La teoría del amor

By AprilRussel123

135K 21.1K 7.7K

Tras la aparente muerte de Ryan, el amor de Alicia y Alessandro parece estar a salvo y a prueba de todo. Ella... More

Tercera parte de la teoria del silencio
Antes de leer
Prologo
Capitulo 1: Por defecto
Recordatorio
Capitulo 3: Acorralado
Capitulo 4: Percepción
Capitulo 5: El pasado tiene rostro
Capitulo 6: Resurgen verdades
Capitulo 7: Un plan comienza a crearse
Capitulo 8: similitudes
Jaque mate en Amazon
Capitulo 9: ¿Quien es en realidad?
Capitulo 10: Desapego
Capitulo 11: Noche de revelaciones
Capitulo 12: Una nueva duequesa para Luxemburgo
Capitulo 13: Lo que pasó aquella despedida de año
Capitulo 14: Algo habia en él
Capitulo 15: Toma lugar el valor
Capitulo 16: La frialdad ocasiona estragos
Capitulo 17: Gana la oscuridad
Capitulo 18: Arde la oficina
Capitulo 19: Dos caras se enfrentan
Capitulo 20: Los secretos tienen fecha de caducidad
Capitulo 21: Y es cuando
Capitulo 22: Nuevas facetas
Capitulo 23: Pecados
Capitulo 24: Una batalla gana el corazon
Capitulo 25: Amargo
Capitulo 26: Incertidumbre
Capitulo 27: Sospechas
Capitulo 28: Entre el frio y el calor
Capitulo 29: Fragmentada
Capitulo 30: Siempre fue ella
Capitulo 31: Chance a la elocuencia
Capitulo 32: En el fondo de la verdad
Aviso
Capitulo 33: Luxemburgo a la espera
Capitulo 34: Al diablo lo correcto
Capitulo 35: Sentada en mi alma
Capitulo 36: Lo que grita el reflejo
Noticias, dulces noticias!!
Capitulo 37: Gran Duque De Luxemburgo
Capitulo 38: Desaparición
Capitulo 39: Eclipse
Capitulo 40: Se destapan realidades
Capitulo 41: Una nueva familia
Capitulo 42: Alicia de Luxemburgo
Capitulo 43: El ramo a la futura novia
Capitulo 44: La victoria entre las piernas
Capitulo 45: Cuentas
Capitulo 46: Cambia el juego
Recordatorio( ya es como el quinto 😂)
Capitulo 47: A prueba de balas
Capitulo 48: se quiebra un corazón
Capitulo 49: Una madre para una hija
Capitulo 50: Ultimo adiós
Reedición de Tuya Por Una Noche
Capitulo 51: Hacerle el amor al amor
Capitulo 52: Brechas
Capitulo 53: Toca vivir
Epilogo
Agradecimientos

Capitulo 2: Lo que calla Luxemburgo

2.5K 389 112
By AprilRussel123

Tragué saliva, estaba nerviosa y no sabía que decir o cómo reaccionar. Mucho menos Alessandro. El desagrado que tenía en el rostro era desconcertante. Pero el que tenía la mujer era aún mayor. Alessandro soltó mis manos y levantándose del sofá caminó hacia la mujer y no tardó en preguntar qué hacía allí. Ella escueta respondió que tenía que ver el nivel de imbecilidad de su hijo. Quise retirarme pero Alessandro me lo impidió. Quería morirme. La mujer hablaba en italiano creyendo que no la entendería pero para mi mala suerte, lo entendía todo.

— Mamá, no es momento para tus excentricidades. Te dije que estaba muy ocupado acá. Yo iría a verte en unos días.

Soltó el bolso con arrogancia sobre el sofá y caminando por la casa mirando todo alrededor comentó con una voz sarcástica e intrigosa.

— Jamás irías a verme  porque tendrías que decirme esto...

— ¿Qué cosa tendría que decirte?

— Que el marqués de Villena y heredero al ducado de Luxemburgo terminó enredado con una mujer de poca o nada de clase. Envuelta en escándalos y que además, anda en boca de todo el mundo.

