Death God; JinTae

Af -winterjin

25.3K 3.5K 6.6K

Kim Taehyung fue uno de los chamanes más importantes del palacio, sin embargo, luego de ser acusado e impuest... Mere

00. Death God
01.
02.
03.
04.
05.
06.
07.
08
09.
10.
11.
13.
14
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
Epílogo.

12.

882 130 267
Af -winterjin


Hacía un cuanto tiempo desde lo acontecido y Taehyung empezaba a fastidiarse.

Las cosas estaban incómodas entre ambos. En parte porque Seok Jin actuaba con tanta naturalidad frente a él y le hablaba como si nada hubiese pasado, mientras Taehyung sentía un revoltijo en su interior que le impedía comportarse como un ser humano normal.

Lo peor de todo era que, a sabiendas de que era peligroso deambular por las calles del pueblo, Taehyung debía mantenerse en la casa del bosque sin poder salir. Evitar a Yeomra, entonces, era una tarea tan difícil que no podía eludir.

Temía que, de regresar al pueblo, podría encontrarse con Hoseok de nuevo.

La simple idea le aterraba.

El recuerdo del encuentro entre ambos seguía poniéndole de nervios. Y tan solo quería concentrar su atención en otra cosa para no sentirse de tal manera.

—¡Vamos! Te vendrá bien salir un rato, no dejaré que nadie te vea —le dijo Yoongi una de las veces, observando cómo el chamán Kim se dedicaba a leer los libros viejos que Yeomra tenía en los estantes.

Uno tras otro. A ese paso no tendría nada nuevo que leer en lo que quedaba del verano.

—No quiero.

—¿Es por el chico que vimos la primera vez? ¿El príncipe de Joseon? —preguntó, sentándose a su lado para espiar lo que el otro leía. Taehyung suspiró cansino.

—Es por él, sí.

—¿Era tu amigo?

—¿No se supone que ustedes husmeaban en mi vida durante el palacio? —cuestionó el chamán, alzando la vista del libro y plantándola en el ángel de la muerte —. Deben saber la respuesta, entonces.

—En mi defensa, solo seguía las órdenes impuestas por Yeomra —dijo a regañadientes —. Ese chico, Hoseok, no termina de convencerme.

—¿Hoseok?

Yoongi asintió, recostándose a un lado mientras tomaba un libro de la pila y lo hojeaba sin el mínimo interés —. Si tan solo hubiéramos prestado atención a él también, seguro que encontraríamos algo.

—Ya… Espera —el chamán le detuvo y le hizo un ademán para que escuchara —. ¿Has dicho encontrar algo? ¿Qué se supone que encontrarían sobre él?

—Ah, sobre eso —Yoongi se sentó, recargando su espalda a la pared y vigiló que no hubiera nadie más a los alrededores. No quería que sus amigos le regañaran por no poder mantener su boca cerrada —. Aún no es algo de lo que estemos seguros, pero a raíz de tu pena de muerte, empezamos a tomarlo en consideración. Hoseok es un sospechoso ahora.

El chamán no comprendía bien. Sobre todo, porque Hoseok no estaba relacionado con ninguno de esos temas. De haber sido así, Taehyung lo habría sabido desde un inicio. 

—¿Creen que Hoseok cause el dolor en Yeomra? ¿Qué es lo que los llevó a concluir eso?

—Los días posteriores a tu escape vimos movimientos extraños en el palacio. Una mujer de Seongsucheong frecuentaba el palacio del príncipe fuera de las horas normales —explicó, cerrando el libro y dejándolo a uno de sus costados —. ¿Por qué si Jung odiaba lo que tenía que ver con el chamanismo se involucraba con alguien de ahí?

—Puede que…

Yoongi siseó con fastidio, molesto de que le interrumpiera —. Ahí es donde entramos nosotros. Yeomra, personalmente, espió uno de los encuentros y tú eras el tema principal.

—Es de esperarse, acababa de escaparme, ¿cómo no iban a hablar sobre mí?

—¡Espera! —exclamó, el chamán refunfuñó y volvió a prestarle atención —. ¿Acaso no quieres oír qué es lo que hablaban de ti?

En definitiva, quería saberlo.

—Habla.

—Las acusaciones hacia ti por magia negra fueron organizadas por Jung Hoseok y la chamán de Seongsucheong —dijo, haciendo que Taehyung frunciera el ceño de inmediato —. Nos hemos enterado demasiado tarde.

No entendía por qué aquellas palabras no tuvieron las consecuencias que se habría imaginado que tendrían. Más que eso parecía que la actitud de Hoseok se esclarecía con tal hecho. Aun así, no sabía que era lo que había hecho mal para que tanto la Agencia como el hombre en el que más confió alguna vez en su vida le hubieran dado la espalda.

«¿Por qué yo? ¿Por qué una traición de esa magnitud?» se preguntó.

Y la confusión venía de nuevo. ¿Por qué Hoseok pareció tan feliz de verle hacía unas semanas? ¿Por qué le abrazó de esa manera?

—¿Y eso qué tiene que ver con Jin? —intentó mantener el hilo de la conversación, por más que sintiera un nudo en su garganta.

—Ese día Yeomra tuvo una grave pérdida de energía que casi… Bueno, le hemos llevado al Otro mundo de inmediato y logró recomponerse. De no ser así, no puedo ni imaginarme qué hubiera pasado.

Taehyung tragó saliva y jugueteó con su Hanbok —. ¿Crees que… Crees que Jin y yo estemos relacionados de cierta forma? ¿Eso es lo que piensas?

—Lo más probable es que sí. Yeomra es más reservado de lo que piensas, y nosotros no sabemos cómo es que le obsesionó la idea de acercarse a ti —dijo, escuchando unos pasos fuera de la puerta que denotaban que Yeomra y Jungkook estaban tras esta.

Yoongi se puso de pie, dispuesto a ir a abrirles y ayudarles con las cosas, pero antes de ello se giró para ver al chamán con los ojos entrecerrados.

—¿Qué?

—Intenta preguntarle. Tal vez acceda a contártelo. No pierdes nada.

Y se acercó a la puerta, saludando con diversión al ángel de la muerte quien mantenía un rostro serio y cansado, producto de las almas que había recolectado por su cuenta. Yeomra, por el otro lado cargaba consigo un bolso y entraba sin decir alguna sola palabra, dejando sus pertenencias en la pequeña mesa de madera.

—Vas a ser tú el próximo en recolectar almas —dijo entre dientes Jungkook, pasando de largo a Yoongi para dejarse caer al suelo con cansancio —. Yo cuidaré al chamán.

—Parece ser que el perfecto Jeon Jungkook no soporta una semana seguida colectando…

Jungkook alzó una mano —. ¡Cállate! Tu voz me fastidia —él abrió el cuaderno rojo, esperando así que sus tareas diarias hubieran terminado, pero, como era de esperarse, el Otro Mundo no tenía piedad —. Los maldigo, ¿cómo es que aparecen dos almas nuevas justo cuando consigo sentarme?

—Pobre Jeon Jungkook —murmuró Yoongi con tono burlón.

—Cierra la boca pedazo de… —Jungkook se detuvo antes de poder terminar la oración y tomó una respiración, como si eso fuera a ayudarle a tranquilizarse —. Min Yoongi, estás especialmente irritable el día de hoy. ¿Te lo han dicho?

Una nueva pelea se armó entre ellos. Taehyung no pudo evitar soltar una risa por como los ángeles de la muerte buscaban evadir sus responsabilidades cada vez. Pero Yeomra parecía no encontrarlo divertido. Estaba taciturno, acomodando los utensilios en la superficie sin prestarles atención.

—¿Qué piensas tú? —se dirigió esa vez Jungkook a Taehyung. El chamán abrió sus ojos por la sorpresa —. ¿Te parece justo que deba ser yo quien se encargue de esto? Es ridículo. Yoongi es un anciano que no quiere moverse. De ser así que renuncie y ya.

—¿Anciano? Te has pasado de la línea —Yoongi se acercó hasta él y llamó su atención para que lo mirara. Jungkook alzó la cabeza sardónico —. He muerto joven así que…

—¿Así que estás destinado a tener esa apariencia por siempre? Deja de copiar las frases de Yeomra.

