabajar conmigo?

El chamán frunció el ceño —. Si hubieras hablado desde el principio, tal vez hubiera respondido positivamente desde antes. La comunicación no es lo tuyo.

—Mira quién habla.

Taehyung le miró de mala manera y fingió estar ofendido por ello, Seok Jin se acercó a él de inmediato, abrazándose a su cintura y poniendo su mentón en el hombro del otro.

—¿Tanto te gusta ese regalo? —le preguntó, a lo que el otro asintió.

—Aun sigo en deuda contigo, pero mi regalo no funciona. No encuentro una forma de hacer un amuleto para protegerte del drenaje de energías en el palacio.

—¿En deuda conmigo? Puedes saldarla de una forma más fácil.

Taehyung arqueó una ceja —. ¿Ah, sí? ¿Cómo?

—Un beso.

El chamán soltó una risa y sacudió la cabeza —. El amuleto será, entonces.

El Dios frunció el ceño y renegó por ello, soltándose de su agarre y fingiendo estar enojado. Taehyung no pudo evitar sentirse divertido por ello.

Miró al objeto que cargaba en sus manos, sin saber cómo debía usarlo. Observó el trigrama de adivinanza, los símbolos de los guardianes celestiales y los cuatro puntos cardinales. Esa vez, su atención fue robada por otra cosa, la aguja que apuntaba al símbolo del norte estaba insistente en ese punto. Taehyung ladeó la cabeza, incapaz de comprenderlo.

Sintió un brazo posarse sobre sus hombros, y alzó la vista para encontrarse con el rostro de Seok Jin, quien le dedicaba una leve sonrisa.

—¿Tan rápido se te ha pasado el enojo?

El Dios rodó los ojos —. Es aburrido estar separado de ti.

Taehyung sintió la vergüenza alcanzar su rostro y no pudo evitar soltar unas cuantas risas nerviosas por ello. ¿Cómo era que Seok Jin podía decir esas frases sin rechistar?

—Bien, ustedes dos —Jungkook se puso frente a ellos para llamar su atención —. Hemos descifrado por fin el misterio de la ubicación del curandero.

Yoongi se burló de él en silencio, pero no se atrevió a hacer ninguna broma más sobre ello.

—Debe de haber una gran concentración de almas por ahí. Así que comenzaremos con eso. Solo asegúrense de seguirnos y no perdernos de vista, ¿entendido?

Ambos asintieron y volvieron a estar en su mundo. Sin embargo, mientras caminaban, Seok Jin pudo notar que el otro estaba un poco inquieto sobre algo.

—¿Pasa algo, Tae?

El pequeño artefacto que cargaba consigo seguía insistiendo y Taehyung no podía ignorarlo. El hombre del puesto de comida les señaló sobre el curandero del pueblo, y era claro que debían ir hasta allá. ¿Por qué la brújula señalaba el lado contrario?

El chamán tomó la manga de Seok Jin, llamando su atención y le tendió el objeto, esperanzado de que pudiera notar lo mismo que él. El Dios lo tomó y ladeó la cabeza.

—Entonces estamos en el camino correcto —dijo Seok Jin —. La aguja señala el camino hasta donde el curandero se encuentra.

—Eso no es posible —murmuró el chamán, asomándose para ver la aguja.

En efectivo. La aguja señalaba hacia el lugar que Jungkook había dicho. Inclinó un poco la cabeza, incapaz de comprenderlo del todo. ¿Acababa de alucinar?

—¿No es posible? ¿De qué hablas? —Seok Jin alzó la ceja y se encontró sorprendido por el repentino cambio de humor en Taehyung.

El chamán abrió la boca para hablar, pero se vio interrumpido.

Jungkook le hizo una señal a Yeomra para que se acercara hasta donde él estaba. Seok Jin presionó el hombro de Taehyung y le pidió que no se alejara tanto de donde ellos estaban y que regresaría a su lado dentro de poco. El chamán asintió, tomando la brújula entre sus manos y viendo como Jin caminaba unos cuantos pasos hasta alcanzar ambas parcas.

Bajó su mirada, tratando de encontrar una explicación lógica ante el comportamiento del objeto, pero en su lugar se encontró con algo aún más peculiar.

Cuando Seok Jin la cargó entre sus manos esta señaló al lugar a donde se dirigían, sin embargo, en cuanto llegó a las manos de Taehyung, la aguja insistió en el camino contrario.

¡Hola!

Ya extrañaba mucho estar por acá u.u mil disculpas por la repentina desaparición.

Acabo de salir de vacaciones por fin, así que estaré más seguido publicando por acá. Muchas gracias por la paciencia ❤️

Mil gracias por leer y espero que el capítulo les haya gustado ✨

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