Primero que nada, le quiero dedicar este capítulo a Nadiuska10, que hoy es su cumpleaños. Te quiero desear un muuuuy feliz cumple, que la pases hermoso en tu día!
Segundo, HOY EMPIEZA THE WALKING DEAD, ESTOY SUPER FELIZ <3
FOTO MULTIMEDIA: JOHN (ANSEL ELGORT)
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Finalmente viernes, ¿y qué decir? Estoy feliz de volver a la escuela… ¡Oigan, no me miren así! Estar encerrada durante cuatro días en un mismo cuarto por culpa de que tus hermanos tienen miedo a que te mueras hasta por ir al baño no es fácil.
Estos días de reposo han sido… interesantes. Mi habitación siempre estaba llena de hermanitos que venían a traerme globos, peluches, flores, y lo mejor de todo: helado y películas.
No pregunten por Kol. No se dignó a aparecer.
Nunca estuve sola, ni siquiera para ir al baño. Literal: cuando hacia mis necesidades esperaban afuera, pero cuando me bañaba, se sentaban en la tapa del inodoro y me daban charla. Tenía suerte de que la cortina no sea transparente. Agh, momentos incómodos.
En cuanto a los rumores, pasaron de ser ‘Bonnie White y sus amigas le dieron una lección a Penny Turner’ a ‘Bonnie White y sus perras falderas acorralaron a la pobre Penny Turner en un baño y le pegaron’. Tenía suerte de que mis hermanos sean influyentes en todo el campus.
Si bien las cosas marchaban bien y súper divertidas en la casa, algo andaba mal. Y ese algo era Ryder. Él está extraño conmigo.
Durante estos días casi ni me visitó, y si lo hizo fue por obligación de los demás. Hubiera preferido que no viniera, ya que cuando se dignó a hablarme, lo hizo con frialdad e indiferencia. Y aunque nunca lo admitiré, me dolió. Y sigo sin entender por qué.
Yo me la pasaba preguntando por él (cero dignidad, eh). Simon me dijo que Ryder estaba confundido y necesitaba unos días, y no me dijo por qué. Casi ni estaba en la casa, y si lo estaba, iba acompañado… si saben a lo que me refiero. Y eso me dolía también. Ugh, Penny, te estás volviendo romántica, necesitas sexo urgente.
Ese último pensamiento era típico de Ryder… ¡Y ugh, deja de pensar en él! Ese idiota no se merece ni un segundo en tu cabeza. Que se vaya con sus perras.
Cuando entré a mi clase, todos me miraron con pena. Si bien había mejorado, tenía mi pómulo derecho con un moratón negro, al igual que en una esquina de mi frente; también tenía una cascarita en el labio inferior y en la ceja, agregando un rasguño inmortal que cruzaba el puente de mi nariz. White, ya me vengaré.
Me senté en el asiento del fondo y una vez que entró el profesor, comenzó la aburrida clase.
Dejó de ser aburrida cuando Ryder entró a la clase, captando la atención de todos. Mejor dicho, todas. Un grupo de chicas en los asientos delanteros empezó a murmurar y hacerle sonrisitas a Ryder. ¿Y por qué me daba cuenta de esto recién ahora? Quiero decir… siempre fue así, pero nunca lo había tomado en cuenta.
No empiecen a imaginarse que me estoy enamorando de él por estos pensamientos. No sean ingenuas. ¿Ryder y yo juntos? Acabo de escupir mi chicle de la risa, ew.
Ryder me miró por un momento, y luego se fue a sentar con el grupo ese de chicas, que automáticamente enloquecieron. Fruncí el ceño con indignación. ¿Cómo se atrevía? Maldito desgraciado. ¡TÚ DEBES SENTARTE AL LADO MÍO! ¡AL LADIO M-Í-O! ¿ME OISTE? ¡IMBÉCIL!
Son solo celos de hermana, no se preocupen.
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Keegan y yo tocamos la puerta de la fraternidad Zeta Pi, la que había hecho la fiesta de disfraces recientemente.
-¿Qué hay, perras? –Preguntó con entusiasmo John, el rey de la casa, abriéndonos la puerta-. Me alegro de verlos, ¿qué hacen por aquí?
-Los necesitamos para una broma –fui directa. John me miró con las cejas alzadas, y un brillo extraño apareció en sus ojos.
