El Chico Holandés [BxB]

By Alexxxxandro

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Un incendiario con una chaqueta de cuero y un sexy acento holandés. Y un chico timido de escuela que trabaja... More

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T R E I N T A Y C I N C O - F I N A L
Notita

T R E I N T A

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By Alexxxxandro

La semana siguiente fue dura para Theo. Faltó mucho a la escuela, incluso si venía, sólo era para unas pocas lecciones. Le enviaba un mensaje cada mañana y otro justo antes de irme a dormir. Podría haber sido fácilmente tomado como una ''cosa de novios,' pero sólo necesitaba comprobar que estaba bien. Todavía no había vuelto al trabajo y cada vez que lo veía, parecía agotado o al borde de las lágrimas.

Le dejaba chocolate en su casillero todos los días y le enviaba fotos bonitas de animales al azar que había encontrado en Internet. Cualquier cosa que le hiciera sonreír, aunque fuera por un momento. Aunque se había deteriorado poco a poco, estaba volviendo a reconstruirse de nuevo. Podía ver ese pequeño destello de luz que escapaba de su pecho ensombrecido. Estaba volviendo en sí. El torbellino de emociones que se arremolinaba en su cabeza se detenía. Cada día era un poco más él mismo.

Y una semana después de nuestra pequeña pillamada en su casa, oí que tocaban en la puerta. Por poco y no me molesto en levantarme para ir a atender la puerta, suponiendo que alguien más iría primero. Pero entonces recordé que era sábado. Mi hermana estaba en una clase de natación con mi padre y mi madre estaba en el trabajo. Yo era el único que estaba en casa. Probablemente solo era uno de mis amigos, concluí, mientras bajaba las escaleras. Probablemente con un six de cervezas en la mano y un cigarro colgando de su boca, invitándome a una fiesta esta noche.

Pero en el momento en que abrí la puerta, fui prácticamente derribado al suelo, con un par de labios chocando contra los míos. Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendidos, cuando Theo me rodeó la nuca con sus brazos y se puso de puntillas para alcanzar mis labios. Se apartó y me sonrió ampliamente. "Hola." Soltó una risita.

Levanté las cejas, pateando la puerta para cerrarla distraídamente, "¿Hola?"

"L-lo siento. ¿Debí haber ll-llamado?"

Sacudí la cabeza, "No, está bien. ¿Te encuentras bien?"

Asintió frenéticamente, con una adorable sonrisa tonta, "Me siento...bien. Me siento feliz." Susurró dramáticamente, haciéndose reír a sí mismo.

No pude evitar que una sonrisa eufórica se extendiera por mi cara, iluminando mis ojos. "¿En serio?"

"Sí. Es como si un e-enorme peso se me hubiera quitado de encima." Suspiró profundamente. "Vuelve a haber sol de nuevo. Estoy feliz."

"Mierda, Theo, eso es genial." Le revolví el pelo juguetonamente, agarrando el cuello de su sueter para arrastrar su cuerpo hacia el mío, besándolo febrilmente. Él murmuró algo contra mis labios antes de inclinarse hacia mí, continuando el frenético beso con una sonrisa. Hacía tiempo que no nos besábamos así. Últimamente, el ambiente era demasiado sombrío para algo tan desesperado y enérgico.

Estábamos tan inmersos en el momento que ninguno de los dos se dio cuenta de que estábamos subiendo las escaleras con las manos unidas mientras Theo reía como un niño y yo sonreía como un idiota. Un idiota que acababa de recuperar a su novio. Cerré la puerta tras nosotros una vez que llegamos a mi habitación, inmovilizando al rubio contra la pared mientras le besaba el cuello, ganándome dulces gemidos de aprobación.

Él me agarró de la camisa, empujándome hacia atrás con cuidado, con sus ojos hambrientos y seguros, "Luca, c-creo que...quiero..." Fue cortado por mis labios. No era mi culpa que no pudiera quitarle las manos de encima, él era malditamente adorable.

"¿Quieres que te toque?" Susurré roncamente contra su boca.