Alessandro puso los ojos como platos; se levantó del sofá y ceñudo caminó hacia donde ella queriendo callarla pero la señora era de armas tomar.

— Mamá, basta. No tengo que darte explicaciones de mi vida. Por favor, vete y hablamos después.

— ¿No te da vergüenza? ¿Tener a esta cualquiera aquí en la casa que fue de tu esposa?

Miré a Alessandro y sonriendo aunque por dentro estaba humillada por lo que esa señora que no me conocía decía, comenté.

— Estaré arriba con Sofía. No quiero interrumpir

— No interrumpes amor, ven — Hizo un gesto pidiendo que me acercara — ella es mi madre.

La señora me miró con indiferencia y luego ignorándome por completo se dirigió a su hijo.

— ¿Quién es Sofía?

Alessandro, nervioso por la respuesta de su madre pero al mismo tiempo firme, contestó.

— Es mi hija, Tengo una hija con Alicia.

La señora puso los ojos como platos y su rostro se llenó de furia. Mis deseos de encontrar de cierta forma una "familia" en la familia de Alessandro se había ido por un tubo. Ella sin pensarlo dos veces comenzó a recriminarle el que según ella haya embarazado a una cualquiera.

— ¿Que? ¿un hijo con esta mujer? ¿pero te has vuelto loco? en qué estabas pensando, tú tienes una imagen que cuidar en cambio ella es...

— Es la mujer que amo y punto. No tengo que pedirte permiso de quien me enamoro y de quien no.

la mano de ella terminó azotando las mejillas de Alessandro. No podía seguir callada y menos al ver como esa mujer humillaba a su propio hijo. Me acerque a ellos y tartamudeé por el nervio.

— Señora, se que no me conoce pero no tiene idea de quién soy. Le aseguro que amo a su hijo y...

— No tengo nada de que hablar contigo, para mi sobras en esta conversación.

— No voy a permitir que le hables así a Alicia, madre. Es la mujer que amo y hazte a la idea de es la madre de mi hija te guste o no. Ahora, si no tienes nada más que aportar, puedes irte.

Apretando los labios los deje a solas porque no soportaba más la toxicidad de esa mujer. Al conocerla, muchas cosas comenzaban a enderezarse en mi cabeza. Alessandro la evitaba y ya comprendía parte de sus razones. Pretendía irme a la habitación con Sofía, pero esa mujer dijo algo que me hizo detenerme tras la pared. Comenzaron a hablar de la muerte del padre de Alessandro y él no mostraba sentimiento alguno a pesar de que había pasado recientemente. El tema lo exaltaba pero me lo exaltaba su madre. Discutían sobre algo de lo cual Alessandro jamás me había contado y yo no imaginaba ni siquiera un poco.

— ¡Eres un inconsciente! Embarazaste a esa..., a esa mujer y eres tan idiota que no te has dado cuenta de lo que has hecho.

— Mamá, por favor basta. Tengo muchas cosas que hacer y discutir contigo no es una de ellas.

— Le has dado en charola de plata no solo tu fortuna, sino el ducado de la familia a una cualquiera.

— No vuelvas a llamarla así porque no respondo, no te voy a tolerar tus insultos.

— Tu a mi no me dices como hablarte o dejar de hacerlo. Soy tu madre y además de ser tú madretengo la responsabilidad de cuidar no solo la imagen de la familia, sino la tuya.

— Mamá, ¿qué es lo que quieres?

— Sabes muy bien qué es lo que quiero, que asumas tu cargo en Luxemburgo. Ya bastante has retrasado el asumir tu rol.

Alessandro caminaba de lado a lado como si no tuviera escapatoria de su madre y sobre todo de su obligación. Estaba confundida, cada vez sentía que conocía menos al hombre del que me había enamorado.

— No pienso ir

— Es por esa..., por esa mujer.

— Es la mujer que amo

— ¡Es la asesina de tu esposa por Dios! Cómo puedes estar tan tranquilo con esa descarada que no solo mato a tu esposa sino también a tu hijo.

