Death God; JinTae

By -winterjin

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Kim Taehyung fue uno de los chamanes más importantes del palacio, sin embargo, luego de ser acusado e impuest... More

00. Death God
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Epílogo.

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By -winterjin


—Necesito mejorar mis técnicas de teletransportación —murmuró Yoongi mientras dejaba reposar con cuidado a Taehyung sobre las sábanas del lugar y acomodaba su cabeza en la pequeña almohada.

El chamán Kim, con dificultad por las heridas que le estaban quemando, se dedicó a echarle una ojeada al sitio en el que se encontraban.

Era una habitación ostentosa y elegante, con pilares de madera roja y tallados. Aposentos que alguien de la realeza acostumbraba a tener. No tuvo que escucharlo provenir de Yoongi para darse cuenta que estaban en el palacio de Yeomra, en el Otro Mundo.

Era extraño, algo que no podía procesar en un pestañear de ojos, porque el ambiente y lo que su mirada captaba alrededor era algo común, algo que podría encontrar en su propio mundo.

No parecían estar en algún plano celestial.

—¿Dónde está Jin? —preguntó Taehyung con voz ronca, producto de la somnolencia que la baja de energía le brindaba —. Creo que es buena idea hablarle.

—Oh no, chamán Kim. No será buena idea —le advirtió, buscando algo en los cajones del pequeño escritorio del Dios.

—¿Por qué no lo sería?

—Sabes cómo es él. Tu presencia aquí solo desatará su furia —explicó, diciendo unas cuantas palabras incomprensibles por lo bajo —. Es mejor prevenirlo. Voy a esconderte de él.

—Pero…

—Sin peros.

—¿Por qué tengo que esconderme de él? —preguntó con confusión.

Yoongi le ignoró, siguiendo en su tarea de encontrar algo de lo cual el chamán no tenía ni la mínima idea. Su herida había dejado de sangrar gracias a que detuvieron la hemorragia a tiempo, pero el dolor persistía y se hacía cada vez más intenso.

¿Dónde estaba Yeomra después de todo? Taehyung quería verlo y contarle por sí mismo lo que aconteció momentos atrás.

—No puedo creer que no tenga ni un solo suministro, ¿es que debe ser tan irresponsable? No es como si yo fuera digno para criticarlo de esa forma, pero él es el Rey del Inframundo, ¿cómo demonios deja pasar algo como esto?

—¿Qué es lo que buscas?

—Un frasco con medicina. Los efectos de curación son casi instantáneos —murmuró, renegando al saber que solo le quedaba una última opción.

Tendrían que recurrir al otro ángel de la muerte. Y Jeon Jungkook no terminaría de gritarle a Min Yoongi por haber cometido tantas estupideces en un solo día.

—Iré a por Jungkook, debes de quedarte aquí —mencionó, cerrando los cajones con resignación y poniéndose de pie —. Seok Jin no se pasará por sus aposentos, al menos no en un largo rato, por lo que estarás seguro.

Taehyung no comprendía. ¿Tan mala era la presencia de un humano en ese plano? Él ni siquiera se sentía diferente, en realidad, la única molestia que tenía había sido causada por el Nachalsa, en el mundo humano.

El Inframundo no se sentía como uno. No había una diferencia notoria, los objetos de la habitación de Yeomra eran peculiares, pero no fuera de lo ordinario.

De repente, unas inmensas ganas de abrir las ventanas y mirar al exterior le embargaron, ¿sería el cielo igual? ¿habría algo que lo diferenciara de su mundo?

—Yoongi —le llamó antes de que pudiera salir por las amplias puertas —. ¿Hay una razón por la cual Yeomra no quiere que esté aquí?

—Porque es peligroso.

—¿Y por qué es peligroso?

El ángel de la muerte chasqueó la lengua —. Porque un humano no puede permanecer tanto tiempo aquí. Se pierde a sí mismo. Jungkook te curará y regresaremos al mundo humano en menos tiempo de lo que crees.

—¿No crees que…?

«¿...exista la posibilidad de que me quede un poco más?» Intentó decir, no queriendo salir del plano sin antes resolver las incontables preguntas que su mente había formulado.

Sin embargo, la presencia de una tercera persona le hizo callarse. Jeon Jungkook.

El chico les veía con una expresión entremezclar, ¿era enfado o confusión? De todas maneras, no parecía estar del mejor humor del mundo.

—¡Oh! Ahí estás, justo iba a ir a buscarte...

Jungkook siseó y lo interrumpió —. ¿Qué se supone que hacen ustedes aquí?

—Jungkook, mi estimado amigo, es grato verte por aquí también —respondió con sarcasmo el ángel de la muerte mayor, acercándose hasta él para pasar un brazo sobre sus hombros.

Jungkook frunció más el ceño y se soltó de su agarre.

—¡Deja tus palabrerías a un lado y explícate, Min Yoongi! —exclamó con molestia, mirando a sus espaldas para comprobar que Yeomra no estuviera a los alrededores —. Si él se entera que el chamán está aquí, nosotros dos no tendremos ni un solo día tranquilo por lo que resta de nuestras vidas.

—Agregando el hecho de que somos inmortales —mencionó, luego sacudió las manos y le tomó del brazo para que se acercara hasta donde Taehyung yacía —. ¿Por qué estás de tan mal humor, Jeon?

—Ustedes me han puesto de mal humor.

Yoongi sacudió la cabeza —. Hay algo más.

—Es el imbécil de Yeomra —dijo, sacando por fin toda su frustración —. ¡Está insoportable desde hace días! Sigue culpándome cada segundo de su maldita existencia por haberlo traído aquí. ¡Y es mi culpa! ¿Pero es necesario recordarlo cada instante?

—¿Es tu culpa?

Jungkook miró a Yoongi y asintió con vergüenza —. Pues sí. Lo he traído aquí por órdenes de Jijang. El trato era hacerlo entrar y ella podría bloquear las salidas del Otro mundo por un buen tiempo.

—¿Las bloqueó? ¿Para todos? —preguntó el mayor, abriendo los ojos en demasía.

—Para todos, ¿por qué…? Oh.

—¿Cómo sacaremos a Taehyung de aquí? Si alguien lo ve, entonces…

—¿Por qué lo has traído en primer lugar? Eres un imbécil, Min Yoongi.

—Está herido, necesitaba que alguien lo curara.

A Jungkook le sorprendió escuchar eso y volteó a ver al chamán quien estaba ahí sentado, observando la discusión, con rasguños y marcas ensangrentadas en su cuello y una palidez que rozaba lo extremo.

Sin pedir explicaciones, empujó a Yoongi para que se quitara de su camino y empezó a curar a Taehyung con los poderes que él había heredado.

Podría deshacerse de las hemorragias importantes, pero las energías eran algo que estaba fuera de sus límites. Tendría que reposar hasta conseguirlas de vuelta.

—Estarás bien —murmuró Jungkook con una visible preocupación.

Por más que se mostraba como una persona difícil de tratar, seguía siendo un chico amable y dispuesto a ayudar a cualquiera. Taehyung sintió cómo las heridas de su cuello dejaban de arder y agradeció que lo malo ya hubiese pasado.

—¿Hay algún otro lugar donde te hayas lastimado?

Taehyung asintió y alzó con dificultad su brazo izquierdo. El ángel de la muerte le comprendió aún cuando no decía nada y se puso de pie para rodear al chamán. Con la ayuda de Yoongi, pudieron liberar la manga del Hanbok y tener su brazo al descubierto.

Jungkook hizo una mueca al ver la rasgada y supo que no era un simple accidente. Era demasiado aparatosa como para serlo.

