¡Holaaaa! Una lectora me dio la idea de hacer un capítulo especial narrado por uno de los hermanos, y acá está! :)
¡Ahora Ryder también tiene Twitter! @ItsRyderHeller
FOTO MULTIMEDIA: RYDER HELLER (COLTON HAYNES)
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Ryder’s Point of View.
Durante la tarde del lunes, todos los hermanos nos encontrábamos en el cuarto de juegos. En una mesa, jugando póker, estábamos Kol, Simon, David, Cook y yo. Además de jugar, pensábamos una próxima broma.
Luego de un rato, cuando se hicieron las 7 de la noche, empecé a sentirme extraño, como si algo faltara.
-Oigan, ¿alguien ha visto a Penny? –preguntó Keegan con el ceño fruncido entrando al cuarto. Todos lo miramos, y ahí me di cuenta que eso era lo que me extrañaba: que esa mocosa no esté molestando por aquí.
-No –se levantó del sillón Chris, donde jugaba videojuegos con otros hermanos-. Luego de terminar de limpiar los salones volvíamos a la casa, pero alguien la llamó por teléfono y me dijo que siga solo, que ya me alcanzaba.
-¿Y eso a qué hora fue? –preguntó Cook con los ojos entrecerrados.
-A las 4 de la tarde, tal vez –murmuró asustado Chris.
-Maldición –gruñí mientras me levantaba de la silla, inmediatamente todos me imitaron.
-No me contesta las llamadas –dijo desesperado Keegan.
-Divídanse en cuatro grupos –ordenó Simon haciendo señas con las manos-. Busquen en todas partes.
Bajamos a trompicones las escaleras, y cuando estábamos por abrir la puerta, alguien se nos adelantó. Por esta, entró Blake, y detrás de ella, a Todd, con Penny en brazos.
-¡¿Pero qué mierda sucedió?! –gritó Cook mientras arrebataba a Penny de los brazos de ese idiota.
-Fue Bonnie White –contestó nerviosa Blake mientras guiaba a Cook al sillón de la sala-. Intenté curarla y hacerla despertar, pero está así hace horas.
Cook dejó a Penny en el sillón. Todos estaban sumamente nerviosos y preocupados, algunos parecía que estaban al borde del llanto.
-¡Penny! ¿Por qué tú? ¡Penny! –gritaba Simon con desgarro mientras se hacía bolita en una esquina de la sala y se mecía.
-No está muerta, idiota –bufó Daniel y se acercó al sillón, donde tomó la mano de Penny.
Entonces, ahí fue cuando me di cuenta.
Ellos la querían, de verdad. Si bien lo dije miles de veces para convencer a Penny, nunca lo había visto. Se habían encariñado, finalmente la sentían como una hermana.
David trajo un botiquín de primeros auxilios y se abrió paso entre los pocos hermanos que se atrevían a estar alrededor del sillón. Si bien David no iba a ser doctor, él viene de una familia con esa profesión, y sabía más de lo que le gusta admitir.
Miré a Penny. Su ropa estaba teñida en sangre, al igual que una gran parte de la cara. Cuando David le sacó su sudadera y subió su remera, todos largaron un jadeo del dolor al ver lo que era su abdomen. Tenía rasguños por todas partes, y en sus costillas, feos moratones color morado empezaban a hacerse notar. Ni hablar de sus antebrazos, que estaban totalmente magullados. Supongo que alguien debió ayudar a Bonnie a sostener a la fiera.
Mi estómago se revolvió. Sentía algo extraño. No tardé mucho en darme cuenta que lo que sentía era culpa. Culpa por no haberla protegido.
Corrí la vista.
-¿Por qué hizo esto? –preguntó con ira Cook, intentando ocultar su preocupación.
-Ella quiere que Penny se vaya de aquí –respondió Blake afligida.
-Supongo que es algo en lo que ambas están de acuerdo –dijo con la voz entrecortada Simon, desde la esquina. Blake lo miró con furia.
El dolor y la culpa que sentía empezaron a transformarse en pura ira.