Enojado Alessandro siseo

— ¡Basta! No quiero hablar de eso.

— Caterina era tu esposa, la madre de tu hijo y esa borracha la mató. Confié en que venias a España a hacer justicia, no a meterte entre las piernas de esa asesina y hacerle un mocoso.

— He dejado eso atrás, quiero y necesito dejarlo atrás mamá. Sé lo que ella hizo, también se que Caterina era mi esposa y la madre de mi hijo. ¡Eso lo sé también maldita sea! Pero nada puedo hacer para cambiar el hecho de que ella está muerta y de que me he enamorado de Alicia.

La señora arqueó su ceja con sarcasmo y parecía que le gustaba intimidad y amedrentar a su hijo. Quería tener el control de todo pero en especial de él por alguna razón que aún desconocía.

— ¿Acaso esa mujer sabe quien eres en realidad? ¿Sabe quien y a que perteneces? O claro..., le vendiste la idea más fácil de digerir, «Marqués de Villena» por supuesto, un marquesado hoy en día es solo un título nobiliario, pero sabes que eres mucho más aunque no quieras.

Alejandro se quedó callado por unos segundos y luego de meditar un poco, respondió casi susurrando.

— No, no lo sabe. Quiero las cosas distintas esta vez. Aunque Caterina y yo nos enamoramos con el tiempo, es evidente que se casó conmigo para impulsar su apellido y heredar una monarquía. El amor vino luego, como efecto colateral. No quiero eso más en mi vida. Hablaré con Paulette. Quizá ella asuma el titulo, no tengo que ser yo.

— Eres el primogénito, por ende el heredero. Hay cosas que no puedes evitar, y esta es una de ellas. Lastima que tengas esa niña con esa mujer porque tendrás que alejarte de ambas.

— Eso no lo haré jamás. Ya no puedes manejarme como lo hacías antes.

La mujer caminó hasta alessandro deteniéndose justo frente a él tan cerca que podían estar a centímetros de rozar sus narices. Lo miro con pedancia, tanta que podría parecer una rival en lugar de la madre de Alessandro. Pensé que mi madre era una maldita hasta que conocí a esa señora. Nunca había visto a Alessandro tener miedo hasta aquella vez. Repudiaba y al mismo tiempo le temía a su madre. Intentó contradecirla pero ella tenía ya un as bajo la manga.

— Sabes muy bien lo que debes hacer. No me hagas tener que tomar medidas drásticas para hacer que esa cosa que tienes por mujer se aleje de ti.

— No puedes hacer nada. No puedes obligarme a regresar a Luxemburgo y mucho menos dejar a la mujer que amo.

— ¿Quieres ver como si puedo hacerlo? Te follaste a una asesina, es muy fácil hacer que vaya a prisión. Basta con que hable con unos conocidos en la fiscalía de este país para que tu zorra en turno este tras las rejas. Tienes el tiempo en contra para elegir. Adiós.

Caminé hasta la habitación de Sofía con lagrimas en los ojos. Abrí la puerta sigilosa y sentándome al costado de la cuna la veía dormir. Mis ilusiones comenzaron a desmoronarse. Otra vez mi felicidad tambaleaba y esta vez no tenía control de ello. Agarré la manita de mi niña y susurrando comenté.

— Sabes pequeña..., quizá terminemos siendo tú y yo y a veces tú papi.

En aquel momento no pude evitar compararme con Caterina. Aunque era una hija de puta, una mujer que solo quería dinero y la posición que Alessandro podía darle, supo como ganarse un lugar en su vida y familia cosa que yo jamás tendría. Tragué saliva y sequé mis lágrimas intentando lucir normal.

— Nena...

Sentí su mano sobre mi hombro y aún sin verlo a los ojos suspiré.

— Tengo que ir a la oficina. He dejado a Sandra con mucho trabajo desde que me fui a Nueva York.

— Dame unos minutos. Tenemos que hablar. Disculpa a mi madre ella...

— No tienes que disculparte, estoy acostumbrada a ese tipo de..., de tratos.

