Narra Bia.
— Nada Celeste, solo estamos jugando—le digo incómoda y me acerco a saludarle — ¿Que haces Aquí?—le pregunto Mientras la abrazo.
—¿Que les pasa? Bia ustedes son hermanos — me dice mientras se aleja.
—No somos hermanos Celeste, además, no tenemos que darte explicaciones — le dice Manuel.
— Si son hermanos y deben aceptar eso Bia, lo que están haciendo esta muy mal, mal se Thiago se entera—me dice molesta.
— No celeste, Thiago no tiene porque enterarse, eres mi amiga y sabes que desde pequeña me ha gustado Manuel—le digo en voz baja.
— Ustedes no pueden estar juntos y tú más que nadie lo sabes Manuel— le dice y se acerca a Manuel para agarrarlo por su camiseta.
—Celeste te estás poniendo demente — le dice mientras quita sus manos.
—Si no terminan aquí, esto, le diré a Thiago —dice molesta — Se lo voy a decir.
— No, no le vas decir nada celeste— dice Manuel y la agarra por un brazo y la jala, yo estoy sin entender porque se supone que somos mejores amigas y las amigas se guardan los secretos— Vamos a fuera.
—No me toques Manuel, le diré a Thiago la verdad — dice mientras Manuel la saca y yo les sigo.
— Celeste, no, somos mejores amigas y las amigas se guardan los secretos— le digo.
— Tu no eres mi amiga Bia, no lo eres—me dice y comienza a llorar.
— Si lo soy celeste y siempre estaré para tí, Nunca te haría daño— le digo mientras la agarro de la mano. pero ella me suelta.
—Tu si eres mi amiga, pero yo no soy la tuya —me dice mientras trata de soltarme —Sueltameeeee Bia — me grita y la suelto.
—Celeste te tienes que ir, ahora — dice Manuel— Si, no lo haces te saco a la fuerza, me importa qu....
—Manuel ¿Que sucede aquí? — pregunta Thiago bajando los escalones, para llegar a nosotros.
—Nada celeste que vine a darme una información, pero ya se va directo a su casa, porque el mensaje llegó a su destino y no tiene nada, absolutamente nada que buscar aquí —dice Manuel molesto mientras la empuja.
—¿Que haces? Manuel — de digo mientras lo empujo— No la trates así.
—Manuel, pídele disculpas a Celeste y Celeste, puedes quedarte, eres bienvenida —dice Thiago muy amable como siempre.
—No, disculpa señor Gutierrez, ya me debo ir, no tengo nada que hacer aquí, disculpa por el escándalo —dice para después salir.
— Eres un idiota Manuel, eso no se le dice a nadie—le digo molesta mientras sigo a Celeste. Pero cuando salgo afuera, ya no hay rastros de ella. Regreso a la casa y veo que Manuel está discutiendo con su padre, yo ignoro la conversión y voy a la habitación de Carmín, para ver cómo sigue, hasta el apetito se me ha quitado, Bueno, aún sigo como siempre voy a dormir, entro a la habitación de Carmín y veo que esta durmiendo como una niña pequeña, sonrio y le doy un beso en la frente, veo que las flores no están en su mesa de noche, eso significa que ya murieron, tengo que ir por más. Entro a mi habitación, me quito la ropa y entro al baño para darme una caliente ducha.
......
Estaba tomando las clases de piano, sin Helena y sin Carmín, me dolía mucho ver a Carmín así, espero que pronto se recupere, eso de las pastillas me está matando, no se si decirle a Thiago, de seguro no me va a creer, ahora siente que hablo muchas mentiras, es obvio que no me va a creer, y si le digo va a reclamarle a Mónica y esta se va a salir con la suya, obvio que lo va a hacer, siempre lo hace.
— Bia, nos has comido nada y ya son las 5:27 de la tarde—me dice Manuel con su cabello mojado, se nota que recién salió de la ducha, está apoyado al piano y comienza a caer gotas de aguas.—Vaya la niña está enojada —me dice y yo continuo tocando el piano —Bia.
—Bia, te has equivocado más de 7 veces en un segundo —me dice Mónica—Manuel, la estas interrumpiendo.
— Solo estoy conversando con Bia, Mónica— dice Manuel.
—Y se nota que ella no quiere hablarte Manuel —dice.
—Exacto Manuel, Mónica tiene razón — le sigo mientras dejo de tocar el piano—Ahora tengo tareas que hacer.
—Manuel, tu padre te tiene una gran noticia, ve a su despacho — dice Mónica y Manuel me mira, para después irse, yo respiro profundo y recojo mi libro de aprender a tocar el piano, para irme a mi habitación, pero Mónica me agarra y me jala, comienza a caminar conmigo de prisa, me sostiene de una forma molesta, se siente que está muy enojada, porque me aprieta muy fuerte, cuando llegamos al jardín, me empuja y Casi caigo al suelo.