-Ryder, necesito tu ayuda –me pidió David con los ojos bien abiertos-. ¡Ryder, maldición!
No atrevía a acercarme al sillón, no podía verla así de nuevo.
Cuando empecé a dirigirme hacia la puerta a paso firme, la atención se desvió a mí.
-¿A dónde vas? –preguntó Simon parándose y limpiándose algunas lágrimas.
-A buscar a esa perra.
-Ryder, no puedes arreglar esto a golpes. Es una mujer –me reprendió Todd. ¿Cómo se atrevía?
Me acerqué a él hasta quedar a centímetros de su cara.
-Tu no me dices que hacer –murmuré pausadamente mientras lo miraba con furia. Primero venía y se hacía el gran amigo de MI Penny, y luego se atrevía a mandonearme. ¿Pero quién se creía?
Aguarden… ¿dije ‘MI Penny’? Agh, me estoy volviendo un jodido romántico, necesito sexo urgente.
Simon y yo salimos de la casa dando un portazo, y empezamos a caminar a paso rápido hacia la hermandad de esa rubia zorra.
Una vez que llegamos, toqué con fuerza la puerta, repetidas veces. Algunas luces del segundo piso se prendieron, y escuché unos murmullos dentro.
Bonnie abrió la puerta, refregándose los ojos y en pijama (parecía más ropa interior que un pijama).
-Bienvenido a la casa Sigma… -Bonnie se interrumpió al vernos, y abrió los ojos como platos-. ¡Omega! ¿Cómo están? –intentó ocultar su nerviosismo.
-No te hagas la estúpida –siseé mientras me acercaba amenazante a ella-. Sabemos lo que hiciste. ¿Cómo te atreves, perra asquerosa?
Bonnie pasó el peso de una pierna a otra y nos miró con nervios.
-Yo… solo le advertí, chicos, es que, o sea, no la soporto –rodó los ojos y empezó a enredar un mechón de pelo en su dedo.
-Eres toda una fresita –dije con asco mientras rodaba los ojos.
-Te morías por esta fresita hace un mes… ¿Por qué ahora no lo aguantas? ¿No será porque alguien te cambió ese tipo de pensamiento? –levantó sus cejas Bonnie, Simon y yo nos callamos-. Se la dan de machos indomables, pero llega Penny Turner y se vuelven sus perritos falderos.
-Y eso te da rabia, porque ya desearías que seamos tus perritos falderos. Lamentablemente, nuestra ama en este momento es Penny –Simon puso una pose de diva y extendió la palma de su mano en frente de la cara de Bonnie-. Tú no eres más que una perra de la calle, háblale a mi mano.
Reí por lo bajo, mientras que Bonnie ni si quiera se mosqueó.
-Búrlense ahora, pero recuerden esto que les voy a decir –dio un paso adelante y puso las manos en sus caderas-. En estos momentos pueden amarla, mimarla, defenderla, sentirse una gran familia con ella, pero eso no durará para siempre–hizo una pausa y entrecerró sus ojos-. Van a enamorarse de ella muchos de ustedes, tarde o temprano, y eso implicará dejar de ser la gran familia Omega. Esa chica los destruirá, yo simplemente les estoy haciendo un favor intentando hacer que se vaya.
Simon y yo nos miramos, y estallamos en carcajadas.
-¿Escuchaste eso? –logré articular-. ¡Enamorarnos de Penny!
Seguimos riendo unos minutos, mientras que Bonnie simplemente bufaba o rodaba los ojos. Las escandalosas carcajadas hicieron que varias personas se asomen a sus balcones a ver lo que pasaba. Una vez que nos callamos, puse mi mejor cara de ‘chico intimidante’. Funciona, eh.
-Escúchame tú ahora –dije mientras me acercaba a ella, que inmediatamente dio un paso hacia atrás, con miedo-. No hace falta que nos hagas ningún favor. ¿A caso crees que tu jueguito de ‘chica bravucona’ le dio miedo? Ja, Penny no es así, y no se irá de aquí. Búrlate, ríete de ella si quieres, pero no le vuelvas a poner un dedo encima, o te destruiré –escupí con veneno.