—¿En qué lío lo has metido, Min Yoongi? —preguntó el menor, alzando su mirada para verle con enfado.

—No ha sido su culpa —intervino Taehyung en un murmuro, sintiendo el dolor disminuir cada vez más —. Yoongi no ha hecho nada.

—Ni lo defiendas, que es responsabilidad de él tenerte en la mira todo el tiempo.

—Un Nachalsa hizo acto de presencia en la aldea —explicó Yoongi una vez que Jungkook se deshizo de las consecuencias que este había provocado en el chamán —. Se supone que esos demonios no pueden acercarse a los humanos. Es parte del acuerdo básico de las criaturas del bosque.

—El desequilibrio se está haciendo más visible —indicó Jungkook, quedándose sumido en sus pensamientos por un instante —. Así que no es algo de qué sorprenderse.

El menor de los ángeles de la muerte se puso de pie y examinó la habitación como si tratara de buscar algo. Taehyung le miró con curiosidad. Seguía sintiéndose fuera de la ocasión, más cuando sabía que detrás de aquellas puertas grabadas se abría paso un mundo desconocido para sus ojos.

Jungkook encontró una muda de ropa y la observó con detenimiento —. Tienes que cambiarte de hanbok, chamán. Esto es lo único que puedo brindarte.

—A Yeomra no le gusta que toquen sus cosas, mucho menos cuando se trata de su ropa —esta vez fue Yoongi quien se apresuró a detener a Jungkook antes de que pudiera cometer algo estúpido.

Porque demasiadas estupideces apiladas harían que todo colapsara.

—Le molesta cuando alguno de nosotros toma algo suyo, pero a él —dijo, señalando a Taehyung quien se incorporaba para quedar sentado sobre las sábanas y los miraba con curiosidad por la atención que recaía sobre él —. A Yeomra no le molestará que el chamán Kim use su ropa. Además, no va a enterarse.

—¿Por qué no puede enterarse? —intervino el chamán Kim, tomando el hanbok que le daban en sus manos. Era un atuendo rojizo con bordados dorados —. Quiero decir, si hay un desequilibrio en el bosque debe enterarse. Yeomra sabrá qué hacer.

—Tuvimos una discusión hace días sobre ti —dijo Jungkook, cruzando sus brazos tras la espalda —. Como ya sabes, este no es el lugar apropiado para que un humano deambule por ahí.

—Porque es peligroso, lo sé, ¿pero por qué…?

—¿De verdad preguntas eso? ¿No te trae un mal presentimiento el simple hecho de escuchar la palabra Infierno? Porque si yo fuera un humano en tu posición, supondría las cosas demasiado rápido.

Taehyung rodó los ojos —. Ya, pero aun así… ¿Qué pasa si me quedo en el Otro Mundo más de la cuenta?

—Solo… Cámbiate de ropa por ahora, tengo que discutir algo importante con Yoongi.

Sin dejarlo replicar y quejarse por ello, Jungkook tomó el brazo de Yoongi y lo arrastró hasta el pasillo de afuera, cerrando las puertas con cuidado de no hacer ruido y observando a sus costados para percatarse que nadie llegara.

El mayor le miró sardónico, y cualquier rastro de burla abandonó su rostro en cuanto Jungkook puso ambas manos sobre la pared tras él y se inclinó para parecer intimidante. Pero, en vez de sentirse nervioso por su enojo, estaba incómodo por la repentina cercanía. No era común en Jungkook.

—De todas las posibilidades que había, ¿decidiste que venir al otro mundo era la mejor opción? —le preguntó, acorralándolo entre la pared y su cuerpo.

Yoongi bufó con fastidio.

—Si no le traía aquí a que le curaras, podría haber pasado algo peor.

—¡Eres un idiota!

—¡No pensé que fuera a suceder algo como eso! ¿Crees que soy un ser celestial para saber todo lo que sucede en el mundo humano?

Jungkook soltó una carcajada sarcástica —. Lo eres.

—Mira, el chico está bien y eso es lo que importa. Se nos ocurrirá una manera para que sus fuerzas sean recuperadas con rapidez y lo esconderé hasta que podamos salir de aquí. Yeomra no se dará cuenta.

—Es que…

—¿Qué?

—Jijang lo quiere —dijo de la nada, haciendo que Yoongi abriera los ojos en demasía y se llevara una mano a la boca por la sorpresa.

—¿Quiere que trabaje para ella?

—¡No! Quiere que lo lleve a sus aposentos —explicó, pero sabía que Yoongi no comprendía nada de lo que decía —. Hay algo en Taehyung que lo hace diferente de los humanos comunes, ella lo ha sentido y quiere averiguarlo.

—No le entregaremos a Jijang —replicó Yoongi, cruzándose de brazos y mostrándose intimidante frente a Jungkook —. Eso está fuera de los límites. Taehyung trabaja con nosotros, ¿qué necesidad hay en colaborar con otro de los Dioses? ¡Ni siquiera debías haber traicionado la confianza de Yeomra y encerrarlo aquí!

—No sabía qué hacer —respondió con cansancio —. Pronto va a dejar de ser Dios y…

—Sé que es algo que nos preocupa demasiado estos días, y que la fecha está acercándose con rapidez, pero Yeomra cumplirá su misión y podrá tomar una decisión…

—No va a poder tomar una decisión si no se deshace de lo que le mantiene en el punto intermedio. No solo es la misión, debe recuperar sus recuerdos. Pienso que ella puede ayudarnos.

—Ella no ayuda a nadie.

Jungkook chasqueó la lengua y se alejó de Yoongi, brindándole espacio personal —. Parece ser seria esta ocasión.

—No. Si Yeomra ha dicho que quiere cumplir su última misión como Dios por sí solo entonces debemos respetar su opinión.

—Pero es imposible… Si no busca respuestas, nunca podrá deshacerse de lo que sea que esté causándole daño. Los jueces han sido claros, Seok Jin no puede desvanecerse sin la última misión y sin respuestas de su pasado.

—¿Y cómo piensas que Taehyung va a ayudarle? ¡Es un simple chamán! Ni siquiera nosotros hemos podido dar con Samjoko en estos años.

—¡Puede que él sea de ayuda!

—¿Cómo?

—No lo sé… Es que... ¿No has notado algo extraño entre Taehyung y Seok Jin? —preguntó Jungkook, ladeando la cabeza —. Parece que hay más cosas que los unen de lo que pensábamos. Si el chamán ha realizado magia negra, ¿no crees que podría colaborar para que Yeomra recupere sus recuerdos?

—Sería peligroso.

—No si sabe controlar su magia. Jijang quiere instruirlo.

—Prefiero que Yeomra se entere a que esa Diosa obt…

—¿Que me entere de qué?

Yoongi tensó sus hombros y volteó a ver hacía dónde aquella voz provenía. El Dios caminaba con lentitud hacia ellos, con el entrecejo fruncido y sus ropas reales, mostrando un aspecto atemorizante que les dejó congelados por unos momentos.

Si Yeomra se enteraba, estaban acabados.

—Los he visto charlar como si no hubiera un mañana, ¿ahora se callarán?

—No es nada importante —mintió Jungkook, intentando calmar el ambiente, pero era en vano.

Yeomra no estaba de buen humor esos días, hacerlo enojar más de lo que ya estaba resultaría en caos. Nada más que eso.

—¿Nada importante, eh?

—Solo le estaba poniendo al día sobre…

—Jeon, guarda silencio —le indicó, el aludido obedeció de inmediato. Luego, Seok Jin miró al mayor con burla—. Min Yoongi, ¿has venido al Otro Mundo solo?