"Q-quiero que tomes mi virginidad." Jadeó. Me paralicé y me aparté, creando una distancia no deseada entre nosotros. "Como...ahora."

"¿Estás seguro?"

Él sonrió ligeramente, inclinándose hacia delante para apartar mi pelo negro y desordenado de mis ojos color avellana. "Estoy seguro."

No perdí ni un minuto antes de enganchar mis brazos bajo sus muslos, levantándolo mientras él soltaba una risita de excitación. Él tomó la oportunidad para besar mi cuello, haciendo todo lo posible por chupar y morder hasta crear un chupetón mientras lo llevaba a la cama, arrojandolo en ella. Le quité las gafas y las tiré al suelo. Después le arranqué el suéter, haciéndole suspirar de satisfacción, él estiró su mano para jalarme la camisa. Yo le ayudé a quitármela hasta que ambos estuvimos sin camiseta.

Las vendas ya no estaban. Ahora sólo habían líneas oscuras y finas que decoraban sus brazos. Había algunas cicatrices que no había notado antes; rayas blancas, desvanecidas por el tiempo. Me incliné y besé suavemente su muñeca, arrastrando mis labios sobre sus viejas cortadas.

No pasó mucho tiempo antes de que nuestros labios se encontraran de nuevo, mi lengua se deslizó entre sus dientes y se introdujo en su boca, explorando cada centímetro mientras le hacía gemir de placer, haciéndome gruñir posesivamente. Él era mío. Este momento era nuestro. Nadie más que yo podía tocarlo así. Nadie más que yo podía hacerle sentir así.

Jalé sus pantalones y Theo levantó las caderas de la cama para ayudarme a bajárselos, dejándolo sólo en bóxer. Me desabroché el cinturón y arroje mis pantalones a un lado mientras dejaba que la mirada de Theo recorriera cada parte de mí que sus ojos podían alcanzar. Sonreí, cerniéndome sobre él, "Eres hermoso." susurré.

Se sonrojó profundamente, una sonrisa se extendió por sus labios mientras tocaba mis abdominales con las yemas de sus dedos. "Tú también lo eres." Me dijo sin aliento, con los labios ya hinchados.

"Mierda, ik wil je." Gemí desesperadamente, mis manos recorriendo sus costados, su piel ferozmente ardiente.

"¿Q-qué significa eso?" Jadeó.

Sonreí, "Te deseo."

"T-Tómame." Tragó saliva. "Mierda, es sexy cuando hablas en holandés." Gimió profundamente, jalandome hacia abajo sobre él.

Nota para mí mismo: hablar holandés cerca de Theo más a menudo. Lo pone caliente.

Empecé a usar mi rodilla para frotar su entrepierna, mis labios se pegaron a su cuello mientras mordisqueaba su piel, haciéndolo un desastre debajo de mí. Gemía y jadeaba y suplicaba y coreaba mi nombre como un mantra. Me estaba desesperando y ni siquiera se daba cuenta. Él no era consciente del poder que tenía sobre mí.

Normalmente le habría pedido permiso, pero por la forma en que murmuraba repetidamente la palabra 'por favor,' una y otra vez, no creí que fuera necesario. Así que, sin previo aviso, introduje mi mano en su bóxer, haciendo que hundiera los dientes en su labio inferior para evitar gritar. Apenas había empezado a bombearlo cuando me agarró la muñeca con fuerza, "L-Luca, te deseo." Susurró roncamente. ¿Se daba cuenta de lo seductor que sonaba ahora mismo? ¿De lo mucho que me excitaba el mero sonido de su voz?

Asentí en señal de entendimiento y me abalancé para darle un ligero beso en la nariz antes de inclinarme y agarrar un bote de lubricante de debajo de la cama. "¿ya ustaste tu regalo?" Sonreí, burlándome de él mientras me untaba en los dedos la espesa y fría sustancia.

Se rió ligeramente, con los ojos fijos en mis movimientos, fascinado por mis acciones, "No." Dijo claramente, sonriendo todavía de forma incontrolable. De hecho, no había parado desde que llegó.