Yeomra se giró para verlos —. Vayan ambos.

—¿Yo por qué? —replicó Jungkook quejumbroso —. ¡Que vaya Yoongi solo! Se lo merece.

—Vayan ambos —volvió a decir, con un tono más severo y firme de voz.

Jungkook se encogió de hombros, tal y como siempre lo hacía al recibir un regaño del Dios. Por lo tanto, decidió no presentar sus interminables quejas más de la cuenta y se puso de pie, tomando del brazo a Yoongi para arrastrarlo.

—Vamos.

—Se ha enojado contigo —canturreó el mayor, dejándose llevar por Jungkook hasta la puerta de la casa.

El menor de las parcas le dijo a Yeomra que regresarían pronto y, hacia el chamán Kim, sacudió la mano en forma de despedida con una pesadumbre inmensa.

Taehyung al ver que los ángeles se habían ido, regresó a su tarea de perderse en las letras del libro sobre su regazo.

Debía admitir que era divertido estar con ellos. Nunca creyó poder pensar algo como eso. Los ángeles eran demasiado cómicos y Jungkook parecía cada vez menos intimidante. Su personalidad era igual de infantil que la de Yoongi.

«Solo concéntrate en el libro» pensó, volviendo a retomar la lectura, pero era en vano.

No podía concentrarse, pues de vez en cuando levantaba un poco su vista para descubrir lo que Yeomra realizaba con tanto fervor. Luego, cuando este se percataba de su mirada, Taehyung fingía seguir inmerso en las letras.

No se había vuelto a mencionar el tema del beso, y Taehyung lo agradecía inmensamente. Aunque se dejó llevar por la tensión del momento e incluso tuvo la iniciativa para corresponderle, seguía teniendo miedo. Nuevos sentimientos emborronaban su mente y eso le asustaba.

No quería volver a encariñarse con nadie.

«Solo fue un beso, un simple beso. No volverá a repetirse. Seguiré el trabajo sin dejar que mi lado irracional se entrometa»

El Dios soltó una ligera risa —. ¿Tan interesantes son esos libros para que ignores mi presencia?

—Te sorprenderías.

—Llevas ignorándome un gran rato, ¿no tienes duda de lo que te he traído?

—¿A mí? —preguntó, sin mirarle —. ¿Me has traído algo?

—Te he comprado comida —mencionó, haciendo que el chamán le mirara sin dudarlo y se interesara de pronto en la charla —. Seguro tienes hambre, ven.

Palpó el lugar a su costado y acomodó los tazones de comida para hacerlo ver presentable. Taehyung dejó el libro y se puso de pie, percatándose de la tanta comida que el Dios había comprado.

—Esto… Es demasiado. Ni siquiera puedes comer —señaló mientras se sentaba a un lado, guardando una considerable distancia de él.

—Puedo intentarlo —respondió, tomando unos palillos sin el menor apetito y observando la comida con desprecio.

Para seres del Otro Mundo, la comida era algo que no necesitaban. Después de todo, no tenían vida y no debían mantenerla. Sin embargo, sí que había notado lo decaído que Taehyung se veía mientras comía en la mesa solo todos los días anteriores. Podía hacer un esfuerzo para evitar que el chico se sintiera de esa forma.

—¿Estás seguro? ¿No explotará el universo o algo así?

Yeomra soltó una risa —. Demasiada imaginación, debo deshacerme de esos libros que lees.

—¡No! —exclamó Taehyung. Al percatarse de su actuar infantil, carraspeó y tomó un bocado —. Quiero decir, no tendría otra cosa con qué entretenerme. Así que mantendremos los libros.

—Puedes entretenerte conmigo.

El chamán Kim le miró con pánico —. ¿Qué?

—Soy un hombre de doscientos años, podrías preguntarme cualquier cosa y yo la respondería —se corrigió, sonriendo por la vergüenza que el otro estaba intentando ocultar —. O también podríamos entretenernos en otra cosa. Cualquier decisión es válida.

—Eres un sinvergüenza —dijo Taehyung, arrastrando sus palabras y sintiéndose feliz por la comida que degustaba en esos momentos. Seok Jin se sintió tranquilo al notar que el chamán también lo estaba —. ¿Vas a comer o no?

—Cómelo todo, no me apetece.

—¿Seguro? Porque no seré responsable si acabo todo y al final cambias de opinión.

—Seguro, chamán Kim —dijo, luego se estiró en su lugar, sintiendo su cuerpo cansado.

—¿Recuerdas la charla que tuvimos hace unos meses? Sobre tu estadía como el Dios del Inframundo.

Yeomra arqueó una ceja y asintió —. ¿Qué hay con ello?

—¿Cuánto tiempo te queda?

Seok Jin chasqueó la lengua, recargando su cabeza en la palma de su mano y manteniendo su mirada fija en el chamán, quien comía sin percatarse de lo terrible que aquella pregunta le había venido. Ese pequeño detalle era uno que estaba intentando dilucidar. Cualquier paso en falso podría terminar con su destitución y un viaje al descanso eterno. Sin renacer. Sin recuperar su vida.

Por eso era que Jin pisaba el camino con cuidado. La tarea principal del espíritu vengativo le daría puntos a su favor en el Otro Mundo. No quería irse, mucho menos ahora.

No se le pasó por la cabeza estar en esa posición, una en la cual una persona le frenara de sus deseos de dejar de existir. Ahora, solo podía pensar en querer recuperar su cuerpo y encontrar la forma de continuar su vida siendo un humano.

—Unos cuantos años —respondió. El chamán Kim le miró con curiosidad y dejó a un lado los tazones de comida vacíos.

—No sabía que los Dioses pudieran dejar su puesto.

—Alguien más lo tomará y reinará por mí. Es el curso normal en el Otro Mundo.

—Ya… —murmuró, sintiéndose nervioso ante el pensamiento de Jin desapareciendo sin dejar rastro —. ¿Vas a…? ¿Vas a dejarlo entonces?

El Dios se puso de pie, llamando la atención del chamán. Le tendió la mano y esperó a que este la tomara.

—¿Qué…?

—Vamos afuera, ¿hace cuánto que no sales ni a tomar aire fresco?

—Hace unos días.

—Entonces vamos, hablaremos afuera —le dijo, esbozando una cálida sonrisa.

Al ver que el otro dudaba un poco, tomó la iniciativa de tomar su mano con suavidad y estirarlo para que imitara su acción. Taehyung parpadeó unas cuantas veces, intentando disimular su vergüenza y se dejó llevar por el otro, mirando con detenimiento sus manos. El tacto era frío.

«Pero se sentía bien»

Se sentó en la orilla del lago, levantando un poco su hanbok para hundir sus piernas en el agua. El estridular de las cigarras y el ruido de las ramas de los árboles mecidos por el viento lograban calmar un poco sus nervios.

—Creo que es mejor que saques tus piernas de ahí.

—¿Y eso por qué? —contestó con fastidio, observando su propio reflejo en el lago sin prestar atención a Seok Jin tras él.

Después de unos cuantos segundos, sintió la presencia de Yeomra más cerca de él y, de reojo, observó cómo se sentaba a su lado y concentraba su mirada sobre el chamán.

—Los fantasmas del agua podrían enamorarse de ti y llevarte hasta el fondo del lago —se mofó, haciendo que Taehyung sacara sus pies de inmediato del agua y se sentara a una considerable distancia de ahí.

—No es divertido.

—Lo es. ¿Debería contarte la cantidad de fantasmas que hemos encontrado en ese lago?

Taehyung rodó los ojos —. No me dan miedo.

—Pues deberían. Hicieron pasar a Min Yoongi un mal rato hace unos cuantos años —dijo entre risas, notando que el chamán no mostraba ni un solo rastro de diversión en su rostro —. ¿Pasa algo?

—Nada.

—Ya. ¿Piensas que me creeré eso?

—Pues créetelo.

—Tu ánimo cambia de forma repentina. Es por Hoseok, ¿verdad?

—No lo menciones —dijo entre dientes, harto de que aquel nombre siguiera reverberando en cada conversación por haber.

Seguía sin comprender del todo el comportamiento del príncipe. Y aunque quisiera alejar a aquel individuo de su cabeza, le era imposible. Recordaba con perfección las veces en que el príncipe se escabullía de los asuntos reales para encontrarse con él fuera de Seongsucheong. Hoseok siempre mostró un interés genuino en escucharle hablar sobre cualquier tema relacionado a la Agencia.