El aludido asintió con nerviosismo —. El chamán está sano y salvo, por lo que decidí que sería buena idea venir a visitarte porque… Bueno, has dejado de ir al mundo terrenal tan de repente y…

—¡Aterriza tus palabras! —exclamó con molestia, haciendo que el ángel guardara silencio—. Ahora que has optado por callarte, explícamelo desde el inicio. ¿Has dejado a Kim Taehyung solo en la casa del lago?

—¿Sí?

—¿Por qué dudas de tus palabras?

Jungkook dejó salir un suspiro, cansado de la situación y de la furia que se desataba en aquel pasillo. Por lo que, en un intento de calmarlo, movió a Yoongi para que este se parara tras él y no pudiera meter más la pata de lo que ya.

—No lo ha traído aquí por Jijang, mucho menos por mí —empezó a decir con tranquilidad —. El desequilibrio del bosque causó que los Nachalsa se acercaran hasta donde ellos estaban y…

—¿Nachalsa? —el Dios abrió los ojos con sorpresa —. ¿Le ha pasado algo a…?

—A eso quería llegar. Yoongi lo trajo hasta acá porque era la única forma de que pudiera recuperarse. Le he curado y está descansando ahí dentro.

Yeomra se llevó una mano a su rostro. Estaba aliviado de que el demonio no hubiera hecho daños mayores a Taehyung, pero también estaba la intranquilidad que llegaba a él gracias a la presencia del chamán en el plano.

Lo primero que quería evitar era también lo primero que había sucedido.

—No podemos dejar que nadie lo vea —indicó con voz severa Seok Jin, paseando su mirada en ambos chicos y luego aterrizándola en Jungkook —. Ni siquiera Jijang, ¿oíste?

—Si el chamán ya está aquí, al menos deja que Jijang te ayude.

—Piensa que Taehyung tiene relación con mi incapacidad de estar en Hanyang, ¿no es eso lo suficiente estúpido?

Yoongi ladeó la cabeza —. No me agrada Jijang, pero… Podría ser una posibilidad, ¿sabes? Taehyung… Bueno, él fue quien se deshizo del Nachalsa, no yo.

Ante aquello, tanto Jungkook como Seok Jin le miraron con curiosidad. ¿Acababa de decir que Taehyung cosechó un alma tan poderosa como lo era una de demonio? Era imposible para ser verdad.

Jungkook, iracundo, le miró con cara de pocos amigos por haber ignorado un tema tan importante como ese y dejarlo para el último momento. Si Taehyung había cosechado un alma y no era un ángel de la muerte… ¿Entonces qué era?

—Creo que deberías de hablar con él —agregó Yoongi —. Te contará lo sucedido.

—Hablaremos los tres de esto luego —dijo, mirándolos de forma severa.

Los dos ángeles asintieron y le dieron espacio para que entrara. Yeomra dejó salir un suspiro y no tuvo más remedio que dejar ir a sus amigos para observar por sí mismo el estado del chamán.

[...]

En cuanto vio a Taehyung, de pie en su habitación, con sus ropas y la mirada perdida en uno de los objetos que Yeomra tenía, fue cuando su corazón se disparó en su pecho. El semblante del chamán podía traslucidar las emociones que sentía en ese momento y, por más que estuviera tambaleante y cansado, su curiosidad hacia el lugar no podía ser ignorada.

—¿Estás bien?

Taehyung soltó un pequeño frasco que sostenía y de inmediato volteó a verlo —. Sí, estoy bien.

—¿Qué hacías? —preguntó, acercándose de forma lenta y viéndole con interés.

—Todas estas cosas… ¿para qué usas tantos frascos? —preguntó, tomando uno para enseñarlo.

—Colecciono almas perdidas en ellos, ¿por qué? —dijo con naturalidad.

Taehyung abrió los ojos y alzó el frasco a la altura de su rostro para poder ver el contenido con emoción, pero no podía distinguir nada, haciendo que se frustrara y mostrara un mohín en sus labios.

El Dios llegó hasta donde estaba y recargó uno de sus hombros en la pared para mirarle mientras soltaba unas risas.

—Eres adorable —murmuró, Taehyung arqueó una ceja.

—¿Lo de las almas perdidas era mentira? —preguntó con desilusión.

—En parte —dijo, señalando el estante —. No las guardaríamos en un lugar como este, ¿no crees?

Taehyung se sintió apenado y regresó el frasco transparente hasta su lugar. Reparó en la mirada de Yeomra, que estaba perforando con fuerza sobre él, sin despegarse y no tuvo más opción que hacer contacto visual con él.

—Te he dicho que no cometieras ninguna estupidez.

—No ha sido mi culpa —respondió, alzando su mentón con orgullo —. Ha sido tuya.

—¿Mía? —repitió Yeomra con fastidio, sorprendido por la actitud del otro. Taehyung asintió.

—Tu ausencia en el plano provoca el desequilibrio en ambos mundos —dijo, habiendo escuchado a los otros ángeles de la muerte —. Debes de ser responsable y no descuidar tu trabajo.

—Ya.

Taehyung esbozó una ligera sonrisa sin saber por qué y sacudió la cabeza —. Estoy bien, no me ha sucedido nada malo.

—¿Nada?

—Tal vez solo dos cosas.

Se acercó hasta donde el chamán estaba, tomándole de los hombros y examinándole de pies a cabeza, pero Taehyung le detuvo para poder contar todo lo sucedido.

—El Nachalsa del pueblo intentó ahorcarme y rasgar mi cuello. También me ha hecho un corte en el brazo.

Alzó su cabeza y señaló las áreas dónde pequeños moretones se asomaban y unas cicatrices adornaban su piel. Seok Jin frunció el ceño y tragó saliva, mirándole con culpabilidad.

—Lo siento por dejarte solo.

—Hablas como si fuera tu responsabilidad. Soy un adulto, me cuido solo, ¿sabes?

—Pues haces un gran trabajo en ello —respondió con sarcasmo. Taehyung bufó con fastidio —. Debes haber estado tan asustado, ¿te sientes mejor ahora?

—Estoy mejor.

Dicho eso desvió la mirada, incapaz de sostenérsela por más tiempo. La sincera preocupación hacia su persona le estaba avergonzando, y se sentía un poco abrumado por ello. Pero en vez de rehuir como lo haría en un principio, dejó que aquel muchacho frente a él lo inundara de preguntas sobre su estado.

Era agradable.

—¿Seguro?

—Seguro —insistió, Yeomra dio unos pasos hacia él para abrir con cuidado el Hanbok y Taehyung lo detuvo al percatarse de lo que hacía, ¿estaba quitándolo? —. ¡No! Alto ahí…

Seok Jin ladeó la cabeza —. ¿Puedo ver la herida de tu brazo?

«Oh… Era eso» Taehyung quiso golpearse a sí mismo por malinterpretar cualquier acción por parte del contrario y alejó las manos de Jin para ser él mismo quien quitara el Hanbok superior, quedando así en su ropa blanquecina.

—Sigo sin ver el brazo —se mofó Jin, el chamán tragó saliva.

Aquella situación le recordaba a una parecida hacía unos cuantos meses, después de haber sido azotado en el pueblo y con Yeomra curando sus heridas.

Y no solo le había curado. Por lo que hacía todo más difícil de lo que ya. Con cuidado, quitó solo una de sus mangas y permitió a Yeomra ver la cicatriz que ahora adornaría la piel de su brazo.