Bonnie me miraba con miedo, y luego de asentir, cerró la puerta en nuestras caras. Simon y yo volvimos a casa en silencio.
-Lo que dijo Bonnie, eh –Simon se rascó la nuca incómodo-. Yo nunca podría enamorarme de Penny, quiero decir… me importa, y la quiero demasiado, pero como a una hermana, y no cagaría la relación por una estupidez como esa –hizo una pausa-. Ella es como mi hermanita Molly, nunca podría gustarme de esa forma.
-No tienes por qué darme explicaciones, Simon –murmuré mientras pateaba una piedrita.
-No entiendes a lo que quiero llegar –se plantó en frente mío y puso sus manos en mis hombros-. Ryder, ¿a ti te gusta Penny?
¿Qué?
Coloqué mi mano en mi pecho y puse mi mejor cara de indignación.
-¡Por Dios, Simon! ¿Gustarme Penny? ¡Incesto! –Grité… más bien, grazné-. ¡Incesto, incesto!
-Ya cállate, idiota –susurró Simon con enojo-. Te estoy hablando en serio.
Bufé.
-Pensé que habíamos terminado ya con ese tema –lo rodeé y seguí caminando-. Todo eso de ‘reclamada’ y ‘novio posesivo psicópata’ fue solo un juego para asustarla, ¿lo olvidas? Eso quedó en el pasado.
-¿Y algún día se lo dirás? –se atrevió a preguntar.
-Cuando ella pregunte. Mientras tanto, que siga pensando que soy un idiota, será mejor así –sonreí sin gracia.
-No entiendo por qué quieres que piense eso aun –rio-. La conocemos, Ryder, sabemos que ella no se enamorará de ti, ni de ninguno de nosotros. No es tan idiota como para hacerlo.
-Prevenir antes que lamentar –me encogí de hombros.
Llegamos a la casa, y ya nadie estaba en la sala. Subimos las escaleras, y escuchamos murmullos que provenían del cuarto de Penny. Entramos y la vimos despierta, sentada en su cama, y alrededor, a David, Cook y Keegan.
-Despertaste –sonreí de lado. Ella me devolvió la sonrisa.
-¡Penny Pens! –chilló Simon frunciendo la cara y corriendo hacia ella. La abrazó con fuerza, y ella se quejó-. Lo siento, Penny. ¡Pensé que estabas muerta! –gritó con desgarro mientras la abrazaba de nuevo. Todos reímos.
-¿Cómo está? –le pregunté a David, cruzándome de brazos y apoyándome en una pared.
-Lastimada –suspiró-. Tuvo suerte de que Bonnie no supiera pegar bien.
-David me ordenó hacer reposo hasta el viernes –bufó Penny-. Es un exagerado.
-Yo creo que está bien –le di la razón a mi amigo-. Debes curarte.
-Otro más. ¡Se toman en serio el trabajo de hermanos sobreprotectores! –se quejó y todos reímos.
-Tu adorable Todd se fue con el corazón destrozado –rodó los ojos Keegan-. Es un marica.
-¿Celoso, Wadlow? –elevó sus cejas David. Me puse tenso. Simon y yo nos miramos, y supe que él estaba de la misma forma. Rogaba para que Keegan no nos vaya a dar problemas.
-Simplemente no sé quién se cree –bufó-. Él no es su hermano, nosotros sí.
-Él es mi amigo, Keegan, sólo se preocupó por mí. Y aparte… ustedes tampoco son mis hermanos –dijo con burla Pen.
-Más vale que no se preocupe más si no quiere que lo…
-Bien, Keegan, ahora dejemos descansar en paz a Penny –interrumpí a Keeg con una sonrisa falsa. Todos nos despedimos de Penny y salimos de su cuarto.
Las palabras de la zorra White aun retumbaban en mi cabeza.
‘Ella los destruirá’.
Claro que no, perra.
Nadie, y mucho menos una chica, cambia (y ahora, tampoco destruye) a Ryder Heller.