— Mónica, ¿qué le pasa?— le pregunto asustada mientras veo mis manos que están votando sangre, porque me tiro arriba de más flores con espinas, se me hicieron pequeños agujeros, y algunas se quedaron en mis manos y en partes de mis brazos.— Me duele mucho—digo mientras miro mis manos y mi corazón late, ya que por como vi su cara, su intención era tirarme ahí en esa parte del jardín, la suerte que tuve equilibrio de mi cuerpo.
— Bia, Bia Urquiza—me dice y se acerca a mi— Vaya estas muy asustada, no tienes la carita de valiente, Ay que pena, la nene de mamá va a llorar—me dice y comienzo a llorar cuando ella me agarra un brazo— ¿Qué pasá? ¿me tienes miedo? —me dice mientras me agarra del otro brazo — Eso lo debiste hacer desde el principio, pero no, esperaste que llegue a este extremo— me dice y me agarra los dos brazos y me lo introduce en las flores, pegué un pequeño grita de dolor, pero fue en vano porque en la casa no se escucha nada, y para mi mala suerte ya había caído la noche arriba de nosotras, no había nadie.
—Me duele mucho Mónica —le digo llorando mientras siento dolor y veo la sangre correr, intento sacar mis brazos pero causa más dolor —Mónica.
— Bia, no princesa, si intentas sacar los brazos la herida será mas profundo y puede ser que te cortes algunas venas, bueno por lo visto, ya hay — dice y se ríe mientras me ve así.
—¿Que puedo hacer? Mónica —le digo mientras mis rodillas tiemblan y mi corazón late rápido.
— Bia, el doctor me dijo Carmín no se estaba tomando las pastillas— me dice y se acerca a mi oído para después agarrarme del cabello— Y tú Bia, lo sabías, no me dijiste nada, Camila encontró en unos de tus vestidos pastillas, confíe en tí, dijiste que ibas a ayudarme a darle los medicamentos a Carmín, y no lo hiciste, ahora Carmín está peor, todo por tú culpa, se la llevaron a un convento, todo por tí Bia, por tu culpa me van a quitar a mi hija y eso yo nunca te lo voy a perdonar—me dice mintras empuja más mis brazos y yo grito aún más fuerte, ya que en en esta parte del jardín hay muchas flores juntas y están muy pegadas una de las otras, nisiquiera tengo idea como mis brazos entraron ahí.
— Solo quería ayudar Mónica— digo con miedo— veía que se estaba mejorando, no quería que eso pasará.
—Ahm pues ahora es muy tarde para tus lamentos Bia, está es una pequeña cosa de lo que te va a pasar si te sigues metiendo en mi camino, porque honestamente no te soporto ya — me dice y sigo ahí mirando mis brazos dentro de las espinas.
— Mónica, perdón, lo siento mucho—digo y comienzo a llorar.
—Bia, no me vengas ahora con tus lágrimas falsas de telenovelas, que no te creo nada ¿has aprendido la lección? —me pregunta—Buenas noches —me dice y se va.
— Mo...Monica no me dejes aquí sola, hace frío— le gritó ya que no la veo— Mónica, te pedí perdón.
— Ahm Bia, y si me mencionas en algo, no serán solamente los brazos, si no la cabeza—la escucho a lo lejos.
Se fue, se fue y me dejó sola, estoy herida y estás heridas me están doliendo mucho, siento mis brazos pesados, comienzo a mirar por el alrededor del jardín y veo que encienden la luz de mi habitación, sea quien sea se dará cuenta que no estoy en casa y me buscará, los minutos escucho a mi ángel llamarme.
— Bia, ¿Estas ahí?— me llama Manuel.
— Ma... Manuel, ayudarme, por favor, venir— grito con todas mis fuerzas, de repente me da una fuerte luz qué provoca que cierre los ojos y Manuel viene corriendo a mi.
—Bia, mi amor ¿Que ha pasado? — me pregunta mientras me ve, cuando abro los ojos me doy cuenta que en realidad en esta parte de la casa hay luz, incluso hace que las flores se vean mucho mejor.—¿Que paso aquí?¿Que buscan tus manos ahí? Por Dios Bia — me dice Manuel preocupado.
— Manuel ten mucho cuidado, no quiero que te cortes — le digo porque veo que está tratando de sacar mis manos.
— No me importa Bia, voy a sacarte de ahí—me dice mintras trata de meter su manos por encima de las mías y así pico a poco ir abriendo espacio entre las flores, para que las espinas se despeguen de mi piel y yo poder salir, lo hace sin quejarse, a pesar de que se estaba haciendo daño, ahí me di cuenta que tan importante era para él, cuando Manuel término de apartar las espinas, yo saqué mis brazos estaban irreconocibles, cuando me fijé en los brazos de Manuel me di cuenta que la sangre recorría sus manos, se acerca a mi y me abrazo. —Tranquila, todo va a estar bien, te lo prometo —me dice para después cargarme y llevarme en sus brazos.
—Manuel tengo mucho miedo —le digo mientras veo las espinas y recuerdo en lo que me hizo Mónica.
10 comentarios de personas diferentes y continuó escribiendo, así se si están aquí o si dejó de escribir y disfrutar mis vacaciones en otras cosas, gracias. Buenas noches.