Alguien Para Ti

By Moonandsky2

9.3K 772 597

[AU Moderno] Dos adolescentes luchan con las heridas emocionales y físicas de su pasado. Juntos, descubren qu... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18

Capítulo 8

379 41 49
By Moonandsky2

Callum

Me despierto por la mañana, algo ansioso, pero también feliz. Como no me he sentido en mucho tiempo. Consulto mi despertador y veo la hora.

7:40 a.m.

Marca.

"Es temprano", pienso. Pero aún así me levanto, estiro y empiezo a buscar por el cuarto mi ropa.

El día de ayer invité a Rayla por un café a las 10:00 a.m. Y sería bastante tonto que yo, siendo quien se ofreció a invitarselo, llegara tarde en donde la cité.

Además, de que debo devolverle las botas que me presto.

▪︎

—¿Seguro de qué puedes regresar sólo?

—Por favor, Rayla. No soy un niño.

—Ok, lo siento. Supongo que esta bien— reprime una risa.

—¡Espera!— recuerdo de golpe— Tus bo...

—Me las das mañana, ¿qué no me vas a ver?

Me dedica una última sonrisa antes de entrar a su casa.

▪︎

Una vez que encuentro mi ropa, empiezo a arreglarme consultando el reloj de mi celular a cada rato.

Guardo sus botas en mi mochila, me pongo la bufanda, me despeino un poco el cabello con la mano y bajo a la cocina a desayunar.

Cuándo salgo al pasillo de mi cuarto la veo... La puerta... esta abierta.

Alguien dejo la puerta del cuarto de Ez abierta.

Voy para allá. Sólo quiero cerrarla. Pero cuándo estoy ahí, no puedo evitar ver dentro: Su cama, sus juguetes, sus colores favoritos en las paredes, un dibujo que hice de Cebo colgado en ellas con tachuelas.

Cierro de golpe. No soporto verlo. Pero es el cuarto de Ez, antes solía oler a tartas de jalea, a él, a lo que traía a casa en su mochila. Pero el ya no esta ahí.

Bajo las escaleras decidido a olvidar esa sensación que me carcome. Pero entonces lo huelo, el olor a tartas de jalea. Antes que nada, me sorprende. Es domingo y yo no avise que saldría temprano, sin embargo, el olor recorre mi nariz deseoso de probar una.

Pero de igual forma, me pone feliz. Pues es a lo que Ezran solía oler todo el tiempo, o lo que solía llevar en sus bolsillos, invitando a cualquiera que se le cruzara. Incluso, a mi parecer, tendría que estar triste, sin embargo, me hace querer estar aquí un poco más.

Es el único recuerdo que en serio me recuerda a él.

Voy a la cocina y veo a Harrow prepararlas. Me cuesta un poco decidir, pero pensar es lo que menos he echo en estos días. Así que me acercó a ayudarle.

—¿Son tartas de jalea?

—Oh, si que lo son— su voz es muy animada.

—¿Ya están listas?— pregunto, agarrando un guante de la mesa dispuesto a sacarlas del horno.

—Tu dímelo, hijo— su sonrisa refleja melancolía.

Me agacho sobre el cristal ardiente frente a mi cara y las veo. Firmes, coloridas: como a él le gustaban. Y las sacó con cuidado.

Al voltearme para llevar la bandeja a la mesa, veo a mi mamá con una taza de té entre las manos y esa sonrisa que la caracteriza mucho: igual a la de él.

Entonces, me doy cuenta, de que se dio cuenta, de que me di cuenta.

Estoy tan singularmente feliz esta mañana.

~°•°~

Rayla

Voy, corriendo como loca, para dónde me citó Callum. Veo mi celular, y trato de enfocar mi vista en los números al correr.

9:58 a.m.

Marca.

"¡Que mejor (maldito) momento para perderme!", pienso. Volteo hacía la izquierda y a la derecha sin fines de veces tratando de que mi cabello no me estorbe al tratar de ver.

Y entonces puedo ver el lugar. Con todas mis fuerzas deseo que Callum no haya llegado aún, sin embargo, para cuando me detengo justo afuera lo puedo ver dentro sentado en una mesa junto a la ventana.

Entro cautelosamente tratando de recuperar el aliento. Mientras lo hago, él alza la vista dándose cuenta de mi presencia, entonces yo logro verlo a él.