No me molesté en seguir indagando más. Aunque sería un bonito pensamiento fantasear con lo que Theo hace cuando está solo, sabía que era demasiado inocente. Él estaba diciendo la verdad; probablemente ni siquiera había sido abierto (ahí se refiere a su amiguito de atrás). Volví a pegar mis labios contra los suyos al tiempo que le bajaba los bóxers, haciéndole gemir de sorpresa, con su cara calentándose. Seguí besándolo, tratando de disipar su vergüenza mientras le acariciaba la entrada con el dedo, finalmente presionando uno suavemente. Theo soltó un fuerte suspiro mientras trabajaba con mi dedo dentro de él, tratando de prepararlo lo mejor posible.

Theo siempre supo que era gay, mientras que yo era nuevo en todo esto, y sin embargo, Theo no tenía ni idea de nada relacionado con el sexo. Yo siempre tomaba la iniciativa y él me seguía ciegamente. Él era sumiso por naturaleza. Y a mí me encantaba. No tardó mucho en suplicar por más, instándome a añadir otro dedo. Pronto, tenía tres dedos enterrados hasta los nudillos, retorciéndose y enroscándose dentro de él, bombeando dentro y fuera mientras mi novio trataba de controlar su respiración agitada y sus gemidos ahogados.

"Bien, ¿estás listo?" susurré, retirando mis dedos, haciéndole gemir ligeramente.

Me agarró la muñeca mientras yo buscaba un condón, "¿Me va a doler?"

Suspiré con fuerza, jugueteando con la envoltura en mi mano, "Sí." Respondí con sinceridad. "Pero voy a tener mucho cuidado contigo, lo prometo. Se sentirá bien después de un momento, ¿de acuerdo? Y si quieres parar, sólo dímelo."

Él asintió con la cabeza, claramente inseguro de sí mismo. Acaricié su cálida cara con mis manos, inclinándome hacia delante para frotar mi nariz contra la suya, susurrándole consuelos vacíos hasta que estuvo completamente seguro de lo que quería. Rompí el preservativo con los dientes antes de tirar el envoltorio a un lado y ponérmelo, cubriéndome de lubricante.

Siseó de dolor en el momento en que empecé a empujar, lenta y cuidadosamente. Lo acribillé a besos, recorriendo con mis labios todo lo que podía alcanzar, tratando de distraerlo. Su frente, sus mejillas, su garganta, su clavícula. Al cabo de unos instantes, asintió con la cabeza, permitiéndome profundizar un poco más. Un sollozo ahogado se le atascó en la garganta mientras su rostro se contraía en agonía, con los ojos llorosos por la sensación. "M-mierda, Luca, me duele, me...duele, oh, Dios." Parloteó, enredando sus dedos en mi pelo con la necesidad de agarrarse a algo.

"Lo sé, está bien." Le susurré al oído, mordisqueando el lóbulo de su oreja. Estaba haciendo todo lo posible para alejar su mente del dolor. "¿Quieres parar?"

Negó con la cabeza, "N-No, sigue."

"¿Seguro?"

"S-Sí." Respiró profundamente con anticipación. "Sí, s-sigue hasta el final." Me ordenó.

Estaba a punto de discutir, pero la determinación en su rostro era tan severa, que me impulsó a seguir sus órdenes. Así que, de un empujón, me enterré completamente dentro de él. Gritó, las lágrimas cayeron libremente de sus ojos mientras se aferraba a mis hombros para estabilizarse. "Oh, mierda, Theo, lo siento, no quería entrar tan fuerte." Me disculpé apresuradamente. Estaba retorciendome y palpitando dentro de él, todo lo que quería hacer era empezar a cogermelo hasta la muerte, pero me obligué a quedarme quieto. "¿Estás bien?"

Él asintió con la cabeza, pero era una mentira descarada. "Distráeme. Por favor." Suplicó, haciendo una mueca de dolor al intentar adaptarse a mi tamaño.

De repente me quedé sin palabras, completamente sin palabras. "Eh...yo...tu papá me dijo que debíamos tener sexo y acabar con esto (con eso se refiere a superar eso no a acabarla relación). Y tu madre pensó..."

