La chica de las mil estrellas...

By LaraGutierrez1997

71.1K 10.5K 6.4K

"A veces, en la búsqueda de las estrellas en otros ojos, caemos en el interminable pozo de la oscuridad". -Ak... More

Prólogo
Dedicatoria
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Epílogo
Nota de la autora
Más historias
Grupo de Facebook

Capítulo 55

383 79 24
By LaraGutierrez1997

Dedicado a LizVr6

***

—Noah... —susurré y colgué el teléfono sin salir de mi estado de estupefacción.

Sus vibrantes ojos verdes brillaron del enojo.

—¿Qué acabas de decir? —preguntó en un tono muy bajo, tratando de mantener la calma.

—Escúchame, Noah, no es lo que—

—¿Con quién mierda estabas hablando, Bessie? —me interrumpió—. ¿Tú sabes quién mató a mi hermana?

En fracciones de segundo, pensé en un millón de excusas que podía inventar para ocultarle la verdad. No obstante, estaba asqueada de vivir entre mentiras y falsedad.

—Sí —afirmé sin detenerme a medir las consecuencias.

Su rostro se contrajo de la sorpresa y de la ira. Sus facciones se ensombrecieron y la cicatriz en su cara me pareció más aterradora que nunca. Dio un paso hacia mí y yo retrocedí por instinto. Estaba acorralada contra la pared de la cocina.

—¿Quién fue? —preguntó. Escupió cada una de sus palabras con un odio profundo—. ¡¿Quién diablos fue el degenerado que mató a Beth?!

—¡Cálmate, Noah! —grité. Mi voz falló un poco—. Las cosas no son como crees, fue un—

—¡Dime su jodido nombre, Elizabeth! ¡Juro que voy a matarlo con mis jodidas manos!

—¡No!

—¿Qué? —cuestionó con incredulidad—. ¿Acaso estás encubriendo al asesino de Beth?

Quería gritarle que jamás sería capaz de hacer algo así. Pero eso era exactamente lo que estaba haciendo, por mucho que me lo negara a mí misma.

Dio otro paso hacia delante y me acorraló mucho más. Sus ojos se posaron en mi teléfono y comprendí lo que planeaba hacer. Lo apreté contra mi pecho. No dejaba de mirarlo con horror, parecía una bestia feroz.

—Pues si no me lo dices, lo obtendré de cualquier manera.

Se lanzó hacia adelante para quitarme el teléfono. No tenía ninguna oportunidad de resistirme, así que actué sin pensar y le di una patada en la rodilla para que se quitara. La conmoción momentánea del golpe me permitió escabullirme.

—¡Elizabeth! —gritó y se volteó—. ¡Dame ese maldito teléfono!

—¡No lo haré! —respondí.

Corrí hasta la entrada de la cocina, decidida a escapar. Choqué de frente con Lynn y ambas estuvimos a punto de caer.

—¿Qué carajos les pasa? —preguntó ella con los ojos abiertos hasta el límite—. ¿Acaso se volvieron locos? ¡Hay clientes allá afuera azorados por sus gritos!

—¡No pienso permitir que ese bastardo se salga con la suya! —gritó Noah, ignorando por completo a Lynn. Me escudé tras ella.

—Tú no sabes lo que ocurrió, Noah —dije en un tono de voz más bajo. Estaba tan aterrada que sentí incluso ganas de llorar—. Tienes que escucharme.

—Me importa una mierda lo que tengas para decir. —También bajó la voz y el dolor tras sus palabras fue mucho más palpable—. No puedo creer que de todas las personas seas tú quien esté encubriendo a ese maldito asesino. No puedo creerlo, Elizabeth, no puedo. Ella... ella te amaba tanto.

Un nudo se formó en mi garganta, pero negué con la cabeza. Lynn me observó con asombro al comprender de qué se trataba todo.

—Él no lo hizo a propósito —dije, conteniendo el llanto—. Me buscó hace unos días... No podía decírtelo porque sabía que actuarías así... No puedes dañarlo, Noah, no puedes dañarlo. Lo que pasó fue un accidente y él ya está pagando lo suficiente. Está a punto de morir enfermo, Noah. Se va a morir.

—Mi hermana está muerta por su culpa, ¿te parece que me importe lo que le pase a ese cabrón? ¡Ningún castigo es suficiente!