Lleva unos pantalones café claro, una camisa azul marino, un saco verde azulado de tono oscuro y tiene una mochila a su lado. Y claro, su característica bufanda rojo carmesí.

Y me siento avergonzada. Yo solo me puse lo primero que saque de mi armario.

—Hola, lamento mucho llegar tarde— le digo apenas me siento.

—Oh, no te preocupes. Todo está bien.

—¿En serio?

—Si, además siempre me gusta llegar quince minutos antes.

—Que... ordenado— digo con una sonrisa nerviosa, buscando una palabra inofensiva.

—Gracias, supongo.

Se forma una leve tensión entre él y yo. Por lo general siempre tenemos de que hablar, y ahora no. Tal vez es porque no vamos aún lugar, o yo que se. Pero por ahora no tengo ideas.

—Dime, este... ¿ya ordenaste algo?— trato de decir lo que sea.

—No, aún no. Te estaba esperando.

—Gracias y lo siento, de nuevo.

—No te preocupes— dice, alzando su mano.

Casi al instante, a nuestra mesa llega una ¿chica? Esta vestida con pantalones negros y blusa blanca. Lleva el cabello muy corto y lentes, además, aunque no alcanzo a ver muy bien, en su gafete dice algo parecido a "Kazi".

—Buenos dí...— se detiene a media oración para observarnos— Ay, que lindo.

—¿Disculpa?— interrumpe Callum.

—No, nada. Lo que pasa es que no es muy normal que aquí vengan las parejas de enamorados.

—¡¿Qué?!— su rostro se sonroja tanto que no puedo diferenciar donde empieza su bufanda y donde termina su cara.

—¡No!— mientras que el mío palidece, pero por lo que estoy pensando.

—¡No, nosotros no...! Solo venimos por un café, no somos pareja. Porque si fuéramos pareja tendríamos que...

—¡Nosotros no estamos saliendo!— interrumpo a Callum, habla demasiado.

—¿Ah, no?— ella dice confundida.

—¡N-no! Ella y yo... solo venimos por...

La mesera suelta una pequeña carcajada.

—Oh, en serio lo siento.

—N-no te preocupes— dice Callum.

—Bueno, ¿qué les voy a traer?

Mientras Callum muy nervioso, debo mencionar, da su orden, yo busco a tientas algo digno en el menú. No hay mucho, siendo sincera, pero supongo que lo que más va conmigo es la ensalada...

—¡Rayla!— escucho como me grita Callum y yo volteo rápidamente.

—¿Si?

—Amm, este... ¿q-qué vas ordenar?

—Este, una ensalada y ¿tienen jugo de moras lunares?

—Debe quedar un poco— me dice ella.

—Entonces eso, por favor.

—En seguida— ella lo anota rápidamente en la pequeña libretita de su bolsillo y se aleja a un paso algo torpe.

Callum me voltea a ver, notoriamente sonrojado.

—Eso fue incómodo.

—Ni me lo digas.

Trato de distraerme y no ver a Callum a los ojos. Me es muy incómodo. Así que decido ver hacia la ventana, donde el también está viendo.

La luz del sol que entra es débil, pero cálida y luminosa. Volteo a ver a Callum, se ve muy tierno así. Recargado sobre su mano. He intento sacar nuevamente la conversación. Pero antes de que pueda decir algo, el empieza.

—Oye, Rayla...

—¿Si?

—¿Te puedo pedir algo?

—Supongo que si. ¿Qué es?

—Bueno, me preguntaba si... ¿podrías darme tu número?

—¿Mi número?

—Si, ya sabes, para hablar. A veces siento que el tiempo que estamos en la escuela y hablamos es muy corto.

Veo que no me mira, que está nervioso, y eso me pone feliz, porque deja manifestar sus emociones. Entonces tengo una idea, sólo para divertirnos un rato en lo que traen nuestra comida. Aunque, mientras más lo pienso, creo que sólo soy yo la que se va a divertir.

——No tengo celular— digo rápidamente.

Entonces en su cara se dibuja una expresión de total confusión. Lo puedo leer como a un libro, como si dijera: "¿Qué clase de persona no tendría un celular en estos tiempos?".

—Lo rompí— digo ahora, consciente de que podría entenderlo, y así es.

—Oh, ya entien...— su rostro se ablanda mientras lo dice, pero esa expresión desaparece cuando le suelto lo siguiente.

—A propósito.