Había sido casi imposible no enamorarse de él en aquel entonces.

Y ahora le odiaba. Le odiaba por haber fingido tanto tiempo, por haberle cegado y por darle la espalda aun cuando sabía que Taehyung no podría realizar un acto tan inhumano como lo era la magia negra.

—Hace días, actué de forma impulsiva —empezó a decir Seok Jin, encogiéndose de hombros —. Sé que no ha sido tu culpa encontrarte con él. Estaba preocupado. Lo siento.

Taehyung arqueó una ceja e hizo una mueca —. Gracias.

—¿Gracias? ¿Por qué?

El chamán sintió el calor llegar a su rostro y volteó su cabeza hacia el lago, buscando evadir el contacto visual con el Dios. Era extraño. Y su estómago sentía un revoltijo ante la idea del chico preocupándose por él.

Por más que era difícil de aceptar, agradecía inmensamente que Yeomra hubiera estado ahí para él.

—¿Recuerdas sobre tu pasado? —preguntó Taehyung, intentando cambiar el rumbo de la conversación —. Quiero decir, lo más probable es que yo he renacido, pero tú has pasado a la otra vida para trabajar como Dios.

—Lo que escuchaste ese día en Hanyang, solo eso.

—¿Cómo sabes que yo…?

—¿Crees que puedes engañar a un Dios? Desde el primer momento supe que no estabas dormido. Aparte, no eres muy bueno espiando, tengo que enseñarte.

—Ya, pero has dicho que no recuerdas todo de tu vida pasada. ¿Crees que tenga que ver con la causa de tu drenaje de energía?

—¿Por qué estás preocupándote por eso de repente?

—Porque es el siguiente trabajo que tengo, ¿no?

Seok Jin se recostó sobre el césped, fijando su vista en el cielo nocturno. El chamán alzó una ceja por su repentina acción y reparó en el cambio de humor en las facciones del Dios.

¿Estaba acaso triste?

—Prometiste que me lo contarías, cumple con ello —insistió Taehyung, notando que el otro no tenía intenciones de hablar.

—Eres un chamán decidido.

—Si no lo haces, renuncio.

Yeomra soltó una carcajada y le miró con detenimiento —. ¿Qué es lo que quieres saber entonces? ¿Por dónde debería empezar?

—¿Cómo fue que me escogiste? —se atrevió a preguntar. La conversación con Jijang no le había brindado información alguna sobre ello, y la respuesta de Seok Jin no terminaba de cuadrar del todo —. ¿Sabes algo acerca de mí que yo no?

—Algo me decía que debía acercarme a ti —respondió, soltando un suspiro —. Tampoco sé la razón exacta.

—¿Piensas que me creeré eso? De tantos chamanes que existían…

—¿Qué debería decir entonces? ¿Qué te he escogido porque me gustaste? —cuestionó, pasando a ver las reacciones del chamán. Este, como era de esperarse, rodó los ojos.

Taehyung era demasiado terco. Pero, a decir verdad, Seok Jin tampoco comprendía la verdadera razón por la que se acercó a él. Llegó a Hanyang con la intención de encontrar a alguien con conocimientos chamánicos para ayudarle en su tarea final como Yeomra. Taehyung simplemente había cautivado toda su atención.

Fue como un tirón invisible que le insistía en acercarse a él, en elegirlo. No lo comprendía. ¿Por qué?

—Ni siquiera me conocías —replicó Taehyung, recostándose de igual manera sobre el césped —. Así que no digas cosas sin sentido.

—Pero no estoy ciego, ¿sabes? Sé apreciar a un hombre atractivo cuando lo tengo de frente —respondió, señalando a Taehyung y haciendo que el corazón de este se acelerara.

—Sigues sin responder mi pregunta, ¿de verdad no sabes qué es lo que te llevó a escogerme?

Yeomra sacudió la cabeza a modo de negación —. Tampoco tengo idea de muchas cosas sobre mi pasado. Quiero recuperarlas y a la vez… Es abrumador.

—Siempre me ha dado curiosidad saber sobre mi vida pasada —murmuró Taehyung, impresionado por el manto estrellado que se posaba frente a sus ojos —. ¿Valdrá acaso la pena?

—Tal vez lo vale —le respondió, recostándose de lado para ver al chamán mejor.

Alzó su mano y acarició los cabellos despeinados del muchacho, haciendo que este se tensara en su lugar.

—¿Prefieres que no haga eso?

Taehyung parpadeó perplejo y sacudió la cabeza —. Puedes… Puedes hacerlo.

—Entonces… ¿Qué crees que hayas sido en tu vida pasada?

—Seguro que he sido un aburrido humano —dijo el chamán, con un mohín en sus labios —. Preferiría haber sido algo más genial.

—¿Cómo qué? —siguió preguntando, no pudiendo despegar su mirada de aquel hermoso chamán quien parecía soltarse cada vez más frente a su presencia.

Y siguió acariciando sus cabellos con ternura, notando así como Taehyung iba relajando su cuerpo por más que su rostro avergonzado dijera otra cosa.

—Un tigre —respondió sin dudarlo —. De verdad que me gustan los tigres. Creo que debe ser genial convertirse en uno de los guardianes del bosque.

—¿Ah, sí? Deberías conocer a Baekho.

Taehyung alzó su mirada con interés —. ¿Yo podría verlo?

—Lo más seguro es que sí.

—Entonces promételo.

—Estás obsesionado con las promesas, ¿no es así?

—¿De qué otra forma me aseguro de que lo cumplirás? Las promesas son poderosas. ¿O debería hacerte firmar un documento escrito? Eso me serviría también.

—¿Qué tal si sellamos la promesa de otra forma? —sugirió, Taehyung se relamió los labios, haciendo eso cada ocasión que se sentía nervioso ante la presencia del contrario.

—Me gustan las formas convencionales.

—Eres un humano aburrido.

—Lamento decepcionarte, pero estoy destinado a ser de esta forma —se mofó.

Para el Dios, poder escuchar al chamán hablar con tanta naturalidad junto a él era una maravilla. Al principio, Taehyung solía mantener su distancia entre ellos, pero ahora, de forma inconsciente, iba confiando más y más en ellos.

Sobre todo en Yeomra.

Seok Jin le tomó desprevenido, inmovilizando ambos de sus brazos sobre su cabeza. Taehyung estaba muriéndose de la vergüenza por tener al Dios encima de él, ¿ahora qué se traía entre manos?

—¿Qué haces? —preguntó, intentando que su voz sonara lo más tranquila posible.

—Estás tentándome.

Taehyung carraspeó y se relamió los labios por los nervios que sentía —. Yo no he hecho nada.

—Acabas de volver a hacerlo. ¿Es de forma inconsciente? Solo haces que me den ganas de besarte y no soltarte nunca.

—Es un tic nervioso —se excusó Taehyung de inmediato, sofocándose por el calor que sentía.

—¿Ah, sí?

—Sí… No puedo evitarlo cada vez que estoy nervioso y…

—¿Te pongo nervioso?

Taehyung sacudió la cabeza —. No es lo que quise decir.

—¿Qué tal si repetimos lo de hace unas cuantas semanas?

Taehyung no contestó, porque ni siquiera él sabía lo que quería. Miró de forma inconsciente el rostro de Jin, reparando en lo atractivo que era y la perfección de todas sus facciones. Estaba volviéndole loco, y disfrutaba de hacerlo.

—Podría besar aquí —continuó diciendo Seok Jin, en un tono seductor mientras acariciaba con las yemas de sus dedos los labios del chamán, luego bajaba las caricias por la mandíbula hasta llegar a su cuello —. Podría dejar marcas aquí.

Si seguía hablándole de esa forma, Taehyung sabía que era él mismo quien le estiraría para acercarlo a sí y besarle. No entendía cómo era que simples caricias lograran despertar sus sentidos y aquello se intensificó en cuanto Yeomra entreabrió su Hanbok para acariciar su clavícula. Taehyung soltó un jadeo involuntario.

—¿Qué tal aquí?

—Cállate —dijo entre dientes el chamán.