—¡No lo hago por él! Lo estoy haciendo por su familia. Él no resistirá hasta que el caso se aclare, va a morirse antes, ¡no vale la pena hacerlo!

Le estaba gritando a Noah las cosas de las que yo intentaba convencerme. Quería persuadirme a mí misma de que no estaba cometiendo un error.

—Esto no se quedará así —aseguró él y avanzó un poco. Me oculté mucho más tras Lynn—. Voy a ir a la policía, estás encubriendo a un criminal.

—Él no es un criminal, Noah, es un niño que cometió un error, ¡todos éramos unos niños cuando eso pasó!

—¡Ese error de mierda me quitó a mi única hermana y destruyó tu vida, maldita sea! ¡Pensé que tú me entendías mejor que nadie!

—¡Lo hago! —exclamé y una lágrima de impotencia rodó por mi mejilla—. Pero ¿cuánto hubiéramos dado todos por unos días más al lado de Beth? ¿Por unas horas, al menos? Yo no puedo quitarle esos minutos a su familia. No puedo hacerlo. No pierdas tu tiempo yendo a la policía, Noah. No tendrás forma de probar nada y yo no diré una palabra hasta que él muera. Beth lo hubiera querido de ese modo.

—¿Beth? —replicó con una mezcla de odio y sarcasmo—. No te atrevas a pronunciar su nombre, es evidente que a ti no te importaba una mierda. Por lo único que me alegra que no esté aquí es porque no puede ver lo que estás haciendo. Pensé que eras diferente, Elizabeth, sí que lo pensé.

Sus palabras quedaron flotando en el aire mientras pasaba con rapidez por nuestro lado y desaparecía por la puerta principal de la cafetería.

Sentí las piernas flaquear y necesité sentarme en el suelo echa un ovillo. Lynn se agachó a mi lado.

—Bessie... —susurró, consternada—. Ni siquiera sé qué decir.

—No digas nada, entonces —dije y se me escapó un sollozo—. Solo hago lo que siento que está bien, Lynn. Yo la amaba tanto como él, aunque Noah nunca sea capaz de comprenderlo... Juro que yo la amaba... Pero no puedo entregarlo aún, no puedo.

Comencé a llorar con desesperación y ella me abrazó e intentó consolarme. Luego de unos minutos salió y cerró la cafetería. Probablemente los tres estaríamos en serios problemas cuando nuestro jefe se enterara, pero eso era lo menos que me importaba en ese momento. Había decepcionado y lastimado a alguien más a mi paso, y lo peor era que quizás él tenía razón y solo estaba cometiendo la peor equivocación de toda mi vida.

Al día siguiente también me tocó trabajar. Hasta el último segundo quise desistir, pero Nick insistió que huir eternamente no era una opción. Apenas había dormido y estaba tan extenuada que casi me sentía enferma. Sin embargo, Noah nunca llegó a la cafetería.

Nadie sabía sobre él, ni siquiera llamó para avisar por qué faltaría —aunque no tenía que hacerlo, en realidad—. A pesar de que pensé que terminaría en la calle por el incidente, nuestro jefe se molestó mucho, pero accedió a dejárnoslo pasar con la condición de que no cobraríamos nada en esos dos días para pagar por las pérdidas. Me pareció injusto con la pobre Lynn. Ella no dijo nada al respecto y actuó como si también fuera responsable, a pesar de que no tenía nada que ver con lo ocurrido.

Mi único consuelo era que al día siguiente no tendría que ir y podría quedarme en casa. Aunque sería viernes, y eso implicaba que otro de los motivos a los que le debía mi ansiedad se haría realidad.

***

—Esto fue un error —dijo Nick mientras caminaba de un lado al otro de la habitación—. No debiste hablar con Aurora. Él me odia, no vendrá.

—¿Puedes dejar de ponerme más nerviosa? —imploré. Sentía náuseas y mis manos estaban tan sudorosas que podían gotear en cualquier momento.

Eran casi las seis, la hora a la que se suponía que Halley llegaría. No quería pensar en absolutamente más nada que en mi hermana. Obviaba todos los pensamientos intrusivos sobre Josh o Noah. Ese no era el momento.

Alguien llamó a la puerta y los dos nos sobresaltamos. Compartimos una mirada de horror. Él quería evitar a toda costa la llegada de Aurora y yo la de Halley.