La cara que pone es tan graciosas que tengo que hacer esfuerzos sobrehumanos para no reír. Por un momento, pasa de la confusión al miedo, pero eso lo hace divertido. Es entonces cuando decido soltarle lo último.

—Así que no puedes llamarme.

Por un momento se muestra más que avergonzado, apenado y humillado. Es ahí cuando no lo puedo evitar y suelto una risa que él se toma muy a mal.

—¡¿D-de qué te ries?!

—¡Es que eres tan tierno!— me limpio una pequeña lágrima que se escapo de mi ojo— ¡Era broma, hombre, era broma! Claro que tengo teléfono.

Mientras trato de calmarme, veo como se tapa la cara con las manos tratando de ocultar su sonrojo, y me pongo mucho más feliz que antes. Mucho más.

Para cuando, pienso, se da cuenta de que me calme, se quita las manos de la cara solo para ver mi mano extendida hacia él. Lo cuál, lo confunde un poco.

—¿Qué pasa?— dice, y puedo ver que sigue un poco avergonzado.

—¿Quieres mi número o no?

Al principio, duda si sacar su celular por miedo a ser víctima de otra broma. Sin embargo, yo ya no tengo planeado nada y él si saca su celular entregandomelo.

Entro a sus contacto y rápidamente guardo mi número con la etiqueta de "Rayla". No se me ocurrió algo más ingenioso, además, ese es mi nombre.

Se lo entrego y él lo revisa rápidamente para después volver a guardarlo. También noto que, mientras lo guarda, se sorprende notoriamente.

—¿Qué sucede?— le pregunto.

—Casi lo olvido— dice sacando de su mochila una pequeña bolsa de color azul, la cuál me entrega— Son las botas que me presentaste ayer. Te dije que hoy te las devolvería, ¿no?

—Si. Gracias, Callum.

Él me sonríe dandomelas, y yo las pongo en el suelo, para que no se me olvide llevarmelas al irme.

Estoy a punto de hablar, cuando una voz nos interrumpe.

—Muy bien: Café, tartas de jalea, jugo de moras lunares y ensalada— dice la mesera al dejar nuestra comida sobre la mesa— Disfrutenlo.

—Gracias...— trato de enfocar la vista en su gafete para ver cuál es su nombre. Tengo una idea de cual es, pero aún así trato de asegurarme.

—Kazi— termina ella.

—Kazi— yo repito dándole una sonrisa, la cuál ella corresponde antes de dejarnos solos a mi y a Callum.

—Eso no fue tan incómodo— dice Callum una vez que Kazi ya se fue.

—Algo es seguro, fue menos incómodo que hace unos instantes.

—Si— ambos comenzamos a reír y a comer.

Sacar la conversación es mucho menos difícil, y más con la comida enfrente.

Por lo general eso es de lo que más hablamos, hasta que me da curiosidad y pregunto.

—¿Y las tartas de jalea? ¿Por qué te gustan?

—Son dulces y huelen bien. Además, a mi mamá le gustan. Yo no heredé tanto su paladar dulce, pero si que me gustan.

Me doy cuenta en como lo dijo. Pero aún así, decido no preguntar. Se que tal vez podría ponerlo triste. Así que, como precaución, antes de que vaya a recordar algo, pregunto otra cosa.

—¿Y a qué saben?

—¿Por qué no lo averiguas tú?— me dice tomando una tarta del plato que tiene enfrente y me la extiende.

Yo no la agarro, si no, que le doy una mordida directamente de su mano. Lo que lo apena un poco.

Pero creo que yo me apeno más al sonrojarme como un tomate al comprobar lo malditamente dulces que son las tartas.

—¡Callum, esto es delicioso!

—Lo sé— dice, carcajeando un poco.

Y puedo notar, que este pequeño momento es especial.

Continue Reading

You'll Also Like

768K 42.2K 47
LIBRO DOS DE LA SAGA ÁMAME. Ginger odia a Eros desde el momento en el que él la dejo y le pidió que se deshiciera de su hijo, han pasado dos años y E...
88.1K 2.8K 43
en esta historia seras Mia 🔞
31.1K 2.5K 14
Amor y Guerra son dos lados de la misma moneda. Para Henry, quien ha estado enamorado de la misma chica por años, y Conrad que ha encontrado por prim...
84.1K 3.9K 45
Puede que de primeras sí tuviera dudas, Me daba mucho miedo eso de fracasar, Pero es que de segundas me dijo la luna que alguien como tú no volvería...