—chapter number one
[ LA CHICA PELIRROJA ]
Bella llevó su mirada hacia un costado que daba al patio de la escuela dándose cuenta como dos parejas iba ingresando a la cafetería, los cuatro vestían bien y tenían una belleza inhumana.
Ángela y Jessica estaban hablando sobre el próximo artículo del periódico estudiantil hasta que la vos de la chica Sean las interrumpió.
—¿Quienes son?— preguntó mirando hacia la ventana
Ángela fue la primera en dirigir su mirada hacia la puerta y regresar su vista a Bella.
Con una sonrisa respondió a la pregunta de la nueva chica—. Los Cullen.
—Los hijos adoptivos del Dr. y la Sra. Cullen—en la voz de Jessica se notaba la emoción, como si hablar de ellos fuera algo demasiado innovador y excitante—. Vinieron de Alaska hace unos años—susurró con una diminuta sonrisa
—No son demasiado sociables—comentó con una mueca la de lentes
Jessica llevó su mirada fugazmente donde iban entrando la primera pareja y susurró un—. Si, porque están juntos. Cómo "Juntos" juntos—entonces aguardó unos segundos antes de hablar—. La rubia es Rosalie—la mujer tenía un cabello envidiable que brillaba y de lejos se notaba lo suave que era, tenía un sutil maquillaje, su vestimenta era elegante y moderna—, y el de cabello oscuro es Emmett—era un joven de una complexión grande, tenía brazos marcados y un abdomen de igual manera tonificando que se notaba por su suéter blanco que era pegado a su cuerpo—. Son pareja—los mencionados tenían una sonrisa divertida en su rostro escuchando los cuchicheos y comentarios que decían de ambos, palabras que eran totalmente irrelevantes para ellos—. Ni siquiera sé si es legal—habló escandalizada
—Jess, no son parientes—le recordó su amiga
—Lo sé, pero viven juntos. Es demasiado extraño—insistió con su pensamiento, Bella volteó a ver una vez más a la pareja y al escuchar la voz de Jessica volvió a mirarla—. La de cabello oscuro es Alice. Ella si que es extraña—la chica de un tamaño pequeño, debía de tener 1.58, su cabello era corto y tenía un peinado que hacía que sus puntas sean puntiagudas, tenía en su rostro una sonrisa y venía dando pasos alegres—. Sale con Jasper, el rubio que parece estar sufriendo—el joven tenía en su mano una bandeja con comida, iba de la mano con su pareja quien lo dirigía a la mesa, tenía un cabello rubio brillante y un tanto despeinado, su rostro era serio y su mirada era como si estuviera calculando cada cosa a su alrededor—. El Dr. Cullen es una especie de cupido—su voz salió un tanto risueña
—¿No querrá adoptarme?—se burló Ángela.
Cuando Jessica quiso volver a hablar al recordar una cosa sumamente escandalosa y demasiado llamativa, Bella volvió a preguntar.
y su pregunta se repitió, pero ahora con mayor interés—. ¿Quienes son ellos?—por la puerta ingresaba un joven de cabello cobrizo y a su lado estaba una chica pelirroja, sin duda entre todos los demás ambos eran los que más resaltaban, en especial la pelirroja.
La chica tenía una mirada fría y seria, pero con un toque de picardía, su cabello rojo caían en ondas por su hombro, llevaba una falda de color negro que llegaban hasta arriba de sus muslos, su maquillaje era natural, sus ojos eran un verde esmeralda. Uno de sus brazos iba entrelazado con la del muchacho, había algo en ellos que los hacían similares, la mirada y la sonrisa.
—Es Edward Cullen—soltó una pequeña risita nerviosa—. Es increíblemente apuesto, obviamente. Pero aparentemente nadie es digna de su atención, solamente le presta atención a una persona—la pelirroja blanqueó los ojos con una diminuta sonrisa de orgullo y el joven sonrió divertido—. Y la chica pelirroja, ella es Madeleine Cullen, una de las más solicitadas de la escuela, pero al igual que Edward no les presta atención.