Negó con la cabeza

— Eres la mujer que amo y debe respetarte.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

Asintió con la cabeza

— ¿Quién eres en realidad? ¿Algún día lo sabré?

Nervioso refutó

— No se de que hablas

Encogí mis hombros

— Descuida, no tiene que ser ahora. Pero espero que sí lo hagas algún día.

— Mi madre, ella es difícil. No hagas caso a nada de lo que te diga por favor. Te amo y eso es lo único que debe importarte.

— Yo también te amo.

Deje a Alessandro con Sofía y verlo admirando a nuestra hija dormir era una de las cosas más hermosas y tristes a la vez. No sabía cuánto tiempo podía tenerlo a mi lado sin que más problemas se acumularan. Se me había olvidado el hecho de que estaba ahora viviendo en la casa que fue de Caterina y el por un tiempo. Ni siquiera el lugar tenía mi esencia. Agarré mi bolso y de camino al coche envíe un mensaje a Sandra.

Alicia a las 2:00pm

Voy de camino a la oficina necesito que hablemos. Siento que voy a estallar.

Sandra a las 2:03 pm

Vale, acá te espero.

Subí al coche y al cerrar la puerta el corazón se me aceleró. Por un momento pensé que estaba enloqueciendo. Todo el coche estaba impregnado de la colonia cara y exótica que usaba Ryan. El solo olor me trajo los peores recuerdos. Era como si hubiese estado allí, merodeando mi coche. Pero no podía ser, estaba muerto, debió ser mi cabeza jugándome una mala broma. Mis manos temblaron y mis ojos se llenaron de lágrimas en segundos. Miré a todos lados, todo estaba en orden excepto el olor. Intenté ignorarlo, debía ser el estrés, era imposible que ese olor estuviera en mi coche. Eso era lo que más me asustó, el olor debía estar solo en mi cabeza. Conduje temblorosa, nerviosa y rogando que ese olor desapareciera. Fue mermando hasta que ya no lo olí más. Al llegar a la oficina aún temblaba. Entre a mi despacho y me senté sintiendo un frío intenso. Agarré mi bolso y sacando un par de Citalopram me las tomé con un gran sorbo de agua. Sandra al poco rato entró a la oficina con unas carpetas y sin darse cuenta aún de cómo estaba comenzó a hablar como un loro.

— Tengo magníficas noticias. Tenemos un posible contrato de cincuenta millones de euros. Es un hotel de lujo en Barcelona. Solo tienes que hacer una junta de propuesta con los clientes y...

— Sandra...

— ¿Estas bien?

— No— Tragué saliva — Mi coche..., olía..., no es posible.

— ¿Olía a que?

— Olía a la perfume que usaba Ryan. Era real, mi coche estaba impregnado de ese maldito olor.

Sandra por un momento me miró como si yo estuviera loca y sí, quizá lo estaba. No pude contenerme, busqué los obituarios en internet. Todas las noticias de la muerte de Ryan para poder convencerme pero aunque todo parecía real, yo no podía aceptar que aquello fue solo algo de mi cabeza.

— Alicia, Ryan murió. Quizá estés estresada. No es fácil digerir que de la noche a la mañana seas una mujer libre y más de esa bestia.

Mirando la computadora seguía buscando en internet algo que me sustentara el hecho de que algo me hacía dudar sobre todos los demás artículos de internet.

— ¿Crees que estoy loca?

— No, solo creo que estás estresada. Por cierto, el abogado de Ryan estuvo aquí. Al parecer estás en el testamento de ese hombre.

Apreté los dientes tan fuertes que sentí como un sutil dolor de cabeza comenzaba a hacerse presente. No quería nada de ese hombre aún estando muerto. Resoplé y negué con la cabeza rotundamente negada a recibir nada.

— No quiero nada de ese hombre.

— Vale, pero aún así tienes que recibir al abogado para repudiar la herencia.