—Jungkook me curó —dijo, al percibir que el otro no hablaba —. Así que estoy bien.

—Yoongi me ha dicho que te has encargado del Nachalsa tú solo, ¿cómo lo hiciste?

Taehyung subió y bajó los hombros, sintiendo un escalofrío en cuanto Jin repasó la cicatriz con las yemas de sus dedos y le miró con tristeza. ¿De verdad estaba preocupado? ¿Por él?

—Intenté alejarlo de mí con un hechizo inverso…

—¿Qué es lo que manifestaste?

—Quería hacerle daño, pero terminó dañándome a mí —dijo, volviendo a señalar los moretones que seguían doliendo —. ¿Por qué crees que haya pasado eso?

—Porque no sabes controlarlo —le respondió, notando como el chamán volvía a cubrir su brazo y se cruzaba de brazos como si tuviera frío —. Debes aprender…

—¿Crees que Jijang pueda ayudarme? —preguntó con emoción, pero Seok Jin chasqueó la lengua —. Ella dijo que pensaría una manera y…

—No recurriremos a la Diosa Jijang.

—Pero…

Yeomra presionó sus labios en una línea recta. Debía pensar las cosas con detenimiento, y Taehyung no estaba permitiéndoselo en esos momentos. Llamó su atención, para que volviera a mirarlo y continúo hablando.

—No puedes salir de aquí, sé que es difícil y que tienes curiosidad, pero las cosas se pondrán peor si alguien se entera de tu presencia aquí.

Taehyung no respondió.

—Tengo que volver a mi trabajo —Seok Jin dio unos leves golpecitos a los hombros de Taehyung para despedirse y el chamán le detuvo antes de que pudiera irse —. ¿Qué?

—¿Qué se supone que haré todo este tiempo?

—Voy a recompensártelo.

Taehyung enmudeció por unos instantes, luego tragó saliva —. ¿Cómo?

—Lo dejo a tu imaginación.

Era insoportable. Demasiado. Pero Taehyung, quien en un inicio detestaba aquella personalidad suya, no podía decir lo mismo en esos momentos.

—¡Espera! Tengo otra cosa que decir.

Jin lo miró —. ¿Qué cosa?

—Tengo hambre —murmuró Taehyung, presionando sus labios en una línea recta.

—¿Eh? —Yeomra le miró con pánico. Un nuevo problema había salido a relucir y ni siquiera pensó en ello al principio.

El humano tenía que comer.

—¿No hay comida? —preguntó el chamán, abriendo sus ojos en demasía.

Seok Jin soltó una risa ante el pánico del otro y se quedó pensando en las opciones que tenía.

—No es recomendable que un humano coma la comida de este plano, ¿sabías? —Yeomra arqueó una ceja y se cruzó de brazos —. Pero podríamos hacer una excepción.

—Estás asustándome.

—Se te ve bien mi ropa —dijo una vez que llegó a la puerta. Miró a Taehyung, quien se encogió de hombros y se relamió los labios —. No hagas eso, estás tentándome.

—Ya te dije que es un tic nervioso y…

—Te traeré de comer en cuanto regrese.

—¿Y en cuánto tiempo será…?

Taehyung se calló de forma abrupta luego del sonido de la puerta siendo cerrada. Dejó salir un suspiro y se recostó en las sábanas con fastidio. Sería una estadía eterna.

[...]

Con el pasar de los días, teniendo que estar confinado en aquella amplia habitación empezaba a sentir el aburrimiento con más fuerza.

Yoongi y Jungkook iban a visitarlo cuando no tenían asuntos pendientes con los cuales trabajar dentro del Otro Mundo. Yeomra iba cada vez menos a donde él estaba y solo pasaba a verificar su estado y si todo estaba en orden.

Tenía unas inmensas ganas de salir. De escabullirse por el lugar y descubrir lo que tenía por ofrecer. Pero recordaba las palabras de Seok Jin con claridad. Si alguien le veía, todo estaba terminado. Podría ser el caso también que Yeomra pudiera tener problemas con el asunto de su mortalidad debido a Taehyung.

Y no quería eso.

—¿Por qué estoy obedeciéndolo? —se preguntó a sí mismo con frustración, poniéndose de pie para repetir su rutina diaria.

Husmear las cosas ajenas era algo que no disfrutaba para nada, pero cuando se trataba del Otro Mundo, no había nada que le frenara. Encontró amuletos que, en su vida como chamán, nunca presenció ser usados. También dio con unos cuantos espejos, con tallados del sol y las constelaciones en la parte trasera.

Una energía negativa llenó el ambiente de repente, haciéndole sentir mareado. Unos alaridos distantes llamaron su atención.

Su corazón latió con intensidad al escuchar eso, y se quedó quieto en medio de la habitación, tratando de hacer el menor ruido posible. Un golpe en una de las ventanas le hizo sobresaltarse.

Eran Nachalsa, nada más que eso.

Sus energías estaban bajas, su mente ni siquiera se había recuperado de tal experiencia traumática de hacía días. No quería volver a toparse con uno de frente. No quería.

Se dirigió a la puerta con cuidado, notando lo insistentes que los golpes se volvían con cada paso que daba. Cuando no pudo más, fue cuando abrió las puertas y salió a un extenso y oscuro pasillo. Intentó calmarse, pensar con sensatez.

«Necesito un lugar para esconderme, solo eso» se dijo a sí mismo.

Caminó por el camino de la derecha notando los papeles decorativos de la pared por la tenue luz de las velas puestas sobre el pasillo. Y detuvo sus pasos al escuchar voces en el pasillo de a un lado. Se pegó a la pared de forma instintiva y sintió cómo su respiración fue robada.

Luego de escuchar una discusión sobre una de las almas que sería recibida dentro de pocos días y la emoción que aquello les conllevaba, Taehyung percibió que las voces se alejaban del lugar. Soltó un suspiro cansino y empezó a abrir puertas con cuidado, tratando de no encontrarse con alguien de ese plano.

Sin embargo, todas las habitaciones estaban vacías y oscuras. Un lugar perfecto para que los Nachalsa atacaran.

«Tengo que encontrar la salida»

Y así lo hizo, notando las puertas con diferente tallado y diseño, y abriéndolas apenas un poco para asomar su cabeza. No era la salida, sino que parecía ser una especie de balcón. Ahí, observó la silueta de Yeomra quien le daba la espalda y estaba sentado sobre un trono con la mirada fija en el frente.

Sintió un alivio recorrerle y se escabulló a hurtadillas. Cerrando la puerta tras él y llegando hasta donde Yeomra estaba, pudiendo tomar una rápida vista del lugar. Se sentó sobre el suelo y apoyó su espalda en el pequeño murallón de madera, llamando inmediatamente la atención de Yeomra.

—¿Qué…?

El rostro del chamán estaba petrificado, como si hubiera visto un fantasma. Yeomra sintió los nervios acrecentarse dentro de él. En aquel balcón, en la posición en la que Taehyung estaba, no sería un blanco fácil para los jueces y los otros espectros del plano.

Sin embargo, seguía siendo un humano. Y los humanos eran seres fácilmente de identificar en el ambiente.

Si un juez empezaba a sospechar sobre la presencia de Taehyung, no solo el Dios tendría una sentencia nada pacífica, sino que la vida del chamán podría ser, con facilidad, arrebatada sin siquiera interrogar.

Seok Jin miró a los alrededores, percatándose que todos los presentes estaban mirando el espejo del karma de la nueva alma que era juzgada y tomó aquel instante como una oportunidad, poniéndose en cuclillas frente a Taehyung.

