▪ ¿Quién se creía que era él para hablarle a la futura duquesa de Ashton con tal descaro? Inaudito. Y lo más lamentable es que el tono de su voz era tan grueso y sensual como su propia apariencia de guerrero perdido en el tiempo.
▪ La indignación de ella le agradó. Al menos estaba tan molesta como él. Estaba decidido a enseñarle modales a esta bruja con cara de ángel.
▪ Esa mujer era un ángel. Un ángel por fuera, pero un demonio por dentro;
▪ Su risa era música para sus oídos. Él estaba completamente eclipsado, perdido ante esa visión de ella. ¿Era un ángel o un demonio? Él no sabía qué pensar.
▪ Ese hombre frente a ella era más peligroso que el de esta mañana porque todavía era más apuesto...
▪ La cercanía de Susan lo estaba volviendo loco por segundos, llevándolo a una dulce agonía por la que se dejaría asesinar.
▪ -Nunca imaginé que un vikingo pudiera tener los ojos más bonitos que jamás haya visto.
▪ Susan tenía título, prestigio, caros ropajes, comida abundante; pero las necesidades más básicas, como el amor de una familia, hubo de buscarlas fuera del hogar de los Somerset.
▪ Lo mejor será que se deje llevar y no tema nada. El destino es algo incomprensible que escapa a nuestro control. Lo que haya de ser, será.
▪ Permítase vivir el presente, y preocúpese por los problemas cuando lleguen, que tardarán en llegar. No tiene caso apenarse por lo que aún no ha sucedido y no se puede evitar.
▪ Todo lo que Sue hacía, estaba mal hecho, pensado o dicho. Y las equivocaciones se pagaban con hambre, soledad o golpes.
▪ ¿En qué estuvo pensado cuando la besó hacía pocas horas? En que necesitaba saber la textura de esos sonrosados labios que le llamaban a gritos ensordecedores.
▪ ¿Acaso un sapo podría competir por las atenciones de semejante mujer?
▪ Un único día, una sola mirada, es lo que le había bastado a Leonel Jones para caer de rodillas ante una mujer por la que haría cualquier cosa, incluso inmoral.
▪ Ya que sabía que iba a ir de cabeza al infierno por todo lo que en un único día había hecho con la dama -que además estaba muy por encima de él-, por lo menos se aseguraría de que el diablo lo recibiera con los brazos abiertos.
▪ Si había que pecar, pecaría sin reparos, como el Ángel Negro mandaba.
▪ La besé una vez, pero si lo que quiere es que la vuelva a besar, solo debe pedirlo y estaré más que encantado de complacerla, milady.
▪ Mi primer beso estaba destinado a mi marido. No a usted.
▪ No le disgustarán tanto mis besos cuando se entrega tan fácil y plácidamente a ellos, milady.
▪ Tamponó con su boca la de ella para tragarse su placer. Lo quería todo de ella. La necesitaba como el aire para vivir.
▪ Ahora que te he encontrado no estoy dispuesto a perderte.
▪ La montó en su semental, pero no sin antes darle un beso. Un beso digno de un príncipe, pues ella era su princesa y él había dejado de ser un sapo.
▪ Amar y ser amada era un sueño hecho realidad. ¿Cómo alguien era capaz de vivir sin amor, sin besos, sin caricias, sin ternura?
▪ Él era su destino. Su amor secreto era excitante.
▪ Mi ángel, no sé qué clase de sortilegio has esparcido a mi alrededor pero funciona. Me tienes preso de tus múltiples encantos. Una sonrisa tuya y me derrito.
▪ He estado en el cielo. No imagino volver a mi jaula de oro sin ti.
▪ Tengo tanto que hacer para llegar a ser digno de ti. Tengo que trabajar mucho. -Quien no es digna de ti soy yo, amor mío
▪ -Estoy arruinada para todos los demás, mi amor. No habrá nadie como tú nunca. Tendrás mi amor y devoción contigo hasta mi último aliento.
▪ -Un jarro de agua fría. Eso es lo que él sintió al oír que el amor de su vida pertenecía a otro.
▪ Después de haber vivido esta vida llena de lujos y sin afecto, prefería aventurarse en otra donde hubiera privación pero mucho amor.
▪ Yo no he aguantado todos estos años tu existencia para perder lo único que eras capaz de darme. Serás duquesa, porque no te he mantenido con vida para nada menos que eso.
▪ Comprendió la vulnerabilidad de su sexo. Criadas para ser esposas, sin dinero propio, sin poder hacer frente a una situación como la que se presentaba ante ella, tan dependiente de un hombre para salvarla;
▪ Una persona que tratase a Susy con esa falta de escrúpulos era un monstruo. Lady Susan Dawson era una de las personas más puras que habitaba en este mundo y, si Dios la había colocado a ella para guárdarla y protegerla, que así fuese.
▪ Dos de los hombres más importantes de su vida, habían venido para liberarla al fin de cárcel, del yugo de su madre, de la impasibilidad de su padre.