«Somos como dos vinos costosos que nadie puede adquirir, bueno, yo ya tengo dueños, querido.»
Edward abrazó a Madeleine por los hombros y la atrajo a él mientras soltaba una pequeña risa por lo bajo.
Bella sintió un toque de celos al ver como el joven abrazaba a la pelirroja y al parecer la chica hizo un comentario que hizo reír a Edward
—Adivino, ambos son pareja—soltó Bella con un toque de amargura, sentimiento que ni ella comprendía.
Madeleine hizo una mueca de asco al escuchar eso.
—¿Tengo cara de ser una chica con mal gusto?—le susurró a Edward, con indignación.
—Madeleine, se que estás celosa de que entre los dos yo soy el más guapo—se burló de su hermana
Ángela y Jessica soltaron una risa al escuchar la pregunta de Bella.
—¿Ellos dos? ¿Pareja? ¡Obvio no!—le dijo la castaña, divertida—. Ambos son mellizos, son inseparables—entonces se acordó de algo—. ¡Oh, cómo se me pudo olvidar! Madeleine anda con Jasper y Alice, ¡si! ¡Con los dos! ¿Cómo es eso posible?—levantó un poco la voz—. Es raro tener dos parejas, ¿cómo será que hacen ya saben...?—dejó su pregunta al aire que era demasiado obvia
—¡Jessica!—la regañó Ángela
Los mellizos fueron hasta donde se encontraban sus demás hermanos adoptivos.
—Si quiere le puedo mostrar—dijo Madeleine dándole un beso a sus parejas y sentándose junto a Alice.
—¿Disculpa? Se puede saber cómo le enseñarás?—le preguntó la pequeña, aunque no sintiera celos reales porque ella sabía perfectamente que el amor que sentía su compañera hacía ellos era demasiado, aveces le gustaba bromear sobre eso.
Emmett soltó una carcajada—. ¿Son celos lo que escucho, pequeña Alice?—Rosalie le dio un golpe a su esposo haciendo que se quejara
Madeleine llevó una mano al muslo de su esposa, mientras que recostaba su cabeza en el hombro de su esposo, quien por cierto se encontraba bastante tenso por todo el olor a sangre que había en el lugar y las emociones que chocaban entre sí. El tacto de Madeleine y la mirada que le dirigió Alice hizo que se tranquilizara y tuviera un poco más de seguridad para no atacar a nadie en la escuela.
Edward se encontraba serio en su asiento y dirigió su mirada a la nueva chica, quien casualmente también lo estaba mirando.
Todo ese pequeño momento que tuvieron fue visto por Madeleine, quien apretó los dientes al sospechar algo.
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Los tacones de la pelirroja sonaba por todo el pasillo, iba con su típica mirada seria y con sus pasos firmes, en su mano había unos libros, y con aburrimiento se dirigió a su próxima clase que iban a dar cosas que ella ya sabía.
Al llegar a su salón sintió como alguien chocó contra ella y se volteó a mirar al causante de que sus libros que anteriormente estaban en su mano ahora estén esparcidos por el piso de la clase.
La chica con quien chocó contra su espalda se puso de cuclillas para comenzar a juntar los libros.
—Suéltalo —ordenó mientras agarraba sus dos libros de literatura
La muchacha levantó la vista y Madeleine pudo ver de quien se trataba, era la nueva.
Bella se le quedó mirando y por unos segundo sintió como todo su cuerpo temblaba por la mirada fría de la chica que tenía enfrente de ella. Madeleine, arqueó una ceja esperando a que volviera a retomar su camino o aunque sea hablara.