—Cállame —le respondió en un susurro.

Taehyung iba a dejar que la parte impulsiva de su ser actuara por sí mismo, y estuvo a punto de estampar su boca con fuerza sobre la de Yeomra. Forcejeó para soltarse de su agarre y dirigirlo al cuello de la ropa de Seok Jin, acercándolo hasta él, tanto así que sus labios se rozaron.

El beso podría haberse dado de no haber sido por unos pasos y unas voces a sus espaldas.

—¡Cielos! Yo no he visto nada —dijo Jungkook mientras se daba la media vuelta y obligaba a Yoongi a hacer lo mismo.

Taehyung estaba demasiado avergonzado. Su rostro ardía, parpadeaba repetidas veces y sus movimientos se entorpecían. Empujó a Yeomra del pecho, haciendo que este se alejara de él y se pusiera de pie, arreglando su propio Hanbok. Yeomra intentó ayudar al chamán a ponerse de pie, pero este le ignoró y lo hizo por sí solo.

—Qué incómodo —dijo Yoongi entre risas, ganándose un golpe en su hombro por el otro ángel de la muerte.

—Han regresado temprano —mencionó Seok Jin, carraspeando con incomodidad. Los ángeles voltearon a verlos y asintieron a la vez.

—En realidad, no hemos terminado del todo —dijo Jungkook, señalando el cuaderno rojo —. Debemos ir al Otro Mundo, hay asuntos pendientes que resolver.

—¿Los tres? —preguntó Jin, dudoso.

—Tú y yo. Yoongi debe quedarse aquí con Taehyung.

El chamán los miró curioso, observando cómo parecían estarse poniendo de acuerdo. Entraron a la casa, Seok Jin buscando su espada para cargarla consigo. Jungkook esperó paciente por él y Yoongi se recostó sin ánimos de continuar despierto.

De repente el ambiente se rodeó de una pesadumbre impresionante, y Taehyung no entendía de qué se trataba.

—¿Pasó algo malo?

Jungkook subió y bajó los hombros —. Depende.

—¿De qué?

—De lo que sea que Jijang quiera decirnos —respondió él con cansancio —. Yoongi se quedará contigo, así que no tienes de qué preocuparte. Creo…

Vio salir a Yeomra de su habitación, portando un hanbok oscuro y su arma. Su rostro era imponente. Verlo en ese atuendo le ponía siempre muy nervioso. El chico tenía una personalidad muy amistosa, pero ahora parecía alguien con el cual era difícil de congeniar.

«¿Por qué es tan atractivo?» pensó Taehyung, haciendo un mohín con los labios.

Y antes de que pudiera concentrar su atención en otra cosa, notó que Yeomra le llamaba y le hacía una señal para que fuera hasta donde estaba él. Frunció el entrecejo curioso y así lo hizo.

Seok Jin le tomó del brazo y lo arrastró hasta la habitación, cerrando la puerta con la mayor discreción posible.

Taehyung quería culpar a su mente por sobrepensarlo todo, porque creía en esos momentos, con Jin teniéndole entre la pared y su cuerpo, a una distancia demasiado corta, se acercaría a él para besar sus labios.

Pero eso no había pasado.

—Tengo un asunto importante que resolver. No tenía previsto que algo como esto sucediera, mucho menos cuando ese tipo está allá afuera buscándote. Solo promete que no harás nada estúpido.

—¿Estúpido? ¿Yo? Bah, Me quedaré aquí.

—Yoongi te cuidará y…

—No soy un niño, soy un adulto.

—Eres parte de nosotros, te vamos a cuidar por más que no te guste.

—Ya.

—¿Siempre serás tan amargado? —le dijo, sosteniéndole de las mejillas y haciendo que Taehyung hiciera un mohín con sus labios y se quejara por ello —. Eres un chamán adorable.

—Chamán adorable mi trasero. ¿Quién te ha dado permiso de actuar de esta manera conmigo?

Yeomra soltó una carcajada, soltando el agarre que tenía en su rostro para acariciar sus hombros.

—Cuando regrese, tengo un lugar que quiero enseñarte —murmuró, provocando una oleada de escalofríos en el chamán. Este ladeó la cabeza.

—¿Y eso?

—Un lugar especial, solo nosotros dos. ¿Te parece bien? —le preguntó con un tono dulce. Taehyung alzó una ceja ante su sugerencia.

—Nosotros dos.

Seok Jin asintió sin borrar aquella sonrisa tonta que llevaba en su rostro —. ¿Vas a aceptarlo?

Aquello sonaba como una cita, y Taehyung todavía no tenía muy en claro sus sentimientos. Los últimos días la presencia de Yeomra era casi esencial para él. Cada vez que se iba a cumplir con sus obligaciones al Otro Mundo y le dejaba solo, no podía evitar extrañarlo.

Y, en definitiva, sentir ese tipo de sensaciones le asustaba mucho.

—De acuerdo —respondió con un poco de duda —. Iremos… Tú y yo.

Eso pareció hacer que el estado de ánimo de Yeomra subiera, pues acarició su hombro con suavidad y se despidió de él. Taehyung se encontró a sí mismo observando más de la cuenta aquella mirada profunda que el otro le brindaba.

Y de nuevo apareció una calidez en su corazón que no pensó volver a sentir nunca. Yeomra hacía que su corazón se sintiera cálido.

[…]

—¿Qué hay acerca del espíritu vengativo? —preguntó Taehyung, perdiendo su mirada en el océano de árboles que se abrían paso frente a él —. Es la tarea principal, pero no nos hemos estado concentrando en ella.

—No es que estemos ignorándolo, ¿sabes? —respondió Yoongi, sin sentarse a su lado. Se mantenía de pie, con la mano sobre la espada que cargaba a su costado —. Tenemos que encontrar la forma en que se manifieste frente a nosotros.

—¿Y cómo es eso? ¿Han trabajado con algún espíritu vengativo antes?

—Lo hemos hecho, sí. La tarea no resulta sencilla, toma unos cuantos meses —explicó, dirigiendo su vista hasta uno de los arbustos y entrecerrando los ojos como si hubiera visto algo —. El espíritu vengativo aprovecha la falta de energía en una persona para poseer su cuerpo, luego de ello podemos proceder con el exorcismo.

—¿Es la única forma?

Yoongi sacudió la cabeza —. Hay otra, pero no conozco de alguien que haya logrado realizarla. Solo la ignoramos.

El chamán se dio cuenta que el ángel de la muerte mayor estaba alerta, mucho más que en otras ocasiones. Verle de esa manera le dejaba una mala sensación, un miedo de lo que podría suceder. Yoongi miraba a todas direcciones y escuchaba con detenimiento cada ruido producido por el bosque, tensando los músculos de sus hombros y adoptando una postura intimidante.

—¿Acaso sucede algo? ¿Por qué estás de esta forma?

—No debemos flaquear en ningún momento, mucho menos en esta etapa del año —respondió sin más. Ni una sola broma, ni siquiera rastro de diversión en su rostro.

Taehyung se encogió de hombros y se quedó mirando las aguas del lago frente a él.

—¿Puede un humano entrar al Otro Mundo? —preguntó de repente, haciendo que la parca le mirara con curiosidad.

—¿Por qué preguntas eso de repente? ¿Estás interesado?

—Solo pregunto. Yeomra y Jungkook han tenido que ir de urgencia allá —mencionó seguido de un silencio.

Al parecer el asunto era más delicado de lo que esperaba, pues Yoongi se abstuvo de abrir la boca y responder. Le dio instrucciones de que se mantuviera al borde y no tratara de cruzar los límites y siguió caminando de un lado a otro protegiendo los alrededores de la pequeña casa.

Taehyung no entendía el por qué debía estar privado de información como esa. Era parte del equipo, estaba ayudándoles y no se había quejado por unos largos días por ello, ¿por qué seguían haciendo como si no existiera? Los temas del Otro Mundo le interesaban a sobremanera y, mantenerse al borde cómo había dicho Yoongi, no estaba entre sus opciones.

—¿Por qué deambulas por ahí con tu espada?

Yoongi soltó un suspiro cansino —. Debo protegerte.

—¿Por qué?

—Son órdenes de Yeomra. Solo no le cuestiones y vivirás una vida tranquila.