"¿Quieres hablar de mis padres?" Él en serio se rió ligeramente, arrancando una sonrisa de mis labios.

"Cierto...lo siento." Me reí nervioso. "Mis amigos aún quieren conocerte. ¿Claro si tú quieres?"

Él asintió, limpiándose las mejillas manchadas de lágrimas con el dorso de su mano mientras yo trataba de ignorar la sensación de Theo apretando a mi alrededor. Nunca había estado tan ansioso, él me estaba matando. Le pasé la mano por la nuca y lo besé ligeramente en la frente, usando mi otra mano para limpiarle las lágrimas. Sentí que se relajaba un poco mientras respiraba profundo, "V-vale, tú puedes...puedes moverte."

Hice cuidadosamente lo que se me dijo, moviéndome un poco mientras Theo siseaba de incomodidad. Empecé con ligeros y superficiales empujones mientras él trataba de acostumbrarse a mí, su cara se relajaba lentamente y sus puños se aflojaban poco a poco. Cada vez me resultaba más difícil no embestirle de golpe. "Mierda, Theo, estás muy apretado." Gemí ante la sensación, acurrucándome en su cuello.

No estaba seguro de si lo estaba disfrutando todavía, así que intenté cambiar el ángulo. Eso pareció funcionar de maravilla, porque lo siguiente que supe fue que Theo estaba gimiendo fuertemente de placer, "A-Ahí." Gimió, "Oh, Dios, Luca." Jadeó, apretándose contra mí para recibir mis estocadas. "M-más fuerte."

Aumenté el ritmo, yendo más rápido y más fuerte, golpeando ese punto una y otra vez mientras Theo se retorcía debajo de mí, disfrutando de las dulces olas de placer que le estaba enviando. Me enterré profundamente dentro de él cada vez antes de sacar y volver a sumergirme. "Joder, qué bien te sientes." Le adoré, mordisqueando su cuello.

"Mm, mierda, Luca." Dijo delirando. "Metemela más fuerte...por favor..." Suplicó, arañando mi espalda desesperadamente.

Lo jalé, haciéndole gemir por la pérdida de calor antes de agarrar sus caderas y ponerlo encima de mí. Me miró fijamente, confundido por nuestra nueva posición con él a horcajadas sobre mí. "Móntame, nene." Susurré roncamente. No pensaba hacer esto con Theo la primera vez que tuviéramos sexo, pero él parecía estar preparado para ello. Pensé que sería una buena idea dejarle tomar el control y decidir exactamente cómo lo quería.

Él no esperó a recibir más instrucciones antes de ponerse en mi regazo. Me hizo sonreír al darme cuenta de que tenía tantas ganas como yo. Quizá Theo no era una flor tan delicadamente inocente como yo creía. Él se sujetó de mis hombros mientras bajaba lentamente sobre mí, mordiéndose el labio de dolor. Me aferré a su cintura para intentar estabilizarlo mientras empezaba a meterse mi miembro dentro de él.

Sus acciones liberaron una ola de gruñidos de mi boca, "¡Mierda!" Maldije. Él era bueno. No pasó mucho tiempo antes de que empezara a saltar hacia arriba y hacia abajo, con sus brazos enroscados en mi nuca. Se apretaba a mi alrededor cada pocos empujones, haciéndome palpitar y doler con deseo. "Theo, estoy cerca." Declaré, con la garganta apretada mientras intentaba contener un grito de felicidad.

"Yo también." Él gimió. Lo empujé de vuelta a la cama, arrastrándome mientras lo penetraba, rápido y duro, arrancando una cadena de maldiciones y gemidos incoherentes de nuestras bocas. "¡Sí! ¡Oh, Dios, Luca!"

Mi mano cayó en su ingle cuando empecé a aplicar suficiente fricción para ayudar en su venida, agarrándolo fuertemente mientras empezaba a mover mi muñeca. Con un último ataque estratégico en su próstata, ambos explotamos de placer, jadeando fuertemente, con nuestras extremidades enredadas juntas.

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Traducir esto es tan confuso para ahhhhhhh!

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