Caminé casi por inercia y abrí. Sentí una oleada de alivio al ver la cabellera rubia y los ojos oscuros de Aurora.

—¡Viniste! —exclamé y me lancé a sus brazos.

Me devolvió el abrazo, pero se mantuvo serio todo el tiempo. Su incomodidad era palpable.

—No podía dejarte sola —respondió en un tono bajo—, a pesar de... En fin, ¿ella no ha llegado, cierto?

Negué con la cabeza.

—Bien, esperaré en tu habitación hasta que llegue.

Asentí y me aparté para que entrara. Pasó por delante de Nick sin mirarlo siquiera y se encerró en mi cuarto. Casi pude escuchar los pensamientos de Nick al ver su expresión de tristeza y decepción. Ambos sabíamos que ningún milagro haría que Aurora lo perdonara con tanta facilidad, pero era imposible que no nos hiciéramos ilusiones, sobre todo, porque había ido.

La espera volvió y mis pensamientos se enfocaron de nuevo en Halley. Tenía tantas dudas y preguntas sobre ella que necesitaría meses en lugar de un par de días. ¿Nos pareceríamos físicamente? ¿Tendríamos gustos en común? Sabía que era imposible recuperar el tiempo perdido, pero algo dentro de mí apelaba a mi instinto fraternal y clamaba que quería conocerla y tenerla cerca sin importar nada más.

El timbre volvió a sonar. Miré a Nick. Parecía tan aterrado como yo, aunque quizás no por los mismos motivos. Quise escapar por un segundo. Esa no era una opción, así que tomé una bocanada profunda de aire y caminé muy despacio hacia la entrada.

Abrí la puerta y mi respiración se detuvo al ver a la niña frente a mí.

Halley. Mi hermana.

—Hola... —dijo con inseguridad.

—Eh... hola —me tomó un instante reaccionar y devolverle el saludo. Supuse que las presentaciones sobraban.

Me quedé observándola por un momento sin saber qué decir. Se sonrojó ante la intensidad de mi mirada y comprendí entonces que estaba siendo una idiota con mi hermana pequeña.

—Lo siento. —Sonreí con nerviosismo—. Pasa.

Asintió y entró muy despacio, sosteniendo con ambas manos su mochila. Era delgadita y paliducha, como yo. Su cabello castaño oscuro estaba recogido en una larga trenza, y parecía que se comería el mundo con sus enormes ojos negros. Halley se parecía a mí más de lo que Hannah o Hardin se parecerían nunca. El karma había sido brutal con mi madre y le había dado un recordatorio permanente de los errores que había cometido conmigo.

—¡Hola! —la saludó Nick con entusiasmo y le extendió una mano—. Soy Nicholas, pero puedes decirme Nick. Soy el compañero de piso de tu hermana, y también su amigo.

Ella dudó un instante, pero finalmente tomó su mano y esbozó una sonrisa tímida.

—¡Hola! —exclamó Aurora al salir de mi cuarto y caminó hasta ella. Le dio un corto abrazo que la descolocó un poco.

—Hola.

—Yo soy Aurora, también soy amigo de tu hermana.

—¿Aurora? ¿Cómo la Bella Durmiente?

Él asintió con su cálida sonrisa habitual.

—En realidad se llama Andrew —aclaré—, pero todos le dicen así.

—Guau, eso es raro —replicó ella.

—A mí también me da gusto conocerte —dijo Nick con una falsa expresión de enfado—, aunque a nadie parece importarle.

Aurora le lanzó una mirada fugaz de hostilidad. Al parecer, no pudo evitarlo. Me alivió ver que cambió de inmediato su expresión por una más amigable y todo pasó desapercibido para Halley.

—Oh, lo siento —respondió ella con las mejillas sonrojadas—. Es un gusto conocerte Nick, a los tres... Yo soy Halley.

—¿Halley Berry? —replicó él.

—No, solo Halley, ¿quién es Halley Berry?

—Una actriz jodidamente sex—

Cortó sus palabras y se aclaró las palabras. Yo le abrí los ojos al límite. Le había hecho prometer que no diría ni una palabrota o alguna expresión —ni medianamente— para adultos frente a mi hermana. No quería que nada la hiciera sentir incómoda.

—Es decir, súper... ¿adorable?

Ella sonrió con un toque de picardía infantil.