Taehyung soltó una risa sarcástica que sorprendió al ángel de la muerte —. En estos momentos suenas como Jungkook.

—¡No es verdad! —exclamó con frustración, incapaz de aceptar algo como eso y regresando a la actitud infantil que le caracterizaba —. Ni en mil años me parecería a él.

—Entonces… ¿Por qué no me cuentas?

—Tú ganas, pero es un secreto entre nosotros dos —le dijo, mientras le señalaba con un rostro amenazante. El chamán aceptó y se cruzó de brazos —. Hay dos razones por las cuales Yeomra ha tenido que irse.

Taehyung arqueó una ceja, pero espero paciente por la respuesta.

—En primer lugar, la diosa Jijang le ha citado para hablar sobre algo urgente —explicó, haciendo una mueca de disgusto —. En segundo lugar, el Otro Mundo no puede permitirse la ausencia de Yeomra por tanto tiempo, provoca caos. Los jueces están enojados.

—¿Eso podría repercutir en él de alguna forma?

—¿En su estadía? Sí. Debe comportarse o los jueces no querrán devolver su vida bajo ningún motivo.

Estuvo a punto de continuar hablando hasta que Taehyung alzó una mano y le hizo detenerse.

—¿Por qué la odias? Me refiero a Jijang.

—¿Te han dicho que eres demasiado entrometido? —cuestionó, deteniéndose para verlo con burla. Taehyung hizo una mueca y le instó a que siguiera hablando —. Es un tema vergonzoso, prefiero no mencionarlo.

—Ya.

Yoongi presionó sus labios y volvió a llamarle la atención —. No se lo contarás a Jungkook, ¿de acuerdo?

—¿Tiene que ver con él?

—Algo así… Antes de que él muriera, me encontré con Jungkook incontables ocasiones —empezó a decir, caminando hasta donde el chamán estaba para sentarse a su lado.

Al otro le pareció sorprendente escucharlo mencionar eso. ¿Acaso los seres del Otro Mundo sentían tanto apego a los humanos como para deambular entre ellos? ¿Era acaso esa la razón por la que Seok Jin le conocía desde su estadía en el palacio?

—Se convirtió en alguien especial para mí —reveló, encogiéndose de hombros —. Cuando supe el destino que le deparaba, intenté todo lo que estaba en mis manos para evitarlo.

—¿Hablaste con Jijang?

Yoongi asintió —. ¿Y adivina qué? Se negó de todas las formas posibles. Ella era la única opción, la única diosa que podía salvar el alma de Jungkook, pero lo ignoró.

Taehyung hizo una mueca recordando que Jungkook había contado algo parecido. Él rogó a los Dioses para tener la oportunidad de recuperar su vida, pero fue ignorado. Sin embargo, no parecía guardar ningún rencor por ello, como si aceptase el destino impuesto. Yoongi, al contrario, estaba enfadado.

—Yo sabía que Jungkook se convertiría en un fantasma errante al fallecer, por lo que me mostré como ángel de la muerte frente a él por primera vez.

El chamán frunció el ceño y le miró confundido —. Eso quiere decir que… ¿Fuiste el ángel de la muerte encargado de cosechar su alma?

—Sí, fui yo quien tuvo que saldar cuentas con el destino. Intenté alargar su vida lo más que pude, pero de hacerlo más tiempo Jungkook se convertiría en un alma vacía —le dijo, mirándolo de soslayo —. Si Jungkook se entera que he sido yo quien arrebató su vida, temo que se enoje conmigo.

—No creo que él lo haga —dudó Taehyung —. Jungkook es… comprensivo. No lo has hecho porque quisieras, sino porque estaba escrito.

—Estoy seguro de que hubiera preferido ser un alma vacía —respondió con una triste sonrisa.

—¿Un alma vacía?

—Un humano sin alma —explicó Yoongi —. Los primeros años fue difícil para Jungkook, su transición a ángel de la muerte el primer año no fue fructífera. Él… Regresaba una y otra vez hasta su hogar, incapaz de aceptar su destino.

—Ya veo…

—No creo que a él le agrade que le haya escondido algo como esto. Mucho menos cuando pude evitar su muerte.

—Lo entenderá.

Yoongi presionó sus labios en una línea recta. Y aunque la idea de confesarle todo ello se le había pasado por la mente, sabía que existían cosas que era mejor guardarlas como un secreto.

[…]

—Es bueno verte por aquí de nuevo, Yeomra.

La Diosa Jijang, quien aguardaba en sus aposentos, esbozó una grata sonrisa al ver a Kim Seok Jin y a Jeon Jungkook tomar asiento frente a ella. Yeomra, por otro lado, estaba callado, temeroso de lo que fuera a decirle.

—¿Pasa algo? ¿Por qué me has citado aquí?

—Hay un asunto que quería discutir con ustedes desde hace unas semanas —dijo, ordenando a sus dos ángeles de la muerte que se retiraran.

Ellos así lo hicieron no sin antes brindarle una reverencia a ambos Dioses. Yeomra no comprendía por qué Jungkook estaba tan ansioso. Siempre que visitaban los aposentos de Jijang, este se mostraba muy alegre, pues la admiraba en demasía.

«¿Qué estaban escondiéndole?»

—En realidad, no es algo que debería decirte por mi puesto y la responsabilidad que eso conlleva. Pero somos amigos —añadió, organizando y apilando los amuletos de madera pulida sobre su escritorio —. Y voy a ayudarte.

—¿Malas noticias?

—Primer asunto que debemos discutir y, no sé cómo podríamos tomar esto pero… Es sobre el chamán Kim Taehyung.

—No termino de comprender. ¿Charlaste con él sobre algo esa vez en Hanyang?

Jijang asintió —. Me confesó que ha realizado magia.

Jungkook ladeó la cabeza y se apresuró para hablar —. Los chamanes no son capaces de realizar magia.

El Dios arrugó la nariz, ¿el chamán había hecho magia? No era posible. Yeomra, en los meses que llevaban viéndose de cerca en Gongju, no notó ni una sola vez algún comportamiento inusual en él. Sus rituales eran tal y como los chamanes se suponía que debían hacerlos.

—Eso es lo peculiar, lo sé—Jijang hizo una pausa y luego alzó la cabeza—. No solo ha realizado magia, sino que ha podido conjurar un hechizo inverso.

—¿Magia negra?

—Magia negra accidental —corrigió ella, chasqueando la lengua, notando lo grávido que era algo como eso. Mucho más cuando no podía controlarse del todo —. ¿No lo habían notado? ¿Jungkook?

El aludido sacudió la cabeza —. Ni siquiera le habíamos visto realizar algo como eso en el palacio hace años…

—¿Qué tiene que ver el palacio en todo esto? —preguntó Jijang con curiosidad —. ¿Él tiene alguna relación con ello?

—Fue acusado de magia negra y obtuvo una sentencia de pena de muerte —explicó Seok Jin, sintiendo una amargura recorrerle.

—¿Cómo ha sido posible que escape del palacio luego de eso? Sabes cómo es el palacio, los guardias cuidan de forma minuciosa que los criminales…

Jin chasqueó la lengua —. Le he ayudado a escapar —reveló, luego frunció el ceño —. No es ningún criminal, Jijang.

—Tal vez ha realizado algún hechizo por error y fue descubierto… Si lo ha hecho ahora, sin siquiera tener conocimiento sobre ello, imagínate en el pasado.

—¡No ha sido de esa manera! —exclamó, haciendo que el silencio reinara después de eso. Jungkook sabía que muy pocas cosas lograban hacer perder la paciencia a Seok Jin, y parecía ser que otra se agregaba a la lista —. Hay dos personas que lo culparon falsamente. No entiendo sus razones para haberlo hecho, pero las averiguaré y no voy a permitir que vivan una vida tranquila. No cuando han hecho pasar a Taehyung un infierno.

La Diosa Jijang alzó una ceja. Estaba sorprendida, demasiado a decir verdad. Seok Jin, en su larga estancia como Yeomra nunca se dio la oportunidad de enamorarse de ninguna otra persona. Mucho menos después de tal traición. Pero ahora parecía mantener un vínculo especial con aquel chamán.

Y no podía estar más que contenta de saber que su gran amigo ahora tenía un motivo en especial por el cual querer quedarse en el mundo de los humanos.