—¿Necesitas algo de mi?—le preguntó, la voz de la otra chica no salía—. Al parecer eres muda—se burló—. Bueno... deja de mirarme—arrugó la nariz viendo como Bella ni siquiera parpadeaba y seguía con su rostro sorprendido
—¿Esta...es la clase de literatura?—su voz al fin salió
—Si—fue lo único que respondió antes de dar media vuelta y dirigirse a su asiento
La maestra ingresó al lugar y palmeó la espalda de Bella antes de hablar haciendo que todos en la clase guardaran silencio.
—La señorita Swan es nueva en el lugar, así que quiero que la hagan sentir bienvenida—sonrió—. Puedes sentarte a lado de la señorita Cullen
Madeleine soltó una maldición por lo bajo.
Bella asintió y con pasos torpes se acercó a la pelirroja, quien ahora estaba aparentando estar concentrada en su libro.
La clase fue un total aburrimiento para Madeleine, dió este tema más de diez veces en toda su vida, lo sabe completamente de memoria. Suspiró por lo bajo y volteó la cabeza para mirar a la castaña. Bella, se quedó congelada al notar como Madeleine se dio cuenta de su mirada y con las mejillas totalmente sonrojas de la vergüenza volvió a mirar la pizarra cuando la pelirroja arqueó una ceja y la miró con cara de "Deja de mirarme, escoria humana" cosa que coincidentemente la pelirroja si pensaba.
Apenas el timbre sonó la vampiro se levantó de su lugar y con pasos elegantes y relajados iba hacia la salida, uno de sus compañeros le tocó el hombro en un intento de decirle una broma. Madeleine, agarró la mano del rubio y lo apretó con suficiente fuerza, pero no al grado de romperla.
—Vuelves a tocarme y juro que te quedarás sin manos—amenazó con los dientes apretados.
Mike palideció al escuchar sus palabras y soltó un quejido cuando el agarre de la chica se hizo más fuerte.
Alice, quien estaba esperándola junto con Jasper fuera del salón, se acercó con una sonrisa rápidamente a la muchacha y le dio un beso en la mejilla haciendo que Madeleine se tranquilizará.
—Lo siento, Madeleine amaneció un poco malhumorada hoy—se disculpó al saber el temperamento de su esposa.
—No, él no me cae bien—corrigió la chica de inmediato
—Vámonos ya, amor—le dijo Alice mientras la miraba con diversión.
Jasper la rodeó con su brazo y Alice entrelazó sus dedos con las de ella, el sureño utilizó su don haciendo que su mujer se relajara notoriamente.
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Abrió la puerta de la secretaría y vio a su mellizo hablando con la señora de la recepción.
—Tiene que haber algo disponible—habló el cobrizo
Edward reconoció el olor de su hermana y no se molestó en voltear. Madeleine apoyó su brazo en el hombro de su hermano.
—Quiero cambiarme de clase—la voz de la pelirroja hizo presencia en el lugar—. No importa cual.
La adulta los miró un tanto apenada y registró nuevamente el documento que tenía en su mano negando con la cabeza.
Ambos mellizos hablaron al unísono—. ¿Física? ¿Bioquímica?
—Todas las clases están llenas—informó—. Un minuto, querida—Isabella Swan había ingresado al lugar. Los hermanos apretaron su agarré por el mueble, ambos por diferentes motivos—. Lo siento, chicos, pero tendrán que continuar con Literatura y Biología.
—Mierda—murmuró—. Esta bien, gracias, Olga. Entonces seguiremos aguantando esas clases —dijo la pelirroja, lo último iba dirigido a su hermano.
Los mellizos dieron la vuelta para volver a irse hacia la salida, no sin antes dirigirle una mala mirada a la castaña, quien no entendía el porqué de sus rostros tan serio y el disgusto hacia su persona.
¿Qué tenían los hermanos Cullen contra ella?
Edward y Madeleine iban cada uno caminando en silencio hacia el estacionamiento, la pelirroja no podía con el pensamiento de volver a compartir la clase con la humana esa.
—¿Por qué tú?—la voz de la chica hizo que Edward dirigiera su mirada a ella por unos segundos.