-Esperaba a que vengas a pedírmelo, preciosa. Pasen.
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Durante la noche del viernes, cuando ya no había nadie fuera, el juego comenzó.
La casa Zeta y todo mi equipo nos encontrábamos escondidos en diferentes puntos del parque central, esperando la señal de Chris.
-Psss, Penny –me susurró David, a mi lado-. ¿Este traje me hace muy gordo?
Lo miré con el ceño fruncido.
-No, David, no te hace gordo.
-¡Pero mira mi culo! –Elevó la voz, le pegué en la nuca-. Lo siento.
-Ya miré tu culo, David, y está bien.
-Claro que no, se me notan las celulitis –lloriqueó. Bufé.
-Tú no tienes celulitis, ¿bien? Ahora cállate.
-Casa Omega Kappa Beta, al parque central, ahora –dijo una voz sombría por el altoparlante. Las luces de todas las casas se prendieron, y la gente empezó a salir a la puerta o al balcón-. Casa Omega Kappa Beta, último llamado.
Todos mis hermanos empezaron a salir de la casa, con aspecto somnoliento y confundido.
Cuando silbé desde detrás de un arbusto, muchas antorchas en todo el parque se encendieron, haciendo que los espectadores larguen un gritito ahogado. Pero eso no era lo único que llamaba la atención: en el medio del parque, amarradas a la estatua de la fuente, habían sogas. Muchas sogas.
Cuando Chris dio la señal, varios hermanos, tanto como de mi equipo como los de Zeta, salieron de sus lugares, escondiendo su identidad detrás de una tenebrosa máscara de conejo, y un traje ajustado color negro. En sus manos llevaban palos y hachas (de juguete, claro).
Rodearon al otro equipo y entre todos empezaron a transportarlos hacia la fuente, ignorando sus gritos y reclamos. Finalmente, terminaron por tirarlos a todos al agua. Todo el campus observaba con terror, y los que se habían avivado de lo que pasaba, miraban con diversión.
Me subí a un escenario improvisado que habíamos armado, frente a la fuente. Al igual que todos los que estábamos participando en la broma, llevaba una máscara de conejo. Dos hermanos más subieron conmigo y se colocaron a mis costados. Creo que eran David y Gareth.
-Amárrenlos –ordené con voz gruesa, para que no me reconozcan.
Como recientemente los habían tirado al agua, les costaba luchar, así que para mi equipo fue fácil amarrarlos. Empezaron a enredar las sogas alrededor de los cuerpos de los chicos, con fuerza. También amarraron sus manos y pies. Una vez que terminaron, los conejos se alejaron, dejando a todo el otro equipo inmovilizado.
-¿Qué es todo esto? –gritó Simon luego de que todas las quejas cesaran.
-Esto, mi amigo, es un juicio animal–respondí con mi ‘voz de macho’. Todos empezaron a murmurar-. Simon West –lo señalé con el dedo- acusado de ser un mujeriego, y de aparentar ser un macho, cuando en realidad es el fanático número uno de los Backstreets Boy.
-Es Backstreet Boys, idiota–me dijo enojado. Todo el campus estalló en carcajadas.
-Cook Foster –continué-. Acusado de haber llorado luego de perder su virginidad con una mujer mayor.
Cook enrojeció, Simon se carcajeó y empezó a burlarse de él, al igual que todos.
Y así seguí un rato, contando verdades de mis hermanos. Bueno, no eran taaaaan verdades, algunas veces inventaba o hacía chistes, ya que no conocía todos los secretos de ellos. La gente reía y filmaba el momento, disfrutando de los jugosos chismes. Esta era la broma perfecta para los espectadores.
-Ryder Heller –llamé, y todos silenciaron, esperando el secreto-. Acusado de romper el corazón de miles de chicas, de ser un jodido idiota sin límites y… -aclaré mi garganta, y volví a mi voz normal- de defecar con la puerta del baño abierta. Y ugh, sí que huele.
Me saqué la máscara y todos se sorprendieron, supongo que esperarían que sea un hombre, ya que todo el tiempo estuve hablando como uno. Todo el campus rio y aplaudió. Inmediatamente mis compañeros se sacaron sus máscaras.
-¡Denle un fuerte aplauso a la casa Zeta Pi, por ayudarnos en esta broma hoy! –grité y los aplausos y silbidos aumentaron.