—¿Cómo es que ha descubierto el asunto del hechizo inverso? ¿Kim Taehyung se lo ha dicho? —preguntó Jungkook, intentando sonsacar más información a la muchacha.

Ella asintió —. Él no sabía qué era lo que había hecho, por lo que pedí que me explicara todo con detenimiento. Al parecer buscaba curar a Seok Jin y terminó quemándose la palma de su mano. De haber mantenido el hechizo más tiempo, podría haber dañado a Yeomra.

—¿Curarme?

Jijang asintió con una sonrisa —. Te ha visto en mal estado en Hanyang… Parece ser que alguien se preocupa por ti también —dijo ella, alargando sus palabras y mirando a ver a Jin con diversión.

Este se sintió cohibido de repente, no esperando escuchar tales palabras.

—Entonces… Sus intenciones se mostrarán a la inversa —concluyó Jungkook, dirigiéndose a Jijang para obtener su validación.

—Debido a su inexperiencia, sí. Lo recomendable es que practique hasta poder controlarlo —dijo, dirigiendo su mirada a Jin —. ¿No has sentido algo raro en él? ¿No les ha hecho daño?

—Él no ha hecho nada.

—Tengo mis ligeras sospechas… ¿No será Kim Taehyung el culpable de tu pesar en Hanyang?

—Eso no puede ser posible, Jijang. He estado cerca de él estas semanas, y no he sentido nada malo. De ser el culpable, me sentiría mal en cualquier lugar, no solo en Hanyang.

—Quiero que lo traigas.

—Jijang ya te lo he dicho, no voy a arriesgar a que Kim Taehyung entre a un lugar como este.

Jijang frunció el ceño, mostrándose intimidante. Jungkook estaba entre la espada y la pared. Tener a dos Dioses enfadados no era lo mejor, y sabía que pronto aquel enojo recaería sobre él.

—Estamos hablando sobre tu tarea final como Yeomra, ¿no era importante para ti saber qué es lo que te mantiene en ese punto intermedio? —preguntó la muchacha.

—Taehyung no es la razón.

—No pierdes nada en intentar… Necesitas tomar la iniciativa en buscar respuestas y no esperar a que lleguen por sí solas.

—He dicho que no.

—Kim Seok Jin, estoy tratando de ayudarte.

—Descubriré la verdad sobre mi pasado con mis propios métodos. No voy a hacer que corra riesgo, el Otro Mundo no es sitio para un humano.

—No puedes pasar más tiempo ignorando tus responsabilidades.

—No quiero escucharte más, me largo.

—No vas a salir de aquí.

—¡Jijang!

—Estás echando todos tus esfuerzos a la basura. Si los jueces descubren que estás descuidando el plano te arrebatarán el título y se abstendrán de ayudarte en tu deseo para convertirte en humano. ¿Es eso lo que quieres?

—¿Piensas que te haré caso? Tengo asuntos importantes allá afuera.

—Sé que estás enamorado del chamán Kim, ¿no quieres pasar tu vida junto a él? —le preguntó, Yeomra volteó a otro lado de la habitación —. Si sigues provocando caos en este plano, no tendrás oportunidad de…

—¡Ya lo sé!

Seok Jin reconocía que lo que la Diosa decía era cierto. La ausencia de Yeomra en el plano lograba un desequilibrio terrible. Sin embargo, no podía hacerse con la idea de dejar a Taehyung solo allá mientras el príncipe Jung sabía de su paradero. Tampoco quería involucrarlo en el Otro Mundo.

¿Un humano en ese lugar? Caos total.

—No podrás salir.

—¿Piensas que puedes detenerme?

—Jungkook me ha ayudado a traerte hasta acá. Cualquier salida ha sido bloqueada luego de tu llegada.

Yeomra miró a su ángel de la muerte de inmediato, con una rabia expandiéndose por todo su cuerpo. Empuñó sus manos, incapaz de pensar de forma correcta. ¿Cómo era que le había apuñalado por la espalda?

—Lo siento.

—Lo siento, nada.

—Escucha a Jijang, Jin. Ella está en lo correcto.

—¿En lo correcto? Taehyung está allá afuera solo, Yoongi tiene que ocuparse de sus asuntos como parca. Tengo que cuidar de él, ¿por qué no lo entiendes?

—Déjame traerlo aquí entonces.

—Si los demás Dioses y los jueces se enteran que un humano está aquí, no resultará nada bueno. Si un humano se queda mucho tiempo aquí pierde poco a poco su alma —explicó, intentando mantener la calma —. No voy a arriesgar su vida solo porque piensas que está ligado a mí en el pasado.

—Seok Jin…

—Si descubro que lo han traído… —empezó a decir, lanzándoles una mirada de pocos amigos.

No terminó la frase y salió de los aposentos de Jijang, dejando a su ángel de la muerte atrás. Intentó utilizar su poder de sobrepasar el plano, pero no funcionaba. En vez de ello, recibió pequeñas quemaduras producto del hechizo de no traspaso que su amiga había ordenado.

Estaba harto, demasiado. Y más que ello, no podía soportar la preocupación que le asestaba. No quería dar su brazo a torcer y, aceptar que el chamán entrara al Otro Mundo, sería una acción demasiado egoísta.

Se dirigió al jardín trasero, donde se sentó en uno de los murallones y se llevó una mano al rostro. ¿Por qué no se le ocurría nada?

—¡Seok Jin! ¡Espera! —exclamó Jungkook, sentándose a su lado con nerviosismo.

—Eres la última persona a la que quiero ver en estos momentos.

—Lo hemos hecho por tu bien.

Yeomra soltó una carcajada —. ¿Sin consultarlo conmigo? ¿No saben con quién están tratando?

—No nos habrías escuchado de ser así.

—Ya.

—Jijang respetará tu decisión sobre dejar al chamán lejos de este lugar, pero debes atenerte a las consecuencias que pueda haber. ¿Vas a dejarlo al cuidado de Min Yoongi? ¿En serio?

—¿Tan poca fe tienes en tu novio?

—No es que tenga poca fe, es que las pruebas ahí están. Min Yoongi es un chico demasiado descuidado y… —Jungkook se detuvo, mirando a un punto fijo del gran jardín cómo si estuviera intentando procesar algo. Después de varios segundos, miró a Seok Jin con terror —. ¿Novio?

—¿Crees que no me he dado cuenta de que te gusta?

Jungkook se rio —. No tengo tiempo para ese tipo de cosas. Soy una parca ocupada y mis preocupaciones yacen en otro tipo de cosas. Los sentimientos humanos son tontos y…

—Ah, demasiada explicación —dijo Jin, haciéndole una señal para que se callara. El Dios se puso de pie y empezó a caminar. Jungkook refunfuñó, siguiéndole el paso para luego empujarlo por los hombros con fastidio.

—Eres insufrible. Así el chamán Kim nunca se enamorará de ti.

Yeomra fingió estar ofendido —. ¿Escuchaste a Jijang? Taehyung intentó curarme. Eso dice demasiado.

—Eso no dice nada, duh —Jungkook rodó los ojos —. ¿Vas a perdonarme? No soporto que estés enojado conmigo.

—¿Cuánto tiempo debo quedarme aquí?

Jungkook hizo una mueca —. No… No lo sé.

—¿No lo sabes o no quieres decirlo?

El ángel de la muerte se encogió de hombros y desvió su mirada del otro —. Vas a enojarte.

—Habla ahora.

—Un mes.

Yeomra exhaló una gran bocanada de aire —. ¿Pretendes que le deje solo todo el mes? ¿Justo en el mes en que la familia Real llegó a Gongju?

—Entonces debemos traerlo.

—Eso nunca.

—Bien, ¡tú ganas! Dejémoslo solo con el gran Min Yoongi y esperemos que esos dos no hagan nada estúpido mientras estemos aquí.

—No creo que hagan algo estúpido.

Sin embargo, Seok Jin sentía un mal presentimiento. Y haber sido encarcelado en aquel plano sin dejarle salir no le permitía poder verificar que Taehyung estuviera bien.

Tan solo esperaba que estuviera equivocándose.

[…]

—¡Te acompañaré! —exclamó Taehyung, siguiendo a Yoongi en cada rincón de la casa mientras le veía prepararse para salir a su búsqueda de almas por colectar.