¿Que podía heredarme ese imbécil? Aún después de muerto, seguía causándome ansiedad y sentía la sensación de que en cualquier momento aparecería. Siempre pensé que el día en que fuera libre sería feliz pero no, no lo era del todo. Había quedado marchita con un color añejo en mi interior. Quería creer que el amor de Alessandro podía salvar la cordura en mi cabeza y construir una nueva mujer que nunca pude terminar de forjar. Era increíble que temiera a un fantasma, a alguien que había muerto pero ese era el problema, que luchar contra un fantasma era peor que luchar contra cualquier cosa.

— Hey..., Alicia..., Ryan está muerto. No tienes porque temer. Se que es difícil, pero tienes que entender que ya esa etapa de tu vida pasó. Ahora sólo tienes que ser feliz, o al menos intentarlo.

— Tienes razón, debe ser el estrés. No me hagas caso, últimamente estoy algo distraída.

Suspirando con cierto misterio respondió.

— Otra vez vino a buscarte esa monja de la que te hable. ¿Cuando piensas atenderla?

— No sé si quiera hacerlo. Se llama Altagracia, dice que es la hermana de mi madre pero ella nunca me dijo haber tenido una hermana.

— Tu mamá no es alguien normal, se preocupa por ella misma Alicia. Es más que probable que haya obviado el detalle de que tiene una hermana. Pero vale, como quieras. No te diré nada más respecto a esa monja. Mejor revisa estas propuestas, tienes mucho trabajo pero también posibilidades altas de poner el nombre de esta empresa por los cielos.

Agarré las carpetas y las sumas superaban las seis cifras en cada contrato. Era como si la muerte de Ryan hubiera traído paz y suerte en mi vida. Antes de que Sandra se fuera, pensativa pregunté.

— ¿Sandra, qué sabes de la monarquía de Luxemburgo?

Sandra me miró aún más extrañada. Siendo sarcástica y un tanto burlona se volvió a sentar frente a mi escritorio y recostandose en el espaldar de la silla comentó.

— Hace mucho que terminé la escuela y la clase de historia no se me daba muy bien; pero si no me equivoco, Luxemburgo tiene una monarquía parlamentaria. En lugar de rey y reina tienen el gran ducado de Luxemburgo. ¿Por qué?

— Por nada, no es nada importante. Miro estos contratos y te doy una respuesta en unas horas.

Sandra asintió con la cabeza y al salir de mi oficina y dejarme sola no podía dejar de pensar en la discusión que tuvo Alessandro con su madre. Por mi mente pasó algo alocado, tan alocado que si resultaba ser cierto, definitivamente no tenía idea de quién era realmente Alessandro Franceschini. ¿Podría ser cierto? ¿Alessandro podía ser más que un marqués? Jamás me pasó por la cabeza esa posibilidad y es que Alessandro es muy hermético con su vida. Poco o nada se sabía de su matrimonio con Caterina, solo se sabía que estaba casado, no mucho más. Abrí el computador y me aventuré a tener respuestas a preguntas que sabía que Alessandro no me respondería. Antes escribía el nombre de Alessandro en el buscador y muy poco salía, pensé en otra forma de indagar pero para mi mala suerte tampoco sabía el nombre de la madre de él. No entendía qué relación podía tener Luxemburgo con Alessandro. Decidí buscar información sobre la monarquía de Luxemburgo y al obtener resultados me llevé una sorpresa impactante. En las noticias y diarios del país que usando traductor pude apenas entender, recientemente había muerto el gran duque de Luxemburgo; Theodore Franceschini. Ver ese apellido y luego ver la fotografía de la madre de Alessandro del brazo de ese hombre y él de otro costado junto a su hermana en una fotografía familiar oficial me dio aquella respuesta que tanto estaba buscando. Él no era solo un marqués, era mucho más queriendo aparentar mucho menos.

Continue Reading

You'll Also Like

258K 17.2K 33
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
337K 12.3K 44
una chica en busca de una nueva vida, nuevas oportunidades, de seguír sus sueños. todo iba bien hasta que el la vio. el la ve y se obsesiona con ell...
686 276 27
Deja te llevar al mundo de nuestra querida Mia Fernández un pasado turbio una niñez aparentemente normal a los ojos de quien no la conozca,pero llena...
59.6M 1.1M 13
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...