—Tengo once, sé lo que significa «sexy».

—¿En serio? —pregunté con desconcierto. A esa edad yo aún jugaba con muñecas y papá apenas me permitía ver la tele. Y tampoco tenía ataques de pánico aún, pero no quería pensar en eso.

—Ah vale —respondió Nick—, pues ahora te diremos Halley Berry. Tu nombre es lindo, pero así suena más divertido, ¿de acuerdo?

Reconocí las palabras de Nick del día que nos habíamos conocimos, cuando comenzó a llamarme Bessie Boop.

—Eso de los sobrenombres es bastante estúpido y está sobrevalorado —intervino Aurora, dirigiéndose a ella—. Creo que simplemente Halley está bien, ¿no te parece?

—Pero a ti te dicen Aurora —respondió mi hermana con desconcierto.

«Buen punto», pensé.

—Eh... sí, pero siempre ha sido así, no de un día para el otro.

—No me molesta que me digan así. Halley Berry me parece bonito.

—¡Pues Halley Berry se queda! —exclamó Nick con una sonrisa de victoria. Uno a cero a su favor.

Aurora también forzó una sonrisa sin mirar siquiera en su dirección. Rogué al cielo que no se les ocurriera formar una escena, aunque debía reconocer que sus actuaciones casi me convencían incluso a mí.

—Bessie Boop —me dijo Nick—, ¿no le mostrarás a nuestra nueva amiga dónde dormirá? Debe estar cansada de cargar con esa mochila. Parece pesada.

—Eh... sí, claro. Ven conmigo, Halley.

—Yo iré preparando los platos para la cena —dijo Aurora y se alejó lo más posible de Nick. Era evidente que entre sus planes no figuraba quedarse a solas con él.

Guie a Halley hasta mi cuarto y le indiqué que pusiera sus cosas sobre el escritorio.

—Estos dos días dormirás aquí, este es mi cuarto.

—Vale... ¿dormiremos juntas? —preguntó con timidez.

Asentí.

—Disculpa, no tenemos mucho espacio.

—Está bien, no te preocupes.

Saberlo me alivió un poco, aunque aún había una barrera enorme entre nosotras. No tenía idea de qué decir para disminuir la incomodidad y la tensión de la situación.

—Me gusta tu casa —se me adelantó ella mientras daba un vistazo alrededor de la habitación—. En bonita y acogedora.

—Gracias.

—¿Y cómo es que dejan que dos chicos vivan contigo? —preguntó. La curiosidad y el asombro relucían en su adorable rostro.

—Bueno, ya soy una adulta y estoy a punto de comenzar la universidad, puedo tomar algunas decisiones por mi cuenta. Además, Aurora no vive aquí, en realidad, solo Nick, y él es un buen chico, somos mejores amigos.

—Oh... suena bien eso de poder tomar algunas decisiones —dijo y sonrió—. Mis padres no me dejan hacer casi nada, ellos—

Detuvo sus palabras y la sonrisa se borró de su rostro. Parecía nerviosa.

—Lo siento —susurró y bajó la mirada.

—¿Qué?

—Siento haber hablado de ellos...

—Oh, no —me apresuré a decir—. Está bien, Halley, no pasa nada porque hables de ellos... Son tus padres, ambas lo sabemos.

—¿En serio?

Sonreí y asentí despacio.

Tomé una bocanada de aire y me senté en el borde de la cama para estar a su altura. No pensaba que todo sería fácil, pero tampoco que sería tan complicado. Sin embargo, yo misma lo había dicho: era adulta, y era hora de hacer las cosas bien.

—Halley... sé que este es un momento difícil para las dos, pero es también muy importante. Aunque no sabemos nada una de la otra, estás aquí es porque ambas queremos conocernos, ¿no es cierto? —Asintió y se sentó a mi lado—. Bueno, quizás nos tome algún tiempo, pero quiero que seamos hermanas de verdad, y que nos llevemos bien. Lo quiero mucho. De igual modo, si no te sientes bien aquí conmigo puedes volver a casa y buscaremos otra forma de vernos, ¿vale? Sé que no sales mucho de tu casa.

—Descuida —respondió con su vocecita dulce—, estoy bien. Yo llevaba mucho tiempo esperando para conocerte, Harriet, y juro que me portaré muy bien para no molestarte.