—No debes de estar aquí, es peligroso.

—Aquí me quedaré.

Yeomra le tomó del brazo, intentando alejarlo de aquel lugar, pero este se resistía —. No hagas esto más difícil. Ya es suficiente malo que estés en el Otro Mundo, que estés en el área de juicio es…

—No hablaré —se apresuró a decir —. Tampoco me moveré ni un solo centímetro, así que guarda silencio y vuelve a tu trabajo.

—¿Estás consciente de que hablas ahora mismo con el Gran Rey…? —empezó a preguntar con molestia, pero se diluyó de inmediato al ponerse en su lugar.

Por más que Taehyung fuera un chamán especializado en todos esos espectros, era un asunto totalmente diferente el estar en un mundo rodeado de ellos en su forma más pura.

—¿Alguien te ha asustado? ¿Qué has visto?

—Nada.

—¿Entonces por qué estás de esa forma?

Taehyung tragó saliva y miró a otro lado. Sabía que estaba siendo un incompetente chamán, huir de un espíritu no era algo que él acostumbraba a hacer. Pero era diferente en esos momentos. Se había sometido a tantos desagües de energía, que ni siquiera sabía si podía con uno más.

No quería enterarse.

—Sigue con lo tuyo —le respondió con simpleza, empujando su pecho para que se pusiera de pie y lo ignorara el resto del tiempo.

—Kim Taehyung, ¿alguien te ha hecho algo?

El aludido subió y bajó los hombros, haciendo que el Dios empezara a desesperarse. Si alguien hubiera descubierto a Taehyung en sus aposentos, sería el fin para ambos.

—¿Por qué no cooperas? ¿Eh? —cuestionó, notando lo avergonzado que el otro se ponía —. Si has visto algo, puedes confiar en mí, puedes decírmelo.

—Nachalsa.

Seok Jin frunció el ceño —. ¿Nachalsa? ¿Has visto uno?

—Lo he escuchado… En la habitación. Estaban golpeando las ventanas —respondió, sintiendo su voz temblar por la conmoción.

Eso era extraño. El infierno que Yeomra reinaba dentro del Otro Mundo estaba asegurado para no dejar pasar a aquellos demonios. ¿Se trataría de una alucinación? ¿Sería acaso que Taehyung no podía recomponerse de su experiencia traumática de hacía días?

—Puedes quedarte —le aseguró Jin, un alivio recorrió el cuerpo de Taehyung y sintió sus músculos destensarse —. No hagas ruido, tampoco te pongas de pie en ningún instante. Ellos podrían verte.

—De acuerdo.

Taehyung obedeció, observando cómo Yeomra se ponía de pie y se sentaba de vuelta en su trono. El viento fuerte podía sentirse y unos murmullos inundaban su campo de audición. Por más que no pudiera ponerse de pie y observar el paisaje de forma completa, lo poco que había logrado ver era sorprendente.

Una oscuridad inmensa, salvo por el fuego que rodeaba el círculo donde el alma estaba de pie y las antorchas que decoraban todo el perímetro. Era más aterrador de lo que siempre imaginó.

—¿Cuál es su conclusión, su majestad? —preguntó una voz áspera y fuerte, que hizo a Taehyung voltear a ver a Yeomra de inmediato.

Parecía ser que uno de los jueces había hablado. Y Taehyung quería observar cómo era que Seok Jin trabajaba en aquel plano.

—El espejo del karma ha hablado por sí solo —mencionó, portando un rostro más serio de lo acostumbrado —. Cada mentira realizada en su vida cuenta para forjar el karma.

—¡Eso es lo mismo que digo yo! —exclamó otra voz desconocida, sabía que Yeomra trabajaba con dos jueces, por lo que decidió memorizar sus voces y escuchar con atención.

—Sin embargo se deben de considerar las razones por las cuales ha mentido —intervino el otro, con cierta irritación en su voz —. Su sentencia no debería pasar de los cien años.

¿Cien años? Taehyung abrió los ojos con sorpresa y reparó en lo atemorizante que debía ser aquello. Todos los humanos, candidatos para renacer, debían completar los ocho infiernos en solo cuarenta y nueve días.

—¿Cien años? ¿Habiendo visto aún su charlatanería para robar a los comerciantes? —cuestionó el otro.

Yeomra se llevó una mano al rostro con frustración y, al sentir la insistente mirada por parte de Taehyung, bajó su vista para verle.

—¿Vas a castigarlo cien años? —preguntó Taehyung en voz baja. Seok Jin sacudió la cabeza —. ¿Más que eso?

—Estoy pensando —indicó, siseando para que el chamán guardara silencio y no se entrometiera en sus pensamientos.

Taehyung refunfuñó, cruzándose de brazos y apoyando su espalda en la madera del muro del balcón, estirando sus piernas al sentirlas pesadas. Estaba demasiado nervioso de estar en ese lugar pero, al mismo tiempo, tenía tanta curiosidad de deambular por todo lo que podía esconderse alrededor.

«Si tan solo no hubieran Nachalsa» pensó con molestia.

—Su majestad, podría considerar la posibilidad de que el alma regrese al mundo de los vivos —contestó el primero de los jueces quien, bajo la opinión de Taehyung, parecía ser el más sensato de los dos.

—¿Brindarle el derecho a renacer, dices?

—No renacer —se corrigió, haciendo que Yeomra arrugara la nariz por su difusa petición —. El alma del humano no podrá descansar hasta no dejar pendientes en el mundo.

—Eso no es posible, debe ser juzgado y se acabó —intervino el otro juez, con una molestia insertándose en su voz.

—Ya entiendo —dijo Yeomra, con voz clara, analizando el espejo del karma con mayor detenimiento —. El humano debe ser juzgado por sus pecados y cumplir su sentencia de cien años en este infierno.

—Su majestad, es un alivio que decida seguir el orden de las cosas y… —empezó a decir el segundo juez, pero fue interrumpido por el Dios.

—Sin embargo, no puedo dejar que un alma como la de él tenga la posibilidad de convertirse en un espíritu vengativo o fantasma errante —explicó, acomodándose en su asiento —. El desequilibrio entre ambos mundos ya es demasiado.

—¿Qué es lo que trata de decir con esto?

—Tendrá la oportunidad de regresar al mundo de los humanos cada noche hasta deshacerse de aquello que lo ata.

Aunque uno de los jueces se mostró decepcionado y enojado por la actitud del Dios, tuvo que aceptarlo a fin de cuentas. Yeomra era quien tenía el poder de decidir y era él quién podía permitirle a las almas ciertos beneficios.

Taehyung le miró con sorpresa y se estremeció en cuanto Seok Jin le dirigió la mirada.

—¿Tengo algo en la cara? —preguntó, arqueando una ceja. El chamán sacudió la cabeza.

—No.

—Esa ha sido la última alma por hoy —murmuró, dando leves vistazos hacia dónde los jueces discutían entre sí —. Podré estar contigo.

—¿De verdad? —dijo con entusiasmo, pero carraspeó al percatarse de lo ridículo que debía haberse visto.

¿Emocionado por la presencia del otro? Para nada. Ni siquiera le necesitaba cerca.

—De verdad —le respondió entre risas, poniéndose de pie y haciéndole una señal para que le imitara en cuanto verificó que nadie los veía.

Pasó un brazo por sus hombros y le escoltó consigo, Taehyung intentó deshacerse de aquellos sentimientos inútiles que seguían abordándolo, dándose cuenta que era en vano.


[...]

—¿Cuál era el pendiente del humano?