—No.

—Pero…

—¡Sin peros! Si Yeomra descubre que te he llevado al pueblo, estaré muerto.

Taehyung resopló —. Ya lo estás.

—¿Qué hay de ti? ¿No tenías miedo de encontrarte con aquel amorío tuyo del pasado? ¿Por qué de repente tan valiente?

En realidad, Taehyung no quería que Yoongi se fuera. El pueblo seguía atemorizándole. Los preparativos para el festival de verano, con seguridad, estaban iniciando. Hoseok era un chico que gustaba de involucrarse en los asuntos relacionados con la corona, y estaba seguro de que podría verlo si salía por ahí.

Pero también le aterraba quedarse solo en medio del bosque. Era un chamán, sí, pero había tantos espíritus poderosos que, con facilidad, podrían matarlo sin dejar rastro.

—Tú puedes esconderme, como aquella ocasión que fuimos a Hanyang.

—¿Pretendes que sostenga tu mano todo el tiempo?

Taehyung asintió. Yoongi chasqueó la lengua.

—Solo quédate aquí, con tus amuletos de protección nada podrá hacerte daño y…

—Le diré a Yeomra que me has dejado aquí —amenazó, bloqueando la puerta para evitar que el ángel de la muerte se fuera —. Pero si me llevas, guardaré el secreto.

—Yeomra no me da miedo.

Taehyung alzó una ceja, mirándole fijamente. La parca se encogió de hombros y le hizo una señal para que se quitara de la puerta.

—No hasta que aceptes que vaya contigo.

—Eres demasiado manipulador —dijo Yoongi, señalándolo y renegando —. Ahora me sorprende menos que tú y Jin estén juntos. Son iguales.

—No estamos juntos.

La parca subió y bajó los hombros, saliendo de la pequeña casa en cuanto Taehyung se quitó de la puerta. Le llamó para que lo siguiera y que no se alejara de su lado.

El chamán, contento de haberse salido con la suya y de no tener que enfrentarse a fantasmas y demonios por sí solo, se cambió con rapidez, poniéndose el Hanbok que los ángeles de la muerte le brindaron y sostuvo una de las espadas que tenían para enfundarla sobre su cintura.

—¿Cuánto más vas a tardar? —preguntó Yoongi, regresando al umbral de la puerta para ver a Taehyung. Abrió los ojos al notar algo peculiar —. ¿Cómo te has enfundado con la espada tú solo?

—Pues, no es difícil… Supongo.

—Quiero decir, la espada es demasiado poderosa para que un humano… ¡Agh! Cómo sea, seguro que está defectuosa. Apúrate.

Taehyung le siguió sin rechistar, intentando calmar los nervios que le embargaban. Sostenía la espada a su costado como si buscara defenderse. Cosa que resultaba inútil porque el chamán nunca se había instruido en el uso de armas.

—¿Seok Jin y tú están saliendo?

—¿Qué? ¿Por qué sigues insistiendo en eso?

—Hemos notado que se llevan mejor que antes, a parte, les hemos visto hace unos días en el lago demasiado juntos. ¿Iban a besarse?

—¡No! No íbamos a hacer eso. Yeomra solo… cayó sobre mí.

—Demasiado creíble.

Taehyung se avergonzó al recordar de nuevo el beso de hacía unas semanas, y lo cerca que habían estado de repetirlo días atrás en el lago.

La peor parte era que lo extrañaba.

Apenas pasaron unos días desde que Seok Jin y Jungkook fueron a resolver asuntos importantes en el Otro Mundo y no tenían noticias de ellos. Ni siquiera Yoongi. Y no podía evitar sentirse ansioso, ¿habría pasado algo malo?

Por más que su orgullo fuera demasiado, su cabeza le repetía que estaba extrañando a aquel Dios en demasía.

—¿Quieres convertirte en una parca? ¿O de dónde viene esa emoción que traes ahora en todo tu rostro?

—Sería algo asombroso… Me agrada la idea. Sin embargo, no sé si podría resistir el tema de la inmortalidad.

—¿No? A mí tampoco me venía bien, ¿sabes? Pero después de doscientos años uno se acostumbra.

—¿Cómo es que conocías a Seok Jin? ¿Eran amigos en la dinastía Goryeo?

Yoongi asintió —. Los padres de Jin, el rey y la reina eran grandes amigos de mis padres —explicó, soltando una risa —. Le conocí desde que éramos niños, eventualmente era difícil que pudiéramos vernos. Él era uno de los príncipes favoritos para ascender al trono y yo estaba ocupado con mis estudios.

—¿Cómo era Jin?

—No es el mismo de antes —respondió con un deje de tristeza —. Sigue conservando su esencia, pero… Él era más alegre antes. Aunque eso está cambiando poco a poco.

—¿De verdad?

La parca asintió —. Desde que te conoció.

Taehyung no contestó, en vez de eso dejó caer su mirada hasta el suelo.

—Cuando me enteré de su muerte… Fue un momento muy difícil para mí. Perder a mi mejor amigo era tan doloroso. Exigí respuestas, Seok Jin era un chico sano y con un gran futuro. Pero la familia Real se rehusó a dar explicaciones sobre su muerte.

Taehyung se encogió de hombros y suspiró —. ¿Crees que su causa de muerte haya sido por esa traición?

—Lo más probable es que sí. Los príncipes tenían envidia de su potencial… Su hermano menor le apuñaló, queriendo tomar su puesto. Tiene sentido, pero si Jijang piensa que hay algo más, entonces debemos encontrar respuestas.

Los asuntos del palacio eran, como siempre, algo que Taehyung no comprendía. Las traiciones por conseguir el poder eran inútiles. ¿Tanta era la ambición para tener que pisotear a su propia familia?

—¿A quién cosecharás hoy? —preguntó, tratando de cambiar el tema.

—El alma es de un viejo agricultor —empezó a explicar Yoongi —. Una tarea difícil, ¿lo ves? Se rehúsa a morir y amenaza con convertirse en un espíritu errante.

—Espíritu errante… 

—Muchas de las veces mantener el control sobre este tipo de fantasmas es difícil, por eso es que muchas personas terminan siendo poseídas.

—¿Podrás hacerlo?

Yoongi se carcajeó —. ¡Claro! ¿Por quién me tomas? En realidad, no. Ya puedo anticipar el dolor de cabeza que tendré después de esto.

—Pero no puedes sentir dolor…

—¿Y eso qué? —respondió con fastidio —. Eres un chico muy curioso, ¿seguro que no tienes más años que yo? Pareces un anciano.

—¿Anciano? Bah —se quejó Taehyung, alzando su cabeza con seguridad —. Apenas cumpliré veintiséis este año.

—Eso me hace recordar lo tanto que extraño celebrar los cumpleaños. Tendrás que invitarnos cuando sea el tuyo —le amenazó, Taehyung arrugó la nariz —. Después de todo somos amigos ahora.

—¿Quién dice?

Yoongi se hizo el ofendido, y Taehyung no pudo evitar reír. La pesadumbre se estaba yendo de él aún cuando habían llegado al pueblo.

Las decoraciones para el festival de verano ya estaban puestas y podía escucharse el bullicio de muchas personas a lo lejos. Recordó a sus amigos, seguro que Riwoo y Jimin estaban pasando por las peores semanas de sus vidas. Los asuntos de la Agencia eran algo que odiaban con toda el alma.

—No nos acercaremos mucho al centro, así que no debes preocuparte demasiado.

Taehyung asintió, aun cuando Yoongi no le veía —. De acuerdo.

El chamán volteó a sus espaldas tras escuchar algo extraño. Intuyó que se trataba de las hojas de árboles y el viento que soplaba alrededor, sin embargo, un alarido fuerte pudo ser escuchado, sintiendo escalofríos por lo que creía que era.

—Yoongi, ¿has escuchado eso? —preguntó, volviendo su atención a dónde debería estar el ángel de la muerte.

No estaba.

—¿Yoongi? ¿Dónde estás? —repetía en voz baja, más para sí mismo. Paseando su vista en todos los rincones de la pequeña villa.