Su forma de llamarme me sorprendió. Debía imaginarlo, Louisa debía referirse a mí de ese modo con ella. Me repuse de inmediato.

—¿Molestarme? Tú no me molestarás en lo absoluto, fui yo quien quise que vinieras. No sé si conoces la historia entre nuestra madre y yo, pero sé bien que nada de lo que ocurrió es tu culpa, así que nuestra relación siempre estará al margen de todo eso.

—En realidad... —dijo muy bajo mientras jugaba con la costura de su blusa de florecitas—. Yo lo sé todo.

—¿Lo sabes? —pregunté con asombro.

Respondió sin mirarme:

—Así es, yo crecí sabiendo sobre ti. Antes no entendía por qué nunca te había visto, mamá me contó todo hace unos meses, incluso que tú no tenías idea de que yo existía. —Levantó la mirada—. Ella cometió un grave error contigo, yo lo entiendo, pero está arrepentida, lo juro. Ella es una buena mamá, Harriet. Te extraña y se preocupa por ti, y quiere arreglar las cosas. Yo no voy a hablarte de ella si no quieres, y prometo ser buena para que algún día logres quererme como mismo siempre te he querido yo, aunque no te conocía.

La madurez de mi hermana me impactó. Comprendía una situación que resultaba compleja incluso para los adultos. Quizás era su inocencia infantil lo que hacía que todo fuera más sencillo para ella. Nuestra madre no solo «había cometido un grave error conmigo». Ella había arruinado mi vida. Sin embargo, me dolió mucho que Halley pensara que tenía que hacer algo para agradarme.

—Halley, tú no tienes que ser buena, solo tienes que ser tú. Yo quiero conocer a la Halley real, a mi hermana. Y te prometo que, sin importar cómo seas, yo también voy a quererte mucho. —Lo pensé un instante y le sonreí—. De hecho, yo ya te quiero... Te quise desde el momento en el que supe de ti.

Me miró con sus expresivos ojos muy abiertos. Antes de que pudiera siquiera pensar algo más, se lanzó sobre mí y me envolvió con sus bracitos delgados.

Sentí un cosquilleo en mi interior y me tomó un momento reaccionar antes de devolverle con fuerza el abrazo. En ese momento no importaba todo lo que había hecho nuestra madre ni el dolor que me había causado. Halley era mi hermana y eso iba mucho más allá que cualquier otra cosa.

—Solo un detalle, ¿vale? —dije, sonriendo, cuando nos separamos. No podía pasarlo por alto—. No me llames Harriet, lo odio. Dime Bessie, como todos.

—De acuerdo, pensé que no te importaba.

—Oh —dije con dramatismo—, ¡no tienes idea!

Recordé entonces que los chicos estaban afuera solos, y que a esa altura ya uno de los dos podía haber asesinado al otro a sangre fría.

—Eh... Halley, ¿tienes hambre?

—Un poco.

—No teníamos idea de qué te gusta cenar, así que ordenamos pizza de un par de tipos. Supongo que a todos les gusta la pizza, ¿no?

—Sí, me encanta.

—¡Genial! —exclamé y respiré con alivio—. Vamos fuera, entonces.

Al contrario de lo que pensaba, los chicos estaban más que tranquilos. Aurora estaba sirviendo las porciones de pizza y las bebidas mientras que Nick estaba afuera apoyado en el balcón.

—Bien, chicos, es hora de cenar. Halley y yo estamos muy hambrientas.

—¿Te gusta la pizza con piña? —le pregunté a mi hermana para intentar de romper el hielo que cubría la habitación casi de modo literal—. Esa es la favorita de Aurora.

—La pizza con piña es asquerosa —sentenció Nick en un tono neutro mientras entraba al comedor y cerraba la puerta que daba al balcón.

Aurora se tensó visiblemente, pero se mantuvo en silencio.

—¿En serio te gusta tanto? —le preguntó Halley con entusiasmo—. También es mi favorita, aunque a mucha gente no le guste.

—¡¿De verdad?! —replicó Aurora en un tono exagerado y se agachó frente a ella—. ¡Solo a los idiotas no les gusta la pizza con piña! ¡Choca esos cinco, compañera!

Halley chocó su mano con emoción, y la sonrisa irónica del rubio clamaba que acababa de emparejarse el conteo. Uno a uno. Me preocupaba quién marcaría el siguiente punto en ese juego retorcido. Me aterraba, de hecho.