-Sí, muy lindo todo, pero… ¿pueden desatarnos? –preguntó con irritación Ryder, una vez que todos los aplausos cesaron.
-No, aun no terminamos –sonreí con malicia-. Traigan a la perra… digo, a la acusada -David, Keegan y John trajeron a Bonnie, quien luchaba por librarse de su agarre-. Dicen que a los perros les gusta el agua, bien… comprobémoslo.
Entre los tres, tiraron a Bonnie a la fuente, y todos automáticamente rieron y empezaron a sacar fotos. Bonnie sacó su cabeza del agua y gritó con ira.
-¡¿Cómo te atreves, Turner?!
-Bonnie White –empecé a reír-. Acusada de ser una perra sin vergüenza, de ser mala con la gente, falsa, mentirosa, engreída, y de golpear a una pobre chica indefensa –hice un pucherito-. ¡Condenada a una vida llena de mierda!
Todo el campus estalló en ovaciones. Bonnie gruñó y me miró mal. Con los labios, articulé la frase ‘te mataré’.
Nadie se mete con Penny Turner y vive para contarlo.
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Durante la tarde del sábado, la gente aun comentaba sobre la última broma. Todos me felicitaban, y las miradas pasaron de ser de pena, a admiración.
¿Qué estoy haciendo ahora? Bueno, persiguiendo a Ryder.
¡No de esa manera, por Dios! Tengo un poco de dignidad aún.
-¡Ryder! –llamé por décima quinta vez, pero él no volteaba a ver, sino que aceleraba el paso-. ¡Tú te lo buscaste!
Se volteó a mirarme con miedo, y antes de que pudiera decir algo, corrí y me lancé encima de él, haciendo que ambos cayéramos al suelo.
-¡Estás loca! –gritó. Me levanté y le extendí la mano, la cual tomó con recelo-. ¿Qué quieres?
-Pues hablar.
-Habla entonces, no tengo tiempo –miró su reloj con impaciencia.
-¿Por qué te portas así conmigo, eh? Luego de que Bonnie me pegara empezaste a actuar extraño, y no recuerdo haber hecho nada. ¿Acaso… te molestó que Todd me traiga? –pregunté con cautela.
-Claro que no, no me interesa –rodó los ojos-. Y no actúo extraño. Yo soy así.
-No, no eres así –lo empujé-. Para la gente puedes ser el gran Ryder Heller, ese idiota que no tiene sentimientos, pero yo sé que no eres así –puse una mano en mi pecho, Ryder simplemente silenció-. Ahora, ¿me puedes decir que mierda te he hecho? –pregunté brusca.
-Tú no me has hecho nada –resopló-. Tengo muchas cosas en la cabeza, es solo eso. No debo portarme así contigo por tener problemas personales. Lo siento –hizo una pausa, y se quedó pensativo-. ¿Por qué te importa? Quiero decir… –empezó a reír- somos amigos, pero técnicamente nos llevamos mal la mayor parte del tiempo; nuestra rutina es insultarnos, hacernos bromas, humillarnos y gritarnos… ¿Por qué te importa que yo sea indiferente contigo? –elevó sus cejas.
-Me dolió que seas así conmigo –murmuré bajando la vista.
-¿Y por qué te dolió?
-Me dolió porque me importabas, idiota –dije entre dientes mientras lo miraba con furia.
Ryder pareció sorprendido, pero luego me sonrió de forma relajada.
-Siempre pensé que yo era al que menos querías de la casa, quiero decir… –se aclaró la garganta- siempre fui un idiota contigo, siempre dije cosas que ni siquiera pensaba sobre ti, y cometí errores a propósito para llamar tu atención –rio por lo bajo-. ¿Te digo un secreto? Todo lo que hice, todo lo que dije, solo fueron cosas que planeé para que me odies.
-¿Qué? ¿Por qué?-pregunté confundida.
-Te vi demasiado buena en un principio, demasiado inocente e ingenua –se encogió de hombros-. No quería que te encariñaras con un idiota como yo. Pero veo que ya lo hiciste –sonrió con arrogancia-. Nadie puede resistirse a mis encantos.
Rodé los ojos y le pegué en el hombro.
-¿Volvemos a la normalidad? –pregunté.
-Claro que sí, Penny Pens –sonrió y pasó un brazo por mis hombros-. De vuelta a la normalidad.