—Su muerte conllevó a que sus dos hijos quedaran desamparados —explicó Yeomra —. Por lo que le he permitido cuidar de ellos hasta que el humano esté listo para dejarlos ir.

—Es difícil —murmuró Taehyung —. Tener que abandonar a tus seres queridos…

Seok Jin le miró, reparando en las facciones entristecidas del contrario. Era claro que el chico estaba recordando a su madre.

—¿Y qué hay de su sentencia?

Yeomra ladeó la cabeza —. Ha cometido pecados graves… Por lo que es justo que merezca un castigo proporcional a ello.

—¿Podrá renacer algún día?

—Tal vez los Dioses le den una oportunidad, tal vez no. Conoces la regla de los cuarenta y nueve días, no más que eso.

Taehyung asintió, sintiendo sus ojos pesados por el sueño que tenía. Bostezó, recostándose de lado mientras veía a Seok Jin trabajar en algo.

—¿No vas a dormir?

Seok Jin alzó una ceja de modo sugerente —. ¿Por qué? ¿Quieres que durmamos juntos?

—No es eso —se corrigió de inmediato, palpando la almohada para poder dormir de forma plácida —. Solo tengo curiosidad, ¿no duermes?

—Claro que duermo.

—¿Y entonces? ¿No estás cansado? Yo… Yo puedo dormir en el suelo si quieres —respondió, señalando la estera e incorporándose para quedar sentado —. No es necesario que me cedas tu…

—¿Estás preocupado por mí?

—Que no, solo es… ¡Bah! Olvídalo, duerme en el suelo entonces. Buenas noches —dijo con fastidio, recostándose con violencia y tapando su cuerpo con la suave sábana, cubriendo hasta su cara.

Yeomra soltó una carcajada por ello y acercó su mano para retirar la sábana de su rostro, pero el otro no cedía —. Taehyung, vas a asfixiarte si sigues así.

—¿Y eso qué?

—¿Tan rápido vas a enojarte? ¿Sabes qué pasa con las personas que cometen el pecado de…?

—Deja de mentir, no me asustas —respondió, su voz sonando amortiguada por la tela.

Seok Jin destapó parte de su rostro, pudiendo notar lo rojizas que estaban sus mejillas. El chamán era un chico adorable, por más que no quisiera aceptarlo, y en esos momentos solo deseaba apretujarlo entre sus brazos y besarle.

—¿Cuándo dejarás de renegar por todo?

—¿Yo? ¿Renegar? Cuéntame otro chiste.

—Soy bueno en eso, ¿debería decir uno ahora para aligerar el ambiente?

Taehyung rodó los ojos y se destapó todo el rostro, mirándolo con enfado —. Eres irritante.

—¿Y ahora qué he hecho, patético chamán? ¿Te molesta mi presencia?

—Molestar es una palabra que no alcanza a describir toda la repulsión que siento hacia ti.

—Eres adorable —murmuró, tomándole de las mejillas —. ¿Ya te he dicho que eres adorable cuando actúas de esta forma?

—Demasiadas veces, y en cada una de ellas tengo unas incesantes ganas de golpearte.

Seok Jin soltó una carcajada y sacudió la cabeza, dejando el rostro de Taehyung para poder continuar con lo suyo. Ante aquel ligero rechazo, el chamán alzó sus cejas y se incorporó en su lugar para echar una mirada al escritorio del Dios, intentando ver en qué era lo que trabajaba.

—¿Qué haces?

—¿Yo?

—No, el fantasma —respondió con fastidio, Yeomra le miró con cara de pocos amigos.

—Estoy organizándome —Seok Jin le enseñó el libro y Taehyung tuvo que entrecerrar sus ojos para alcanzar a leer lo que decía. Eran nombres.

—¿Sabes entonces quien llegará a ser juzgado?

Jin asintió —. Todo está escrito. Mientras los registros no se pierdan, podremos tener un control de las muertes.

—Eso da miedo —respondió el chamán, fingiendo un escalofrío —. ¿Y qué hay del espejo del karma?

—¿Cómo que qué hay con ello?

—¿Cómo funciona?

—Las almas se paran frente a él y muestran toda su vida a detalle.

A Taehyung aquello le hizo pensar en lo que él creía y era una asombrosa idea, por lo que se sentó a un lado de Seok Jin y llamó su atención para que este le mirara.

—Podrías recuperar tus recuerdos si haces lo mismo —dijo, alzando el mentón con orgullo —. He solucionado todos tus problemas. Quiero mi paga ahora.

—¿Crees que no lo he intentado ya? No funciona.

Taehyung refunfuñó y recostó su cabeza sobre el escritorio, observando a Yeomra leer con detenimiento el contenido del libro y estudiando con tanta tranquilidad.

—¿Crees que nos hayamos conocido en nuestra vida pasada?

Yeomra alzó una ceja y le miró con sorpresa —. ¿Por qué dices eso?

—Porque podría pararme en el espejo del karma y recuperar mis recuerdos del pasado. Si nos conocíamos entonces podría ayudarte con tu tarea final.

—Si nos hubiéramos conocido, te recordaría.

—¿Tan seguro estás? —interrogó Taehyung soltando una risa —. Tengo un rostro fácil de olvidar, ¿sabes?

—A mí no me parece de esa forma.

Taehyung guardó silencio y notó la repentina tensión que inundó el ambiente. Yeomra dejó de mirarlo y volvió a concentrarse en su trabajo, y él, sin ánimos de dormir, se quedó a su lado analizando cada uno de sus movimientos.

¿Le molestaría a Jin traer el tema de sus recuerdos a colación?

Sin embargo, por más que no quisiera hablar sobre eso, existía una curiosidad que le hacía no conformarse con lo que escuchó a Jijang hablar ese día. Algo extraño puesto que no creyó que Yeomra fuera a importarle tanto para eso.

—¿Cuándo veré a Jijang de nuevo?

—¿Por qué querrías verla?

—Porque es más agradable que tú —respondió, soltando una risa al ver el ceño fruncido del otro —. Solo digo la verdad.

—Ya…

—También ella podría ayudarme con algo que he descubierto hace días. ¿No crees que hay algo extraño en mí para haber podido cosechar un alma?

—Pues sí.

Taehyung le miró de forma extraña, notando como Seok Jin le ignoraba —. ¿Te has enojado?

—No.

—Oh, no. El Gran Rey Yeomra está enojado —se mofó —. Debo tener cuidado si no quiero que su furia recaiga sobre mí y…

Se cayó de forma abrupta en el momento en que Seok Jin se inclinó sobre él, mirándole fijamente a los ojos y haciendo que Taehyung no funcionara de forma correcta.

—¿Quieres irte con ella? Entonces ve, nadie te está encadenando a mí.

Taehyung entrecerró los ojos —. Creo que ella puede ayudarme.

—Ah…

—¿Por qué no me escuchas? Estoy hablando de algo serio ahora.

—Has perdido mi atención.

El chamán empuñó sus manos y se sintió frustrado cuando Yeomra le ignoró. ¿Iba a ponerse así solo por mencionar a Jijang? ¿Y eso que tenía que ver?

—Es solo que… Escuché a Jungkook y Yoongi hablar hace rato —empezó a decir, haciendo que Yeomra guardara distancia y le mirara con confusión —. Ellos dijeron que tal vez yo podría ayudarte a recuperarlos con… Magia.

—Has realizado magia negra, sí, pero los efectos inversos son muy fuertes en ti —le explicó, luego señaló su cuello —. Te has hecho daño frente al Nachalsa.

—Pero aún así…

—No voy a ponerte en riesgo, mis recuerdos no son necesarios para la tarea final, ¿sabes?