Cuando nos sentamos los cuatro a la mesa, la tensión podía ser cortada con tijeras. Intenté un par de veces de comenzar una charla casual, pero fue totalmente en vano. Por suerte, Halley estaba demasiado ocupada con su porción de pizza como para notarlo. Ella estaba sentada a mi derecha y los chicos a ambos extremos de la mesa.

—¿No te gusta mucho la pizza? —le preguntó Halley a Nick al ver que él solo comió una pequeña porción y luego comenzó a comer ensalada.

—Me encanta, pero no puedo comerla demasiado.

—¿Por qué?

—Por mi salud.

—¿Estás enfermo? —preguntó ella con el ceño fruncido.

—Esa es una larga historia —intervine—, te la contaré luego.

No quería atormentarla en ese momento con todo el tema del trasplante.

—Yo tampoco puedo comerla demasiado —dijo ella—, a mis padres no les gusta que coma mucha comida chatarra.

Por algún motivo, pensé en cómo hubieran sido las cosas si nuestra madre hubiera estado ahí y también me hubiera puesto restricciones. Descarté de inmediato esa idea.

—¿Saben? —dijo ella de repente con mucha naturalidad—. A veces mi mejor amiga y yo también nos enojamos y dejamos de hablarnos un par de días.

Los tres la observamos con asombro. No pude pasar por alto su forma de enfocar el «también». ¿Acaso se había dado cuenta?

—¿D-de qué hablas, Halley? —pregunté.

—De Cathy, mi mejor amiga. Ella es un poco pesada en ocasiones, pero yo la quiero mucho y siempre terminamos haciendo las paces.

—Bueno... —comenzó a decir Aurora—. Eso demuestra que su amistad es real. No todos podemos decir lo mismo.

—Quizás tú y tu amiga confían una en la otra y no se dejan llevar por lo que dicen otras personas —repuso Nick sin inmutarse.

Lo miré con horror. El caos estaba a punto de desatarse. 

«Oh, Bendito Santo De Las Causas Irremediables Que Pueden Inducir A Cometer Un Homicidio —imploré—, intercede por ellos porque si me hacen esto voy a asesinarlos a sangre fría».

Me aclaré la garganta y traté de cambiar de tema:

—Bien, Halley, dim—

—Quizás tu amiga no es una mentirosa de mierda que te oculta verdades que hasta el repartidor de pizzas sabe —me interrumpió Aurora en un tono ligeramente más elevado, aunque siguió mirando en dirección a Halley.

—Chicos —dije en un tono más alto también—. Es hora de que terminemos de cena—

—Quizás tu amiga sí sabe escoger a quién creerle y no se queda solo con la primera versión —repuso Nick, ignorándome, y clavó sus ojos negros en Aurora.

—¡Nick! —lo reprendí. Ya había sido suficiente en frente de Halley.

—Quizás tu amiga no te humilló frente a todas las personas a las que amas solo para sentir que está por encima de todos los demás —dijo el rubio y también lo miró con hostilidad.

—¡Quizás tu amiga está diciendo la verdad y las cosas no fueron de ese modo! —gritó Nick con enojo.

Se puso de pie y apoyó ambas manos en la mesa sin dejar de mirarlo. Aurora lo imitó.

—¿Ah, sí? —replicó con resentimiento—. ¡Y quizás tu amiga no se cogió a tu novia a tus espaldas y te hizo el imbécil más cornudo de toda la ciudad! 

Continue Reading

You'll Also Like

27 0 4
El destino es misterioso y aveces irónico, ella solo quería ver que había más allá del palacio; él quería vengar la muerte de su preciada hermana. ¿P...
483K 55.3K 58
Terminada. ❝Jamás dejaría que mi hermano menor cargara con la muerte de nuestro clan.❞ Saeko Uchiha tiene una maldición, la maldición que todo Uchih...
59.5K 1.7K 49
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
4.8K 351 2
❛ Sanzu solo sabía que el hombre de cabello violeta era jodidamente bonito. ❜ ⠀𝗒𝗎𝗎'𝗌 𝗉𝗋𝗈𝗃𝖾𝖼𝗍⠀!⠀( #_ _) ⠀24/O1/22 - 28/O1/22