él entrecerró los ojos—. ¿Por qué tú?—contraatacó repitiendo la pregunta
—No la soporto, me cae mal—admitió—. ¿Cual es tu motivo, hermanito?
—Su olor, no puedo controlarme por su olor—ella frenó en seco y lo miró como si tuviera un tercer ojo
—¿Me estas jodiendo?—entreabrió la boca—. ¡Agh! ¿Entre todas tenía que ser ella?
—¿De que hablas?— se hizo del desentendido
—Su olor es fuerte, si, pero no tanto para descontrolarse, bueno... al menos eso me pasa a mi. Me es un tanto repugnante y empalagoso—se refirió a la sangre de Bella—. No te hagas el que no entiende, sabes perfectamente que significa—miró hacia un lado antes de golpear el pecho de su hermano—. Más vale que sepas que hacer—caminó hacia sus compañeros quienes la estaban esperando en el estacionamiento.
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—¡Quédate quieta!—la regañó
Madeleine como si de una niña chiquita se tratase, se cruzó de brazos y jugó con sus pies, mirando a su esposa hizo un puchero, cansada.
—Llevas más de cuatro horas, Alice—habló
—Llevaremos cinco si sigues así—no le dirigió la mirada, estaba concentrada mirando los labiales que tenía en su mano—. ¡Este es el correcto!—dando saltos se acercó a su esposa—. El fin de semana iremos a Paris para comprar la nueva colección de una marca que vi—avisó
—¡Jasper, dile algo!—miró al rubio, con suplica.
Él la miró apretando los labios para que no saliera una sonrisa burlona de su boca, alzando los brazos volvió a mirar el libro que tenía en sus manos. Interponerse en los planes de Alice cuando tiene algo que ver con moda es como entrar a una zona de riesgo.
—Alice, amor mío. Déjame respirar—la agarró de la cadera y apoyó su rostro contra su estómago
—Tú no necesitas respirar—soltó una risita acariciando su cabello pelirrojo—. Solamente te dejaré por hoy, mañana continuaremos probándote los labiales y luego iremos a comprar tu vestido de boda.
Y si, los tres volverían a casarse a petición de la pequeña, sus esposos no pudieron negarse ante su pedido ya que aunque no lo dijeran en voz alta, Alice Cullen era su debilidad, así como ellos eran la suya.
—De acuerdo—besó rápidamente los labios de la chica y se dirigió al baño para quitarse el resto de maquillaje.
Edward ingresó a la habitación de la pareja y lo primero que vió es a Alice comenzando a sacar ropa del armario, Jasper estaba sentado en el sofá del lugar y en su mano tenía un libro, su hermana no estaba ahí entonces se dirigió al baño.
—Clon, necesito hablar contigo—se recostó por el marco de la puerta.
—Aguarda un segundo —parpadeó varias veces en un intento de que el desmaquillante no ingresara a sus ojos—. Vamos
Una vez que terminó se ató el cabello y salió del baño con su hermano pisándole los talones, Madeleine besó a sus esposos y junto con Edward saltaron por el gran ventanal para así poder ingresar al bosque.
—Voy a irme unas semanas—soltó de golpe viendo como su hermana lo miraba alarmada
—¿Qué? ¿Donde? ¿Por qué?—iba acercándose
—Me voy a ir con los Denali—su voz era calmada
—¿Por qué?—volvió a preguntar, pero ahora ya tenía en mente el motivo
—Es por...
—¿¡Por la humana!?—apretó los puños—. ¿Es en serio? Edward, no puedes desaparecer así porque si.
—No puedo soportar estar cerca de ella—llevó una mano al hombro de su hermana
—No, no es eso, solamente no quieres enfrentar algo que es inevitable—habló decidida—. Sea el lugar a donde vayas sabes perfectamente que regresarás a ella, solamente estás huyendo como un...
—No lo soy—se adelantó antes de que ella completara la frase—. Solo serán unos días, regresaré.
—Más te vale.