Taehyung no pareció convencido —. Pero quieres recuperarlos antes de… Antes de irte, ¿no es así?

—Ven conmigo.

Taehyung arqueó una ceja —. ¿A dónde?

—¿Quieres salir? Te llevaré afuera —le dijo, poniéndose de pie y tendiendole una mano para ayudarle, pero Taehyung miraba esta con duda —. Anda. Te cuidaré, no te pasará nada.

—Hay Nachalsa.

—Hay un lugar al que suelo ir, solo yo, nadie más tiene acceso a él… Vas a tener el beneficio de ser el primero y único en entrar —le dijo esbozando una cálida sonrisa.

Taehyung se lo pensó solo un poco, pero luego asintió y tomó su mano, dejando que este le guiara.

Pasaron por los largos pasillos de aquel palacio, con Yeomra protegiéndolo para evitar ser vistos por los espíritus que deambulaban por ahí. Cuando el Dios abrió una puerta y el gélido aire les azotó el rostro, Taehyung sintió un remolino de emociones.

Su mirada se encontró maravillada por el paisaje que se posaba frente a él. Un cielo nocturno límpido y abrumador, una oscuridad inmensa y eterna. Taehyung pudo atinar que, en el infierno de Yeomra, no había ni un solo tiempo del día en que la oscuridad se fuera.

—Esto es maravilloso.

—Eres un humano extraño, ¿cómo es que esto puede parecerte maravilloso?

—Pues lo es. No porque sea extraño significa que no sea maravilloso. Se siente familiar.

—¿Familiar? ¿Disfrutabas de tu estancia aquí cada vez que morías?

—¿Y yo cómo sabría eso?

Seok Jin rio y acomodó un mechón desaliñado del chamán tras su oreja, haciendo que este se encogiera de hombros —. Todavía no llegamos, sígueme.

Taehyung se afianzó del agarre de su mano y Yeomra no pudo evitar sentirse temeroso por su tacto como cada ocasión. Pero no iba a soltarse. Lo llevó consigo, cuidando los pasos de Taehyung cada vez que debían subir escalones y sujetándolo del brazo para que no pudiera tambalearse y lastimarse.

«No solo el lugar es abrumador. Jin también lo es» pensó Taehyung.

¿Cómo es que podía ser tan cuidadoso con él?

—¿A dónde se supone que me llevas?

—Eres muy impaciente.

—Son demasiadas escaleras, el alma va a salirse de mi cuerpo —bromeó, haciendo que Seok Jin volteara a verlo con un terror en su rostro —. ¿Qué? ¿Dije algo malo…? Oh, es solo un… Chiste. No es verdad.

—No me asustes de esa forma —le respondió, volviendo a retomar el paso.

Después de tanto caminar, llegaron por fin a lo que parecía ser un mirador. Taehyung abrió los ojos con sorpresa al poder ver el plano de forma más amplia. El palacio de Yeomra estaba a unos cuantos metros bajo ellos, el área de juicio estaba a oscuras y un océano de árboles en el horizonte que le hicieron preguntarse qué más habría entre ellos.

—Si cruzo los árboles, ¿podré llegar a otro infierno?

Jin arqueó una ceja —. ¿Estás sopesando las opciones para escapar?

—No haré eso.

—Puedes llegar a otros infiernos, sí, pero no es un camino sencillo —explicó, sentándose en una de las bancas de piedra que estaban en tal sitio. Taehyung volteó a verlo y notó que este palpaba el asiento a su lado para que le acompañara.

Se acercó hasta donde estaba él y se sentó a su lado, guardando cierta distancia. Seok Jin sonrió enternecido.

—¿Te gusta?

Taehyung asintió —. Es agradable, desearía vivir en un lugar como este.

—Podrías convertirte en la pareja de algún Dios y tener el beneficio —respondió, notando como Taehyung iba frunciendo el ceño —. Pero no creo que nadie quiera a un simple humano… Qué cosas… ¿No?

—Ni quien quiera a un Dios —contraatacó, en el mismo tono burlista —. Son extraños y complicados.

—¿Te parezco de esa forma?

—Sí, y tú ganas el primer puesto.

Seok Jin fingió estar ofendido —. Es por que no conoces a suficientes Dioses para llegar a tal conclusión. De ser así, sabrías y aceptarías que soy el mejor de todos ellos.

Taehyung rodó los ojos y se acomodó mejor en el lugar, paseando su vista en el paisaje frente a él.

—¿Hay algo que extrañes de tu vida pasada? Dijiste que estabas enamorado, ¿la extrañas?

—¿Por qué de repente haces preguntas como esa?

—Solo… Quiero conocerte —admitió, mirándole con vergüenza —. Pero si no quieres hablar entonces lo acepto. Sé que es difícil.

—No la extraño.

Taehyung lo miró con sorpresa —. ¿No?

—Tengo recuerdos de haberla amado pero… No la extraño ni un poco, como si no hubiera… ¿Importado? Pero… Sé que la amé, debí de haberla amado. Era mi esposa.

—Entiendo...

—Sin embargo, cuando morí y me convertí en Yeomra, por más que tuve la oportunidad de ir a verla, nunca lo hice, ¿no es eso extraño?

—Sospechoso.

—¿Sospechoso? ¿Por qué? —preguntó entre risas, observando con cariño al pensativo de Taehyung.

—Todo lo es. Sobre todo la traición. ¿No estaba tu familia metida en cosas extrañas? ¿Cómo es posible que alguien de tu misma familia te apuñale por las espaldas?

Seok Jin frunció el ceño, sabiendo que Taehyung había pasado por algo parecido y que, por más que creyera que la única traición fuera por parte de Hoseok, existía un detalle que él no conocía.

Y era mejor que no lo supiera.

—Es horrible.

—Tienes unos gustos terribles.

Yeomra abrió la boca, ofendido —. ¡Y tú también!

—Pero yo ya lo he admitido.

—Y yo he mejorado mis gustos —respondió, Taehyung carraspeó con incomodidad.

—¿Cómo sabes que no lo he hecho yo también? —contraatacó, sintiéndose apenado luego de ello.

¿Habría sonado como una confesión? Porque Taehyung ni siquiera estaba seguro del todo. Yeomra le atraía, a ese punto era difícil de evitar. Pero, ¿gustar? Se sintió un poco avergonzado por ello y agachó su cabeza.

«¿Le gustaba?»

—¿Ah, sí? ¿Y quién te gusta?

—Nadie.

—Adorable —murmuró, Taehyung le miró con frustración.

—¿Hasta cuando dejarás de llamarme de esa forma? ¡No soy adorable!

—Definitivamente no nos conocíamos antes. Te recordaría, eres una persona difícil de olvidar. ¿Qué de bueno hice para merecer conocer a alguien como tú?

El chamán le miró, con unas irremediables ganas de callarlo antes de que su rostro sufriera las consecuencias de la vergüenza. Yeomra mencionaba palabras como esas sin siquiera inmutarse, sin saber el gran poder que estas tenían sobre Taehyung.

—No es para tanto —dijo el chamán en voz baja.

—¿Ah, no? Para mí sí que lo es —respondió —. No planeo irme.

—¿A qué te refieres?

—Has dicho que quiero recordar mi pasado para poder irme pero… Ya he tomado mi decisión.

—¿Vas a recuperar tu cuerpo? —preguntó Taehyung con entusiasmo, retomando compostura luego de unos segundos —. ¿De verdad?

—Ser un Dios fue una grandiosa oportunidad que el espíritu del bosque me concedió, sin embargo, quiero seguir siendo humano. Tengo razones para quererlo.