▪ Sí, soy culpable de un cargo de los que me culpan, pues te he traicionado. Pero no del modo que tú crees, es algo más puro, como lo es el amor.
▪ Cuando sientas que fallaste ante mí, si es que alguna vez lo sientes, quiero que recuerdes que yo te perdono con el corazón en la mano.
▪ Se sintió estúpido. ¡Cómo se habría reído ella de él mientras le decía palabras tiernas de amor! Sue simplemente estaba jugando con un pobre desgraciado
▪ Lo que nunca imaginó era descubrir que la maldad de esa mujer no tenía límites. No era un ángel, era definitivamente un demonio.
▪ El amor que una vez creyó sentir por ella se acaba de convertir en una rosa marchita, cuyas espinas estaban atravesando su corazón y lo hacían sangrar de forma incesante.
▪ Él no se iba a conformar con ser las sobras de nadie. Había más mujeres. Sufriría por la traición, se repondría y seguiría con su vida aunque eso implicase morir por el amor perdido de ella.
▪ Mientras Jones estaba lleno de rabia y lujuria, ella pensaba que era lo más romántico que podría haberle sucedido jamás. Hacer el amor bajo la luz de las estrellas: un dulce sueño.
▪ A ti no te perdono, no lo haré jamás porque te amé. Me he entregado a ti. Te di mi corazón y tú lo has pisoteado, y matado mi amor, sin el menor remordimiento. Te he dado mi cuerpo y tú lo has maltratado. Quiero que lo recuerde bien, señor Jones.
▪ Era una mujer enamorada a la que le habían tirado su amor a la cara. Era inocente de todos los cargos.
▪ -Solo tú serías capaz de pedir perdón por mostrar tu dolor. ¡Cielo santo, pequeña! Te han destruido y, aun así, te preocupas por los demás. Maldigo a tu madre, y maldigo a Ashton. Ambos dos merecen arder en el infierno por sus calamidades.
▪ Hay cosas que no se pueden prever, suceden y no hay manera de evitarlas,
▪ ¿Por qué la vida se ensaña conmigo, Lisa? ¿Soy un engendro del diablo, como decía mi madre?
▪ Su corazón, ese que había llevado a buen recaudo durante veintidós años y que le había entregado a ella por voluntad propia, se desgarró. Susan había abierto su pecho con la precisión exigida para poder sacarlo y aplastarlo.
▪ No queda un ápice dentro de él de lo que una vez fue, se fue consumiendo.
▪ Te llevaste lo mejor de ambos en tu partida, mi Sue.
▪ Por cualquier delito que él cometiese, ya ha cumplido el castigo. Te lo garantizo.
▪ Fui culpable ante los ojos de las dos personas que más amaba. Estuve convencida de que me conocían, que me querían y que comprendían la clase de persona que yo era, pero me fallaron.
▪ El ángel había vuelto convertido en pecado para los sentidos.
▪ Había madurado como el buen vino. Se la veía tan segura de sí misma. Perfecta.
▪ Llevo cinco años sin vivir. La comida me sabe a heno, mis sueños están huecos. Nada me contenta. Estoy muerto por dentro, ángel. Te lo suplico. Dime qué hacer y lo haré, te lo juro. Pero no te vayas, no me vuelvas a alejar de tu lado.
▪ -Te amo, Sue. Nunca dejé de amarte y nunca lo haré. Desapareciste, huiste de mí y honré mi juramento. He estado cinco años buscándote. No ha habido más mujer que tú.
▪ Su único error fue enamorarse de él mientras estaba prometida a Oliver. Y se entregó a sus besos y caricias porque sabía que Ashton no la valoraría jamás como mujer,
▪ Para Lee siempre sería una arpía, ¿cierto? Pues iba a comprobar cuan ruin podía llegar a ser ella.
▪ -Eres un buen amante, tal vez te instale como mi semental. Pero no eres demasiado bueno. Tendrás que esmerarte y aprender. Lee libros o habla con otros hombres; porque, si no aprendes rápido, me cansaré enseguida. Aunque por otro lado no te será difícil complacerme, pues has llegado y te has regalado a mí por tu propio pie
▪ Los cinco años que pasó buscándola no lo habían preparado para sentir el dolor, la amargura y la ansiedad que estaban atravesando su corazón. Leonel se sintió miserable, rastrero y ruin.
▪ Te amaba tanto que, incluso creyendo que eras culpable, no pude conseguir arrancarte de mi alma.
▪ -Yo estuve durante un tiempo herida. Me dolía el corazón pensar que mi hija, nuestra hija, no tenía a su padre a su lado. Me humillaste, Lee, me fallaste.
▪ -¿Serás mi esposa, Sue? -Sí, Lee. No hay nada en este mundo que desee más que convertirme en tu mujer ante los ojos de todos, porque en mi corazón siempre fui tuya y tú siempre fuiste mío.
▪ Al calor de la pasión que despertaba el amor, todos los pecados cometidos fueron perdonados.