Estaba poniéndose de nervios tanto que le costaba respirar. ¿Qué tal si era el espíritu vengativo que estaba buscándole? ¿Qué tal si aparecía Hoseok ahí de repente? ¿Qué tal si los guardias le veían y le reconocían? Tenía tanto miedo, pero intentó encontrar la calma.

«Nada pasará»

Otro alarido pudo escucharse. Un chirrido que le hizo estremecerse y empezar a temblar más de la cuenta. Volteó a sus costados, alcanzando la pared más cercana como si buscara esconderse. A ese punto sabía de qué se trataba.

Nachalsa.

Desenfundó su espada con dificultad, notando lo pesada que estaba y la apuntó hacia el frente. No había nada, solo aquella nube de negatividad que le estaba ahogando.

Le estaba ahogando. Su respiración empezó a fallar y sintió una presión en su cuello hacerse más y más persistente. Fue en ese momento que vio a la criatura. Un espectro oscuro, con una mirada vacía y unas garras afiladas que amenazaban con cortar la piel de su cuello.

Intentó zafarse, pero fue en vano, pues sus piernas fallaron y cayó al suelo. El impacto hizo que su espada cayera a una considerable distancia de la suya. El Nachalsa siguió en su tarea de asfixiarle, e intentó acercarse a su cuello para alimentarse de su sangre y arrebatar su vitalidad.

Taehyung forcejeó, haciendo que la criatura se enfadara con más facilidad. Intentó alcanzar la espada con su mano, haciendo su mayor esfuerzo para mantenerse con vida.

Cuando por fin la alcanzó, embistió al espectro con esta de forma torpe por su falta de práctica. Pero logró su cometido, haciendo que el Nachalsa retrocediera unos pasos y le diera oportunidad de ponerse de pie.

Tenía que deshacerse de él. Se le vino a la cabeza el hechizo con intención que había realizado en Hanyang tiempo atrás, y se preguntó si algo como eso le serviría para enfrentarse al espectro que se acercaba con rapidez hacía él.

Intentó hacerle daño, alzando su mano como si quisiera detenerlo y repitiendo aquella intención repetidas veces en su cabeza, pero no funcionaba. Al menos, no en la criatura, pues era lo contrario en el chamán quien sentía sus piernas temblar por el dolor apabullante que se estaba dando a sí mismo.

Hechizo inverso. ¿Por qué sucedía algo como eso?

El miedo le hizo actuar de forma impulsiva. La criatura estaba tan cerca de él, amenazando con asfixiarlo de nuevo. Sintió una rasgada en su brazo que le hizo jadear de dolor provocado por las garras del Nachalsa y fue el momento en que supo que debía actuar.

Alzó la espada con dificultad y, con torpeza, atravesó el pecho del demonio, observando cómo este pasaba a convertirse en una nebulosa oscura y desaparecía por completo, dejándolo sorprendido.

Sin embargo sus energías estaban demasiado bajas, la respiración seguía faltándole y el gélido viento hacía que sus heridas, producto del Nachalsa, ardieran con más intensidad. Se dejó caer en el suelo, incapaz de buscar a Yoongi para contarle lo sucedido y se llevó una mano temblorosa a la herida de su brazo, notando la sangre que retozaba a través de la tela de su atuendo.

—¿Taehyung? —escuchó los gritos de Yoongi llamando por él, pero sus fuerzas no le estaban ayudando para hacerse notar.

Después de unos eternos minutos, Yoongi dio con él y se acercó con el pánico inundando cada parte de su ser. Se arrodilló a su costado y le ayudó a encontrar un equilibrio para que su cuerpo no se tambaleara.

—Taehyung, ¿estás bien? —preguntó con nerviosismo, sintiendo su propia voz temblar por el estado en que el chamán estaba.

Definitivamente no estaba bien. Sus energías decayeron por mucho, notándose esto en su palidez, en las manchas bajo sus ojos y los labios resecos. Intentó ayudarlo a ponerse de pie, pero este soltó un quejido que alertó a la parca y le hizo detenerse.

—Mi brazo… —murmuró, con voz ronca. Yoongi miró hasta ese lugar, percatándose de lo húmedo que estaba el Hanbok y de la mancha oscurecida en la tela.

Era sangre.

Yoongi se apresuró para cortar un pedazo de tela de su Hanbok, intentando parar así el flujo de sangre. Él, a comparación de Jungkook, no tenía los poderes curativos con los que solo pocos ángeles de la muerte eran dorados.

—Voy a llevarte a tu negocio.

Taehyung asintió como pudo. La somnolencia amenazaba con hacerle cerrar los ojos y perder la conciencia, pero no quería sucumbir tan fácil ante ello.

—¿Qué… Qué fue lo que has visto?

—Nachalsa.

—Esto es malo. Tenemos que apurarnos, si ellos perciben el olor de tu sangre entonces estaremos en problemas. ¿Puedes caminar?

El chamán le aseguró que podía hacerlo, pero aun así tuvo que ser sostenido por Yoongi para que no se tambaleara y cayera al suelo.

En cuanto llegaron al negocio, Yoongi lo dejó reposar en las sábanas rojizas y verificó de nueva cuenta su estado.

—¿Por qué no me has seguido? Dije que no debías alejarte ni un segundo de mí.

—Pensé que los habías escuchado, pero cuando me di la vuelta para preguntarte, ya no estabas…

—No entiendo por qué han aparecido —dijo Yoongi, paseando de un lugar a otro en la habitación mientras intentaba buscar algo con lo cual curar al chamán —. Los Nachalsa no salen del bosque, ¿por qué de repente se da un desequilibrio como este?

—Yo… Me he deshecho de él.

Yoongi volteó a verlo con el ceño fruncido —. ¿Cómo?

—He blandido la espada e intenté defenderme… El demonio desapareció en cuanto lo atravesé con ella.

—Pero… Tú no eres un ángel de la muerte, ¿cómo se supone que harías eso?

—Tampoco lo sé —pronunció con dificultad, echando su cabeza hacia atrás por el ardor y el dolor que sentía.

—Quieres decir que… ¿Has cosechado a un espíritu como ese? —preguntó Yoongi, abriendo los ojos en demasía —. Esto es demasiado extraño.

Taehyung también lo creía. Primero el asunto sobre el hechizo inverso y su relación con la magia negra, ¿ahora podía matar a esos demonios? Era solo un humano, ¿entonces qué se supone que pasaba?

—Estás demasiado mal, llevarte a un curandero no servirá de nada —intuyó Yoongi, pensando en alguna alternativa.

Los alaridos volvían a escucharse, y Yoongi sabía que era debido al olor de la sangre que provenía de Taehyung.

—Vienen hacia acá —dijo, Taehyung supo que se refería a los Nachalsa.

A esas alturas Yoongi no sabía qué era lo que debía hacer. Sin los poderes de Jungkook todo era inútil, no podrían enfrentarse a tantos demonios y salir ilesos de esa. Tampoco podían quedarse más tiempo en ese lugar.

No era seguro para Taehyung.

—¿Qué… qué hacemos?

—Vamos a hacer otra estupidez —le aseguró Yoongi, clavando sus iris en el chamán —. No tenemos escapatoria.

Taehyung soltó un jadeo por el susto al escuchar los alaridos que los espectros deambulando hacían. Los Nachalsa eran su peor pesadilla, y todavía no podía procesar cómo era que había podido deshacerse de uno por sí solo.

—¿Y qué es?

—Voy a llevarte al Otro Mundo.

Nuevo capítulo muejeje.

Los Nachalsa fueron mencionados en el capítulo 3, y son de los mayores temores de Taehyung.

Espero y el capítulo les haya gustado. Mil gracias por leer ❤️

Fortsæt med at læse

You'll Also Like

11K 1.8K 20
Por muchos años Seokjin vivió entre un jardín marchito por el rencor y el dolor, su vida no era perfecta, perdió todo lo que tenía, hasta que sucumbi...
14K 1K 20
las apuestas no siempre son la mejor opción... Terminada .
65.1K 7.7K 34
🔥 Imagina un lugar donde tus deseos más profundos pueden ser reales y lo más vividos posibles... Donde puedas ser tu y ser libre de las ataduras del...
14.4K 2K 15
Kim TaeHyung y Min YoonGi no eran los amigos más cercanos, apenas eran compañeros de clase y decir que le caía bien el otro era mentira, hasta que un...