—Voy a ayudarte —murmuró el chamán Kim —. Soy humano y… Tal vez no sea suficiente pero te ayudaré. Puedes contar conmigo en tu tarea final.

—Solo necesitamos salir de aquí —Seok Jin se estiró sintiendo sus músculos destensarse
—. ¿Por qué me miras tanto?

Preguntó Jin entre risas. Taehyung no se había percatado de ello, de como no podía despegarle la mirada ni un solo segundo. Existía cierto aire peculiar, una remembranza sin respuesta que llegó a él de repente. Tan familiar. La escena se sentía tan familiar. 

—Es solo que…

¿Por qué su corazón estaba latiendo de forma desenfrenada? ¿Por qué sentía un increíble alivio de ver a Seok Jin?

Sus manos picaban por querer abrazarlo. Quería dejar su timidez a un lado y esconderse entre sus brazos, sin siquiera saber la razón tras ello.

Yeomra tocó una de sus mejillas para hacerle salir de su ensimismamiento y Taehyung sintió un escalofrío por lo gélido de su tacto.

—¿Están tus manos siempre frías?

Yeomra subió y bajó los hombros —. Supongo. ¿Tan frío estoy? —preguntó, poniendo su mano en el cuello cálido del chamán y haciendo que este alejara aquel toque y sintiera escalofríos por el drástico cambio de temperatura. Yeomra rio y Taehyung arrugó la nariz.

—¿Por qué haces eso? Eres una molestia.

—¿No te gusta?

Volvió a hacerlo, haciendo que Taehyung soltara una carcajada y se retorciera para intentar zafarse del agarre de Seok Jin. El Dios se sintió cálido y muy afortunado de poder haber hecho reír al chamán de una forma genuina. Era la primera vez que le veía reír con tanta avidez y actuar sin mostrarse huraño o evasivo.

Taehyung le sostuvo de las manos y le miró de forma desafiante —. No vuelvas a hacer eso.

—Oblígame.

—Eres un caso perdido. Voy a ayudarte, solo observa.

Taehyung tomó las manos de Seok Jin entre las suyas y sopló sobre estas para luego frotarlas. El Dios tragó saliva, con el nerviosismo recorriendo cada rincón de su cuerpo por estar siendo tocado. Y, de pronto, un dolor se presentó en su cabeza, haciéndole cerrar los ojos para mantenerse al borde.

El toque se sentía familiar… ¿Por qué se sentía familiar?

El dolor se esfumó tan pronto llegó, no le tomó importancia, sino que su mirada se posó sobre Taehyung, quien le estaba tratando con cariño sin percatarse de lo que estaba haciendo.

—¿Encuentras diferencia alguna? —preguntó Taehyung, alzando la vista para mirarlo sin dejar de tomar sus manos —. Mi madre solía hacer esto cuando yo tenía frío. Solía tener las manos heladas todo el tiempo, pero ahora ya no tanto y…

—Sí… Funciona —murmuró Yeomra, sin poder desacelerar los latidos de su corazón.

Taehyung mantuvo sus manos sobre las suyas, queriendo mantenerlo cálido por más tiempo.

—Debe ser molesto, ¿tus manos no duelen por el frío?

—¿Si digo que sí sostendrás mi mano todo el tiempo?

Taehyung dejó salir un suspiro ahogado —. Podría ser, tal vez.

Como el otro no contestó, Taehyung buscó deshacerse de su vergüenza al concentrar su atención en otra cosa. Por más que divagó en su mente en temas al azar que no tuvieran que ver con Jin, siempre seguía regresando a él.

Y, como si eso no fuera suficiente, sintió el toque de Seok Jin en sus hombros y como este le acercó a él para rodearlo con sus brazos.

—¿Qué haces?

—¿Podrías quedarte así unos minutos? No preguntes.

Taehyung no se movió por unos instantes, pero luego de tanto dudar rodeó con suavidad el cuerpo del Dios y presionó con más fuerza en su agarre. Escondió su rostro en el cuello del Dios y sintió un nudo en su garganta.

Era como si hubiera estado esperando ese abrazo por una eternidad.

Y, aunque se habían abrazado semanas atrás durante su visita a Hanyang, la sensación no era la misma. Algo diferente que no podían describir. Un anhelo lejano. Una nostalgia que les hizo mantenerse más cerca el uno del otro.

Seok Jin, sin dejar de abrazarlo contra sí, dejó un ligero beso en los cabellos del chamán con ternura, sintiéndose tan afortunado de tenerlo a su lado, y luego escondió su cabeza entre la curvatura de su cuello.

Había una sensación extraña en su pecho, y supo que no podría quitarla de ahí por muchísimo tiempo.

[...]


Al día siguiente, Taehyung se desconcertó al percatarse de que Seok Jin no estaba en la habitación.

Después de aquella visita al mirador, ambos habían regresado sin hacer el más mínimo ruido. Y, mientras Taehyung intentaba conciliar el sueño, notaba como Yeomra seguía con su trabajo de estudiar las almas que vendrían después.

Por más que su corazón seguía intentando acostumbrarse y dejar de acelerarse con cada mirada que Seok Jin le propiciaba, tener su presencia alrededor era algo tranquilizante.

Había dormido sin preocuparse por los Nachalsa gracias a él.

Y ahora, que no veía a nadie, sabía que tal vez Yeomra había empezado con su trabajo desde temprano. Se incorporó en la estera y se frotó los ojos con pereza, quería volver a echarse y dormir por más horas de las que podía contar.

Pero no pudo.

Las puertas del cuarto se abrieron de par en par y una figura que no reconocía entró a la sala. Un hombre joven, con vestimenta negra y un libro cargado entre sus brazos. Este, al ver a Taehyung con pintas de haberse recién levantado, alzó sus cejas.

—Una disculpa por interrumpir —dijo por primera vez. Taehyung atinó a que era aquel juez que escuchó el día anterior. El más sensato de ellos —. Sin embargo, por más que su majestad le haya permitido dormir en sus aposentos, es inaceptable que siga durmiendo a estas horas.

—Yo…

—¿Y su majestad? ¿Dónde está él?

Taehyung se quedó petrificado, sin poder reaccionar ante esa presencia, ¿había sido descubierto en su primer día? Debían estar bromeando. Sin embargo, el juez que estaba ahí de pie exigiendo respuestas no parecía sospechar que fuera un humano.

¿Por qué le hablaba con tanta tranquilidad?

—Necesito que me acompañes.

—¿Para qué? —preguntó con nervios, poniéndose de pie y acomodando a como pudo su atuendo.

—Eres el ángel de la muerte de Yeomra, ¿no? —preguntó con molestia, impaciente de que aquel trabajador estuviera agotando su tiempo —. Si no está su majestad, entonces uno de sus ángeles de la muerte debe mostrarse frente ante las reuniones, ¿eres nuevo? ¿No conoces el código?

—Yo… Sí… Lo conozco —mintió, intentando seguir el rumbo de la conversación.

—Entonces vístete con el uniforme, estaré esperándote afuera.

Taehyung asintió a como pudo y vio cómo el muchacho salía sin decir nada más y le dejaba solo.

«No entres en pánico, no entres en pánico» se repitió a sí mismo. Pero era demasiado tarde para eso. El pánico ya lo estaba embargando y solo tenía una opción restante, pretender ser un ángel de la muerte.


¡Hola!

Hay muchas claves en este capítulo muejeje 👀

Espero y el capítulo les haya gustado, muchas gracias por leer ❤️

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